Yuniesky Matos Castillo (CV)
                  
                                 
yuniesky@imias.cug.co.cu 		      
			
			
Centro Universitario Imias
			 
			
RESUMEN
Los argumentos expuestos resultan el precedente que sitúa el panorama histórico, social y cultural en el que se desenvuelve el personaje controvertido al que se ha dedicado la investigación, motivados por desentrañar los contrastes que revelan la profundización en la obra analizada y desde la reflexión crítica con una concepción dialéctica, evaluar las definiciones que categóricamente han absolutizado las ideas de Schopenhauer pasando en ocasiones inadvertido para la filosofía contemporánea. Evaluar además los fundamentos sociales de la relación voluntad-razón.
ABSTRACT 
              The  exposed arguments are the precedent that locates the historical, social and cultural  panorama in which the controversial character is unwrapped the one that has  been devoted the investigation, motivated to figure out the contrasts that  you/they reveal the profundización in the analyzed work and from the critical  reflection with a dialectical conception, to evaluate the definitions that  categorically they have absolutizado the ideas of Schopenhauer passing in  inadvertent occasions for the contemporary philosophy. To also evaluate  the social foundations of the relationship will-reason.
              
  PALABRAS  CLAVES 
               
Introducción.   
Un clímax de incertidumbres encuentra  quien busca descartar algún acertijo a partir de la posibilidad de las  soluciones o  no solución del mismo, o  cuando se camina por lugares oscuros mientras no resultan afines y hasta ajenos  a nuestra voluntad. Así de cierto ha sido la filosofía de Schopenahuer, como el  mismo axioma de lo no comprendido y que repite a la vez Abaggnano y otros  filo-analistas. “La leyenda metafísica conocida como: “El mundo como voluntad y representación” es un laberinto más  intrincado que el Orlando furioso o la más bizarra farsa de Gozzi1 ”,  definió el filósofo y letrado Italiano G. Papini” 2. Sus  reflexiones, contemporáneas con Hegel, llevaron a ciertas especulaciones sobre  el poco valor que para la época poseían, lo que obviamente desbocado arremetió  contra muchos catedráticos como ya pudimos constatar. 
Estas reflexiones giran en torno a la  polémica que suscito su pensamiento a partir de la crisis hegeliana quien le  mantuvo cerradas las puertas (hasta en la propia universidad) dado sus  popularidad y respeto como el filósofo del estado prusiano. Una clarificación  de los motivos que le movieron para no ser participe de los profundos cambios  sociales de la época, a los que se aleja sin tomar partido directamente. Tratan  además, sin ánimos de partido y en aras de la verdad que escapa al instante de  creerse encontrada, sobre los fundamentos sociales en los que se busca  comprender la relación voluntad-razón o lo mismo: razón-voluntad. La  indiferencia con que trató los movimientos sociales de su época, o por las  opiniones que aisladamente se recogen sobre su posición política, provocó  sellarle como el reaccionario reprimido o  aburguesado  defensor del capitalismo.  Si ha de buscarse en la historia un filósofo con gran sentido del humor y  abierto en sus opiniones ese era Schopenahuer. El pos-marxismo y otros partidos  filosóficos,   le han tratado con muchos  títulos (irracionalista, pesimista,  sentimentalista, reaccionario, etcétera.)   Solo algunos han sabido darse cuenta del interés de su filosofía no solo  llena de un polémico “pesimismo irracionalista”, teoría excluida para los  movimientos populares del siglo XIX, sino de un cierto optimismo filosófico,  racionalista existencial y de gran voluntarismo necesario sin dudas para  cualquier movimiento social liberador.
Desarrollo.
                  Si era necesario redimir la filosofía  de las trabas burguesas y metodologías metafísicas o teológicas, si las masas  explotadas conocían por demás el pesimismo por   las condiciones inhumanas del capitalismo en ascensión, pues de cierto,  era necesario un pensamiento liberador, y para ello la política era esencial;  por tanto la unificación política-filosofía formaba parte  de un constructo social emancipador, lo que  no entendió a cabalidad Schopenhauer.
