Roberto Fermín Bertossi
Experto en cooperativas de la CONEAU
Fundador de la cátedra de derecho cooperativo, UNC.
Docente, Investigador y Profesor de grados y postgrados en la UNC., UNL, UCCOR
robertossi@hotmail.com
"Cuando  la hipocresía comienza a ser 
de muy mala  calidad, 
es hora  de comunicar algo verdadero"
Bertolt Brecha
RESUMEN
Las comunicaciones cooperativas no deben continuar subordinadas a infracomunicaciones corporativas. Si bien la nueva ley argentina para la democratización de los medios de comunicación audiovisuales Nº 26.522 ahora contempla la posibilidad (negada por las dictaduras) en lo concerniente a que las cooperativas puedan prestar este servicio de interés público, paradójicamente la orfandad en lo atingente a “disponibilidad pública, plural y abierta” de informaciones cooperativas libres, veraces, adecuadas, oportunas y neutrales obedece a marcadospredominios corporativos seudocooperativos que demoran, tergiversan e impiden -paradójicamente todavía-, sudemocratización, universalización y emancipación, abonando y sosteniendo impropia e ilegalmente reproducciones comunicativas corporativas, anacrónicas, maliciosas; manifiesta e impunemente dañinas y perjudiciales para la genuina y autentica comunicación intra, extra, supra y transcooperativa.
Palabras Claves: Comunicaciones cooperativas. Objeto de estudio. Problema corporativo. Corporaciones. Dictaduras. Riesgos infracomunicativos. Emancipación. Reproducción. Marco axiológico y principios cooperativos. Reflexión valorativa. Diagnostico. Ejes comunicativos. Liberar. Constitución. Ley. Redefinición. Bien cultural. Mercancía. Representaciones simbólicas. Prácticas comunicativas. Congruencia.
El campo de las comunicaciones de actos, hechos y servicios propios de las organizaciones cooperativas, mutuales y otras sin fin de lucro en cuanto tales, aún no ha merecido ningún interés como espacio de conocimiento ni como insumo central en la construcción de un objeto de estudio para una comunicación social posible.
ESTE ES UN PROBLEMA
La naturaleza de esta proposición trata de verdades o directrices no dogmáticas, sino nacidas de la experiencia cooperativa de treinta años, inducidas de la observación y posibles de ser proyectadas por deducción al campo de las nuevas comunicaciones cooperativas.
Precisamente por eso, nos apersonamos y comparecemos  con entusiasmo a investigar sobre las  prácticas significantes constructoras de sentido para introducirnos en una  cultura cooperativa como inescindible de la comunicación cooperativa en cualquier  acepción, calificación, legitimación y expresión/es.
                Intervenimos con lo viejo en búsqueda de lo nuevo si  es que hay algo de nuevo como sostienen Schmucler y Mata en la percepción de  que el campo del conocimiento que integra la comunicación, no solo no ha  logrado delimitar una identidad propia claramente establecida sino que  desconoce sus fines últimos y límites posibles lo que explica y predice así  cierta invisibilidad y no institucionalización (si corporativización en nuestro  caso) común y académicamente aceptada.
                Vanina Papalini nos advierte sobre los riesgos de la  comunicación, sobre el cuerpo y la subjetividad, sobre emancipar o reproducir.
   
                En el proceso de mi construcción de objeto teórico incluiré  proposiciones generales referidas al esquema vigente en materia de  comunicaciones cooperativas.
                En nuestra inquietud propositiva, advertimos que los  medios de comunicación cooperativos permanecen colonizados por las  corporaciones neo o seudo cooperativas; privadas, públicas y mixtas.
Esto avala una vez más que el discurso comunicativo  cooperativo corporativo puede adquirir autonomía e independencia pero, sus  prácticas, no. Esto mismo nos recuerda a Mark Twain: “La diferencia entre la palabra adecuada y la casi correcta, es la  misma que entre el rayo y la luciérnaga”.
