Carlos Rafael Fernández Medina
            cmedina@isch.edu.cu
 Nayibis Díaz Machado
nayi@isch.edu.cu
Universidad Agraria de la Habana
		      
			
			
			 
			
            
Resumen
El presente trabajo pretende brindar, a los estudiantes de la carrera estudios socioculturales, desde una postura histórico – cultural, un análisis del concepto de cultura musical, que les permita abordar estudios de música, con un carácter transdisciplinar. Partiendo del concepto que ofrece el musicólogo Olavo Alén, se argumentarán cada uno de los elementos que lo conforman, la creación musical, la difusión de la obra y el sistema de producción y distribución de vienes materiales musicales de consumo. Estudiar el impacto que provoca la transformación de estos elementos, es de vital importancia para comprender como se modifican las conductas, estilos de comunicación, comportamientos, formación de valores en una sociedad en constante cambio. Se hace un análisis de los criterios que ofrecen otras fuentes especializadas en materia de investigación musical enfatizando en las carencias que aun se perciben en este campo, al no ver al hombre como un ente psicosocial que forma parte de un contexto sociocultural, con carencias, problemáticas, transformador de su entorno, de todo lo cual es resultado su obra.
Palabras clave: Cultura musical, etnomusicología, música alternativa, música urbana creación musical, difusión, distribución.
 Introducción:
Expresarse a través de  la creación artística, ha sido siempre un derrotero seguido por la sociedad,  que en virtud de su cambio constante devela nuevos y heterogéneos valores. Si  volvemos la vista ha atrás veremos una historia plasmada en obras, desde la  prehistoria hasta los más complejos ismos, en los cuales el ser ha  exteriorizado una visión dialéctica de su realidad, la cual al modificar su  modo de pensar, lo constriñe a modificarla en su accionar para en un proceso de  adaptación y evolución, transitar ha estados superiores de abstracción y  expresión. 
Estas transformaciones  transcurren, en mayor medida, mezcladas en una vorágine de acontecimientos,  siendo estas imbuidas en nuestro subconsciente y asumidas como práctica  cotidiana. Solo podemos despertar de este letargo, a través de una  investigación que saque a la luz los valores intrínsecos que dan lugar al  fenómeno que percibimos y de este modo no ser víctimas de la ola de cambios o  al menos que su impacto sea advertido. Muestra de esto es que por lo general la  mayoría de los momentos, obras o artistas significativos, han sido develados  años o siglos después, como consecuencia de letargos o insensibilidad que ha  vivido la humanidad en lo que investigaciones sociales “in situ” se refiere.
José Jorge de Carvalho (2003) expresa  qué  en los estudios teóricos “se  separa la cultura de la sociedad.” Y luego plantea que “han surgido varios  estudios etnomusicológicos en los cuales se habla de la música, de la cultura,  de los músicos, pero no se habla de los dilemas de la sociedad. ¿Por qué?  Porque nos interesa la música afro, pero no nos interesamos por la pobreza de  los músicos afro-americanos. La situación de carencia y explotación sufrida por  las comunidades que producen esa música no nos conmueve y el asunto no está en  la pauta de los que estudian y/o consumen comercialmente esas tradiciones  musicales. O sea, éste ya no es un problema para el capital, que no tiene  preocupaciones éticas más allá de la obediencia a la lógica de la plusvalía.  Para el capital, tanto la música como el músico, sus imágenes y sus  reproducciones audiovisuales, son solamente mercancías y la mercancía no posee subjetividad.”  Estas deficiencias en el estudio de la música nacional latinoamericana, se  deben a la inclusión de investigadores foráneos que buscan el exotismo en la  práctica de una investigación etnomusicológica que a decir de (Krader 1980) “…  se ocupa primariamente de las músicas vivas de tradición oral (y de los  instrumentos musicales y la danza), fuera de los límites de la música artística  urbana europea. Los principales temas de investigación son las músicas de los  pueblos sin escritura (o músicas tribales), las músicas transmitidas oralmente  de las altas culturas de Asia (entre las cortes, altos sacerdotes y otros  estratos superiores de la sociedad), como en China, Japón, Corea, Indonesia,  India, Irán y los pueblos árabe-hablantes; y la música folk, que (Nettl 1964)  definió tentativamente como música de tradición oral encontrada en aquellas  áreas dominadas por altas culturas (...) Las tres categorías representan las  áreas principales de interés de los etnomusicólogos, pero no son las únicas.  Por ejemplo, el cambio o la aculturación son un campo de interés, a través del  cual se puede emprender un estudio de música popular o comercial. En ella la  tradición urbana puede ser central, en cualquier parte del mundo". En  ningún momento hace referencia a las problemáticas que afectan a ese creador a  las consecuencias que dan origen a su obra. A pesar de la existencia de  investigaciones en este campo son muy recientes estos estudios en el continente  americano, abordados por especialistas regionales y a decir de (Olavo Alen 1980)  “en los libros que han abordado tan amplio tema, encontramos incursiones muy  tímidas y limitadas en lo referente a los cambios trascendentales de estilos,  épocas, así como la aparición de nuevos géneros, entre otros aspectos de la  música no europeas”. 
