Nelson Fiol Santos  (CV)
            nelsonfiol@fcmec.sld.cu
            Aurelia de la  Caridad  Conde Williams  (CV)
            acaridad@fcmec.sld.cu
Facultad de Ciencias Médicas "Dr. Enrique Cabrera"
                  
                                 
		      
			
			
			 
			
Resumen:
              Una entre tantas ciencias desarrolladas por el  hombre, las Ciencias Médicas se refiere al ser como tal y a su bienestar, dando  lugar a que se tenga en cuenta como uno de los principales avances en su  desarrollo. Es  la salud y su cuidado,  uno de los mayores logros de la humanidad. Luego  de avanzar en el estudio y definir que la salud, pese a depender de muchos  factores, étnicos, ambientales, climatológicos, de nutrición, etc. También  requiere del trato apropiado y proporcional al desarrollo de la especie humana.  Después que brujos y alquimistas cumplieron su propósito de curar los males y  enfermedades con los recursos a su alcance, o buscando la fuente de la eterna  juventud, solo quedó espacio para incursionar en el propio hombre, en su  anatomía, su fisiología y en interpretar los fenómenos psíquicos inherentes al  mismo. Constituye por tanto a la Ciencia Médica la solución de ese bienestar que  atañe a todos sin distinción ni diferencias proclives a catalogar el bienestar  como un ente asociado a los bienes materiales, pese a que son más propicias a  la salud las condiciones de un ámbito desarrollado socialmente, que el medio  donde los seres que padecen limitaciones de todo tipo incluyendo la hambruna y  las epidemias como resultado de otros factores sociales que enfrentamos. No  obstante las enfermedades que nos agraden de forma más acuciante, no distinguen  de ricos y pobres, aún en nuestros tiempos, con el vertiginoso desarrollo  científico en aras de la salud, el cáncer, el VIH Sida y otros padecimientos  pandémicos, esperan todavía por una solución definitiva.  
 
              Palabras  clave: Impacto social, salud, bienestar.
Introducción.
Es la salud como ciencia y el avance científico  técnico quien definirá el futuro de la existencia del hombre. Si en épocas  anteriores el promedio de vida solo alcanzaba dos décadas, actualmente llega  casi a los 80 años en varios países. Quiere decir, que el estatus social donde  se apliquen las bondades del desarrollo, el    hombre dispondrá de un mayor bienestar. Es posible lograr que esos  niveles favorables de salud puedan llegar a vastas regiones del mundo donde el  ser humano todavía se mantiene a expensas del brujo para el alivio de sus  enfermedades, aunque probadamente han sido las yerbas y pócimas empleadas por  estas personas, las que luego en forma de tabletas o inyecciones se aplican  para la cura de gran variedad de enfermedades, solo que ahora llevan el sello  distintivo de una transnacional farmacéutica que lucra a costa de las  calamidades.  
La experiencia adquirida en la atención de salud,  nos permite valorar de igual forma el impacto que ello implica en la sociedad.  Lógicamente, precisamos identificar el medio donde se desenvuelve la aplicación  de la política de salud, que lógicamente se corresponde directamente a una  política social determinada. 
“La OMS define la evaluación del  impacto en la salud (EIS) como una combinación de procedimientos, métodos y  herramientas a través de las cuales se puede juzgar una política, programa o  proyecto en relación con sus efectos potenciales sobre la salud de la población  y la distribución de tales efectos.” (2)                
                
Desarrollo.
                  La evaluación de impacto social.  La palabra impacto en la actualidad, ha cobrado un uso cada vez más frecuente  ante la preocupación de muchos y la ocupación de unos cuantos por los efectos  que ocasiona la acción no siempre inteligente del hombre sobre el entorno.
