IMPLICACIONES ECONÓMICAS DEL SISTEMA DE PATENTES PARA LOS PAÍSES EN DESARROLLO

 

Hans W. Singer (1910-2006)

El estudio siguiente (1) concreta con cierto detalle el de las patentes como vehículo para la transferencia de tecnología. Quizás ayude a evitar confusiones en una cuestión tan compleja de ese tipo, si el problema se sistematiza considerando separadamente las implicaciones del mecanismo de patentes bajo los dos encabezados siguientes:

a) Patentes de procesos de producción que no pueden y no deben ser utilizadas en el propio país en desarrollo en un futuro previsible y  

b) Patentes de procesos de producción que no pueden y no deben ser introducidos en el país en desarrollo.  

a) Patentes de procesos que no pueden ser introducidos en el país

El caso en que una nación en desarrollo no se interesa directamente en la introducción del nuevo proceso patentado en su propia economía será más frecuente de lo que se pudiera suponer en un principio. Aunque, por razones obvias, la situación sea menos importante que cuando el proceso se puede utilizar en el país en desarrollo, es posible hacer algunas consideraciones pertinentes al respecto.

Las nuevas solicitudes de patente de! exterior incluirán lo más reciente del progreso técnico y con frecuencia tratarán de nuevos procesos arriesgados, en el umbral de una nueva tecnología.' Más todavía, la naturaleza de esos nuevos productos y esos procesos patentados reflejará las necesidades y la dotación de recursos específicos de las naciones en que se hizo el invento o la innovación, por lo general, las naciones industrializadas. Como hemos dicho en el texto, para los países en desarrollo, con su tecnología más simple, su capital más escaso)' su mano de obra más abundante, la tecnología más adecuada tal vez sea la que quizás era nueva en las naciones industrializadas hace veinte o treinta años. Nótese que ese tipo de procesos ya no cuenta con la protección de una patente. Como la duración normal de las patentes es de diecisiete años, en principio, toda información patentada hace diecisiete años o más en la actualidad debería estar disponible sin costo alguno (aunque no necesariamente sea de fácil acceso) para los países en desarrollo.2 En realidad, el principio de la revelación inherente al sistema de patentes hace que los procesos sean accesibles más rápidamente que si el sistema no existiera. Desde luego que los países en desarrollo sean capaces de utilizar y absorber la información patentada más antigua de hace diecisiete años o más es otro problema. Todo depende de los necesarios conocimientos técnicos afines no patentados y del capital que se necesita para introducir y explotar las innovaciones anteriores. Sin embargo, en este punto la cuestión es que, sean cuales fuesen las desventajas de un país en desarrollo en ese terreno, en realidad resultan menguadas y no agravadas por la existencia de las patentes perecederas.

Las implicaciones políticas de ese argumento pueden interpretarse y han sido interpretadas de diferentes maneras. Por una parte, se puede decir que, en la medida en que el proceso está disponible gratuitamente cuando la patente haya expirado y en que es probable que no se le necesite antes, los países en desarrollo deberían apoyar el sistema internacional de patentes. Por la otra, como los nuevos procesos por lo general no se van a introducir en esos países, en ellos no hay interés alguno en conceder las patentes, que sólo limitan la competencia entre sus proveedores extranjeros, razón por la cual el sistema internacional en conjunto les ofrece mayores ventajas. En ambas conclusiones hay algo de verdad. Las ventajas que . el apoyo al sistema internacional de patentes significa para las naciones en desarrollo se deben comparar con las desventajas. Pasamos enseguida a esas consideraciones.

Ventajas

Si bien poca duda cabe de que, a corto plazo, los países en desarrollo no tienen interés económico alguno en extender patentes de procesos no introducibles a ciudadanos extranjeros, el problema se hace más complejo cuando entran en juego consideraciones a largo plazo. En la medida en que toda la base del sistema de patentes consiste en alentar y promover el mejoramiento de productos y procesos mediante la introducción de métodos nuevos, mejores y de menor costo, se puede afirmar que dichos países tienen un interés directo en el mejoramiento de la productividad y la reducción de costos, no sólo dentro de sus propias fronteras sino también dentro de las naciones que les suministran los productos que importan. No hay duda de que, a la larga, como consumidores se benefician (al menos en cierto grado) con el progreso técnico logrado en los países más adelantados y que también tienen un interés directo en el alto grado de crecimiento de las naciones industrializadas, que resulta de su acelerado progreso técnico.