                Si bien la nueva ley para la democratización de los  medios de comunicación audiovisuales, Nro. 26.522 ahora contempla la  posibilidad (negada por las  dictaduras) en lo  concerniente a que las cooperativas puedan prestar este servicio de interés público,  paradójicamente la orfandad en lo atingente a “disponibilidad” de informaciones  cooperativas, mutuales y de fundaciones genuinas y auténticas,  aún carecen de democratización y universalización continuando  sometidas a predominios corporativos dictatoriales en plena democracia no solo  en la faz comunicativa sino en su propia matriz jurídica dictatorial como  inauditamente rigen en materia cooperativa, mutual, de entidades financieras e  incluso en cierto campos judiciales resistentes a la operatividad de la Ley 26.522.
                Abordar este doctorado en lo personal no tiene otro objeto ni objetivo  que proponer con objetividad un problema-desafío de interés general, tratando  con sinceridad de resolverlo con el mayor rigor científico posible pero también,  con toda la premura que dicha orfandad  demanda, (con la misma urgencia que  deploramos en sus causas y en sus efectos prevalecientes desde 1983 por la  fuerza de una inercia dictatorial padre y madre de todo estupor, desconcierto y  perplejidad).
                Nuestro objeto es ese, nuestro objeto es “empoder” y enriquecer todo lo posible toda la eficacia, calidad  y eficiencia del objeto y los modos de la Ley 26.522 en la perspectiva  constitucional (Artículos 14, 29, 36, 75 inciso 19  última parte y cc. CN.).
                Un objeto dentro, afuera  y más allá del propio propósito de nuestra nueva ley para la democratización de  los medios de comunicación argentinos.
                Con toda soledad y al precio de comunicar verdades del campo cooperativo,  venimos publicando nuestras ideas al respecto en la prensa no cooperativa durante ya casi  treinta años desde un editorial en La   Voz del Interior del 24 de Noviembre de 1984 cuando sosteníamos  que: “El Cooperativismo es Democracia”.
                La legitimación por descalificación e “ignorancia” colectiva de la prensa  corporativa cooperativa, ha sido, es y será un modo de construcción de mi  objeto en mis comunicaciones sociales cooperativas, jalonadas por institucionalizaciones,  reconocimientos, participaciones, premios, distinciones más, fundamentalmente,  por su servicio de utilidad en categoría de esclarecimiento para innumerables  asociados y usuarios cautivos, receptores del mensaje corporativo en el marasmo  de la coerción propia de su rol asociativo o necesidad tantas veces vital  esencial en materia de usos, consumos y prestaciones monopolizados: (Vg., agua  potable, energía eléctrica, transporte, consumo, vivienda, trabajo urbano y  rural –vg., operarios rurales, peón de campo y más-; socorros mutuos y tales).
                Otro ladrillo constructivo sin dudas,  surge del propio espíritu y letra de la Ley 26.522 desde que se  propuso que:   
  La regulación de los servicios de comunicación audiovisual  en todo el ámbito territorial de la Argentina y el desarrollo de mecanismos  destinados a la promoción, desconcentración y fomento de la competencia tienen  como fines el abaratamiento, la democratización y la universalización de las  nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
  Esto mismo es y será central a la hora de lograr no solo  comunicar sino organizar, gestionar, regular, controlar, incentivar y sancionar  organizaciones de una nueva economía solidaria civil traducidas y traducibles  en entidades solidarias creíbles, constituidas libremente sin intermediarios ni  fines de lucro por personas inspiradas en la solidaridad con el único objeto de  brindarse ayuda recíproca frente a necesidades, intereses, anhelos compartidos  y riesgos eventuales como la posibilidad de reciprocidades fraternales para el  bienestar material y el desarrollo personal-comunitario de todos los todos del  todo social, del de cada uno, del de cada cual.
