Gabriela Mesías Zambrano *
Universidad Tecnológica ECOTEC, Ecuador
mmesias@ucm.es
Resumen
El presente artículo tiene como objetivo hacer una breve revisión del consumo responsable, especialmente en la regulación del Ecuador, identificar cómo se ha regulado en este país, sobre una actividad humana que sea amigable y responsable con el medio en el que vive. Se realiza una revisión también de la normativa internacional, que da las pautas a los países para la implementación tanto de medidas normativas como de políticas para el efectivo cumplimiento de un consumo responsable.
Palabras claves: consumo – responsabilidad – ambiente - normativa – nacional - internacional
Abstract
This article aims to make a brief review of the responsible consumer, especially in the regulation of Ecuador, identifies how it has been regulated in this country, about a human activity that mar the friendly and responsible with the environment in which they live. A review is also made of the international regulations, which give the guidelines to the countries for the implementation of both the normative measures and the policies for the effective fulfillment of responsible consumption.
Key words: consumption – responsability – environment – law – national – international
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Gabriela Mesías Zambrano (2017): “Breves comentarios sobre el consumo responsable y su regulación en Ecuador”, Revista DELOS: Desarrollo Local Sostenible, n. 29 (junio 2017). En línea: 
http://www.eumed.net/rev/delos/29/consumo-responsable-ecuador.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/delos29consumo-responsable-ecuador
Introducción.
El consumo es una actividad del ser  humano, que ha estado presente en todas las épocas. De acuerdo la Real Academia  de la Lengua Española, define el consumo como “la acción y efecto de consumir”;  y la misma RAE define el consumir como la acción de “utilizar comestibles u  otros bienes para satisfacer necesidades o deseos”. En lo referente al término  responsable, la RAE determina que es “dicho de una persona: que pone cuidado y  atención en lo que hace o decide”.
       Se puede empezar estableciendo que el  ser humano ha consumido desde su origen, puesto que para poder satisfacer  necesidades tiene que utilizar ciertos bienes para alimentarse, como también  para su cuidado personal, entre otros. Por ende, se puede entender que el  consumo se ha convertido en una forma de cubrir necesidades básicas como  también necesidades artificiales. 
       Este afán de consumir de la sociedad, ha  generado que nuestra sociedad hoy en día sea considerada una “sociedad de  consumo”, y esto solo es posible en una sociedad que produzca bienes y  servicios de manera masiva. Esta producción está acabando con los recursos del  planeta, ya que los mismos no existen en tal cantidad para que el consumo de  nuestras sociedades sea ilimitado. 
       El crecimiento de la población mundial y  sus hábitos de consumo constituyen una presión insostenible sobre los recursos  humanos, tanto así que de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas en  el año 2014 ya éramos más de  7.000  millones de habitantes en el mundo (Naciones Unidas, 2014), este crecimiento de  la población significa un crecimiento en el consumo, por ende mayor degradación  ambiental. 
       En el Programa 21, el plan de acción  para el desarrollo sostenible aprobado en la Cumbre para la Tierra, celebrada  en Río de Janeiro en 1992, se indicó que “Las principales causas para que  continúe deteriorándose el medio ambiente mundial son las modalidades  insostenibles de consumo y producción, particularmente en los países  industrializados”
       En la Cumbre de la Tierra II,  Johannesburgo 2002, también mencionaba que son los países desarrollados los que  más consumen en el mundo, en la Cumbre se indicó que “el 15% de la población  mundial que vive en los países de altos ingresos es responsable del 56% del  consumo total del mundo, mientras que el 40% más pobre, en los países de bajos  ingresos, es responsable solamente del 11% del consumo” 
       Es por estas preocupaciones respecto del  consumo, que surge el término “consumo sostenible” que tiene su origen en el  término “desarrollo sostenible”. 
       El consumo sostenible, tiene la  finalidad de ser amigable con el ambiente, y surge cuando somos conscientes de  los impactos que ocasionan nuestras decisiones de consumo. Por lo tanto, en  este tipo de consumos los factores principales son la ética y la conciencia del  consumidor. 
       Pero qué tipo de conciencia debe tener  un consumidor responsable, la respuesta es básica y contestada en el apartado  anterior, la “ambiental”. La conciencia ambiental consiste en entender que  nuestro accionar puede generar un daño o un impacto en el ambiente en la  actualidad y en el futuro; por ejemplo, es estar consciente como ciudadano que  si se realiza algún tipo de actividad, como desperdiciar agua, puede que en  algún futuro ya el recurso se agote y no se lo podrá volver a utilizar. 
