Diosveldy Navarro Lores
                 diosveldy@fcs.cug.co.cu
                			    
                  Eyedelkis Medina García
                                 
			    eyedelkism@fcs.cug.co.cu 
                			    
Universidad de Guantánamo
			 
			    
			    
			    
			    
			    Resumen
La trascendencia del trabajo comunitario a nivel  mundial promueve la existencia de numerosos modelos teóricos, que involucran a  la familia. Caracterizarla es vital durante el trabajo comunitario, atendiendo  a sus potencialidades reales para la eficiencia del mismo.
Algunos aspectos del término familia están  desactualizados, ya que han aparecido una serie de representaciones sociales, y  suele extenderse este término al lugar donde las personas aprenden a cuidar, a  ser cuidadas, viven, conviven, se configuran como personalidades, más allá  incluso de las relaciones de parentesco, con su consiguiente repercusión  positiva y negativa y la aparición, en última instancia, de conflictos sociales.
Por estas razones, el objetivo del presente trabajo  radica en motivar a los funcionarios encargados del trabajo comunitario a que reflexionen  en torno a la repercusión positiva y negativa de algunas representaciones  sociales que los diferentes sujetos poseen sobre el término familia por las  ventajas e inconvenientes que esto presupone y su relación con la aparición de  conflictos sociales.
Palabras claves: 
Familia, conflictos sociales, díada  inclusión-exclusión, valores y antivalores. 
Desarrollo 
La palabra comunidad tiene su origen en el término  latino communĭtas. El concepto hace referencia a la cualidad de común, por lo  que permite definir a distintos tipos de conjuntos: “(…) de las personas que forman parte de un pueblo, región o nación, de las  naciones que se encuentran unidas por acuerdos políticos y económicos, o de  personas vinculadas por intereses comunes (…)”.
Según Wikipedia (2011) “Una comunidad es un grupo o conjunto de individuos, seres humanos, (…) que comparten elementos en común,  tales como un idioma, costumbres, valores,  tareas, visión del mundo, edad, ubicación geográfica (un barrio, por ejemplo),estatus  social,.” 
Generalmente, una comunidad se une bajo la necesidad o  meta de un objetivo en común, como puede ser el bien común.  Dentro de una comunidad se suele crear una identidad común, mediante la  diferenciación de otros grupos o comunidades.
El desarrollo del trabajo en una comunidad asume la  realización de acciones interrelacionadas con los diferentes factores sociales  de la misma: dígase grupo gestor, organizaciones políticas, masivas, gubernamentales  y no gubernamentales, trabajadores sociales, instituciones sociales y  culturales, familia.
La trascendencia que ha alcanzado el trabajo  comunitario a nivel mundial promueve la existencia de numerosos modelos  teóricos o estrategias de intervención. La Psicología Comunitaria  ha aportado algunos de ellos. Perlman y Gurin, Worren (1977), Alipio  Sánchez, Irma Serrano García y Alberto Iriza  (1994), Guy le Boterf, Benjamín San Turnill, (1986) y otros.
Según la Dra   Argelia Fernández  Díaz “(…) El trabajo comunitario es un sistema  integral donde, a través de procesos socioeducativos, se unen todas las  personas, que de hecho se convierten, además de protagonistas y beneficiarios,  en investigadores, en un programa  transformador  en esa dimensión (…)” . 
Los modelos teóricos que se describen involucran  además de la comunidad y grupo gestor, a la familia, y en todos se considera  necesario caracterizar a esta última, teniendo   en cuenta las potencialidades reales de esta agrupación social para un  mejor accionar durante el trabajo comunitario.
“La etimología de la palabra familia no ha podido ser establecida  con exactitud. Hay quienes afirman que proviene del latín fames (“hambre”) y otros del término famulus (“sirviente”).  Por eso, se cree que, en sus orígenes, se utilizaba el concepto familia para  referirse al conjunto de esclavos y  criados propiedad de un solo hombre.” 
Hoy, la comunidad científica, denomina familia a la principal forma de organización de los seres humanos. Se  trata de una agrupación social  que se basa en lazos de parentesco.  Estos lazos pueden ser de dos tipos: de  afinidad derivados del establecimiento de un vínculo reconocido socialmente  (como el matrimonio o la adopción) y de  consanguinidad (la filiación entre padres e hijos, por ejemplo). 
