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La Empresa es su Resultado
El Beneficio editorial y la Contabilidad del Conocimiento.

Francisco Luis Sastre Peláez

 

I I I PARTE EL RESULTADO

EL “MECANISMO” DE LA GANANCIA.

3.1. - Introducción

La enorme “madeja de ideas” a la que se da el nombre de beneficio o ganancia ocupa un papel central en la bibliografía de lo económico, hecho éste que ya nos proporciona una primera impresión de la gran importancia que encierran los significados que se atribuyen a este concepto.

Admitiendo que el único punto de acuerdo entre los autores es la operación aritmética común a todos aquellos significados, una resta cuyos dos términos son valoraciones diferentes de la misma cosa, la primera formulación del problema ha de ser: ¿qué clase de circunstancias hacen posible la asignación de dos valores no coincidentes a un mismo objeto? Responder convenientemente a dicha cuestión es establecer una correcta interpretación de lo que es ganancia(1).

Con el fin de profundizar en este concepto y clarificar nuestra posición de partida, será preciso retomar ahora algunas cuestiones ya planteadas, extrayendo aquí, si no se hubiera hecho antes, las oportunas conclusiones.

1. - Nuestras necesidades nos definen como seres humanos, pero es la forma en que las satisfacemos lo que nos diferencia como individuos.

Como decíamos en capítulos anteriores, el grupo organizado, primero, y la Sociedad, después, surgen como parte del desarrollo natural del proceso de vida y desenvolvimiento propio de los hombres. Definidos éstos como organizaciones vivas, es decir, como “estructuras disipativas alejadas del equilibrio”, comprobamos que existencia y necesidad se manifiestan como dos realidades simultáneas: vivir es distanciarse del equilibrio inerte, actividad que exige una afluencia suficiente y continuada de ciertos elementos exteriores al ser vivo. Éstos son consumidos en el mantenimiento de la propia estructura, provocando una permanente situación de “desequilibrio controlado”, de flujo.

La necesidad se refiere siempre a una forma de interacción con el exterior, a un tipo de conducta en la que entorno e individuo se modifican mutuamente. Existencia, necesidad e interrelación son conceptos estrechamente vinculados. Así, desde el punto de vista económico, la fase final de este proceso se caracteriza, simultáneamente, por la satisfacción de la necesidad en el individuo y la reducción de valor en el bien u objeto utilizado. Esta conducta, que atiende a una necesidad “vaciando” de valor los bienes, se denomina consumo.

El proceso de consumo, o de satisfacción de necesidades, tiene por objeto mantener al individuo alejado del equilibrio inerte, es decir, vivo y con ciertas características particulares de conciencia, poder corporal, influencia en el entorno, etc.(2)

Concluíamos diciendo que la necesidad es un “reverso” de la vida, es el “negativo” de una forma particular de existencia que produce un desgaste, un “vacío”. Cuando éste es colmado deja en el entorno, simultáneamente, una huella característica.

Así las necesidades que definimos como básicas, en tanto categorías generales que compartimos todos, son las que nos caracterizan como seres humanos. No obstante, su forma de satisfacción, aunque pueda socializarse hasta cierto punto, es de naturaleza personal. Podríamos decir que los hombres somos iguales si se nos contempla al principio del proceso de consumo pero que, al avanzar en él, vamos manifestándonos de modo cada vez más diferente. O, dicho de otro modo, que somos sociales en el reconocimiento de las necesidades e individuales en el acto final de consumir.

2. - La socialización de las necesidades favorece su satisfacción, pero también la despersonaliza.

En el desarrollo de la interacción Hombre-Entorno, las personas se asocian en grupos estables y, progresivamente, en Sociedades, al demostrarse que éstos son medios más eficientes para el propio desarrollo que la mera existencia individual o familiar aislada. La organización permite la resolución de necesidades de manera social(3), circunstancia que se percibe de forma ambivalente por el ser humano:

a) por un lado como una ganancia, al resultar más provechosa la propia actividad en el seno de la sociedad que en el entorno natural.

b) por otro, como un inconveniente, por limitar la manifestación independiente y espontánea de las personas y exigir la realización de ciertas formas de comportamiento socializadas.

Así, al esfuerzo natural que exige el mero existir y que, en solitario o en común, debe realizarse de todas formas, la vida social añade restricciones de carácter particular que sólo serán toleradas si la compensación recibida es suficiente. La prueba de que no siempre esto es así es la permanente existencia de cierto grado de conflictividad social, niveles significativos de delincuencia(4), etc.

El correcto desenvolvimiento de la existencia social exige en las personas la convicción de que la vida en común es no sólo inevitable, sino también altamente beneficiosa para sí mismo. La “sensación de ganancia” es, entonces, un factor decisivo de equilibrio social.

3. - La ganancia es la compensación por la socialización.

La “sensación de ganancia” surge cuando se valora más lo que se obtiene a cambio del vivir social, es decir, de actuar en referencia al grupo, que lo que se obtendría si nos ocupáramos directamente en la satisfacción de las propias necesidades(5). La denominamos “sensación”, porque no exige una cuantificación rigurosa, sino más bien un estado de ánimo, un sentimiento de relativo contento o insatisfacción.

