DELOS: Desarrollo Local Sostenible
Vol 6, Nº 18 (Octubre 2013)


DESARROLLO LOCAL: VULNERABILIDAD HÍDRICA, PRECARIEDAD LABORAL, INTENSIDAD MIGRATORIA E IDENTIDAD RESILIENTE

 



Lirios Cruz García (CV)
garcialirios@yahoo.com
Universidad Nacional Autónoma de México

 



RESUMEN
Se consideraron pertinentes las Teorías del Conflicto y Cambio para conceptualizar el Desarrollo local. A partir de tal distinción, el presente estudio se propuso analizar los discursos de migrantes retornados a la microrregión de Xilitla. Para tal propósito, se plantearon tres dimensiones de análisis: vulnerabilidad hídrica, precariedad laboral e intensificación migratoria. Una vez establecida la guía para entrevista, llevó a cabo un estudio transversal con una muestra no probabilística. Los resultados muestran que la preservación de edificaciones tales como iglesias, camposantos y casa habitación son escenarios de simbolización que insertan a los grupos en una dinámica de competencia simbólica. La discusión relativa al Desarrollo Local de Xilitla permitió diferenciar las propuestas de sustentabilidad y matizar las alternativas de desarrollo en comunidades con baja disponibilidad de agua.
Palabras claves; Desarrollo Local, Vulnerabilidad Hídrica, Precariedad Laboral, Intensificación Migratoria e Identidad Resiliente.

ABSTRACT
Were considered relevant theories of conflict and change to conceptualize Local Development. Based on this distinction, the present study aimed to analyze the speeches of return migrants to micro Xilitla. To this end, raised three dimensions of analysis: water vulnerability, job insecurity and intensification of migration. Once the interview guide, conducted a cross-sectional study with a convenience sample. The results show that the preservation of buildings such as churches, cemeteries and household scenarios symbolization are inserted into a dynamic group of symbolic competence. The discussion on the Local Development Xilitla allowed differentiation sustainability proposals and refine development alternatives in communities with low water availability.
Keywords, Local Development, Water Vulnerability, Precarious Labor, Immigration Identity, and Resilient Intensification.

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INTRODUCCIÓN
El desarrollo local supone una distribución inequitativa de los recursos y las capacidades frente a una situación de escasez, aunque en la perspectiva de Amartya Sen, las libertades son las causas y las responsabilidades los efectos, el desarrollo implican capitales naturales, jurídicos, económicos, políticos y sociales que respaldan las acciones públicas mientras facilitan la participación ciudadana. En este sentido, la gobernanza y las políticas públicas son un entramado de decisiones dirigidas a abatir la vulnerabilidad, marginalidad y exclusión.
Si el proceso de desarrollo se delimita a un contexto de vulnerabilidad, entonces los recursos naturales parecen tener un papel protagónico ya que su escasez o desabasto propicia la resiliencia de los habitantes locales. En cambio, la marginalidad de los servicios públicos intensificaría la migración ya que por ejemplo, el desempleo exacerba la travesía, permanencia y retorno de migrantes. Por último, la exclusión social estaría relacionada con procesos de identidad, arraigo y alteridad.
Considerando estas relaciones, el objetivo del presente estudio es describir el desarrollo local en una comunidad huasteca en la que la vulnerabilidad, marginalidad y exclusión pueden ser observadas en referencia a la migración y la identidad. Cabe destacar que el nivel de disponibilidad hídrica per cápita ha sido considerado como un factor determinante de los conflictos entre autoridades y ciudadanos. Es decir, las política de abasto intermitente parecen incidir sobre las movilizaciones civiles en torno a la demanda de agua. Sin embargo, tales relaciones se han observado en las urbes mientras que en las zonas rurales la escasez o el desabasto de agua parecen orientar los flujos migratorios. El desarrollo local rural, a diferencia del urbano estaría vinculado con tres momentos de los flujos migratorios; travesía, permanencia y retorno.
La migración laboral, identificada como un factor de desarrollo local rural, supone redes sociales que facilitan la travesía de una localidad a una urbe. Sin embargo, la permanencia estaría influida por libertades, capacidades y responsabilidades. A medida que el país receptor de migrantes restringe las libertades incrementa las capacidades de autoempleo y las responsabilidades de manutención de los migrantes para con su familia. En esta fase de la migración, el capital social se circunscribe a la emisión o recepción de recursos económicos. Cuando las redes familiares del migrante se diversifican, el retorno activa el capital social, cultural y natural ya que la entrada de divisas impulsaría el crecimiento económico en una microregión. 
