LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE LAS DROGAS PORTERAS (ALCOHOL Y TABACO) EN ESCOLARES DEL SEGUNDO CICLO DE LA EDUCACIÓN PRIMARIA

Yanet Leticia Pérez Pérez

1.2 La educación antitabáquica y antialcohólica para la prevención del consumo de las drogas porteras


Dentro de las drogas más comunes y consumidas en el entorno ambiental se encuentran el alcohol y el tabaco, consideradas drogas porteras por constituir la puerta de entrada a la dependencia. En el panorama actual, el alcoholismo alcanza hoy el tercer lugar entre los problemas de salud a nivel mundial. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de alcohol en adolescentes se inicia a los 11,7 años de edad. Martínez (2010, p.1)
Por su parte, el tabaquismo, con menos esfuerzos produce peores resultados a la salud. Aproximadamente un 50% de las personas que se declaran fumadores lo son en edades comprendidas entre 11 y 15 años de edad, de ahí la necesidad de educar en prevención desde los niveles más tempranos de estudios.
Dada las edades del inicio del consumo de drogas porteras se hace necesario el desarrollo de acciones preventivas sistemáticas, organizadas de forma previa, que contribuyan a la preparación de los escolares para que sean capaces de desarrollar una percepción clara acerca del riesgo que ocasiona su consumo. La educación para la salud constituye un componente de significación dirigido a fomentar estilos de vida sanos. Como eje transversal se relaciona con la prevención que debe desarrollarse desde la escuela, a través de las diferentes formas de organización que se requiera en el proceso pedagógico de la Educación Primaria.
Entre los ejes temáticos que posee el Programa Director de Promoción y Educación para la Salud en el Sistema Nacional de Educación se encuentra la educación antitabáquica, antialcohólica y antidroga con los contenidos fundamentales a abordar. El objetivo de este programa para la Educación Primaria es comprender las consecuencias negativas que tienen para la salud el hábito de fumar y el consumo excesivo del alcohol. Sin embargo, en los objetivos de este nivel educativo que se exponen en el Modelo de escuela primaria se encuentra comprender aspectos básicos de la educación para la salud, pero no se precisa este elemento, tampoco en su concreción por grados, se enfatiza en otros ejes temáticos como la higiene personal y colectiva, la prevención de accidentes, la educación vial y la educación sexual.
De manera general, entre los objetivos del Modelo de escuela primaria se consigna que al concluir este nivel educativo los escolares deberán mostrar modos de actuación, una actitud laboriosa y responsable ante las tareas que se le encomiendan. Además, mostrar en distintos tipos de actividades la apropiación de un sistema de conocimientos y habilidades intelectuales, mediante los cuales pueda conocer e interpretar componentes de la naturaleza, la sociedad y de sí mismo.
Otros objetivos se relacionan con aplicar procedimientos para el análisis reflexivo de las tareas y problemas que resuelve, como acciones orientadoras previas a la ejecución, interpretar y ejecutar diferentes órdenes y orientaciones que le permitan la búsqueda de alternativas de solución. La realización independiente y en colectivo de las tareas docentes en que se aprecien avances en cualidades de su pensamiento como la crítica, la reflexión, la flexibilidad y aplicar formas de control  valorativo, constituyen aspectos de necesaria atención.
Se considera que estas potencialidades, a partir de las características de los escolares del segundo ciclo de la Educación Primaria, con edades entre 11 y 12 años, en la etapa preadolescente, se pueden desarrollar en la concreción de los ejes temáticos del Programa Director de Promoción y Educación para la Salud y no quedar al nivel del cumplimiento de medidas. Se deben dirigir a potenciar los conocimientos esenciales que conlleven a la preparación del escolar de manera integral, para que comprendan aspectos básicos de la educación para la salud.
Especial importancia se le concede en este sentido a la educación antitabáquica, antialcohólica y antidroga, por la incidencia del consumo de drogas y la consideración del alcohol y el tabaco como porteras, en el contexto cubano actual. Lo abordado con anterioridad constata la existencia de limitaciones con respecto a la profundidad con que se aborda desde la esfera afectiva y con un enfoque ontogenético, la prevención del consumo de las drogas porteras, de acuerdo a las necesidades, las motivaciones y la situación de los escolares.
Carvajal (1997), al referirse a la promoción y educación para la salud hace referencia que en el proceso pedagógico se desarrollan las orientaciones, acciones y actividades con el fin de perfeccionar la educación, en la que se tiene en cuenta el aspecto de la salud para su integración en todo el proceso, en lo cual se incluye la educación antitabáquica, antialcohólica y antidrogas. Se considera que para lograr mayor efectividad en la aplicación de este eje temático se debe dar tratamiento docente, extradocente y extraescolar a los contenidos que se plantean en el programa, de forma planificada, sistémica, en la medida en que las actividades del proceso pedagógico ofrezcan la posibilidad, con el objetivo de promover y educar para la salud desde el ámbito escolar. 
En cambio, la educación antitabáquica y antialcohólica no se encuentra entre los contenidos de la educación, aunque algunas de sus direcciones, es decir, la educación moral, intelectual y física, incluyen determinados aspectos que poseen relación. Sin embargo, Baranov (1981, p.33) valoró la necesidad de su atención al plantear: “…en las condiciones actuales, las direcciones tradicionales de la educación se han ampliado considerablemente y se han cumplimentado con la educación económica, ecológica, demográfica, jurídica, higiénico–sanitaria, contra el alcoholismo, el hábito de fumar y con la educación sexual.” Este autor hace referencia a la interrelación que debe existir entre todas las direcciones de la educación debido a la estrecha relación que poseen, lo cual contribuye al desarrollo integral de la personalidad del escolar. 
