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La Empresa es su Resultado
El Beneficio editorial y la Contabilidad del Conocimiento.

Francisco Luis Sastre Peláez

 

EL MERCADO DE LA INFORMACIÓN EN ESPAÑA

1. - LA INFORMACIÓN Y LOS MEDIOS EN ESPAÑA

1.1. - La Prensa en España: Introducción histórica

La evolución de la prensa en España, hasta su reciente crisis, tuvo ciertos caracteres distintivos en relación con los países del entorno, tributarios de la historia general de nuestra nación.

En los tiempos de la postguerra la situación diferencial española se había ya manifestado, en el ámbito de lo político y de lo económico, con un sistema contradictorio con el de los países occidentales más avanzados. La historia española en las décadas posteriores será la de un progresivo acercamiento e integración, inapreciable al principio y cada vez más rápido en los últimos tiempos, a la realidad europea a la que siempre había pertenecido(1).

Las fases principales por las que atravesó la prensa en nuestro país durante estos años han sido las siguientes:

1. - Periodo 1938 – 1975: Durante la época franquista, y al amparo de la Ley de Prensa de 1938, se desarrolló en España un cierto tipo de periodismo de masas fuertemente influido por el Régimen, que podemos caracterizar con las siguientes notas clave(2): censura previa, monopolio público de la información interior (Agencias Cifra y Alfil) y exterior (Agencia EFE), liderazgo de la Prensa del Movimiento y consolidación de un oligopolio periodístico privado (Edica, Grupos Luca de Tena y Godó, etc.).

Recordemos que durante este periodo la prensa empieza a sufrir, en todos los países avanzados del mundo, la competencia de otros medios de comunicación basados en la radiodifusión. En España, sin embargo, la situación política condicionó la evolución de la crisis, haciéndola distinta a la seguida por los demás países de nuestro entorno(3).

A partir de 1967 se produce un significativo estancamiento, seguido de una reanimación coyuntural, nuevamente por motivos políticos, propiciada en este caso por el fin del Régimen e inicio de la Transición, entre los años 1975-1977. No obstante, desde 1977 la crisis se manifestará ya con toda su crudeza: entre 1979 y 1980 cierran 20 cabeceras en tanto que la inversión publicitaria disminuye gravemente en favor de la televisión y de la radio. En 1984 se produce la liquidación de los restos de la Prensa del Movimiento.

2. - El periodo 1975 – 1987: A mediados de los setenta, tras la muerte de Franco, se quiebra el status quo anterior y aparecen nuevas empresas y grupos periodísticos. Éstos, sintonizando mejor con el espíritu de la época y los gustos del mercado, adquirirán pronto una posición hegemónica. Entre ellos destacan: Prisa, Grupo Zeta y Grupo 16.

Los hechos principales de este nuevo periodo pueden resumirse en los puntos siguientes: desaparición de la antigua Prensa del Movimiento(4), vocación multimedia de los nuevos grupos, aparición de estrategias de concentración económica por parte de grupos periodístico-radiofónicos(5) y aparición de la figura de la corporación transnacional(6).

3. - El periodo 1988 – 1996: Díaz Nosty, caracteriza la situación en la que se encontraba la Prensa en España hace diez años(7) de la siguiente manera: debilidad del sector, minifundismo, reconversión incompleta (sobre todo en la segunda fase, la de implantación de sistemas redaccionales), escasa innovación en lenguajes y diseños y baja credibilidad entre el público. Sin embargo, la diferencia con 1980 es que, ahora, la prensa produce beneficios (la inversión publicitaria, en ese periodo, se había multiplicado por tres, en tanto que la difusión permanecía estancada).

Este periodo viene caracterizado por una crisis ideológica y de madurez de los medios, así como por lo que se ha venido en denominar el fenómeno de “impregnación tecnológica”(8). Además se produce, por una parte, la tendencia a dirigirse hacia los mercados nacionales a la vez que se insiste, por otra, en mantener el “hecho diferencial” de las comunidades autónomas.