  Pensamos que solo genuinas comunicaciones adecuadas y veraces  de las cosas cooperativas pueden iluminar tinieblas y habitantes propios de  maliciosas prácticas comunicativas corporativas en plena vigencia del articulo  42 de nuestra Constitución Nacional, un dispositivo de supremacia que nos acompaña  con sus nuevos derechos y garantías ya desde el año 1994, esto es, diecisiete años.
  Es que no conocemos lineamientos desarrollados como  expresión de una reflexión propia sobre el tema premisa de la construcción de  nuestro estudio, cimiento angular en la construcción del objeto de estudio de  las comunicaciones sociales que hemos venido a proponer y para las que hemos de  comparecer en su defensa  cada vez e  instancia necesarias.
  Tanto el espacio de las relaciones cooperativas  internacionales, como el de una supuesta economía para el desarrollo, han  hegemonizado corporativamente no solo los estudios y las prácticas sino las  propias comunicaciones del sector siendo nulas las reflexiones desde la óptica  de los receptores respecto de las políticas públicas desarrolladas al influjo  de la cooperación local, regional y global.
  La auténtica cooperación libre carece de conceptualización,  contenidos, representaciones y comunicaciones adecuadas y veraces de los actos,  de los hechos y de las omisiones cooperativas. 
  Esa carencia legitima todo bastardeo y distorsión  gravitantemente operante en nuestras  prácticas  cooperativas actuales.
  Claro. Si también llamamos representaciones al conjunto de  nociones, conceptos, creencias, valores, actitudes y opiniones producidas por  sujetos respecto de algo; y si denominamos prácticas al conjunto de acciones,  conductas e intervenciones con cierto grado de normalización y rutinización,  tenemos y tendremos que las representaciones condicionan u orientan de alguna  manera las prácticas referidas a ese algo, otorgándoles un sentido sin sentido constituyendo  a este,  nuestro problema.
  Si pensamos que la propia definición del problema social entraña  una disputa de poder (simbólica y efectiva), podemos inferir que la misma se  configura  y reconfigura en un actor  privilegiado en la construcción de la cuestión solidaria social, utilizando dos  herramientas en la disputa: el recurso y el discurso; corporativo o no corporativo.
  Conocer cuándo y cómo un acto es o no cooperativo, resulta  decisivamente fundamental y trascendente en la perspectiva de las economías  domésticas y de aquellas productivas, de servicios, pymes, etceteras.
  Saber porqué Vg., un producto cooperativo en góndola o un  crédito cooperativo en ventanilla ‘on line’   deben tener un costo substancial, sensible y palpablemente  inferior a cualquier otro por su origen y  trazabilidad solidarias, es definitivo y construye la no neutralidad económica  cooperativa
  Así entonces, esta área del conocimiento se transforma en  algo mucho más presente en nuestra vida cotidiana que lo que sospechamos  habitualmente, sea favoreciendo y facilitando la misma  o,   como en estos tiempos, encareciéndola con intermediarios y lucros  impropios y ajenos al marco e ideario  axiológicos  cooperativos.
  Esto mismo explica y predice la ignorancia supina  comunicativa periodística vigente sin fisuras respecto de anomalías tales Vg.,..  que  por un kilo de carne, un litro de  leche o un kilo de pan su productor (con todo esfuerzo, riesgos, inversión y  paciencia) perciba sólo alrededor de un 10% de lo que el consumidor cooperativo  –o no- debe oblar en góndola.
  En el diálogo, en el debate, en la imposición o en la  oposición con el agente y  gerente de la  corporación, es como se va transformando la concepción, el discurso, la visión,  la conceptualización y la propia comunicación de los problemas cooperativos  visualizados, emergencia encarnada de la cuestión cooperativa en cada persona  asociada, usuaria, consumidora, proveedora o de todo rol relacionable con el  campo corporativo del poder seudocooperativo, por ahora, titular parasitario de  la suma de los recursos y de los discursos cooperativos.
