Revista: CCCSS Contribuciones a las Ciencias Sociales
ISSN: 1988-7833


LOS CICLOS DE LOS REGÍMENES DE ACUMULACIÓN

Autores e infomación del artículo

Nildo Viana*

Universidad de Brasilia, Brasil

nildoviana@ymail.com

Resumen: En este artículo se aborda la cuestión de la historicidad de los regímenes de acumulación, trabajando la idea de ciclos. Los ciclos de los regímenes de acumulación son fundamentales para comprender la dinámica del desarrollo capitalista. Desde el método dialéctico y el materialismo histórico tiene por objeto analizar los procesos de emergencia y de muerte de los regímenes de acumulación a través de los ciclos del constitución, consolidación y disolución. El ejemplo del régimen de acumulación conjugado muestra cómo este proceso se desarrolla concretamente.
Palabras clave: Regímenes de acumulación, ciclos, capitalismo, régimen de acumulación conjugado, régimen de acumulación integral, constitución, consolidación, disolución.

Abstract: This article addresses the question of the historicity of the regimes of accumulation, working the idea of cycles. The cycles of regimes of accumulation are fundamental to understand the dynamics of capitalist development. From the dialectical method and historical materialism seeks to analyze the emergence and death processes of regimes of accumulation through the cycles of constitution, consolidation and dissolution. The example of the conjugate regime of accumulation shows how this process develops concretely.
Keywords: Regimes of Accumulation, cycles, capitalism, conjugate regime of accumulation, integral regime of accumulation, constitution, consolidation, dissolution.



Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato:

Nildo Viana (2016): “Los ciclos de los regímenes de acumulación”, Revista Contribuciones a las Ciencias Sociales, (enero-marzo 2016). En línea: http://www.eumed.net/rev/cccss/2016/01/ciclos.html


