METODOLOGÍA PARA LA FORMACIÓN SOCIO - IDENTITARIA DEL LICENCIADO EN HISTORIA.

María del Carmen Véliz Torres

1.2- Los contenidos de la enseñanza de la Historia de Cuba y el proceso de formación del historiador.


El análisis de la enseñaza de la Historia en Cuba admite múltiples observaciones que en este estudio estarán centradas  fundamentalmente en los siguientes indicadores:

La enseñanza de la historia en Cuba se ubica en el siglo XIX, y se caracteriza  por una fuerte influencia de la educación y cultura española, juega un papel preponderante la Iglesia Católica favorecida por la condición de colonia de España que tiene el país. En esta etapa se comienzan a dar los primeros pasos en la comprensión de la historia como un proceso evolutivo ascendente, aunque aún se concibe al hombre como un objeto histórico y no como creador de la historia.
La historiografía cubana en el período estaba en ascenso, se daban pasos firmes para la conformación de obras de carácter nacional que influyera en la enseñanza de la Historia de Cuba, teniendo en cuenta que los primeros historiógrafos criollos recreaban lo regional.
En el período comprendido entre 1860 – 1861 se publican los primeros programas de las diferentes asignaturas de Historia, vinculadas a la Geografía y se le otorga a la Historia de España el mayor peso frente a la historia nacional. Como característica fundamental de esta etapa se puede señalar que constituye un reflejo de la educación escolástica, arcaica, verbalista y memorística imperante en la época. Con respecto a los programas eran diseñados a criterios de sus autores, por lo que no se establecía la relación dialéctica entre los procesos históricos. Este sistema conllevaba a una educación con omisiones de contenido al quedar determinado por la cultura histórica del profesor, existiendo diferencias cognitivas entre los estudiantes del mismo nivel.
Ante esta característica de la enseñanza de la época, el célebre filósofo y educador cubano Félix Varela reclamó la necesidad de enseñar a pensar y razonar a los estudiantes y llevó a la práctica estas ideas desde su cátedra del Seminario de San Carlos. Abogó por un uso racional y creativo de los libros de textos como medios de enseñanza. Correspondió a él ser el primero en plantear teóricamente el lugar y papel de la historia como ciencia en la plasmación de la autoconciencia nacional. José de la Luz y Caballero, seguidor de Varela en el Colegio Caraguay, comienza en 1837 a impartir la asignatura de Historia.
Le corresponde a este último prestigioso educador el analizar desde épocas tempranas la importancia que se le concede a la historia regional en interrelación con la nacional como fuente para la identidad, y al respecto escribió
Es sumamente interesante para la patria infundir a sus hijos, con la leche, un amor entusiasta por ella, no habiendo modo más propio de conseguir tan precioso fin como el de familiarizar […] con ciertos recuerdos de la historia peculiar de su pueblo nativo porqué estas impresiones se gravan hasta la muerte para que sirva como de núcleo a la de su nación.
Ya en esta temprana fecha se avizoran las raíces del proceso de enseñanza-aprendizaje consciente en la enseñanza de la Historia, evidentes en las concepciones pedagógicas de Félix Várela y José de la Luz y Caballero. A pesar de sus esfuerzos y el de otros intelectuales de la época, estos criterios de vanguardia no lograron generalizarse en la concepción pedagógica de la época y con ello en la formación socio identitaria del estudiantado. Con respecto a la enseñanza de la historia -en la escuela oficial no se logró impartir una historia de carácter nacional- menos aún regional.
Con respecto a la enseñanza de la misma, José Martí expresó “… esa desnuda Historia, cronológica, inútil y falsa que se obliga a aprender en nuestras Universidades y Colegios” y luego señalaba “la enseñanza tiene que ser científica porque el mundo nuevo requiere la escuela nueva.” Estos criterios demuestran la posición progresista de los educadores del siglo XIX abogando además por una enseñanza que transitara por la ciencia y la nacionalidad cubana y conllevara a la conformación de una identidad nacional.
Del  análisis de este período histórico, correspondiente al sXIX cubano se concluye que en él se manifiestan intentos de una historia general de la Isla en la historiografía,  pero no llegan a constituirse en contenidos de la enseñanza de la Historia Nacional.
Predomina un enfoque tradicional en el que está ausente la interrelación de contenidos locales- regionales y nacionales, solo José de la Luz y Caballero realiza intentos serios por difundir y explicar la importancia de la historia regional y local para la formación de un pensamiento nacional y con ello de una concepción que contribuya a la conformación de la identidad nacional.