Plantea Joan-Elies Adell Pitarch (2007) que su opinión, “es que  hasta ahora aún no ha existido una reflexión teórica sobre la relación entre  las formas del imaginario social y la producción, la recepción y la estructura  de la música popular contemporánea. Esta ausencia existe por una parte porque  los musicólogos no han tenido ni la voluntad ni la capacidad de abordar las  estructuras musicales más allá de ellas mismas, ni tampoco han tenido la  voluntad de enfrentarse a los problemas de comprensión de este tipo de música,  que necesita de manera evidente que sea considerada tanto a nivel simbólico  como a nivel social”. 
                  Podemos  apreciar en la obra de Joaquin Borges Triana (2007) una preocupación respecto a  la falta de estudios académicos referente al surgimiento de nuevas formas de  expresión musicales en nuestro país como el Hip – hop, el Rock y otras formas  de la música cubana alternativa, fenómeno que a decir del citado autor “viene  ocurriendo en Cuba desde mediados del decenio de los ochenta del pasado siglo,  en cuanto al surgimiento de expresiones no convencionales de lo cultural,  ajenas al poder central y que nacen desde los límites de las estructuras  institucionales llamadas a legitimar lo nuevo que surge”,  “sus aperturas ideotemáticas, sus aportes al  condicionamiento de la situación comunicacional social, al papel y lugar de la  situación estética, el emisor y ante todo el receptor”, son elementos  indicadores de las transformaciones sociales, que  emergen de la cultura musical y no deben  perder de vista nuestros investigadores.  
Con este trabajo quiero  abordar desde la perspectiva de la música, por ser mi campo de especialidad,  desde un enfoque dialéctico e histórico - cultural lógico del fenómeno  sociocultural artístico en general, la necesidad, que he percibido en la  carrera de Estudios Socioculturales, de motivar en los estudiantes este  pensamiento antes mencionado, en la investigación del fenómeno de la cultura  musical. Esto mostrará al estudiante nuevos horizontes investigativos, exiguos  en cuanto a estudios realizados en este campo se refiere, desde inicios de la  carrera, y necesarios en momentos que la sociedad exige se le dé respuesta y  explicación a los acontecimientos sociales manifestados desde el ámbito  artístico, en un principio de siglo signado por una crisis económica que  amenaza con marcar un cambio de época.  
                  Para esto se propone  como objetivo: Argumentar los aspectos de la cultura musical que sustentan una  perspectiva de análisis significativa para el objeto de la investigación  sociocultural. 
Desarrollo
                  Hago referencia al  enfoque histórico – cultural desarrollado por L. S. Vigotsky, ya que toda  investigación relacionada con la cultura musical,  debe estar enfocada a las interacciones de  los hombres, a la esencia de cada individuo, a su personalidad, al sistema de  relaciones que se establecen para la transformación de su realidad. A L.S.  Vigotsky se debe la comprensión científica de la   naturaleza de los fenómenos psíquicos: en su  origen tienen un  carácter  interpsicológico, es decir, surgen primero en el plano social, en la  interacción de unos individuos con otros, y  sólo  después adquieren  su   carácter interno,   intrapsicológico,  mediante  un proceso   de  interiorización de lo vivido  socialmente. 
En lo referente a cultura musical asumiremos lo planteado por Olavo Alén(2006) cuando expresa que es la interrelación dialéctica entre:
Vista así, la cultura musical será entendida como el conjunto de procesos que en lo artístico, lo económico y lo social se interrelacionan para hacer posible la creación, la circulación y el consumo masivo de la música, o sea:
Es en estos aspectos donde queremos centrar nuestra  atención, ya que cada uno de ellos implica una problemática de interés central  dentro de los estudios socioculturales, aunque,   al realizar la investigación no se puede perder de vista el carácter  dialéctico que dicha relación implica. 