En contraste, el desarrollo local urbano estaría más cercano a la movilización ciudadana y la acción colectiva en referencia al sistema político de gobierno. En el caso del sistema de cobro, la percepción de justicia por parte de los usuarios de la red pública influiría sobre las acciones de boicot, bloqueo, manifestación, mítines o cualquier otra estrategia de la ciudadanía para evidenciar la corrupción u opacidad de sus autoridades frente a una problemática de escasez y desabasto de agua acompañada de un incremento de tarifas.
La presente investigación describirá el desarrollo local de una comunidad rural ubicada en la zona huasteca de San Luis Potosí. Para tales efectos, se plantea que la vulnerabilidad hídrica indicada por el grado de desabasto de agua limita las libertades y derechos al agua, empero las capacidades son exacerbadas por el capital social del migrante y con ello la adquisición de responsabilidades le permiten intensificar sus redes laborales con miras a la formación de una identidad resiliente. En tal sentido, la vulnerabilidad hídrica es afrontada desde la identidad resiliente a través de la variación de libertades, capacidades y responsabilidades adquiridas en el proceso de migración que expondremos como travesía, permanencia y retorno.
VULNERABILIDAD HÍDRICA, PRECARIEDAD LABORAL E INTENSIDAD MIGRATORIA
ÁMBITO GLOBAL
La Agencia de Estadística Europea del Agua (Aquastat por sus siglas en inglés) en su informe correspondiente al año 2010 advierte que el 97.5% del agua es salada, 2.24% es dulce y solo 1% está disponible en ríos, lagos y acuíferos para el consumo humano. 113000 km3 de agua, se precipitan anualmente. En el mundo, 7100 km3 se evapora, 42000 km3 regresa a los océanos y se filtra a los acuíferos. Anualmente, el 70% entre 9000 y 14000 km3 mantienen los ecosistemas y sólo 4200 km3 (30%) está disponible para irrigación, industria (23%) y uso domestico (8%).
La Organización de Naciones Unidas (ONU) en su informe correspondiente al 2010 señala que 23,8 millones de km3 de agua se encuentra congelada, 74200 km3 se evapora, 119000 km3 se precipita en los continentes, 458000 km3 se precipita en el mar, 502800 km3 se evaporan de los océanos, 10,4 millones de Km3 están depositados en acuíferos, 900900 km3 se encuentran disponible en lagos, 1.350 millones están depositados en los océanos. Anualmente, en los océanos (que contienen 1350 millones de km3), el ciclo hidrológico implica la evaporación de 502 800 km3 de agua de los cuales 458 000 km3 regresan en precipitaciones, 42 600 km3 regresan en derrames superficiales y 2 200 km3 en derrames subterráneos. En los continentes (que contienen 23 800 000 km3 de agua en hielo y nieve, 10 400 000 km3 en acuíferos y 901 000 en lagos y ríos), 119 000 km3 de agua se precipitan y 74 200 km3 se evaporan al año (OECD, 2010).
El desequilibrio entre la explotación (se estiman 4600 km3) del recurso y su recarga natural afectará su disponibilidad para el consumo (2400 km3 aproximadamente) en la agricultura, la industria y las actividades domesticas. Se estima que una quinta parte de la población mundial sufre escasez del vital líquido y que cinco millones de personas mueren cada año por beber agua contaminada (Sartori y Mazoleni, 2003).
La situación hídrica global afectaría al Desarrollo Humano definido como el grado de salud, educación e ingreso medido a partir de capacidades, recursos y oportunidades, establecido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Los tres indicadores del Desarrollo Humano, ubican a los Estado Unidos de América (USA por sus siglas en inglés) como el país con mayor desarrollo (PNUD, 2011). En contraste, Indonesia ocupa la última posición. En el caso de México, en términos generales, su nivel es intermedio.
Una consecuencia de la disponibilidad hídrica es la migración. Los Estados Unidos son el principal receptor de migrantes, el 12% de los 286 millones de habitantes son migrantes, 16.8 millones son de origen mexicano con la nacionalidad norteamericana y 9.9 millones son mexicanos ilegales. La migración desde México hacia los Estados Unidos se ha incrementado considerablemente a partir de la década de los noventas. Desde 1990, hasta el 2003, 5.7 millones de mexicanos en un promedio anual de 438 mil personas han ingresado ilegalmente. Consecuentemente, el país que emite (28.4 millones de dólares) más remesas en el mundo son los Estados Unidos y la nación que más recibe (15,178 millones de dólares) éstas remesas es México que representan la segunda fuente de divisas (Banxico, 2010).