   El hecho, sin embargo, no justifica que  queramos meter por la fuerza a un pensador en esquemas metodológicos y valorar  entonces el significado de sus reflexiones, sería imponer al Platón o a Aristóteles  ciertas metodologías y luego considerarlos   pensadores, o decir de nuestro apóstol José Martí, que no era filósofo  porque no estructuró un sistema que le acreditaría a ello, de notar es que  amaba la sabiduría fuera de alguna posibilidad de perorar como completarla a  exactitud, de una seria gnoseología la cual formaba la columna enhiesta de  cualquier sistema. Por otro lado, situarlo en fila junto a todos los enemigos  vencidos para enseñarles al vulgo, a la cátedra o a la ascensión universitaria  quienes son los denigrados, o como el método pragmático comparativo: estos son  los malos, aquellos los buenos, sería una falsa concepción del pensamiento  universal y sus aportes, un bufarse de quien intentó buscar visa a los  conflictos humanos, mérito solo para quienes pensaron y piensan en el futuro.
   ¿Tenia algún motivo Schopenhauer al  enfrentarse a la política? “Si alguna vez se ve – afirmó en una ocasión- como  por ejemplo ahora en Alemania una desusada actividad, un deseo generalizado de  escribir y hablar de cosas de filosofía, se puede tener por cierto que el  verdadero primum movile, el resorte  oculto de este movimiento a pesar de todas las afirmaciones y actitudes  solemnes, no es un interés ideal, sino, intereses personales, oficiales,  eclesiásticos y políticos, en suma, intereses materiales y por consiguiente lo  que mueve la pluma de esos seudo sabios son meros fines de partido…siendo la  verdad, lo último en que se piensa”3 . Y es  de respetar sus resoluciones aunque el materialismo dialéctico infiera la conexión  de las ciencias entre sí -fundamento sin dudas en aras del conocimiento- , para  Schopenhauer era fundamental la búsqueda de la verdad sin definiciones que  limiten el pensamiento. “Me atrevería a decir que ninguna época puede ser más  funesta a la filosofía que aquella en que por una parte sirve como instrumento  de política y por otra como ocasión de medro” 4. 
                  Cierto es que fue utilizado para  defender un torrente de preocupación  de  la llamada burguesía amedrentada, después de la revolución del 1848 no es el  pensador quien se sitúa en el camino de la reacción sino su filosofía  manipulada. Si algún análisis se debe a esta manipulación, es que la parte  moral, ética, existencial de la vida interpretada por Schopenhauer, nos da la  impresión de un pesimismo absoluto sino sabemos pensar como en la ocasión trató  de hacerlo.
   Cuado define así mismo al hombre en  sufrimiento por el carácter de fuga constante de la satisfacción, reconociendo  además que “querer vivir sin sufrir es una contradicción”5 , o  sea, no solo reconoce el dolor sino también le entiende como parte de la  esencia humana. Si de algo está seguro el ser humano es que sufre, pero en  ninguna de sus reflexiones construye Schopenahuer el conformismo, -como muchos  politólogos y filósofos actuales nominalizan sus análisis-, más bien la  indiferencia ante el dolor que no es ni siquiera lo equivalente.
     El sufrimiento aumentaba en las sociedades de desarrollo del capital de  la época, los movimientos políticos humanistas empezaron a emerger y defender  las clases desposeídas, no tanto porque lo medios de producción les pertenecían  como potencia verdaderamente productiva, sino por la deshumanización y la  explotación del hombre por el hombre. Los conceptos voluntad y razón estaban en  boga pero no en la forma que Schopenahuer los predicaba, y si bien es cierto  que tanta voluntad como razón poseían los burgueses como las clases en futuro a  la emancipación, lo que imponía un margen de utilidad para cualquier parte.
