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La Empresa es su Resultado
El Beneficio editorial y la Contabilidad del Conocimiento.

Francisco Luis Sastre Peláez

 

EL ORDEN TECNOECONÓMICO: EL POSTCAPITALISMO Y LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA DE LA INFORMACIÓN.

3.1. - Introducción: Algunas reflexiones sobre la vinculación entre Tecnología y Economía

Como ya señalamos en un punto anterior, el Orden Tecnoecónomico se articula en torno a la relación, de carácter circular e interactivo, que se establece entre Ciencia, Tecnología y Economía. Esta vinculación actúa como la rueda de un engranaje, que ha de encajar a su vez, para funcionar correctamente, en los ciclos propios de los Órdenes Cultural y Político-Jurídico. Los tres mecanismos forman, en conjunto, la trama completa sobre la que los individuos estructuramos nuestra Sociedad(1).

La vinculación Ciencia-Tecnología-Economía se materializa, de forma privilegiada, en la institución empresarial. La Empresa, en tanto organización, puede ser contemplada simultáneamente como una institución económico-productiva y como un producto tecnológico en el que se combinan elementos materiales y humanos. Por eso la Empresa es, para nosotros, a la vez símbolo y resumen del Orden Tecnoeconómico.

La Tecnología y su desarrollo dependen de la colaboración entre Ciencia y Capital(2). Para un cierto nivel de conocimiento científico(3), el desarrollo tecnológico depende, casi exclusivamente, de la rentabilidad esperada por la innovación (es decir, del ratio entre “beneficio probable” y “coste de la inversión”). Es, pues, la expectativa de beneficio que la Ciencia induce en el Capital el motor del cambio tecnológico(4). Esta expectativa depende a su vez, muy directamente, de la estructura y protección de los derechos de propiedad.

Como dicen Piore y Sabel: “El que se desarrollen unas tecnologías y se marchiten otras dependerá de una manera esencial de la estructura de los mercados de los productos fabricados con las tecnologías; y la estructura de los mercados depende de circunstancias fundamentalmente políticas... Las máquinas son tanto un espejo como un motor del desarrollo social”.(5)

Por otra parte la Tecnología, al usarse de forma casi exclusiva para la satisfacción de necesidades humanas de naturaleza material, tiene no sólo un origen, sino también un destino económico(6). Por todos estos motivos, creemos que carece de sentido desvincular el análisis tecnológico y el económico. Crecimiento técnico y crecimiento económico son la misma cosa, contemplada alternativamente con los ojos de un ingeniero y de un economista. Como veremos seguidamente, Capitalismo significa acumulación de Capital Social: consumo potencial (dinero) para el innovador y tecnología para el resto de la sociedad.

Como se sabe, el orden económico actual tiene sus orígenes en la toma del control social por la burguesía y la implantación de ese sistema económico-cultural que denominamos Capitalismo. De la importancia que la tecnología tuvo en este proceso nos da idea Drucker cuando afirma: “En un espacio de 150 años, desde 1750 a 1900, capitalismo y tecnología conquistaron el globo y crearon una civilización mundial”(7).

Lo que caracteriza a nuestra época es, además del crecimiento de la conciencia del hombre en tanto “socio crítico”(8), el velocísimo progreso tecnoeconómico. Este notable desarrollo ha llevado a la aparición del saber como recurso económico básico y a la emergencia de un cuarto sector económico: el de la Información. Así, la información misma ha llegado a generar una Ciencia y una Tecnología informativas(9).

En el ciclo “Ciencia, Tecnología, Empresa” se ha producido un nuevo “bucle”: la Ciencia de la Información (“el conocimiento del conocimiento”), ha generado una Tecnología propia que se concreta y controla en, y a través de, una Organización especializada denominada Empresa Informativa. Por otra parte, la quintaesencia de la Empresa Informativa está en los llamados Medios de Comunicación Social, entre los que la Prensa ocupa una posición privilegiada.


1. También recordamos, con North, que el grado de satisfacción social, aún apoyándose en el nivel tecnológico alcanzado por una comunidad, depende ante todo de las estructuras económico-políticas que caracterizan a la Sociedad y no en los recursos o tecnología en sí mismos. North (1994): 31 y ss.

2. En nuestra Sociedad, para la que la defensa de los derechos de propiedad es esencial, tiende a confundirse Empresa con Capital o, más bien, Organización con accionistas. No en vano denominamos a nuestro sistema económico “Capitalismo”. Tendremos mucho que decir más tarde de esta vinculación, con la que estamos de acuerdo sólo en su primera parte: es decir, admitimos la simplificación que supone asociar, con fines operativos, a la Empresa con su Capital (en tanto Patrimonio Neto), pero no con los propietarios de las participaciones en las que se divide dicho capital. La empresa es un ente complejo, un conjunto de intereses que rebasa, con mucho, el de sus accionistas

3. Como han señalado diversos autores, el conocimiento propio de las ciencias naturales se convierte en la base necesaria para la renovación tecnológica. Es sobre este conocimiento básico sobre el que opera la tecnología propiamente productiva (ingeniería). Las Ciencias Físicas se convierten, así, en un primer condicionante del desarrollo de las sociedades, en tanto suministradores de la “materia prima tecnológica”. Las Ciencias de la Empresa son el condicionante segundo, al aportar la “energía productiva necesaria” en forma de Organización.

4. Para un análisis sintético de la vinculación entre innovación tecnológica, beneficio y crecimiento del capital, así como de las leyes fundamentales del modo de producción capitalista (estructurales y de desarrollo), véase Martínez y Vidal (1995): 37-75.

5. Piore y Sabel (1990): 13-14.

6. La tecnología actualmente disponible por una sociedad determina el nivel de sus factores de producción (cada uno de los factores está afectado por el nivel tecnológico, incluyendo el factor trabajo). Cualquier cambio tecnológico que implique una mejora (creación neta de valor) se convierte en una ventaja competitiva. Esas mejoras pueden ser: invenciones (cuando se da lugar a una auténtica novedad en el producto) o innovaciones (cuando se mejora el sistema de producción incrementando la eficiencia de procesos ya existentes). Ver Carmona (1992): 26 y ss.

Si la invención es de gran magnitud y tiene un profundo “arrastre” o “contagio” de tecnologías vinculadas, puede dar lugar a un proceso de cambio multiplicativo, a una auténtica “revolución tecnológica”.

7. Drucker (1993):29

8. Conciencia de sí mismo como individuo y conciencia de sí como miembro social de grupos que se integran, sucesivamente, en una Sociedad Global.

9. Como dice Drucker el conocimiento, el saber, se aplicó primeramente a herramientas, procesos y productos durante miles de años, dando lugar a la Técnica y, en último extremo, a la “Revolución Industrial”. Posteriormente, hacia 1880, el conocimiento empieza a aplicarse también al trabajo (Frederick W. Taylor) y se inicia la “Revolución de la Productividad”. Por último, tras la IIª Guerra Mundial, el conocimiento se aplica ya sobre sí mismo, dándose lugar a la “Revolución de la Gestión” y a la Sociedad del Conocimiento y las Organizaciones.

La Tecnología, pues, ha ido ampliando su campo de acción para abarcar, además de la producción de útiles y herramientas (productos), la optimización de los contenidos del trabajo (procesos) y, últimamente, incluso la gestión del conocimiento mismo (información). Hoy las propias organizaciones y su dirección son, desde cierto punto de vista, Tecnología, o sea, ciencia práctica; y hasta el trabajo del individuo, en cuanto trabajador cualificado, es producto de la técnica.


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