ÁMBITO NACIONAL
México es el onceavo país con más población (101,7 millones de personas), con una densidad de 52 personas por km2 en promedio, una población menor de 15 años que es el 33% la cual contrasta con el 5% que son mayores de 60 años, el 74% vive en zonas urbanas y su ingreso per cápita al año es de 8,790 dólares norteamericanos trabajando 40 horas a la semana. Además, su población crece anualmente a un ritmo de 2,1 millones (INEGI, 2010)
El 27.7 de la población infantil mexicana es extremadamente pobre y está concentrada en 4 millones en el Estado de México los cuales contrastan con los 8 millones de personas entre 15 y 64 años. Ambos grupos coexisten en la zona con mayor densidad poblacional aproximada de 12 472 648 de habitantes.
La CONAGUA (2010) señala que más de 11 kilómetros cúbicos anuales han sido concesionados en la zona del centro occidente; el 53% se extrae de acuíferos y el 47% de lagos, ríos y manantiales. El 82% está destinado a la agricultura, el 15% al abastecimiento público y el 3% a la industria.
Aldama (2004) advierte que las zonas norte, centro y noreste contribuyen con el 85% del Producto Interno Bruto (PIB) y tienen el 77% de la población sólo cuentan con el 32% de la disponibilidad de agua, aproximadamente 1874 metros cúbicos por habitante. En contraste, las zonas suroeste que contribuye con el 15% el PIB y concentra el 23% de la población, tiene una alta disponibilidad del 66% de los recursos hídricos aproximadamente 13759 metros cúbicos por persona anuales. La disponibilidad de agua nacional es de 4573 metros cúbicos por individuo al año. Se estima que el 28% del agua disponible es consumida por el 77% de la población que contribuye con el 84% y el 72% del agua disponible es consumida por el 23% de la población que contribuye con el 16% del PIB (Toledo, 2002).
La zona de mayor industrialización y comercio ha sido clasificada con un índice de disponibilidad extremadamente baja con menos de 1000 metros cúbicos por habitante al año. Respecto a las zonas centro y norte del país donde el crecimiento económico es significativo, la disponibilidad del recurso está clasificada como muy baja con 1000 a 2000 metros cúbicos por habitante al año. Sólo el sureste de México que ha tenido un crecimiento económico poco significativo, ha sido clasificado con una alta disponibilidad de 10000 metros cúbicos por persona al año. Las zonas norte, centro y noreste que contribuyen con el 85% del Producto Interno Bruto (PIB) y tienen el 77% de la población sólo cuentan con el 32% de la disponibilidad de agua, aproximadamente 1874 metros cúbicos por habitante al año. En contraste, la zona sureste que contribuye con 15% del PIB y concentra el 23% de la población, tiene una alta disponibilidad del 66% de los recursos hidrológicos, aproximadamente 13759 metros cúbicos por persona anuales. De este modo, el promedio de disponibilidad de agua nacional es de 4573 metros cúbicos por individuo al año. Se estima que el 28% del agua disponible es consumida por el 77% de la población que contribuye con 84% del Producto Interno Bruto (PIB) y en contraste, el 72% del agua disponible es consumida por el 23% de la población que contribuye con el 16% del PIB.
Mientras que el Distrito Federal y Nuevo León ocupan los primeros sitios de desarrollo humano con respecto a los estándares internacionales, Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz se ubican en los últimos lugares de desarrollo humano.
La delegación Benito Juárez del Distrito Federal y el municipio de San Pedro Garza, Nuevo León son las demarcaciones con mayor nivel de desarrollo humano, pero los municipios de Metlatónoc, Guerrero y Tehuipango, Veracruz ocupan los últimos lugares de desarrollo humano (PNUD, 2011). Los primeros casos alcanzan niveles semejantes a Noruega, aunque los dos últimos municipios se encuentran en una situación semejante a Sierra Leona en África.
ÁMBITO REGIONAL
Xilitla se ubica en 21 grados latitud norte y 98 grados longitud oeste en una latitud de 3000 metros sobre el nivel del mar. El clima es semi-cálido húmedo con lluvias todo el año, se precipitan entre 1000 y 1200 milímetros de agua anualmente en las zonas bajas de la sierra huasteca y en sus zonas altas alcanzan hasta los 3000 milímetros al año.
El área geográfica en donde se encuentra Xilitla es de 415 kilómetros cuadrados, tiene una población de 49,578 habitantes, la densidad poblacional es del orden de 119 habitantes por kilómetro cuadrado. El 50% de su población contribuye con un Producto Interno Bruto (PIB) de 979’380,745.4; el 48% del PIB proviene del sector terciario de servicios, el 44% del sector primario y el 0.08% del sector secundario. La Población Económicamente Activa (PEA) es de 23,398 siendo el ingreso per cápita de 19,562.57; el 65.3 está en el sector primario, 13.5 está en el sector secundario y 21.2 en el terciario.