                  Diversos  estudios realizados acerca de la evaluación del   impacto social lo conciben como el efecto que provoca   “la fuerza de una situación sobre otra” y  sus resultados. Es real, la actividad del ser humano, por disímiles causas, aún  no determina lo fundamental para su supervivencia a expensas de auto  aniquilarse, poniendo en primer plano lo superfluo y más alejado lo  imprescindible para su subsistencia.  
  “las  intervenciones con un impacto real en la salud de las poblaciones deben tener  un enfoque global y ser de nivel estructural, con medidas de Salud Pública  decididas a nivel político.” (3)
                  Si analizamos la salud como uno de los bienes más  preciados de la humanidad, vemos que su  atención presenta disímiles características  con  relación a cada entidad social y por  tanto su impacto es diferenciado. Los habitantes de muchos países del África  Sub-Sahariana no tienen la idea de un servicio adecuado de salud. Las propias  condiciones de su existencia y desarrollo cultural conllevan  el desconocimiento de sus pobladores y por  tanto, la mínima atención de salud que los favorezca tendrá un impacto  determinantemente e importante para millones de seres, apartados,  inconcientes y ajenos a la existencia de  curas viables para curar sus males. Desconocen la prevención y más elementales  medidas   higiénico- sanitarias. De ahí que el impacto social tendría índices  inmensamente apreciables, aunque muchos mantendrán vigente la llamada medicina  tradicional o natural. Aún dentro de países desarrollados o en desarrollo se  presentan casos similares a los mencionados, sencillamente porque la atención  de salud no llega a todos de igual forma, desconocen la existencia de un  médico, de un enfermero o sencillamente   de un Sanitario.  
                  Apelando igualmente a la experiencia de los miles de  profesionales de la salud cubanos que prestan servicios en decenas de países  del mundo, lo anterior es palpable. Para esas sociedades beneficiadas, la  sobrestima a las posibilidades de los servicios de salud se hace patente.  Ciegos de toda una vida recobran la visión luego de una sencilla operación, se  salvan miles de vidas solo con la aplicación de una vacuna, se enfrentan y  neutralizan epidemias, se educa en los aspectos higiénicos más elementales. O  sea, que es posible definir el impacto de la atención de salud en cualquier  rincón de este planeta.
                  Sin embargo, esta misma atención de salud, que hace  la diferencia entre ricos y pobres, tiene su fundamentos en las grandes  diferencias sociales, donde solo la élite accede al bienestar y el resto de los  seres muere tempranamente por la falta de voluntad política, o la no existencia  de posibilidades reales en recónditos parajes donde morir constituye un alivio.
                  No es nuestro propósito la crítica a los Estados o  gobiernos, aunque está implícita, solo nos encaminamos a definir el sentido de  que la salud del hombre no es subjetiva y se aviene a determinadas condiciones  creadas por el propio hombre en su desarrollo y responde a la necesidad de  mantener un equilibrio adecuado para perpetuar la especie humana, que ya de por  si, sufre además de las enfermedades, los embates del genocidio resultado de  las guerras impuestas por los intereses mezquinos del poder mundial y que  agravan notablemente el estatus de salud del hombre. La situación imperante en  la actualidad nos ratifica  que en lugar  de preservar, se aniquila, que en lugar de brindar salud se niega y todo a  expensas del lucro, el manejo de recursos naturales y la depauperación del  medio ambiente.
                  La atención de salud analizada a través de la  historia, siempre o generalmente con las lógicas excepciones, estuvo supeditada  a determinados intereses de carácter espiritual o material. Solo que con el  desarrollo de la sociedad comenzó a proyectarse y a predominar el sentido  material. Si nuestros aborígenes se fundamentaban en el conocimiento y  experiencias de sus ancianos, de sus brujos con el solo afán de paliar los  males, con el paso del tiempo se hizo patente la remuneración en especies como  pago a los servicios prestados. Hoy en día se mantiene tal criterio pese a que  la atención de salud puede ser un derecho gratuito en algunas sociedades. Es  prácticamente innato en las personas el agradecimiento expresado en bienes  materiales, lo cual es casi imposible de negar. 
