Revista: CCCSS Contribuciones a las Ciencias Sociales
ISSN: 1988-7833


VINCULOS ENTRE LA PERCEPCIÓN DE MERLEAU-PONTY Y LA IMAGINACIÓN DE CASTORIADIS: PRIMERA APROXIMACIÓN A LA PROPUESTA TEÓRICA DE DOS ENTIDADES ACTIVAS Y CONSTRUCTORAS

Autores e infomación del artículo

Arely V. Ramírez Cortés*

Universidad Nacional Autónoma de México

E-mail: arelyvcortes@gmail.com


Resumen. Ocasionalmente, la emergencia de intelectuales que generan rupturas con los paradigmas establecidos resulta refrescante, pues nos contacta con una nueva experiencia enriquecedora que multiplica y complementa el cuerpo teórico sobre el que trabajamos. El pretexto que acompaña el desarrollo del presente surge precisamente gracias al contacto con Maurice Merleau-Ponty en Fenomenología de la Percepción y el modesto camino que he seguido dentro de la investigación durante estos años con el imaginario social de Castoriadis. Para el caso del análisis merleaupontiano se requirió el apoyo de otros textos complementarios que abonan a las premias básicas de manera muy concreta siendo de gran utilidad en la condensación de su teoría. En el caso de Castoriadis encontraremos un análisis más extenso y nutrido debido a la experiencia que ya se ha tenido trabajando con este autor, se tomaron en consideración diversas obras del mismo y otros textos de terceros que apoyan nuestro análisis.

Summary. Eventually, the emergency of breaks in the paradigms by intellectual authors resulting something refreshing, it is a new expansive and complementary experience over our work theory. The point of this article is thanks to Merleau-Ponty contact in phenomenology of perception and my personal work experience about social imaginary studies. In the Merleau-Ponty analysis were required other articles about his theory. For Cornelius Castoriadis we found more extended analysis with his fundamental books and other articles, this due to previous experience with the author.  

      Palabras clave: Psicología social, Imaginario social, fenomenología, imaginación, percepción, experiencia.
        Keywords: Social psychology, Imaginary social theory, phenomenology, imaginatión, perceptión, experience.

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Arely V. Ramírez Cortés (2020): “Vínculos entre la percepción de Merleau-Ponty y la imaginación de castoriadis: primera aproximación a la propuesta teórica de dos entidades activas y constructoras”, Revista Contribuciones a las Ciencias Sociales, (abril 2020). En línea:
https://www.eumed.net/rev/cccss/2020/04/vinculos-percepcion-imaginacion.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/cccss2004vinculos-percepcion-imaginacion

INTRODUCCIÓN

Es impresionante la enorme pluralidad de conocimiento con el que están marcadas las vías de las ciencias sociales y sobre todo de la psicología social. De vez en cuando, ciertos análisis sobre corrientes y teorías nos abren puertas hacia un camino hasta entonces desconocido para nuestro marco de comprensión. Ocasionalmente, la emergencia de intelectuales que generan rupturas con los paradigmas establecidos resulta refrescante, pues nos contacta con una nueva experiencia enriquecedora que multiplica y complementa el cuerpo teórico sobre el que trabajamos. Y precisamente, no es tan necesario que estos teóricos provengan de las nuevas modernidades para lanzarnos a la crítica o resignificación de posturas, ni tampoco es necesario que sus desarrollos sean considerados como grandes ejercicios revolucionarios en las ciencias, muchas veces, es suficiente con teorías clásicas o antiguas que nunca habían llegado a nuestras manos, con autores poco reconocidos desde nuestro contexto e incluso basta con que las preguntas a responder por dichos intelectuales sean básicas pero precisas para que la tesis analizada tenga un efecto transformador en nuestra comprensión del mundo.

Los no tan pocos personajes que, gracias a su carácter subversivo contra toda dicotomía absolutista o racionalismo, contrastan como motas negras sobre el lienzo blanco de los paradigmas científicos nos invitan a cuestionar y reinventar lo establecido de una manera ingeniosa. El pretexto que acompaña el desarrollo del presente surge precisamente gracias al contacto con Maurice Merleau-Ponty en Fenomenología de la Percepción y el modesto camino que he seguido dentro de la investigación durante estos años con el imaginario social de Castoriadis. Cuántas sorpresas podemos encontrarnos al momento de trabajar analíticamente a estos dos autores y que vínculos podemos establecer para tratar de integrar la riqueza y complejidad de dos de los intelectuales más destacados y reconocidos del siglo xx.