Los acontecimientos más significativos del periodo han sido los siguientes(9):

a) Fracaso de la prensa sensacionalista en España. Ausencia de prensa de masas. En España el sensacionalismo no cuaja como género en la prensa diaria, sino que se incorpora como un elemento competitivo en ciertos periódicos, tiñendo su estilo, pero no condicionándolos decisivamente. El sensacionalismo, propiamente dicho, pertenece a cierta clase de revistas, en especial a las llamadas “del corazón”(10).

b) Llegada de las televisiones privadas. Con la Ley de Ordenación de las Telecomunicaciones de abril de 1988 se inicia una nueva era en la televisión española. La ruptura del monopolio público y la llegada de empresas privadas al sector revolucionará la oferta televisiva, proporcionando a este medio un indudable liderazgo social. La masiva captación tanto de espectadores como de publicidad, tendrá una importantísima repercusión en los demás medios, que se verán obligados a iniciar profundas transformaciones para mantener su competitividad.

c) Protagonismo del mercado publicitario. Durante la década de los ochenta este mercado experimentó un crecimiento sin precedentes (con incrementos interanuales que oscilaron entre el 18 y el 37 %). Esta tendencia, sin embargo, se rompió en 1993 a causa de la recesión económica, se mantuvo luego a la baja durante 1994 y comenzó a estabilizarse en 1995. A partir de entonces se han producido crecimientos en torno al 5-7%.

Según un informe del BBV para 1995(11): “en diarios, España es el quinto mercado en inversión total, por detrás de Alemania, Reino Unido, Francia y Holanda. Pero en cuanto a gasto per capita, ocupa tan sólo la decimotercera posición, reflejando los escasos índices de lectura de nuestra prensa”. En lo que se refiere a revistas, y según el citado informe, España ocupa la sexta posición en inversión total (Italia nos aventaja) y la duodécima en gasto per capita.

En España, los medios notaron la reducción de presupuestos que provocó la crisis, junto con la agresividad comercial de las televisiones. No obstante, la prensa y la radio superaron estas dificultades alcanzando el final de 1995 con buenas perspectivas.

En el caso de la prensa, las principales razones de la mejora fueron las siguientes: la impresión descentralizada, las novedades técnicas, el fortalecimiento de las secciones locales y el creciente peso de los suplementos dominicales(12).

d) La consolidación de los grandes grupos de comunicación social. En relación con este tema, el punto de referencia normativo es la legislación de la Unión Europea, que manifiesta una tendencia a limitar la concentración de medios como defensa de una pluralidad que pueda garantizar la libertad informativa(13). Ello no quita importancia, por otra parte, a las particularidades normativas nacionales que, en el caso de España, revisten una especial relevancia a causa de nuestra comparativamente más reciente, e inmadura, industria cultural(14).

El hecho, general en Europa, ha sido que se ha producido un abandono gradual de la titularidad pública de las empresas de comunicación (desreglamentación o desregularización), a la vez que se ha mantenido el principio de que la información es un bien público y merecedor, en consecuencia, de una adecuada protección. Prueba palpable de que, en realidad, aún existe confusión sobre si la concentración es perjudicial o no para la libertad de información e incluso, a un nivel más básico todavía, si es posible una información moderna y desarrollada sin concentración.

Por otra parte, tanto en lo que se refiere al mercado europeo en general como al español en particular, la concentración es un fenómeno continuado y creciente. Y los medios de comunicación no son una excepción en esta tendencia general hacia la complejización empresarial que ya tratamos en capítulos anteriores y a los que ahora nos remitimos.


1. Aun siendo imprescindible para la comprensión de las páginas que siguen un profundo conocimiento de la realidad histórica española durante los últimos sesenta años, no disponemos aquí de espacio para realizar ni tan siquiera un resumen que fuera suficiente para garantizar dicha comprensión. Como dice Sánchez y Barrera, en los dos últimos siglos cabe hablar en España de una triple revolución (demográfica, industrial y política), que encubrirían una cuarta: la revolución cultural. Sánchez y Barrera (1992): 29 y ss. Dichas revoluciones han de ser comprendidas antes de acceder al estudio de nuestra industria cultural.

Para obtener un jugoso resumen económico-político (aunque discutible, tal vez, en algún punto) de la reciente historia española (desde el inicio del franquismo hasta la caída de Felipe González), ver Tamames (1995). Véase también: Ros (1997). Un completo enfoque sociológico puede obtenerse en De Miguel (1997)

También es imprescindible el análisis de las macromagnitudes socioeconómicas básicas españolas durante la época. Para un análisis de la población véase: Sánchez y Barrera (1992) y Tamames (1995) y, en lo que se refiere a la población extranjera en España: Izquierdo (1997). Para el proceso de urbanización: Vinuesa (1997) y Giner y otros (1990). En relación con el proceso de industrialización: García Delgado (1975) y Puyol (1997). Respecto a las variaciones de la composición de la demanda véase Vallés (1997). En lo referente a la internacionalización de la Economía española véase: Bueno y Morcillo (1997). Para disponer de un resumen actualizado de las relaciones comerciales España-Latinoamérica y España-Magreb ver: Lima Díaz (1997). Un análisis de la convergencia real y nominal de la Economía española con Europa puede obtenerse en Martín (1997): 289 y ss.

