LA DESILUSIÓN SEXENAL

Óscar Antonio Jiménez Morales

Filtro 2

Resultados generales del neoliberalismo en la economía, en el Estado, en la ciudadanía social y en el desarrollo humano

Ante las anteriores y muchas otras discusiones de la misma índole, Elena Martínez1 establece que devolverle el prestigio a la política y lograr que el ciudadano o ciudadana crea en ella es llenarla de contenido, relevancia y sentido. El redimensionar al Estado en tanto esfera de lo público, recobrará el espacio que hoy de manera significativa lo despojan los poderes fácticos, principalmente económico financieros tanto nacionales como internacionales, es necesario reinventarlo como gestor de proyectos colectivos. En tal sentido, se debe pugnar por subordinar la economía a la política, reconciliar el mercado con el Estado, darle voz a la gente en la escogencia del modelo y hacer que éste sea de desarrollo humano. Para ampliar la ciudadanía hay que agrandar la política y para agrandar la política hay que ampliar el debate acerca de la misma.
En el mismo ritmo, Dante Caputo2 afirma que los problemas del desarrollo democrático aparecen en una amalgama en la que se conjugan los límites del Estado con las exigencias del crecimiento económico y sus resultados frecuentemente desigualizantes; con la impotencia de la política para encarnar en poder democrático las aspiraciones de la ciudadanía; con las tensiones de sociedades fracturadas que no logran convertir su participación en voluntad política representable; con la existencia de poderes que evaden la legalidad, trafican influencias y permean las más altas instancias de decisión; con la evidencia de una globalización que acota el espacio propio de la democracia al escamotear del campo de la voluntad ciudadana los temas centrales que atañen al futuro de la sociedad. Como sabemos, toda democracia encierra una promesa de libertad, igualdad, justicia y progreso para sus ciudadanos.
En este punto faltaría agregar al sustantivo globalización, manejado por Caputo, un adjetivo: neoliberal, cuyo significado advierte sobre los procesos de dependencia, principalmente económica de los llamados países periféricos a los centrales en aras de salvaguardar e incrementar el proceso de concentración de la riqueza por parte de los segundos.
Por su parte, Fernando Calderón3, indica que la problemática más sustantiva para lograr una vinculación efectiva entre crecimiento económico y ciudadanía social está asociada con la necesaria constitución de actores políticos y sociales que puedan luchar concertadamente contra la exclusión social y la pobreza.
En varios estudios se constata que el peso del Estado es decisivo tanto para la integración social y el funcionamiento interno de la economía como para el posicionamiento de los distintos países en la dinámica global; en este tenor, Calderón se pregunta:
¿Es posible construir democracias estables en medio de la crisis, el ajuste y el cambio impuesto desde afuera? ¿Cómo fortalecer la democracia con Estados cada vez más débiles frente al mercado externo e incapaces de satisfacer mínimas demandas de la población?
Ante estos cuestionamientos, podríamos decirle a Fernando Calderón que la respuesta a la primera pregunta sería un contundente no, pues como ya hemos expuesto, las crisis, los ajustes y la reforma estructural económica impuesta desde fuera han tenido serias repercusiones sobre los niveles de vida de la mayoría de la población de los países en donde se han aplicado dichas políticas y que esto ha vulnerado tanto al desarrollo humano como al desarrollo de la ciudadanía social cuyo componente económico es crucial para el mismo.
