Tesis doctorales de Ciencias Sociales

LA AUTORREPRODUCCIÓN DEL SISTEMA DE LA CIENCIA EN EL CAMPO ACADÉMICO DE LA COMUNICACIÓN EN MÉXICO. UNA REFLEXIÓN A PARTIR DE NIKLAS LUHMANN

Juan Soto del Angel



 

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Un diálogo con Jürgen Habermas, Hans-Georg Gadamer y Paul Ricoeur

Ya en el 2003 se había echado a andar el proyecto Hacia una comunicología posible. Bajo ese contexto, la presente investigación se proponía contribuir tan sólo reorganizando algunas aportaciones de la filosofía. El diálogo era entonces, fundamentalmente, con Habermas, Gadamer y Ricoeur. De ello se hará una remembranza con el propósito de señalar el contexto teórico-conceptual en que surge el trabajo.

La clasificación de las ciencias según Jürgen Habermas.

De acuerdo con Habermas (2001, julio 5), hay tres intereses que han orientado el conocimiento humano: técnico, práctico y emancipatorio. Los que dan lugar a tres tipos de ciencia, que respectivamente son: empírico-analíticas, histórico-hermenéuticas y sociales críticas.

Las ciencias empírico-analíticas o positivas identifican leyes que permiten predecir y controlar en gran medida la naturaleza. Véase en un ejemplo sencillo. El calor dilata los cuerpos es una ley que hace posible predecir la dilatación de un cuerpo si se somete al calor. Además, facilita controlar el cuerpo respecto a su dilatación en relación con el calor. En efecto, si se le quiere dilatar basta con aplicarle calor; si no, simplemente se busca impedirle temperaturas elevadas. Bajo un esquema similar opera toda la tecnología: militar, médica, agrícola, de construcción... toda. Si se conocen las leyes que rigen la pólvora, el uranio, el organismo, los materiales... es posible hacer pistolas, bombas, cirugías, fertilizantes, megaconstrucciones. Debido a que también instituyen leyes, en este mismo rubro Habermas cita las ciencias de la acción sistemáticas (economía, sociología, política). Un ejemplo de ley sociológica sería éste: las estrellas de cine imponen modas. Tal conocimiento facilita la predicción y el control. Puesto que se sabe que las estrellas de cine imponen modas, se les pagan grandes montos por inclinar éstas hacia determinados productos. Si se conocen las leyes del comportamiento de los consumidores, los trabajadores, los estudiantes... es posible incrementar las ventas, el rendimiento laboral, el aprendizaje.

Quede claro, pues, que las ciencias empírico-analíticas o positivas, y con ellas, las ciencias de la acción sistemáticas, tienen un interés técnico. Las primeras ofrecen estrategias de control frente a la naturaleza; las segundas, frente a seres humanos. Sin perjuicio de que unas y otras con frecuencia se refuercen recíprocamente.

Las ciencias histórico-hermenéuticas están guiadas por el interés de “conservar y ampliar la intersubjetividad de una posible comprensión orientadora de la acción” (2001, julio 5). En este aspecto, las ciencias histórico-hermenéuticas no apuntan a la obtención de dominio alguno. Su interés deviene práctico: conservar y enriquecer la interacción, en una comprensión que instruya respecto a los avatares de la vida. La idea de honrar a los padres constituye un buen ejemplo de comprensión orientadora de la acción que tiende a distribuirse entre los hombres.

Las ciencias empírico-analíticas o positivas, incluidas las de la acción sistemáticas, y las histórico hermenéuticas ocultan procesos de dependencia. Por ejemplo, las ciencias de la acción sistemáticas podrían constatar que a mayor número de sanciones, mayor rendimiento laboral. Tal sería un conocimiento objetivo que tendría la oportunidad de participar en la creación de estrategias a fin de aumentar el rendimiento de los trabajadores. Establecida la ley, constituida y aplicada la técnica, nadie se ocuparía de pensar en la dependencia que se presenta entre patrón y empleado, ni siquiera el científico o el técnico en su carácter de empleados. De modo análogo, las ciencias histórico-hermenéuticas constatarían que la tradición ha honrado a los padres. Comprender tal cosa, quizá, conservaría y ampliaría una intersubjetividad orientadora de las acciones, pero disimularía cualquier relación de dependencia que allí se diera.

Por ello, finalmente, Habermas propone las ciencias sociales críticas. Se mueven éstas por el interés de originar procesos de autorreflexión que pongan al descubierto cualquier relación de dependencia. En otras palabras, se trata de abrir caminos para la emancipación del pensamiento, como podría ser la crítica del científico hacia la relación de dependencia que pudiera tener con un patrón determinado.


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