Diosveldy Navarro Lores
                 diosveldy@fcs.cug.co.cu
                			    
                  Eyedelkis Medina García (CV)
                                 
			    eyedelkism@fcs.cug.co.cu 
                			    
Universidad de Guantánamo
			 
			    
			    
			    
			    
			    Resumen
Las cuestiones consideradas  no agotan todas las preguntas que quedan pendientes en torno a los males que perturban las relaciones  sociales, afectan la convivencia humana, crean caldo de cultivo para la  aparición de situaciones sociales conflictivas, la generación de conflictos  sociales, guerras, etc, sin embargo, el  elitismo, el racismo, la segregación, la discriminación ¿no tendrán su génesis  también en una representación social o construcción mental insensata que  algunas personas hayan elaborado sobre el término familia.
Algunos aspectos del término familia están  desactualizados, ya que han aparecido una serie de representaciones sociales, y  suele extenderse este término al lugar donde las personas aprenden a cuidar, a  ser cuidadas, viven, conviven, se configuran como personalidades, más allá  incluso de las relaciones de parentesco, con su consiguiente repercusión  positiva y negativa y la aparición, en última instancia, de conflictos sociales.
Por estas razones, el objetivo del presente trabajo  radica en motivar a los funcionarios encargados del trabajo comunitario a que reflexionen  en torno a la repercusión positiva y negativa de representaciones sociales insensatas  que algunas personas poseen sobre el término familia por los inconvenientes que  las mismas presuponen y su relación con la gestación de conflictos sociales.
Palabras claves: 
Familia, conflictos sociales, situaciones sociales  conflictivas, díada inclusión-exclusión, elitismo, racismo, segregación, discriminación, valores  y antivalores. 
Desarrollo 
Como bien se pretendió ilustrar en el artículo Representaciones  sociales sobre el término familia y su relación con los conflictos sociales (2011)1   “(…) la etimología de la palabra familia no ha podido ser establecida  con exactitud.”2
La comunidad científica considera a la familia como la  principal forma de organización de los seres humanos que  se basa en lazos de parentesco. De  igual manera se acepta universalmente que estos lazos pueden ser de dos tipos: de afinidad derivados del establecimiento de  un vínculo reconocido socialmente (como el matrimonio o la adopción) y de consanguinidad (la filiación entre  padres e hijos, por ejemplo). 
Como bien se pudo ilustrar en el artículo anterior1,  algunos aspectos de esas definiciones han quedado desactualizados.
Por estas razones, se resalta la necesidad de que para  enfrentar en los momentos actuales los procesos de negociación, mediación,  diálogo, conversaciones durante la atenuación de situaciones sociales  conflictivas o la resolución de conflictos sociales, es imperioso considerar las  representaciones sociales que sobre la familia poseen los miembros o actores  sociales de la comunidad.
En este sentido, en el artículo anteriormente  mencionado se hace énfasis en el modo y la intensidad con que cada miembro o  actor social de una comunidad percibe y/o es percibido por los demás, lo que  permitió considerar tres representaciones sociales en torno al término familia: en un primer grupo aquellas personas  que tienen en cuenta cuestiones relacionadas con la amistad (nivel microsocial)  para considerar a alguien parte de “su familia”, en un segundo grupo las que tienen en cuenta espacios o escenarios  geográficos comunes (nivel mesosocial) y en  un tercer grupo las que consideran que basta con haber nacido ser humano  para considerarle parte de “su familia” (nivel macrosocial) y se ilustró cómo cada una de estas  representaciones contribuye a la formación y desarrollo de valores y  antivalores. (Ver artículo citado)
De manera concreta, se  establece una relación directa entre las representaciones sociales en torno al  término familia y determinados valores y antivalores universales que estas  representaciones potencian. Así es el caso que, en el primer grupo analizado, se potencian por un lado sentimientos de amor, humanismo, colaboración,  fidelidad, ayuda mutua, protección, etc. y por otro lado paternalismo,  proteccionismo, nepotismo, favoritismo, amiguismo, sociolismo, tribalismo, etc.,  que favorecen la díada inclusión-exclusión.
En el segundo grupo analizado se  potencian por un lado sentimientos de camaradería, solidaridad, humanismo,  patriotismo, identidad común, sentido de pertenencia, etc.  y por otro lado sentimientos paternalistas,  favoritismo, localismo, proteccionismo, caudillismo, regionalismo,  nacionalismo, xenofobia, etc.
En el tercer grupo analizado se  potencian por un lado sentimientos altruistas, amor, ternura, comprensión, educación, respeto, apoyo,  protección, cuidado, ayuda, etc y por  otro lado no ven en la lucha armada la solución para muchas calamidades  y miserias humanas que se viven en diferentes latitudes.
Por lo que se hace imprescindible saber, según se  puntualiza en el artículo referido anteriormente, que tales representaciones  sociales pueden devenir en generadores de sentimientos que potencian la  exclusión de algunos actores sociales, por lo que se precisa su manejo  adecuado, inteligente y oportuno para evitar en lo posible la gestación  de situaciones sociales conflictivas y  la aparición de conflictos sociales.  
Sin embargo, otro problema  con que se tropiezan los funcionarios encargados del trabajo comunitario y al que no se hizo  alusión en el artículo anterior, está en el hecho de que deben contender con  personas en las que no es recíproco el sentimiento de familiaridad, pues  algunas son aceptadas como “familia” por otras, sin embargo, no retribuyen ese  sentimiento hacia la otra persona. Y se establece una especie de desequilibrio  en la red social. Pero esto no constituye el centro de interés del presente  artículo.
