Tesis doctorales de Economía


LOS FACTORES DE LA ALTERNANCIA EN TLAXCALA. 1991-2001

Angélica Cazarín Martínez



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I.1 Comportamiento político electoral

El término de comportamiento político hace referencia principalmente a un ámbito muy amplio de la ciencia política que centra su estudio tanto en los actores de la política como en su comportamiento (ciudadano, partidos políticos, competencia, etc.), desde este punto de vista los estudios sobre comportamiento político se han desarrollado ampliamente durante las últimas décadas siendo su estudio cada vez más complejo e individualizado.

Esta ampliación de los estudios cada vez mas especializados sobre comportamiento político ha generado datos que ofrecen muchas más explicaciones para casos y contextos específicos, sin embargo, la complejidad del contexto político actual, hace necesaria la inclusión de más factores y elementos que permitan analizar y explicar el comportamiento político y específicamente el electoral.

El comportamiento electoral toca tres aspectos centrales: En primer lugar el proceso de extensión del sufragio y la aparición de la política de masas en la cual las “elecciones libres, justas y competitivas” son un elemento esencial, aquí se esbozan los requisitos y funciones que deben cumplir las elecciones en el contexto de la democracia; En segundo lugar están los estudios que se centran en aspectos metodológicos, estos se refieren especialmente a la unidad de análisis (el elector o la elección) y al tipo de datos que se utilizan (encuestas o resultados) y por último están aquellos estudios que ofrecen herramientas para el estudio del comportamiento electoral a partir de resultados electorales, tocando aspectos como la orientación y dispersión del voto, el cambio y la continuidad electoral y la competencia electoral (Anduiza: 2004).

Se considera entonces a las elecciones como uno de los procesos políticos más importantes dentro de los sistemas políticos democráticos, porque es a través de las elecciones que los ciudadanos expresan preferencias por quiénes ocuparán cargos políticos. Las elecciones son en definitiva métodos de agregación de las preferencias de un conjunto de individuos con el fin de seleccionar a los individuos que ocuparan los cargos públicos. En el contexto de la democracia la vía de influencia formalmente más importante es el canal electoral que se caracteriza por derechos de participación formalizados (legislación) y por reglas estandarizadas de representación (iguales para todos).

En la Inglaterra del siglo XVII es cuando aparecen las primeras formulaciones de la democracia liberal basadas en la idea de que los gobiernos deben sus poderes al consentimiento de los gobernados, y que este consentimiento sólo puede expresarse a través de representantes elegidos libremente por sufragio universal. A partir de entonces, y especialmente a partir del siglo XIX, empieza un largo proceso de democratización con base en la extensión de los derechos políticos. Por otra parte la capacidad de influir en política a través del canal electoral se expresa mediante el voto con sus características de universalidad, igualdad y privacidad, a lo largo del proceso de democratización estos tres principios se van haciendo realidad. A principios del siglo XIX en Europa occidental el voto estaba restringido a unos pocos ciudadanos con una situación económica favorable, lo que denominaba como sufragio censitario (Caballero:1994). Conforme se va extendiendo el sufragio se van introduciendo elementos hasta llegar a lo que conocemos hoy como el sufragio universal, directo, igual y secreto, es así que las democracias de Europa occidental han ido pasando paulatinamente de una situación de sufragio “censitario” al sufragio “universal” (Anduiza: 2004) .

El proceso de extensión de los derechos políticos, y especialmente la extensión e igualación del derecho al voto, responde a una presión desde abajo por parte de sectores de la sociedad excluidos del proceso político a través de movimientos sociales y organizaciones políticas que persiguen el sufragio universal, libre e igual. Durante el siglo XIX y principios del XX, en los regímenes autoritarios como Alemania, el derecho de voto se otorgó inicialmente como una manera de integrar a los grupos sociales en el estado y fortalecer la unidad y la estabilidad. No se trataba de crear un canal para articular los intereses de sectores sociales económicamente dependientes, sino de fortalecer políticas de centralización asegurándose el apoyo de estos sectores.

A menudo la expansión en estos casos iba acompañada de fuertes desigualdades en el valor del voto y un rol limitado del cuerpo elegido. Bismarck fue uno de los líderes que consideró la extensión del sufragio como un mecanismo para reforzar el estado. Incluso pensó en la idea de convertir en apoyo numérico la pasividad de las masas, contando como votos para el gobierno las abstenciones (Rokkan, 1961). En los regímenes liberales (como Gran Bretaña) el sufragio cumplía una función más representativa, reflejo de los derechos de asociación y oposición, y de la importancia de los parlamentos como cámaras de control y legitimación. El sufragio era contemplado como un mecanismo de reclutamiento de elites políticas, y por lo tanto su extensión fue más cuidadosa. Los liberales temían que esta extensión del voto trajera consigo la radicalización de la política.