  Caldo de cultivo de todo eso es precisamente el flagrante y  masivo desconocimiento reinante en legisladores, magistrados, funcionarios,  periodistas, educadores, educandos, profesionales, usuarios, consumidores,  asociados, consejeros, síndicos, auditores, organismos de regulación y control  como de la opinión publica en general y por ende, la incomunicación que  conserva atrapadas las mejores practicas cooperativas asociativas solidarias  posibles.
  Resumidamente esa ha sido la más vil y artera  ‘ventana de oportunidad’ por donde una  corporación salteadora insaciable, sin escrúpulos, alma ni corazón; cooptó,  alineó y representa ilegal e ilegítimamente al grueso del sector cooperativo y  mutual bastando para semejante aseveración,   consultar los episodios vandálicos delictuales estallados en los sonados  casos de “soja en negro”, “mesas de dinero”, “mafia de medicamentos”, “trabajo  y viviendas indecentes” manipulados por caricaturas de mutuales o simulacros de  cooperativas y programas oficiales Vg. “Argentina Trabaja” (?)
  Consultando a Soledad Segura en:  “DE LO ALTERNATIVO A LO PÚBLICO. LAS  TOMAS DE POSICIÓN DE LAS ORGANIZACIONES SOCIALES EN VISTAS A DEMOCRATIZAR LAS  COMUNICACIONES (ARGENTINA, 2001-2009) puntualmente lo  que para élla (entiendo)   ahí está en juego; esto es, el poder  relativo de las posiciones y  consecuentemente de las influencias de las organizaciones sociales en vistas a  democratizar las comunicaciones en tanto para mí, consiste en el contenido comunicativo cooperativo.
  Es decir “quién comunica” –élla-  pero,   el   “qué comunica”, es nuestro problema.
  Así podemos introducirnos al campo sin  competencia con  propósito desestructurante en  una franca lucha filosófica propia de ciencias  reconstructivas en pos de esclarecer los fundamentos de la irracionalidad  comunicativa seudocooperativa vigente, ajenos y extraños para el juicio,  la acción y un entendimiento ínter sujetivo,  auténticamente cooperativo.
  De tal modo, con más o menos envejecimiento del campo y de  sus agentes corporativizados que juegan así en ese campo, me propongo detener y  revertir democrática, ética y   cooperativamente,  el marcado  empobrecimiento corporativo de tradiciones y valores cooperativos conforme sus  principios y marco axiológico liminares.
                Sólo bajo la  premisa de que “el qué” se comunica  depende de “quién” lo comunica, coincidiré con Segura respecto a identificar las  posiciones dominantes antidemocráticas en el control de la construcción  simbólica del orden cooperativo singularmente porque el objeto de la disputa  para Segura  es el poder relativo de cada  agente en ese campo específico de producción y la puesta en circulación de  representaciones cooperativas sobre lo común y, por lo tanto, su capacidad  diferenciada de relación en tanto fundamento de su probabilidad de incidencia.
                Pretendo jugar  en un campo sin disputas previas en el que se ha monopolizado corporativamente  la comunicación cooperativa y por ende, también sus prácticas.
Apuntamos a problematizar las formas de intervención de la comunicación cooperativa disponible, construyendo teóricamente nuevas directrices desde las cuales mirar las prácticas, para, haciendo eje en la dimensión humana de la cooperación, estimar posibles cursos de acciones comunicativas hacia el futuro.
Estas directrices particularizarán algunas cuestiones generales de un diagnóstico provisorio sobre los impactos sociales de la comunicación cooperativa, las que podrían abordarse desde perspectivas afines y/o complementarias como:
Nuestra estrategia de posicionamiento en el campo infracomunicativo cooperativo actual -manipulado y redimensionado-, es la de un agente que se propone instalar y mejorar una capacidad diferenciada de relación, atento mi posición con preexistencia étnica y cultural en el campo cooperativo general para emancipar la estructura de producción y distribución de contenidos comunicativos cooperativos en su sistema de relaciones y así refutar las reglas empíricas del juego en vigor subvirtiéndolas, democráticamente.
Emancipar será:
Mi construcción Objeto de estudio como Teoría de Comunicación Social.
