ESTRATEGIA DIDÁCTICA PARA LA TRANSPOSICIÓN DE LA CULTURA PSICOLÓGICA SOBRE LA SIMETRÍA FUNCIONAL COMUNICATIVA AL CONTEXTO FORMATIVO UNIVERSITARIO

Georgina amayuela Mora

1-2 El proceso docente como proceso comunicativo


La comunicación es un proceso que posibilita que se materialice el proceso docente educativo, es por lo que a continuación se caracteriza este proceso como eminentemente comunicativo y se analizan las principales relaciones entre ambos.
Los referentes teóricos de esta investigación se sustentan esencialmente en:
1-La concepción pedagógica de la Escuela Cubana de Educación Superior, específicamente el principio  de la unidad entre instrucción y educación.
2-El enfoque histórico-cultural sustentado por L.Vigotsky.
 Un proceso no es algo genérico válido para todos los casos y situaciones. Se pueden distinguir procesos de comunicación publicitaria, literaria, política, científica, educativa, etc. Aunque no existen  grandes fronteras entre uno y otro,  sí se debe aceptar que no es lo mismo ser emisor de un proceso publicitario  que en un proceso educativo, de la misma forma que en cada uno de los casos,  lo que se espera del perceptor  también  es diferente; en educación  se busca un enriquecimiento perceptual  y una mayor conciencia sobre una situación determinada.
En las concepciones tradicionales sobre la educación y la enseñanza se ha concebido el proceso  docente-educativo como actividad, sin embargo, en la actualidad las investigaciones pedagógicas destacan el carácter interactivo, comunicativo del proceso. La autora considera que no es conveniente adoptar una de las dos posiciones de forma tan absoluta,  ya que, como bien refiere A. Durán: “la estructura y funciones de la actividad se dan en una relación entre sujetos y ambas formas de relación tienen un valor relativo en diferentes momentos del proceso."(21)    Además, en estas concepciones tradicionales,   con respecto  al análisis del proceso  docente como proceso comunicativo, se evidencia que existe un predominio de los primeros modelos de comunicación, donde el emisor (profesor) emite un mensaje (contenido) con un propósito determinado (objetivo) a los  receptores (los alumnos). En los mismos predomina un flujo de información desde el emisor hasta el receptor en forma unidireccional. Se insiste en la recepción del mensaje. A esta situación  corresponde  la clase magistral, la exposición del profesor, es decir, existe un predominio de modalidades informativas.
También, se puede presentar otra situación   que corresponde a una comunicación bidireccional, en la cual el emisor envía mensajes al receptor. Si el perceptor no responde al criterio preestablecido del emisor, este insiste hasta obtener el resultado esperado. Desde un enfoque pedagógico, esta situación corresponde a una modalidad instruccional cerrada o de pregunta-respuesta, al estilo de la instrucción programada clásica.
Desde una perspectiva actual, la comunicación en el proceso docente-educativo no puede reducirse a la participación de profesores y alumnos y a la dirección de la transmisión de información; constituye “un fenómeno complejo, donde se relacionan diversos sujetos,…con el fin de expresar, crear, recrear y negociar un conjunto de significaciones, sobre la base de reglas previamente establecidas, en un determinado contexto educacional.” (22) Estudiosos de la comunicación como Celestin Freinet y Daniel Prieto Castillo expresan su  convencimiento de la necesidad de cambiar de raíz el sistema  educativo, en el que los alumnos se encuentran sometidos a  una enseñanza memorística.
Por todos es conocido,  que el proceso docente-educativo  o proceso formativo  es  una actividad eminentemente creativa por cuanto intervienen en él sujetos portadores de conciencia,  con respecto a los componentes personales de dicho proceso F.  González Rey apunta:
“la transmisión de información es nociva, crea daños  en el desarrollo de la personalidad en los estudiantes... para obtener logros en el desarrollo de la personalidad es esencial el papel activo y creativo  del maestro adecuar el material a las particularidades de  los niños, procurando que la comunicación sea efectiva. Y realizando las tares  y actividades  de enseñanza en un ambiente participativo. (23)  