Con la extensión del sufragio y la política de masas, el electorado se hace mucho más amplio y heterogéneo y lo mismo le sucede a la representación que tiene que adecuarse ante este nuevo contexto. Los representantes tienen que buscar satisfacer el interés general, aun y cuando las diferencias de objetivos e intereses es cada vez más evidente.

Este conflicto se refleja en el parlamento a través de los partidos políticos. La fidelidad a la defensa de los intereses de distintos grupos sociales que representan los partidos pasa a ser el elemento clave de la representación (Colussi:2005). En este nuevo escenario pasa a ser muy importante la semejanza entre representantes y representados, es decir, la idea de una representación como muestra del conjunto del electorado. Con el fin de conseguir una representación cambian como consecuencia los sistemas electorales, que en toda Europa, con algunas excepciones significativas como el Reino Unido, dejan las fórmulas mayoritarias y se orientan hacia la representación proporcional. Sin embargo, ningún sistema electoral puede garantizar la semejanza total entre representantes y representados y el acceso a cargos representativos está controlado por los partidos políticos (Anduiza: 2004).

Los partidos políticos median entre la voluntad de los electores y la composición de un gobierno, especialmente en el caso de sistemas de representación con muchos partidos ninguno de los cuales obtiene mayoría absoluta en el parlamento. Es así que una de las razones por las que las elecciones competitivas son deseables es porque en ellas los gobiernos y los partidos que los respaldan sienten cercana la posibilidad de perder el poder y dado que los gobiernos no desean que esto ocurra, se esforzarán en poner en marcha políticas que se ajusten a las preferencias del electorado. Pero las elecciones legitiman no sólo al gobierno electo, sino también a la propia oposición y al sistema político en su conjunto.

Sin embargo, lo que cuenta políticamente es el resultado electoral, los primeros estudios electorales fueron análisis agregados o análisis macro en los que los investigadores intentaban explicar el comportamiento electoral a partir de resultados electorales, es decir, sobre la suma de los votos que han sido emitidos y contabilizados en un colegio electoral, en un municipio, en un distrito o en un país. Los resultados electorales eran antes de la encuesta, los únicos datos disponibles para los investigadores. Aunque cabe resaltar que estos datos también contienen su margen de error pero ante su carácter oficial los hace relativamente fiables.

Algunos factores explicativos del comportamiento electoral se refieren al individuo o elector, mientras que otros son características de los sistemas o contextos en los que viven y actúan esos mismos individuos. Si el análisis se limita a un único nivel de observación, el individual o el sistémico, es probable que los resultados del análisis contengan una cierta cantidad de sesgo porque dejan de lado variables relevantes. Si se considera en sentido estricto la relación una persona, un voto y tomado en cuenta que el voto es un atributo de cada ciudadano, entonces el principio sería lógico tomar como unidad de análisis a los individuos, con el fin de responder a dos preguntas fundamentales: ¿qué votan? y ¿por qué votan lo que votan?. Los análisis a nivel individual también tienen su propio riesgo de realizar inferencias falaces, que proceden precisamente de enfatizar demasiado las características individuales como factores explicativos del comportamiento electoral e ignorar el hecho de que los individuos viven en contextos que deben tenerse en cuenta, porque probablemente tienen también un impacto considerable sobre esta dimensión del comporta miento electoral (Anduiza: 2004).

Cuando los análisis se basan en los resultados electorales mismos, se tiene que tomar en cuenta si lo que se hace es una comparación diacrónica (a lo largo del tiempo) o sin-crónica (por ejemplo, entre distintos países), incluso si nos centramos en una única convocatoria electoral es importante prestar atención a las variaciones territoriales entre los distritos. Hay que tener presente que los resultados pueden presentarse y analizarse a distintos niveles de análisis (barrios, municipios, provincias y distritos, comunidades autónomas, total estatal). Por lo tanto, la mayoría de las veces no se analiza un único resultado electoral, sino que se comparan varios. Existen además dos categorías más, al abordar el estudio de los resultados electorales, es decir, hacer propiamente una análisis descriptivo o un análisis explicativo.

La tesis pretende explicar la relación de los resultados electorales con factores del ambiente que pueden ayudar en la comprensión del comportamiento electoral, aunque existen otra serie de elementos de análisis que eventualmente pueden ser otras líneas de investigación, tales como:

 No hay un único electorado, sino electores diversos y heterogéneos.

 Los nuevos votantes y los no votantes son importantes en el resultado, por lo que si se busca explicar cambios en los resultados se deben buscar explicaciones que hagan referencia también a esos cambios.

 La gestión (especialmente económica) del gobierno es importante, como un factor de explicación del comportamiento electoral.

 Debe tenerse en cuenta no sólo la elección anterior, sino las tendencias electorales más a largo plazo Harrop y Miller (1987).

Es así que en el documento se abordará el estudio de la alternancia tomando en cuenta tanto los resultados electorales como los factores políticos y gubernamentales como posibles elementos de explicación del comportamiento electoral


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