Este intento de comprensión y compenetración nos llevará a sintetizar sus conexiones y distancias, tratando de tejer un hilo teórico entre ambos con el objetivo de enriquecer el estudio de los imaginarios sociales. Por otra parte, podría este texto considerarse un primer paso al desarrollo o incluso la consolidación, en caso de que este eje temático ya haya sido expresado, de una meta teoría de las entidades psicológicas activas, por denominarla de alguna manera. En alusión al papel creador que a estas les confieren. Un claro ejemplo es precisamente la relación percepción-imaginación que plantea cada uno de los autores. En resumen, es necesario reconocer los esfuerzos de todos estos pensadores que atribuyen a los procesos psicológicos fundamentales un carácter vivo de creación de la realidad que bien podría introducirnos en una nueva especie de modelo digno de análisis y discusión.

MÉTODO

Para el caso del análisis merleaupontiano se requirió el apoyo de otros textos complementarios que abonan a las premias básicas de manera muy concreta siendo de gran utilidad en la condensación de su teoría. En el caso de Castoriadis encontraremos un análisis más extenso y nutrido debido a la experiencia que ya se ha tenido trabajando con este autor, se tomaron en consideración diversas obras del mismo y otros textos de terceros que apoyan nuestro análisis. Por lo tanto, se realizó un análisis documental de información bajo un enfoque interpretativo de índole cualitativa hermenéutica. Con el objetivo de generar una propuesta que integre ambas posturas desde su base teórica: la experiencia perceptiva en Merleau-Ponty y la imaginación radical como flujo en Cornelius Castoriadis, una invitación a repensar las líneas que se cruzan entre ellos y sus principales diferencias.
EXPERIENCIA PERCEPTIVA E IMAGINACIÓN RADICAL

Si imagino bien, tanto las ideas de Maurice Merleau-Ponty como las de Cornelius Castoriadis invitan desde una primera aproximación a la ruptura, se enmarcan muy bien dentro del escenario crítico ofreciéndonos la posibilidad de fracturar lo que, de alguna manera ya se ha estado quebrajando a lo largo del tiempo: el estandarte del pensamiento racional. Merleau-Ponty es considerado uno de los principales cuestionadores en la visión de las actividades psicológicas como procesos pasivos intercambiándola por la perspectiva de un proceso humano totalmente activo que construye la realidad. Dentro del pensamiento de Merleau-Ponty encontramos cierta influencia de la fenomenología de Husserl, principalmente dentro de la premisa “la consciencia es siempre consciencia de algo” que Merleau-Pony tratará de llevar hacia el terreno de la percepción o la experiencia perceptiva, mejor dicho. De igual manera, puede saborearse la influencia de Heidegger respecto el ser y el tiempo y finalmente, gran parte de su vida estuvo vinculada al existencialismo francés. Por lo que algunas de sus ideas pueden recordarnos esa relación mantenida tanto con Sartré como con Beauvoir, sin embargo, de este último vinculo se alejaría posteriormente tras el intercambio crítico entre su teoría y el existencialismo. Una de sus obras más significativa, fenomenología de la percepción fue elaborada durante sus estudios de doctorado en la Escuela Normal Superior de Chartres, Francia en 1945.

En Cornelius Castoriadis encontramos una fuerte influencia de la escuela crítica de Frankfurt, bajo los análisis del marxismo y el psicoanálisis encontramos una conjunción única que pretende dar cuenta de la construcción de la realidad y los significados sociales. Es considerado un defensor de la autonomía política y fundador del grupo Socialismo o barbarie junto a la revista del mismo nombre en el año 1940, dentro de la vida y obra del autor es posible identificar dos momentos; uno marcado por la vivencia de la dictadura fascista y greco-italiana, y otro marcado por el inicio de sus estudios en derecho, economía y filosofía. Existe en él ciertas influencias francesas gracias a su llegada en 1946, es este país donde se fundaría Socialismo o barbarie llegando a relacionarse con personajes como Edgar Morin o Henry Lefebvre. Posteriormente hacia 1964 se convertiría en miembro de la escuela freudiana de París fundada por Lacan con él cuál comenzaría a tener discrepancias sobre la teoría psicoanalítica. Para la obra de Castoriadis, la imaginación como actividad psicológica es una entidad de creación constante cuyo objetivo es precisamente la significación. Las sociedades constituyen un magma activo en constante cambio, pero no reconocido de consciente debido al peso del pensamiento ontológico heredado.