Uno de los elementos clave de la dialéctica materialista es la categoría de la historicidad. De acuerdo con el método dialéctico, se puede decir que todo es histórico. Esta idea, al parecer, fue desarrollada por primera vez, por Heráclito. Marx no sólo desarrolló una nueva concepción de la dialéctica, más allá de los intentos anteriores (Heráclito a Hegel), sino que también contribuyó al desarrollo de las ideas de historicidad y especificidad histórica1 . También analizó el desarrollo histórico de la humanidad desde esta concepción, más tarde conocida como materialismo histórico2 . La deformación del marxismo y la proliferación de ideologías burguesas opacaron la percepción de la historicidad del capitalismo.
La teoría de los regímenes de acumulación surge con la finalidad de explicar el desarrollo capitalista, que permite recuperar un aspecto fundamental del materialismo histórico-dialéctico que había sido eclipsado por el predominio de un conjunto de ideologías, incluyendo algunas declaradas “marxistas”. La historicidad del capitalismo se revela a través de una sucesión de regímenes de acumulación. Pero, contrariamente a lo que pudiera pensarse, esto no es un proceso ad infinitum. Cada nuevo régimen de acumulación, mayor será dificultad de la reproducción capitalista. La historicidad del capitalismo se revela no sólo en la sucesión de regímenes de acumulación, sino también en su finitud. La ideología burguesa, de Hegel (1980) y Comte (1976), a la postestructuralista (ideológicamente llamado “posmoderna”) y neoliberal, como Francis Fukuyama (1992), declara el fin de la historia. Este compromiso ideológico con la tranquilidad desde una inmutabilidad histórica siempre se sustituye por la desesperación provocada por la dura realidad de las crisis, rebeliones e intento de revolución.
Ante esta situación, es muy importante entender la historia de regímenes de acumulación. Los regímenes de acumulación no son estáticos, y suponen ciertas concepciones ideológicas. Los regímenes de acumulación surgen, se desarrollan y se perecen. En sus momentos de crisis, los regímenes de acumulación se superan, sustituido por otro, o de lo contrario, posibilidad siempre existente, se convierten en una crisis del capitalismo y generan revoluciones, la cual, si victoriosas, marcan el fin del capitalismo y el establecimiento de un nueva sociedad.
La concepción dialéctica de la historia, a diferencia de la concepción metafísica (incluyendo pseudomarxista) no postula, sin embargo, un movimiento perpetuo y sin fin de las cosas (Viana, 2007). Los procesos históricos están marcados por continuidades y discontinuidades. Algunos fenómenos son más duraderas, otros menos. Algunos se convierten por completo, otros sólo parcialmente o formalmente. El universo, por ejemplo, es infinito. La durabilidad de los seres es muy variable. Por lo tanto, hay que entender que en algunos casos específicos, hay permanencia y cambio. El capitalismo, en su esencia permanece, pero cambia formalmente y este proceso va a terminar con la superación. Esta mutación formal se caracteriza por la sucesión de regímenes de acumulación.
Los regímenes de acumulación también tienen historicidad. Y la comprensión de su historicidad, en el nivel más abstracto, se refiere a la idea de ciclos. Los ciclos de los regímenes de acumulación muestran su historicidad. La durabilidad de cada ciclo es variable, de acuerdo con el régimen de acumulación y las luchas de clases. La duración de un régimen de acumulación es variable. Algunos regímenes duran más que otros, dependiendo de una serie de determinaciones. El régimen de acumulación bélico, o “el capitalismo de la guerra” (conocido eufemísticamente como la economía de guerra), que se le ocurrió la subida nazifascista, fue de corta duración (alrededor de una década, en algunos países, en otros menos), y el régimen de acumulación extensivo duró mucho más tiempo (casi un siglo, el caso Inglés).
De acuerdo con la concepción dialéctica, la historia es siempre la historicidad de un ser. El término “ser” que aquí hay una categoría de pensamiento dialéctico que engloba la esencia (contenido) y la existencia (forma). El ser es concreto, algo realmente existente y visto en su existencia, pero también en su esencia, revelando la unidad de ambos. La historicidad es la forma como un ser se desarrolla. Es decir, como el cambio y, en algunos casos, desaparece. La historicidad de cada ser es específica. Por lo tanto, la historicidad del capitalismo es diferente de la historicidad del modo de producción despótico o del feudalismo. Las “sociedades sin historia” son solamente  sociedades con diferentes historicidades, más lentas y con una mayor durabilidad.