Xilitla incluye a 35 comunidades y a 156 localidades. Ocupa un alto grado de rezago marginal e intensidad migratoria de 0.65 con respecto a los demás municipios de la zona huasteca. También ocupa el primer sitio en cuanto familias mono-parentales con mujeres responsables de su sostenimiento (32.2%), aproximadamente uno de cada tres hogares, cifra superior a la media estatal que es del 21%, aproximadamente 121,864 hogares. Cabe señalar que el 8.3% de la población habla una lengua indígena.
ÁMBITO PROSPECTIVO
Se estima que en el 2025 el 80% de la población mundial estará en alta escasez. La ONU (2010) pronostica para el año 2050 un rango de aumento de la temperatura de 1,4 a 5,6 centígrados causando un incremento de 44 centímetros del nivel del mar, un 5% más de las precipitaciones y la extinción de una cuarta parte de las especies. En este sentido, se estima para el año 2025 una crisis mundial de abasto irregular e insalubre de agua en la que 2000 millones de individuos no dispondrán de agua bebible.
La Comisión Nacional de Población (CONAPO) en su informe de 2010 espera que en el 2050 la población de México aumente 48%, estimando su población para el 2030 de 131,7 millones de habitantes. En el año 2030 se espera un crecimiento poblacional de 32 ciudades con más de 500000 habitantes destacando la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) con 22.5 millones de habitantes, la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) con 4.8 millones de habitantes y la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM) con 4.9 millones de habitantes. La problemática de distribución de los recursos hídricos se enfocaría en aquellas ciudades con una población mayor a los 500 mil habitantes. Si se consideran las proyecciones poblacionales, las zonas metropolitanas de Guadalajara, Monterrey, Cuernavaca, Tlaxcala, Veracruz, Puebla, Aguascalientes, Toluca, San Luis y Cancún estarían en una crisis de disponibilidad hídrica esperada para el año 2025 (INEGI, 2010). 
Debido a esta situación hidrológica, económica, política y social, en el año 2025 la CONAGUA (2010) pronostica una extremadamente escasa disponibilidad de agua para la ZMVM.
TEORÍAS PSICOSOCIALES DEL CONFLICTO Y CAMBIO
La complejidad de Xilitla puede ser explicada a partir de las Teorías Psicosociales del Conflicto y Cambio. La vulnerabilidad hídrica, precariedad laboral, intensidad migratoria e identidad resiliente pueden ser explicadas a partir de la Teoría de la Pertenencia Social, la Teoría de la Categorización Social, la Teoría de la Representación Social y la Teoría de la Identidad Social.
Si se considera al Desarrollo Local como un entramado de situaciones hídricas, migratorias y laborales orientadas a la resiliencia de una comunidad, la Teoría de la Pertenencia Social (TPS) plantearía que los grupos generan una dinámica tal que cada uno de sus integrantes busca adherirse a los símbolos compartidos. Se trata de un proceso de lealtad no sólo a los grupos a los que el individuo pertenece, sino a los grupos a los que desea pertenecer. En el proceso de adherencia a un grupo, las personas ajustan sus decisiones y acciones a la norma de un grupo. La transgresión de los principios grupales propicia sanciones que reorientan la adherencia del individuo al grupo.
Sin embargo, al interior de cada grupo, se gestan relaciones asimétricas de poder que hacen ineludibles los conflictos que definirán la adhesión a norma. Es decir, la pertenencia a un grupo simboliza una membrecía que se renueva cada vez que el conflicto define la propensión o la aversión a las normas las cuales por cierto, se redefinen a través de las relaciones asimétricas (Echabarria y Valencia, 1996). El conflicto activa el cambio de un grupo a otro y con ello, la conformidad o innovación de las normas (Feliu, 2004). A medida que los conflictos se intensifican, la normatividad desincentiva las asimetrías entre los integrantes. En el transcurrir del tiempo y en el discurrir de las normas, los individuos renuevan sus votos para configurar nuevos grupos.
Los psicólogos sociales han desarrollado la Teoría de la Categorización Social (TCS) para explicar la homogeneidad al interior de un grupo y la heterogeneidad en referencia a otros grupos. Se trata de un sesgo perceptivo que explica el conflicto de intereses endógeno o el cambio social. En el caso de la normatividad, las personas ajustan sus principios, decisiones y acciones a un prototipo grupal. La asignación de un rol por parte del grupo hace más proclive al individuo a adherirse, incluso defender, los estatutos del grupo de referencia. Se trata de la formación de un autoconcepto de individuo en alusión a la norma prototípica del grupo. En este sentido, la TCS explica dos procesos: despersonalización y etnocentrismo. Es decir, en su afán de afiliarse a un grupo, cada individuo reduce sus expectativas a la norma de un grupo y enaltece los principios normativos del grupo al que pertenece o quiere pertenecer.