En el proceso docente-educativo  es esencial el papel activo y creativo del profesor, así como el adecuar la metodología  a las particularidades de los estudiantes para propiciar una comunicación  efectiva en un clima afectivo positivo y un ambiente lo más participativo posible.
Si bien es cierto que  el proceso  docente-educativo  como proceso comunicativo se caracteriza por ser un proceso de intercambio, de interacción, de influencia recíproca y de comprensión mutua, de percepción interpersonal, donde intervienen las emociones de los comunicantes debe señalarse que  no siempre el profesor está consciente de todas estas potencialidades que posee  la  comunicación para ejercer su influencia   educativa  en los estudiantes. Los autores coinciden en que la comunicación es algo más que un intercambio de mensajes.
El término comunicación educativa no ha sido empleado sólo en relación con la educación escolarizada,  sino que tiene varias acepciones  relacionadas con aspectos de la práctica social, y se fundamentan esencialmente en dos áreas: la político-ideológica y la pedagógica. Aunque estas áreas son específicas, tienen puntos de contacto. El enfoque político- ideológico de la comunicación educativa, ha sido ampliamente utilizado en América Latina pero al no ser el mismo objetivo de estudio de esta tesis no se realizará un análisis del mismo; solo  se tratará  la comunicación educativa en su dimensión socio- psicológica y pedagógica.
En la conceptualización de comunicación educativa se evidencian dos tendencias fundamentales: la comunicación educativa-instrumental  y la comunicación educativa procesual. En la primera tendencia, la comunicación se concibe como  técnica o tecnología lo que constituye..."un instrumento valioso para la educación pero no constituye la esencia de la misma. “(24)
Esta tendencia está presente en la pedagogía tradicional y en la tecnología educativa. Las técnicas comunicativas contribuyen a la instrucción, muestran los contenidos, pero no inciden en todos los elementos del proceso docente-educativo. La tecnología educativa comprende el modelo de estrategias comunicativas, la utilización de medios y el control del sistema de transmisión de información entre docentes y alumnos, con el fin  de lograr objetivos previamente definidos. Como es conocido, la tecnología educativa permitió el enriquecimiento de la noción de la comunicación educativa en lo referido a la relación directa con el alumno y en la educación a distancia. Pero si se valora como tendencia procede señalar que la misma, al igual que la anterior, responde a una concepción parcial y fragmentada del proceso formativo y es esencialmente conductista.
A diferencia de la tendencia instrumental,  la comunicación educativa en su enfoque procesual, está presente en los modelos educativos que identifican a los procesos comunicativos  no como instrumentos o estrategias de aprendizaje, sino como su esencia, es decir, que en este caso la atención se centra en el proceso y no sólo en los resultados. Se considera, por lo tanto,  que la concepción de la comunicación en sentido pedagógico no puede reducirse a un proceso, donde predomine solamente  la transmisión de información y donde se utilicen medios técnicos.
Las definiciones más recientes de comunicación educativa destacan el papel de la interacción y de la elaboración conjunta de significados, el intercambio entre los participantes como característica esencial del proceso docente. Dentro de esas relaciones, las comunicativas, encuentran un espacio significativo.
En los trabajos de los clásicos de la pedagogía, el problema de la comunicación pedagógica  óptima ha sido manejado como uno de los problemas más importantes de la enseñanza y la educación. El análisis de las obras de los principales estudiosos de la problemática  comunicativa evidencia que existen múltiples acepciones del término comunicación educativa. Algunas de estas resultan opuestas  entre sí o complementarias. Estas conceptualizaciones responden fundamentalmente al modelo de enseñanza-aprendizaje del que se parta.
T.E. Landivar al referirse a la comunicación  educativa plantea
 “…es el área de conocimiento teórico-instrumental cuyo objeto de estudio son los procesos de interacción  propios de toda relación humana, en donde se transmiten y  recrean significados. En la práctica de la comunicación educativa al menos uno de los actuantes persigue una finalidad educativa, a partir de la cual se ha apropiado de conocimientos y técnicas para la acción y la ha organizado mínimamente”.( 25)

En la citada definición se destaca un elemento muy importante, el relacionado con la interacción entre los sujetos participantes en la comunicación para no solo transmitir significados sino también para recrearlos.
 Por su parte V.A. Kalik define la comunicación educativa como:
"un tipo particular de comunicación profesional, la del profesor con sus alumnos, tanto en el aula como fuera de ella. Que tiene lugar en el proceso de enseñanza  y educación y posee determinadas funciones pedagógicas: creación de un clima psicológico favorable, optimización de la actividad de estudio, de las relaciones entre docente y discente y en el colectivo estudiantil” . (26)     

En esta definición al igual que en la anterior se le otorga un valor esencial a las relaciones entre los profesores y los alumnos. Vale significar a juicio de la autora  dos elementos esenciales: se enfatiza en propiciar la creación de un clima psicológico favorable y la optimización de la actividad docente en sentido general.
En este mismo sentido,  A. A. Leontiev define la comunicación pedagógica óptima como:
“... la   comunicación  del maestro (y más ampliamente del colectivo pedagógico) con los escolares en el proceso de enseñanza, que crea las mejores condiciones para desarrollar la motivación  de los alumnos y el carácter creador de la actividad docente, para formar  correctamente la personalidad del escolar...garantizar la dirección de los procesos socio-psicológicos en el colectivo infantil y permite utilizar al máximo en el proceso docente las particularidades del maestro”. (27)     