Desde luego, cabe preguntarse si ante quienes han abordado la investigación y el desarrollo en las naciones más avanzadas la protección de las patentes en los mercados de los países más pobres tiene suficiente importancia para que su participación en el sistema de patentes represente verdaderamente una ventaja. Por falta de datos, la pregunta no se puede contestar ni en uno ni en otro sentido; en todo caso, no es fácil dar una respuesta firme y precisa a una pregunta de ese tipo. Por una parte, las ventas posibles que se deben proteger (ante la perspectiva de regalías y derechos de licencia de los países en desarrollo) probablemente sean reducidas y marginales en el caso de procesos cubiertos por nuevas patentes; más todavía, esos mercados son tan secundarios e inciertos que es casi seguro que ni siquiera se cuenten entre las motivaciones de quienes hacen investigación y desarrollo en las naciones industriales. Por la otra, incluso los mercados e ingresos adicionales relativamente pequeños pueden representar una aportación mucho más que proporcional a las ganancias totales que derivan de la introducción de nuevos procesos nacidos de las cuantiosas inversiones en investigación y desarrollo.

Por falta de estudios más detallados, por ahora la conclusión más probable es que la influencia de los países en desarrollo en el favorecimiento o el retraso del curso de los inventos y las innovaciones en las naciones industriales, al otorgar o no protección a las patentes, casi seguramente será muy limitada y, por lo general, insignificante (salvo para algunos productos y procesos específicos que tienen mercados importantes). Mas, por lo que toca a las utilidades verdaderas derivadas de las patentes, los países en desarrollo deben ser un factor importante, toda vez que absorben alrededor del veinte por ciento de todas las exportaciones procedentes de las naciones industrializadas.

Desventajas

Si la conclusión negativa referente a la influencia de los países en desarrollo sobre el curso tanto de la investigación y el desarrollo como del progreso técnico en las naciones industrializadas es correcta, el argumento negativo presentado previamente cobra mayor fuerza. En ese caso, no siendo capaces de influir en el costo real de producción de sus suministros patentados en los países desarrollados, a las naciones en desarrollo les interesa inducir a sus proveedores a una competencia máxima, por lo que serán proclives a evitar la concesión de patentes a procesos creados en el extranjero.3

Efectos combinados

El efecto del sistema de patentes sobre las condiciones del intercambio comercial con los países en desarrollo es ambivalente. En la medida en que es necesario para aumentar la productividad y, por tanto, abatir los costos de producción en las naciones proveedoras, se puede esperar que reduzca el costo de las importaciones de los países en desarrollo y tenga un efecto favorable sobre los términos del intercambio comercial con ellos. Por otro lado, en la medida en que acaso limite la competencia entre las naciones proveedoras y frene la difusión inmediata de los nuevos procesos de bajo costo, quizás dé a tal n cual proveedor específico cierta posición monopolista ante los países en desarrollo y tenga un efecto desfavorable sobre las condiciones del intercambio comercial con éstos. De una manera general, no se puede decir si prevalecen los efectos favorables o desfavorables, a no ser mediante estudios de casos y situaciones específicos.

Algunos economistas han sostenido que los aumentos de productividad en las naciones industriales, incluso en desarrollo, por lo común no benefician a los consumidores sino a los obreros y otros productores de las propias naciones industriales, en forma de salarios e ingresos mayores. Es evidente que, de ser cierto, el efecto favorable disminuiría o resultaría neutralizado, aunque sólo si el análisis se detiene en ese punto. Al llevarlo adelante, habría que tomar en cuenta el efecto que los salarios y los ingresos mayores en los países industrializados tienen sobre la demanda de productos de las naciones en desarrollo.

Ciertos defensores del sistema de patentes sostendrían que el efecto desfavorable de la restricción es superado por el efecto generalmente favorable de la divulgación. No obstante, la validez de ese argumento depende de si lo que en verdad se revela en la patente basta para hacer posible la aplicación de un nuevo proceso. A continuación, lo mismo que en el texto, se sostiene que la mayor parte de los conocimientos patentados deben completarse mediante servicios técnicos y financieros a los países en desarrollo.

