Mónica Vasconi (CV)
Centro de Investigaciones Geográficas y Empresariales
Buenos Aires, Argentina
movasco2002@yahoo.com.ar; 
RESÚMEN              
              
Los  <sentidos de los lugares> en los espacios turísticos urbanos se alimentan  de la complejidad de las variables naturales y culturales que los conforman,  como del comportamiento de la población local y de la población turística.  Aunque, en esta última su incidencia depende significativamente de las  capacidades de carga del espacio urbano en cuestión.
                Dichos  <sentidos de los lugares>, así como las valorizaciones del espacio urbano  en la población local y en la turística, en el escenario actual y a pesar de la  “globalización”, observan características muy distintas en  la ciudad de Oslo y en la Ciudad Autónoma de  Buenos  Aires. 
Palabras claves: sentidos de los lugares, espacio urbano, población local, población turística, Oslo, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
ABSTRACT
The <senses of  places> of urban tourist areas in the feed on the complexity of the natural  and cultural variables that shape, as the behavior of the local population and  tourist population. Although its incidence in the latter depends significantly  on the load capacities of urban space in question.
                These <senses of places> and valuations of urban space in the local  population and in tourism, in the current scenario and despite the  "globalization" look very different characteristics in the city of  Oslo and the City of Buenos Aires.
INTRODUCCIÓN
En el escenario mundial actual, a pesar de la “globalización”, los  espacios turísticos receptores muestran características únicas  que surgen en principio del complejo sistema  natural-antrópico. Las mismas, son descubiertas por los flujos turísticos, los  cuales  al mismo tiempo pueden  modificarlas, acrecentando o disminuyendo su grado de “unicidad”.
                En dichos espacios, tanto los turistas como los pobladores locales  generan <sentidos de los lugares> propios, los cuales además están  alimentados por comportamientos y acciones mutuos, que dependen de muchos de  sus factores comunicacionales y de la percepción del grado de saturación de la  capacidad de carga turística por parte de ambos. Así nacen las valorizaciones  más o menos cercanas a la “topofobia” o a la “topofilia”,  sin olvidar las “topoidólatras”.
<Sentidos de los lugares> en la población turística
De acuerdo con la Geografía Humanística, un “lugar” no posee  características únicas para todos aquellos que lo habitan, recorren, visitan  y/o perciben, si no que por el contrario origina diferentes <sentidos de los  lugares> 
                En los espacios turísticos,   dichos <sentidos de los lugares> se dan no sólo en la  población local, sino también en la población  turística. Tanto en una como en la otra, intervienen aspectos, hechos,  fenómenos o procesos internos o externos a cada una de ellas, que integrando  sistemas de diverso grado de complejidad, junto a elementos tales como los  físico-naturales, arquitectónicos, urbanísticos, paisajísticos, psico-sociales,  los grados de contaminación, de seguridad... , son los responsables de su  generación.
                En el caso de la población turística, si bien el espacio turístico  receptor no forma parte de aquél sobre el cual la misma observa  “territorialidad” o “vive” en su “habitualidad” o “cotidianidad”,  no muestra por el mismo “toponegligencia”;  por el contrario, su motivación para la migración turística involucra una  valorización, la cual como los <sentidos de los lugares> dependen de:
- la duración y tipo de las estadías. Por lo general, el turismo de  masas, sobre todo si se asocia con estadías cortas en migraciones itinerantes o  multidestinos,  obstaculiza la aprehensión del espacio geográfico y sus características, y por  ende, la generación de los <sentidos de los lugares>. El turista casi no  puede percibir con sus propios sentidos, todo se le muestra a “vuelo de pájaro”  desde un medio de transporte donde una ventanilla puede ser confundida con una  pantalla de televisión. En cambio, estadías más largas, con aproximaciones más  vivenciales al espacio en cuestión, generarán en el “homo turisticus”:  <sentidos de los lugares para las compras>, <sentidos de los lugares  inseguros>...
                -las motivaciones, que   concuerdan con los usos del suelo del espacio receptor (Vasconi;  1996-2-: 10-22 y 39-125), pero a la vez legitiman <sentidos de los  lugares>: religiosos, ecológicos, de catástrofe, culturales... Aquellas  ecoturísticas y/o de valorización y compenetración con la cultura del centro  turístico dan lugar a condiciones más propicias para ello. 