Los regímenes de acumulación tienen una esencia. Esto es lo que permite los conceptualizar. Y también tiene una existencia concreta que revelan los cambios dentro de esta permanencia. La esencia de un régimen de acumulación se revela en una determinada forma cristalizada de la lucha de clases, en la que el proceso de valoración, la forma del estado y la exploración internacional son relativamente estables. La sucesión de regímenes de acumulación es la secuencia de los cambios en el proceso de valoración (de producción de plusvalía, la esencia del capitalismo que cambia sólo en su forma): extensividad, el taylorismo, fordismo, toyotismo. Del mismo modo es la sucesión de formas estatales: liberal, liberal-democrático, integracionista (“bienestar”), neoliberal. También es una sucesión de formas de explotación internacional: el neocolonialismo, el imperialismo financiero, el imperialismo transnacional, híper-imperialismo3 . La forma cristalizada de la lucha de clases, que caracteriza un régimen de acumulación, no es estática, ya que la lucha de clases a pesar de que se estabilizó (por ejemplo, en la época contemporánea, cuando el capital puede imponer el neoliberalismo, toyotismo y la híper-imperialismo, pero de ninguna manera deja de existir la resistencia y procesos de adaptación debido a la lucha de los trabajadores), sigue siendo lucha, y que crea cambios en el interior del régimen de acumulación.
Es a partir de estas precisiones iniciales que podemos analizar los ciclos de los regímenes de acumulación. Los ciclos, en su nivel más general, son tres: constitución, consolidación y disolución. Cada régimen de acumulación se somete a un proceso de constitución que comienza en el final del ciclo de consolidación a agotarse y este se sustituye por el ciclo de disolución. Cada uno de estos ciclos es permeados por otros, lo que complica el proceso de análisis y el proceso histórico.
El ciclo de constitución es uno en el que ocurre la formación, la expansión y ascensión de un régimen de acumulación. Un régimen de acumulación comienza a formarse en el anterior régimen de acumulación, desarrollando algunos de sus aspectos y fuerzas motrices (ideologías, grupos, intereses, etc.). Esto suele ocurre en tiempos de crisis del régimen de acumulación anterior. Este proceso, una vez completado, es decir, desarrolló los elementos básicos del régimen de acumulación, no es el período de aumento cuando se está ganando más definición y profundidad, llegando a ser predominante. La siguiente fase es la expansión, que es cuando el régimen de acumulación se expande, tanto en el espacio (agrupando nuevos países, por ejemplo) como el conjunto de relaciones sociales (impondo las determinaciones de los regímenes de acumulación en las formas sociales o "superestructura", etc.). Es posible, en casos específicos, la expansión y el aumento ocurriendo simultáneamente.
El ciclo de consolidación es uno en el que ocurre el fortalecimiento y la estabilización. Un régimen de acumulación puede después de su formación se hace lo suficientemente fuerte para asegurar su supremacía global en la sociedad. Después de eso, entra en un período de estabilidad en que reina absoluto y sin mayor oposición. El fortalecimiento y estabilización pueden ocurrir simultáneamente. La estabilidad de un régimen de acumulación es temporal, por más que en los discursos ideológicos, representaciones cotidianas, etc., aparece como permanente y eterna. Es por eso que el próximo ciclo es la disolución.
El ciclo de la disolución se caracteriza por el debilitamiento, la desestabilización, la crisis inicial, reconfiguración parcial y crisis final. Puede haber solamente debilitamiento, desestabilización y crisis final, ya que esto depende de varias determinaciones. De todos modos, este es el ciclo con mayor complejidad y su dinámica, como los demás, no es lineal, ya que depende de la lucha de clases y de múltiples determinaciones, lo que aumenta la complejidad, ya que incluye una amplia gama de procesos sociales, condiciones locales, etc. El ciclo de debilitamiento se produce cuando la fuerza del régimen de acumulación comienza a desvanecerse, las ideologías dominantes comienzan a encontrar críticas (cada vez más fuertes y más constantes), el movimiento de oposición comienza a ganar fuerza, etc. El ciclo de desestabilización es una en la que la estabilidad (financiera, política, etc.) comienza a disminuir con el aumento de la insatisfacción de la población. La crisis inicial es cuando el régimen de acumulación encuentra una dificultad radical de reproducción. La reconfiguración parcial es cuando se puede superar esta crisis inicial y hacer los cambios dentro del régimen de acumulación para asegurar su continuidad. La crisis final es cuando la dificultad radical vuelta con más fuerza y ​​se realiza la pasaje a un nuevo régimen de acumulación.
El ciclo de la disolución puede comenzar con una crisis inicial repentina e inesperada, el régimen de acumulación puede realizar una reconfiguración parcial y luego ocurre otra crisis, y este proceso puede repetirse antes de una crisis final. Este proceso y su desarrollo dependen de la lucha de clases, su determinación fundamental, y también otros procesos sociales vinculados a la dinámica de la acumulación capitalista y sus condiciones reproductivas.
Podemos tratar de reconstruir este proceso a través del ejemplo de régimen de acumulación conjugado. La aparición de este se produce en 1945 y termina aproximadamente en 1980 (VIANA, 2009; VIANA, 2015). Por supuesto tales fechas no son fijas y mucho menos precisas. Hay varias diferencias entre los países, y en algunos, el régimen de acumulación se forma primero y sólo después de que se ha establecido en otros países. Un régimen de acumulación sólo gana una fuerza totalizadora, mundial, después de mucho tiempo de haber surgido en algunos países del bloque imperialista. La ilusión cronológica es bastante común, pero debe ser evitada. Mostrar una fecha no significa para ser exactos, que se produjo en todas partes en el mismo período, etc. y, especialmente, de que algo ha nacido listo. Es un proceso de constitución y por lo tanto es mucho más complejo de lo que parece a primera vista.
