Tesis doctorales

EL IMPULSO DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL, FELIPE GONZÁLEZ, A LOS PROCESOS DEMOCRÁTICOS Y DE PAZ EN NICARAGUA Y EL SALVADOR, 1982-1996

Belén Blázquez Vilaplana

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A. 1983: SE ABRE UNA NUEVA ETAPA EN LA ACTIVIDAD PARLAMENTARIA.

El 20 de septiembre de 1983 el Presidente del Gobierno se presenta por vez primera ante el Congreso de los Diputados para someter a debate parlamentario la comunicación del Gobierno formulada a los efectos de lo establecido según los artículos 196 y 197 del Reglamento de las Cámaras921. Me complace, expuso Felipe González, comparecer ante la Cámara, por iniciativa del Gobierno, antes de cumplirse los diez meses de mandato del mismo. Y me complace hacerlo para abrir un debate que significa también una experiencia nueva. Un debate sobre la situación general de España922. (...) Tengo la esperanza de que sea una experiencia fructífera y también de que se repita en años ulteriores. (...) es difícil analizar los problemas sectoriales, tanto a nivel interno como en las relaciones de España con el mundo, sin tener en cuenta la globalidad de los problemas (...) los españoles, ansiosos de libertad perdemos muchas veces la capacidad de asimilar el ritmo histórico de los cambios que se están produciendo. Daría la impresión de que los más se encontraban hambrientos de libertad y que, frente a la llegada de las libertades, quieren ocuparlas todas y ya, en un momento. Daría la impresión de que algunos reclaman que se haga antes de ayer lo que durante decenas de años no se ha conseguido hacer, y también, los menos, dan la impresión de que se resisten a modificar sus situaciones y sus privilegios.

Cualesquiera cambios históricos necesitan su ritmo; cualquier cambio histórico necesita su adecuación.

Continúa afirmando que de todo eso tenemos que ser consecuentes todos. (...) se me ha atribuido el calificativo de “reina madre” que no desciende a la arena política para confrontar opiniones. (...) Yo creo que todo el mundo sabe en esta Cámara y también fuera, que jamás rehuí un debate: jamás rehuí un debate. Es más, quizá sea la única persona que haya tenido la experiencia - atravesada por un problema grave- de hacer un debate sólo desde esta tribuna frente a múltiples intervenciones, no una sino varias.

A continuación, la exposición realizada quedó estructura en 4 grandes bloques temáticos: uno socioeconómico; uno administrativo autonómico o de las autonomías y las Administraciones Públicas; otro sobre el binomio libertad y la seguridad y el último, que es el que aquí realmente nos interesa, la proyección exterior de España.

Durante esta primera presentación, comentó que se vivía en un mundo en crisis, cuyos testigos principales eran los conflictos regionales, ya fuera en Oriente Medio, o en Centroamérica. Por tanto, ya tenemos aquí un primer referente de nuestro objeto de estudio, la mención de la crisis centroamericana.

Crisis que no podría hacernos caer en el pesimismo de pensar que no se puede dar ningún paso en la dirección de la paz923. Y que tal y como se desprendía de sus palabras, debía ser buscado en sintonía con el mundo en el que estamos inmersos y con el que estamos relacionados. En estos momentos, y a diferencia de lo que ocurrió en años posteriores, apostará por la defensa del “Tercer mundismo924” como calificativo de la política llevada a cabo por el Gobierno. Y ello, porque se preocupa de los problemas de Iberoamérica o porque se preocupa de las tensiones que se producen en algún lugar de la Tierra. Siendo el tema determinante la deuda exterior que pesa sobre países iberoamericanos puesto que al mismo tiempo limitan nuestra área de exportación y no sólo ya por un sentimiento de solidaridad con países fraternos, sino también por intereses nacionales que algunos reducen sólo a intereses económicos, para lo cual nos interesa encontrar una respuesta sensata, una respuesta prudente a la deuda de esos países del continente iberoamericano.