El contenido de la enseñanza  se relacionaba fundamentalmente con la Historia de España con una fuerte carga de sometimiento a la Metrópoli y la Iglesia Católica.
Los métodos usados tienen un carácter verbalista, es marcado el escolasticismo y objetivos ceñidos a la reproducción.
Durante la Primera Intervención Norteamericana se publica un Manual para los exámenes de los maestros y maestras cuyos autores fueron Carlos de la Torre, Vidal Morales, Manuel Sanguily, y Esteban Borrero (1901).En él se plantea la necesidad de enseñar la historia nacional y la de la localidad y apuntan “…por mucho que se recomiende el cosmopolitismo en la enseñanza de la historia, adviértase que la de la localidad y la de la patria en general han de ser objetos en todos los grados de mayor consideración, porque en último resultado nos ha de interesar más nuestro país que los ajenos.”
Este Manual intentaba contrarrestar el enfoque que distorsionaba totalmente la verdad histórica, con carácter reaccionario, antinacional, sobrevalorando el papel norteamericano en la guerra. La actuación de las personalidades revolucionarias cubanas en la historia no se estudiaba, José Martí se mencionaba, pero no se analizaba su pensamiento. En la historiografía existen varios enfoques desde el conformismo político, el pro anexionismo de figuras como Figueras, Rodríguez hasta las posiciones más revolucionarias de Enrique Collazo y Gerardo Castellanos.
En la primera ocupación, por interés de los EU se habilitan una mayor cantidad de escuelas públicas, sin embargo, en la Circular 5 con fecha 20 de mayo de 1901, se excluyen dentro de las prioridades pedagógicas la enseñanza de la Historia de Cuba, se imparten algunos contenidos dentro de la Historia de América .Es un período de tránsito para imponer nuevas formas de enseñanza que respondan a los patrones de la escuela norteamericana coexistiendo las características de la etapa anterior.
Ya en la época de la República Neocolonial los efectos de la intervención norteamericana se reflejan marcadamente en la enseñanza de la Historia, se introduce en la enseñanza primaria la Historia Nacional entre las asignaturas a impartir. Estos estudios se caracterizan por la presencia de los relatos, los contenidos eran tratados de forma aislada y en el plano factológico, por otra parte, el enfoque oficial de los hechos de la Historia Patria estaba marcadamente influido por una posición clasista, lo cual distorsionaba la veracidad de los hechos. Fueron obviamente olvidados u omitidos de los documentos oficiales, los males vividos por los cubanos como consecuencia de la política colonial impuesta por España, así como la heroicidad de los mambises durante las luchas por la independencia.
El objetivo fundamental al que se aspiraba en las clases de Historia era transformar los valores culturales y las actitudes políticas hacia posiciones pronorteamericanas.
A pesar de ser esta la política oficial, en el magisterio cubano hubo una tendencia a exaltar los verdaderos valores patrióticos y a distinguir figuras que conforman la identidad nacional, de una manera creciente, desde los primeros años de la República hasta el triunfo de la Revolución.
En 1910 se funda la Academia de la Historia como órgano encargado de otorgar sanción oficial a los relatos constitutivos de la historia patria y determinar la relación contenido- cultura histórica.
En 1926 se establece un nuevo Plan de Estudio para las escuelas urbanas y rurales en la enseñanza primaria elemental, se introduce el estudio de la historia local. Para el tercer grado, la circular 114 exponía:
[…]el conocimiento de la historia local en sus hechos más sobresalientes debe preceder y servir de base a la historia nacional […].para el alumno debe ser altamente interesante saber cómo surgió la comunidad en que vive y de la cual forma parte y cómo fue modificándose y desarrollándose a través del tiempo hasta su estado actual […] el alumno encontrará un fecundo manantial de introducción de reflexión y de satisfacciones espirituales que contribuirán a despertar en él, amor a su pueblo y el deseo de contribuir a su engrandecimiento. Deseo que sea un poderoso factor de formación cívica y moral.
Este plan tendría dos inconvenientes fundamentales: uno, la cultura histórica del maestro, y otro, la carencia de textos. Se orientó trabajar buscando información en los archivos, parroquias, informes, notarías. Además se prepararon manuales con datos locales. En una búsqueda de soluciones se acordó seleccionar al docente que escribiría la historia de la localidad; se redactaron algunas historias memorísticas, reproductivas y de corte conservador en algunos lugares.