En Merleau-Ponty encontramos la experiencia perceptiva como trasfondo fundamental, mientras que en Castoriadis encontraremos la imaginación radical como flujo incesante de representaciones imaginarias, para ambos, estas instancias son aperturas al mundo.

Para iniciar con Merleau-Ponty antes debemos precisar su posición sobre el pensamiento científico, la crítica que realiza sobre los prejuicios clásicos como imposibilidad para el análisis de la percepción marcarán una línea que mantendrá durante toda su obra. Intenta demostrar que el análisis fenomenológico es la vía más acertada para la comprensión de la experiencia perceptiva y con ello, de la constitución de la realidad. Para él, el empirismo y el intelectualismo son modos de conocer cuyo fin es explicar sin adentrarse de lleno en la experiencia misma, sino estando fuera de la realidad vivida. La relación sujeto-objeto que establece el empirismo no cuadra con la perspectiva merleaupontiana de interacción dialéctica, en la cual el sujeto y el objeto se construyen y significan entre sí, donde esa experiencia vivida es el resultado que nos llevará a la construcción de una realidad significada, y no como se nos es presentado por el empirismo o el intelectualismo, una relación independiente donde el sujeto conoce algo que se encuentra dado y donde la conciencia es el punto de partida de toda forma de conocimiento del mundo (Merleau-Ponty, 1957 y Dasilva, 2010).

Esta deconstrucción de la consciencia como fundamento último del acceso será una tesis que sostenga hasta el final, en Merleau-Ponty nos encontramos seducidos por el cuestionamiento hacia las concepciones clásicas de comprensión. A partir de aquí empezará a sostener que la percepción no es el resultado de una asociación de sensaciones, ni una actividad supeditada a ciertas condiciones que la hagan posible (por ejemplo, condiciones fisiológicas) sino es una actividad inherente al ser humano que incluso existe antes del acto consciente de percibir: “Merleau-Ponty quiere partir de la percepción efectiva, anterior a un análisis intelectual, en la que el objeto sensible está unido a la significación, en la que aún no hemos diferenciado lo que es objeto de lo que es sentido; se trata de alcanzar la vida perceptiva. Esta percepción efectiva la entiende Merleau-Ponty de un modo físico, corporal, como una contigüidad con el objeto; de ahí que considere el análisis intelectual como un elemento ajeno a la percepción, como una elaboración posterior al fenómeno perceptivo y no como un elemento constitutivo del mismo” (Ramírez, Pérez, Martínez, Guerra y De la O, 2020).

Para Merleau-Ponty sólo se accede al mundo mediante la experiencia perceptiva y esta sólo se da en tanto el cuerpo. Este vendrá a ser otra de las columnas vertebrales de la tesis merleaupontiana, el cuerpo se nos presenta como nuestro único acceso al mundo y a la experiencia del mismo, manifestándose en tanto objeto en tanto sujeto. Contrario a lo que sugería el empirismo, el acceso al conocimiento se da mediante nuestros actos sensibles, nuestra disposición corporal en un espacio y situación específica y no simplemente a través de la consciencia o el análisis reflexivo. En síntesis, el cuerpo vive en el mundo y vive el mundo a través de la percepción, significa y construye su realidad. Esta visión fundamental del cuerpo nos introduce a un cuestionamiento sobre los marcos tradicionales del conocimiento y como este se construye, en Merleau-Ponty observaremos el intento por rescatar la experiencia pura en su máxima expresión; la experiencia del sentir, del ver, del existir (Ferrada-Sullivan, 2019).