Concretamente, sobre la política exterior comentó que ésta se califica de ambigua, como en otras críticas, a veces, quizás excesivamente ligeras, para las que siempre reclamamos un cierto grado de acuerdo entre todos para fortalecer nuestra posición en el mundo (...) hagamos un esfuerzo para que el acuerdo sea un acuerdo del máximo nivel, de la máxima extensión, en los problemas de la política exterior (...) Cuando se habla de la política exterior hay que recordar siempre algunas cosas que no son obviedades. España es desde el punto de vista geográfico, histórico, político, cultural, desde todos los puntos de vista, un país europeo occidental; podríamos decir que geográficamente es el más occidental de los países europeos. Y por las mismas razones es un país que tiene una dimensión mediterránea y tiene también una dimensión histórica y cultural importante hacia el continente iberoamericano (...) es la determinación de sus límites respecto de la acción exterior y de sus potencialidades925. Estos aspectos geopolíticos serían claves para derivar los ejes preferentes de la acción exterior de España, buscando con ella una acción útil, y, por consiguiente, que esté de acuerdo con nuestra propia realidad nacional y de acuerdo con el interés nacional. Por tanto, tras los sucesos del 82 con el tema de la OTAN, se hace una llamada a recuperar el consenso que había imperado en la elaboración de la política exterior española.

González expuso en esta primera parte cuáles eran los principios que debían inspirar la acción exterior, buscando el consenso de todas las fuerzas políticas que acabamos de mencionar. Entre ellos enumeró los siguientes: conseguir el mayor margen de autonomía, desde una concepción soberana de la nación española926; la conquista de la paz; el esfuerzo de integración en las Comunidades Europeas; la mejora con nuestros vecinos; el progreso en relación con el continente iberoamericano, defensa derechos humanos y del N.O.E.I.

Siguiendo con la argumentación, engloba a la política exterior en un todo coherente con la actividad desplegada en el ámbito doméstico. Resaltando cómo la acción exterior de España merece mucho más respeto fuera de nuestras fronteras que en algunos círculos internos de España, mucha más consideración; que se aprecia más la presencia y la acción exterior española en los foros internacionales que entre nosotros y ese puede ser un problema preocupante, porque no se produce prácticamente en casi ninguna nación, al menos de la Europea occidental, del mundo en que vivimos927. Entre los temas puntuales tratados, se encuentran las relaciones con Europa, Francia, Portugal, Mogreb, Marruecos y Argelia.

Aparece entonces una nueva referencia a Iberoamérica. Antes dije que se nos acusaba a veces de tercermundismo y a veces se nos acusa de mantener una posición respecto al conflicto de Centroamérica, quizás la parte más criticada de nuestra acción en relación con Iberoamérica. Es un tanto paradójico que se produzca esa crítica y les voy a decir con mucha sencillez por qué. Nuestra actitud ha sido fundamentalmente de apoyo a las gestiones de paz. Las gestiones de paz las llevan cuatro países: Mexico, Venezuela, Colombia y Panamá. En dos de esos países gobiernan presidentes que se intitulan del Partido Conservador y del Partido Demócrata Cristiano y, desde luego, en los otros dos no gobiernan presidentes que puedan ser homologables con el proyecto socialista. Puede llamar la atención si recordamos que en el Discurso de Investidura que pronunció en 1982, apenas unos diez meses antes, no aparece ninguna referencia a este tema. Y en este caso, lo que intenta justificar es la participación en un proceso de paz, lo que se conocerá posteriormente como Contadora, donde las fuerzas políticas que representan a los otros países no se podían calificar como socialdemócratas.

Estamos apoyando una gestión de paz de países con los que mantenemos unas buenas relaciones, presididos por fuerzas políticas razonablemente moderadas; gestiones de apoyo a la paz en Centroamérica que hemos dicho que es una condición necesaria, ni siquiera suficiente, para la respuesta a los problemas de Centroamérica. Esa gestión de paz que hemos apoyado ha sido apoyada por los 10 Jefes de Estado y de Gobierno en los mismos términos de la CEE, en Stuttgart. Lo expuesto, muestra que la acción, para que pudiera justificarse, se debía a que no actuaban de manera aislada de la sociedad internacional, sino conforme a las decisiones e intereses de países no sólo iberoamericanos, sino también a aquellos que formaban en ese momento parte de la CEE.