       Como somos una sociedad acostumbrada a  consumir sin pensar en las consecuencias que traen nuestros actos, es necesario  cambiar ese tipo de mentalidad cada vez que realizamos algún consumo, debemos  pensar que tipo de necesidades vamos a satisfacer con la adquisición de ese  bien o servicio, y qué daño se ha provocado y se puede provocar por la  producción y consumo de ese bien.
2. Marco Teórico
Se considera que detrás de un consumo  responsable hay un cambio de hábitos de consumo de las personas, ajustando  estos hábitos a necesidades reales y optando en el mercado por opciones que  favorezcan la conservación del ambiente. 
       Entonces surge el cuestionamiento sobre  cuales vendrán a ser las necesidades reales del ser humano. Con respecto a las  necesidades reales, son las directamente relacionadas con el bienestar  fisiológico del ser humano (Díez, 2005). Max Neef (1998) ya menciona que acerca  del concepto como tal de necesidades humanas hay vasta bibliografía, y la  temática no solo ha sido considerada desde el ámbito de la fisiología y  psicología sino también de la política, sociología y economía. El mismo autor  nos menciona que hay que hacer una diferencia entre lo que son las necesidades  y los satisfactores de esas necesidades humanas, puesto que estos se han  confundido con el pasar del tiempo; definiendo lo siguiente por necesidades  humanas:
       “Las necesidades humanas fundamentales son  finitas, pocas y clasificables. Segundo: Las necesidades humanas fundamentales  (como las contenidas en el sistema propuesto) son las mismas en todas las  culturas y en todos los períodos históricos. Lo que cambia, a través del tiempo  y de las culturas, es la manera o los medios utilizados para la satisfacción de  las necesidades”
Lo que nos trata de explicar Max Neef  (1998) es que las necesidades humanas que tenemos son iguales para todos, lo  que cambiará serán los satisfactores para cumplir esas necesidades, según el  autor dependerá de cada sistema económico, social y político, puesto que a  partir de esto se adoptan diferentes estilos para la satisfacción de las mismas  necesidades humanas fundamentales. Indica Max Neef (1998) que “las necesidades  humanas fundamentales de un individuo que pertenece a una sociedad consumista  son las mismas de aquel que pertenece a una sociedad ascética. Lo que cambia es  la elección de cantidad y calidad de los satisfactores, y/o las posibilidades  de tener acceso a los satisfactores requeridos”. 
       Finalmente Max Neef (1998) resume que  las necesidades no sólo son carencias sino también, y simultáneamente,  potencialidades humanas individuales y colectivas; mientras que los  satisfactores, son formas de ser, tener, hacer y estar, de carácter individual  y colectivo, conducentes a la actualización de necesidades; y los bienes  económicos, resultan siendo los objetos y artefactos que permiten afectar la  eficiencia de un satisfactor, alterando así el umbral de actualización de una  necesidad, ya sea en sentido positivo o negativo. Max-Neef clasifica las  necesidades humanas fundamentales en las siguientes: subsistencia, protección,  afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad.
       En lo referente a los hábitos de consumo  responsable, algunos grupos ecologistas han elaborado ciertos consejos  prácticos para este tipo de consumo, entre los que encontramos los siguientes:  reciclar lo que se pueda: materia orgánica, papel y cartón, vidrio, plástico;  reutilizar y reparar cuando sea posible; comprar productos fabricados cerca del  lugar de consumo y/o de comercio justo; tener presente el ciclo de vida de los  productos y favorecer los duraderos; apoyar al pequeño comercio local y a la  agricultura biológica, reducir el consumo de alimentos y platos precocinados;  rechazar productos de “usar y tirar” y con envoltorio innecesarios; llevar una  cesta de compra para no tener que coger una bolsa de plástico; bajar la  temperatura interior de los lugares de vida, trabajo, ocio; ahorrar agua; usar  el transporte público e ir en bicicleta o a pie siempre que sea posible; ser  crítico con la publicidad; y, practicar un turismo responsable: tener en cuenta  el impacto social y medioambiental de la elección de destino, alojamiento y  medios de transporte y ser respetuoso hacia la cultura y las costumbres del  país de destino. 