   I. Ciclo de creación  musical.
Este primer aspecto que da inicio al ciclo de la cultura musical, plantea Olavo Alén que “transcurre desde el inicio mismo del proceso creador, pasa por el interprete y llega hasta la percepción del la obra por el público”. Para el estudio de este proceso es necesario tener en cuenta que esta obra va a ser un producto resultado de la interrelación:
Lo que se traduce en un  creador que, siguiendo los presupuestos planteados por Vigotsky en el enfoque  Histórico – cultural,  en  su accionar va a estar condicionado por su  interpretación del contexto en que se desarrolla, como de la misma forma lo  estarán el interprete, el público o consumidor del producto artístico, quien a  su vez será crítico exigente del cual se retroalimentan el creador y el  intérprete. Sobre lo anterior resalta en sus planteamientos (Fátima Graciela Musri 1999)  la importancia de “la  concepción de la música como un proceso contextualizado y no sólo de una  reificación estructural del objeto musical…, la importancia del contexto en el  análisis del compositor, y la trascendencia de la interpretación y recepción de  la obra como un estudio ineludible de la comunicación socio-musical”.
   Un ejemplo de lo planteado lo encontramos en  la obra del trovador Silvio Rodríguez cuyos textos son paradigmáticos en la  representación del proceso de cambios que marcó la pauta de las dos primeras  décadas de la Revolución. Tres décadas después estas canciones son versionadas  a tiempo de pop – rock por el músico Naciris Lugo, insertándolas en un contexto  marcado por un público que para su consumo demanda este género musical.
                  Nuevas tendencias van surgiendo a consecuencia de las  transformaciones que sufren los valores de una sociedad, de sus relaciones de  poder con entes externos e internos que le imponen criterios condicionantes al  acto de creación. Así, hoy, podemos hablar de música cubana alternativa, término  expresado por (Joaquin Borges Triana 2007). Podemos mencionar los movimientos  de hip – hop, el rap, el rock y actualmente el reggaetón carentes de una  investigación que vislumbre su surgimiento y formas locales de expresión, a  través de las cuales se expresa el ser en su pujanza, pugnando con aquello que  le es ajeno, contradictorio con su realidad contextual, deseoso de  transformarla desde su acto de resistencia, denunciando y juzgando todo cuanto  quiere imponérsele.
Debe prestar toda su atención el investigador en sus estudios socioculturales sobre música a este aspecto de la creación musical, ya que al ser quien inicia el ciclo de la cultura musical, cualquier transformación que sufra, afectará a todo el proceso y será, además este un indicador, una suerte de fotografía que nos regalará el creador de su contexto y como expresa (Samuel Claro Valdés (1967 "el estudio de la música de todos los tiempos arroja luz sobre el acontecer social, político, religioso, económico, cultural o costumbrista de una época determinada”.
Un rol significativo lo representa, el consumidor (receptor) quien como ya expresaba juzgará de forma crítica la obra que se le presenta y la asumirá o no como suya respondiendo a los cánones de belleza que le hayan sido imbuidos. Este actor, dentro del proceso de creación ejerce una fuerte influencia, sobre el creador condicionándolo en gran medida. Debe estudiarse en profundidad este aspecto ya que aquella resistencia que ofrece el creador a la penetración e imposición de cánones externos, va a filtrarse a través de este consumidor local, perteneciente a su comunidad, que en su inconsciente ya transformado por una penetración y refirámonos a la globalización neoliberal, exigirá una reproducción de esos nuevos valores y en la mayoría de los casos el artista termina incorporándolos de forma consciente o inconsciente a su producción.
II. Ciclo de la difusión.
Este ciclo va a ser la materialización social del ciclo de creación y Olavo Alén (2006) expresa que está compuesto por los siguientes momentos: programación, propaganda y transmisión masiva.
En este aspecto el investigador sociocultural debe inclinar su visión hacia el papel que desempeñan las instituciones que tienen estos elementos, antes mencionados, entre sus objetivos.
En la deficiencia de este momento dentro del ciclo ocurre una ruptura, al no ejercer las instituciones su función de prestar atención al potencial creativo que tenga en el territorio, y como estímulo, en caso de existir o ser escaso este potencial, organizar eventos, festivales, conciertos, peñas culturales, entre otros donde se vean reflejados sus intereses creativos. Finalmente se debe garantizar la difusión de dichos eventos a través de los medios locales con que se cuente dígase radio local, TV, radio base, salas de video, organizar conferencias, charlas, círculos de interés, donde el tema sea la creación local.
