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La Empresa es su Resultado
El Beneficio editorial y la Contabilidad del Conocimiento.

Francisco Luis Sastre Peláez

 

CAPÍTULO 12. EL RESULTADO EMPRESARIAL Y LA RETRIBUCIÓN DEL FACTOR SOCIAL

1. - BENEFICIO ECONÓMICO Y BENEFICIO EMPRESARIAL

Aproximación general a la problemática del Resultado

El beneficio económico es el incremento del valor patrimonial obtenido por un individuo o negocio, como consecuencia de una o más operaciones de intercambio. Así pues, la mera transformación de los bienes disponibles, actividad de producción, si bien puede implicar un incremento de valor del patrimonio, no constituye un beneficio económico(1). Para que éste exista es preciso que se realice, además, una actividad comercial. Además, y aunque en rigor pueda denominarse beneficio económico al percibido en la enajenación de cualquier factor productivo, el término adquiere su auténtica dimensión social únicamente en referencia al beneficio empresarial.

En general, utilizaremos el término Resultado(2) para denominar al beneficio o pérdida económicos sufridos a consecuencia de una o más transacciones, bien sean éstas consideradas individualmente o en relación al periodo en el que se desarrollan(3).

Cuando se habla de resultado, se puede estar haciendo referencia a tres cosas distintas: al hecho de haberse producido realmente una diferencia de valor (naturaleza del resultado), a la cuantificación de esa diferencia (medida) y/o a la valoración particular de un individuo o grupo sobre la suficiencia o no de la cantidad medida (valoración). Analicemos ahora, brevemente, estos tres aspectos como introducción a un análisis posterior más completo:

1. - La naturaleza del resultado: Es decir, el hecho mismo de que se produzca una diferencia de valoraciones, simultánea o sucesiva, en relación con el mismo objeto.

A la pregunta: “¿cuándo es posible decir que existe un Resultado, siquiera sea éste de naturaleza potencial?” se puede responder: “cuando se percibe una diferencia de valor entre dos estados o estimaciones que se refieren al mismo objeto”. La naturaleza de esta diferencia es compleja y, en gran parte, subjetiva, como veremos más adelante(4).

Las dos modalidades principales en las que esa diferencia de valor puede producirse son:

a) en referencia a dos instantes de tiempo consecutivos, realizándose la valoración exactamente con los mismos criterios (y, generalmente, por el mismo sujeto): Al alterarse las características del objeto, de su entorno o de la información disponible sobre éstos, aquél queda dotado de mayor (o menor) valor del que tenía anteriormente.

b) en referencia a dos personas distintas (en el mismo momento del tiempo): Al traspasarse la propiedad o el derecho de uso del objeto a una persona diferente, su valor cambia, materializándose una parte del incremento de valor en el precio de la transacción(5).

Como ya hemos señalado repetidamente, la obtención del Resultado Económico exige que se realicen por el sujeto los dos pasos anteriores de forma sucesiva: producción (o adquisición previa) y transacción comercial. Aunque el Resultado se va generando a lo largo de todo el proceso, sólo se consuma cuando éste ha finalizado.

2. - La medida del Resultado: Es decir, la manera de determinar con precisión la diferencia de valor realmente producida. La pregunta a plantearse es, entonces: ¿De qué forma puede medirse el Resultado?

Obviamente, la medida no es el propio fenómeno objeto de ella, sino sólo su estimación a partir de alguna de sus características. Del mismo modo, y por mucho que en la vida diaria frecuentemente se confundan, el saldo de la Cuenta de Pérdidas y Ganancias no es el Resultado Empresarial.

Así pues, la medida escogida, cualquiera que ésta fuere, en tanto constituye solamente una forma de estimación, ilumina apenas una parte del fenómeno a estudiar, dejando en sombras el resto. La medida perfecta sólo podría resultar del conocimiento perfecto de lo que se desea medir; así, analizar la naturaleza del Resultado Empresarial es, en definitiva, analizar la naturaleza de la Empresa y de sus variaciones.