En el caso anterior, es decir, cuando no hay posibilidad de fabricar el producto patentado ni de utilizar el proceso dentro del propio país en desarrollo, una razón muy secundaria para extender patentes a sus dueños extranjeros es el elemento de reciprocidad, a saber, garantizar la protección de la patente a los propios residentes en las naciones industrializadas. Desde luego, el argumento es endeble, sobre todo para países que se hallan en las primeras etapas del desarrollo. En el caso de que se trata, la reciprocidad constituye un concepto un tanto irreal, comparable con la majestuosa imparcialidad de la ley que prohíbe tanto a los ricos ,como a los pobres dormir bajo los puentes.4

Un argumento más en favor de la participación de las. naciones en desarrollo en el sistema internacional de patentes es que, al extenderlas, el país puede ayudar tanto a crear cierta confianza entre productores de los países avanzados en que su territorio no servirá de abrigo para patentes como a mantener un sistema internacional y, de ese modo, a adquirir al menos derechos limitados de reciprocidad.5

Si bien el análisis anterior es incompleto, toda vez que muchos de los diversos favores que intervienen en él no se pueden medir ni cuantificar fácilmente, subsiste la suposición general de que, a largo plazo, a las naciones en desarrollo, que, especialmente en campos vitales de inversión, importan de los países más desarrollados una proporción elevada de sus suministros totales, les conviene mucho reducir los costos de producción en ello. Si el sistema de patentes contribuye a esa reducción, les interesa brindarle su apoyo.

Sin embargo, existe una categoría obvia en que definitivamente no conviene a los países en desarrollo fomentar el progreso técnico en las naciones más desarrolladas, a saber, la producción de artículos que compiten directamente con sus propios productos. Los casos de dicha categoría que vienen más fácilmente a la memoria -sin ser los únicos- son los de sustitutos sintéticos de productos primarios (ver CaPitulo IX). En la medida en que el sistema de patentes es necesario para fomentar el progreso en la producción de materiales sintéticos, convendría a los países en desarrollo limitar la eficiencia del sistema de patentes en ese campo, negándose a reconocer y conceder. patentes de suministros en su propio territorio.

El objeto de esa política maquiavélica es, evidentemente, más teórico que práctico. El desarrollo de los productos sintéticos continuará más o menos de la misma manera con o sin el apoyo de las naciones menos desarrolladas. Sus posibilidades de obstruir el sistema son prácticamente inexistentes, además de que, en todo caso, los productores de materiales sintéticos conservan sus derechos de propiedad sobre cualquier proceso nuevo.

En las naciones industrializadas, la naturaleza del progreso técnico es tal que no resulta posible separar con facilidad el ritmo de! progreso en campos específicos, como el de la producción de materiales sintéticos, de! progreso técnico en otros campos. Es probable que la mejor política para los países en desarrollo consista en considerar que, en un sentido general, serán beneficiarias del progreso de las naciones industriales y en tratar tanto de obtener un beneficio máximo como en acelerarlo, al tiempo que buscan compensar los efectos negativos, como el desplazamiento de sus productos por los materiales sintéticos, gracias a tratados y convenios directos con ellas o mediante tratados comerciales y ayuda general o específica. Una vez más, sí las patentes aceleran el progreso técnico en las naciones industrializadas, los países en desarrollo tienen un interés indirecto en apoyar el sistema.

b) Patentes de procesos que pueden introducirse en el país 6

Desde un principio se debe reconocer que, en muchos casos, el extranjero poseedor de la patente juzga más provechoso fabricar el producto patentado o introducir el proceso correspondiente en las naciones industrializadas y exportar la producción a los países en desarrollo, en vez de obtenerla en ellos. Sus costos de producción pueden disminuir produciendo o invirtiendo en el proceso patentado en su propio país o en otras naciones industrializadas, en vez de producir en el país en desarrollo o de otorgar licencia para hacerlo. Por otra parte, de modo igualmente legítimo y valiéndose de una serie de cálculos de costos y beneficios sociales distintos en todo de los cálculos privados correspondientes, el gobierno de talo cual país en desarrollo puede concluir que es deseable fabricar los productos patentados en el país, en vez de importarlos. La capacitación de la mano de obra nacional, la utilización de materiales autóctonos, el ahorro de divisas, y así sucesivamente, pueden incluirse entre los cálculos. Ese problema constituye el, meollo de la complicada polémica en torno al efecto de un sistema de patentes sobre las naciones en desarrollo.