Continuaba: ¿Es que España tiene menos obligación de preocuparse por una solución de paz en Centroamérica que otros países de la Europa Occidental que están haciendo exactamente la misma gestión, en la misma dirección, y, a veces, a petición de España?. ¿ Es posible que eso sea susceptible de ser criticado?.

De lo mencionado en este documento y en contraposición, como hemos referido, a los Discursos de Investidura, se desprende el interés y la preocupación que la problemática centroamericana tenía para el gobierno socialista. Puesto que desvincula las acciones de política exterior en el área, de las llevadas a cabo con relación a todo el espacio iberoamericano. Acciones en las cuales se buscaba intensificar, sobre todo, la coordinación con otros países del continente, por dos razones: una, de solidaridad; otra, de interés nacional, incluso de egoísmo nacional. Porque hacia allí se proyecta una parte de nuestra exportación, allí ha habido una parte de nuestra inversión y allí ha habido una parte importante de financiación española. Por consiguiente, allí estaremos presentes. Como se verá en el capítulo cinco, las contraprestaciones económicas con países como Nicaragua y El Salvador, eran ínfimas. Lo que existía, eso sí, era una estrecha y profunda relación personal con la zona y con sus dirigentes políticos.

Además, es determinante una primera llamada que se hace ya en estos años a las expectativas que se estaban levantando en el continente iberoamericano desde España. No me refiero desde el Gobierno, de nuevo no hago atribución al Gobierno- las expectativas que desde España, desde sus instituciones, desde su sociedad democrática y pluralista estamos levantando en Iberoamérica, no seamos capaces después de cubrirlas porque nos falten infraestructuras, nos falte capacidad económica para cubrir esas necesidades que deberían derivarse lógicamente, de las expectativas928.

Sigo estando convencido de que con Iberoamérica no tenemos sólo un tratamiento especial desde el punto de vista retórico; con Iberoamérica tenemos un compromiso histórico que nos puede llevar a unir una buena parte de nuestro futuro económico, político, social y cultural a ese continente. Y hemos conseguido, ser el único país europeo que en la relación con EE.UU. ha podido plantear claramente sus posiciones sobre el continente iberoamericano929. Dos cosas importantes aparecen en este párrafo, la primera la continuación de la retórica, ya que aunque exponen deseos, no concretan en medios de llevarlos a la práctica y la segunda, la presentación de España como interlocutor europeo válido de los intereses iberoamericanos frente a EE.UU.

Tras esta intervención, el primero en tomar la palabra fue el Sr. Fraga Iribarne, portavoz del grupo parlamentario Popular. El cual, dentro de la crítica que realiza a la exposición del Presidente con relación a lo que este político denomina política internacional, destaca la referencia a Centroamérica, de la cual dice que: ¿quién duda que queremos la paz? Ya lo dijo San Agustín: no hay nadie que no quiera la paz, pero cada uno quiere la suya. Y si resulta que la paz se llama que ha ganado el marxismo en Nicaragua, donde no hay libertad de prensa ni partidos políticos y, le vamos a ayudar con dinero, y por lo visto le exportamos la ETA, no sé si subvencionada o no; no sé si el señor Ministro de Economía cuenta eso en el crecimiento de las exportaciones930. Comentario que supuso la necesidad de una llamada al orden del Presidente de la Cámara y a la cual González replicó diciendo que esta tarde, lo que he oído aquí ha sido la condena de un régimen y de ningún otro. En toda la tarde, desde que yo empecé mi intervención, no he condenado a ningún sistema político. He hecho una crítica y ha sido (...) que las relaciones entre Estados tienen que ser cuidadosas. Le aseguro, señor Fraga, que todo lo que se afirma que es verdad, llega a ser verdad, este Gobierno sabrá estar a la altura de las circunstancias, porque no vamos a consentir que se apoyen acciones terroristas desde fuera de nuestras fronteras por países concretos211.

Las acusaciones sobre las relaciones entre los miembros de ETA y los del FSLN fueron continuas a lo largo de todos estos años, pero los datos que existen son contradictorios, y las fuentes escasas.