No obstante que la categorización social explica la cohesión, cooperación e influencia, también explica los conflictos de intereses y la innovación (González, 2005). La dinámica grupal es tal que requiere de cambios constantes para su preservación. La conformidad garantiza la conservación de valores, creencias, percepciones, actitudes e incluso conocimientos, pero el conflicto impulsa el desarrollo de nuevas relaciones asimétricas y con ello, la competencia e innovación. Por ello, una minoría es capaz de disuadir a otra minoría y persuadir a una mayoría (Morales, 1996). 
En síntesis, la TCS sostiene que cada persona procesa continuamente información fragmentada del grupo, el espacio y los recursos con los que cuenta.
Sin embargo, tal procesamiento de información esta sesgado ya que las normas de un grupo son el resultado de experiencias e inexperiencias. Es la percepción del individuo la encargada de unir las piezas y darle un significado eminentemente simbólico de comparación entre la situación actual de un grupo en referencia a su situación prospectiva y la de otros grupos.
La TPS y la TCS son parte de un proceso comunicativo simbólico conocido como representación social. Los psicólogos sociales plantean que tal proceso incluye dos dimensiones: objetivación y anclaje.
En esencia, la Teoría de la Representación Social (TRS), a diferencia de la TPS y la TCS delimita los procesos grupales a sus aspectos comunicativos (Garrido y Estramiana, 2007). Las diferencias asimétricas que dan origen al conflicto estructurante, son consideradas por la TRS como diferencias informativas que enaltecen las creencias y los conocimientos de cada individuo. En tal sentido, el conflicto sería un antecedente del cambio que consistiría en sustituir las creencias por conocimientos. A medida que los conflictos activan la comunicación interna o externa de un grupo, reducen la diversidad de símbolos personales a unos cuantos significados y sentidos grupales. Se trata de un proceso de agotamiento de las creencias personales y su transformación en conocimientos grupales.
Ahora bien, el conflicto estructurante parece gestarse en una zona periférica de las representaciones sociales en referencia a un núcleo central en el que los símbolos se constituyen en tradiciones, usos y costumbres.
Precisamente, la naturalización de los símbolos se lleva a cabo en el núcleo figurativo que legitima los estigmas hacia un grupo minoritario al mismo instante que los desaparece como un referente de grupo. En tal proceso, la objetivación y el anclaje explican el aterrizaje de conceptos abstractos y su conversión en entidades concretas.
En resumen, la TRS explica debidamente el procesamiento de información que incide en la elección de un grupo, sus estilos de comunicación e influencia.
A pesar de que la TPS, la TCS y la TRS parecen vislumbrar la elección de un grupo, los psicólogos sociales han desarrollado la Teoría de la Identidad Social (TIS) para explicar la relación entre las situaciones, las decisiones y las acciones de los individuos al momento de elegir el grupo al que quieren pertenecer.
La identidad social, al igual que la pertenencia, la categorización y la representación parece tener dos dimensiones para su análisis: auto-categorial y hetero-categorial. La primera alude a la identificación que hace el grupo dominante, mayoritario o minoritario, respecto a sus capacidades y recursos atribuyéndolos a propiedades extras que los hacen diferentes de los demás integrantes de grupo. En contraste, los elementos dominados parecen atribuir su situación a sus capacidades. Las relaciones asimétricas en un grupo, parecen explicarse a partir de las atribuciones que sus integrantes se hacen de sí mismos en referencia a los demás integrantes. Las diferencias existentes entre ambos grupos, bajo y alto estatus, parecen ser legitimadas y justificadas a partir de la identidad social (Morales, 1996). La permanencia de tales atribuciones interiorizadas es explicada por la interiorización que cada grupo hace de las características que les atribuyen. Un grupo se convence a sí mismo de sus capacidades una vez que ha socavado la versión de los demás grupos que lo perciben.
En términos de comunicación, de un estímulo que se presenta como parte esencial de grupos diferentes, alto o bajo estatus, subyacen dos sesgos: una homogeneidad intra-categorial y una diferenciación inter-categorial (González, 2005). Por una parte, los individuos de un grupo consideran que dichos estímulos comunicativos son inexorables a sus características propiciando que se perciban como diferentes respecto a otros grupos de mayor o menor estatus.
No obstante, cuando los estímulos comunicativos se perciben como inherentes a un grupo, la consecuencia es una percepción de ilegitimidad, después se genera un conflicto estructurante que devendrá en un cambio de identidad de grupo.
En síntesis, la TPS, TCS, TRS y TIS explican el conflicto que estructura al individuo como un actor social al insertarlo a la normatividad de un grupo. Dicho proceso, está circunscrito al estatus minoritario o mayoritario. Los símbolos y significados entre los integrantes de un grupo, parecen concentrarse en un núcleo de representación en el que la objetivación, anclaje y naturalización de la información moldea al estatus del grupo y sus normas correspondientes. La asignación de un rol por parte del grupo homogeniza la identidad, pero la innovación diversifica la normatividad de los grupos.