En este respecto, según los modelos convencionales  establecidos, una familia puede ser definida de acuerdo al grado de parentesco  que existe entre sus miembros. De manera que la familia nuclear o círculo  familiar está formada por los padres y sus hijos. La familia extensa, por su  parte, incluye a los abuelos, tíos, primos y otros parientes, junto a la  familia nuclear. También puede darse el caso de una familia compuesta, que es  aquella formada por los padres y sus hijos, pero que cuenta con integrantes que  mantienen vínculos consanguíneos con sólo uno de los dos padres.
Algunos aspectos de esas definiciones han quedado  desactualizados, ya que hoy han aparecido una serie de ideas o representaciones  sociales diferentes y suele extenderse el término familia al lugar donde las  personas aprenden a cuidar y a ser cuidadas, viven, conviven y se configuran  como personalidades, más allá incluso de sus relaciones de parentesco.
Por estas razones, para enfrentar en los momentos  actuales el trabajo comunitario es necesario considerar algunas  representaciones sociales que sobre la familia poseen los miembros o actores  sociales de la comunidad.
En este sentido, por el modo en que cada miembro o  actor social de una comunidad percibe y/o es percibido por los demás, se forman  diferentes representaciones sociales en que la idea de familia se extiende más  allá de las relaciones de vínculo reconocidas socialmente como el matrimonio y  la adopción, o relaciones de consanguinidad como  padres, hermanos, primos, etc. 
Tal es el caso de los que consideran como miembros de  su familia, no solo a los anteriormente referidos, sino a los que comparten con  ellos tareas, metas, objetivos, profesiones, religiones, ideales, criterios y  otros lazos comunes, en los que es frecuente la fidelidad, el respeto, el amor,  el afecto, la solidaridad, la colaboración, ayuda, protección, cuidado, etc:  valores, cualidades y sentimientos que favorecen una convivencia agradable, climas  psicológicos favorables, sentido de pertenencia, identidad común.
La intensidad con que se forman o asumen estas representaciones  sociales varía entre los diferentes actores sociales. En un primer grupo, la idea más constreñida puede encontrarse entre  individuos que consideran como su familia a los que mantienen con ellos vínculos reconocidos socialmente (como  el matrimonio o la adopción), de  consanguinidad (la filiación entre padres e hijos, abuelos, primos,  tíos…)  y de amistad (por compartir  metas, objetivos, religiones y otros lazos comunes). 
No obstante la estrechez de esta idea, la misma supera  con creces las definiciones tradicionales y convencionales de familia, pues acoge  en su seno a otros actores que pueden ser miembros de la misma o de otra  comunidad, localidad, asentamiento o región. 
Para un mejor análisis se considerará esta manera de  percibir esta asociación como  una representación social o idea de familia en un nivel micro, que rompe los esquemas hasta ahora utilizados.  Es preciso señalar las ventajas e inconvenientes de esta idea, pues es un  aspecto de valor significativo que no debe soslayarse por los que realizan  trabajo comunitario. 
Por un lado, para estos  actores sociales, la familia la compone un escaso número de miembros, los  cuales respetan normas preestablecidas y las cumplen con fidelidad e  incondicionalidad, fomentándose entre ellos sentimientos de amor, humanismo,  colaboración, fidelidad, ayuda mutua, protección, etc, todo lo cual es  ventajoso para el que realiza trabajo comunitario. El miembro que no cumple y/o  falta a alguna de las normas establecidas, automáticamente pierde el status  quo. Los que se mantienen fieles a estas normas y preceptos, pues gozan de  privilegios que son vedados para otros actores sociales que no gozan de aceptación  entre los seguidores de esta idea.
Por otro lado, estos  privilegios, en algunos casos traen aparejados algunos inconvenientes para el  trabajo comunitario, pues pueden generar paternalismo, proteccionismo, nepotismo,  favoritismo, amiguismo, sociolismo, la creación de estructuras sociales  informales como islas, piñas, clanes, etc, que favorecen la díada inclusión-exclusión,  y la aparición de otras conductas que pueden ir en detrimento de las relaciones  a un nivel micro, meso y macrosocial. 
En un segundo grupo, aparece una representación social más  extensa que la anterior entre individuos que consideran como su familia a quienes comparten espacios o escenarios geográficos comunes. Estos actores  sociales tienen una percepción positiva de los demás. Son más abiertos,  flexibles, pero establecen límites geográficos a su idea de familia. 