 En C. Marx y F. Engels se dio la  interpretación filosófico-económica de la realidad integrando todos los  aspectos que confluyen en la producción de bienes materiales como fundamento de  la vida social; en Schopenahuer la comprensión filosófico voluntarista,  entendida más bien como filosófico-psicologista.  Un detalle a observar es que Engels en el  Anti-Duhring en unos de los importantes artículos sobre la dialéctica,  manifiesta que “una nación que quiera  mantenerse a la altura de la ciencia, no puede prescindir de un pensamiento  teórico”, dicho esto, por los contrastes filosóficos después de la  revolución de 1848 cuando es atacada lo que ellos definen como filosofía  clásica alemana fundamentalmente la dialéctica Hegeliana, y se impone un culto  a la práctica de las ciencias naturales. Según Engels, ello provocó un retomar  de la vieja metafísica, y “desde entonces tuvieron una gran difusión entre el  gran público, por una parte, las vacuas reflexiones de Schopenhauer, cortadas a  la medida del Filisteo…”, cabe preguntarse si la filosofía Schopanahureana no  formaba parte de este pensamiento teórico. En tanto no responde a las  exigencias de un período revolucionario, por lo menos indicó pasos de avance  hacia el futuro de la ciencia filosófico psicológica, que se definió como  ciencia independiente en el último tercio del siglo XIX. 
                  Veremos entonces algunas observaciones  encontradas en un diccionario filosófico:
 Consideramos no sea necesario analizar a  profundidad si cada uno de estas inculpaciones por los actuales estudios de su  teoría, redundan en la verdad o la mentira, nuestro verdadero objetivo en este análisis  es presentar algunas opiniones y dar de ellas un punto de vista, por el espacio  bastante limitado; pero sí observaremos que reduce este diccionario – según la  visión actual- el papel del filósofo en la evolución histórica de la  filosofía.  En primer lugar tal  influencia no creció, la estiró el temor burgués conforme a su interés de  clases hasta hacerla prácticamente desfallecer. En segundo lugar, si se estudia  “El mundo como voluntad y representación” se apalearía a la necesidad de reconsiderar la enemistad con el materialismo7  aunque se mantuviera en los planos vulgares, la dialéctica, y hasta el mismo  racionalismo, lo que  incluye además  entender que nunca fue el designio de Schopenahuer exponer una teoría  económica, mucho menos entender los movimientos de las masas y sus influencias  de cambio, sino específicamente cual es el móvil de todo ello, encontrando el  poder de la voluntad en su principio  natural y la condición de la razón como producto de la actividad. Hay que reconocer que Schopenhauer no tuvo en  cuenta la producción intelectual de la obras de Marx y Engels, por tanto no  hubo enfrentamiento a su teoría. Lo cierto es que no ha sido comprendido a  cabalidad, no hablamos ni siquiera de la complejidad de la lectura para el  entendimiento, sino del elemento necesidad práctica de la filosofía para la  transformación, el cambio del siglo revolucionario. En relación a esto define  el mismo que  “nada ha sido tan  injustamente tratado en todos los tiempos como el idealismo, en cuanto se le ha  culpado de negar la realidad empírica del mundo exterior”8 . 
                  El Doctor D. Gámbara en el prefacio de  la obra “La filosofía de Arturo Schopenahuer” , indica que: “La filosofía de Schopenahuer aparecida en Alemania, y llegada a  una verdadera celebridad en Italia, Francia, España, Inglaterra y América,  constituye seguramente, aparte de su valor teórico, uno de los más interesantes  y curiosos fenómenos sicológicos de la intelectualidad moderna”. Y en verdad,  prescindiendo de las relaciones que una mente crítica  puede estudiar en ella, del budismo oriental  con el pensamiento europeo, es sin duda notable la afirmación pesimista del  filósofo alemán, si se considera como síntoma, diré mejor como expresión del  alma contemporánea. Y en efecto si no fuera así, ¿como explicaríamos la inmensa  fascinación por esta que E. Quinet define: filosofía de la nada y de la  desesperación, en centenares y centenares de admiradores, discípulos secuaces,  notables, celebres y afamados? 9 
                  G. Papini la valora desde la  personalidad del filósofo Alemán como “una abundancia de plagios, hurtos y  citas, que convierten a su mayor libro en un mosaico de doctrinas… la filosofía  de Schopenahuer no es, por ende ni un pesimismo, ni un platonismo renovado, ni  un voluntarismo; es sencillamente, la filosofía de la vejez desconfiada,  holgazana y gruñidora, el modelo de la senectud”10 .  Pero aun así reconoce Papini -y tal parece una contradicción respecto a la  referencia de “plagiador”-, que es una de las más originales vivas y fecundas  que ha producido Alemania. La fecundidad e importancia histórica de su doctrina  no bastan a salvar su filosofía, cuando la consideramos aisladamente, como concepción  definitiva del mundo y de la vida. “Se ve entonces que Schopenhauer es más  sembrador que segador, y que sus ideas han sido muy fecundas, porque han sido  muy negadas” 11 . 
