Tesis doctorales

EL IMPULSO DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL, FELIPE GONZÁLEZ, A LOS PROCESOS DEMOCRÁTICOS Y DE PAZ EN NICARAGUA Y EL SALVADOR, 1982-1996

Belén Blázquez Vilaplana

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B.7. El año de España: 1992.

1992 era el año grande para España: las Olimpiadas en Barcelona, la Exposición Universal de Sevilla, Madrid como capital europea, etc. todo ayudaba para que este año se convirtiese en el impulso definitivo para el conocimiento del país en el exterior y en una muestra de los logros alcanzados por el Partido Socialista. Enero amanecía con los acuerdos de paz entre la guerrilla y el Gobierno salvadoreño tras doce años de enfrentamientos civiles, acuerdos que se firmarían en el palacio de Chapultepec, en México, el 16 de enero, con la presencia de varios dirigentes internacionales, entre ellos los Presidentes de Colombia, César Gaviria, de Venezuela, Carlos Andrés Pérez y de Felipe González1539. Allí el líder español manifestó que estaba decidido a prestar una leal colaboración en la etapa de reconstrucción y reconciliación que se inicia ahora, recalcando cómo el acuerdo tenía valor simbólico para un continente que tiene ante sí unas perspectivas prometedoras, quizás como nunca las tuvo en el pasado1540. Así mismo, en una entrevista con el Secretario de Estado norteamericano, James Baker, discutió la posibilidad de elaborar un plan internacional de ayuda para la reconstrucción de El Salvador.

Sobre estos acontecimientos, la Oficina de Información Diplomática hizo pública una nota en la que se decía que el Gobierno español expresaba su gran satisfacción por la firma del Acta de Nueva York entre el Gobierno de la República de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en el que ambas partes declaran haber alcanzado acuerdos definitivos cuya ejecución pondrá fin al conflicto armado salvadoreño1541. Siendo el paso más decidido para ello el envío de observadores militares a El Salvador encabezados por el general de brigada español, Víctor Suánzes1542, ya mencionado en apartados anteriores.

Además, España vetó un proyecto con EE.UU. sobre reorganización policial en Nicaragua, porque según Inocencio Arias, el hacerlo podría influir negativamente en otros proyectos de cooperación españoles en Iberoamérica y, además, podría dar una imagen falsa de España en algunos círculos políticos. Pero ¿Qué hacía mientras el Presidente del Gobierno español?.

En febrero, y en España, González recibió de nuevo a Daniel Ortega, el cual solicitó su ayuda para el ingreso del FSLN en la IS, a la cual se mostraban reticentes algunos partidos socialdemócratas del norte de Europa y latinoamericanos por la radicalidad que habían adoptado los sandinistas y a las posturas mantenidas tras la inesperada pérdida de las elecciones. En este mes, además, el líder socialista recibió en Cataluña el premio al Andaluz del año, concedido por la Casa de Andalucía. Durante su entrega hizo un llamamiento hacia el peligro que suponía la extensión del descrédito de los políticos. Afirmó que a este país la comunidad internacional le ha puesto sobresaliente. ¿Por qué hay entonces este descrédito hacia los políticos?. ¿Cómo somos tan despreciables para que no se nos tenga en consideración?1543.

Posteriormente, en marzo, realizó su segunda visita oficial a Estados Unidos, donde se entrevistó con Bush, el cual calificó al Presidente español como líder mundial sobre muchos temas y fuente permanente de consejo para nosotros1544. Durante este encuentro, González hizo unas declaraciones que llamaron la atención, al afirmar que comprendía que los españoles se cansaran de ver al mismo Presidente, porque si él fuera ciudadano español, también estaría cansado de ver la misma cara durante diez años. De nuevo, aparecía una idea fija en el subconsciente de Felipe González y de la cual daba muestras incluso antes de su llegada a la Moncloa: el deseo de no cansar; la necesidad de que no lo echaran sino de irse a tiempo.