En el caso de Xilitla, las teorías expuestas plantearían que la vulnerabilidad hídrica, precariedad laboral, intensidad migratoria e identidad resiliente son el resultado de la pertenencia, categorización, representación e identidad social. Es decir, la escasez de agua y las actividades comerciales, explican la migración y la emisión de remesas, pero los procesos psicosociales plantearían que la disponibilidad de agua y las labores comerciales de Xilitla son el resultado de conflictos que estructuraron en minorías y en mayorías a las comunidades y localidades de la región. Al parecer, los símbolos normativos de la entidad que se construyeron al interior de la micro-región huasteca, contribuyeron decisivamente en el Desarrollo Local de Xilitla. Es decir, el núcleo de representación simbólica delineó los ejes de búsqueda de oportunidades en el que la migración fue un instrumento primordial. Una vez agotados los recursos hídricos, la agricultura dejó de ser el sostén económico local. Las autoridades gubernamentales incentivaron el turismo y el comercio que comprometió, aun más, la sustentabilidad de la región. En primera instancia, la migración fue una válvula de escape y posteriormente, se transmuto en un instrumento de resiliencia. Alrededor de los flujos migratorios se estructuraron redes colaborativas y nodos de remesas. Una vez enviadas a la región, la economía local se reactivo, pero a costa de reestructurar a las mayorías que siguieron practicando la agricultura y a costa de enaltecer a las minorías que diversificaron el comercio de la región. Tal proceso resultó insuficiente para siquiera preservar los recursos comprometidos por su escasez. La región de Xilitla se encuentra en una situación tal que su relación con la naturaleza no parece preocuparle siempre y cuando no comprometa sus usos y costumbres. En este sentido, el estudio de la preservación del entorno indicaría el grado de sustentabilidad, vulnerabilidad y resiliencia de la región. Por ello es necesario interpretar los discursos que la comunidad migrante de la región huasteca manifiesta ante la escasez de agua, la precariedad laboral y la búsqueda de empleo fuera de la región. 
MÉTODO
Se llevó a cabo un estudio de corte cualitativo y transversal con entrevistas semiestructuradas a una muestra de 7 familias migrantes. Se emplearon tres categorías espacio-temporales para el cuestionario y análisis de los discursos. La vulnerabilidad hídrica, la precariedad laboral y la intensificación migratoria fueron los ejes de la guía de entrevista. Una vez transcritas, fueron analizadas con el software Qualitative Data Analysis (QDA) versión 3.0 utilizando la técnica de matrices. QDA ordena las respuestas en función de la similitud de preguntas y vacía la información en tablas para que el investigador pueda interpretar dichas respuestas a las preguntas. En este sentido, la interpretación se llevó a cabo considerando las TPS, TCS, TRS y TIS. En aquellos casos en los que las respuestas fuesen cortas y poco sustantivas, se optó por excluir dicha información en el análisis. Cabe señalar que para fines teóricos-conceptuales, las interpretaciones se ajustaron al planteamiento de Fernández (1994) respecto a la relación símbolos, significado y sentido. Es decir, los procesos psicosociales se circunscriben a situaciones, normas y comunicación para interpretarlos como resultado de la pertenencia, categorización representación e identidad en la muestra de entrevistados de la micro-región de Xilitla.
RESULTADOS
Los individuos se identifican con un espacio y un grupo de referencia a partir de los valores culturales en los que fueron influidos. Las comunidades emigrantes de las economías emergentes no dejan sus casas, familias, amigos, vecinos y paisanos para sustituirlos por otros equivalentes en las economías desarrolladas. Las comunidades emigrantes se apropian de espacios y se insertan en grupos de emigrantes o residentes legales para después construir o modificar los espacios que les fueron asignados, ampliar sus redes familiares, de amigos y vecinos, no sólo en las economías desarrolladas, sino también a través del envío de remesas, en sus economías de origen. Es así como las redes comunitarias emigrantes pueden ser comprendidas por sus sentimientos de pertenencia a sus municipios, sus familias, sus amigos, sus vecinos y sus paisanos. Tales sentimientos de pertenencia vinculan la actividad agrícola o comercial en los lugares de origen y la actividad laboral en el exilio. Dichos sentimientos conectan la situación anterior con la situación actual y futura. Estos sentimientos también enlazan las festividades locales con la reproducción en los barrios de las comunidades emigrantes en las economías desarrolladas. Los símbolos migratorios (trabajo, salario, edificaciones, festividades), los significados correspondientes (ilusión, necesidad, progreso, satisfacción) y las orientaciones consecuentes (ampliación y diversificación de la red comunitaria migratoria) se desarrollan a partir de las comparaciones que entre individuos, grupos o incluso, comunidades emigrantes coexistentes.