Como respuesta a la segunda interrogante planteada por Fernando Calderón, podríamos decir que dicho fortalecimiento sería demasiado difícil pues se necesita un Estado competente y efectivo que fortalezca los diferentes ámbitos de la ciudadanía pues, debemos recordar, que el desarrollo de una ciudadanía integral se enmarca dentro de un Estado; “con Estados débiles y mínimos sólo puede aspirarse a conservar, en el mejor de los casos, democracias electorales o procedimentales: la democracia de ciudadanas y ciudadanos requiere de una estatalidad que asegure la universalidad de los derechos”.4
En este sentido, debemos apuntar lo que establecen Alberto Aziz y Jorge Alonso Sánchez: “son objetivos ineludibles de un Estado la estabilidad política, la paz social y el desarrollo económico. Conforme se fueron extendiendo las necesidades y los reclamos sociales, fue apareciendo el denominado Estado de bienestar (…) No se trata de una dádiva compasiva sino que esa acción redistributiva obedece a derechos reconocidos a la existencia, al salario justo, a la seguridad social, a la alimentación, a la educación, a la salud, a al vivienda, al ambiente digno…Aunque, en su auge, los Estados reclamaban a la construcción de una nacionalidad única, con el tiempo se ha visto que la mayoría de los territorios estatales se asientan en una gran variedad de nacionalidades”.5
El desarrollo de la democracia depende de que se amplíe la ciudadanía social, sobre todo a partir de la lucha contra la pobreza y la desigualdad, y de la creación de empleo de buena calidad.
Ahora bien, dentro de las repercusiones del neoliberalismo y de la globalización neoliberal en el desarrollo humano, podemos apuntar que al interior de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los cuales son el conjunto de metas cuantificadas y limitadas en el tiempo para reducir la pobreza extrema y ampliar los derechos universales del año 2005 al 2015, entregan elementos de referencia para medir los avances, sin embargo, informa el PNUD en el año 2005, que la humanidad estará muy lejos de cumplir los ODM de mantenerse las actuales tendencias.6
Indica el informe que la década 2005-2015 podría pasar a la historia como una década más de oportunidades mal gastadas, esfuerzos poco entusiastas y una cooperación internacional insuficiente y ahora con la actual crisis económica que enfrenta la mayoría de los países, estamos seguros, las metas quedarán aún más lejanas.  La brecha entre la meta de los ODM de reducir la pobreza a la mitad y los resultados proyectados equivale a 380 millones de personas adicionales en los países en desarrollo cuyos ingresos serían inferiores a un dólar al día en 2015.
La meta de los ODM de educación primaria universal tampoco se cumpliría de mantenerse las tendencias actuales y 47 millones de niños de los países en desarrollo seguirán sin asistir a la escuela en 2015.
El déficit de oportunidades educacionales sigue siendo enorme y, en una economía “globalizada” (y más de la forma en que se globaliza) todavía se niega la más básica educación primaria a unos 115 millones de niños, la mayoría de los niños no matriculados provienen de África subsahariana y Asia meridional. Debemos apuntar que las desigualdades basadas en el género siguen afectando la educación de las niñas. Una niña promedio puede esperar recibir un año menos de educación que un niño en los países africanos y árabes, y dos años menos en Asia meridional, precisamente por la discriminación de género.
Por supuesto que el desarrollo humano implica mucho más que los ODM y sus metas y, de hecho, muchas de ellas son bastante escuetas en sus aspiraciones, no obstante, fracasar en el cumplimiento de dichos objetivos representaría un retroceso muy importante y lo más seguro es que fracasen de acuerdo a los escenarios actuales de crisis económica.