                  No menos que otros tampoco Papini  comprende la existencialidad voluntarista racional de la  filosofía de Schopenhauer. Si de hecho la  voluntad es un fundamento de la misma, es la expresión del “yo” enunciado  conforme a la razón, no sirve en general como teoría gnoseológica pero si como  teoría de la actividad psicológica. Afirma Papini que  “Arturo adopto y propagó el voluntarismo, y  no habría en ello mal alguno si la voluntad sirviese para comprender algo. Pero  no solamente no sirve para comprender las cosas, sino que no es capaz de ser  comprendida por ella misma. Las razones son dos: que la voluntad es  inconcebible e indeterminada y que se encuentra en una misteriosa e  irreconciliable actitud con la inteligencia”12 . Una  de la objeciones en contra  Giovanni  Papini, es que absolutiza el sistema voluntarista del filósofo entendiendo que  no existen contrarios en el proceso de desarrollo  y expresión de esta voluntad, que el querer  del hombre es el querer del mundo, pues conforme a la teoría del filosofo  Alemán la constitución natural es una generalidad en la cual está inserto el  hombre, y si este es hijo natural, pues todas las condiciones en que se expresa  su fuerza instintiva es objetivación de una voluntad ciega en cuanto no tiene  un pensamiento organizado, la transformación se realiza de forma organizada en  el cerebro como máxima expresión de ella misma. Si existiese hoy el filósofo  diría que la información genética encontrada en las moléculas de ADN, forma  parte de esta voluntad creadora. 
                  Concluyo con Papini en este párrafo:  “Schopenhauer enemigo juramentado de todo racionalismo -afirmación  contradictoria si se estudia la obra en su totalidad -,  , tiene que sujetarse, como los demás  filósofos, a llamar en compañía de su sistema aquel otro elemento del espíritu  que quisiera, en ciertos momentos, despedir o degradar: la inteligencia –  abundantes las citas en “El mundo como  voluntad y representación” que demuestran lo contrario, la cuestión no es  que lo sea o no, sino la radicalidad con que Papini trata este pensamiento  iracionalizándolo categóricamente. Conocemos- prosigue- la voluntad por medio  de la inteligencia, iluminamos y guiamos la voluntad por medio de la  inteligencia; finalmente, destruimos y suplantamos la voluntad por medio de la  inteligencia”13 . 
   Si nos dedicásemos a observar la realidad de  la voluntad y la razón  descubriríamos lo  que descubre quien simplemente recuerda un tema olvidado y lo concierne  interesante, ambos elementos forman parte de nuestra normal existencia, y si en  individuos con algunas situaciones psíquicas o enfermedades mentales buscásemos  una explicación diríamos como Schopenahuer que hay poco desarrollo de su  condición intelectual y un mantenimiento afanado de su condición natural, o sea  que es más instinto que razón (aunque esto no es categórico, pueden encontrarse  sujetos con problemas mentales y con gran retentiva de información, que no  quiere decir análisis de situaciones donde  subyace lo intelectivo).
   El pensamiento científico está actualizado  hasta donde llega esta realidad, pero en un siglo de gran desarrollo científico  era retumbante hasta pernicioso cuando el elemento Mítico-Cristiano  predominaba. No se realizaron para el siglo XIX estudios profundos respecto a  Schopenhauer, mas, parte de sus conclusiones se abanderaron en otros pensadores  posteriores especialmente en  Charles  Darwin y Sigmund Freud.  