Los emigrantes construyen comparaciones en torno a la salud, al trabajo, el salario, las remesas y las edificaciones. Los emigrantes se auto–perciben como nodos y como eslabones de la red comunitaria emigrante. Los nodos simbolizan la conexión con el exilio, significan ejemplos a seguir en un sentido paternalista. Los eslabones simbolizan la solidaridad en el exilio, significan apoyo en un sentido moral y económico. Dicha auto–percepción define el tipo de red comunitaria emigrante, sus vinculaciones consecuentes, sus trayectorias subsecuentes, sus normas coexistentes, sus problemáticas contingentes y sus sanciones subyacentes. Se trata de los factores centrales y periféricos del conocimiento de las comunidades emigrantes. A partir de los valores, las percepciones y creencias, se construye una representación social del grupo.
Son evidentes dos dimensiones de las comunidades emigrantes: la centralidad y la periferia. La primera dimensión alude a los símbolos, los significados y los sentidos del pasado en los que la red comunitaria era sedentaria, mítica, autónoma y auto–suficiente. La segunda dimensión abarca los conflictos e imponderables que llevaron a la comunidad a abrirse, someterse, emigrar y auto–organizarse para preservarse. Ambas dimensiones darían origen a una tercera en la que se incluirá la coexistencia de la comunidad con otras formas de auto–organización (urbes, religiones, empresas, sectas, asociaciones, instituciones). En efecto, los símbolos, los significados y los sentidos, son testimonios históricos de la dinámica de las comunidades emigrantes. Al infiltrarse en las narrativas de los miembros comunitarios, develarían la representación social de la comunidad sedentaria, la comunidad emigrante y la comunidad coexistente. Incluso, mostrarían las diferencias entre las redes comunitarias emigrantes a partir de su identificación, elección de permanencia, anhelo de inclusión y exclusión estratificada.
La inclusión (sesgo y permanencia) o exclusión (asimetría y marginación) de las personas en un grupo, de los grupos en una comunidad y de las comunidades en economías están vinculados con conflictos de identidad. Los emigrantes al pertenecer a un grupo de referencia simbolizan sus funciones y orientan sus esfuerzos al significado que para ellos tienen sus familiares, amigos, vecinos o paisanos. Sin embargo, los emigrantes que quieren pertenecer a grupos diferentes al suyo, encuentran obstáculos (culturales, económicos, políticos, sociales, educativos) que les impiden insertarse. Más aún, los grupos emigrantes al delimitar sus símbolos, significados y sentidos para amplificarse y diversificarse, dificultan en primera instancia, la salida de sus miembros y en última instancia, la entrada de sus desertores a otros grupos. En comunidades de emigrantes, los grupos que le pertenecen y los grupos que le quieren pertenecer producen conflictos para reestructurar las relaciones asimétricas que existen en toda comunidad. Los grupos disidentes buscan el reconocimiento, la reivindicación y el respeto de la comunidad. En contraste, los grupos emigrantes favorecidos por las normas comunitarias buscan preservar su estatus.
La preservación de espacios tales como tierras de cultivo, tierras de esparcimiento y tierras de festividad, simbolizan las etapas de su desarrollo que alguna vez significó respeto y cuidado del entorno en el que los espacios estaban incluidos. Tales símbolos y significados orientaron la apropiación, el arraigo, la añoranza y el retorno en muchos casos, de los emigrantes. Los espacios son los elementos sobre los que se construyeron las historias personales, grupales y comunitarias de interdependencia con la naturaleza.
La preservación de edificaciones tales como casas habitación, bodegas, iglesias y escuelas, simbolizan el progreso individual y colectivo. Las remesas significan el instrumento por el cual se garantiza la modificación de estos símbolos para orientar a las generaciones futuras a respetar lo que sus ascendientes les dejaron y aportar a la comunidad el producto de su trabajo.
La preservación de patrimonios tales como mausoleos, fachadas y rúbricas, implica la comunicación entre las generaciones actuales con las generaciones anteriores. Cada dos de noviembre, cada semana santa y cada semana del santo patrono se redecoran los patrimonios para recordar e incluso dialogar con quienes se adelantaron a la muerte.
La relación con ascendientes tales como abuelos, padres y tíos, les recuerda sus obligaciones, sus compromisos y sus actos. Las remesas de los emigrantes casi siempre son administradas por sus ascendientes quienes en muchos de los casos trabajan en las edificaciones, se encargan de los rituales religiosos y servicios comunitarios a nombre de sus emigrantes.