       Al revisar los consejos de los grupos  ecologistas, se puede notar que para lograr algunos de estos consejos no solo  es necesario la predisposición de los consumidores, sino que debe haber un  trabajo conjunto entre consumidores, empresa privada y gobiernos; puesto que  para crear una conciencia medioambiental es necesario la colaboración de las  partes mencionadas. Es por ende que por medio del Derecho se intenta regular  este accionar del ser humano, mediante normativas o programas internacionales,  y a su vez por medio de normativa nacional en cada país.
3. Método
Para este artículo se utilizó la investigación documental a nivel descriptivo, se realizó una revisión a las normas vigentes en Ecuador desde el año 2008, para determinar las leyes vigentes en Ecuador con respecto a la regularización del consumo responsable.
4. Desarrollo
4.1. El consumo responsable a nivel internacional
El Programa 21 (1992) es un acuerdo de las Naciones Unidas, cuyo fin es promover el desarrollo sostenible, aprobado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, que se reunió en Río de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992; y determina el camino o las medidas adoptar para poder encaminar a la población a un consumo responsable, para lo cual se deben promover modalidades de consumo y producción que reduzcan las tensiones a que se somete el medio ambiente y satisfagan las necesidades básicas de la humanidad. Entre las actividades más importantes propuestas por el Programa 21 para lograr cambiar los hábitos de consumo, se encuentran las siguientes:
Reducción al mínimo de la generación de desechos.
Asistencia a las personas y las familias para que adopten decisiones de compra ecológicamente racionales.
Promoción de la fijación de precios ecológicamente racionales.
En  complemento con el Programa 21, el Programa de Naciones Unidas para el Medio  Ambiente emitió el documento “AQUÍ y AHORA, Educación para el consumo  sostenible Recomendaciones y Orientaciones” (UNEP, 2011). Este documento  determina que:
       “muchos factores han contribuido a que el  consumo sostenible sea necesario aquí y ahora. La degradación medioambiental,  derivada primordialmente de la población, el consumo y la tecnología, ha  alcanzado una proporción tal que requiere de acción inmediata. La pobreza es  rampante en muchas áreas del mundo. El consumo aumenta en ciertos lugares y por  parte de ciertas personas, a expensas de otras y debido a una desproporcionada  distribución de la riqueza. A través de la globalización de los medios de  comunicación, la visión de los estilos de vida materialistas en los que están  inmersos grupos sociales acaudalados, influencia de manera global las actitudes  y los patrones de consumo…”
4.2. Normativa Ecuatoriana referente al consumo responsable.
Ante la  preocupación de los Estados sobre el consumo responsable, es necesario traer la  misma inquietud a nuestro país, y es necesario cuestionarse cuál ha sido el rol  del Estado ecuatoriano frente al consumo responsable. 
       A partir  de la Constitución promulgada en el año 2008, el país ha tenido un cambio  paradigmático en lo referente al reconocimiento de derechos ambientales, esta  constitución considerada “la más verde” de todas nuestras constituciones,  reconoce el derecho a la población a vivir en un medio ambiente sano y  ecológicamente equilibrado, que garantice la sostenibilidad y el buen vivir,  adicionalmente se declara de interés público la preservación del ambiente. 
       La  propia constitución ecuatoriana establece que para la consecución del buen  vivir a las personas les corresponde consumir bienes y servicios con  responsabilidad social y ambiental; se encuentran los primeros indicios de  regular el consumo, y de elevar a nivel constitucional una práctica de consumo  en favor al ambiente. 
       Consecuentemente  el legislador constituyente, determinó en la misma constitución que un objetivo  de la política económica era el impulsar un consumo social y ambientalmente  responsable. Por lo tanto, al gobierno ecuatoriano tiene que implementar estrategias  tales como leyes, regulaciones, subsidios, ayudas, impuestos, entre otras  medidas para que se impulse el consumo social y ambiental dentro del territorio  ecuatoriano; por lo general los objetivos de las políticas económicas varían de  acuerdo a los partidos políticos que se encuentren en el gobierno, sin embargo  este objetivo está establecido ya en la norma suprema puesto que el  constituyente estableció un objetivo primordial dentro de la política económica  del país, por ende cualquier gobierno que se encuentre en el poder debe  cumplirlo. 