III. Sistema de producción y distribución de bienes  materiales y de consumo.
                  Este sistema se relaciona con los procesos industriales y  comerciales, a la vez que satisfacen la demanda de los factores básicos en la  producción de la música. Dígase: instrumentos musicales y la información  musical (libros partituras, discos)
                  Este es el último y más polémico, a mí entender, elemento  dentro del ciclo de la cultura musical, es en el cual va a existir la mayor  ruptura. Veámoslo por las partes que lo conforman.
Aquí el investigador se encontrará en primer lugar, con un público ávido de consumir música de diversos géneros, demandando a una industria oficial incapaz de cubrir sus expectativas, esto se agrava plantea Olavo Alén “con el hecho de que una parte considerable de los productos artísticos que consume el pueblo no es nacional, por lo que se crea un nuevo desequilibrio a partir de la competencia entre la música nacional y la internacional, en la cual los productos nacionales no dependen cuantitativamente solo del incremento de la circulación de los ya existentes. ” A esta escasa producción súmesele además, la poca o nula existencia, en muchos territorios, de puntos de venta de la discografía nacional. Estos dos elementos producción y distribución van a ser asumidos o sustituidos por una industria local, privada, que aunque sirven de aliciente al público provoca ruptura, siendo potenciador de una cultura de la globalización y transformadores de los valores locales y nacionales, en los cuales el creador no se ve reflejado y para ser aceptado debe cambiar su concepción estética de creación.
En lo referente a la producción de literatura referente a este tema es palpable la no existencia de una producción que satisfaga la demanda de los músicos en cuanto a materiales teóricos, prácticos, libros o partituras que sirvan tanto al músico profesional como al aficionado autodidacta para desarrollar un arte con calidad y de forma actualizada. Esto sucede de igual manera en la producción y adquisición de instrumentos musicales, lo cual ha sido sustituido por la máquina (computadora) y ahora se ve un predominio de música creada en software, elemento este que debe ser estudiado por nuestros investigadores, haciendo énfasis en la calidad del producto y en los valores que transmite.
Estos tres procesos analizados deben ser estudiados con minuciosidad, ya que de ello depende la futura continuidad de la cultura musical que nos legaran nuestros grandes maestros. Asumir los estudios de música desde una postura contextual, histórica cultural nos permitirá ver el fenómeno en toda su dimensión. Como plantea (Fátima Graciela Musri1999)”en la segunda mitad de este siglo, la relación entre la música y las ciencias humanas ha aumentado considerablemente los campos de estudio disciplinares (a través de nuevos temas y enfoques producto de la ocurrencia de nuevos problemas), ha creado disciplinas y "dominios híbridos" transdisciplinares” luego continúa expresando que “la relación conceptual se observa en varias direcciones, no sólo entre la historia y la musicología, sino también hacia y desde la filosofía, antropología, sociología, psicología y lingüística. La indagación de la música ofrece valiosa información de cómo acceder a la realidad, lo que resulta un bagaje teórico útil a las otras ciencias sociales. Emergen las investigaciones sobre la música como campo de estudio para la psicología cognitiva, por ejemplo en el conocimiento de ciertos funcionamientos mentales relacionados con actividades de creación, audición y aprendizaje o de la vivencia del tiempo; para la semiótica, respecto de la comunicación a través de lenguajes no verbales, para la aplicación de modelos de la gramática generativa y de la teoría de la recepción y muchos otros temas. Se completa el circuito de retroalimentación entre las ciencias y a la vez aparecen otros campos derivados, tales como la etnomusicología histórica, la psicología musical, la semiótica musical y otras”. De esta forma nuestro egresado de Estudios Socioculturales concertando conocimientos de antropología, filosofía, sociología de la cultura, historia regional, estética, música cubana, tendrá la capacidad de asumir de forma crítica desde una visión dialéctica en interrelación con las demás asignaturas curriculares, el estudio de la cultura musical.
En los documentos analizados se demuestra la necesidad de  incrementar las investigaciones de los procesos culturales relacionados con la  música, fundamentalmente los que se originan en lo urbano, en comunidades  portadoras de tradiciones. Estudiar al músico en su contexto, inmerso en los  fenómenos que dan lugar a su obra. Reconocer nuevas formas de comunicación y  expresión a través de la música. Todo esto y más lo podrá lograr el  investigador sociocultural con la práctica combinada de todos los saberes  adquiridos durante sus estudios. 
       
Bibliografía: