COMPETENCIAS EMOCIONALES Y RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS INTERPERSONALES EN EL AULA

Lucicleide De Souza Barcelar

1. COMPETENCIAS EMOCIONALES

1.1. INTRODUCCIÓN

El capítulo que presentamos a continuación, tiene por finalidad principal ponernos en contacto con los pilares del constructo de las competencias emocionales.

Inicialmente, hemos realizado una breve aproximación al estudio de las emociones desde diversos aspectos a través de un paseo por su historia, a partir de las principales corrientes filosóficas y psicológicas. Enseguida presentamos  los estudios de conceptualización de la competencia emocional desde autores como: Gardner (1983), Salovey y Mayer (1990) Goleman (1995), con la finalidad de conocer  el constructo desde diversos autores.

 Nos adentramos en la puesta en relieve  de este tema en la práctica, teniendo en cuenta algunos proyectos que están siendo desarrollados desde centros académicos  y siendo llevados a cabo a través de programas de educación emocional orientados al desarrollo integral del individuo.

1.2. LAS EMOCIONES: PRINCIPALES CONTRIBUCIONES

Desde la antigüedad la emoción es tema de reflexión, Sócrates preconizaba "Conócete a ti mismo", lo que entendemos como alusión al conocimiento del mundo interior del ser humano, sus sentimientos y emociones. Con Platón el miedo y el placer están presentes en su "República". Pero posiblemente, Aristóteles en  su "Ética a Nicómaco" sea el primer pensador en  presentar un trabajo más consistente y amplio, refiriéndose a la necesidad de comprender sobre la cólera en el comportamiento humano… Siglos más tarde  Charles Darwin revoluciona con su teoría "El origen de las emociones en los hombres y en los animales" prestando un enfoque evolucionista. A la vez, Descartes consideró  la emoción como algo que debía estar subyugado a la razón. Esta idea  se perpetuó  hasta el siglo pasado, reflejada en gran medida en la psicología. Pero  a pesar de  las más diversas interpretaciones, el estudio de la emoción  transcendió las épocas y hoy es respetado  en el mundo científico.

Para hacer esta recogida nos hemos fundamentado principalmente en la revisión de Bisquerra (2000) y Calhoun y Salomom (1989).

A  continuación exponemos las aportaciones desde los principales antecedentes filosóficos, evolucionista, fisiológico, conductual, cognitivo… que consideramos esenciales como punto de partida para la comprensión del constructo emocional, pero desprovisto de cualquier intención de agotamiento del tema, sino con la finalidad de aportar conceptos claves para  obtener una aproximación sobre el estudio de las emociones.

1.3. ANTECEDENTES FILOSÓFICOS

En la República de Platón (428-347 a. de C) las emociones están presentes a través de términos como el dolor y el placer. El exceso  de alguno de estos elementos afecta a la razón del hombre, y  a la vez la sociedad tiene como tarea hacer que los más viejos enseñen a los más jóvenes a descubrir el placer sin exageración en tareas concretas. Ya en "El Banquete"  Sócrates, hace una reflexión  apológica acerca del amor. Por otra parte, la contribución  más consistente y elaborada  sobre la emoción surge a partir de los estudios de Aristóteles.

Para Aristóteles (384-322 a. de  C) la emoción es definida como una condición según la cual el individuo se transforma hasta tal punto que se queda con el juicio afectado, que viene  acompañado de placer y dolor. Las palabras clave que Aristóteles asocia a las emociones son envidia, cólera, lástima y temor. Sin embargo, el enfoque del estudio de Aristóteles sobre  las emociones es centrado en la cólera. Así aborda los factores que desencadenan la misma, llegando a reconocer algunas reacciones fisiológicas y comportamentales, analizando las creencias morales y sociales. Posteriormente en "Ética a Nicómaco", Aristóteles señala que las emociones pueden ser educadas  y a la vez utilizadas a favor de una buena convivencia.

Por otro lado, las aportaciones proporcionadas por los estoicos  sobre las emociones, parten desde un punto de vista totalmente negativo, las consideraban como una perturbación innecesaria del ánimo. Séneca ya condenaba la emoción como algo que puede convertir la razón en esclava. Crisipo veía la emoción como algo perturbador basándose en su teoría de los contrarios  afirmó  que <<el mal consiste en lo que es contrario a la voluntad de la razón del mundo destruye y perturba el equilibrio>> .

Los estoicos  atribuyeron  la culpabilidad de los problemas humanos a las emociones como  resultado de los juicios que el individuo tiene del mundo. De esta manera los estoicos son considerados los precursores en estudiar las emociones partiendo de una valoración cognitiva.

Posteriormente en  la Edad Media, se consideró que el lado racional del alma está en lucha para controlar los deseos y apetitos, los cuales originan las pasiones. Según los preceptos de la iglesia, las personas que no fuesen capaces de controlar las pasiones, estarían pecando y por lo tanto deberían ser castigadas a través de la penitencia. Para Bisquerra (2000: 31) la Edad Media  fue una etapa en la que se tenía una idea negativa  de la existencia, pesimista, un "valle de lágrimas"  en el que las emociones positivas no tenían cabida.  La mayoría de las teorías medievales ligaban las emociones a las pasiones, apetitos y deseos, considerándolas como algo que se debía controlar.

Desde la tradición filosófica, en general, se ha identificado a la emoción con la metáfora del amo y el esclavo. El amo es la razón y el control que se contrapone al esclavo, que son las emociones y las pasiones. El dualismo mente-cuerpo está presente en está metáfora.
          
Como hemos visto, durante la Edad Media la emoción fue denominada bajo el término pasión, que tenía una connotación peyorativa. Consideraban que estaba relacionada con la parte irracional del ser humano y que la razón debía tener control sobre las pasiones. Posteriormente en la Edad Moderna, surge René Descartes (1596-1650) con su clásico "Las pasiones del alma", el mismo parte de  una visión dualística de cuerpo y mente. Se apoya en la teoría que la emoción es una sensación. Denominó las emociones como pasiones, las cuales están divididas entre  la mente (pensamientos) y el cuerpo (percepciones).
Descartes señala que la unión entre el cuerpo y la mente  se concentra en el cerebro, más concretamente en la  glándula pineal. Según Descartes, en este punto reside el alma y es a la vez dónde están ubicadas las emociones, definidas como alteraciones pasivas resultado de los espíritus animales que activan el cuerpo. Empleó en el estudio de las emociones aspectos fisiológicos (excitación física) y la valoración de algunas emociones por el sujeto (percepción), lo que de una cierta manera contribuyó para el desarrollo de teorías posteriores tanto en el ámbito fisiológico como cognitivo.

Los filósofos mencionados y  trabajos posteriores  de Spinoza (1632-1677), Kant (1724-1804), Nietzsche (1844-1900) y otros. Sin sombra de dudas corroboraron desde una propuesta filosófica  llevar a la luz  el lado más subjetivo y de difícil comprensión del hombre:  sus sentimientos y emociones.

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