Copérnico Fernando Pereyra Centella
Universidad Veracruzana, México
cfpc73@yahoo.com.mxResumen
  En este  artículo se describe la importancia de trabajar en la democratización del aula  universitaria con el propósito de consolidar un desarrollo socialmente  responsable. También se menciona el papel fundamental que tiene la política y  la educación para aprender a vivir con la diferencia, aprender a deliberar en  la pluralidad y tomar decisiones en la   diversidad de opiniones. Al mismo tiempo, se enfatiza la necesidad de  implementar a nivel nacional un sistema educativo liberal con un enfoque  igualitario y democrático que coadyuve a consolidar un desarrollo socialmente  responsable. Finalmente, este artículo plantea y describe siete acciones para  lograr la democratización del aula.  
  Palabras  clave:  democratización del aula, desarrollo socialmente responsable, valores  democráticos, política, educación. 
  DEMOCRATIZATION OF THE UNIVERSITY CLASSROOM FOR A SOCIALLY RESPONSIBLE  DEVELOPMENT 
  Abstract 
  In this article the importance of working on the  democratization of the university classroom in order to consolidate a socially  responsible development is described. It is also mentioned the fundamental role  that education and politics has to learn to live with difference, learn to  deliberate in plurality and make decisions in the diversity of opinions. At the  same time, the need to implement a nationwide liberal education system with  equal and democratic approach that contributes to consolidate a socially  responsible development is emphasized. Finally, this article proposes and  describes seven actions to achieve the democratization of the classroom. 
  Keywords:  democratization of the classroom, socially responsible development, democratic  values, politics, education.
Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato: 
Copérnico Fernando Pereyra Centella (2016): “Democratización del aula universitaria para lograr un desarrollo socialmente responsable”, Revista Contribuciones a las Ciencias Sociales, (enero-marzo 2016). En línea: http://www.eumed.net/rev/cccss/2016/01/aula.html
Introducción 
Muchas son las problemáticas sociales a las cuales nos enfrentamos todos los días en nuestro país. Sin embargo, considero que hay una que requiere particular atención dado los cambios sociales que se están presentando no sólo en México, sino en el orbe. Me refiero a la búsqueda de soluciones que permitan la consolidación de undesarrollo socialmente responsable en nuestro país a través de la democratización del aula universitaria que nos lleve a la inclusión de todos los ciudadanos y que nos brinde equidad de oportunidades para lograr cierta igualdad social. Considero pertinente abordar este asunto desde un punto de vista relacionado con la política y la educación como quehacer social.
El papel de la política y la educación en la  democratización del aula
   Me referiré  primero a la política entendida como la acción de llevar al plano de las ideas  los problemas sociales para abordarlos y discutirlos desde muy diversos puntos  de vista, dentro de un marco democrático y encontrar soluciones en beneficio de  la sociedad. Desde esta perspectiva, vemos que la política se presenta en todas  las acciones del ser humano como una de las principales herramientas para aprender  a vivir con la diferencia, practicando un individualismo responsable para  alcanzar acuerdos que nos permitan tener una mejor calidad de vida y luchar,  por ejemplo, contra la desigualdad, inequidad, ignorancia y la opresión. Sin  embargo, no siempre practicamos una política responsable que nos ayude a  desarrollarnos de manera plena como ciudadanos, que nos ayude a adaptarnos a la  praxis social y que nos proporcione las condiciones necesarias para cumplir nuestros  roles de manera competente dentro de la sociedad. Parte de esta incapacidad pareciera  que está relacionada con la educación 1.
   Dentro  del quehacer educativo, la experiencia como docentes y los informes presentados  por algunos organismos oficiales nos muestra que del total de los  estudiantes que ingresan a la educación superior   sólo un bajo porcentaje egresa 2.  Las razones por las cuales hay una baja eficiencia terminal son muy diversas. Por  ejemplo, falta de oportunidades, problemas económicos 3,  vicisitudes con los padres, inadaptación socio-cultural, falta de vocación, diferencias  de índole personal con algunos profesores. Y la lista podría seguir. Sin  embargo, no debemos olvidar que la disposición para continuar con nuestros  estudios universitarios depende en muchas ocasiones de nosotros mismos, y debemos  tomar una decisión y asumir nuestro compromiso dentro de nuestro ámbito de  responsabilidad. 