Centrándonos en el aspecto más puramente económico o patrimonial de la “sensación de ganancia”, podríamos reformular este concepto como “la convicción de que la retribución social del trabajo es superior a su retribución individual”. Vivir y trabajar socialmente es más beneficioso que vivir y trabajar en soledad o en pequeños grupos familiares aislados, y lo es en medida bastante como para compensar las incomodidades que la socialización produce.

Esa ganancia mínima, suficiente para mantener y desarrollar la convivencia y, con ella, a la propia institución social, la denominamos “retribución normal”.

El concepto de “retribución normal” se aplica a cualquier factor que el individuo pueda proporcionar a su sociedad de referencia, siendo su cuantificación, lógicamente, de naturaleza subjetiva y variable, al construirse a partir de apreciaciones personales acerca de uno mismo y de las personas y grupos con los que uno interacciona y en los que participa. No obstante, e independientemente de las valoraciones individuales, socialmente se establecen también valores legales u “oficiales” para estas compensaciones, que son considerados por las personas no como valores normales, sino como valores mínimos(6).

Prescindiendo por ahora del problema de su valoración práctica, consideraremos “retribución normal de un factor” al valor medio, o de referencia, que dicho factor tiene para el que lo enajena. Como hemos señalado antes, dentro de la retribución normal existirá un componente de contraprestación estricta y otro componente de ganancia derivada de la relación social (ganancia normal). (7)

4. - La heterogeneidad interna de la Sociedad (fruto de la especialización y división de tareas) favorece la existencia de diversas posibilidades de ganancia individual.

La sociedad es una forma de organización que se fundamenta en los principios de división de tareas y de coordinación, y sobre la que opera el principio de complejidad. Así, por un proceso continuado de diferenciación interior, se convierte en un sistema englobador de numerosas organizaciones particulares.

No es indiferente para el individuo la participación en una u otra de éstas, ni tampoco es igual la ganancia que obtiene de ello. Por eso, en la búsqueda de optimización se hace necesario comparar las diversas posibilidades de ganancia, facilitándose esta operación si se hace en referencia a la denominada “ganancia normal”.

Denominamos beneficio o ganancia, en sentido estricto, a la diferencia entre la retribución real obtenida por un factor y la denominada “retribución normal”.

Así, la percepción total recibida a cambio de un factor entregado a la sociedad (trabajo y/o capital), y valorada por el dueño del factor, es el sumatorio de tres elementos: a) contraprestación pura del valor entregado, b) ganancia normal y c) ganancia estricta o beneficio.

Así pues, se define ganancia como la diferencia entre lo percibido realmente a cambio de un factor y lo que constituye la retribución justa o normal de aquél. Por otra parte, recordemos que la retribución justa ya implica un beneficio para el individuo, pues ha de suponer para éste un valor superior al que él mismo atribuye a su factor.

Si bien la existencia de la sociedad se basa en que proporciona una retribución de los factores superior a la contraprestación pura, es decir, lo que denominamos ganancia normal, su desarrollo y evolución se apoya en la posibilidad que ofrece a las personas de obtener beneficio, de mejorar(8).

Cada individuo, gracias a la división de trabajo social, tiene la posibilidad de obtener mayor o menor ganancia dependiendo de dónde y en qué forma aplique su trabajo. Su objetivo no será entonces la obtención de un salario justo, sino la de un beneficio máximo. En otras palabras, desea que a cambio del valor que él atribuye a lo que entrega (el factor), se le devuelva no sólo un valor superior, sino lo más elevado posible.


1. Shackle (1976): 425.

2. Incluso por medio de conductas de ostentación y vanidad. Adam Smith, en la Teoría de los sentimientos morales, decía: “es la vanidad, no la comodidad o el placer lo que nos interesa”. Citado por Santos Redondo (1997). Sea como fuere, el ser humano se define por la forma que adoptan sus necesidades y la manera de satisfacerlas.

3. Como dijimos antes, nuestro concepto de Ciencia Económica proviene precisamente de este hecho. La Ciencia Económica consiste, para nosotros, en la identificación y resolución social de necesidades.

4. Actividad que, en resumen, consiste en conducirse según reglas contradictorias con las observadas por la comunidad.

5. Este concepto de “sensación de ganancia” que aquí introducimos tiene, pues, un cierto sentido de “coste de oportunidad” social calculado privadamente de forma más o menos intuitiva. La “retribución normal”, concepto al que seguidamente nos referiremos, será la determinación por el individuo del “coste de oportunidad social” de un factor productivo concreto.

6. En el caso del trabajo personal, por ejemplo, el “salario mínimo interprofesional” que se establece legalmente, vendría a ser una valoración social de la “retribución normal” o “salario mínimo justo”. Como todo lo establecido por el ordenamiento legal, estas valoraciones se consideran un punto de partida o límite mínimo inferior.

7. La valoración de la “retribución normal” no coincidirá, salvo en casos extremos, con el precio de mercado. En efecto, siendo necesario que ambas partes obtengan ganancia para que la transacción se realice, ésta sólo será posible cuando el valor potencial para el adquirente sea superior que el valor normal que el factor tiene para el que vende. En circunstancias ideales, pues, el precio de mercado se situará en un punto intermedio entre las valoraciones de uno y otro.

8. Supuesto que exista un sistema efectivo de defensa de sus derechos de propiedad.


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