LA CONCEPCIÓN DEL DESARROLLO EN EL PENSAMIENTO ECONÓMICO DE JULIO LE RIVEREND BRUSONE
Yazmín Bárbara Vázquez Ortiz
Al graduarse de Doctor en Derecho Civil en 1941, aún cuando no es hasta 1950 que culminan sus estudios de Doctor en Ciencias Políticas, Económicas y Sociales en la Universidad de la Habana, Julio Le Riverend comienza su labor académica y científica. Se desempeña como abogado en la Audiencia de Santiago de Cuba hasta 1943, e imparte docencia en la Escuela Profesional de Comercio de esa ciudad, continuando la investigación sobre los problemas de Cuba. Como parte de esta labor, desde 1940 ya aborda el tema del desarrollo, en un curso impartido en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de la Habana. Estudios que da a conocer a través de su primera publicación: Síntesis Histórica de la Nacionalidad Cubana y a los que integra la interpretación sobre los fenómenos económicos que había identificado en el análisis de la historia de la legislación tabacalera en el periodo anterior.
La aplicación de los principios de la concepción annalista sobre la historia, sobre todo de la perspectiva metodológica propia del principio de la Historia-Problema, le permiten a Le Riverend continuar en el camino de la interpretación de los problemas económicos que afectaban el desarrollo de la Isla, como parte del tratamiento del proceso de formación de la nacionalidad cubana. La aplicación de este principio se produce bajo la influencia de importantes obras críticas que reflejan los grandes problemas del país y a partir de las cuales se vincula el movimiento historiográfico al desarrollo económico nacional como tendencia de la creación histórica en Cuba. En este sentido, se destaca el resumen de los problemas cubanos a través de la historia, especialmente en relación al tabaco y el azúcar por Fernando Ortiz, el tratamiento crítico de los problemas de la tierra, particularmente del latifundio, por Ramiro Guerra, y el análisis de los problemas de la dependencia en relación al imperialismo por Emilio Roig de Leuchsering.
Desde el estudio del proceso de formación de la nacionalidad, también se produce el acercamiento inicial de Le Riverend a las obras contentivas del pensamiento económico cubano. Ello tiene lugar a partir de la búsqueda por el autor, de todos aquellos elementos que desde diferentes perspectivas, le permitieran realizar la más completa interpretación posible del asunto. Proyección que se deriva de la perspectiva metodológica annalista de la Historia-Global, que postula la necesidad de combinar en el estudio del fenómeno la problemática económica con otros factores como los reflejados en el pensamiento económico, filosófico y político.
Los resultados de la aplicación de los presupuestos antes referidos, se aprecian particularmente a través de la relación que establece el autor en el trabajo antes citado entre los procesos de transformación de la estructura agraria, que se producen a partir del desarrollo de las actividades tabacalera y cañera, con los procesos de transformación social en los que se fundamenta la formación de la nacionalidad cubana. Por lo que ya en este artículo se revela una concepción en la cual los cambios en la estructura económica, fundamentalmente agraria, se ubican en la base de los cambios sociales para explicar el proceso.
Así Le Riverend ubica la actividad tabacalera, muy influenciado por los estudios de Fernando Ortiz, en la base del proceso que da pie a la formación de la nacionalidad cubana. Explicando cómo a partir de la transformación de la propiedad agraria que genera la actividad tabacalera, se produce la alteración de la disposición de las clases sociales y se forma una verdadera clase unida a la tierra, dispuesta a defender lo suyo contra cualquier enemigo. Elemento indispensable para comprender la formación de los valores éticos que sustentan la nacionalidad.
Por otra parte, la aplicación del principio de la Historia-Global le permite, además, al autor una mejor evaluación de las características del pensamiento económico cubano y de su papel en las transformaciones económicas que ocurren en el país, lo cual se pone de manifiesto en sus valoraciones sobre el mismo, particularmente las que realiza sobre las figuras de F. de Arrate y de Francisco de Arango y Parreño, entre otros.
En sentido general se puede afirmar que en los trabajos de estos años se pone de manifiesto la manera como Le Riverend busca la solución a los problemas contemporáneos en sus raíces históricas. La asunción crítica del pensamiento económico de los autores que estudia, es realizada en función de esto partiendo de que: “... algunos problemas vivientes en su obra forman todavía el núcleo de los problemas actuales de esta tierra. Ellos trataron de resolver “su” parte. Los que han heredado una república semilibre, pese a los intentos del pueblo, no han dado un paso más allá.”
Problemas sobre cuyos orígenes reflexiona en 1942, desde su posición revolucionaria, en su artículo Teoría Martiana del Partido Político , coincidiendo plenamente con las ideas de Martí que señalaban su causa en el régimen colonial del cual dependía Cuba, y con la identificación de la necesidad, para contrarrestar este fenómeno, de que las naciones tuvieran gobiernos que respondieran a sus condiciones particulares y no fueran copias de otros países. Bases sobre las que se proyectaron sus consideraciones sobre la necesidad de continuar la lucha, como posible alternativa de solución a las situaciones estudiadas y a la que insta al expresar, aludiendo a la labor martiana en la organización de la lucha revolucionaria: “... Reviva su espíritu en el pueblo, encarne sin torceduras oportunistas, en los movimientos políticos del futuro; es el único voto que podemos hacer. Nuestra Cuba – que aún no es nuestra – lo pide. Y así sea.”
Con estas ideas Le Riverend expresó la urgencia del conocimiento real de la sociedad por los políticos, y la urgencia de ir hasta la raíz de los problemas. Desde las mismas continúa su tratamiento de la problemática económica, desde este momento como parte de su labor historiográfica, en un periodo en el que fue miembro de la Sociedad Hispanoamericana de Cultura, que contó con la labor imperecedera de Fernando Ortiz, así como de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, de la cual Emilio Roig era Presidente y donde desde su graduación Le Riverend es nombrado Secretario.
Por tanto se puede señalar que estos estudios le sirven de base a Le Riverend para sus incursiones posteriores, casi siempre desde la historia, en los problemas de la economía contemporánea a él y particularmente en los que llamaría en la década del cincuenta “problemas permanentes de la economía cubana”, que no eran otros que aquellos que a través de la historia, habían afectado la evolución de las estructuras de la misma y causado su deformación.
Su cultura sobre el tema se despliega aún más, fundamentalmente, desde que obtiene una beca en el Colegio de México entre los años 1943 y 1947. Como parte de los estudios que realiza en la misma, la reflexión sobre las cuestiones económicas es enriquecida e insertada en una visión más sistémica, por ejemplo, en Los orígenes de la economía cubana, obra que marca un nivel superior en la formación del pensamiento económico del autor, pues en ella se observa el tránsito del análisis del hecho económico como parte de los procesos históricos, al tratamiento de la historia económica, con un carácter más ordenado y sistémico; así como en la Historia Económica de Cuba que escribe como parte del libro Historia de la Nación Cubana, bajo la dirección de Ramiro Guerra, donde se muestra la extensión de estos análisis hasta los años en que se escribe la obra.