Las diferencias entre desarrollo humano entre ricos y pobres, ya de por sí importantes, están aumentando. Al mismo tiempo, algunos de los países más publicitados como historias de éxito enfrentan dificultades para traducir su creciente prosperidad en desarrollo humano; sin embargo, no debemos subestimar, ni tampoco exagerar, la magnitud del progreso que ha experimentado el desarrollo humano en el último decenio7. Parte del problema de las mediciones globales es que ocultan grandes variaciones entre regiones y al interior de las mismas, así como las brechas en todas las dimensiones del desarrollo humano, de hecho, el progreso registrado en desarrollo humano ha sido poco uniforme entre y dentro de las regiones y en sus diferentes dimensiones.8
Es más, estamos seguros que el proceso de medición del Índice de Desarrollo Humano es muchas de las veces ineficiente precisamente por lo que dice el PNUD, es una medición muy general en la que las generalidades esconden particularidades y, éstas, especificidades.
No obstante, el caso de Bangladesh y China, que de acuerdo a la clasificación 2005 del IDH, fueron los dos países que más registraron mejorías, China arribó 20 lugares en esta clasificación y 32 lugares en la clasificación de la riqueza. En este sentido, para China el reto se traduce en asegurar que el pujante aumento en el ingreso genere avances sostenidos en las dimensiones no económicas del desarrollo humano, sin embargo, después de todo, el ingreso es un medio para conseguir, mantener o elevar el desarrollo humano, no un fin en sí mismo, esto debe quedar subrayado, es aquí donde entran las habilidades y los consensos políticos.
Algunos países se desempeñan mucho mejor que otros en la tarea de convertir la riqueza económica en desarrollo humano. Arabia Saudita tiene un ingreso medio mucho más elevado que Tailandia, pero ocupa una posición similar dentro de la clasificación del IDH. Guatemala casi dobla el ingreso de Viet Nam, pero clasifica en una posición más baja en este mismo índice.
Es importante decir que grandes brechas entre la riqueza de un país y su clasificación en el IDH suelen ser una indicación de profundas desigualdades estructurales que impiden la conversión de la creación de riquezas en desarrollo humano.9
Ahora bien, las ideas sobre la desigualdad, al igual que aquellas sobre la imparcialidad y la justicia social se fundan en valores. Las desigualdades pocas veces se dan de manera aislada sino que crean estructuras de desventajas que se refuerzan unas a otras y acompañan a la gente durante sus diversos ciclos de vida y se transmiten de generación en generación o en dado caso, muy difícilmente se dejarían de transmitir. La desigualdad del ingreso varía notoriamente de una región a otra. En términos generales, América Latina y África Subsahariana registran niveles muy altos de desigualdad, mientras que Asia Meridional y los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) presentan niveles mucho menores aunque dentro de esta comparación, México queda en un lugar ambiguo toda vez que pertenece tanto a la OCDE como a América Latina, sin embargo, los niveles de desigualdad en dicho país son bastante fuertes, al precisar la medición, México presenta, de acuerdo al informe 2005, “una desigualdad interior con respecto a los ingresos del 54.6 dado el coeficiente de Gini”.10 Es importante mencionar, que aunque no existan umbrales claros, los países con coeficientes de Gini11 superiores a 50% pueden considerarse en la categoría de alta desigualdad. Las tendencias que muestra la desigualdad de ingreso son de gran importancia para dimensiones más amplias del desarrollo humano como para la pobreza de ingresos.12
Ahora bien, el informe 2005 del PNUD indica que la generación de riqueza (ingreso) mexicana observada ha llegado a tal extremo que 5% del ingreso de la quinta parte de los hogares más ricos del país serviría para sacar de la pobreza a 12 millones de mexicanos. La comparación en desigualdad es notable, Viet Nam, nación devastada por una guerra colonial que la enfrentó con Francia y Estados Unidos, logró a la vuelta de tres décadas un éxito notable en materia de desarrollo humano de sus habitantes, que ha ido aparejado con el superávit en materia de exportaciones, aunque este último dato no es indicativo del nivel de desarrollo humano de un país o de una sociedad.