                  Los argumentos que desde la concepción  idealista expuso Arthur Schopenhauer acerca de la representación y la razón fueron desarrollados además desde corrientes diversas: Antropología,  Psicología, fenomenología, entre otras  ciencias, con una acentuada importancia de la visión marxista en el siglo XX.  Ideas que resultan interesantes para que desde la actualidad se intente  desentrañar los aciertos y desaciertos de este voluntarismo racionalista o racionalismo  voluntarista. 
Fundamento de la relación  (voluntad-razón)  en su re-juego social.   
                  En la evolución del pensamiento  filosófico anterior a Schopenhauer no había resultado significativa la  definición de la voluntad y la razón; el énfasis y estilo que el filósofo expone  en la obra, lo declara como el filósofo de la voluntad natural-  representacional, presentando un modo peculiar de comprender la razón a través  de un proceso de elección natural   psicológico-individual, mostrándose   al parecer contradictorio en parte de su discurso. Esto implica que conceptos  como: voluntad  natural, universal, individual soslayen ser importantes para el pensamiento progresista contemporáneo a él, no  reconociéndolo, es decir excluyendo el grado de objetivación de la voluntad  individual en su aspecto positivo,   propuesto por Schopenahuer, siendo además el grado superior  de objetivación de la voluntad  natural.
   No se concertó ni se concerta con hincado  interés –independiente de dicha limitación-   la cuestión particular, individual de la misma, siendo el fuerte o punto  nodal que por demás  implica relación con  la razón sin la cual no se reconociera, no existiera como representación. Los  movimientos sociales progresistas recurrían a teorías que simplifican el  producto individualista, egoncentrista del poder burgués, por tal razón  Schopenahuer no respondía a los intereses revolucionarios del momento en  calidad de concepciones humanistas, de organización social.
                  El análisis de Schopenhauer se acomoda  a la actividad individual del sujeto cognoscente, a su realización a través del  devenir, acentuada en la relación con otros sujetos cognoscentes y el sujeto  natural de los  cuales extrae sustancia y  le hace “ser conocimiento”, o sea, un reproducir a través de imágenes que  utiliza en función práctica (Representaciones)  consumándose el ser de su existencia, dando a entender que dichas relaciones  refieren parte de la simbiosis social en la que el sujeto establece sus  conexiones cognoscitivas. Schopenhauer no analiza en ello relación social  alguna, sino solo una conexión metafísica a pesar de comprender las relaciones  que declara en la obra con ciertos atisbos dialécticos que no constituye lo que  prevalece en su análisis.  
                  Entre los sujetos cognoscentes existe  una variabilidad en grados para el conocer y re-conocer susceptible a una mayor  o menor agudeza de pensamiento, en este proceso   van descubriendo la energía (voluntad)  que permite el avance conforme al esfuerzo de su yo natural, el grado de  producción intelectual debe su intensidad a dicho esfuerzo,  ello deviene de la posibilidad natural de la  actividad del cerebro y el lenguaje. 
                  Schopenahuer advierte la  individualidad como objetivación superior   de la voluntad; pero no hace alusión a la sociedad como expresión del  conjunto individual, la voluntad no cumple su máxime en la sociedad. Ve en esta un concepto abstracto que  responde a un conjunto  de actividades  variables de individuos, no existe mas que en la construcción ideal de la  capacidad representativa del sujeto cognoscente. El lenguaje es patrimonio del  pensamiento necesario como fundamento básico del ser sociable, no social, pues  tal ser general no existe según Schopenhauer, la voluntad se objetiva en su  contenido real que es la individualidad, la categoría “ser social” se inserta  dentro de las formas inferiores de objetivación.  
                  Los individuos cognoscentes  dependientes de su representación, son adecuación de la voluntad ciega como  naturaleza genésica, es decir, proceso de actividad que conduce a la  racionalidad (expresión eficiente del  individuo) y formación de la existencia.   Estos buscan imponer su voluntad conforme a deseos (falta de satisfacción) o motivos (tipos de representaciones) de acción, de aquí que la regularidad se  establece entre la necesidad orgánica y la espiritual.  