De manera excepcional, se distinguen por su valor pedagógico los textos de Historia Elemental de Cuba para uso de las escuelas primarias, de Ramiro Guerra, y el de Nociones de Historia de Cuba, de Vidal Morales. En este último libro se incluye en la estructura, una guía metodológica con sugerencias para trabajar en las clases de Historia.
En el período Ramiro Guerra imparte en Santa Clara la conferencia La enseñanza de la Historia Local, luego se publica bajo el titulo La Defensa Nacional y la Escuela, en 1923 y posteriormente expresa que;  .“el texto no debe ser una colección de bibliografías, de historias de poblaciones o de temas históricos de poblaciones o de temas históricos ya compuestos, para una repetición mecánica, sino que el alumno utiliza la información para la preparación de trabajos personales relativos a las más interesantes cuestiones históricas."
Es de destacar su contribución al estudio de la historia local señalando que el estudiar la historia del lugar donde se desenvuelva la vida del alumno, de lo que está más cerca de él, despierta el interés por la historia nacional, le ayuda a comprender mejor las luchas del pasado, el valor de la historia del país, a apreciar lo nuestro, es una fuente de inspiración y patriotismo.
La historia que se enseña en este período está basada fundamentalmente en los procesos políticos y la influencia positivista, aunque no están tratadas con toda la intensidad característica de este paradigma: las fuentes primarias.
En general, la enseñanza de la Historia estaba en función de legitimar el sistema capitalista establecido y contribuir a divulgar los intereses del orden burgués. En la enseñanza media no se introduce la Historia de Cuba en sus programas de estudio hasta después de 1941 -en la enseñanza primaria esto ocurre en 1914--, este tema fue objeto de preocupación por los más avanzados pedagogos de la época en relación con que los bachilleres no conocían prácticamente la historia del continente americano, y menos aún la de su propia Patria. La Historia que se imparte es desigual en lo espacial y cronológico.
En 1948, el prestigioso historiador Julio Le Riverend Brusón, en el VII Congreso Nacional de Historia celebrado en Santiago de Cuba expresa que la historia regional y local debía ser considerado como uno de los elementos básicos para la impartición de la Historia de Cuba.
La historiografía se hizo eco -en algunos historiadores- de la necesidad de integrar la regionalidad a la enseñanza así como la de escribir una obra nacional que llenara el vació existente en la llamada historia nacional El texto que se utiliza en la enseñanza media a partir de los años finales de la década del cuarenta pertenece al libro de Historia de Cuba de Fernando Portuondo que constituye el mejor material escrito en función de la docencia en la Neocolonia.
En este período se dieron pasos más firmes a nivel teórico para vincular los contenidos regionales, locales y nacionales, solo en la primaria se dieron movimientos prácticos para la realización de la misma. Predomina un aprendizaje memorístico, aún cuando existen concepciones teóricas con una tendencia  hacia un aprendizaje más consciente.
El método que era empleado en líneas generales en todas las enseñanzas era la exposición lineal de todo el material docente sin interacción con el estudiante, ofreciéndose una gran cantidad de datos, leyendas y narraciones. Se mantenía el verbalismo y los estudiantes como entes pasivos a los cuales se les ejercía solo la memoria reproductiva. No obstante las limitaciones de la enseñanza de la Historia en el período Neocolonial, motivado por las condiciones histórico-concretas, es necesario enfatizar la actitud y el trabajo pedagógico de muchos profesores, que con su ejemplo y labor diaria, formaron generaciones de revolucionarios y patriotas, que condujeron al triunfo de la Revolución.
El Triunfo de la Revolución Cubana provocó transformaciones en todas las esferas de la vida económica, política y social y particularmente en la esfera educacional. Para comprender mejor la enseñanza de la historia y tomando en cuenta los indicadores se divide dos etapas bien delimitadas desde 1959 hasta 1989 y desde la década de los 90 hasta la actualidad.
Los primeros años de Revolución se caracterizan por una época de organización de la enseñanza de la Historia y de su enfoque, a la luz de una concepción científica del desarrollo social pero, quedaron en un segundo plano los aspectos de la organización didáctica y metodológica.
Estaba priorizado el qué enseñar y no queda definido desde el primer momento el cómo, o sea, el problema del método de enseñanza. En este aspecto los cambios emanan de la lógica del contenido que transforma su enfoque, aunque se mantiene el mismo ordenamiento de las asignaturas.
