Contribuciones a las Ciencias Sociales
Abril 2012

GIRASOLES DE LA FE PARA LA VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE: UNA METÁFORA DE IDENTIDAD

 

Carlos Orpí Galí
María Luz Rodríguez Cosme (CV)
mariluz@ucp.sc.rimed.cu
Universidad de Ciencias Pedagógicas. Santiago de Cuba

 

 

Resumen
El artículo recoge la influencia de la Virgen de la Caridad del Cobre como patrona de Cuba, en los diferentes contextos en que se desarrolla la vida social y cultural de la isla. En este sentido, es justo reconocer que está presente en el arte en sus manifestaciones culturales, la música, la pintura, la escultura, la literatura y por qué no en la danza afrocubana, donde se evocan los santos y las deidades mítico- religiosas.  
Esta fuente de tradición histórica y religiosa ha conformado un sentido de identidad nacional y regional, al estar ubicada en Santiago de Cuba en una Iglesia erigida para ella, y donde los cubanos, tributan honores, regalos y premios  en su honor y con la esperanza de que les proteja en los momentos difíciles o de problemas personales, pero también, que les permita alcanzar grandes metas; por eso constituye un sentido de identidad del pueblo cubano.

Palabras clave: Virgen, religión, identidad, deidades.

Summary
The article is about the influence of the Virgin de la Caridad del Cobre as the patrol of Cuba and its presence in the development of the social and cultural contexts of life in the island. The virgin is present in the art and all its cultural manifestations: music, painting, sculpture, literature, movies and even in the Afro- Cuban dance, where saints and mythical- religious deity are invoked.
This source of historic and religious traditions has created a sense on national and regional identity. Placed in Santiago de Cuba, in a church built especially for the virgin and where Cubans profess honors, bring gifts and handouts with the hope to have protection in return during difficult moments or while achieving personal goals. That is why the virgin and her miracles represent the identity of the Cubans.

Key words: virgin, identity, tradition, religion, deity.




Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Orpí Galí, c. y Rodríguez Cosme, M.: "Girasoles de la Fé para la Virgen de la Caridad del Cobre: una metáfora de identidad ", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Abril 2012, www.eumed.net/rev/cccss/20/