En junio se dispuso a dar su apoyo a las frágiles democracias latinoamericanas, tras los intentos de golpe de Estado en Venezuela y el dado en abril en Perú. Para lo cual se organizó un viaje a Venezuela y a Bolivia, único país latinoamericano junto a Paraguay al cual González no había acudido desde su llegada al gobierno. Y en julio actuó como anfitrión de la II Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Gobierno que se celebró en Madrid1545. Donde el tema que mantuvo la atención de los dirigentes centroamericanos fue la posición del Presidente del Gobierno acerca del plátano ante la CE. Éste, se mostró partidario del libre comercio, pero dijo que apoyaría en todo momento al plátano canario, aunque pareciese una contrariedad puesto que era en defensa de un sector productivo nacional. Por lo demás, Centroamérica parecía que había desaparecido de los intereses españoles y de sus agendas exteriores.

Ahora que en principio, al menos en los papeles, estos países habían alcanzado la paz, desaparecían de los discursos y programas del Gobierno español. Habían pasado diez años desde que los socialistas llegaran por vez primera a la Moncloa. Para González, España funcionaba en esos momentos mucho mejor de como lo hacía diez años antes. Según sus palabras, ésta era también la percepción que se tenía Diario “El País”, 3 de abril de 1992. González explicó en la rueda de prensa que ofreció con posterioridad al encuentro, que se sentía muy identificado con el presidente norteamericano a pesar de las diferencias ideológicas, porque ambos habían sido criticados en los últimos meses por su afición a la política exterior y ambos habían tenido un descenso en su popularidad. Por lo que compartían el complejo de ser unos incomprendidos. Si se analizan las preguntas que aparecen en los barómetros realizados por el CIS acerca de la valoración de líderes políticos nacionales, hay un rasgo que sobresale: González es el único político que en todos los años que ha aparecido, siempre ha superado el 5, por tanto, que es aprobado por la población española. En este sentido, según los datos de febrero de 1983, es decir, unos meses después de su primera llegada al Gobierno, su puntuación era de 7.45 sobre 10; en febrero del 86, sería de 5.66; en abril de 1988 de 6.0 y en julio de 1992 González seguía siendo el político mejor valorado en España, aunque apenas conseguía una puntuación que sobrepasaba la media, con 5´81 sobre una escala de 0 a 10. La última vez que aparece es en el barómetro de enero de 1998, momentos antes de dejar de ser Secretario General del Partido. Entonces, seguía con la tónica anteriormente referida, con una puntuación de 5.22, seguido por Aznar con 5.12 y Almunia con 4.98. Para mayor información véasen los Barómetros del CIS y las separatas de la Revista de Investigación Sociológica correspondientes a estos años.

Las críticas comenzaban a precipitarse en el ámbito doméstico. Así, estas aparecieron porque según diversos medios de comunicación en estos diez años había dejado de tener relación con la prensa escrita española y ésta se solía enterar de las noticias referentes a lo que había hecho el Presidente a través de las televisiones locales de los países a los que viajaba. Además, los periodistas acreditados habían dejado de viajar en el avión del Presidente. Claro ejemplo de ello fue el hecho de que en una viaje a Guinea, las difíciles combinaciones existentes obligaron a la prensa a subir a bordo de un aparato de la Fuerza Aérea. Mientras, González se cambiaba de avión1547. De ahí que se pusiera de moda una actitud que al Presidente le molestaba sobre manera: que en las ruedas de prensa en el extranjero le preguntasen sobre cuestiones de política interna. Sobre este tema, el líder socialista, al hacer balance sobre los diez años que llevaba en el poder, afirmaba que cuando estábamos en la oposición hubo un buen entendimiento entre gran parte de la prensa y mi persona. Le debo mucho en ese sentido. Y, sin embargo, ahora se ha producido una erosión considerable en las relaciones del partido y mías personales con los medios (...) Probablemente no hemos sido capaces de reubicarnos, ni nosotros, me refiero a mí mismo, ni los medios de comunicación, cada uno en su papel. Quizá porque es muy difícil el reparto de roles entre personas que comparten la misma trinchera en un momento histórico determinado y que después ocupan trincheras diferentes: poder y prensa1548.