       Ahondando  en su compromiso con el consumo responsable, la constitución señala que el  Estado garantizará los mecanismos de producción, consumo y uso de los recursos  naturales y la energía preserven, recuperen los ciclos naturales y permitan  condiciones de vida con dignidad. En base a las normas constitucionales, el  Plan Nacional de Desarrollo del Período 2013-2017 tiene entre sus objetivos el  garantizar los derechos de la naturaleza y promover la sostenibilidad ambiental,  así como consolidar el sistema económico y social en forma sostenible. 
       En  concordancia con la norma suprema ecuatoriana el Código Orgánico de Producción,  Comercio e Inversiones, establece que uno de sus fines es el fomentar la  producción nacional y consumo de bienes y servicios, con responsabilidad social  y ambiental, así como su comercialización y uso de tecnologías ambientalmente  limpias y de energías alternativas. 
       En  virtud de las políticas a cargo del Ministerio de Ambiente, en abril de 2014,  la Ministra de Ambiente, dictó un acuerdo ministerial referente al  “Procedimiento de gestión integral en consumo y producción sustentable a nivel  nacional”. 
       El  acuerdo que ya tiene alrededor de tres años vigente, tiene como objeto instar  al sector público y privado a conducir patrones de consumo a patrones  sostenibles, es decir promoviendo el cuidado al medio ambiente, precautelando  el uso de los recursos naturales para que las generaciones futuras también  puedan gozar de estos. 
       Se  establece que las políticas de consumo en el país se articulan, supervisan y  regulan bajo la autoridad de ambiente a través de la Subsecretaria de Calidad  Ambiental. La mencionada entidad tiene como misión mejorar la calidad de vida  de la población, para lo cual trabaja desde la prevención y el control  impidiendo la degradación de los ecosistemas. 
       En el  acuerdo ministerial 21, se considera que es necesario un modelo de gestión y  este modelo debe tener cuatro componentes principales de desarrollo, y  determina que los componentes son: 
Fomentar procesos limpios
Fomentar productos y servicios limpios.
Instrumentar la toma de decisiones con el uso de información generada en el análisis de Ciclo de vida cerrado.
Fomentar la Conformación de grupos que aporten en la estructuración de una Bio-sociedad.
En la  norma se establece que le corresponde a las instituciones públicas y privadas  promover e implementar todo tipo de programas, planes y proyectos cuyo  resultado sea la generación de procesos limpios incluyendo la prevención de la  contaminación, conservación de energía y reducción de utilización de materia  primas. Además, se indica que los procesos productivos deben tener en cuenta el  diseño del producto, tecnologías de bajo o nulo impacto ambiental, eficiencia  en uso de energía y recursos. 
       Para  poder lograr estos objetivos en la norma es necesario que se capacite y se  fortalezca las capacidades de articulación y coordinación entre empresas  privada e instituciones públicas.
       La norma  establece que se fomentará y ampliará la producción de productos orgánicos, con  la finalidad que sean de consumo interno y externo. Adicionalmente se indica  que son las entidades públicas las que se encargaran de articular y fortalecer  la cooperación pública y privada para la generación de mercados verdes. 
       Entonces  nos encontramos ante una norma que incita a producir productos amigables con el  ambiente, y específicamente les da la misión a las entidades públicas de  incentivar la creación de mercados verdes. 
       En este  acuerdo ministerial se establecen las bases de una “bio-sociedad”, que entre  sus deberes importantes tiene el deber de producir limpio y el deber de  consumir limpio. 
       Entre  los papeles importantes y retos que se tienen para poder alcanzar un consumo  sustentable se encuentra el de generar una masa de actores tanto públicos y  privados que produzcan y consuman de manera limpia, con la finalidad de  prevenir la contaminación. 
       Entre  las seis líneas estratégicas que se proponen en la norma para lograr esta  estrategia de consumo y producción sustentable, las más importantes en mi  opinión son las de producir en forma limpia y sostenible; lograr instrumentar  de manera eficaz, eficiente y efectiva los procesos de eco-eficiencia y  eco-etiquetado; e, impulsar la educación, capacitación en consumo y producción  sustentable. Considerando la última como la más importante de todas, toda vez  que es por medio de la educación y capacitación que se logra y obtiene en  primer lugar cambiar el ideario de las personas, no solo consumidores sino  también productores.
       Como  gobierno también es importante que se cree un sistema de incentivos económicos  que incentiven al consumidor y productor, para que empiecen a tener  preferencias por productos o servicios amigables con el ambiente. 