Dicho esto, podemos proceder con el análisis del régimen de acumulación conjugado. Su ciclo de constitución comienza antes de 1945 en el capitalismo oligopolista. La crisis inicial de régimen intensivo de acumulación se produjo a finales de la década de 1910, con los intentos de revoluciones proletarias en Rusia, Alemania, Hungría, Italia y luchas clases radicalizadas en diferentes países. La derrota de la revolución proletaria fue seguida por una reconfiguración parcial del régimen de acumulación intensivo, que, sin embargo, ya contenía los gérmenes de régimen de acumulación conjugado. Sin embargo, la situación del capitalismo oligopolista estuvo marcada por la pobreza, dificultades financieras, tendencia de la nueva ola de revoluciones proletarias, etc. Es en este contexto que surgen algunos elementos que después se convertirán en las características del futuro régimen de acumulación.
La reconfiguración de cualquier régimen de acumulación se inicia por la acción del Estado, porque éste es el aparato del capital que no sólo tiene el poder de intervención financiera, represión, influencia ideológica, etc., como es la forma colectiva y consciente de la reacción de la clase burguesa. El liberalismo-democrático comienza a perder terreno en varios frentes desde la crisis inicial. Tendencias estatistas se fortalecieron (socialdemocracia, bolchevismo, fascismo, nazismo, etc.) y Keynes escribe su obra en 1936 (KEYNES, 1996) 4. La crisis de 1929 y la ascensión del nazifascismo permitieron el proceso de ir más lejos, lo que genera un elemento que se va a desarrollar en el próximo régimen de acumulación, el intervencionismo estatal. Para algunos países, como Alemania e Italia, eso significó la crisis final del régimen de acumulación intensivo. El ejemplo del capitalismo de Estado ruso (el llamado “socialismo real”), no afectado directamente por la crisis del régimen de acumulación intensivo, fue otro elemento que señaló a un mayor intervencionismo estatal.
Por otra parte, el liberalismo-democrático no se derrumbó sólo gracias a la existencia de un movimiento de oposición, sino por las dificultades encontradas en el proceso de valoración. Taylorismo como un elemento clave para aumentar la extracción de plusvalía relativa, no fue suficiente para garantizar altas tasas de explotación. El desarrollo tecnológico y la resistencia obrera siempre poner en cuestión el proceso de valoración, el primero requiere una mayor productividad y mayor extracción de valor, y el otro es un obstáculo para que esto se materialice, pues a través de su resistencia no sólo puede obstaculizar el aumento de la tasa de explotación, ya que puede requerir y conquistar, en un contexto particular, su disminución. El aparato estatal (a través de la represión y otras acciones) interfiere en este proceso, pero no puede resolver lo que sólo puede ser resuelto dentro del modo de producción capitalista, es decir, dentro del proceso de producción. El fordismo también emerge como la forma predominante de organización del trabajo y de la extracción de la plusvalía. Por último, la exploración internacional fue otro punto clave y la división del mundo no era el más apropiada para todos los países y no era suficiente sólo un intervencionismo estatal interno, fue necesario aumentar el poder del aparato estatal nacional en los otros países. En este contexto, la reformulación del imperialismo se convierte en una necesidad, más urgente en algunos países, y la guerra apareció con la forma de llevar a cabo este proceso.
En este momento, nuevos conceptos e ideologías surgen y/o ganan impulso, como el fascismo, nazismo, socialdemocracia, keynesianismo bien como las ideas del Henry Ford y diversas otras manifestaciones culturales e ideológicas. Este cambio cultural se refirió a la percepción del impase sin salida del régimen de acumulación intensivo y la necesidad de cambios para superarla y bajo diferentes formas, apuntaban a un mayor intervencionismo estatal, la necesidad de una reconfiguración de las relaciones internacionales y de la extracción de plusvalía. Por lo tanto, diferentes respuestas han surgidas y algunas fueron rescatadas y ampliamente utilizadas en el ciclo de constitución del régimen de acumulación conjugado. Por lo tanto, el ciclo de constitución tiene antecedentes que el recupera, asimila y coloca dentro de una nueva totalidad, que es el nuevo régimen de acumulación.
El ciclo de constitución en su fase de formación concluye con el predominio del nuevo régimen de acumulación, lo que, en este caso, se llevó a cabo a partir de 1945. Es durante este tiempo que comienza su ciclo de ascensión, cuya duración varía según el país. En los Estados Unidos fue más inmediata, en Europa occidental, debido a la reconstrucción de la posguerra llevó más tiempo. El ciclo de expansión y ascensión se produce al mismo tiempo y se prolongará hasta mediados de la década de 1950 (con sus diferencias nacionales).