   Desafortunadamente  en muchas ocasiones el estudio se ve como una carga, como una regla, como un  asunto soslayable y no como un medio para progresar y aspirar a tener un mejor  nivel de vida y, sobre todo, para desarrollarnos personal y profesionalmente. Lo  cual tiene forzosamente un impacto negativo en los individuos, en términos de  desarrollo social y democracia. Claro está, más de uno podrá decir: “¿y para  qué estudiar si no hay trabajo para los que acabamos la universidad?” “Tengo un  hermano que fue a la universidad y trabaja de cajero.” Y hay mucho de verdad en  ello. Desafortunadamente vemos que, sin asumir una postura nihilista, los  estudios universitarios ya no aseguran una movilidad social y cada día es más  difícil encontrar un lugar para ejercer nuestra profesión. Sin embrago, pensando  de manera práctica, es mejor cursar la universidad y ser desempleado de tu  profesión, pero ser empleado de otro campo laboral gracias a las competencias y  conocimientos adquiridos con lo que estudiaste, a no estudiar y encontrarse en  una situación aún peor.
   En  este sentido, es indiscutible la importancia y el impacto que tiene la  educación universitaria en el desarrollo del hombre y la sociedad, pues nos proporciona  las herramientas necesarias para hacerle frente de una manera propositiva y  proactiva a problemáticas sociales como la desigualdad, la falta de democracia,   la ignorancia, entre otras. Al mismo  tiempo, el aula universitaria es un campo fértil de oportunidades democráticas  para encontrar y aportar soluciones que nos permitan tener un desarrollo socialmente  responsable que tanta falta nos hace en estos tiempos de un individualismo  exacerbado, de una macroeconomía neoliberal de mercado que asfixia 4 y de la felicidad paradójica5 .  Y es aquí donde convergen la política y la educación.
   Es  indiscutible que la política, entendida también como una filosofía de servicio  a los demás y una forma de actuar, es inherente al hombre y reguladora de la  conducta humana. Pero se requiere de un mentor que nos guie para llevar la  política a la práctica social de toda discusión ética y democrática. Este  mentor es la educación. Una educación que en la actualidad está vulnerada por  diversas razones, pero considero que puede, y debe, retomarse el rumbo si  trabajamos en la democratización del aula universitaria a través de la implementación  de un modelo educativo acorde a las necesidades de nuestro tiempo donde los  ciudadanos asumamos un papel activo y responsable. Y bien podríamos hablar de  una educación liberal con un enfoque igualitario y democrático que fomente el  pluralismo, la diversidad social y cultural, la imparcialidad y que promueva  valores como la responsabilidad, la tolerancia y la solidaridad6 .  En este sentido, el gobierno mexicano, y particularmente la SEP, tiene una gran  oportunidad de hacer las cosas bien en materia educativa instalando una  educación liberal en todo el país.
   Sin  embargo, muchos se preguntan si en México tenemos las condiciones democráticas  para una educación liberal. Algunos dirán que no si comparamos nuestra realidad  nacional con la de países con una democracia mucho más desarrollada y madura  que la nuestra. Otros dirán que, aún con toda la partidocracia que tenemos y  que en muchas ocasiones sirve más a intereses de grupo que al bien común de la  nación, sí tenemos las condiciones para este modelo educativo. Si bien es  cierto que nuestra democracia es demasiado joven, es responsabilidad de todos  los mexicanos poner de nuestra parte para ser cada vez más democráticos y lograr  un desarrollo socialmente más responsable.
   Desafortunadamente,  hay un amplio sentir de que nuestro sistema político es uno de los principales  promotores del atraso y la ignorancia resultado de la corrupción y la impunidad.  Sin embargo, seguir pensando de esta manera y quedarnos en la inactividad de  nada ayuda al desarrollo de nuestra nación. Y es que el cambio que se requiere  para tener una sociedad más democrática que nos asegure un desarrollo socialmente  responsable no va, seguramente, a promoverse desde la cúpula de nuestro sistema  político. Este cambio tiene que y debe empezar desde abajo. Y dicho cambio está  en la educación a través, como mencioné anteriormente, de la democratización  del aula. 
   La  pregunta clave es: ¿cómo lograr la democratización del aula? Hace  aproximadamente un mes y medio empecé a trabajar juntamente con algunos colegas  en esta cuestión; por lo que intentaré responder esta pregunta con base en lo  que estoy realizando en mi contexto educativo 7.  Primeramente como docentes debemos romper con los paradigmas de modelos de  educación que ya no tienen cabida en nuestra sociedad actual. Por ejemplo, el  modelo tradicional de pensamiento clásico y medieval cuyos orígenes se remontan  a los tiempos de Platón, Aristóteles y Tomás de Aquino; el modelo libertario  que concibe al individuo bajo un esquema de Estado mínimo; el modelo  perfeccionista con su Estado Familiar como eje rector de la educación; o el  modelo comunitario que concibe al individuo a partir de su entorno social. No  es que estos modelos no hayan sido   funcionales, simplemente que tuvieron su razón de ser en una  realidad  y contexto histórico-social  particular. Desafortunadamente, algunos docentes insisten en seguir dando sus  clases basados en estos modelos educativos. No quiero decir con esto que no  podamos referirnos a ciertos rasgos característicos de dichos modelos, no. Simplemente  que como sistemas ya no funcionan para nuestros días porque son modelos que se  caracterizaron por ser disciplinarios, donde la autoridad y responsabilidad  educativa se depositaba única y exclusivamente en los educadores. Esta  autoridad buscaba formar individuos dóciles y, en muchos casos, virtuosos para la  sociedad. Sistemas estos donde los educadores (junto con el Estado) decidían  qué enseñarle a los alumnos porque ellos eran los únicos que sabían qué era lo  mejor para sus alumnos8 .