Introducción.
La historia de un pueblo no solo se construye desde lo auténtico real, sino también desde la fabulación y los aportes de sus mitos y leyendas, que agregan luces para la definición de la verdad, de sus concepciones y espacios fundacionales.
La cultura popular, desde su raíz autóctona, se nutre de imaginarios, los recrea e instituye, generando una categoría de indiscutible solidez. Ningún pueblo logra desarrollar su cultura sin esos ingredientes místicos- telúricos que conforman su idiosincrasia.
La Virgen de la Caridad del Cobre. Razones de un símbolo: más allá de un Mito.
La imagen de la Virgen de la Caridad es una de esas vivenciales relaciones que el pueblo cubano ha establecido en su sentir cotidiano. La historia corrobora lo profundo de su arraigo de esa devoción legendaria.
Carlos Manuel de Céspedes el Padre de la Patria, en noviembre de 1868, cuando visitó el poblado del Cobre fue a presentar sus armas a la señora de la Caridad y a poner bajo sus pies la lucha encabezada por él, para lograr la independencia del pueblo cubano. Céspedes, cuya obra poética ha sido insuficientemente estudiada y reconocida, enarboló la bandera de la libertad, confeccionada con la tela del dosel que tenía la imagen de la Virgen en su hogar de Bayamo
Terminada la guerra de Independencia, el 12 de agosto de 1898, el General Calixto García mandó a su estado mayor al Cobre para celebrar el triunfo de Cuba sobre España, con una misa solemne y un Te Deum de acción de gracias a  la virgencita.
En 1915 los veteranos mambises, aunados por los mayores generales desde Rabí y Agustín Cebreco, enviaron una carta al Papa Benedicto XV, pidiéndole que proclamara a la Virgen Patrona de Cuba, lo cual fue concedido el 10 de mayo de 1016.
No obstante, subsiste una interrogante en el análisis socio- histórico de un hecho tan abarcador: ¿es un mito o un simple término? Dejemos la respuesta a los eruditos pues no es intención del presente artículo, dilucidar estos conceptos, sino acercarnos a sus efectos culturales.
La Virgen María es solo una aunque la invoquemos con nombres diversos o la representemos con diferentes imágenes. Tal es el caso que nos ocupa: Virgen de la Caridad, que es como decir virgen del amor. Aludiendo a la época de la guerras libertarias, se emplea el término Virgen mambisa, otros de los nombres con los que se venera.
Su devoción es un elemento consustancial a nuestra identidad como pueblo. Un componente  de la nacionalidad, como la palma, el escudo, la bandera, que son los símbolos de la patria. Ella entraña un símbolo de la fe, capaz de hacernos distinguir como nación.
El Cobre fue el primer pueblo de América donde consiguieron la libertad los esclavos, como si la Virgen con su aparición, hubiese traído un mensaje de libertad y justicia. Su imagen siempre se relaciona con el color moreno, lo mulato, referido al mestizaje de nuestra raza, y tiene mucho que ver con la identificación que siente el pueblo ante algo cercano a la cultura racial.
El sincretismos religioso, es un complejo entramado de confluencias, sigue siendo un desafío para la exégesis del culto a María, confundiéndose con una surte de inculturación deseada, que trasvasa las más puras esencias y amalgamas, para trascender lo histórico y lo religioso, e instalarse en el terreno de la cultura holística. Ochún africana,  Caridad mestiza, Cachita, muestra fehaciente de cubanía. Todas son una, y ese misterio, que en definitiva, más que develar, es preciso entender y asimilar, porque sus jugos nutren lo más auténtico de nuestro devenir histórico como nación.
En ese proceso de enriquecimiento cultural y axiológico se marcan los aspectos de la identidad, los cuales están implícitos en las costumbres, tradiciones de los pueblos, de donde emanan los estilos de vida o los modos de vida analizados así por la sociología en sus estudios actuales. De ahí la importancia de volver a nuestras raíces como una manera de encontrar caminos, soluciones para salvar la cultura tradicional como símbolo de tradición.
Tendencias diversas se han valorado y utilizado  en estas últimas décadas en América. Entre ellas está la tendencia escéptica, la nacional- regionalista, la afirmadora de la identidad, la cual insiste en la autenticidad de la identidad cultural. Arturo Andrés Roig filosofo argentino destaca que la “identidad es un proceso que se va forjando a través de la historia en la lucha contra la dependencia, teniendo en cuenta los altibajos del proceso”. No es posible negar este criterio pues cada país tiene su cultura y con ella su identidad.
El análisis de la identidad latinoamericana y regional tiene varios exponentes contemporáneos, como Darcy Ribeiro, Enrique Dussel, Noam Chomsky, Heinz Dietrich, Luis Cardoza, Horacio Cerotti entre otros, los que aprecian la identidad de la historia como una continuidad discontinua.
En Cuba los estudios acerca del particular han sido numerosos en estas últimas décadas: Fernández Retamar, Roberto (1984), Miguel Barnet (1988), Ubieta Enrique (1991), James Figuerola, Joel (1999), Guadarrama, Pablo(2001) Delgado, Alisa ( (2002) Rojas Miguel (2005) entre otros,  abordan la temática a partir de esta última tendencia afirmadora de la identidad. 