Por un lado, aceptan a los que gozan de buena  conducta, si estos son fieles, respetuosos, etc; por otro lado, toleran a los  que yerran o tienen una conducta que se sanciona socialmente; y como  denominador común, a todos los quieren, aprecian, les tienen cariño, respeto,  consideración, etc. En estos casos, algo que se debe resaltar es que consideran  como parte de la familia a otros actores que pueden ser miembros de la misma o  de otra comunidad,  localidad  o asentamiento. Esta representación social es  muy bien aceptada por muchos trabajadores comunitarios en tanto favorece el  sentido de pertenencia, la identidad local, territorial, nacional.
Para un mejor análisis se considerará esta manera de  percibir esta asociación como  una representación social o idea de familia a un nivel meso, que supera el concepto estrecho de familia  que se concibe a un nivel micro, pero que tiene también una serie de  inconvenientes. 
En primer lugar, para estos  actores sociales, la familia la compone un número grande de miembros, para los que  basta con que los demás procedan o vivan dentro de los límites geográficos por ellos  establecidos. En este caso puede cumplirse  para los que pertenecen a un barrio (caso de ser este el límite geográfico  establecido), asentamiento, localidad, municipio, provincia, región, país,  hemisferio, continente. Esta idea favorece la formación y desarrollo de  sentimientos de camaradería, solidaridad, humanismo, patriotismo, identidad  común, sentido de pertenencia, etc. Los demás actores sociales que no cumplen  con el requisito relacionado con vivir dentro del límite geográfico establecido,  automáticamente pierden el status quo.
En segundo lugar, los que cumplen  con este requisito, pues gozan de privilegios que son vedados para otros  actores sociales que no lo cumplen: dígase atención, apoyo, ayuda, protección,  cuidado, etc. 
En tercer lugar, al igual  que la anterior idea favorece la díada inclusión-exclusión, y otras conductas  que pueden ir en detrimento de las relaciones a un nivel micro, meso y macrosocial  y puede generar y/o exacerbar sentimientos paternalistas, favoritismo, localismo,  proteccionismo, caudillismo, regionalismo, nacionalismo, xenofobia, etc, y la  consiguiente aparición de situaciones sociales conflictivas y en última  instancia el desenlace de conflagraciones o perturbaciones repentinas y  violentas. Este es otro aspecto de valor significativo que debe ser considerado  por los que realizan trabajo comunitario, pues es importante considerar que muy  a pesar del impacto positivo de esta manera de percibir a los demás, no debe  soslayarse el impacto negativo que puede derivar.
En un tercer grupo, aparece una representación social mucho  más amplia y cosmopolita entre individuos que consideran que basta con haber  nacido ser humano para considerarle parte de su familia. Estos individuos tienen  una percepción positiva de los demás seres humanos. Son altruistas, más  abiertos, flexibles, no establecen límites geográficos ni consanguíneos a su idea  de familia. Aceptan a los demás actores sociales, los toleran, les ofrecen  amor, ternura, comprensión, educación, respeto, apoyo, protección, cuidado,  ayuda, etc. 
Para un mejor análisis se considerará esta manera de  percibir esta asociación como  una representación social o idea de familia a un nivel macro, que supera las que se conciben a un nivel micro  y meso, pero que tiene también inconvenientes. El más relevante estriba  en el hecho de que en su gran mayoría no ven en la lucha armada la solución  para muchas calamidades y miserias humanas que se viven en diferentes latitudes.
De manera general, para el  buen desempeño de los funcionarios que realizan trabajo comunitario es  necesario tener en cuenta aspectos relacionados con las representaciones  sociales que se poseen sobre la familia, pues en las condiciones actuales  algunas ideas sobre ella van más allá incluso de las relaciones de parentesco. 
Estas representaciones sociales devienen en recursos  que utilizados adecuadamente por el especialista, pueden favorecer el trabajo  preventivo-educativo y ayudan a crear climas psicológicos favorables, sentido  de pertenencia, valores humanos positivos.
Es imprescindible saber también, que tales  representaciones sociales pueden devenir en aspectos generadores de  sentimientos que potencian la exclusión de algunos actores sociales, por lo que  se precisa su manejo adecuado, inteligente y oportuno para evitar en lo posible  la aparición de conflictos sociales.  
Bibliografía