Tesis doctorales

EL IMPULSO DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL, FELIPE GONZÁLEZ, A LOS PROCESOS DEMOCRÁTICOS Y DE PAZ EN NICARAGUA Y EL SALVADOR, 1982-1996

Belén Blázquez Vilaplana

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B.2. Esquipulas II: 1987.

Roberto Mesa, al hacer un balance de la política exterior española en 1987, afirmaba que la proyección del Jefe del Estado español, como pacificador y demócrata, es quizás uno de nuestros mejores avales ante el pueblo americano1368. Lo cual, debía ser utilizado para consolidar la posición internacional de España y darle ese lugar que durante tanto tiempo se había buscado en el contexto mundial, como la potencia media que era. El año comenzaba con la concesión del Premio de la Asociación de Corresponsales Extranjeros, como el español con mayor impacto en la prensa internacional en 1986, a Felipe González y con las visitas del ministro de Relaciones Exteriores costarricense, Rodrigo Madrigal; con la del Secretario General de la ONU, Pérez de Cuéllar, con el cual se trató el tema del apoyo a Contadora y al papel que podía jugar la CE en la resolución del conflicto y con la de Willy Brandt.

En enero el ministro de AAEE, Fernández Ordóñez recibió al embajador especial de EE.UU. para Centroamérica, Philip Habib, el cual expuso la posición de su Gobierno de seguir apoyando a la contra sin que ello significase el tratar de hacer fracasar los esfuerzos pacificadores de Contadora. Por su parte, el Gobierno español expuso la suya de apoyar los planes de Contadora, criticando lo negativo que acarreaba el apoyo a la contra en la región. Se apreciaba, al menos en este caso, una clara discrepancia entre ambas posturas.

En febrero, el ministro de AAEE, se reunió en Guatemala con los cancilleres de los cuatro países miembros del Grupo de Contadora y con los representantes de los doce países miembros de la CE1369.

España reiteró su apoyo a los esfuerzos pacificadores en la región; al diálogo interregional entre los países de la zona, y a los efectos negativos de la contra auspiciados por EE.UU1370. Siendo este el país elegido por los miembros del Grupo de Contadora y de Apoyo para que interviniese como mediador de la región ante la Comunidad Europea. Sobre todo, por los lazos de afinidad histórica, política y cultura. Era una manera de pedir a España que dejara la retórica de momentos históricos anteriores y utilizara su actual papel en el concierto europeo para interceder por los intereses de los países iberoamericanos y en este caso, en concreto, por los centroamericanos.

Aún a pesar de las actividades desplegadas por el Gobierno español, existían críticas de algunos representantes diplomáticos latinoamericanos sobre la dejadez del Gobierno socialista hacia Latinoamérica. Se destacaba como paradójico que Felipe González que había llegado con un gran cartel al gobierno, hubiera realizado hasta el momento menos viajes a la zona que Suárez. A lo cual había que unir la falta concreta de ayuda económica y las dificultades del I.C.I. Esto fue negado por Inocencio Arias, el cual afirmó que la política iberoamericana seguía siendo uno de las prioridades de España1371.

Según Javier Gorostiaga, Europa estaba perdiendo en Centroamérica una oportunidad histórica de aplicar una política independiente hacia el Tercer Mundo (...) Salvo España, Italia y los países escandinavos, el resto ha optado por marginarse del problema aduciendo que los países de la región no logran ponerse de acuerdo1372. Se estaba produciendo el abandono que algunos sandinistas criticaban al Gobierno socialista, efecto inmediato de la necesidad de doblegarse a los intereses norteamericanos. Actitud que siempre ha sido negada por los distintos sectores socialistas, tanto del partido como del Gobierno, con los cuales se mantuvieron contactos durante la realización de esta investigación. Lo que sí es cierto, tal y como se ha expuesto en otros apartados de la misma, es que las promesas que se realizan durante el ejercicio de la oposición parlamentaria, distan de asemejarse a las necesidades de un Gobierno una vez que accede a los ámbitos de poder. Teniendo, además, en cuenta, que durante todos estos años, no sólo cambiaron los intereses españoles, sino también se produjeron diversos acontecimientos que conllevaron una reubicación de España en el tablero internacional. Los objetivos de nuestra política exterior cambiaban, aunque los principios rectores fueran los mismos. Por tanto, no fue tanto una renuncia a interceder por los intereses nicaragüenses, y en otro plano salvadoreños, cuanto una necesidad de adaptación. Sobre todo ello volveremos en el último capítulo de la investigación al dar cuenta de las conclusiones de la misma. ¿Qué hacían mientras los políticos españoles?. Alfonso Guerra, en una reunión de la IS en Roma comentó sobre esta controversia que eran ellos, los centroamericanos, los que solicitaban que nosotros tuviéramos un papel. El problema es que cuando se juega un papel entre países es terriblemente delicado introducirse en el terreno que no es de uno, pero nosotros estamos dispuestos siempre que las partes nos lo soliciten, y mi impresión es que ya estamos en ese papel1373. En marzo, Elena Flores estuvo en Costa Rica. Mientras que Alfonso Guerra se entrevistaba en Roma con Rolando Araya, representante de la formación gubernamental costarricense, el Partido de Liberación Nacional y con Bayardo Arce, dirigente del Frente Sandinista de Liberación Nacional. El fin de todo ello era mediar entre Costa Rica y Nicaragua para evitar uno de los mayores puntos de fricción en la zona. Puesto que EE.UU presionaba a los costarricenses para que ante el miedo a una propagación del comunismo dentro de sus fronteras, apoyaran las acciones de la contra y, por tanto, al Gobierno norteamericano1374. Así mismo, estos países querían que la CEE interviniese ante EE.UU. para que cambiase su política hacia la región. El vicepresidente también recibiría a Sergio Ramírez, vicepresidente de Nicaragua, durante una escala en la gira realizada a los países del bloque socialista.