2. Jones (1991): 164 y ss.

3. Así, durante los años 60, los deseos de desarrollo económico del Régimen dan un importante impulso a la Prensa, impulso que es favorecido, además, por la Ley de Prensa e Imprenta de 1966. Entre 1960 y 1967 la difusión de la prensa aumenta en más de 500.000 ejemplares. Nosty (1987)

4. De la llamada Prensa del Movimiento desaparecieron 18 cabeceras en el periodo 1975-1984. Los 22 periódicos supervivientes, la mayoría de ellos carentes de viabilidad económica, fueron subastados en el año 1984. Con este hecho se culminó la total privatización de la Prensa en España.

Por otra parte, a finales de los años 80, los principales grupos de intereses que configuraban el oligopolio de la Prensa española durante el Régimen de Franco (a excepción de los intereses capitalistas privados) habían perdido prácticamente toda su relevancia: el subsistema periodístico público había sido liquidado en la mencionada subasta de 1984, en el privado eclesiástico la Iglesia Católica controlaba únicamente el 12% de la Editorial Capitol/Edica, a través de la Cope y dos pequeñas empresas provinciales, en tanto que el subsistema privado profesional se hallaba en vías de extinción, al sobrevivir sólo la Hoja del Lunes de tres ciudades (Valencia, Oviedo y Gijón).

5. Como paso previo para acceder a la futura emisión televisiva. De hecho, el monopolio estatal fue roto en 1983 con la creación de canales públicos en seis comunidades autónomas y en 1989 con la concesión de tres licencias de explotación a emisoras privadas de cobertura nacional (Tele 5, Antena 3 y Canal +).

6. Como paso previo a la entrada de capital extranjero en la Prensa española.

7. En 1985, en la mayoría de los países occidentales se había completado, en lo fundamental, la reconversión de la Prensa.

8. Núñez y Martín (1996): 144

9. Núñez, S. y Martín (1996): 144 y ss.

10. El periodismo sensacionalista, como se sabe, ha tenido tradicionalmente más arraigo en los países anglosajones que en los latinos. En la España franquista existió el semanario El Caso, pero no propiamente un diario sensacionalista, aunque para muchos el diario Pueblo tenía características de tal.

En la Prensa postfranquista surge el Diario Libre de Grupo 16 (1978), que fracasa a las pocas semanas. Citemos, más recientemente, en 1991, el fallido intento del Grupo Axel Springer que, con el periódico Claro, traía una fórmula de gran éxito en Alemania.

11. Citado por Nuñez y Martín (1996): 151.

12. Anuario El País (1996): 256.

13. Citemos, a este respecto, la existencia de un “Libro Verde de la Comisión de las Comunidades Europeas”, de 23 de diciembre de 1992 que tiene por tema particular el “Pluralismo y Concentración de medios informativos en el mercado interior”. Existen, además, diversas disposiciones sobre el control de las operaciones de concentración (Reglamento nº 4064/89 de 21de diciembre de 1989, completado por el Reglamento 2367/90 de 25 de julio de 1990), así como la recomendación del Parlamento Europeo en la Resolución de 15 de febrero de 1990, dirigida a los Estados miembros, para que se investigue en los respectivos países las posibles situaciones de concentración informativa.

Al principio fundamentador de dicha normativa se enfrenta la opinión de quienes afirman que la auténtica libertad la proporciona la autonomía de las empresas, autonomía que solo podrán conseguir obteniendo una adecuada rentabilidad.

14. El marco legal básico que afecta a los medios impresos está constituido por el Reglamento del Registro Mercantil (Real Decreto 1.597/1989 de 29 de diciembre), la Ley de Sociedades Anónimas (Ley de 17 de julio de 1951 modificada por la Ley 19/1989 de 25 de julio para adaptarla a las directivas comunitarias en materia de sociedades. Además, Real Decreto Legislativo 1.564/1989 de 22 de diciembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Sociedades Anónimas) y la Ley de Defensa de la Competencia (Ley 16/1989 de 17 de julio).


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