       Por otro  lado, con la promulgación de la Ley de Soberanía Alimentaria, el Estado se  compromete con su labor de promover un consumo más responsable en la sociedad;  tanto así, que la ley determina que el Estado tiene el deber de incentivar el  consumo de alimentos sanos, nutritivos de origen agroecológico y orgánico,  evitando en lo posible la expansión del monocultivo y la utilización de  cultivos agroalimentarios en la producción de biocombustibles. También se  señala en la ley que el Estado incentivará y establecerá convenios de  adquisición de productos alimenticios con los microempresarios, microempresa o  micro, pequeños y medianos productores agroalimentarios para atender las  necesidades de los programas de protección alimentaria y nutricional dirigidos  a poblaciones de atención prioritaria. Además, implementará campañas de  información y educación a favor del consumo de productos alimenticios  nacionales principalmente de aquellos vinculados a las dietas tradicionales de  las localidades.
       En el  Ecuador, el Ministerio de Ambiente, es el órgano rector de la normativa  ambiental, el cual va a promover los diferentes mecanismos con la finalidad de  que se fomenten hábitos de consumo responsable dentro del territorio nacional.  Adicionalmente promueve los principios y responsabilidades de los consumidores,  a través de procesos de mejoramiento en la calidad de la producción y consumo sostenible;  disminución de la huella ecológica y educación ambiental ciudadana. 
       En el  año 2010 el Ministerio de Ambiente desarrolla “Punto Verde” como una propuesta  para incentivar tanto al sector público como al privado y productivo, para que  mejoren e implementen políticas para la adecuada gestión de recursos y  aplicación de producción más limpia. Hasta el 2016, el Ministerio de Ambiente,  había entregado a 37 empresas ecuatorianas la certificación ecuatoriana “Punto  Verde”; por ende, queda mucho camino por recorrer en cuanto al tema de la  implementación de producción más limpia dentro de las empresas ecuatorianas, y  de incentivos a consumidores para tener a su alcance productos que tengan una  producción más limpia y por ende amigable con el ambiente. 
5. Conclusión
El  consumo responsable es una manera alternativa de consumir bienes y servicios,  teniendo en cuenta no solo el precio y calidad sino también las características  sociales y laborales del lugar de producción y las consecuencias ambientales de  la producción y del consumo. Le corresponde al propio ser humano hacer un  consenso y análisis consciente al momento en que procede a adquirir un producto  y un servicio, y revisar el pasado o historia del bien que está adquiriendo,  puesto que antes de llegar a la vitrina o al centro comercial, el producto ya  pasó por una cadena que pudo generar un impacto socio ambiental al momento de  su producción. 
       Es  necesario contar con normativa que regule el consumo responsable, con la  finalidad que se establezcan lineamientos y estrategias para que este tipo de  consumo se desarrolle dentro de un país; que se determinen los actores  responsables del cumplimiento de los parámetros para que se dé este consumo  responsable dentro de la sociedad. Es evidente que los ciudadanos necesitan  incentivos tanto para la producción  como  para el consumo responsable, por lo tanto, es necesario contar con este tipo de  incentivos económicos para que se pueda lograr un cambio positivo para el  ambiente de un determinado lugar. Con respecto al caso ecuatoriano hay un  inicio en lo referente a determinar normas que regulen este tipo de consumo,  sin embargo, tienen que mejorar las políticas respectivas para que se efectúe  la implementación y posterior cumplimiento de la misma.
6. Bibliografía
Díez, F. (2005). El trabajo  transfigurado. Universitat de Valencia.
       Max-Neef, M. (1998). Desarrollo a  escala humana. Barcelona: Icaria Editorial S.A.
       NACIONES UNIDAS. (1992). PROGRAMA  21. RIO DE JANEIRO.
       Naciones Unidas. (2014). La  situación demográfica en el mundo, 2014. 
       UNEP. (2011). Aquí y ahora:  educación para el consumo sostenible; recomendaciones y orientaciones. Francia:  UNEP.
       Constitución de la República del  Ecuador. 
       Plan Nacional del Buen Vivir  2013-2017 de Ecuador
       Código Orgánico de la Producción,  Comercio e Inversiones de Ecuador
       Ley de Soberanía Alimentaria de  Ecuador. 
       Acuerdo Ministerial No. 21 - 2014  “Gestión integral consumo y producción sustentable a nivel nacional” emitido  por el Ministerio de Ambiente de Ecuador.
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