Dentro de los elementos significativos de  esta definición vale apuntar  que se  destaca la necesidad de  propiciar las condiciones para formar la personalidad del escolar; significa que la comunicación educativa efectiva no es  un hecho espontáneo y casual.
En tal sentido, E. Ortiz, al referirse a la comunicación  pedagógica señala: "La comunicación adquiere su impronta pedagógica cuando:

  1. Provoca y estimula el desarrollo de la personalidad en los sujetos participantes, fundamentalmente en fenómenos psicológicos tales como la autoconciencia, la  autovaloración  y los niveles de autorregulación.
  2. El efecto educativo abarca a todos los sujetos participantes: educadores y educandos.
  3.  Invita  a la aparición de contradicciones internas (en la personalidad de los sujetos) y en las relaciones interpersonales, así como su solución posterior
  4. Los cambios internos y conductuales se van produciendo a corto, mediano y largo plazos por su carácter procesual.
  5.  Las propias situaciones comunicativas estimulan su carácter pedagógico, por lo que no siempre  adquieren un carácter preconcebido o planificado con antelación.
  6. Implica a la personalidad de los sujetos en su integridad y en la unidad de lo  cognitivo, afectivo y lo conductual.
  7. Crea actitudes proclives hacia la comunicación  cotidiana, espontánea, franca y abierta.