La concepción del espacio en interacción con el cuerpo también se menciona en fenomenología de la percepción como complemento que nutre su teoría viajando desde la particularidad de las sensaciones hasta la apertura al mundo. En estos últimos apartados nos encontraremos un espacio-ambiente y no un espacio-lugar, cuando nos habla del espacio se nos describirá en términos de dimensión bajo la cual es posible la disposición de las cosas. Un espacio-fenómeno que únicamente existe en relación al sujeto que lo percibe, una concepción que choca con la idea tradicional del espacio como medio donde se albergan los objetos, en Merleau-Ponty son las cosas y los seres los que significan el espacio por lo que su comprensión dista mucho del análisis racional pues sólo puede comprenderse en su propia experiencia perceptiva. La relación que guarda el cuerpo, el espacio y el movimiento es la de la experiencia vivida (acto significante). Esto quiere decir que ni espacio ni movimiento pueden ser factores determinados: El cuerpo como eje principal de la reflexión sobre el espacio (…) el comportamiento del cuerpo es, ante todo, espacial (…) un modo particular de descubrir su subjetividad” (Ramírez, Pérez, Martínez, Guerra y De la O, 2020).

Finalmente, que es lo que trata de expresarnos Merleau-Ponty cuando habla del movimiento. Sin duda vuelve a cuestionar la concepción clásica del mismo para introducirnos en el movimiento como expresión de consciencia, es decir, como la realización de la significación. El pensamiento racional asume una clara diferencia entre movimiento y móvil y una relación indestructible entre trayectoria y movimiento, pero para nuestro fenomenólogo la diferencia movimiento-móvil no guarda relevancia alguna porque todo móvil tiene implícito ya al movimiento muy al estilo husserliano; todo movimiento es siempre movimiento de algo (Merleau-Ponty, 1957).

En términos generales Merleau-Ponty trabaja con este nuevo juego de conceptos bajo dos ideas principales: (1) el cuerpo (sujeto) es el único acceso que tenemos con el mundo mediante la experiencia perceptiva, (2) esta experiencia significa y construye nuestra realidad, (3) la relación sujeto-objeto es dialéctica y concomitante.

La concepción de Cornelius Castoriadis respecto a la imaginación tiene un tinte muy similar a lo que anteriormente hemos expuesto, sin embargo, cabe mencionar que ni Merleau-Ponty habla de imaginación de manera extensa como tampoco Castoriadis lo hará de la percepción. Cornelius Castoriadis es considerado uno de los filósofos más representativos de la imaginación, planteando una crítica hacia las concepciones tradicionales que envuelven a la acción humana dentro del marco del determinismo. Esta crítica analítica nos expone las vías alternas de la sociedad hacia la autonomía política: Castoriadis aborda una crítica a la ontología tradicional occidental tanto de la filosofía clásica como de la ciencia moderna. Un marco limitado que reduce al mundo, las cosas, los sujetos y la realidad dentro de una hiper-categoria: la determinación. Esta, marca los ejes de nuestras vidas como sociedad y constituye un gran problema pues lleva a negar al tiempo y en última instancia al cambio” (Campos, 2011, p. 249).

La idea es precisamente alejarnos de lo él denomina a lo largo de su obra un pensamiento ontológico heredado haciendo alusión a la carga ideológica tradicional que asume a las sociedades como productos y no como procesos, como entidades pasivas sin capacidad reflexiva que les permita transformar su realidad. En palabras de Cabrera y Estrada (2015), la noción de imaginario revoluciona la concepción de la sociedad y la dimensión histórico-social no ya como estructuras causales, cuantificables y divisibles sino como magma de significaciones. La ruptura que elabora Castoriadis respecto a esta visión es la autocrítica y la consciencia como mecanismos que nos acercan a reivindicar el papel activo y transformador que tienen las sociedades pues ellas significan y encarnan los significados en las instituciones dotándolas de poder para propagarlo. Es un proceso cíclico que nos sugiere una posibilidad para el cambio social basado en una verdadera democracia con autonomía. 

En Castoriadis la dimensión histórico-social tiene importancia en tanto se asume como una dimensión indisoluble junto al tiempo pues no existe sociedad sin historia siendo la historia la que a su vez surge a partir de la sociedad en un tiempo específico. Es Castoriadis quien menciona a lo histórico-social como lo colectivo anónimo, lo humano-impersonal que ciñe y particulariza toda sociedad.