Buscando una integración a la historia del proceso revolucionario mundial se produce “cierto olvido” de la Historia de Cuba. En el pre universitario en la década del setenta del pasado siglo se excluye, sustituyéndola por Problemas del Mundo Actual, esto lleva a que los estudiantes cubanos de esa etapa solo recibieran Historia de Cuba en 9no. Grado, lo que provocó a su vez, cierto desconocimiento de la historia patria, tan necesaria para la conformación de la identidad nacional: la historia regional, no se mencionaba.
Con respecto a la historiografía se cuentan con los trabajos de Sergio Aguirre, Julio Le Riverend y Jorge Ibarra, buscando una Historia de Cuba que se acercara más a las transformaciones del período
La década del 70 fue decisiva en el resultado de una concepción científico – metodológica del sistema de enseñanza general y de la Historia en particular.
El efecto final se expresa en la concepción de programas con un enfoque lineal, estructurado sobre la base de una periodización científica del proceso histórico, fundamentado en la necesaria interrelación Historia Universal - Historia de Cuba. Con la implantación de estos nuevos programas se produce un salto cualitativamente superior en la enseñanza de la Historia, evidente en los libros de texto, cuadernos de trabajo y orientaciones metodológicas. No obstante, la asignatura Historia de Cuba pierde personalidad propia y en general la disciplina Historia, remeda bastante el enfoque soviético, sin tener en cuenta nuestras mejores experiencias.
En el preuniversitario se lleva a la práctica la enseñanza de la historia relacionada con la Historia del Movimiento Obrero Comunista Internacional y Cubano, lo que motivó que no se diera con todos los requerimientos básicos  para comprender lo mejor de las tradiciones revolucionarias cubanas. Con respecto a esta situación el Comandante en Jefe Fidel Castro expresaba: “…veíamos con preocupación la subestimación de la historia del país […] se estudiaban otras historias de otros países y se sabia más de la historia de otros países que la de nuestro propio país.”
Podría sintetizarse el quehacer pedagógico de esta etapa señalando que aún no se expresan vínculos entre los contenidos regionales, y nacionales, además los contenidos nacionales se diluyen  en la historia universal y del movimiento obrero internacional. En los métodos predomina la exposición oral con una modesta introducción a la necesaria actividad del estudiante en las clases de Historia.
Desde la década de los noventa se desarrolla un proceso permanente de perfeccionamiento continuo de programas y libros de texto, y en el trabajo pedagógico de los profesores de Historia. La tendencia es al aumento del estudio de la Historia de Cuba, incluida la localidad y el desarrollo de métodos productivos que desarrollen el pensamiento del estudiante.
No obstante los serios esfuerzos, aún no se alcanza como resultado generalizado un aprendizaje verdaderamente consciente de la Historia. En este sentido, ha existido de forma continua una línea de desarrollo teórico en la metodología de la Enseñanza  de la Historia, que tiene sus raíces en la obra del profesor Pedro García Valdés y que la Pedagogía revolucionaria enriquece con los textos de los profesores Justo Chávez, Bárbara Rafael, Rita Marina Álvarez, y Horacio Díaz.
Se incrementan las horas de estudio y se establecen en este período las pruebas de ingreso a la Enseñanza Superior para las carreras de Humanidades. En el 2000 se extienden dichas pruebas para ingresar a cualquier carrera universitaria, se les da el nombre de Examen de la Patria, lo cual busca apuntar a la importancia que tiene la historia para la identidad nacional cubana.
Sobre la base de los criterios expuestos anteriormente podemos concluir, que la enseñanza de la Historia ha tenido hitos, marcados por situaciones socio-políticas que han impulsado y matizado su desarrollo y que transitan desde una enseñanza con influencias positivistas, de tipo memorística y reproductiva hacia una enseñanza (aún como ideal y aspiración) activa y desarrolladora. En los momentos actuales, la educación cubana se propone como su principal objetivo la formación de hombres y mujeres integrales, cultos y revolucionarios, que sean portadores de elevados valores humanos, que puedan dominar y disfrutar de los resultados del desarrollo científico y tecnológico y puedan incorporarlos a su vida personal, laboral y social; que tengan además, las posibilidades reales de desarrollar todas sus potencialidades personales para la formación socio identitaria que se logra desde un proceso de desarrollo social y humano, consciente y dinámico que involucre a estudiantes y profesores.
1.2.1 Los contenidos de la enseñanza de la Historia en los programas de  formación de profesionales de la Historia.
No es hasta la década de los 60s que en Cuba se inicia la formación de profesionales en Historia. Una mejor comprensión de este período requiere de un análisis planteado en dos etapas. A saber:

En el período aumentan cuantitativamente los estudiantes matriculados en las universidades. Se incorporan nuevas materias, aumenta la necesidad de especialistas de las ramas humanísticas. Surge la Facultad de Filosofía e Historia.

Se pone el énfasis en la integración de contenidos y paulatinamente va mejorando y aumentando las horas dedicadas a la Historia de Cuba. Se conforma la Disciplina Historia de Cuba, se determina sea la Disciplina Integradora, y prima la relación intermateria.
1.2.2- Principales características de la Licenciatura en Historia después del Triunfo de la Revolución.
Se ha considerado oportuno consignar en lugar aparte el período de los 60s hasta la actualidad por enmarcarse aquí, de manera particular, la formación del profesional propiamente dicho de la Historia. En este gran período es posible delimitar a su vez:
Primera etapa.
El Triunfo de la Revolución Cubana marca el inicio de esta etapa en la cual se producen cambios en las estructuras educacionales, especialmente la universitaria, las cuales son esenciales en las trasformaciones que ha emprendido la nueva dirección del país.
El 10 de enero de 1962, se promulga la Ley de la Reforma de la Enseñanza de la Educación Superior .Nace desde el punto de vista jurídico la Universidad Socialista. En la Reforma Universitaria se aprueban treinta y tres carreras. Surge la Facultad de Humanidades y las Escuelas se multiplican: Letras y Artes, Historia, Ciencias Jurídicas, Ciencias Políticas, Educación, Economía y Filosofía en preparación.
Oficialmente, la Carrera de Licenciatura en Historia abre con cuatro años y el propósito de formar profesionales capaces, responsables, comprometidos con el desarrollo social en todos los órdenes. Sus referentes teóricos están en la concepción materialista dialéctica e histórico – cultural del desarrollo humano, que permite una nueva concepción del proceso de enseñanza – aprendizaje, del papel de los profesores y estudiantes en relación con el proceso formativo del nuevo profesional revolucionario.
Las Universidades de La Habana y de Oriente donde se inicia esta nueva carrera tomaron en cuenta “las nuevas concepciones de la enseñanza que aprobó el primer plan de estudio el cual ponía el acento en la parte docente, aunque tenia como propósito graduar a un historiador que pudiera ejercer tanto en la docencia como en la investigación."
En esta etapa existe relativa independencia con respecto al diseño curricular de la carrera y las diferentes universidades definen el contenido general de la enseñanza tomando como base los objetivos, se selecciona y ordenan los contenidos, se determinan las Disciplinas y se estructuran los ciclos. Al elaborarse los planes y programas de enseñanza, se define la ubicación de las asignaturas en el plan, se distribuyen las asignaturas por semestres y años, y se confeccionan los programas analíticos.
Un análisis más pormenorizado de la situación existente en los primeros Planes de Estudio permite reconocer las Disciplinas correspondían a la división tradicional de la Historia, asimismo es notorio cómo existía una carga muy superior de contenidos en los que predominaban las horas dedicadas a la Historia General y Universal que los de Historia de Cuba, mientras que  prácticamente no se contemplaban asignaturas complementarias. (Ver Anexo 3).
Por su parte el concepto de región que se aplica en este período esta relacionado con la macro región con predominio de las características de región geográfica y política, así bajo el titulo de Estudios Regionales se estudiaba Asia, África Y América Latina. La Historia de las regiones del país no era tratada ni dentro de la Historia Nacional, ni en Cursos Optativos, primando la visión centro solamente sin tener en cuenta la llamada periferia, con la correspondiente  incidencia negativa que esto trae en la formación socio-identitaria del profesional de la Historia.
En 1968 el Comandante Fidel Castro había exhortado el estudio de las raíces del proceso revolucionario cubano y a la socialización del conocimiento, con estas nuevas pautas, las Escuelas de Historia enfrentaron un nuevo reto. Entre las tareas que se desarrollaron en esta etapa una de ellas fue la creación de Centros de Investigación tales como: Centro de Estudios sobre José Martí, posteriormente Centro de Estudios Martianos, Centro sobre la Cultura Cubana;
Centro sobre la Historia de Cuba.
Posteriormente, se creó el Instituto de la Historia del Movimiento Obrero y la Revolución Socialista Cubana devino luego como Instituto de Historia. Si analizamos los temas escogidos para crear nuevas instituciones, indudablemente se buscaba el estudio de los pilares que conllevaban a formar la nacionalidad cubana y la identidad. En la Universidad de La Habana, José Antonio Tavarez del Real, eminente historiador, fue nombrado en 1969 director de la Escuela de Historia. Le corresponde por tanto orientar las líneas a seguir, para profundizar y divulgar la Historia de Cuba. Una de las tareas de los profesores y estudiantes de esta Escuela fue la de impartir conferencias de Historia en Centros de trabajo, Universidades Militares, y otras Instituciones.
Sin embargo, en este es el período en que existía una influencia grande del marxismo – leninismo proveniente de la URSS, por lo que se jerarquizaba más la enseñanza de los logros del pueblo soviético en detrimento de lo autóctono, esto, disminiyó la atención al el estudio de las raíces autóctonas. Hay que señalar que entre 1971 – 75 prácticamente estas escuelas tenían muy pocos estudiantes. La Universidad de Oriente no incrementó matricula en el período solo graduaba los que ya estudiaban la misma. La Habana se mantenía.
Segunda etapa desde 1976 hasta la actualidad.

