Diosveldy Navarro Lores  (CV)
            diosveldy@fcs.cug.co.cu
                  Universidad de Guantánamo
                                 
		      
			
			
			 
			
Resumen 
              Los procesos directivos descansan en  procesos comunicativos. Durante los procesos directivos, la utilización de  determinadas figuras lingüísticas, códigos, formas de expresión, mecanismos de  influencias psicológicas por parte de los líderes, técnicas, tácticas y  estrategias favorecen climas psicológicos favorables y adecuadas relaciones  humanas. Sin embargo, algunas de estas formas de expresión pueden distorsionarse,  ser malintencionadas y herir al destinatario. 
              Tanto  la indiferencia, la hipocresía, el engaño, el sarcasmo como la ironía, estas  últimas consideradas especies de burla, son generadoras de conductas  reactivas negativas que algunos individuos pueden reprimir conscientemente, con  la consiguiente gestación de situaciones sociales conflictivas y la  consiguiente aparición de conflictos sociales.
              Durante el proceso directivo, la  persistencia y reiteración de estas figuras verbales y extraverbales  malintencionadas, pueden sobresaturar el nivel de sufrimiento en las víctimas,  provocando en situaciones extremas, que estas conductas se manifiesten o  externalicen en la mayoría de los casos, en un arranque de ira desenfrenada, a  través de actos de violencia, agresiones, ataques, etc, que tienen su expresión  en el estallido de un conflicto social.
              Palabras  claves: Comunicación, transmisión de información, procesos  directivos, sarcasmo, ironía, situaciones sociales conflictivas, conflictos  sociales.
Desarrollo 
Los procesos directivos descansan en  procesos comunicativos. Durante los procesos directivos, la utilización de determinadas  figuras lingüísticas, códigos, formas de expresión, mecanismos de influencias  psicológicas por parte de los líderes, técnicas, tácticas y estrategias favorecen  climas psicológicos favorables y adecuadas relaciones humanas. Sin embargo, algunas  formas de expresión pueden ser malintencionadas y herir al destinatario. 
En este sentido, la indiferencia y la  apatía pueden ser percibidas por el receptor como algo humillante. Atendiendo “(…) al nivel cultural, familiaridad, estado  de ánimo, carácter, temperamento de las personas que interactúan, se  pueden  generar conductas reactivas  negativas” 1. Y pueden  encontrarse casos también en que estas conductas reactivas negativas se  repriman conscientemente, con su consiguiente impacto negativo en las  relaciones sociales a nivel micro, meso o macrosocial. Este fenómeno se expresa  de esta misma manera para aquellos casos en que la hipocresía, el engaño, la  mentira y la manipulación hacen acto de presencia durante el proceso directivo.  
Por otro lado, el sarcasmo es  considerado “(…) una especie de burlamordaz que ofende o maltrata a alguien o algo”2 , y es generador de conductas  reactivas negativas que algunos individuos pueden reprimir conscientemente,  deviniendo en un agente causal generador de un lamentable, imperceptible,  lento, gradual y progresivo proceso de gestación de situaciones sociales  conflictivas.
Así también, la ironía, considerada “(…) una figura mediante la cual se da a puede ser tan  sutil que, en ocasiones, el oyente no logra captar la agresión, en especial  cuando existen diferencias culturales o generacionales entre los  interlocutores, por otro lado, puede ser  malinterpretada y poner de  manifiesto la ignorancia de los demás. Todo esto puede conducir a la represión  consciente de conductas reactivas negativas, que a su vez generan angustia y sufrimiento en  las víctimas, las que bajo determinadas condiciones y circunstancias  externalizan a través de agresiones, actos de violencia, etc, pues la  ironía y el sarcasmo descalifican  y menosprecian a las víctimas. 
Por  otra parte, durante los procesos directivos, se utilizan conscientemente  recursos lingüísticos, códigos sugestivos, técnicas, tácticas y estrategias con  vistas a ejercer el poder por parte de los más fuertes y poderosos sobre el  segmento de la población más débil. Y es archiconocido lo “(…) que significa ejercer el poder: dirigir, manipular o someter” 4.
En este sentido, las formas verbales imperativas que algunas  personas utilizan para solicitar ayuda evidencian mandatos, órdenes,  indicaciones que colocan en una posición embarazosa al receptor, pues en el trasfondo  de la palabra o frase imperativa se evidencia subordinación, sometimiento,  humillación, etc. por parte de la víctima. Y esto es algo que involuntariamente  influye en la aparición de conductas reactivas negativas que se expresan a  través de  rechazos, incumplimientos,  desobediencia, escapes, etc. Todo lo cual genera climas psicológicos  desfavorables, inadecuada convivencia humana, agresiones verbales, gestación de  situaciones sociales conflictivas y la aparición de conflictos sociales.