Por una parte, se conforma de estructuras dadas, instituciones y obras materializadas y por el otro es lo que da estructura, instituye y materializa; es el espacio-tiempo en el cual situamos toda la realidad. La sociedad es despliegue histórico en el tiempo, lo histórico-social se asume como: “(…) posición de figuras y relación de esas figuras con ellas, entraña su propia temporalidad como creación; pero como creación también es temporalidad (…) lo histórico-social es flujo perpetuo de auto alteración y sólo puede ser en tanto se dé como figuras (…) mediante las cuales se hace visible” (Castoriadis, 2013 en Ramírez, 2018).

Hacer mención de la dimensión histórico-social es hacer mención del tiempo-espacio. El tiempo en Castoriadis es sin duda volver a cuestionar lo establecido porque el tiempo se plantea (1) como suceso natural perceptible en el cambio físico de los cuerpos y (2) este hecho natural significado en un estrato de orden. El tiempo castoridiano está totalmente vinculado a su concepción de espacio: “El tiempo es imagen-figura del no tiempo (…) es auto-alteración de lo que es, que sólo es en la medida de lo que está por ser (…) El tiempo es emergencia de figuras (…) como dimensión de lo imaginario radical es emergencia de figuras distintas (…) Es alteridad de figuras” (Castoriadis, 2013, p. 302, 303, 305, 309).

A manera de síntesis se nos expone que en el plano social el tiempo ha sido concebido como un orden estático y segmentado a modo de calendario; años, meses, días, horas, etc. En repetición circular infinita delimitándolo como una dimensión lineal que guía nuestra vida cotidiana. Pero para la teoría del imaginario social se manifiesta como alteridad ya que ni en su estrato más básico el tiempo es fijo, es decir, ningún ente-objeto escapa a la transformación del tiempo.  En el párrafo anterior la alteridad de figuras no es más que una referencia al dinamismo natural del mundo, la naturaleza y el ser en el plano social, Castoriadis plantea entonces que cada sociedad es una manera particular de hacer tiempo y significarlo, es una manera de darse existencia a sí misma. Por último, se pueden identificar tres aspectos del tiempo en el la teoría del imaginario social: (1) tiempo natural expresado de manera empírica, (2) tiempo como dimensión psicológica en referencia a experiencias vividas y (3) tiempo como entidad ontológica o transcendental que se manifiesta en la existencia. Extrayéndose de estas tres concepciones dos tipos de tiempo; el identitario que corresponde a la referencia orden-calendario y el imaginario que responde a la significación (Castoriadis, 2013).

Finalmente, definir que la sociedad es instituida significa que no ha sido producida naturalmente sino como resultado de la interacción humana que implica un sistema simbólico. Definir a la institución como imaginaria caracteriza un fenómeno del ser, es decir, todo significado y valor que orienta a una sociedad es también una invención, con esto se quiere decir que la significación social no es natural ni completamente racional (Ramírez, 2018).

Una de las últimas premisas importantes en su obra es precisamente la de imaginación radical, Castoriadis precisa en este punto que la psique tiene una característica fundamental como flujo incesante de representaciones, esta imaginación es radical en tanto es fuente inagotable de creación. Rompiendo la concepción clásica de imaginación como fantasía, engaño, señuelo e irrealidad. Esta idea será rescatada del mismo Freud para quien la psique tenia esta capacidad de creación en interpretación de los sueños, y que había sido mencionada incluso por Aristóteles, Kant, Heidegger y Sartré. En palabras de Franco (2015), está claro que en Castoriadis la imaginación radical constituye el eje central de su teoría: “La psique tiende a interrumpir este flujo de imaginación radical, debido a las demandas de socialización” es una especie de apertura a lo histórico-social (principio de placer-principio de realidad en Freud) que dará paso a la socialización de esa psique bajo el magma de significaciones sociales. Tanto para Freud como para Castoriadis el psiquismo humano es un contínuum de creación-representación siendo la génesis del mundo individual y social: “(…) nada puede ingresar a nosotros sin atravesar el sendero de lo psíquico, así como ningún elemento o sustancia puede entrar a una célula sin ser metabolizado. En el campo de lo social, ningún hecho puede ingresar por sí sólo sin cobrar antes un sentido, es un proceso indispensable de nuestra vida particular y colectiva” (Ungar, 2001).