                - las edades y el nivel socio-económico-cultural de los turistas, así  como el tipo y la calidad   de los  servicios de alojamiento, gastronómicos, de transporte y amenidades requeridos  por los mismos: todos los cuales guardan una estrecha relación con las  motivaciones, en las cuales también está presente su aporte (Vasconi; Ídem.:  9-21).  <Sentidos de los lugares>  diferentes- o por lo menos con matices diferentes-, se generarán pernoctando en  un hotel de la cadena “Hilton” o en una pensión con una habitación sin baño  privado en los alrededores de cualquier estación central ferroviaria, y en  ambas circunstancias también los moldearán en forma diferente un adulto o  un adolescente.     
                - la frecuencia habitual de arribo. Aunque también hay que tener en  cuenta que circunstancias conexas al escenario local y mundial pueden  modificarlos en el curso de lustros o décadas, de tal manera, áreas inseguras  con altos índices de delincuencia pueden convertirse en seguras, tal como ha  ocurrido por ejemplo en la ciudad de Nueva York.  También, una guerra o el terrorismo pueden  modificarlos, pero en estos casos además los temores o el peligro latente  pueden interrumpir la misma frecuencia de arribo, o bien impedir la primera-y  tal vez única- visita, como por ejemplo se ha dado en Israel o en Medio Oriente  en forma reiterada en las últimas décadas.
                - la estacionalidad de la migración turística. Si ésta es marcada puede  llegar a saturar fácilmente límites de carga turística(Vasconi; 1996-1:  105-109), y dar lugar a  valorizaciónes  “topofóbicas” como consecuencia de los   congestionamientos en el tránsito urbano o de largos lapsos de tiempo de  espera en las autopistas, entre otros ejemplos. Asimismo, si además provoca  molestias en la población local al invadir sus espacios en sus mismos horarios  y tipos de uso, alimentará <sentidos de los lugares de conflicto, de  agresión, y hasta de rechazo> (Vasconi; 2002-1- pass; 2003: pass). Los  mismos, en espacios turísticos religiosos, de compras, deportivos... son  bastantes frecuentes en ambas poblaciones en días y horarios de gran afluencia,  durante el desarrollo de algunas peregrinaciones, recitales, festivales,  ferias, espectáculos deportivos, en mercadillos, en artesanatos...
                - sus costumbres, tradiciones y vivencias anteriores. Incluso, el  turista a los elementos de su propia cultura(su música, por ejemplo) dentro de  la “globalización” la puede percibir en el centro turístico receptor, hecho que  puede provocar en él un mayor acercamiento al mismo gracias a fenómenos  conocidos y asociados con  la nostalgia  por su espacio de procedencia. Mas, también puede provocar una actitud de  rechazo cuando se va en busca de la distinto, de lo diferente, de lo alejado en  materia cultural. Así, en el caso del “tango”, que el argentino como turista lo  puede encontrar en diferentes lugares del mundo,     se pueden observar ambas reacciones.  
                - su religión
                - sus valores morales y éticos. Aunque, la salida del lugar de  residencia habitual suele provocar una liberación(con diversos grados y  connotaciones) que suele trastocarlos.
                - su ideología
                - sus afectos o sus ídolos. Las calles o los edificios donde nació o  trascurrió la vida de un actor, artista o científico favorito y/o admirado, le  asignan a cada lugar otros aditamentos especiales(tal como por ejemplo lo  siente el que visita la ciudad de Casablanca y toma un café en una  confitería de un hotel cinco estrellas que  fue construida en el mismo predio donde en la emblemática obra cinematográfica  homónima “Sam” tocaba en el piano “Así pasan los años”; o bien quien en la  ciudad de Estocolmo recorre los grandes almacenes “Pub”, donde con anterioridad  a su carrera de actriz trabajó como   vendedora Greta Garbo) 
                - características cualitativas su educación y de su concientización  turística
                - el grado de satisfacción de la tecnología existente en el centro  turístico receptor, el cual en los países con mayor grado de desarrollo muestra  una relación inversamente proporcional con el del  país emisor.