El menos difícil de los casos ocurre cuando la empresa nacional de un país en desarrollo es capaz de aplicar el proceso amparado por la patente sin ayuda técnica ni otros recursos del dueño extranjero o de distintas fuentes exteriores. Dicho caso ciertamente es excepcional en las naciones menos desarrolladas e incluso muy raro en aquellas industrializadas en parte. A falta de acuerdo entre las dos partes directamente interesadas, el método de la licencia obligatoria con determinación justa de regalías ofrece entonces una solución evidente. Queda por discutir el problema de si en esos casos se debe brindar al dueño de la patente la posibilidad previa de explotar su propio proceso en la nación en desarrollo.

En favor de esa prioridad hay consideraciones como la equidad para el inventor, la consistencia con los principios básicos de la ley internacional y la posibilidad de que todo lo anterior pueda llevar al país en desarrollo inversiones y recursos de capital adicionales; En su contra está el interés del propio país y del mundo en general en que la nueva tecnología pueda propagarse entre el mayor número posible de productores; quizás estén también el deseo de mantener fuera del campo específico de que se trata a las inversiones y los empresarios extranjeros o el temor de gravar la futura balanza de pagos con la repatriación de las utilidades. Los argumentos parecen suficientemente equilibrados para evitar cualquier conclusión general acerca de las providencias deseables respecto de la prioridad de los dueños extranjeros de las patentes, que diferirán dé un caso a 'otro.

En la práctica, el caso más general será el de las empresas conjuntas locales y extranjeras, es decir, cuando el concesionario nacional de la licencia en el país en desarrollo aún necesita el apoyo técnico y quizás otros recursos del dueño extranjero de la patente. Sucederá así porque, aunque sin estar amparados por la patente, los conocimientos técnicos correspondientes del dueño son esenciales y no se pueden obtener en ninguna otra parte o porque su experiencia administrativa y su capital quizás sean heces arios y tampoco se pueden encontrar en otro lado.

Factores que afectan al dueño de la patente

Es posible que el poseedor de la patente desee empezar a producir en el país en desarrollo. Desde su punto de vista, las ventajas de hacerlo pueden ser múltiples: la más obvia es que se ahorra tanto la molestia y el gasto de hallar un concesionario calificado que desee y sea capaz de establecer los compromisos necesarios -lo que no siempre es fácil en los países en desarrollo- como el costo y la dificultad de concluir un acuerdo de licencia y de velar por, su cumplimiento; puede evitar las barreras arancelarias ó otras restricciones de importación o de divisas, estableciéndose en el país en desarrollo; al mantener la dirección de la empresa, quizás pueda asegurarse un mercado para sus componentes y sus repuestos propios; al controlar la calidad, puede proteger la reputación de su producto; abasteciendo a las naciones vecinas desde su sede en el país en desarrollo, quizás pueda economizar costos de transporte; al establecerse en una nación en desarrollo tal vez pueda escapar de las presiones de una legislación restrictiva o de los sindicatos de su propio país; es posible que desee anticiparse a sus posibles competidores, estableciéndose en el país en desarrollo; en algunos casos, la evasión de impuestos puede constituir un motivo poderoso; y así sucesivamente, los motivos posibles son numerosos.

Desde luego, también existen desventajas correspondientes que, en muchos casos, disuaden al dueño extranjero de la patente de explotarla en una nación en desarrollo. Antes que nada, está el riesgo debido a la falta de conocimiento del medio y las intenciones del gobierno anfitrión; por lo general, es posible que el inversionista extranjero no tenga confianza en las garantías y las promesas hechas por el país en desarrollo para atraerlo; quizás quiera evitar la duplicación administrativa que resulta de tener plantas en distintos países; acaso tema las incertidumbres del costo de adiestrar nuevos trabajadores o que, una vez adiestrados, puedan beneficiar a sus posibles competidores; también puede temer que le sean impuestos administradores nacionales incompetentes o sin preparación, y así sucesivamente.  