A lo que Fraga volvió a replicar en lo que se refiere a condenas a regímenes, tengo que decir que he hablado de Centroamérica, y es evidente que en Centroamérica al hablar de la paz, por lo visto no era buen guerrillero Edén Pastora últimamente, y si lo era en otro momento y yo me he limitado a hablar de lo que se ha mencionado aquí212. Pero sí tengo que decir que nosotros estamos y estaremos por la condena indiscriminada de todos los regímenes que no respeten los derechos humanos, y tenemos que decir también que no solamente hay que tener en cuenta las palabras que ha dicho hoy el Presidente del Gobierno, sino todas las acciones de todos los miembros del Gobierno y la conducta general seguida en las últimas semanas213 . En este momento, habían pasado tres años desde que el FSLN había ganado mediante un proceso revolucionario el poder en Nicaragua, y las primeras críticas estaban llegando, tanto por los desmanes que se estaban produciendo como por las incoherencias de algunas de sus acciones.

Entre ellas, la no convocatoria aún de elecciones libres para elegir al Presidente de la República y demás miembros de la Cámara. Sobre todo ello volveremos en el siguiente capítulo.

Tras esta intervención, al día siguiente el debate se reanuda tomando la palabra el Sr. Roca I Junyent por el grupo parlamentario Minoría Catalana, haciendo una crítica de la no comparecencia, en general, del Presidente del Gobierno en la Cámara. Centrando su crítica, en la escasa presencia que el gobierno estaba prestando a Europa, en contraposición con el tema centroamericano. Ayer definió a España como un país europeo y occidental. De acuerdo. Por cierto, podría recordárselo a Televisión esto para que nos informara juntamente con las noticias de Centroamérica, de lo que ocurre en Bruselas, como van las cosas en Francia (...) que se enteren que Europa existe. Yo no dudo de su vocación europeísta. Hay quien le atribuye otras prioridades y usted lo sabe. Y estoy convencido que es Europa, desde Europa y en Europa donde apoya usted el proyecto de la política exterior española (...) ¿Cuál es finalmente nuestra política en Iberoamérica?. Hablamos mucho de ello, con especial y lógica fijación en la situación Centroamericana, pero ¿realmente hemos definido una política?. En unas declaraciones recientes se decía desde el Gobierno que íbamos a acentuar nuestra presencia en Hispanoamérica del brazo de Francia. Sorprendente. ¿ Qué pinta en Hispanoamérica Francia?. No será por la comunidad de historia ni por la comunidad de lengua. Ciertamente, supongo que no, pero no era tan incoherente la declaración (...) porque Iberoamérica también nos pide tecnología (...) ayuda económica (...) Solidaridad plena, total y absoluta con todos cuantos en Sudamérica y en Centroamérica luchan por la libertad, por la democracia, por los derechos humanos (...) prestemos una ayuda eficaz superando el límite de los verbalismos. Sólo desde nuestra posición integrada en lo que Europa representa podremos ser eficaces en nuestra solidaridad con Iberoamérica931. Llama la atención en esta arenga, la mescolanza de términos utilizados a la hora de referirse a la política exterior española hacia esa zona geográfica, al denominarla Iberoamérica932, Hispanoamérica, Sudamérica, Centroamérica, etc. Y la llamada que hace a la necesidad de que la solidaridad hacia Iberoamérica se canalice a través de las acciones de Europa, de esa Europa de la que aún no se formaba parte formal y jurídicamente hablando.

Continúa el Sr. Roca diciendo que, usted afirmó ayer, que la política exterior de España alcanza mayor respeto fuera de nuestras fronteras que dentro de ellas (...) supongo que fue un error de interpretación, de transcripción o lo que fuera. Porque, obviamente, si una política debe tener claro que a quien debe convenir y servir es a los de dentro y no a los de fuera, es la política exterior. En caso contrario, es anomalía política. Las dos cosas son igualmente peligrosas y ninguna de ellas sirve para definir unas expectativas claras933.

Obsérvese que ya desde estos primeros momentos, el eje del discurso de la política española es Europa y a su alrededor se van configurando y perfilando los demás temas considerados de interés nacional. Así, González contestará a la anterior intervención: la integración en Europa puede ser una palanca importante en la relación con Iberoamérica, y lo mismo se puede decir al contrario. En la medida en que seamos capaces de tener una potente relación con el continente iberoamericano, realmente nuestra presencia, nuestra entrada, nuestro proceso de ingreso en Europa será más fácil, tendremos algo más que añadir a la oferta de integración de España934. Desde que estamos en el Gobierno hemos intentado mejorar nuestras relaciones exteriores (...) tengo la profunda conciencia de que los hemos conseguido. Mejorar, porque resolver problemas importantes de la política exterior requerirá tiempo.