                  De tal forma, en la sociedad actual, la profesión  médica constituye un aliciente a alcanzar teniendo en cuenta las posibilidades  de un alto estatus económico y la consideración ciudadana, esté o no  establecida la atención de salud como derecho inalienable del ser humano. Es de  apreciar igualmente que el profesional de la salud, contrario a otras  ocupaciones, siempre tendrá el trabajo asegurado, se desarrollará  permanentemente con los avances científicos y acumulará experiencias que le  permiten ejercer por un largo tiempo, definido solo por las capacidades  intelectuales y físicas de la persona en cuestión. 
   Existen  también limitaciones, no es menos cierto. En las sociedades donde el hombre es  enemigo del hombre, donde todo tiene un precio, donde el mercado determina y la  atención de salud se supedita al medio, se crea un círculo vicioso en el cual  interviene el profesional de salud, que recibe dividendos por recetar tal o más  cual medicamento, para adquirirlo en una farmacia determinada, producido por un  laboratorio específico, perteneciente a una transnacional de renombre. Es la  cadena menos agresiva, porque en otros casos, las recetas no están acordes con  las necesidades reales del paciente y por tanto es menester mantenerlo durante  un tiempo prolongado a expensas de analgésicos para continuar recibiendo un  alto pago por los servicios. El mercado de la salud está vigente, es innegable,  y es a la vez uno de los más lucrativos e inhumanos.
                  Otra faceta de la atención de salud, por cierto, la  más cruel, se refiere a la garantía previa de un contrato o seguro de salud  para acceder a un tratamiento. Aunque generalmente se atiende una urgencia  médica, simultáneamente se verifica la posibilidad de pago del paciente, cuya  única opción para  salvar su vida es  tener la posibilidad económica de sufragar los gastos, de por si excesivos, so  pena de tener que abandonar la clínica o el hospital aún en condiciones  críticas. El hecho más doloroso se refiere a que millones de ciudadanos no  cuentan  con los medios económicos  necesarios, y por tanto, tampoco pueden disponer de un seguro médico. ¿Cuál  será entonces el impacto social de la atención de salud? Nefasto. La sociedad  que espera, el tiempo que transcurre y en respuesta el silencio como solución. 
                  Paralelamente accedemos a otra realidad, casi  ilusoria pero real, cito el ejemplo de un país como la República de Cuba. Un  país que durante más de 50 años sufre un bloqueo comercial, económico y  financiero con características genocidas, sujeto además a las innumerables  agresiones de tipo social, atentatorios a la supervivencia de todo un pueblo,  implantado por el país más poderoso del universo. Un país pobre, asediado en  los más elementales principios, objeto de infames  mentiras elaboradas específicamente para dañar  y quebrar voluntades sin lograrlo. Existe objetivamente una conciencia creada a  través de los hechos y resultados. Un país que dedica casi el 50% de su PIB en  Educación y salud, donde el pueblo se siente totalmente protegido, se precisa  analizar también el impacto de la atención de salud. El pueblo cubano que  accede de forma gratuita a la atención de salud, exige y demuestra sus  criterios cuando expresa abiertamente sus consideraciones. La sociedad cubana,  las generaciones que han vivido y viven la realidad limitada de recursos de  todo tipo, que conocen y sufren el bloqueo, recibe y aprecia de forma general  la atención de salud, sin embargo, con el elevado nivel cultural adquirido,  reclama una mejor atención de salud. Es paradójico, si antes del triunfo de la  gesta revolucionaria y el cambio de régimen social, la salud era un apéndice  casi abstracto de las necesidades ciudadanas, pasó a ser un incentivo cotidiano  y efectivo para elevar el nivel de vida. Por tanto, unido al desarrollo,  converge ahora una mayor exigencia en cuanto a posibilidades del sistema de  salud. 