En este contexto, se abrió el camino para el ciclo de consolidación después de 1955, aproximadamente (que se produjo antes en los Estados Unidos). Su estabilización y fortalecimiento se produce a mediados de 1960, aproximadamente, dependiendo del país. Esta fue la época de las ideologías apologéticas de la “sociedad de consumo”, “la integración de la clase obrera en el capitalismo”, “estado de bienestar”. La terminología elegida no es aleatoria. De hecho, las políticas estatales estructurales se han implementado, así como el aumento de los salarios reales (a expensas de un aumento de la productividad a través de fordismo y la exploración internacional a través del capital oligopolista transnacional), el aumento del consumo (con el fortalecimiento del sistema de crédito), llevaron a una estabilidad política y financiera que engañosamente creó una “sociedad sin oposición.” 5
A partir de 1965 este proceso ya ha comenzado a declinar, causando que el ciclo de la disolución, a partir de un debilitamiento, notable por la caída de la tasa de ganancia (HARVEY, 1992) y que pronto se promueve la desestabilización, con la aparición de diversas formas de contestación y lucha (VIANA, 2009). La crisis inicial explotó en los últimos años de la década de 1960, con el ascenso de los trabajadores y de las luchas estudiantiles, y el año 1968 (emblemática causa de la rebelión estudiantil en París y la radicalización en Italia y Alemania, así como la lucha obrera en estos y otros países).
Sin embargo, la derrota de mayo 1968 significó la superación de la crisis inicial y el comienzo de la reconfiguración parcial de régimen de acumulación conjugado. Esta reconfiguración parcial, que tenía en la llamada Comisión Trilateral su gran mentora intelectual, proponiendo un aparato estatal más represivo, el aumento de la exploración internacional, etc. (Viana, 2009). Estos elementos son un intento de volver a reconfigurar el régimen de acumulación conjugado y ha anunciado elementos del futuro régimen de acumulación, el integral. La propuesta de un aparato estatal más represivo, así como cambios en los intentos de la organización del trabajo (proceso de valorización) y el aumento de la explotación del capitalismo subordinado6 , son elementos que estarán presentes en el futuro régimen de acumulación. Es en la década de 1970 que ganan fuerza las ideologías que se han denominada “post-modernas” (post-estructuralistas en las ciencias humanas y post-vanguardista en las artes), proporcionando una contrarrevolución cultural preventiva (Viana, 2009) y, al mismo tiempo, anunciando la nueva hegemonía cultural en el capitalismo neoliberal. Sin embargo, esta reconfiguración parcial no fue suficiente para mantener el régimen de acumulación y nuevas luchas sociales, como la Revolución de los Claveles en Portugal en 1974, la Revolución de Polonia en 1980, la crisis del petróleo también en 1974, se hinchaba conflictos y dificultades hasta que la solución fue un retorno al liberalismo bajo nueva forma, manteniendo los elementos propuestos en la década de 1970 y añadiendo otros nuevos. En ese sentido, la década de 1970 se marcaron mediante la reconfiguración parcial del régimen de acumulación conjugado y, al mismo tiempo, al comienzo del ciclo de formación del régimen de acumulación integral. A finales de 1970, la situación era insoportable y fue en 1979 que fue elegido el primer gobierno neoliberal, Margaret Thatcher y el segundo en 1980, Ronald Reagan, iniciando el ciclo de la expansión del régimen de acumulación integral.
En resumen, este fue uno de los procesos que demuestran la dinámica de los ciclos de los regímenes de acumulación. Sin duda, podría ser más interesante para analizar este proceso en régimen de acumulación integral. Sin embargo, este régimen de acumulación es la actualmente existente, por lo que es más difícil de analizar sus ciclos. De todos modos, se puede identificar su ciclo de constitución (de formación: 1970 a 1980, el ascensión y la expansión: 1980-1990), su ciclo de consolidación: (fortalecimiento y estabilización: 1990-1999) y el ciclo de disolución (debilitamiento: 2000-2008; desestabilización: 2008 hasta hoy). Esto significa que el régimen de acumulación integral se encuentra en proceso de decadencia y este momento histórico se cría un impase que es decidir lo que viene después. Muchos se aferran e intentan por todas las formas mantener el régimen de acumulación actual y las políticas de austeridad son ejemplos cristalinos de este proceso. Sin embargo, esto crea nuevas contradicciones. El fin del régimen de acumulación integral ha comenzado, la pregunta es cuándo y cómo va a terminar. En estos momentos históricos, el fascismo y la guerra son posibilidades (el régimen de acumulación bélico) y la transformación social hacia la emancipación humana (autogestión social). Existen otras posibilidades, pero son pocos probables.
La comprensión de la historia y las tendencias son fundamentales para entender la sociedad e intervenir en ella y para elegir un lado y la tendencia que queremos fortalecer. Por lo tanto, la comprensión de los ciclos de los regímenes de acumulación es crucial tanto en el ámbito teórico como en lo político. La percepción de la historicidad de los regímenes de acumulación es difícil para los seres humanos involucrados con la su época, con dificultades de superar las limitaciones de las amarras de la contemporaneidad (Viana, 2014). Esto hace que sea aún más importante.