   Como  podemos ver, el primer paso para fomentar la democratización del aula es romper  con los viejos esquemas de  educación,  para poner en operación un modelo de educación liberal con un enfoque  igualitario y democrático. Hago hincapié en este modelo porque brinda las  condiciones necesarias para la  promoción  de valores democráticos que permiten consolidar undesarrollo socialmente responsable. En voz de Vázquez (1997: 15),  este modelo de educación pone a prueba los tres pilares que constituyen una  adecuada concepción liberal de la educación:
   La existencia de un pluralismo de valores y, a partir de su  reconocimiento, la necesidad de promover la diversidad social y cultural para  enriquecer la vida de cada uno de los individuos y de los educandos en  particular; la imparcialidad y el respeto mutuo, que no deben confundirse con  la indiferencia y el sometimiento; y, quizás lo más importante, la comprensión  de que la moral tiene un carácter inderogable y supremo. A partir de estos tres  fundamentos no resulta difícil desprender un conjunto de valores  –responsabilidad, tolerancia y solidaridad, por ejemplo– que deben inspirar la  actividad educativa en una sociedad que se precie de legítimamente democrática.
Sin embargo, este cambio de actitud hacia un nuevo modelo de educación no es suficiente del todo, pues debe de ir acompañado de un cambio de saberes. Este cambio de saberes nos permitirá asumirnos ya no como los únicos poseedores del conocimiento, como los únicos que decidimos qué enseñarles a nuestros estudiantes porque somos los que sabemos qué es mejor para ellos o asumirnos como fuentes de disciplina. Debemos concebirnos como docentes dinámicos con un rol de facilitadores, supervisores y guías dispuestos a construir conocimiento juntamente con los estudiantes. Al mismo tiempo, es necesario poner en práctica una serie de pasos para la promoción de la democratización del aula que nos brinde las condiciones para lograr un desarrollo socialmente responsable.
Siete acciones para fomentar la democratización del aula y lograr un desarrollo socialmente responsable
Desafortunadamente  algunos docentes, debido quizá a la falta de información en materia  constitucional y de derechos humanos, rechazan trabajar con estudiantes con  diversidad funcional. Según ellos este rechazo se debe a que no hemos sido  capacitados ni contamos con la tecnología para atender a este colectivo, lo  cual es cierto. Sin embargo, excluirlos no es la solución. Debemos trabajar en  conjunto y en la misma dirección para encontrar soluciones prácticas y  operativas que nos permitan darles a estos estudiantes equidad de oportunidades  para que puedan tener un proyecto de vida. Podemos ayudar a estos estudiantes a  través de la Evaluación Diferenciada, la Tutoría Académica, la Asesoría de  Pares a cargo de estudiantes de periodos superiores (con la guía de un docente)  y a través del Servicio Social. Afortunadamente contamos también con docentes  con competencia democrática que han estado dispuestos en todo momento a guiar a  estos estudiantes en su aprendizaje. Aquí los docentes tenemos una labor  encomiable con nuestros estudiantes para fomentar la inclusión a través de la  democratización del aula recurriendo, por ejemplo, al diálogo, a la toma de  decisiones en conjunto, al trabajo en equipo, al desarrollo de proyectos, a la  propuesta de soluciones a problemas comunes, al fomento de la autonomía y a los  cuatro saberes de la educación. En este sentido, la universidad ha firmado  acuerdos internacionales sobre los derechos de las personas con diversidad  funcional, por ejemplo, la Declaración de Yucatán, 2008 (Universidad  Veracruzana, 2009): 
   En este marco de debate, y en respuesta a los compromisos contraídos en  la Declaración de Yucatán (2008), para garantizar la igualdad de oportunidades  a los universitarios con alguna discapacidad, la Universidad Veracruzana, crea  el Programa Universitario para la Inclusión e Integración de Personas con  Discapacidad, presentado el día 3 abril del 2009, en la sala de juntas de  Rectoría y aprobado por el Consejo Universitario por medio del acuerdo rectoral  firmado por el Rector Doctor Raúl Arias Lovillo firmado el 4 de junio del 2009.