                - las condiciones psico-sociales en que se realiza la migración: estado  psíquico, cuestiones afectivas de la vida actual, relaciones con los acompañantes  del viaje, relaciones familiares, interpersonales...
                - el grado de fluidez en las comunicaciones con los locales. Hay que  reconocer que el idioma en muchos casos se constituye     en una “barrera” para el intercambio  cultural y  ayuda en la valorización  “topofóbica” propia del turista  o de los  locales.
                - la cantidad y calidad de información y de conocimientos que posea,  así como sus experiencias previas y su valorización, sin descuidar la  simbología y la mitología que se     maneje sobre el espacio receptor.
                - la incidencia de los medios de comunicación social durante la  estadía, los cuales pueden generar sentimientos y sensaciones tales como el  miedo a la inseguridad en la vía pública, o bien emoción y encanto por eventos  culturales mirados por televisión... En el último caso, aunque de hecho se  trata de fenómenos que  corresponden a un  escenario real, no fueron realmente percibidos.      
                - la existencia de rencores históricos adormecidos- pero no fenecidos-  en el  grupo cultural visitante, como se  da por ejemplo entre los judíos que visitan Alemania.
Todos estos aspectos influyen en las conductas y en el comportamiento de esta población turística sobre todo el complejo sistema espacial turístico receptor, donde obviamente está inserta con menor o mayor arraigo la población local, en la cual a su vez se generarán dentro de su “territorialidad” otros <sentidos de los lugares> como consecuencia del contacto físico y cultural.
<Sentidos de los lugares> en la población local
Con respecto a la población local, el espacio percibido y vivido en el cual la misma observa “territorialidad” coincide con el espacio turístico receptor. Así, los residentes le asignarán a dicho espacio <sentidos de los lugares> (Vasconi; 2002-1-: pass; 2003: pass), en cuyo sistema complejo generador en cuanto hace a la relación con la actividad turística intervienen, entre otros:
- su grado de pertenencia y de “territorialidad”.
                - su obtención o no de beneficios gracias a la actividad  turística de diversos  tipos(aunque los económicos muestran una  mayor incidencia)
                - si es oriunda o no del lugar, o bien su tiempo de residencia.
                - elementos de la propia cultura, la historia y la “memoria  colectiva”.  
En el caso de comunidades que custodian patrimonios universales, las  mismas no siempre están dispuestas a compartirlas con       la Humanidad por diferentes causas  relativas a valorizaciones “topofóbicas”  hacia el visitante.
                Hay elementos propios de una comunidad o de una cultura, que si bien  pueden dar lugar a altos grados de rechazo o aversión por parte de algunos de  los habitantes locales, generan interés en el turista que los convierte en  atractivo, tal como se da con el fenómeno de los “piqueteros” en Buenos Aires. Es más, el propio vocablo “piquetero” ha sido introducido por  el turista europeo en su vocabulario cotidiano, incluso ha llegado a los medios  de comunicación en muchos de sus países de origen, aunque con algunas  diferencias de significado.  
   
                - el simbolismo y la imaginería. Ambos son elementos intrínsecos de cada  cultura, y no siempre el habitante local está dispuesto a compartirlos; si bien  quienes se benefician económicamente no dudan en hacerlo en un abanico  amplísimo de países(por ejemplo con la venta de camisetas con sus banderas,  con otros de sus símbolos patrios, con  réplicas de edificios emblemáticos... , o cuando para incrementar clientelas,  los “duendes” y las “ánimas” de la noche se “ofrecen” al visitante junto a  velones en las veredas de restaurantes o  cafés en algunas ciudades europeas... )
                - sus relaciones con la comunidad en general y las lazos con los  integrantes de su vecindario
                - la proximidad de los espacios de su “vivencialidad cotidiana” a los  atractivos y usos del suelo correspondientes a facilidades y provisión de  servicios turísticos, y/o a sendas de alto tránsito o caudal turísticos.  