Empieza por proponer e incluir proposiciones generales referidas al proceso de comunicación.
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El descaro, impunidad y desborde del problema.
Mis prácticas y sus expresiones comunicativas solitarias, excluidas y perseguidas por el monopolio corporativo del campo comunicacional seudocooperativo encontraron ahora otra relegitimación en una torpe respuesta conjunta del mutualismo y del cooperativismo argentino.
En efecto, sin eufemismos todas las confederaciones representativas del mutualismo: Confederación Nacional de Mutuales de la Republica Argentina (CONAM), Mutualismo Argentino Confederado (MAC) y la Confederación Argentina de Mutualidades (CAM) con más las confederaciones cooperativas COOPERAR y CONINAGRO difundieron y publicaron una Declaración conjunta que expresa textualmente lo siguiente:
“Ante  expresiones referidas a supuestas irregularidades en el funcionamiento de  algunas entidades y a una inadecuada fiscalización de ellas por parte del  Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), efectuadas  recientemente y reproducidas por diversos medios de comunicación, las entidades  firmantes, que integran el movimiento solidario Cooperativo y Mutual de la República Argentina  estiman necesario dar a conocer a la opinión publica:
                -Que   . . . valoramos positivamente las actuales  políticas públicas para la promoción y desarrollo del Sector de la Economía  Social, que se expresan en distintos programas que contribuyen a lograr en  conjunto el fortalecimiento de la Economía Solidaria.
                -Que  . . . no resulta razonable la difamación ni  la crítica sin fundamento.
                Por  lo expresado anteriormente, las Confederaciones que nuclean a cooperativas y a mutuales  de todo el país manifestamos:
                -Que  conjuntamente con el INAES, llevamos a cabo políticas de desarrollo y promoción  del Sector de la Economía Solidaria y según lo establecer las leyes 20337 y  20.321, estamos empeñados en impulsar acciones concretas para transparentar y  legitimar las actividades que realizan Cooperativas y Mutuales en todo el  Territorio Nacional”
                Ciudad  Autónoma de Buenos Aires, Junio de 2011. Suscribiendo la misma todas las  confederaciones mutuales y cooperativas indicadas e involucradas.
Una respuesta, mi respuesta:
“Constitución, ley o ¿corporaciones?”
“Desde hace tiempo, en ámbitos académicos y periodísticos, fuimos  advirtiendo y denunciando no sólo supuestas irregularidades e inadecuada  fiscalización pública en materia cooperativa y mutual, sino, mucho más que eso,  consecuente y coherentemente, propusimos la intervención administrativa y  judicial del INAES, junto con la de los órganos provinciales de aplicación  pertinentes.
                Razones  de estrépito público e interés general, como son mutuales y cooperativos  involucradas en trabajo indecente, mafias de medicamentos, mesas usurarias de  dinero, "soja negra" o el escándalo denigrante de seudocooperativas  por citar algunas anomalías inaceptables, justificaron y justificarán dichas  posiciones académicas y comunicaciones periodísticas.
  Pero,  reciente y corporativamente, todas las confederaciones mutuales y cooperativas  (1) acaban de declarar y manifestarse, diciendo que: A) "Ante expresiones  sobre supuestas irregularidades e inadecuada fiscalización mutual y  cooperativa, valoran positiva y homogéneamente telas actuales políticas  públicas para la promoción y desarrollo del sector de la economía social. B)  Por ello, ante algunos cuestionamientos, no resulta razonable la difamación ni  la crítica sin fundamento" (sic).
  Concluyen  allí expresando: "... que, conjuntamente con el INAES, llevamos a cabo  políticas de desarrollo y promoción del sector de la economía solidaria y, según  lo establecen las leyes 20.337 y 20.321, estamos empeñados en impulsar acciones  concretas para transparentar y legitimar la actividades que realizan  cooperativas y mutuales en todo el territorio nacional".