Observaciones y estudios acuciosos  permitieron dilucidar el impacto negativo en el cerebro social de los códigos imperativos, por lo que la Lingüística y la Psicología aconsejan  suavizar las formas de transmitir una orden o mandato a través de códigos sugestivos. O sea, ante lo  contraproducente de la palabra o frase imperativa se propone utilizar códigos o impulsos sugestivos asertivos. Por ejemplo: “¡Tenga  la bondad de…!” “¿Podrías hacer el favor de…?”, “¿Serías tan gentil de…?”, “Disculpe  que mando a quien debo obedecer, pero, ¿podría…?”, etc.
La utilización de estos recursos sugestivos,  inicialmente favorecen los objetivos esperados en relación con la convivencia humana,  las relaciones interpersonales, etc. No obstante, la persistencia y reiteración  en su uso también pueden generar conductas reactivas negativas, pues los  sujetos receptores se pueden percibir  manipulados de manera “sutil y velada”, dando lugar a la aparición de mecanismos  de rechazo, escapes, incumplimientos, y otras entidades que afectan las  relaciones jefe-subordinado, emisor-receptor, maestro-alumno, etc. 
Estas situaciones son frecuentes en  diferentes procesos directivos, e inician en muchos casos con la represión  consciente de las conductas reactivas negativas por parte de algunos  receptores. Pero, como bien se expresara en párrafo anterior, la reiteración  puede sobresaturar el nivel de sufrimiento en las víctimas, provocando en  situaciones extremas, que las conductas negativas reprimidas se manifiesten o  externalicen en la mayoría de los casos, en un arranque de ira desenfrenada, a  través de actos de violencia, agresiones, ataques, etc, que encuentran su  expresión en el estallido de un conflicto social.
En otros casos se utilizan técnicas y  mecanismos de influencias psicológicas con vistas a regular determinadas  conductas en los colectivos humanos. Por ejemplo: la estimulación, el  reconocimiento, el elogio, el halago, etc. Estas técnicas y mecanismos se  perfeccionan cada vez más, no obstante es válido señalar que tienen un  trasfondo “manipulativo” también. Sin  embargo, en la medida en que garanticen justeza, equidad, honestidad, favorecen  climas psicológicos favorables, confianza, adecuadas relaciones humanas,  convivencia agradable. Pero si se desvirtúan los objetivos con que se  introdujeron estas técnicas y lastiman la confianza de algunos miembros,  entonces la repercusión es  socialmente  negativa y se pueden convertir en potenciales generadoras de situaciones  sociales conflictivas.
Por ejemplo: si se percibe tendencia del  líder o de los líderes a la indiferencia ante los méritos de algún miembro del  colectivo; o tendencia a sobredimensionar a otro miembro en detrimento de  alguien del colectivo; o si se evidencia paternalismo, deshonestidad,  favoritismo, sobreprotección, etc, fenómenos frecuentes en los procesos  directivos, entonces, los mecanismos de influencias psicológicas y las técnicas  utilizadas, por muy sofisticadas y actualizadas que sean, conllevan a la  gestación de situaciones sociales conflictivas y a la aparición de conflictos  sociales. 
Por otro lado, las tácticas y  estrategias utilizadas durante los procesos directivos, pueden también  favorecer el desempeño de los líderes en el logro de climas psicológicos favorables.  Sin embargo, atendiendo al proceso de reducción paulatina del contenido del  mensaje, puede ocurrir que en la medida en que, como recurso directivo, la  táctica o estrategia transita de una línea de mando a otra inmediata inferior,  su esencia se distorsione y su aplicación práctica en algunos escenarios diste  mucho de los fines con que fue creada. Así, en lugar de favorecer las  relaciones humanas, las entorpecen y generan  tensiones, indisciplinas sociales,  incumplimientos, evasiones, etc, que encuentran su expresión también en la  gestación de situaciones sociales conflictivas y la aparición de conflictos  sociales.
Por todo lo anterior, la comunicación,  recurso que es dado solo al hombre como un patrimonio exclusivo, deviene en una  herramienta con magnitudes insospechadas para garantizar una convivencia humana  agradable, pero también, deviene en una generadora potencial de situaciones  sociales conflictivas y conflictos sociales.
Es esta una realidad contrastante,  interesante y curiosa que debe ser considerada por los comunicadores sociales,  los poderes públicos, los científicos sociales, para encauzar un accionar con  vistas a reflexionar concienzudamente en torno a lo que le fue dado al hombre  para bien y muchos le usan para mal.
  Bibliografía  consultada
1 Diosveldy Navarro Lores y Carmen Arianne Jiménez Ferrer. Conducta humana reactiva. http://www.eumed.net/rev/cccss/18/nljf.html. 2012
2 Definición de sarcasmo. http://definicion.de/sarcasmo/
3 Definición de ironía y ejemplos. underpressurelive.blogspot.com/.../ironia-definicion-y-ejemplo.html
4 Juan Ramón Araujo López. El poder. http://blogs.monografias.com/ra-abogado/2009/07/04/14/