Ya en mayo, se recibió al Presidente costarricense, Óscar Arias, el cual afirmó que tanto Felipe González, como Craxi, están convencidos de que el sandinismo ya no es lo que esperábamos que fuera en 19791375. Exponiendo cómo, en su opinión, España no tenía ya ningún papel como mediadora en el conflicto, aunque sí como explicadora del método utilizado para pasar de una dictadura a una democracia1376. Paradójico, por cuanto apenas un año después, los líderes centroamericanos se volvían hacia España de nuevo buscando su papel mediador, como veremos a continuación. El citado Presidente, presentó lo que se conoció como el Plan Arias, que serviría para complementar las acciones de Contadora. El cual contó con el apoyo del líder socialista español y que en última instancia le valdría el Premio Nobel de la Paz y el Príncipe de Asturias1377 al Presidente costarricente. En ese momento, el Rey manifestó el apoyo de España a los acuerdos alcanzados en el marco de Contadora, porque es el proyecto que mejor articula y resume las justas aspiraciones de las democracias iberoamericanas a forjarse su propio destino1378. Por su parte, fuentes diplomáticas costarricenses con motivo de la visita del Presidente a España, comentaron que la política española en relación con Centroamérica es de apoyo y colaboración activa en todos los esfuerzos encaminados a encontrar la paz en la región dentro del marco de Contadora1379 .

En septiembre de 1986, Óscar Arias había afirmado en Nueva York, que Felipe González se había dado cuenta tarde del carácter dictatorial del régimen de Managua. En mayo no recordaba ese comentario. Al recibir el Premio Nobel de la Paz comentó sobre el papel de España: por ser España nuestra madre patria su voz es altamente escuchada en nuestra América, y hoy, que necesitamos de mucho aliento para cumplir lo que acordamos en Guatemala, es importante que su voz se haga oír. Para que, con la legitimidad que le otorga habernos legado la lengua, la religión, la sangre y la cultura, nos dé un tirón de orejas si alguno de los mandatarios firmantes intentara apartarse del acuerdo1380 .

Anteriormente, el 8 de agosto apareció en “ La Nación” el siguiente artículo firmado por él: “Este es uno de los días más felices de mi vida, realmente no costaba soñar, pero para muchos era un sueño irrealizable, una utopía más, una quijotada, una ilusión (...) Sin embargo, hay momentos en que las ideas tienen tanta fuerza, que llegan a plasmarse en realidad y ese sueño que soñamos muchos en Costa Rica, de que por qué no hacer un esfuerzo muy grande para que la paz que nosotros disfrutamos, la democracia y la libertad, también la puedan disfrutar los otros pueblos centroamericanos; hoy, aquí, en Guatemala, se demuestra que fue posible, y yo me siento realmente feliz”. A este respecto debemos realizar sólo un inciso, pues consideramos excesivo el personalismo que se le atribuyó a la figura de Óscar Arias como el principal inspirador del proceso de paz en la zona. Cuando él llegó al Gobierno, los países de la región llevaban un largo camino recorrido. Es cierto que con aciertos y desaciertos, pero el líder costarricense no empezó a trabajar desde la nada y todos los méritos no se les pueden únicamente dar a su persona.

A finales de mes, los contactos del líder socialista fueron con el Secretario General de la Organización de Estados Americanos1381, Joao Batista Baena Soares, quien explicó al presidente los planes de la Organización para actuar como mediadora en los conflictos de la región. Entrevistándose también con Fernández Ordóñez, para tratar el referido tema centroamericano y con Luis Yáñez. El ministro de Asuntos Exteriores español había reiterado el apoyo de España al plan de Esquipulas en su intervención en el 42º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

El proceso de pacificación seguía, aunque a un ritmo excesivamente lento para algunos. Así, en agosto, concretamente el día 7 en Guatemala, se habían firmado los acuerdos de paz para Centroamérica, conocidos como “Esquipulas II"1382, pero los contactos y las acciones sobre la región había quedado de alguna manera paralizados. Lo cual se mantuvo en esta tónica hasta octubre, en donde se conoció la intención de Felipe González de viajar a Centroamérica a finales de año o comienzos del siguiente1383. Lo cual complementaría la visita que realizaría en octubre a Argentina, Uruguay y México y la que realizaría Alfonso Guerra junto con Luis Yáñez a Centroamérica en noviembre1384. Guerra comentó que habían ido a informarse sobre el estado de la cuestión, no a dar lecciones sobre cómo debía actuar Nicaragua frente a la contra, al mismo tiempo que afirmaba cómo España veía con optimismo los avances de paz en la región. A su llegada a Nicaragua recibió un tratamiento equiparable al de un Jefe de Estado, pues el gobierno nicaragüense consideraba que era un modo de romper su aislamiento internacional acercándose a Europa. En Costa Rica expuso que Europa no oye a Centroamérica con la suficiente intensidad1385. Allí, el Presidente costarricense definiría al gobierno español como el mejor embajador de América Latina ante la vieja Europa. Opinión compartida por otros líderes latinoamericanos, en este sentido, el ex primer ministro peruano comentaría que España es quizá el país más próximo a nosotros, los latinoamericanos, y, además, tiene en Europa un papel de liderazgo visible, a través del Rey y de Felipe González, orientado hacia el mundo latino. Mientras que el otro gran liderazgo que opera en el mundo anglosajón, está representado por la figura de la primera ministra británica, Margaret Thatcher1386.

Por el contrario, la reunión del vicepresidente español con Monseñor Obando no fue tan satisfactoria, puesto en la misma se dejó entrever el malestar de este último por el apoyo español al régimen nicaragüense. Sobre todo, cuando Guerra manifestó que Nicaragua no era una dictadura, por cuanto en el país existía libertad de prensa, libertad de movimientos para la población, libertad de entrada y salida del territorio nacional. Así mismo, expuso que no le preocupaba la influencia que su viaje podía tener en las relaciones con EE.UU., porque España era un país soberano que elige dónde debe estar representado, dónde quiere ir de viaje y con quién quiere hablar, sobre la base de la búsqueda de la paz, el diálogo y la convivencia pacífica, no de la confrontación1387. Durante su estancia, concretamente el primer día de diciembre, realizó junto al vicepresidente de Honduras, Alfredo Fortín; el de Nicaragua, Sergio Ramírez y los congresistas norteamericanos encabezados por el presidente de la Cámara de Representantes, Jim Wright y el ex-presidente venezolano, Carlos Andrés Pérez, una marcha encabezada por Óscar Arias, por la Avenida II, en San José, Costa Rica, como gesto de respaldo al proceso de paz centroamericano1388.

Todo esto era una manera de relanzar las relaciones con Iberoamérica, tras unos meses en que las mismas se habían enfriado, fue lo que se conoció como ofensiva latinoamericana1389. En un momento en que Francia e Italia también estaban prodigándose por estos países. Los temas tratados fundamentalmente serían la deuda externa y los conflictos centroamericanos. Según fuentes de la Moncloa, el presidente se dedicaría en los últimos meses del año con mayor atención a las cuestiones externas que a las internas, sobre todo, para definir el papel de España dentro de la CE. Lo cual se diferenciaba de la inexistencia de viajes programados a las CCAA. En palabras de un cercano colaborador, ésto se debía a que el presidente era un hombre sedentario1390 . Lo cual parece contradictorio con lo expuesto hasta el momento, si es que dicho calificativo se aplica a sus salidas de España. Cosa distinta, sería el análisis de los desplazamientos y del conocimiento directo que el líder español tuvo durante los años de mandato socialista de las distintas comunidades autónomas españolas.

En este año, se conocieron unas declaraciones del mayor Roger Miranda Bengoechea, un alto cargo del Ministerio de Defensa Nicaragüense que desertó a EE.UU., el cual afirmó que aunque el Gobierno nicaragüense pidió en reiteradas ocasiones armas a España, ésta siempre se negó a vendérselas. Lo cual es importante si tenemos en cuenta las noticias que aparecían en los medios de comunicación sobre este particular. Especialmente, en los últimos años de la década de los 70 y primero de los 80, tal y como se ha expuesto al comienzo de este apartado.


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