Pero resulta necesario retomar alguna definición acerca de la identidad como definición y se selecciona el criterio de Leopoldo Zea cuando alude: “la identidad como la cultura que le da sentido, es algo propio del ser humano… identidad, querámoslo o no, la tenemos, como el cuerpo tiene su sombra. El problema está en la capacidad para reconocer lo propio y aceptarlo, y no pretender ser otro distinto de lo que es”. Como se observa se parte de la significación de identidad como perteneciente a la personalidad y al mismo tiempo la diferencia que se establece entre uno y otro.
La cultura cubana suma y reflejo del etnos popular, se halla permeada del culto a la Virgen de la Caridad del Cobre. Extenso es el catálogo, incontables las muestras. Trataremos de señalar algunos casos significativos.
En la literatura, y en especial en el terreno de la poesía, encontramos la décima, que como estrofa que se ha hecho nuestra, por sus características y su riqueza aún en la actualidad, pues apareció gracias a los colonizadores siglos atrás, ha servido de vehículo ideal para homenajear la figura de nuestra Patrona. Pero también por su origen humilde, su relación con el hombre de los campos, y su sencillez ha alcanzado como obra literaria la categoría de propia tanto en su forma escrita, como a través de su repentismo.
 Estas razones confirman que nos encontramos ante dos entidades que se complementan: décima y devoción por la Virgen. De gran lirismo son las estrofas de 10 versos que se dedicaran en el siglo XIX por el decimista mayor cubano: Juan Cristobal Nápoles Fajardo( el Cucalambé) a la Virgencita del Cobre.
El escritor y periodista Hilarión Cabrisas en su “Brevario de mi vida inútil” publicado en 1932 incluyó la Plegaria del Peregrino absurdo, una oración a la virgen, referencia que retomó en otro texto años después.  En 1943 el poeta Emilio Ballagas publica “Nuestra Señora del mar” un cuaderno inspirado en esta hermosa virgen, aparecida a unos pescadores en la antigua provincia oriental hace ya este año 4 siglos, por eso sus festividades en Cuba.
En la célebre radionovela “El Derecho de nacer”, el personaje Mamá Dolores, acostumbra a invocar a la virgen. Cuando Feliz Caignet en una entrevista que le hiciera al Premio Nacional de literatura, a Reynaldo González, en febrero de 1976, dice: “ la Virgen de la Caridad a mi me simpatiza mucho…..().es para mí la bandera de Cuba, a la que se reza”, como se observa le otorga a la virgen un especial sentido identitario, relacionando su cosmogonía con el más puro sentido de la fe, no como algo mimético sino como una clara intención de anagnérisis.
Cintio Vitier y Fina García Marruz, católicos y poetas cubanos, han dejado constancia de su devoción por la Virgen en numerosas obras. Alejo Carpentier  en sus novelas “Ecue- Yamba-o” y “La Consagración de la Primavera” José Lezama lima en su “Paradiso”,  Lisandro Otero en “Bolero” entre otros, también hacen alusiones a la milagrosa como la llaman muchos.
El prestigioso escritor y guionista de cine Senel Paz, en su novela “En el cielo con diamantes”, refiere en uno de sus capítulos una experiencia místico- auditiva de uno de sus personajes, “cuando iba bajando la escalera, escuché tras de mí una especie de aleteo o murmullo y noté que las paredes se teñían de amarillo. Comprendí que la Virgen de la Caridad del Cobre me iba hablar, y me detuve. Es lo que debe hacerse en estos casos, quedarse uno quieto, no mirar a los lados y prestar atención.”
Posteriormente, Senel coloca a la Patrona entre la multitud onírica de personajes que desfilan ante el protagonista ( todo como símbolo de lo cubano en el mundo artístico- literario). José Lezama, José Martí, Alicia Alonso, Bola de Nieve, Celia Cruz, René Portocarrero, Cecilia Valdés todo cantan a la virgen en un momento de sus vidas y obras.
La devoción por la Virgen en relación con la Identidad Nacional se resiste a cualquier intento clasificatorio. Las ofrendas que depositan los fieles al cumplir sus promesas en el Santuario del Cobre, contemplan una variada gama de componentes, pero especialmente de aquellos que tienen que ver con nuestra vida cultural: libros, Folletos, obras artísticas, trofeos, premios importantes. Recuérdese la Medalla del Premio nobel de Literatura, Ernest Hemingway, quien hizo a la Virgen depositaria de este éxito, con una dedicatoria que habla por sí sola. “A nuestra señora de la Caridad del Cobre, corazón del pueblo cubano”.
En este sentido es meritorio comentar que más allá de nuestras fronteras, la mística de la virgen ha trascendido como reflejo de esa empatía religión- cultura. Federico García Lorca, en su paso por Santiago de Cuba, llegó a visitarla y luego escribió, según cuenta Dulce María Loynaz quien lo atendió personalmente, y recuerda que se llevó una efigie de la Patrona.
“ Yo no quiero flores, yo no quiero estampas,
Lo que quiero es Virgen de la Caridad.
Quien no ha tarareado este estribillo que pertenece al tema “Veneración” atribuido a la autoría de Miguel Matamoros. En la música existen testimonios palpables del amor por ella de compositores y cantantes.