8- Se produce a través de toda la ontogenia humana; no es privativa de ninguna etapa determinada, aunque en la etapa escolar del hombre adquiere mayores posibilidades. (28)
La autora considera  que la comunicación  educativa es un proceso complejo, de interacción entre profesor y alumnos y de estos entre sí, que se caracteriza por ser dinámico y activo. Tiene como propósito fundamental, incidir en la  formación de  la personalidad de los estudiantes a partir de la existencia de  un clima psicológico positivo, del  conocimiento de la comunidad de intereses, del conocimiento de los alumnos y del aprovechamiento de las potencialidades que brindan los contenidos de cada ciencia. Es el medio propicio para que se manifieste la     personalidad de los sujetos en su unidad cognitivo-afectiva.
La relación entre comunicación y educación constituye un área de exploración teórica y práctica aún no suficientemente tratada en la literatura científica. Fueron los comunicadores, investigadores y profesores de la educación popular unos de los primeros que se pronunciaron sobre la importancia de esta  interrelación. Todos los investigadores de esta temática coinciden en que comunicación y educación son campos complejos cuya intersección es fuente de discusión.
A partir de las positivas experiencias de Celestine Freinet, (29) hablar de la comunicación en su relación con la educación comenzó a tener sentido. Desde la perspectiva de este autor, la comunicación es esencialmente dinamizadora de los procesos educativos y señala que  los niños aprenden por medio de la comunicación.
La educación se adquiere a partir de procesos comunicativos, pero no todos los procesos comunicativos, son educativos, ni implican desarrollo de la personalidad. Una de las tareas esenciales de la educación, y más específicamente de los profesores es seleccionar, ordenar, determinar y presentar, orientar y dirigir esos procesos comunicativos para convertirlos en educativos.
Pero, el propósito del comunicador no siempre coincide con el del receptor. En la educación  y  específicamente en el proceso docente-educativo, no debería ocurrir esta incongruencia de forma tan marcada, ya que constituye una barrera para que el profesor pueda incidir de forma positiva en la personalidad de los alumnos.
Se considera que  es la  comunicación la  que posibilita la formación de la personalidad  y sin comunicación no se ejecutaría la instrucción ni la educación en el contexto institucional. Al respecto P. Heinemann apunta: “La relación entre comunicación y educación es, por tanto doble: de una parte, la enseñanza es un proceso comunicativo, y de otra es una función de la enseñanza al desarrollar facultades comunicativas. La comunicación hay que considerarla, pues, como un factor esencial de socialización”.(30) Además,  este autor entiende la educación y la enseñanza como procesos comunicativos, a través de los cuales se trasmiten y desarrollan las competencias comunicativas
Al analizar algunos estudios al respecto en el contexto nacional se observa que diferentes  autores (González Rey, F.; Ojalvo, V.; Fernández G,A.M.) destacan la estrecha relación entre la educación y la comunicación  y afirman que dicha relación presupone que a cada tipo de educación  le corresponde una determinada concepción y práctica de la comunicación. Al respecto J. Díaz Bordenave (31)  distingue 3 modelos fundamentales de educación  con su correspondiente forma de comunicación. Estas formas de comunicación son las siguientes:
1.- Educación que hace énfasis en los contenidos.
2.- Educación que se centra en los efectos.
3.- Educación que enfatiza en el proceso.
Las dos primeras variantes consideran al alumno como el objeto de la acción  del educador. Sin embargo, en la tercera variante, la educación se concibe y organiza a partir del alumno, con el propósito de lograr su desarrollo integral.
 Teniendo en cuenta nuestra intención de destacar el proceso docente-educativo como proceso de interacciones múltiples, se  explicitará a continuación sólo la tercera posición. En educación  existen diferentes variantes de este modelo de educación.
 Por ejemplo la propuesta de Paulo Freire de “Educación Liberadora” es una clara manifestación  de este modelo. Su objetivo  principal es no sólo la trasformación  de educandos y educadores, sino de la sociedad misma donde ellos conviven. El modelo de comunicación que corresponde a este tipo de educación  es un modelo democrático y centrado en la práctica dialógica. Por su parte V. Ya. Liadis (32) a partir de los trabajos de Vigotsky y Leontiev  sobre el papel de las relaciones interpersonales y de la actividad social en la determinación  de la personalidad humana, elaboró y fundamentó una teoría del desarrollo de la personalidad de los estudiantes, a través de su propia actividad en el proceso docente-educativo y de las interacciones que establece con sus profesores y compañeros. Además, parte de concebir la enseñanza como interacción entre profesor y alumnos, aspecto este que se diferencia   de lo planteado en la enseñanza tradicional.
En este modelo de actividad conjunta la posición del profesor es más democrática, donde los estudiantes  asumen una posición activa y creativa;  poseen autocontrol, autoconciencia y son capaces de modificar sus motivos, además se propicia el diálogo problematizador, la actividad es conjunta y cada uno desarrolla sus potencialidades, mediante la ayuda de otros. En este modelo el alumno es sujeto activo de la educación  y el profesor propicia las relaciones e interacciones con los alumnos de forma tal que pueda manifestar todo su mundo cognitivo y afectivo, además desarrolle todas sus habilidades.
A continuación se relacionan ambas categorías atendiendo a la consideración de lo fundamental del papel que le asignan al alumno.
Al analizar los modelos expuestos se observa que constituyen referentes importantes para la presente investigación, sin embargo, en la comunicación educativa, en particular la que  tiene lugar en el marco del proceso docente-educativo, cuando se analiza la relación  entre comunicación y educación se recomienda introducir una nueva relación, como variante de la educación que hace énfasis en el proceso. Dicha relación  potencia la necesidad de aprovechar la dinámica de las relaciones entre las funciones de la comunicación. En este caso la atención de la educación se centra en las relaciones  entre profesor y alumnos. Además, al papel activo del alumno se le añade el ser responsable  de su propio proceso formativo, sin restarle importancia ni responsabilidad al profesor. El alumno es más consciente de su lugar en el proceso  docente-educativo y de las expectativas que tiene la sociedad  con respecto a su desarrollo como profesional y como persona.
Lo anterior se corrobora con las aseveraciones que al respecto realizan investigadores y estudiosos de la problemática educativa y comunicativa. En la actualidad, diversas tendencias pedagógicas identifican el proceso educativo con el establecimiento del diálogo entre sus participantes.
J.C. Filloux (33) ha investigado la naturaleza comunicativa del grupo escolar, concluyendo que: ” No hay duda de que una clase es por excelencia un lugar de comunicación. El campo pedagógico se define por la relación  del maestro y del alumno con un saber que de diversas formas  posibles es comunicado, o se comunica. La clase que específica este campo en su dimensión de grupo, tiene pues, una función esencial, ser el sustrato de correlación del saber que de diversas formas posibles  es comunicado, o se comunica como función esencial,  bajo la forma de transmisión, de aportación de información, de investigación activa, es decir, de proceso de comunicaciones”. De lo anterior se deduce que estimular la interacción entre los miembros del grupo arrojará positivas influencias  sobre el aprendizaje: cuanto mayor  sea la comunicación en un grupo, más se reforzará su vida interna, sus posibilidades de acción.
Los hombres se educan en el  diálogo, compartiendo y  discutiendo sobre el saber, socializando sus conocimientos y aprendiendo por medio de la crítica. “La interacción humana y la comunicación  son experiencias de primer orden que  toda educación debe procurar”. (34) Es evidente  que el profesor,  como el alumno, necesitan prepararse para asumir nuevos roles que requiere la educación actual. Esto supone  nuevas exigencias al profesor, una mayor capacitación psicopedagógica que le propicie  el desarrollo de habilidades comunicativas para organizar la interacción con los alumnos, conocerlos mejor, compartir más con ellos y dirigir  su actividad.
En el proceso de formación de la personalidad de los alumnos y en el predominio de una comunicación eficiente se incluyen muchos aspectos. Se pueden lograr ambos objetivos desde diferentes  aristas. A consideración de la autora de la presente investigación, el  área desde la que se puede lograr el desarrollo armónico y positivo de la personalidad, de los educandos mediados por un proceso comunicativo, es precisamente desde las potencialidades de la dinámica simetría funcional de la comunicación. Aspecto este muy poco tratado en la literatura en Cuba y en el extranjero.

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