En el período de 1975 – 1976 desaparece la Escuela de Historia. En 1976 abren las nuevas facultades de Filosofía e Historia, crece el número de estudiantes en el curso regular diurno, para trabajadores y a distancia, indiscutiblemente comenzaba un perfeccionamiento en la Educación Superior. Se crea el Ministerio de Educación Superior para garantizar y dirigir la formación de profesionales. Los Centros de Educación Superior aumentan en todo el país.
En el caso especifico de la formación del profesional de la Historia, a partir de 1976 creció la matrícula, y aumento las horas dedicadas a la Historia de Cuba, aunque en los diferentes planes A, B, no se hacía alusión a la incorporación de contenidos regionales y locales que redundarán en un profesional más identificado con su patria pequeña, defensor de su comunidad.
En este período se concreta una metodología cuyo objetivo era unificar los planes de estudio a través de propuestas de nuevos planes y programas que paulatinamente se llevaron a la práctica para evaluar su aplicación. Se definieron los principales documentos, los principios de la planificación y se establecieron las etapas para el desarrollo de este proceso. A mediados de los ochenta se hizo evidente un número de problemas que hacía falta erradicar, tales como: insuficiente integración universidad-sociedad, poca utilización de métodos de aprendizaje de carácter participativo, productivo, objetivos imprecisos, muy generales y poco aprovechamiento de las potencialidades educativas en la actividad académica, laboral e investigativa de los estudiantes, los cuales llevaron al diseño de los planes C. Además la vinculación de la historia regional con la nacional siguió ausente.
En busca de un estudio de las raíces históricas de la nación cubana se crea una nueva asignatura en las universidades con el objetivo de llevar a la práctica  el conocimiento de la historia patria, sin embargo, en la misma se desdibuja la historia nacional, esta asignatura llevaba por título ‘’Historia del Movimiento Obrero y de la Revolución Socialista.”
Vale aclarar que, en la sociedad se reconocía la importancia de la historia, lo cual está subrayado en  las palabras del historiador Tavarez del Real cuando expresaba “[…] en la cultura nacional, la historia es un ingrediente de mucho más peso  de lo que puede ser la sociología y la Filosofía”..Estas palabras demuestran cuán importante era ese vacío de conocimiento histórico que existía en los nuevos profesionales para formar una cultura integral e influir en la sociedad y en su formación socio-identitaria al desconocer lo mejor de las tradiciones revolucionarias, humanistas y antiimperialistas.
Sin embargo, en un intento tan noble, seguía quedando fuera la vivencia local, regional a pesar de que se sabe que cuando se busca formar hombres y mujeres integrales, superiores, trasmitir valores, una de las fuente fundamentales está en la interrelación de la historia  regional y nacional, la cual está cargada de personajes que fueron protagonistas excepcionales de quienes no siempre se conoce sus hazañas, su papel en el devenir histórico de la sociedad, y sin quienes los educandos no podrán sentirse inspirados  para trasformarse a sí mismo y a la sociedad.
Los estudiosos de la Historia de Cuba; en gran medida, criticaron tales puntos de vista y políticas de acción en la enseñanza y en algunas instituciones académicas insistieron en demostrar de lo que se trataba, a la par el grado de ruptura y de contenidos de la Revolución Cubana con su propio pasado y las tradiciones nacionales