El verdadero interés está en ilustrar que existe una cuarta representación  social en torno al término familia. En esta cuarta representación social las  personas establecen requisitos especiales para que otras pertenezcan o sean  consideradas miembros de “su familia”. Por ejemplo: situación financiera, color  de la piel, belleza física, status social, etc.
En estos casos, algo que se debe resaltar es que consideran  como parte de “su familia” a otros actores que pueden ser miembros de la misma  o de otra comunidad,  localidad  o asentamiento. Esta representación social no  es muy bien aceptada por muchos trabajadores comunitarios en tanto potencia  sentimientos elitistas, racistas, segregacionistas, etc.
Para un mejor análisis se considerará esta manera de  percibir esta asociación como  una representación social o idea de familia a un nivel micro, que a diferencia de las otras es un tanto insensata,  por la manera distorsionada y retorcida de percibir las relaciones humanas, es  una idea constreñida de familia, que tiene, según nuestras consideraciones, una  serie de inconvenientes potenciales. 
En primer lugar, para estos  actores sociales, la familia la compone un número limitado, prejuicioso,  segregacionista y discriminatorio de miembros, para los que es obligatorio que reúnan  las condiciones especiales por ellos establecidos. No  obstante, esta idea favorece la formación y desarrollo de sentimientos de  camaradería, solidaridad, identidad común, sentido de pertenencia, etc. Los  demás actores sociales que no reúnen las condiciones especiales establecidas,  automáticamente pierden el status quo.
En segundo lugar, los que reúnen  las condiciones especiales establecidas, gozan de privilegios que son vedados  para otros actores sociales que no los reúnen: dígase atención, apoyo, ayuda,  protección, cuidado, etc. 
En tercer lugar, potencia de  manera extrema la díada inclusión-exclusión, y otras conductas que pueden ir en  detrimento de las relaciones a un nivel micro, meso y macrosocial y puede  generar y/o exacerbar sentimientos paternalistas, favoritismo, localismo,  proteccionismo, caudillismo, regionalismo, nacionalismo, xenofobia, elitismo,  racismo, discriminación, segregación, distinción y la consiguiente aparición de  situaciones sociales conflictivas y en última instancia el desenlace de  conflagraciones o perturbaciones repentinas y violentas. 
Esta manera de concebir a la  familia se considera un tanto insensata. La más elemental cordura no debía  permitir a un ser humano establecer condiciones que discriminen a otros seres  humanos por sus condiciones físicas, económicas, etc.  Pero lamentablemente, existen esas personas con  las que el mundo de hoy vive y convive.
La descripción de la relación entre el establecimiento  de condiciones especiales para considerar a alguien miembro de una familia y la  aparición de los sentimientos elitistas y racistas entre esos miembros constituye  un objetivo muy ambicioso, pero es necesario intentarlo para facilitar el desempeño  de los funcionarios que realizan trabajo comunitario, dirigen procesos de  mediación, negociación o resolución de conflictos.  
Estos funcionarios deben tener en cuenta, además de  los valores y antivalores que potencia esta representación social, que tanto el  elitismo como el racismo “(….) son una  ideología basada en la superioridad de unas capas sociales, razas o etnias  sobre otras”3  como bien se  expresa en Wikipedia (2011)
En relación con el elitismo  se expresa también en Wikipedia (2011) que “(…) es un sistema social que favorece a las élites dentro  de ese sistema social o promueve el surgimiento de nuevas élites.” 4  y más  adelante se hace referencia a algo que constituye un elemento común con el  racismo: “(…) El término elitismo también se utiliza para referirse a  situaciones en las que un grupo de personas que reivindican poseer grandes  habilidades conspiran para conseguir privilegios a expensas de otras personas  (…) la que puede ser descrita como discriminación”5.
Por tanto, del análisis se desprende una curiosidad  científica: las representaciones sociales o construcciones mentales que  elaboran los actores sociales en torno al término familia, el cual ha sido aceptado por consenso universal, está la  génesis de males que constituyen flagelos, a los que durante mucho tiempo se  les buscan soluciones y lamentablemente hoy la humanidad percibe cómo a pesar  de grandes esfuerzos y profundos estudios por atenuar esos males, no se ha  avanzado prácticamente nada. 
Todo lo cual permite aseverar que la comunidad  científica debe reorientar su ojo avizor hacia aquellas cuestiones que muchas  veces se nos muestran insignificantes e intrascendentes, pero que en el fondo  son generadoras potenciales de males que perturban las relaciones sociales,  afectan la convivencia humana, crean caldo de cultivo para la aparición de  situaciones sociales conflictivas, la generación de conflictos sociales,  guerras, etc.
El intento por socializar estos criterios entre la  comunidad científica se ha hecho con la finalidad de que se comprenda que las  representaciones sociales evaluadas devienen en recursos que deben ser  conocidos y utilizados adecuadamente por los funcionarios que dirigen procesos  de negociación, prevención social, mediación y resolución de situaciones  sociales conflictivas y conflictos sociales.
Bibliografía 
1 Diosveldy Navarro Lores y Eyedelkis Medina García. Representaciones sociales sobre el término familia y su relación con los conflictos sociales. 2011
2 http://definicion.de/familia/
3http://es.wikipedia.org/wiki/Racismo. 2011
4http://www.google.com.cu/url?q=http://es.wikipedia.org/wiki/Elitismo&sa. Elitismo.