Referencias

COMTE, Augusto (1976): Discurso sobre o Espírito Positivo. Porto Alegre: Globo.

FUKUYAMA, Francis. (1992): O Fim da História e o Último Homem. Rio de Janeiro: Rocco.

HARVEY, David. (1992): Condição Pós-Moderna. São Paulo: Edições Loyola.

HEGEL, G. F. (1980): Introdução à História da Filosofia. 4ª edição, Coimbra, Armênio Amado.

KEYNES, John Maynard (1996): A Teoria Geral do Emprego, do Juro e da Moeda. São Paulo: Nova Cultural.

KORSCH, Karl. (1983): Karl Marx. Barcelona: Ariel.

KOTHE, Flávio. (1976): Para Ler Benjamin. Rio de Janeiro, Francisco Alves.

MARCUSE, Herbert. (1982): A Ideologia da Sociedade Industrial. O Homem Unidimensional. 6ª edición, Rio de Janeiro: Zahar.

MARX, Karl (1983): Contribuição à Crítica da Economia Política. 2a edición, São Paulo: Martins Fontes.

MARX, Karl. (1985): A Miséria da Filosofia. 2ª edición, São Paulo: Global.

MARX, Karl. (1988): O Capital. 3ª edición, Vol. 01, São Paulo: Nova Cultural.

VIANA, Nildo. (2007): A Consciência da História. 2ª edición, Rio de Janeiro, Achiamé.

VIANA, Nildo. (2015): Estado, Democracia e Cidadania. A Dinâmica da Política Institucional no Capitalismo. 2ª edición, Rio de Janeiro: Rizoma.

VIANA, Nildo. (2013): Karl Korsch e a Concepção Materialista da História. São Paulo: Scortecci.

VIANA, Nildo. (2009): O Capitalismo na Era da Acumulação Integral. São Paulo: Ideias e Letras.