3. - La valoración de Resultado: Es la determinación del significado de la medida producida en relación con los diversos grupos o individuos interesados en la medición. La pregunta aquí es: ¿en qué casos podemos afirmar que se ha producido un beneficio o una pérdida?

La determinación de cuándo se produce una ganancia parece obvia: cuando la diferencia entre las valoraciones final e inicial es positiva. No obstante, el problema no es tan simple. Como veremos más adelante, el uso de una medida exige su estandarización, lo que en el caso del Resultado implica determinar previamente cómo vamos a medir el valor de los factores y de los productos. Pero el valor, en último extremo, no puede estandarizarse, por ser de naturaleza relativa y personal.

Entendemos por valoración la corrección que realizan, sobre las medidas estándares (u objetivas) del Resultado, los diversos grupos de interés (stakeholders(6)). Este ajuste supone, de hecho, una segunda medida o, si se quiere, una subjetivización crítica de la medida del Resultado en relación con los intereses particulares del grupo medidor.


1. Al someter a ciertos recursos naturales al proceso productivo (o sea, a la acción del capital y del trabajo), incrementando así su valor, podemos hablar de Resultado Técnico. El Resultado Técnico se convierte en Económico cuando es sancionado socialmente en la operación comercial.

2. La definición de Resultado, en su sentido más general, la proporciona el Diccionario de la Real Academia: “Efecto y consecuencia de un hecho, operación o deliberación”.

3. Podríamos preguntarnos si el mero paso del tiempo basta para generar un Resultado. En nuestra opinión, y como ya hemos expresado antes, “Resultado” y “Transformación” no deben considerarse como sinónimos, aunque el primero implique a la segunda. Repetimos que nuestro concepto sólo tiene sentido si puede referirse a una acción o decisión humana de naturaleza comercial: bien consista en el no intercambio (mera abstención del consumo en espera de oportunidades de inversión) o bien en el intercambio (la inversión o, en general, cesión del producto de cualquiera de los cuatro factores productivos durante un periodo determinado).

4. Es, precisamente, con el fin de proporcionar a esta medida un carácter objetivo por lo que exigimos en la gestación del Resultado que éste se produzca en el intercambio entre dos partes (actividad comercial). El posible incremento de valor que un bien pueda tener para su dueño, sólo pasará a constituir Resultado (económico) cuando un tercero lo confirme mediante el correspondiente pago en la transacción de compraventa. Si suponemos al tercero o adquirente informado de los precios de mercado, su compra supondrá una forma de “sanción social” del valor final del bien enajenado. Vemos aquí una diferencia fundamental entre Resultado Técnico (el incremento de valor de los bienes al someterles al trabajo productivo) y Resultado Económico (el incremento de valor derivado del comercio: el carácter necesariamente social del segundo.

5. El valor es una relación real de conveniencia entre el objeto valorado y el objetivo del usuario final. Usuarios distintos, necesariamente, producen valoraciones distintas. Para el análisis de valor como relación de conveniencia ver: Franch (1990). A lo largo de esta obra, el autor desarrolla su definición de valor económico: “Relación real de conveniencia última, complementaria, concreta y futura del objeto valorado al objetivo del usuario final”. Franch (1990): 44

6. La contraposición del término stakeholder (que podríamos traducir como “partes interesadas” o “grupos de interés”) frente a stockholder (accionista) es característica de una nueva corriente de pensamiento empresarial, con la que nos sentimos plenamente identificados, que se opone a la práctica habitual de identificar el interés de la empresa con el del accionista. La empresa está constituida por varios “grupos clave” o “grupos de interés”, entre los que destacan: accionistas, trabajadores, clientes y proveedores. Es preciso atender a los intereses de todos estos grupos para conseguir la excelencia empresarial. Véase: Freeman (1984) y Hosseini y Brenner (1992): 99-119


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