                  La voluntad individual orgánica  (necesidades orgánicas o fisiológicas)  se actualiza constantemente en el deseo; pero permanece inalterable en sus  funciones básicas, o sea, la búsqueda permanente de satisfacer dichas  necesidades, esta complejidad se observa solo en la individualidad por  consiguiente – refiere el pensador-  de  nada sirve la categoría general para el análisis individual, o sea, no existe  el deseo tampoco la satisfacción social, mucho menos el órgano social; todo  cuanto es significa en su acción individual.
                  El paso de lo orgánico básico a lo  espiritual infiere un proceso organizado de interconexión donde lo espiritual o  lo conciente se reconoce en su individualidad acatando ordenes básicas  permitiéndose regular el tiempo de acción de la necesidad. Puede imponerse por  demás la condición conciente en su forma reguladora  reduciendo la voluntad a la desesperación,  haciéndose víctima  como forma de  existencia. 
                  Schopenhauer no reconoce el papel de  la voluntad social o grupos sociales en la determinación de actos y aptos en el  individuo, ni atiende los fundamentos de las culturas en sus composiciones  tradicionales formadoras de identidad. El individuo es analizado como  suponiendo su participación social pudiendo verificarse en todo el discurso de  “El mundo como Voluntad y Representación”  dado ello a la falta de análisis  de  conceptos sociales complejos de participación histórica (comunidad, sociedad, cultura, nación, pueblos etcétera)  limitando la voluntad y la razón a un esquema  de análisis individual unilateralizando   la construcción plúrime, unitaria, del sujeto cognoscente.
                  La voluntad individual en la  participación social podría definirse a través de la historia como despotismo  absoluto desde las primeras manifestaciones de poder o ansias de poder,  donde el “yo” imprime acatar las reglas que  lo alimenta y a la vez está determinado por una instancia superior , de esta  manera se comprende que  el poder de la  voluntad individual se realiza conforme a las condiciones históricas de la  voluntad social, lo mismo que el poder de la razón individual se perpetra  conforme a la social, elementos no comprendidos por Schopenahuer y que el  marxismo desarrolla posteriormente.
   La voluntad en su función básica sin el  concurso permanente de la razón práctica mantiene al individuo en la barbarie  de acciones o aptitudes individuales, por ello el gobierno absoluto de la  voluntad individual sobre lo social marca la indiferencia por lo que no es el  “yo”, exponiéndose en acciones libres “obrando según las leyes de su  naturaleza, o sea, de su voluntad” 1.  Cuando esa voluntad es negada por la condición de la voluntad social, se  produce el cambio, aquí la razón se hace dominante  regulando el comportamiento libre de lo  básico. El impulso ciego -que describe Schopenhauer- de la voluntad aclara  cuando la razón va en ascenso, puede afirmarse que tal impulso se mantiene en  el individuo social y aflora cuando la razón extravía su concurso en acción  trilógica (mano-cerebro-lenguaje). 
                  La (voluntad-razón) inmediata se diferencia de la histórica en cuanto  se supone la razón domine la totalidad de los actos humanos sociales e  individuales, la (voluntad-razón)  histórica se manifiesta como máxima y en su presente adquiere una supremacía  determinada por las culturas, los pueblos, en la dirección de sus  destinos.  Se manifiesta en su interior  la voluntad como posibilidad de elección comprendida por la razón de su  historia, de esta manera entre los pueblos mediatiza una especie de  individualidad de nación (identidad),  cada nación es una identidad relativa sin soslayar las influencias externas por  cuanto no existe pura, por tanto se realiza en forma de “es” individual.
   El grupo se hace más fuerte por la suma de sus  voluntades en las elecciones individuales de modo mecanicista, así será en suma  relativa para el su comportar político, cultural, ético, gnoseológico,  Schopenhauer no descarta esta forma del ser social; también en ello prevalece  la absolutización que hace Schopenhauer acerca de las acciones de la  personalidad desde el punto de vista individual como fuerza que determina su  voluntad en el curso de la historia. 