En 1932 Gonzalo Roig estrenó, en el Teatro Martí de la Habana, la comedia Lírica Cecilia Valdés, que alude en varias ocasiones a la virgencita. En la década del 1930, con música de Alejandro García Caturla y libreto de  Alejo Carperntier, aparece una ópera bufa “Manita en el suelo” en la que la Virgen con los personajes forman parte de la trama.
Argelier León grabó con la orquesta de Camagüey un poema sinfónico: “ Sonata de la Virgen del Cobre”. Otros importantes músicos de la época no se quedaron atrás y le dedicaron su tributo, son los casos de Luis Casas Romero quien compuso un Ave María y el inmortal Ernesto Lecuona una Plegaria.
Pero los antecedentes en la música están en el siglo XIX cuando compositor y director de orquesta Manuel Figueroa había dedicado un Himno a ella, y el patriota santigüero Manuel Corona compuso en 1909 la zarzuela cómico  dramática, en prosa y verso, titulada “ El Jaque” donde una campesina, personaje protagónico, invocaba a la Virgen de la Caridad.
.Más cercano a nuestros días el gran músico cubano José María Vitier, estrenó solo hace unos  años, la “ Misa cubana a la Virgen de la Caridad del Cobre” en el 1996 en la Catedral de la Habana, años después se ofreció en Santiago de Cuba en el Santuario.
En el año 1993 en el cine ocurre un fenómeno de popularidad y reconocimiento crítico, al estrenarse el filme “Fresa y Chocolate” de Tomás Alea y Juan Carlos Tabío, inspirado en el relato de Senel Paz “ El lobo, el bosque y el hombre nuevo” texto que fuera distinguido con el Premio Internacional Juan Rulfo y ha sido considerada como la única película cubana nominada al Premio Oscar.
En esta película de gran trascendencia en la isla, están presentes los rasgos místicos religiosos y a la vez identitarios de los cultos africanos, donde Ochún está relacionada con la tonalidad de amarillo y del dorado. Los girasoles, por su esplendidez y vistosidad, son las flores ideales para su homenaje. Colocarlos ante la Virgen es, además de una costumbre, un reconocimiento. Cualquier persona devota, con independencia de su religión y dogma, en un acto inconsciente sincrético, realiza esta ofrenda a nuestra Patrona.
Múltiples manifestaciones artesanales evidencian el arraigo de la fe, a través de colgantes, medallas, efigies de madera y cristal, artículos utilitarios y ornamentales de diversa especie. Incluso nuestro Fernando Ortiz, apuntó, que el uso de los tatuajes con alegorías a la Virgen se observaban en personas reclusas y marginales, costumbre o moda, ha llegado a nuestros días como símbolo de la nacionalidad cubana.
En una canción de Silvio Rodríguez una gran trovador, se anuncia” está arribando un día feliz….. y está evocando una fecha de gran importancia en Cuba,  el 8 de septiembre, que en este año tiene doble significación, pues en el 2012 se celebra el Aniversario 400 del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad.
Acciones diversas se acometen para celebrar este gran festejo de feligreses y no feligreses, pues como se ha demostrado, forma parte de nuestra cultura e identidad, presente en la vida del cubano más humilde. Por eso, el Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret de Santiago de Cuba, ha divulgado un gran evento literario dedicado a este gran día.
Asimismo el Salón Nacional de Arte religioso convoca anualmente al concurso en reflejo de la Virgen con más énfasis este año, promueve a artistas y aficionados a escribir versos u obras a esta gran cubana.   
Serían muchas las razones que se pudieran ofrecer de cómo el arte en Cuba, no ha dejado a un lado a la Virgen y Patrona de la Isla. La Iglesia Católica en Cuba, decidió que la imagen de la Virgen recorriera todo el país en una peregrinación por todos los municipios, lo que quedará en el recuerdo  de todos lo cubanos como un acto religioso y cívico, pues es la primera vez que esto ocurre.
Incluso es justo señalar antes de culminar este artículo,  la presencia del Papa Juan Pablo II, el 24 de enero de 1998, en la Plaza de la Revolución santiaguera, realizando la Coronación de la imagen de la Virgen. Su Santidad le regaló un traje de oro con el escudo de Cuba y un rosario de oro y perlas preciosas. En uno de sus fragmentos aludió:
Madre de la reconciliación.
Reúne a tu pueblo disperso por el mundo.
Ahora acabamos de recibir al Papa Benedicto XVI en marzo de 2012, quien ha ofrecido a la Virgen la Flor de oro, símbolo que ofrece solo él, a figuras o imágenes, de mucha relevancia. Ha constituido, la visita del Papa a Cuba y nuevamente a Santiago un hecho de inolvidable valor cultural y religioso.
Consideraciones finales.
Por tanto en la diáspora, en su cultura, laten también los vívidos sentimientos de la esperanza y el amor, diáspora que forma parte indisoluble de nuestra cubanía, nuestra cultura e identidad.
Aquí o allá, la Virgen de la Caridad del Cobre nos acoge bajo su manto bienhechor. Girasoles amarillos, rostros morenos, blancos, el azul del mar, las promesas los ruegos, la tormenta. El sosiego, la sal y los naufragios, todos han estado junto a la Virgen.
Somos eso en cualquier parte y ella Cachita, Ochún, nuestra Patrona, constituye un templo en el corazón de los cubanos, donde pervive el manantial inagotable de la fe.

