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La Nueva Fase de Desarrollo Económico y Social del Capitalismo Mundial

José de Jesús Rodríguez Vargas

 

I TEORÍAS DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO



I.5 LOS FUTURISTAS

Lo expuesto anteriormente corresponde a corrientes del pensamiento económico claramente encuadradas en la teoría o economía política. Pero no son las únicas que explican las causas de la riqueza de las naciones; hay autores contemporáneos, también economistas o administradores, o sociólogos -pero no miembros de las vertientes académicas- que han aportado una visión más amplia y futurista del capitalismo. Son autores y consultores conocidos e influyentes en los medios gubernamentales, empresariales y sociales, que han difundido ampliamente sus ideas por medio de best sellers. Son creadores y divulgadores de términos como la sociedad “poscapitalista”, la era de la “información”, del “conocimiento”, de los “servicios” y “la tercera ola”.
Peter F. Drucker es considerado uno de los pioneros en estudios administrativos de los negocios y de los primeros futuristas que previeron cambios que ha sufrido el capitalismo. Drucker (1994) plantea, que se vive una “notable transformación” que sucede cada cientos de años; “se está creando la sociedad postcapitalista” desde fines de la Segunda Guerra Mundial, por tanto estamos aún en medio de esta transformación y prevé que concluirá hasta el año 2010 o 2020. Es una sociedad nueva y distinta al capitalismo de los últimos 250 años donde el “recurso económico básico” ya no es el capital, los recursos naturales ni el trabajo sino que “es y será el conocimiento”; el valor “se crea hoy por la productividad y por la innovación, ambas (son) aplicaciones del conocimiento al trabajo”.
Drucker ve una sociedad actual, que “ya está aquí”, que no es anticapitalista, pero tampoco no-capitalista, está en transición de dejar de ser la “Era del capitalismo” y pudiera ser llamada la “Era del conocimiento”. Drucker pone al “conocimiento altamente especializado”, no como un recurso productivo más, sino lo ubica como el recurso decisivo para la creación de riqueza y para la conformación de la nueva estructura de la sociedad postcapitalista. Así como el capital fue el componente principal en la sociedad industrial capitalista, el conocimiento lo es para la sociedad moderna. Los factores tradicionales “no han desaparecido, pero han pasado a ser secundarios”, y se pueden obtener fácilmente siempre que se tenga conocimiento, por tanto, éste es “el único recurso significativo”.
Sin los recursos tradicionales el conocimiento no puede producir, pero éste último es el que determina la productividad del trabajo, y por tanto la producción, los ingresos reales y el desarrollo. Drucker lo ejemplifica con el creciente aumento de la producción manufacturera de Estados Unidos, que se logra con el mismo empleo y la disminución de los trabajadores como porcentaje y, en términos absolutos, con relación a la fuerza de trabajo total. Ya no se define la situación de prosperidad de una nación con el número de trabajadores industriales, del trabajo manual “de hacer y mover objetos”, sino de “trabajadores del conocimiento”, que tienen un “caudal considerable” de conocimientos, educación formal y capacidad de aprendizaje continuo .
Alvin Toffler (1982), es otro connotado “explorador del futuro” (así se hace llamar), coincidente con Drucker, periodiza una nueva Era, a partir de la década de 1950, cuando por primera vez los servicios superaron al resto de los sectores económicos en el producto total de Estados Unidos, había nacido la “primera economía de servicios del mundo”. Es una “nueva civilización” que llama la “tercera ola”, consecuencia de una “primera” que duró diez mil años que corresponden a la revolución agrícola, y de una “segunda ola” que tuvo vigencia 200 años con la revolución industrial. La tercera ola surge como una superación de la etapa industrial del capitalismo y es una nueva sociedad en donde “el conocimiento es la clave del crecimiento económico del siglo XXI”.
Toffler analiza los “revolucionarios” cambios de la nueva Era, a partir del “motor tecnológico” y del conocimiento como su “carburante”. La tercera ola, es la sustitución de las tecnologías del “trabajo físico” por aquéllas basadas en el conocimiento; es el surgimiento de una “nueva economía del conocimiento”, de un “nuevo sistema de creación de riqueza”, en donde el carácter del trabajo es diferente y, por tanto, se requiere un trabajador completamente distinto. No es el trabajador duro, fuerte, y simple apéndice de la máquina sino un trabajador más inteligente, más informado, con pericia o conocimiento especializado, el que requieren las empresas de la tercera ola para producir e incrementar las ganancias. “La brutalidad” del trabajo “ya no paga dividendos, sino que es contraproductiva”, el “sudor ya no paga en la forma en que alguna vez lo hizo”.
Toffler considera falsa la idea de que el “valor procede sólo del sudor de los trabajadores, (o) que el valor lo produce (sólo) el glorioso emprendedor capitalista”; en la nueva economía, que Toffler analiza, “el valor es el resultado de un esfuerzo total, más que un paso aislado en el proceso”, de tal manera, que en conjunto el recepcionista, el banquero, el perforista, el vendedor, el diseñador de sistemas, el especialista de telecomunicaciones, agregan valor, e “incluso el cliente” . Éste planteamiento de Toffler, coloca a debate la concepción del trabajo productivo e improductivo; porque la vieja idea fisiocrática de que sólo el trabajo agrícola es productivo, al igual que la de idea de Smith, de que, además del trabajo agrícola, sólo es productivo el trabajo “útil” del manufacturero que “produce valor y se concreta y se realiza en algún objeto especial o mercancía”, son aún aplicadas al capitalismo actual; aunque, las definiciones fisiocráticas y smithianas fueron elaboradas para sociedades muy limitadas sectorialmente, sólo agricultura y manufacturas.
Alguna de las variadas y contradictorias definiciones de Marx puede ser más útil para una sociedad con un amplio y predominante sector servicios, que no necesariamente produce “tangibles”, pero pudiera producir valor y plusvalor . Marx definió al “trabajo productivo al que produce plusvalor” y no vio trabajo productivo sólo en la agricultura y en la industria sino también, en el transporte (de mercancías) e incluso en el trabajo del maestro, del actor, del payaso, del escritor, “siempre y cuando trabaje al servicio de un capitalista a quien devuelve más trabajo del que recibe de él en forma de salarios”, siempre que “cambie el trabajo por capital y no por renta” . Esta, es una definición más elástica, que puede abarcar a ramas y trabajadores del sector servicios, y por tanto explicar el mismo crecimiento del sector. De ahí, que el reconocimiento de la importancia de actividades que producen ideas, conocimientos, información, sea un reflejo de sectores productores de valor y no de la redistribución de plusvalor creado anteriormente. Aunque, también hay actividades de servicios improductivas que son necesarias para la realización rápida del plusvalor y la obtención de masa de ganancia. Situación que también explica la expansión del sector terciario.


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