  Ante  estas "explicitaciones", resulta inevitablemente necesario  preguntarse:
                1)  Esas corporaciones, ¿son negligentes inexcusables, partícipes necesarios y/o  cómplices?
                2)  A confesión de parte, relevo de pruebas: La propia corporación  mutual-cooperativa, como vemos, admite expresamente falta de transparencias  mutuales-cooperativas e ilegitimidades.
                3)  ¿Partes y jueces?... Mediante decreto del Poder Ejecutivo Nacional se creó el  INAES, asignando su conducción y administración a un directorio integrado  también por dos vocales en representación de las mutuales y otros dos  representación de las cooperativas, añadiendo que los integrantes del  directorio que actúen "en representación de las mutuales y de las  cooperativas" serán propuestos por entidades que agrupen a mutuales y a  cooperativas" (sic).
                Obvia  y concomitantemente, toda irregularidad, descontrol, ilegalidad e ilegitimidad  cooperativa y mutual inhabilita a esos directores mutuales y cooperativos para  dictaminar y/o resolver en dichos casos, en general, pero mucho menos para  "apañarlos", en particular.
                4)  Adviértase, también, que esta "declaración conjunta" no contiene  repudio alguno ni el más mínimo reproche a las notorias irregularidades  mutuales y cooperativas actuales, de público conocimiento y enorme repercusión.
                5)  ¿Por qué dichas corporaciones tampoco denunciaron a ninguno de los supuestos  difamadores a que hacen referencia?
                6)  Finalmente, todos los firmantes de esta "declaración-manifiesto"  vienen conformándose, sujetándose y subordinándose sin reproche alguno ni  reservas a los decretos mutuales (20.321/73) y cooperativos (20.337/73) de la  dictadura; paradójicamente, una de las dictaduras a las que este gobierno mal  podría prohijar y propiciar sólo en materia mutual y cooperativa, cuando su  condena a las mismas es total, absoluta, sin precedentes conocidos; condena que  ecuánimemente compartimos en la medida que no exceptúa ni admite ningún infame  traidor a la Patria (Arts. 29, 36 y cc. CN).
                Así,  entonces, esta declaración corporativa suma otro motivo, otra razón y otro  fundamento para que insistamos con la intervención del INAES ahora, con el  acompañamiento "constitucionalmente" obligatorio de todos los señores  legisladores y jueces de la   Nación; claro, si acaso  de calidad, fortalecimiento y transparencia institucional se trata”.-
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Preconclusiva y  singularmente, en nada acuerdo con Michel de Certeau respecto a redes de  autodisciplina entre asociados-usuarios-consumidores cooperativos; mucho menos  que tengan el poder salvo el de su propia ignorancia, comodidad o desaprensión.
                En efecto, las  actuales infracomunicaciones cooperativas se adecuan al análisis funcional  en  tanto mecanismos de ajuste, justa y razonablemente sospechados de violencia simbólica,  temidos como medios de poder, dominación y reproducción; algo confidencialmente  atribuible a lo peor de una corporación cooperativa incontextualizable pero con ‘un tendal’ de asociados, usuarios y  consumidores cautivos, indignados o refunfuñadores.
                Lamentablemente,  sobre esta comunicación corporativizada, razón y razones llevarían Adorno y  Horkheimer al calificarla de “industria cultural” entendiendo éllos por la  misma una producción industrial de bienes culturales como movimiento global de  gestión de `cultura cooperativa´,  pero como mercancía, claro.
Final y consecuentemente, de esta manera, las tomas de posición de las organizaciones sociales solidarias comunicativas no solo tendrán en común la opción estratégica de impulsar cambios en las reglas del juego del campo de la comunicación mediática, en el que estos agentes colectivos tienen serias restricciones para ejercer la posibilidad de la palabra, sino recuperar y reivindicar contenidos adecuados y veraces en una nueva época incomparable de comunidad, mucho más que la oportunidad de perseverar y continuar con mi utopía comunicativa cooperativa, al menos en mi experiencia, percepción y proposición testimonial.