Referencias bibliográficas.
González, Reynaldo: El más humano de los autores. Ediciones Unión. La Habana, 2007. p. 242.
Paz, Senel: En el cielo de los diamantes. Editorial Oriente. Santiago de Cuba, 2007. P.73.
Op cit. P. 319.
Sadeul, Georges: Historia del Cine mundial. Ediciones ICAIC, Ciudad de la Habana, 1966. P. 50.
 
Bibliografía.

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  • Díaz, Marta. Yoel del Río: Los cien caminos del cine cubano. Ediciones ICAIC, ciudad de la Habana, 2010.
  • González,  Reynaldo: El más humano de los autores. Ediciones UNIÖN. La Habana, 2007.
  • Crevio, Helio: Diccionario de la música cubana. Editorial Letras cubanas. Ciudad de la Habana, 1981.
  • Paz, Senel: En el cielo de los diamantes. Editorial Oriente. Santiago de Cuba, 2007.
  • Portuondo Zúñiga, Olga: La Virgen de la Caridad del Cobre. Símbolo de cubanía. Editorial Oriente. Santiago de Cuba, 2008.
  • Sadoul, Georges: Historia del cine mundial. Ediciones ICAIC. Cuidad de la Habana, 1966.
  • Santovenio, Rodolfo. Diccionario de cine. Editorial Arte y literatura. La Habana, 1999.
  • Trincado, María Nelsa. El aborigen y la Caridad del Cobre. Revista el Caribe arqueológico. Casa del Caribe. Santiago de Cuba, 1997.
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  • ………………………… Revista Image. Diócesis de Ciego de Ávila. Año 5. # 33, 2000.