Jugará aquí una baza que será tradicional en las negociaciones para el ingreso en la CEE, el potencial que para la comunidad podía suponer las relaciones que España mantenía con los países iberoamericanos.

Sobre Iberoamérica comenta que estamos haciendo una política cada vez más real, hemos hecho una política que se traduce en una posición coherente y permanente en la renegociación de la deuda de los países iberoamericanos en los foros internacionales de París, una posición permanente y coherente de ayuda a la superación de los problemas que se derivan de la deuda. Lo otro van a calificarlo de retórico, una solidaridad extensiva a todos cuantos luchan por la defensa de los derechos humanos en una serie de países del área iberoamericana como son Chile, El Salvador, Guatemala, Uruguay, Paraguay, Argentina, Honduras, Nicaragua y Cuba. Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados Nº 57; II Legislatura; 1983; Sesión Plenaria Nº 57; Pp 2712. Posteriormente, aparecieron publicados en el BOE de 7 de octubre de 1983 las resoluciones adoptadas con motivo de dicho debate, de éstas nos interesa resaltar la número 10 que dice: El Congreso de los Diputados, en ocasión de recordarse el pasado 11 de septiembre, el aniversario del derrocamiento del Gobierno constitucional chileno, manifiesta su esperanza de un pronto restablecimiento de las libertades democráticas en aquel país y su solidaridad con todos cuantos luchan en defensa de los derechos humanos, con especial referencia a Chile, El Salvador, Guatemala, Uruguay, Paraguay, Honduras, Nicaragua, Cuba y Filipinas”, Pp 90. Excepto Costa Rica se menciona a todos los países de Centroamérica.

Van a decir que prestar un apoyo a la democratización o a la paz puede ser retórico, van a decir que otras de las gestiones que se han hecho pueden calificarse de retóricas. Esto no es retórica, si es que la retórica se refiere a lo que es político o cultural y economía a los que es práctico. Pues bien, esa es la línea que se ha emprendido y este Gobierno tiene la voluntad de hacer el máximo esfuerzo para encontrar con los países del continente, un proyecto en el cual el problema de la deuda sea tratado de una manera razonable. Lo dije ayer y lo repito ahora, esos contactos están establecidos, incluso hay documentación hecha con el apoyo de sectores privados españoles935. En este sentido, el Gobierno tiene un programa electoral, tiene un compromiso de investidura y lo va a cumplir936. Veremos en el siguiente capítulo si eso fue así.

En tercer lugar, se produjo la intervención del Sr. Ortiz González, por el grupo parlamentario centrista. Tras una crítica a la falta del programa del PSOE mencionó que el punto donde el mismo era más negativo era en política internacional937. Opinión que es apoyada por el Sr. Vizcaya Retana, del grupo parlamentario vasco: yo sigo convencido de que lo que caracteriza a esta parcela (política exterior) del Gobierno es la confusión, la indecisión y la contradicción. Nosotros creemos que no acaba de encontrar su sitio y es, quizás, porque no tenga ideas claras sobre cuál deba ser938.

Un buen resumen de lo que se entendía por una política de izquierda en el ámbito internacional, fue la intervención del Sr. Bandrés Molet por Euskadiko Ezquerra. El cual la definió como aquella que tenía que tener tres pilares: una oposición firme y terminante a la política de bloques; una oposición firme y terminante a la instalación de misiles en Europa y una finalización de la situación de dependencia de los Estados Unidos de América. No merecen destacarse ninguna de las otras intervenciones, por cuanto en las mismas no se hace referencia al tema de Centroamérica. Sólo aparece reiteradamente la cuestión de la OTAN. Pero como se desprende de lo expuesto, al menos, en este caso, lo que ocurría en esta zona geoestratégica había tenido la suficiente importancia como para merecer incluirse en el primer Debate sobre el Estado de la Nación celebrado en la historia democrática española.


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