Sin duda podemos entrever un interesante vínculo entre la imaginación radical como emanación de significaciones y la experiencia perceptiva. Ambas instancias emergen del interior del ser-sujeto y constituyen aperturas al mundo como cualidades inherentes que construyen la realidad. Pero qué otros hilos se pueden tejer entre las tesis de ambos y cuáles son las brechas que podrían o no cubrirse en un intento de integración teórica.

HACIA LA UNIFICACIÓN DE DOS CUALIDADES CREADORAS: IMAGINACIÓN-PERCEPCIÓN

Es imposible no pensar una relación entre dos concepciones críticas al marco tradicional que encarnan un proceso creador-significante a una actividad psicológica. Repensar a estos autores posibilita la articulación de un cuerpo teórico rico que puede ser utilizado para fundamentar una investigación encaminada a la comprensión de los significados. Una de las primeras conexiones que se establecen casi de inmediato tiene que ver con la visión anti reduccionista de ambos autores, por un lado, encontramos a un Merleau-Ponty cuestionarios del análisis racional empírico del pensamiento científico y por el otro a un Castoriadis que intenta revertir precisamente esta estela ideológica que se ha impregnado en lo social, ambos pensándolo desde el terreno ontológico y epistemológico si se quiere ver así. En ambos, coexisten la imaginación y la percepción como posibilidades de salida a estas dicotomías impuestas del pensamiento heredado. Quisiera pensar que la similitud parte del contexto y la influencia francesa que comparten, la visión radical del siglo que pretendía comprender las los mecanismos sociales que ayudarán a ordenar las problemáticas de ese entonces.

Partiendo esta similitud ideológica encontramos imposible no entrever la relación sujeto-objeto como una interacción completa, compleja y dialéctica que nutre a ambos. Reconocen que existe un apoyo natural del mundo imposible de conocer en sí mismo por lo que la idea de una verdad absoluta es transformada por la de una subjetividad creadora. Esta imposibilidad de conocer en sí es precisamente la que abre una nueva concepción de certeza del mundo, esto quiere decir que el conocer esta ineliminablemente supeditado a nuestra experiencia y el conocimiento construido es dependiente de nuestra significación. Sin embargo, dentro de esta primera premisa también encontramos nuestra primera discrepancia; mientras que en Merleau-Ponty la corporalidad, la experiencia perceptiva y la significación parecen surgir del ser-individuo sin introducirnos a la parte social-colectiva, para Castoriadis el ser-sujeto como individuo no llega a dar cuenta de los procesos sociales por lo que existe sólo como referencia. La relación sujeto-sociedad es tal vez una diferencia que pudo haber sido desarrollada por Merleau-Ponty si hubiese continuado escribiendo y que no se menciona dentro de sus obras. Esto abre una vía de desarrollo teórico importante para la integración de ambos pero que no desarrollaremos en estos momentos.

Otra premisa en común es la definición que nos ofrecen respecto al tiempo y al espacio, ambos se sitúan desde el terreno de la subjetividad y la experiencia. En ellos el tiempo se vive y se significa, más bien al tiempo se le otorga existencia porque en sí mismo no puede ser más que un apoyo natural. Para Merleau-Ponty será el sujeto quien mediante su corporalidad viva y experimente el espacio dotándolo de contexto (situación) y simbolismos, mientras que para Castoriadis el tiempo se instituye gracias a la sociedad diferenciándose unas de otras por sus concepciones sobre el orden del tiempo (diferentes tipos de calendarios o rituales sociales, por ejemplo). Si bien esta escrita de nuevo esta pequeña diferencia entre lo individual-colectivo, observamos en mayor medida la similitud a la hora de concebir la subjetividad del tiempo y con ella la del espacio. En términos de espacio ambos autores juegan con la idea clásica de espacio-lugar, si bien Merleau-Ponty lo realiza de mejor manera al plantearnos un espacio-fenómeno que no existe antes del sujeto que lo percibe, el desarrollo de Castoriadis no se queda atrás con su espacio-alteración en el que percibimos un despliegue social, de hechos sociales significados a través del tiempo que sólo pueden estar dispuestos en un espacio-no físico que fijará una realidad. Es similar a lo que Merleau-Ponty denomina espacio no como topos sino como medio por el cual se puede dar la disposición de las cosas, en este caso la identidad de la sociedad.