Factores que afectan a los gobiernos de los países en desarrollo

Desde el punto de vista de la nación en desarrollo, hay muchas razones para conceder derechos de patente al solicitante extranjero, pero también para no hacerlo. Entre las primeras se cuentan: la afluencia de capitales, los posibles ahorros de divisas, la difusión en la economía de los conocimientos técnicos llevados por el dueño extranjero de la patente, mediante la contratación de administradores, técnicos y obreros locales. También existe una razón negativa para que el gobierno desee que el empresario extranjero acuda e implante por sí mismo el nuevo producto o el nuevo proceso en el país en desarrollo: quizás crea que si se indujera u obligara a los dueños extranjeros de una patente a conceder licencia de sus innovaciones a algún empresario nacional, sus conocimientos no patentados, la necesidad de sus servicios técnicos y otros recursos suyos lo colocarían en una posición tan sólida que, de Jacto, ejercería la dirección administrativa. En esas condiciones, el gobierno tal vez piense que, como la dirección extranjera no se puede evitar en ningún caso, hay que dejar que sea abierta, a fin de que el dueño de la patente acuda de todos modos y arriesgue su capital. Es una situación en que, básicamente, el gobierno preferiría una concesión de licencia a empresarios nacionales, pero cree que su legislación y sus posibilidades de regular las regalías y seleccionar las condiciones de los acuerdos sobre licencias no bastarían para hacer frente a una situación de jacto, en que el dueño extranjero de la patente puede. obtener un precio inflexible de una u otra manera.

También hay razones para que, legítimamente, las naciones en desarrollo no deseen que el poseedor extranjero de una patente acuda, aunque se quiera introducir su innovación en el país: entre ellas están principalmente el temor a la dominación económica del capital extranjero y las posibilidades de que el flujo de dividendos en sentido inverso, aunado a las importaciones necesarias para el nuevo proyecto, con el tiempo puedan superar a la afluencia inicial de capitales.  

NOTAS

1 Este texto se basa en parte en H. W. Singer. The Role of Patents in the Transfer of Technology to Developing Countries (publicación de las Naciones Unidas. Nueva York, 1964). Apareció como apéndice en Salvatore Schiavo-Campo y Hans W. Singer Perspectiveas of Economic Development (Houghton Mifflin, Boston, 1970). Esta edición electrónica se ha tomado de la versión en español Perspectivas de Desarrollo Económico (Fondo de Cultura Económica, Mexico, 1977).  

2 Por otra parte quizás sea difícil obtener la tecnología adecuada, por el solo hecho de ser anticuada y hallarse hundida por el progreso en los países desarrollados, aunque por razones que no tienen nada que ver con la protección de las patentes.  

3 En ese terreno, se puede señalar que, históricamente, incluso los países industrializados más pequeños, como Holanda y Suiza, en ocasiones han encontrado ventajoso adherirse al sistema de patentes, sin gran menoscabo evidente para su propio desarrollo o para el mundo en general.

4 De una manera general, en las relaciones comerciales entre dos partes desiguales, el principio de no reciprocidad viene siendo aceptado cada vez más. En el caso de las patentes, quizás en mayor medida que en el comercio, por lo común, la reciprocidad formal equivale a la no reciprocidad verdadera y la reciprocidad real a la no reciprocidad formal.

5 Debe recordarse en este punto que nos hallamos ante una categoría de casos en que. por definición. incluso el empleo de recursos locales del país subdesarrollado en la producción del artículo de que se trate resulta imposible o indeseable. Desde luego. cuando esa suposición no es aplicable, un país en desarrollo obtiene posibles ventajas ofreciendo su territorio como base de una producción competidora excluida en otra parte por la patente, con lo cual atrae a la inversión extranjera. Sin embargo. dicha posibilidad pertenece a la categoría siguiente de casos que se han de considerar más adelante.

6 El análisis siguiente se complementa mediante el estudio de las empresas conjuntas, que gira en torno al problema de la acción conjunta extranjera y local que da lugar a la transferencia tecnológica.

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