Tesis doctorales de Economía


PERSPECTIVA DE LA MIGRACIÓN MÉXICO-ESTADOS UNIDOS. UNA INTERPRETACIÓN DESDE EL SUBDESARROLLO

José Luis Hernández Suárez



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2.5. La industria maquiladora y su rol en la migración.

De algún modo la industria maquiladora, por definición de exportación, debe haber jugado un rol importante en la dinámica migratoria.

Inicialmente las maquiladoras se instalaron en la frontera norte de México por medio del Programa de Industrialización Fronteriza de 1965 teniendo como uno de sus fines, se dijo, “...dar empleo a unos 200 000 trabajadores mexicanos que tenían que regresar de los Estados Unidos debido al término del Programa Braceros que les había brindado empleo temporal en los Estados Unidos” y luego se modificó la legislación en 1971 para que pudieran establecerse en las áreas costeras y ciudades del interior de la República para que siguieran contribuyendo a la generación de empleo.

Supuestamente con ese objetivo, la industria maquiladora ha sido estimulada por privilegios arancelarios para la importación y otros incentivos, pero se ha caracterizado básicamente por operaciones de ensamblado con baja remuneración y muy bajo uso de insumos nacionales, que apenas representaron 1.7 por ciento del total consumido en 1980; 1.4 en 1994; 2.6 en 1998, y 3 por ciento en 1999. En nuestra opinión estos dos aspectos de las actividades de maquila son los que resultan relevantes para los fines de nuestra discusión en torno del impacto que pudo tener en la dinámica migratoria. Adicionalmente, la localización de las actividades de maquila también jugó un papel importante.

Los privilegios arancelarios para la importación de que gozó esta industria le permitieron adquirir en el extranjero bienes intermedios y materias primas que no se generaban en México pero también productos que se adquirían a precios mayores que los del mercado externo. En junio de 1996 la SECOFI anunciaba que el gobierno, en una decisión unilateral, abriría más el mercado mexicano a los proveedores extranjeros para reducir los costos de los empresarios y hacerlos más competitivos.

Este tipo de medidas tendrían graves repercusiones en los niveles de empleo, porque las caídas en los precios de la producción interna por efecto de la apertura comercial disminuían las capacidades de desenvolvimiento de amplios grupos de productores quienes veían reducirse sus capacidades de crear puestos de trabajo y mejorar las remuneraciones, convirtiéndose ello en fuertes presiones para que aumentara la migración a Estados Unidos desde las regiones donde la producción no estaba orientada básicamente a las exportaciones o estaba destinada al consumo local.

Pero por otro lado, las bajas remuneraciones al trabajo en la industria maquiladora también jugaron un papel importante como incentivo a la migración. Los salarios, que son el componente principal del valor agregado local, redujeron su participación en el valor bruto de la producción de la industria maquiladora de 23% en 1974 a sólo 10% en 1996 como resultado del uso intensivo de capital en estas empresas pero también de la caída de los salarios reales.

Al no satisfacer las expectativas de vida de muchos trabajadores, la maquila no funcionó como retén suficiente de trabajadores donde se estableció ni para gran cantidad de personas que se dirigieron hacia donde estaban implantadas con la perspectiva de obtener un mejor nivel de vida. Por ejemplo, en Ciudad Juárez, Chihuahua, 400 empresas maquiladoras registradas generaban aproximadamente 200 mil empleos directos, según se daba a conocer en la prensa a principios de 1998, la mayoría de los cuales eran ocupados por obreros operativos que recibían el salario mínimo, el cual, a decir del líder de una asociación de empelados de maquila, era de:

...26 pesos diarios, equivalente a 3.25 dólares, cantidad menor a los 5 dólares por hora que recibe en El Paso un empleado como salario mínimo cuando no sabe realizar labores técnicas como las que realizan en las maquilas.

La comparación que hace esta persona es necesario enfatizarla porque en alguna medida está implícita la advertencia de que a unos pocos kilómetros se encuentra un mercado de trabajo más atractivo en términos salariales que ejerce su respectiva influencia sobre los trabajadores cercanos a él.

En realidad es difícil pensar que muchos de los trabajadores de la maquila no intentaran internarse en Estados Unidos toda vez que ya venían migrando desde otros puntos del país. Téngase en cuenta que durante décadas el impresionante crecimiento poblacional de las ciudades de la frontera norte se ha debido a la llegada de migrantes procedentes del interior del país. Por ejemplo, en la década de los noventa la población inmigrante de Tijuana aumentaba en aproximadamente 50 mil personas cada año porque de los más de 4 mil indocumentados que deambulaban diariamente por la frontera intentando pasar a Estados Unidos, procedentes en su mayoría de Michoacán, Guanajuato y Oaxaca, quienes fracasaban se sumaban a la población de Tijuana.

Una mujer procedente de Tlapa, Guerrero que en cuatro ocasiones había intentado introducirse a Estados Unidos por la frontera con Tijuana, seguramente conociendo la respuesta a su inquietud decía: “¡Quién sabe que tendrá el dólar que uno hace tanta burrada por él!” Sólo veían como solución a sus problemas el dólar, decía una madre de La Casa de la Mujer Migrante de Tijuana, a quien las mujeres que atendía le decían: “Madre, o morimos de hambre o intentamos pasar.” Es decir, sí sabían lo que tenía el dólar, la capacidad de evitarles morir de hambre. Entonces la migración se convierte para muchos en cuestión de vida o muerte.

Finalmente la ubicación de las maquilas jugó un papel importante en la migración a Estados Unidos. Por estar establecidas mayormente en las ciudades de la frontera norte del país, de alguna manera contribuyeron a aumentar las capacidades de generación de empleo de esos centros urbanos, convirtiéndose en punto de apoyo para migrantes procedentes de otras regiones del país, especialmente de las sureñas y centrales quienes por no tener una organización más antigua en el proceso migratorio a Estados Unidos, tenían que hacer escalas en algunos puntos del país antes de llegar a Estados Unidos. Por ejemplo, de 1,135 empresas maquiladoras que generaron cerca de un millón de empleos al cierre de 1997, según la SECOFI, el 67.3% estaban ubicadas tan sólo en las ciudades fronterizas.

Esto indica, por otro lado, que para migrar no era estrictamente necesario contar con redes sociales, sino, esencialmente, carecer de empleos retributivos en los lugares de origen, como lo demuestra la migración desde el sur de Veracruz especialmente a partir de la segunda mitad de la década de los noventa.


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