Es el período correspondiente a la masificación de la Educación Superior. Se introduce una nueva generación de planes de estudio, conocidos como Planes C que desde su introducción en 1990 han mostrado resultados favorables en general. El vuelco de las universidades a la práctica social ha posibilitado que la formación de los estudiantes tenga como eje central la actividad laboral, y que  se haya  logrado la sistematización del proceso a un nivel superior al de los planes anteriores. Se han aplicado los subsistemas de disciplinas y de años tanto en el desarrollo del proceso como en el trabajo metodológico, los objetivos se han cumplido en un proceso instructivo - educativo, la estructuración misma de los planes ha exigido el fortalecimiento de un aprendizaje participativo, problémico y científico; sin embargo, la propia aplicación de estos planes y la evaluación que de ellos se ha efectuado a través de estudios sobre características de los egresados, han demostrado un conjunto de deficiencias que conllevaron entonces, a rediseñar planes de estudio que llevaron a la implementación del Plan C mejorado como una etapa más del perfeccionamiento de la Educación Superior, sin embargo en estos planes recién introducidos, se continúan reflejando, en muchos casos, imprecisiones en la formulación de los objetivos y la estructuración de los contenidos,  siguen respondiendo a las concepciones más tradicionales, se disminuyen horas clases de asignaturas fundamentales para el objeto de la profesión y se introducen otras que en ocasiones solo cambian el nombre. Existen dificultades en los diseños curriculares dado que el currículo no debe estar centrado únicamente en la ciencia, sino en la parte de la cultura amplia y creativa, representativa directa de la propia esencia de la sociedad que permita dimensionar la actuación del futuro profesional, por tanto se necesita ahondar y universalizar este proyecto destinado a la formación de profesionales, a partir del conocimiento de los bienes y valores trasmitidos generacionalmente que permitan de manera creadora y consciente el anclaje de la formación socio-identitaria del profesional y con ello de su cultura histórica y humanista superior.
En los inicios del siglo XXI los estudios de la historia nacional han pasado a un primer plano. Nuevas universidades han incorporado la carrera de Licenciatura en Historia en diferentes modalidades tales como: curso regular diurno, modalidad semipresencial para la universalización y enseñanza a distancia.
El Instituto de Historia de Cuba juega un papel fundamental en la nueva época, la producción historiográfica crece en número y en la incorporación de nuevas temáticas acorde con el desarrollo mundial de las Ciencias Sociales. No obstante, se continúa privilegiando lo nacional frente a lo local regional.
En la actualidad la Disciplina Histórica es una herramienta que ha permitido con especial énfasis, la construcción de identidades nacionales. Por tal razón, la propuesta de búsqueda, construcción y refuerzo de la identidad, esta apuntada a la recuperación de la memoria popular como un elemento indispensable para lograr vencer la amnesia histórica. Por ello constituye una necesidad el estudio de la región y por tanto de la memoria social y popular como un factor relevante de la identidad a través del desarrollo efectivo y sistemático de metodologías de recuperación de las historias locales, y regionales las que en suma, pueden aportar sobre la conciencia y la identidad local, y regional en el sentido de hacerla explícita, compartida y reconocida socialmente.
Los criterios expuestos anteriormente permiten plantear que la enseñanza de la Historia ha tenido hitos marcados por situaciones socio-políticas que han impulsado y matizado su desarrollo y que transitan desde una enseñanza con influencias positivistas, de tipo memorística y reproductiva hacia una enseñanza (aún como ideal y aspiración) activa y desarrolladora. En los momentos actuales, la educación cubana se propone como su principal objetivo la formación de hombres y mujeres integrales, cultos y revolucionarios, que sean portadores de elevados valores humanos, que puedan dominar y disfrutar de los resultados del desarrollo científico y tecnológico y puedan incorporarlos a su vida personal, laboral y social; que tengan además, las posibilidades reales de desarrollar todas sus potencialidades personales, en el caso especifico del Licenciado en Historia se pretende formar un graduado de excelencia que este acorde con las exigencias sociales científicas que el mundo de hoy reclama, pero que mantienen en pie el proceso de perfeccionamiento.