También recibía fuertas críticas por parte de la oposición. Según fuentes del PP, el Presidente le tenía alergia al Parlamento, está en otro mundo, se cree un líder planetario1549, y ello porque desde la comparecencia en la sesión de investidura, el 4 de diciembre de 1989, sólo había aparecido 11 veces en la Cámara Baja. Y excepto para el debate sobre el Estado de la Nación y la cuestión de la guerra del Golfo, las demás habían sido para ocuparse sobre temas relacionados con las cumbres europeas1550. En 9 años de mandato había realizado 108 viajes oficiales al extranjero, más 12 de carácter privado o como representante socialista y 30 por España, incluidos los viajes veraniegos a Palma de Mallorca para despachar con el Rey y las cumbres bilaterales1551. El Presidente reflexionaba sobre este alejamiento que le achacaban de sus amigos y de la sociedad en general con la siguiente pregunta retórica ¿O es que estaré perdiendo capacidad y no tengo ya la sensibilidad suficiente para saber qué es lo que debería necesitar?. Este alejamiento que siente la sociedad, no significa que ya no tenga la percepción de cuáles son los problemas reales del país1552. Afirmaba su desasosiego ante el hecho de que de los grandes dinosaurios de la política dentro de la IS, sólo quedaba él, porque el resto habían muerto. Eso es lo que me hace más difícil asumir o asimilar el shock que produce el llevar mucho tiempo en la política. Si está uno siempre subido en la tribuna, puede perderse la dimensión de la estatura. Y conviene bajarse, verse desde fuera. Para entender mejor a los demás, no para escribir mis memorias. Las memorias las narra siempre uno de los dos personajes que llevamos dentro a fin de justificar al otro. Son siempre los demás quienes tienen la culpa (...) Se necesita un testigo de la historia, alguien que tenga la obligación de ser objetivo y que comprenda el universo de la duda, y el de la responsabilidad1553. Este año moría Willy Brandt. De ahí que la reunión de la IS celebrada en Berlín en el mes de septiembre fuera presidida por González, por deseo expreso de Brandt. El Presidente español en su intervención dijo sobre esta ausencia que sin la tarea de Willy Brandt desde 1976, la Internacional Socialista no tendría ni la dimensión ni la potencialidad que se manifiesta en esta sala. Sin su lucidez, su coraje y su hombría de bien no hubiéramos superado el eurocentrismo para alcanzar una universalidad imprescindible en el mundo en que vivimos1554. Y éste en una carta que mandó para que fuera leída durante el Congreso y que se puede considerar su testamento político, puesto que murió apenas unos meses después, decía que como nunca antes nuestra época está llena de posibilidades para bien y para mal. Cada era necesita sus propias respuestas y nosotros debemos estar a la altura del reto si queremos hacer el bien1555. Paradójicamente, fue en este congreso cuando se admitió al Frente Sandinista como observador.

Terminaba así la segunda etapa del análisis del estudio de desarrollo de caso que estamos realizando. Aunque las conclusiones que se han podido deducir de lo expuesto hasta el momento en relación con las distintas aportaciones llevadas a cabo a lo largo de la investigación es el objeto central del siguiente capítulo, sí hay algunas cosas que se podrían mencionar. Tal y como se ha podido apreciar en la exposición, las actividades del Presidente del Gobierno disminuyeron considerablemente en relación con Nicaragua y El Salvador, muchas veces sin diferenciar realidades concretas de cada uno de estos países, del conjunto de la región y su problemática. Los esfuerzos para la pacificación se prodigaron durante todos estos años, con distinto éxito, y en ellos, González siempre intentó ocupar un discreto segundo plano, buscando no aparecer como artícife de los mismos. Sino, como aquel que los había propiciado una vez que los actores centroamericanos le habían propuesto que interviniese. Lo cierto, es que fue una pieza clave de un tablero de negociaciones sumamente complicado, siendo mencionado por todos y cada uno, no sólo de los líderes centroamericanos sino también latinoamericanos y de otras latitudes. Destacar de este modo, que Centroamérica formara parte de la agenda del Presidente siempre que se desplazaba a EE.UU. Posteriormente, en las conclusiones, analizaremos si esas acciones estaban en consonancia o no con lo dispuesto por el PSOE en las resoluciones de sus Congresos y en sus programas electorales, así como en las manifestaciones del presidente con ocasión de los Discursos de Investidura y de los Debates sobre el Estado de la Nación.

Pasemos a analizar los últimos años que estuvo al frente del Gobierno, correspondientes a la última legislatura socialista en España hasta el momento, y a un período postbélico en Nicaragua y en El Salvador.


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