VIANA, Nildo. (2014): Os Efeitos do Contemporâneo. Revista Despierta. Vol. 01, num. 01, jul.-dez. de 2014. Disponível em: http://redelp.net/revistas/index.php/rde/article/view/2nviana1/163 Acessado em: 10/12/2014.

* Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la UFG - Universidad Federal de Goiás, y doctor en Sociología en la la UnB - Universidad de Brasilia. Email: nildoviana@ymail.com
1 Marx no utilizó esos términos, pero desarrollado el referente que significaban. La idea de la historicidad está presente en todo el pensamiento de Marx, y la idea de la especificidad histórica, recuperada por Karl Korsch (1983), que no sólo explica sino que también dio la debida importancia a utilizar el término “principio de la especificidad histórica” (Viana, 2014).

2 Marx en uso Estós términos, Pero en Cuanto developed a usted que significativos llevados. La idea de la historicidad está presente en Todo el pensamiento de Marx, y la idea de la especificidad histórica, recuperada por Karl Korsch (1983), que en Solo explica campana también dio la Debida importancia de utilizar el final “principio de la especificidad histórica “(Viana 2014).

3 Obviamente, estos procesos no significan que hay una abolición inmediata de la forma anterior, ni que dejen de existir por completo. Aquellos que manifiestan estas formas es un predominio porque en ciertos sectores de la sociedad pueden seguir existiendo las formas de organización del trabajo (procesos de valoración) y la explotación internacional que prevalecían antes. Del mismo modo, hay que entender que el desarrollo capitalista es asincrónico, por lo que no se produce en el mismo período en todos los países, o de la misma manera (basta mencionar que derivado de la exploración internacional y de la división internacional del trabajo, hay diferentes bloques de países.).

4 Las ideologías burguesas tienen algunos elementos comunes, pero tienen varias diferencias. Uno de los elementos que caracterizan a estas diferencias son las oposiciones entre algunos de ellos en relación con diversos aspectos de la realidad: el estatismo/liberalismo; racionalismo/empirismo; holismo/individualismo; objetivismo/subjetivismo; materialismo/idealismo, entre muchos otros ejemplos. También hay ideologías híbridas que elementos de sus posiciones de mezcla. También hay una tendencia a la homogeneización de posición (estatismo/racionalismo/holismo/objetivismo y el liberalismo/empirismo/individualismo/subjetivismo) y las tendencias también híbridas y ambiguas. El caso político, las tendencias estatistas son variadas y adoptan diferentes formas. La única forma de pensar que escapa totalmente estas oposiciones es el marxismo, ya que expresa la negación del capitalismo y por tanto de sus ideologías. Obviamente, esto ni siempre ocurre, precisamente, porque más allá de las deformaciones del marxismo, los marxistas nacen en la sociedad capitalista y comienzan a reflejar en el interior, con influencias de sus ideologías, y una parte del marxismo puede superar tales influencias cuando alcanza mayor profundidad y autonomía intelectual.

5 Es en este momento que Marcuse lanza su libro “El hombre unidimensional” (Marcuse, 1982), que aborda el pensamiento unidimensional y la falta de una oposición. Sin duda, es sólo uno entre muchos otros que, de diferentes maneras, dicen lo mismo. Una de las diferencias es que Marcuse vio negativamente y positivamente en los demás. Esto sirve para advertirnos de que durante el ciclo de consolidación, con la estabilidad financiera y política, la hegemonía burguesa bajo adecuada al régimen de acumulación (como en este caso, el integracionismo) reina suprema. Para el actual régimen completo de la acumulación, que ocurrió en la década de 1990 y por lo que él acuñó el término “pensamiento único” y Fukuyama fue uno de sus ideólogos.

6 Expresión que eran dictaduras en América Latina, como en Brasil, así como la experiencia de Chile, en el que la represión se combinó con la privatización, los elementos que se tomarán en régimen completo de la acumulación.


Recibido: 01/02/2016 Aceptado: 4/02/2016 Publicado: Febrero de 2016

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