Se cuentan en esta etapa las obras de José Guiteras, y de Jacobo de la Pezuela. Historia de la Isla de Cuba, .ambas con el mismo titulo pero constituyen las síntesis generales de la evolución colonial hasta 1868.Nótese que pertenecen a un cubano y a un español.

Miranda Francisco, Olivia: Historia Cultura y Política En El Pensamiento Revolucionario Martiano. Editorial Academia La Habana 2002 p.100

Perla Cartaya . José de la luz y Caballero y la pedagogía de su época  Editorial de Ciencias Sociales, La Habana .1989p.

Martí J. Ideario Pedagógico Editorial Pueblo y Educación ,La Habana 1990p.XI

Rodríguez Ben J.A, La concepción curricular metodológica y textolografica de la historia local en Cuba durante la República Neocolonial En Memorias IV Taller Internacional de los problemas de la historia regional y local ,la Habana Cuba  2000

La historiografía del periodo se caracteriza la diversidad de criterios en correspondencia con el contexto histórico, autores como José Ignacio Rodríguez representante del anexionismo y consideraba que con la intervención norteamericana el momento había llegado de anexarse a los Estados Unidos. Francisco Figueras .que deja patente su criterio acerca de la incapacidad de los cubanos de dirigirse y por otro lado la corriente nacionalista con Enrique Collazo al afrente en las que exalta el valor de los cubanos y la posición de los Estados Unidos contraria la independencia de Cuba. .

Zanetti O. Historiografía de Cuba Siglo XX 2005.p.20

Circular 114 Plan de estudios para las escuelas urbanas y rurales, la Habana 1926.

Ramiro Guerra1932p.327

En el primer aspecto prevalecía la visión centrista de La Habana como teatro principal de los acontecimientos y en detrimento del resto del país, lo que conllevó a un marcado desbalance en la historia nacional y a generalizaciones arbitrarias. Lo regional sólo esta presente cuando era tan relevante el hecho que es imposible dejarlo de mencionar.
En el segundo aspecto, los primeros siglos de dominaciones coloniales apenas si se mencionan; tal pareciera que la Historia de Cuba nació con la Toma de La Habana por los ingleses, hecho que repercutió mucho pero, para el occidente del país, no así en las regiones oriental y central. Los sujetos populares aparecen muy pocos, sólo cuando es indiscutible su presencia, al igual que el papel de los negros en los acontecimientos. La primera intervención norteamericana se potencia como una de los procesos importantes del país.

Fidel Castro. Discurso por los 20 años del Destacamento Pedagógico, 1992, Periódico Granma p: 7.

Ley no 916 de diciembre de 1960 firmada por Armando Hart Dávalos y Abelardo Moreno Bonilla presidente y secretario respectivamente del Consejo Superior de Universidades .Funge como rector de la Universidad de La Habana Dr. Juan Marinello Vidaurreta y Presidente de la FEU Ricardo Alarcón de Quesada.

Según datos tomados de la Reforma de la Enseñanza Superior en Cuba, Editorial del Consejo Superior de Universidades, La Habana 1962.Las carreras se desglosan en: 20 con 5 años de duración ,12 con 4 años ,1 con 3 años correspondiente a la Licenciatura en Diplomacia ,8 carreras en fase de preparación.

La denominación de Escuelas durará oficialmente hasta julio de 1977 fecha en que se publica el Boletín Oficial Universitaria eliminando el nivel de Escuela y se equipara  con Facultades.

Los estudios de Pedagogía constituían una carrera más  de las Universidades hasta 1964 que se convierten en Facultades y luego en Institutos Pedagógicos, En 1963 el MINED asume la dirección de la Educación Superior  hasta 1976 que se crea el MES, los Pedagógicos quedan bajo la orientación de la dirección anterior.

Leonor Amaro Cano :Influencia de los Annales en la enseñanza de la historia de Cuba en la década del 60 en Debates Americanos no3 enero-julio de 1997,La Habana p.109

Estos dos últimos Centros no llegaron a materializarse.

Entrevista a Tavarez Del Real  Revista Debate Americano 1996.p.93

En la Universidad de Oriente se llamó; Facultad de Marxismo Leninismo desde 1976 hasta 1977 con muy poca matricula.

Se comienza aplicar en 1982. No obstante este plan tenia dificultades serias con respecto a las habilidades y los objetivos así como la relación contenido objetivo y método la mayoría de las horas del plan de estudio se dedicaban a Conferencias sin desarrollar habilidades prácticas vinculadas a la profesión. Este plan duro hasta 1992

Inicialmente se concibió para las carreras existentes dentro de las Ciencias Sociales, la cual procuraba incorporar conocimientos históricos acerca de Cuba a los nuevos profesionales en general..Al iniciarse la década de los 90 en las universidades se establece la asignatura Historia de la Revolución Cubana, pero solo en las carreras de Ciencias Sociales y Humanistas, no obstante estos serios esfuerzos, aún no se alcanzó como resultado generalizado un aprendizaje verdaderamente consciente de la Historia. En los inicios del siglo XXI para todas las carreras, se estableció la Historia de Cuba como asignatura priorizando el conocimiento de la misma por parte de los nuevos profesionales, aunque se ha disminuido considerablemente las horas clases en detrimento de la calidad y la cultura histórica.

Ibíd., p.99

Documentos de la UNICH 1995 p.55

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