La relación con sus descendientes tales como hijos, sobrinos o en algunos casos nietos, simbolizan la mano de obra empleada para las edificaciones, la siembra y la cosecha, los festejos y los velorios en los que los emigrantes tuvieron que estar ausentes,
La relación con sus amistades implica flujos de información que los ascendientes o descendientes no les proporcionan a los emigrantes. Se trata de noticias sobre otras amistades, efectos de eventos naturales en la siembra o la cosecha, narraciones míticas, planes de festividad o declaraciones de sus adversarios que incentivan la emisión de remesas.
La relación con sus adversarios surge porque los emigrantes, sus grupos de referencias y las comunidades compiten por la emisión de remesas, el embellecimiento de sus edificaciones y la frecuencia de sus festividades. En la mayoría de los casos los emigrantes no se comunican, ni hablan de sus adversarios pero intuyen su amenaza cuando se enteran de lo que aconteció o sucederá en los espacios, edificaciones y patrimonios de quienes consideran diferentes a ellos.
DISCUSIÓN
El presente estudio complementa los hallazgos de Contreras y Galindo (2009) quienes sostienen que la vulnerabilidad de los recursos naturales, principalmente los recursos hídricos tienen un efecto resonante en la disponibilidad actual y futura. Quizá, no impacten directamente en la economía local, pero comprometen el Desarrollo local obligando a las generaciones actuales a proteger a las generaciones futuras a través del aprovisionamiento de recursos. En el caso de Xilitla, la vulnerabilidad hídrica parece haber influido en la precariedad laboral y ésta en la intensificación migratoria. Una vez que las familias se transmutaron en mono-parentales, adoptaron conductas resilientes que los llevaron a competir por los recursos. La preservación de edificaciones o espacios evidencia una competencia simbólica que a mediano plazo ha incentivado tanto la migración como el retorno (Lezama, 2004). En tal proceso, la identidad de la muestra entrevistada parece haber sido homogeneizada por el Desarrollo Local a su vez indicado por la preservación de la comunidad.
Sin embargo, López (2012) sostiene que la emisión de remesas no tiene un impacto en el Desarrollo Local ya que la acción gubernamental es imprescindible para la gobernanza de los recursos comunes. En contraste, el presente trabajo considera que la intervención del Estado a través de sus políticas públicas de gestión del turismo y el comercio sólo agudizaría, aún más, la vulnerabilidad hídrica ya que la industria del turismo requiere de una alta disponibilidad de agua per cápita. Es cierto que el Estado podría utilizar la homogeneidad de las normas intra grupales y los conflictos minoritarios para orientar sus políticas públicas agroindustriales y laborales, aunque los usos y costumbres de las comunidades y localidades parecen tener una mayor injerencia en las decisiones del migrante al momento de su partida, travesía, retorno y permanencia. En tal sentido, Pérez y Jiménez (2012) plantean que el desarrollo micro-regional estaría incentivado por la emisión temporal de remesas en sectores claves que podrían reactivar el comercio. Se trata de un ciclo productivo en el que las remesas son la piedra angular, pero la interrupción del envío, comprometería la preservación de las edificaciones, principal símbolo de progreso al interior de una comunidad.
Precisamente, la presente investigación sostiene que el Desarrollo local de Xilitla se fundamenta en la simbolización del espacio simbólico. Las edificaciones tales como iglesias, camposantos y casa habitación son baluartes en donde se depositan las expectativas de pertenencia a la comunidad o localidad. También son escenarios en donde la competencia simbólica se manifiesta por vía de su preservación. Es decir, los migrantes, una vez que han satisfecho sus necesidades básicas, acceden a símbolos de poder que se concretizan en las dimensiones y diseños de sus iglesias, plazas, cementerios o casas habitación. Los migrantes invierten sus recursos económicos en sus patrimonios familiares como comunitarios. Tal preservación, es una muestra de su sentido de pertenencia, categorización, representación e identidad social.
En síntesis, el Desarrollo Local de Xilitla parece estar circunscrito al espacio construido y la competencia simbólica por la preservación de edificaciones. A medida que se construye y remodela una iglesia, mausoleo o casa habitación la muestra entrevistada se hace más resiliente al mismo tiempo que incentiva su migración.
No obstante, el Desarrollo Local de Xilitla parece excluir la preservación del espacio natural, principalmente los recursos hídricos. La situación de vulnerabilidad hídrica en la que se encuentra la demarcación requeriría de la objetivación, anclaje y naturalización de saberes inherentes a la conservación de la naturaleza vista como un elemento comunitario. Se requiere de una nueva identidad en torno a la cual la comunidad se adhiera a la disponibilidad de los recursos naturales (Corral, 2010). Para ello, será necesario que las relaciones asimétricas entre los grupos se transmuten en conflictos para la estructuración de nuevas formas económicas que retarden la extinción de las especies animales y vegetales (Leff, 2002; 2004; 2008).

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