Un aspecto que se considera importante valorar son los métodos educativos a emplear para desarrollar la educación antitabáquica y antialcohólica. Diversos autores como Konnikova (1975), Savin (1976), Shukina (1977), Neuner (1981), Boldiriev (1982), Labarrere y Valdivia (1988) y Baranov (1989) abordan diferentes clasificaciones. Según Labarrere y Valdivia (1988), en Cuba se adopta la clasificación de Konnikova (1975), al denominarlos: métodos de formación de la experiencia moral, en la conducta y en la actividad; métodos de formación de la conciencia moral y métodos complementarios.
De forma general, dentro de los métodos de formación de la conciencia moral abordados por Konnikova (1975), se encuentran: la persuasión; la narración o conferencia ética; el diálogo, conversación o charla ética; el debate ético; la crítica y la autocrítica; el ejemplo y la exigencia. En los métodos de formación de la experiencia moral, en la conducta y en la actividad se refieren: la realización de actividades socialmente útiles, la asignación de responsabilidades, el juego y la emulación. Dentro de los métodos complementarios se destacan: el estímulo y la sanción.    
En esencia, los métodos van dirigidos a la formación de una conciencia social en las nuevas generaciones, cuyo nivel de desarrollo se manifiesta en actividades concretas en la actividad ante el estudio, el deber, las obligaciones y el trabajo en las relaciones personales. Se distinguen por su carácter humano, de respeto a los sentimientos, y tienden a la formación de cualidades positivas de la personalidad. El análisis a los métodos educativos permite expresar, que aunque sirven para desarrollar acciones preventivas de manera general, se sustentan en ejemplos y acciones positivas.
No resulta significativo el trabajo que se realiza sobre la base de las vivencias de los escolares relacionadas con el consumo de drogas porteras en sus contextos de actuación. Así mismo, no se hace suficientemente evidente en ellos las posibilidades para el trabajo cohesionado de la escuela, la familia y la comunidad, en función del desarrollo de cualidades durante el proceso.
Los métodos para el estudio y comprensión de la vivencia han variado en el decurso del tiempo. Según Vigotsky (1996, p. 61): (…) " la vivencia constituye la unidad de la personalidad y del entorno tal como figura en el desarrollo, debe ser entendida como la relación interior del individuo como ser humano, con uno u otro momento de la realidad. Es algo intermedio entre la personalidad y el medio, revela lo que significa el momento dado del medio para la personalidad." Se considera que la influencia que la realidad ejerce sobre el sujeto y su desarrollo depende no sólo de las relaciones que establece el individuo con el medio, también depende del nivel de comprensión, entendimiento e interpretación que haga de ese entorno y sus relaciones.
Por su parte Fariñas (2005, p.152): (…) "la vivencia es la conjunción dinámica de lo que el sujeto percibe o experimenta en relación con el medio (lo cognitivo) y lo que esta experiencia vale para él (relación afectiva que establece con dicho medio)". Es decir, el medio y los factores ambientales experimentan un cambio. El entorno ejerce una influencia sobre el sujeto y este desarrolla su actitud interna hacia los diversos aspectos de las diferentes situaciones que se presentan.
La personalidad, configurada desde lo social, determina en la vivencia de la realidad. Desde la configuración particular que asume en cada quien, la personalidad interviene en la comprensión y significación que se realice de una situación específica. Una situación dada, es asimilada de manera personal en función de la configuración personológica específica de cada individuo y la vivencia que se tenga de la misma.
La situación adquiere mayor o menor relevancia para el sujeto por las características propias de su personalidad. Este grado de relevancia situacional va a ser susceptible de ser vivenciado con más intensidad, en tanto sea mayor la importancia atribuida a la situación. La vivencia implica siempre una transformación, lo externo, la realidad, se individualiza, siendo reestructurada ysignificada en función de la personalidad del individuo, por lo que adquieren nuevos niveles de expresión.
La vivencia influye en el curso del desarrollo del sujeto alpropiciar la aparición de nuevas formaciones psicológicas. El dinamismo que presenta este desarrollo, modela la vivencia, la dota en cada período de nuevas características acorde a las particularidades de cada edad psicológica. Para despertar un determinado afecto en el individuo es necesario que se comprenda la situación. En la vivencia, el sujeto percibe una determinada situación y le asigna un valor emocional, un significado propio, un sentido.
Es decir, la vivencia, supone la posibilidad de adquirir conocimientos y habilidades que enriquecen a la persona, porque siempre tras una vivencia se registra una información que en el futuro, de repetirse, permitirá no solo saber cómo actuar ante una situación similar a la de la vivencia pasada, sino, que además dejará un aprendizaje revelador, que será decisivo para no repetir una mala actitud o comportamiento.
Del estudio realizado sobre el proceso pedagógico se revelan diversas inconsistencias en función de la prevención del consumo de las drogas porteras en escolares primarios, entre las cuales pueden señalarse:

  • Se aprecian limitaciones en la concepción de la prevención del consumo de las drogas porteras, en correspondencia con el enfoque ontogenético en el segundo ciclo de la Educación Primaria. En sus objetivos no se tiene en cuenta las características psicológicas del escolar, el cual es capaz de emitir juicios, criterios, valoraciones y opiniones de mayor profundidad en lo referente al tema de las drogas. Por tanto, no se propicia el desarrollo de la esfera cognoscitiva, ni la percepción del riesgo en estos.
  • En el desarrollo del proceso pedagógico, se limita el papel activo que puede desempeñar el escolar, por lo que no posibilita de manera suficiente la formación de hábitos, habilidades y modos de comportamiento en correspondencia con las exigencias del contexto
  • Las acciones dirigidas a la prevención del consumo de las drogas porteras en los escolares del segundo ciclo, no se realizan con un enfoque educativo integral como parte inseparable del proceso pedagógico.
  • Los contenidos de la educación antitabáquica y antialcohólica para el segundo ciclo de la Educación Primaria, no abordan todos los aspectos necesarios para la preparación del escolar.
  • Los métodos educativos, aunque permiten realizar acciones preventivas relacionadas con la educación antitabáquica y antialcohólica, no posibilitan desarrollar un trabajo coherente en lo relativo al tratamiento de las vivencias del escolar respecto al consumo de drogas porteras por parte de los adultos, en los diferentes contextos de actuación: escolar, familiar y comunitario.

Estas limitaciones inciden de manera negativa en la práctica escolar en relación con la prevención del consumo de las drogas porteras en escolares del segundo ciclo de la Educación Primaria. Por dicho motivo, la labor preventiva posee una extraordinaria importancia social, por lo que se insiste en la necesidad de priorizar la prevención como una estrategia que posibilite enfrentar la problemática de las drogas en el campo educacional. Este aspecto contribuye a elevar la eficiencia del proceso pedagógico y la percepción del riesgo en los escolares del segundo ciclo, donde es necesario que se involucren los diferentes agentes educativos que interactúan con los mismos.

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