 En marcado contraste, entre 1993 y 2003 el crecimiento económico per cápita en México promedió poco más de uno por ciento. En ese periodo, los salarios reales permanecieron estancados (más bien disminuyeron, como lo demostraremos en el capítulo 5 de la Tesis) el desempleo creció respecto del nivel que tenía a comienzos de 1990, la extrema pobreza disminuyó pero sólo a niveles mínimos, según el informe; mientras que la desigualdad en general se incrementó; en esta última radica una de las razones del atraso del desarrollo humano en nuestro país, los factores que explican el fracaso en México13 en materia de desarrollo humano constituyen un reflejo de los factores que explican los buenos resultados en un país como Viet Nam.
Según el Informe 2005 del PNUD sobre desarrollo humano, la desigualdad, en materia de educación, se ha agravado más en las entidades federativas del sur de nuestro país ya que la tasa de analfabetismo varía desde 3 por ciento en la ciudad de México hasta 20% en Chiapas y Guerrero. En los municipios predominantemente rurales y montañosos, la alfabetización es del 28 por ciento de la población, la mitad del nivel que registra el país africano del Sudán. En dichos estados y, en general, en la mayoría de los estados sureños el informe indica que la carencia educativa la resisten más las mujeres, cuyo nivel de analfabetismo es similar al de Mali, pero en general alerta sobre la descomposición que priva en México por las diferencias entre regiones en cuanto a nivel de enseñanza, servicios sanitarios e infraestructura.
Según el PNUD, México está entre el grupo de naciones que en el ámbito mundial no podrán cumplir con la meta del milenio de reducir a la mitad la cifra de fallecimientos de niños menores de cinco años, aunque las causas de los decesos sean evitables. Por otra parte, se resalta que la reducción de la pobreza absoluta se encuentra fuertemente condicionada por la desigualdad, México presenta una tasa de pobreza infantil superior al 20 por ciento.
En el año de 1990, según el informe sobre Desarrollo Humano, México ocupó la posición número 40 de 130 considerados. En la clasificación del año 2001, el país ocupaba el lugar número 51 de 162 países, mientras que para el informe del 2002 el país ocupó el lugar número 54 de 173 países.14
Ahora bien, con la exposición de algunos de los resultados generales de la globalización en la economía y en el desarrollo humano, ya tenemos la evidencia empírica suficiente, en términos generales, para poder sostener que los niveles de vida de mucha gente, principalmente la que vive en países en vías de desarrollo entre ellos México, se han deteriorado; el desarrollo humano en este último país ha descendido y que los niveles de desigualdad se han ensanchado, en esta tónica, dichos cambios o transformaciones tanto en la esfera económica como en la social, podrían tener, a su vez, algunos efectos de transformación en la cultura política de los ciudadanos, y éstos, tener algunos efectos en el comportamiento electoral, entre ellos el abstencionismo, de los mismos.
Entonces, ¿qué relación existe entre los efectos del deterioro tanto de la esfera económica como la social en el comportamiento electoral de los ciudadanos?
Y ¿qué relación existe entre cultura política y el binomio abstencionismo participación electoral? Antes de llevar a cabo la exposición de nuestras ideas en torno a ello, es necesario decir que ya hemos podido ingresar a la “corteza nuclear”, en nuestro modelo teórico, en donde se encuentra precisamente esta relación junto con las teorías de geografía política y electoral, y democracia representativa, en apartados posteriores, justificaremos la necesidad de tratarlas.


