LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL COMO ESTRATEGIA DE REPRODUCCIÓN FAMILIAR EN LA REGIÓN ORIENTE DE TLAXCALA CONCLUSIONES
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LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL COMO ESTRATEGIA DE REPRODUCCIÓN FAMILIAR EN LA REGIÓN ORIENTE DE TLAXCALA.

José Dionicio Vázquez Vázquez

 

 

 

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CAPÍTULO VI. Conclusiones y recomendaciones

A nivel teórico estamos frente a dos posturas opuestas y con dos lógicas distintas, pero al fin complementarias en la práctica. La postura de Stark tiene un enfoque eminentemente económico de las causas que provocan la migración, como una estrategia para repartir riesgos o como inversión y/o como medio de acceso parar obtener ganancias mayores. Por su parte en Bourdieu, mediante la teoría del habitus, hace una gran contribución a la comprensión de las prácticas de los grupos sociales, mediante el concepto de reproducción, entendido como el trabajo permanente de mantenimiento que garantiza la existencia de los grupos sociales en toda sociedad, y que es la condición y perpetuación de su posición en el espacio social. Es precisamente esa noción la que permitió que se planteara, dentro del esquema de la producción de prácticas, la estrategia de la migración, como parte del proceso de reproducción, en tanto que dentro del sistema de esquemas de percepción y de apreciación de las prácticas, influyó y determinó en la metodología para plantear cómo percibían y evaluaban sus prácticas y cómo seleccionaban fragmentos de su realidad para llevar a efecto parte de su reproducción como familias.

La decisión de partir de las personas de la región oriente a Estados Unidos tiene sus razones económicas y sociales, siendo la teoría del habitus un apoyo en la explicación de la estrategia (elección) de las personas para migrar y para reproducirse socialmente. Por un lado, tal teoría sirvió de marco general explicativo sobre las razones del por qué migran las personas, y por el otro, contempla la hipótesis de que las remesas se utilizan fundamentalmente para la reproducción familiar. La práctica de la migración se ha ido incorporando en las comunidades de la región, convirtiéndolo en un habitus, gracias en parte a las redes sociales que se van gestando por los vínculos que han realizado los primeros migrantes, estableciendo lugares de destino.

Es importante considerar el cuerpo teórico de la corriente estructuralista de la que forma parte Pierre Bourdieu y de la cual se desprende su trabajo sobre el habitus, desplegándolo a lo largo de sus obras: El sentido práctico (1991), Cosas dichas (1996) y Las estructuras sociales de la economía (2005). El aporte del autor mencionado es haber tenido la visión integral de la realidad, proponiendo alternativas explicativas, modificando el lenguaje para diferenciarlos del estrictamente económico, por ejemplo, “racional” por “razonable”, o “contrato mutuo” por “convención social”. Las alternativas que él plantea hacen referencia a un discurso que impugna constantemente la teoría neoclásica, por abstraerse y jugar sólo en el ámbito que aquélla domina: el de la economía. La enseñanza que vierte Bourdieu es que siguen existiendo realidades sociales que escapan al control del discurso económico, de ahí que sea válido afrontar, investigando creativamente cada realidad en su contexto: no todo es objetividad ni cálculo en la vida social.

Entre tanto, los resultados de la investigación de campo, muestran que las remesas apoyan la reproducción familiar de la región oriente, pero insuficientes para elevar su calidad de vida. Aún cuando muchas personas migran para mejorar sus condiciones, son pocas las que logran que su reproducción mejore, es más, dicha reproducción se puede convertir a largo plazo en una estrategia de sobrevivencia, donde no les alcancen sus recursos más que para reproducirse a sí mismos, pues según los datos aportados, los migrantes casi son el único sostén de la familia, siendo casi nulos los recursos invertidos en actividades productivas y destinados al ahorro.

La dependencia de las remesas y del migrante por parte de la familia de origen se va fortaleciendo, a medida que las oportunidades en la región son cada vez más escasas, aún cuando se muestra una solidaridad sin condiciones hacia los parientes al enviar permanentemente remesas para cubrir las necesidades inmediatas. El vínculo que une al migrante y la familia son los lazos de parentesco y amistad, subordinando al envío de remesas, aunque no menos importante como parte de esa relación.

En el consumo ocurre algo similar, pues quienes han alcanzado una mejoría en la alimentación no son muchas de las familias; lo mismo se nota en el equipamiento del hogar, aún cuando se muestra una parte que destina recursos para mejorar o adquirir una vivienda. Hay por lo tanto un mantenimiento de la reproducción familiar en la región oriente en lo general, debiendo tomar en consideración lo que ellos perciben como una cierta mejoría en su situación general. Evidencian un efecto emocional fuerte respecto a la partida del familiar ausente y con visos, en muy pocos casos de desintegración familiar.

La escolaridad sigue siendo un freno para mejorar un empleo pues poco más de la mitad de los jefes y jefas de las familias sólo tiene educación primaria; aunque tienen a su favor no tener más de tres hijos, éstos presentan algunos casos de deserción escolar o la inasistencia a las aulas. De hecho, el promedio de escolaridad era de 5.9 años (INEGI: 2000).

Los migrantes son trabajadores ilegales que han cruzado la frontera mediando el “pollero” en el traslado hacia los lugares de destino, demostrándose unas redes sociales de migrantes, incipientes, pero muy importantes. Se muestra que los trabajos que desarrollan en el extranjero no necesariamente coinciden con los trabajos realizados en los lugares de origen.

Las remesas fluyen a las comunidades para apoyar la reproducción familiar en la infraestructura del hogar, contando con alguna ventaja material al tener una vivienda propia, consiguiendo algunos beneficios en los servicios del hogar, en la alimentación, salud, vestido y transporte y situación familiares; sin dejar de lado los problemas que afectan a las parejas o parientes cercanos por la partida del familiar. Hay un cambio evidente en las relaciones sociales, pero que se equilibra con la certeza de contar con los recursos que envía o enviará el migrante.

La parte que sobresale en el aspecto de la inversión productiva es la muy baja inversión en los distintos rubros: compra de terrenos, de ganado o del establecimiento de un negocio, por ejemplo. No se invierte, primero, porque la mayor parte de los recursos se va para la reproducción familiar, lo que significa un ínfimo ahorro. Y si se le agregan los riesgos de emprender un proyecto productivo, la fuerte competencia en el mercado, más la ausencia de capacitaciones integrales especializadas, se tiene como resultado un panorama más que desalentador en el rubro de la inversión productiva.

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