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La Empresa es su Resultado
El Beneficio editorial y la Contabilidad del Conocimiento.

Francisco Luis Sastre Peláez

 

MEDIDA Y VALORACIÓN DEL RESULTADO EMPRESARIAL

Rentabilidad contable y rentabilidad del accionista

Una medida no es un fin en sí misma, sino sólo un camino para comprender el fenómeno al que se aplica. Así, y en lo que se refiere al análisis del valor, la medición es una actividad que necesita ser, ella misma, interpretada y valorada.

La primera y más elemental actividad valorativa, una vez obtenido el resultado contable, es analizar la importancia relativa de éste. La simple obtención de beneficio no es bastante, si su importe resulta insignificante(1). Este primer trabajo de comparación se realiza principalmente, como se sabe, por medio del ratio de la Rentabilidad de la Inversión.

La primera discriminación en el resultado se deriva, simplemente, de su signo y ayuda a determinar la naturaleza de los factores que aquél alcanza a retribuir. Así, la existencia de beneficio indica que, al menos, pueden compensarse los factores trabajo y, hasta cierto punto, recursos. La segunda cuestión es si su cuantía será o no suficiente para retribuir también al capital y al factor organizativo. Para responder a esta última pregunta se efectúan ciertas correcciones valorativas y se compara generalmente el resultado con la inversión necesaria para su obtención(2).

Como consecuencia de lo anterior, el término “rentabilidad de la inversión” se convierte en un concepto ambiguo. Y no sólo por las diversas variantes referentes a su cálculo “antes o después de impuestos”, o “inversión total” frente a “fondos propios”, etc. sino, sobre todo, por las medidas del beneficio que utilizan y que pueden ser, principalmente, de dos clases: beneficios contables o unidades de flujos de renta descontadas. De estas consideraciones surgen los conceptos contable y económico de rentabilidad.(3)

Las diferencias entre ambas rentabilidades son notables, por lo que no es indiferente la utilización de una u otra(4). Por otra parte, la económica resulta claramente preferida, a causa principalmente de los numerosos problemas que afectan al cálculo del resultado contable y que hemos referido en el párrafo anterior.

Así, se produce la paradoja de que las empresas elaboran sus estados financieros pensando principalmente en las necesidades de información de los accionistas y terceros interesados, en tanto que éstos, por motivos en los que entraremos más adelante, encuentran más útil la aplicación de criterios de rentabilidad económica(5).

Son numerosos los autores que, o bien rechazan plenamente la utilización de la rentabilidad contable, o bien abogan por una reforma de los principios y normas de contabilidad, en la dirección apuntada anteriormente. Dicha reforma haría converger los cálculos de ambas rentabilidades, dando a la información contenida en los Estados Financieros una auténtica relevancia para la gestión de los negocios.

Los principios propuestos específicamente para obtener este acercamiento entre las medidas del beneficio y la rentabilidad contables y las exigencias de los análisis económicos habituales, pueden resumirse en los tres puntos siguientes(6):

1. - Valoración de todos los recursos mantenidos y consumidos por la empresa a sus precios corrientes y de reposición, en la suposición de que nos encontramos en un negocio en marcha que repone, al menos, los recursos que consume.

2. - Incorporación a la cuenta de Resultados del ejercicio de los cambios en el valor de los activos y pasivos mantenidos por la empresa durante el mismo.

3. - Incorporación de la medida de coste de oportunidad financiero, nominal o real, fondos propios o pasivo total, apropiada a la medida de rentabilidad de la inversión que se use en la comparación.


1. Recuérdese que el beneficio contable no incluye, siquiera, la remuneración de todos los factores (falta, por ejemplo, la del capital en sus dos aspectos: financiero y de riesgo). Un beneficio insuficiente no alcanzaría a retribuir el factor organización y, ni siquiera, el factor capital.

2. Si se identifican los objetivos de la empresa con los del accionista, el fin principal de ésta puede establecerse en la optimización de los rendimientos de la inversión (que es precisamente lo que mide la rentabilidad). La comparación entre la rentabilidad obtenida y el coste de oportunidad del capital (medido al tipo de interés del mercado) sirve para evaluar la retribución del riesgo y del cuarto factor empresarial.

3. Recordemos, aunque se trata de conceptos usuales, la naturaleza de ambas rentabilidades:

    1. - Rentabilidad Contable: Se obtiene dividiendo el beneficio atribuible a un determinado periodo (según aparece reflejado en la cuenta de Pérdidas y Ganancias) entre el saldo de la inversión neta mantenida a lo largo de dicho periodo (según cifras de Balance).

    2. - Rentabilidad Económica: Es la tasa intertemporal a la cual se descuentan los flujos de rentas futuros generados por una inversión para que el valor descontado sea igual a los desembolsos a que da lugar la inversión generadora de aquellos flujos. Ver Mato (1992): 20 y ss.

4. Las diferencias principales serían las siguientes:

    1. - La rentabilidad contable define la variable flujo (beneficio) como el flujo de rentas menos la dotación a amortizaciones y menos la parte de la inversión del periodo considerada gasto a efectos contables. La económica, en cambio, utiliza la variable flujo de rentas sin ajustes adicionales.

    2. - La variable de stock (inversión) de la rentabilidad contable es la que aparece en el Balance. En la rentabilidad económica la inversión expresa los desembolsos necesarios para hacer posibles los flujos de signo opuesto.

    3. - La rentabilidad contable calcula la tasa como un cociente aritmético entre las variables flujo y stock, mientras que la económica lo hace a un tipo de interés para el cual el valor ajustado en el tiempo de la variable flujo es igual al valor ajustado en el tiempo del valor de la variable stock.

Ver Mato (1992): 20 y ss.

5. Véase Lev (2000) y Lev (2001a)

6. Mato (1992): 27 y ss.

 


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