                  Es innegable el impacto positivo de la atención de  salud en Cuba, sin embargo ello a conllevado a un criterio social establecido,  en el cual, unido al reconocimiento general de los avances y resultados, un  porcentaje pequeño de la ciudadanía considera actualmente algunas limitaciones  en el sentido de que en todos los casos no se aplican los últimos adelantos de  la ciencia en interés del ahorro. Un ejemplo real se refiere a que para el  pronóstico o detección de diferentes enfermedades, el pueblo se muestra  escéptico ante el método clínico de examen, incluso para dolencias muy comunes  y exige se le apliquen las técnicas más desarrolladas, tales como El Sistema  Microanalítico (SUMA), o la Tomografía Axial  Computarizada, etc. La no aplicación de tales equipos, trae consigo  insatisfacciones y quejas sobre la efectividad del diagnóstico. Este resultado  negativo del impacto en la atención de salud, contrasta con las garantías de un  sistema de salud, diverso, especializado, totalmente gratuito, donde el ser  humano representa el bien más preciado.
                  Otro ejemplo se refiere al programa materno infantil  establecido en Cuba y cuyos índices resultantes son altamente notables, tanto  en la proporción de mortalidad infantil y materna, a niveles de los países más  desarrollados. Sucede que aún persisten determinados rechazos en cuanto al  régimen de cuidados que requiere la mujer antes y después del parto, sin  comprender los peligros a que están expuestas. Independientemente de que  gracias a la promoción de salud, se han logrado los actuales índices de mortalidad  infantil y materna superiores a países muy desarrollados.
                  Los modelos actuales de evaluación de impacto social  de la salud, no tienen en cuenta muchas veces la realidad social del entorno,  por tanto, las estadísticas pueden adolecer de objetividad en cuanto a las  recomendaciones o criterios de solución.
                  Si nos basamos en ejemplos, podemos analizar la  situación que vive hoy en día el pueblo haitiano, un país cuyos índices de  salud son alarmantes. Las causas de tal catástrofe están implícitas en una larga  historia de esclavitud, pobreza, falta de educación, explotación y  neocolonización, amén de crueles tiranías, y de ser el primer país liberado de  su colonia en América. Siglos han transcurrido, sin embargo, las secuelas de  los males anteriores, han depauperado a una nación que paga actualmente el alto  costo social traducido en condiciones infrahumanas que hacen de la salud algo  inalcanzable, a no ser la buena voluntad de algunas naciones solidarias que los  apoyan. 
                  El impacto de la atención de salud en Haití, es  significativo. Se aprecia en un pueblo agradecido que aunque sea temporalmente,  ya tiene la visión de que se puede prescindir del pago a la atención de salud y  recibir igual o mejor servicio que el que brindan los propios médicos nativos a  un costo elevado. Esta nueva concepción de bienestar para el pueblo haitiano,  significa su acceso a otra visión y experiencia humana, que tal vez a su  tiempo, exigirá como meta alcanzable.
                  Al igual que Haití, muchos pueblos padecen la misma  situación, se puede hasta cierto punto tratar de paliar los males, sin embargo,  actualmente, además de la voluntad política se precisa de otras condiciones  materiales y costosas que permitan resolver de forma más o menos duradera, las  acuciantes necesidades del hombre y su bienestar, donde la salud juega el papel  primordial.
Conclusiones.
                  Un mundo mejor es posible, si dejamos que la  naturaleza y su equilibrio ecológico actúen a expensas de la voluntad del  hombre y su afán de lucro, poco o nada nos depara el porvenir. La humanidad no  resistirá y seguirá por el camino que en breve la llevará a la extinción. Si se  continúa por el camino de las guerras de rapiña y el   genocidio precursor de enfermedades, miseria y  calamidades, sencillamente se está adelantando el fin. La atención de salud no  tendrá objetivos y su impacto será nulo ante la barbarie de la lucha del hombre  como enemigo del propio hombre.
Bibliografía.