1Martínez, Elena, “Prólogo”, en La democracia en América Latina, hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Opus citatum. Consulta www.pnud.

2 Caputo, Dante, “Presentación: El debate de una agenda ampliada” en La democracia en América Latina, hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Opus citatum. Consulta www.pnud.

3Calderón, Fernando, “Notas sobre la crisis de legitimidad del Estado y la democracia” en La democracia en América Latina, hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Opus citatum.

4 Resumen, La democracia en América Latina, hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Buenos Aires, Argentina, PNUD, diciembre de 2004. Consulta www.pnud

5 Aziz, Nassif, Alberto y Jorge Alonso Sánchez, Globalización, poderes y seguridad nacional, México, D.F. Ed. Porrua, Ciesas, 2005. pag. 16

6 PNUD, “La situación del desarrollo humano” en Informe sobre desarrollo humano, 2005, Nueva York, Nueva York, E.E.U.U. Ediciones Mundi Prensa, 2005. 

7 El VIH/ SIDA es responsable de numerosos retrocesos en cuanto a desarrollo humano que, fuera de la salud, influyen en áreas relacionadas con la seguridad alimentaria, educación entre otras. Los hogares que han sido golpeados por el VIH/SIDA caen en una verdadera trampa financiera pues los costos de salud aumentan y los ingresos caen. Los costos del tratamiento pueden alcanzar hasta un tercio del ingreso familiar, e incluso más, y desplazar los gastos en otras necesidades, se calcula que en la actualidad hay 38 millones de personas infectadas con este virus y, de éstas, 25 millones viven en África Subsahariana, ahí, la letal interacción del estancamiento económico, lento progreso en educación y la propagación del VIH/SIDA ha generado una caída abrupta en la clasificación del IDH. Debemos indicar que la disminución de la esperanza de vida es un indicador que capta el efecto de dicho binomio. Idem.

8 Idem.

9 La mejor forma de captar la magnitud de la desigualdad mundial es mediante los modelos de distribución del ingreso mundial. Estos modelos se basan en los datos de Encuestas de Hogares Nacionales para crear una distribución  mundial unificada del ingreso, mediante la cual se ubica a todas las personas del mundo en una clasificación unificada sin importar el lugar en que vivan.

10 Idem, pag. 62. Según este informe, países latinoamericanos como Chile y Brasil registran niveles de desigualdad con respecto a los ingresos mayores a los de México con coeficientes del 57.1 y  59.3

11 Recordemos que el Coeficiente de Gini es una medida estadística sobre concentración/distribución, entre más se acerca a 1 mayor es la desigualdad, o bien, la concentración de la variable que se esté estudiando. Si atendemos a la variable ingreso, un coeficiente de Gini mayor significaría que menor es la proporción de ingreso nacional que captan los sectores más pobres de la sociedad.

12 Debemos considerar que una mejor distribución puede potenciar el desarrollo mediante dos vías: una estática y otra dinámica. A cualquier tasa de crecimiento, mientras mayor sea la participación de los pobres en el incremento en la riqueza económica, mayor será la relación entre reducción de pobreza y crecimiento, conocida como la elasticidad de la pobreza-crecimiento. Y como resulta lógico, la desigualdad extrema puede constituir un freno al crecimiento.

13 Los municipios que según el Informe 2005 del PNUD identifica como los de mayor marginación y menor desarrollo humano son: Metlatónoc, Guerrero; Tehuipango y Mixtla de Altamirano, Veracruz; y Coicoyán, Oaxaca.

14 El índice de desarrollo humano (IDH), propuesto inicialmente en 1990 por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ha escogido tres dimensiones o variables básicas para la medición: longevidad, conocimientos y acceso a recursos. Como indicadores de estas dimensiones se ha propuesto tomar la esperanza de vida al nacer, la tasa de alfabetización, la matriculación escolar y el PIB per cápita; indicadores que, según nuestra opinión, son demasiado generales cuyos resultados de su medición esconderían, como hemos establecido, particularidades y especificidades muy diferentes.

Volver al índice

Enciclopedia Virtual
Tienda
Libros Recomendados


1647 - Investigaciones socioambientales, educativas y humanísticas para el medio rural
Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores)

Este libro es producto del trabajo desarrollado por un grupo interdisciplinario de investigadores integrantes del Instituto de Investigaciones Socioambientales, Educativas y Humanísticas para el Medio Rural (IISEHMER).
Libro gratis
Congresos

15 al 28 de febrero
III Congreso Virtual Internacional sobre

Desafíos de las empresas del siglo XXI

15 al 29 de marzo
III Congreso Virtual Internacional sobre

La Educación en el siglo XXI

Enlaces Rápidos

Fundación Inca Garcilaso
Enciclopedia y Biblioteca virtual sobre economía
Universidad de Málaga