                  El aspecto gnoseológico muestra el  poder de la individualidad en su desarrollo, sea  la heterogeneidad de la realidad para la  producción espiritual, cuestiones no profundizadas por la crítica filosófica  que no ha dilucidado aciertos y desaciertos de manera coherente, en la  complejidad del discurso que presenta la obra objeto de esta investigación.
                  Difícil  es determinar cuál es el punto culminante de  la filosofía Schopenhaureana entre tantos esquemas de partida dando cabida a una  impresión eclecticista. La investigación aduce sin dudas, que la esencia de la  misma se encuentra en la obra que el mismo autor reconoce como columna  vertebral de su sistema: “El mundo como  voluntad y representación”,   concluyendo que los conceptos predominantes en la misma son la Voluntad y la razón.  Diríace que para llegar a tal punto culminante – poniendo en dudas de que  exista- habría que entender en todas sus variantes de reflexión esta relación,  la que a sabiendas de la gnoseología sería paralizar la existencia de los  individuos cognoscentes en tanto que la voluntad y la razón son elementos  constitutivos de dicha existencia.
  Conclusiones.
1Carlo Gozzi, El conde: Venecia, 13 de diciembre de . Escritor italiano, uno de los representantes de la oposición al movimiento ilustrado de la Italia del siglo XVIII. Su obra siempre defendió una ideología reaccionaria. Las obras de teatro nacen, al menos así lo afirma él mismo, como una reacción contra las obras de Pietro Chiari y Carlo Goldoni, a los que acusaba de ser malos escritores e inmorales. Su debut teatral es en 1761 con L'amore delle tre melarance (El amor de las tres naranjas). Era uno de los principales animadores de la "Accademia granellesca" conocido por los pseudónimos de "Il Solitario" o "Lo Sperticato" (en alusión a su vida retirada y de soltero impenitente el primero, y a su notable estatura el segundo), autor de diferentes 'relatos' (novelle) en los que sigue fundamentalmente el modelo de Franco Sacchetti (s. XIV) y que, aunque muy conocidos, constituyen una de las partes más interesantes de su producción literaria. Escribió también dos largos poemas jocoso-narrativos de crítica anti-ilustrada: Marfisa bizzarra (en el que relata, con voluntario anacronismo, como la filosofía de la ilustración corrompe los ideales de los caballeros de Carlo Magno. Muere el 4 de abril de 1806.
2 Papini, Giovanni: El crepúsculo de los filósofos, Kant, Hegel, Schopenhauer, Nietzche. Traducido del Italiano por José Sánchez Rojas. Edt. La España Moderna. Madrid, Pág.84.
3 Schopenhauer, Arthur: La cuádruple raíz del principio de razón suficiente; El mundo como voluntad y representación; Eudemonología. Obras escogidas en dos tomos. Tomo I. Buenos Aires. Edt. El ateneo.1950. Pág. 188.
4 Ibídem, Pág. 189
5 Ibídem, Pág. 302
7 Schopenhauer, Arthur: La cuádruple Raíz del principio de razón suficiente; El mundo como voluntad y representación; Eudemonología. Obras escogidas en dos tomos. Tomo I. Buenos Aires. Edt. El ateneo.1950. Pág. 233, 234; 235, 238; 316, 320, 322, 323, 345, 350, 354. Tomo II Pág. 17, 18, 55.
8 Ibidem Tomo 2, Pág. 12
9 Gámbara, L: La filosofía de Arturo Schopenhauer. Biblioteca de ciencias sociales, médicas jurídicas y naturales. Edt. Barcelona. Pág. 1.
10 Papini, Giovanni: El crepúsculo de los filósofos, Kant, Hegel, Schopenhauer, Nietzche. Traducido del Italiano por José Sánchez Rojas. Edt. la España Moderna. Madrid, Pág.75-76
11 Ídem, Pág. 76
12 Ibidem, Pág. 80
13 Ibídem, Pág. 83, 84
1 Ibídem,Tomo 2 Pág. 158
2 Ibídem, Tomo 2 Pág. 167
Bibliografía