Esta distinción del ser individuo-ser social se encontrará como brecha principal a la hora de intentar integrar sus pensamientos y si bien hemos identificado que no nos genera conflictos teóricos importantes es necesario enriquecer las similitudes para difuminar lo mejor posible esta diferencia. En relación a los aspectos que toma la sociedad en Castoriadis como instituyente-instituida y los aspectos merleaupontianos de ser-sujeto y ser-objeto encontramos la última concordancia de nuestro análisis. Para ambos existe un doble carácter al hablar de sociedad y sujeto en el sentido en el que ambas instancias cobran uno y otro aspecto indistintamente y de hecho al mismo tiempo. En Merleau-Ponty tanto un sujeto puede ser el que experimenta y vive la interacción con un objeto como un sujeto puede desplazarse a ser objeto y ser experimentado por un otro como tal. En Castoriadis la sociedad vive ese mismo proceso en tanto es ella la creadora de las significaciones (es instituyente), es decir sujeto en un término merleaupontiano, como se transforma en reproductora de las mismas significaciones (es instituida) dentro de un proceso cíclico en el que se va asumiendo uno y otro papel invisiblemente.

CONSIDERACIONES FINALES

Este recorrido intelectual ha sido bastante enriquecedor considerando que constituye una primera aproximación a la integración de estos dos grandes autores. Queda mucho esfuerzo intelectual por hacer para terminar una integración decente que pueda comentar a aplicarse en el corpus argumentativo de investigaciones. Como poder adentrarnos en la teoría fenomenológica de la percepción para esquematizar un marco metodológico que la acompañe, este es sin duda un punto importantísimo que queda en la mesa de discusión.

Del lado del imaginario social identificamos ya varias técnicas metodológicas que han sido utilizadas en muchas investigaciones; el análisis del discurso, la categorización por codificación, el análisis del contenido, entre otros. Que tan posible sería introducir como complemento a estas metodologías el análisis de imágenes en un intento de descubrir aspectos de la experiencia perceptiva. Sin duda valdría la pena indagar más a fondo en las posibilidades que puede ofrecernos Merleau-Ponty en relación al imaginario social y el estudio de las significaciones.

Esta integración es un trabajo que al menos dentro del somero análisis de búsqueda no encontré como propuesta teórica en ningún artículo publicado. Sobre todo, los que conciernen a actividad de campo dentro de las ciencias sociales. Si bien existen trabajos fundamentados en el imaginario social no así en la fenomenología merleaupontiana.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Ramírez, A; Pérez, F; Martínez, F; Guerra, L. y De la O, Y. (2020). Síntesis “fenomenología de la percepción de Merleau-Ponty”. Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa.
Campos, J. (2011). Lo imaginario: un posible acercamiento entre Bachelard y Castoriadis [versión electrónica]. Revista de filosofía y lingüística. No. 37, (1), pp. 247-255.
Castoriadis, C. (2013). La institución imaginaria de la sociedad. México: Tusquets
Castoriadis, C. (2005). Los dominios del hombre: las encrucijadas del laberinto. España: Gedisha.
Dasilva, F. (2010). El pensamiento de Merleau-Ponty: la importancia de la percepción. Universidad del Salvador. Facultad de Ciencias Sociales. No. 3, (6).
Ferrada-Sullivan, J. (2019). Sobre la noción de cuerpo en Maurice Merleau-Ponty. Revista Cinta de Moebio, 65: 159-166.
Franco, Y. (2015). Glosario. Buenos Aires, Argentina: Magma: sitio sobre la obra psicoanalítica, filosófica y política de Cornelius Castoriadis. http://www.mgma.net.com.ar/
Merleau-Ponty, M. (1957). Fenomenología de la percepción [versión electrónica]. México: Fondo de Cultura Económica.
Wikipedia (10 de marzo del 2020). Merleau-Ponty.  https://es.wikipedia.org/wiki/Maurice_Merleau-Ponty


*Universidad Nacional Autónoma de México Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa arelyvcortes@gmail.com


Publicado: 08/04/2020

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