Conclusión 
   Sin duda que  la política como acción social requiere de la educación, requiere de un cambio  profundo del sistema, requiere de una concientización que genere nuevas prácticas.  Y la democratización del aula universitaria es una oportunidad para logar este  cambio. Porque solamente este proceso democrático les permitirá a los  estudiantes universitarios actuales y a los futuras generaciones universitarias  contar con las condiciones necesarias para promover un desarrollo socialmente  responsable. Pero también es cierto que sólo nosotros somos los únicos que  podemos promover este desarrollo, todos en conjunto: autoridades de los tres  órdenes de gobierno, docentes, estudiantes y la sociedad en general. Debemos de  depurar aquellos hábitos que bloquean nuestro desarrollo y no dejarnos llevar  por corrientes que merman nuestro crecimiento intelectual, personal, político y  social. Por el contrario, es imperativo adoptar una política propia de nuestra  necesidad nacional: capacitarnos día con día, ser mejores hombres y mujeres,  compartir nuestro conocimiento con los que menos saben y trabajar en bien de la  sociedad para poder crecer, desarrollarnos y transformarnos como nación. Es  imperativo comprender que la solución no es volver a modelos de educación del  pasado, pues aunque algunos los añoren con vehemencia, es importante entender  que no todo depende solamente del enunciado, sino de la estructura completa del  modelo educativo que lo presenta. La solución es un modelo que permita la  democratización del aula universitaria que nos de las condiciones necesarias  para lograr un desarrollo socialmente responsable donde se privilegie la  inclusión y la equidad para tener cierta igualdad social; es decir, un modelo  liberal con un enfoque igualitario y democrático.
Bibliografía
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2 De acuerdo a la OCDE, en México sólo se gradúa el 25% de los estudiantes que ingresan a la universidad. Véase Emir Olivares Alonso. Periódico La Jornada. Lunes 7 de octubre de 2013, p. 41, en http://www.jornada.unam.mx/2013/10/07/sociedad/041n1soc
3 Esta es una de las razones principales, a decir de muchos estudiantes, por las cuales abandonan la escuela. Sin embargo, no debemos olvidar que hoy más que nunca existen una amplia gama de modalidades (tanto a nivel privado como público) de estudio que le permiten a los estudiantes trabajar y estudiar al mismo tiempo. Por ejemplo, están las modalidades escolarizada, semi-abierta, abierta, dominical y plus. Además de programas de becas de iniciativa privada y gubernamental.
4 Algunos estudiosos e intelectuales afirman que al capitalismo, ahora llamado macroeconomía neoliberal de mercado, ha tenido un alto costo al generar injusticia social y promover la pobreza de manera sistemática. Sin embargo, al margen de todo lo negativo que pueda ser el capitalismo, tenemos que aprender a vivir con este sistema de economía de mercado y aprovechar las oportunidades que dicho sistema económico nos pueda ofrecer. Por eso la importancia de ser competentes en democracia y mercado.
5 Esa felicidad efímera que nos brinda el consumismo. Comprar para ser felices y cuando ya no lo somos, volver a comprar para nuevamente alcanzar la felicidad. Desafortunadamente ya no consumismo sólo lo material como nos dice Lipovetsky (2007: 11), “El materialismo de la primera sociedad de consumo ha pasado de moda: actualmente asistimos a la expansión del mercado del alma y su transformación, del equilibrio y sus autoestima, mientras proliferan las farmacopeas de la felicidad.”
6 Véase Rodolfo Vázquez, Educación Liberal. Un Enfoque Igualitario y Democrático, Fontamara, 1997, especialmente capítulo III.
7 Licenciatura en Lengua Inglesa de la Facultad de Idiomas de la Universidad Veracruzana.
8 Véase Rodolfo Vázquez, Educación Liberal. Un Enfoque Igualitario y Democrático, Fontamara, 1997, especialmente capítulo II.
9 Desafortunadamente algunos docentes creen que autonomía es dejar que los estudiantes hagan lo que quieran, sin ningún tipo de orientación con la falsa, y conveniente, creencia de que el estudiante es 100% responsable de su aprendizaje y que no requiere del docente.
10 Véase María Rosa García Ruiz, Las competencias de los alumnos universitarios, 256.
11 Ibid.
12 Actualmente hay una gran discusión en torno al uso de este término tanto a nivel de organismos gubernamentales como de derechos humanos por la connotación negativa del mismo. El vocablo discapacitado no debería de usarse con las personas, pues no es que la persona NO sea capaz de desarrollar sus actividades cotidianas, simplemente que las condiciones de su entorno no le provee de las condiciones necesarias para su buen desenvolvimiento.
13 Con este nuevo término se busca evitar a toda costa la adjetivación negativa para referirse a hombres y mujeres con cualquier tipo de discapacidad que realizan de manera diferente las mismas funciones que el resto de los individuos. Para mayor información consultar el “Foro de Vida Independiente” 2005 en http://es.groups.yahoo.com/group/vidaindependiente/
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