                - dada esta misma “vivencialidad cotidiana”, la coincidencia o no   en días y horarios en el uso        del espacio turístico(y/o de sus  periferias y proximidades), observan una significativa intervención. En muchos  casos, los caudales turísticos con determinadas frecuencia y estacionalidad  suelen “necrosar” al espacio “vivido” del habitante local, y por ende, sus  <sentidos   de los lugares>, o bien  se    generan aquellos de valorización  “topofóbica”, de rechazo, de exclusión (que pueden ser neutralizados en el caso  de -la antes señalada- obtención de algún beneficio) 
                -  sus valores morales y éticos. 
                -  su experiencia y su compromiso  con el lugar
                - su grado de concientización turística y ambiental
                - el grado de tecnificación. La tecnología como el patrimonio puede  motivar orgullo en  esta población local  si está concientizada de su importancia para el desarrollo; o bien, puede  generar disconformidad por la inversión que la misma    ha requerido si coexiste con   altos porcentajes de desocupación,  de pobreza... , sobre todo  cuando no se percibe ningún         beneficio personal-especialmente  económico- por inaccesibilidad a ella.  
                - su participación o no en las decisiones colectivas de ordenamiento  territorial
                - su grado de apertura y de adaptación al cambio, al contacto social,  al contacto cultural, en contraposición con el “enquistamiento  antropológico”.
Grupos ajenos a la población local y a la población turística que colaboran en la determinación de los <sentidos de los lugares>
Hay hechos o procesos que también “tallan” los <sentidos de los lugares>, tanto en turistas como en habitantes locales. Los mismos, están generados por grupos ajenos o extraños a ambos, generalmente marginales, que logran asentarse en los espacios turísticos y asociarse con la delincuencia y la inseguridad, al mismo tiempo que motivan valorizaciones “topofóbicas”. Suelen provenir de países o regiones menos desarrollados. Su porcentaje es alto en cualquier ciudad-puerto, donde el personal embarcado suele pulular por ellas en sus horas libres..., si bien su accionar admite diferentes estrategias a implementar para su mitigación. Sin embargo, hay que reconocer que suelen ser más altos sus porcentajes en espacios de afluencia masiva o en aglomeraciones tales como: festivales, recitales, espectáculos deportivos, en calles céntricas y/o peatonales en “horarios pico”..., y también en algunas peregrinaciones religiosas. En éstas, estos grupos suelen adosarse y mezclarse; y dentro del anonimato delinquen (Vasconi; 2002-1-; 2003: pass)
Valorización espacial y turismo
El turista puede además valorizar y asignarle identidad  al espacio visitado a través de aspectos  relativos al comportamiento del mayor porcentaje de la población local: los  modales, la forma de caminar (tanto su velocidad promedio como la distancia que  se guarda entre peatón y peatón), la forma de conducir los vehículos, de  abordar los medios de transporte público de pasajeros, el pedir o no disculpas  por tocar, empujar o golpear a otro peatón, el tono y la intensidad de la voz  empleados, la generación o no de ruidos, el destino que le dan a los  residuos...
                No obstante, hay que tener en cuenta las características culturales  relativas al comportamiento sobre el espacio interpersonal. Así, los árabes,  los mediterráneos y los africanos pertenecen a las culturas del contacto,  mientras que los norteamericanos, los escandinavos y los anglosajones a la del  no contacto. En Londres, antes del más mínimo roce con el abrigo por parte de  cualquier peatón que se llegar pueda percibir, se escuchará: “Sorry”. Incluso,  en turista también suele aparecer la comparación con el propio país o con la  propia cultura, la cual indudablemente interviene en la conformación de la  complejidad de todas y cada una  de  las “metrópolis      globalizadas ”.
                Por otra parte, los idiomas contribuyen a la valorización de cada  espacio turístico al imprimirle uno más de sus rasgos únicos sistémicos, más  allá que en cualquier continente es hoy el inglés el idioma que se torna  universal para  posibilitar y agilizar  los flujos turísticos.
                Sin lugar a dudas, para el   turista es la motivación uno de los mayores responsables de su  valorización espacial.  De  acuerdo con su tipología se focalizarán  diferentes aspectos, y la percepción se dará en consecuencia. Así, por ejemplo  la mujer de clase media o media alta interesada en las compras de vituallas  femeninas, a pesar que hayan pasado muchos años de     su experiencia turística, dejará sentado  en los registros de su memoria que en la mayoría de las ciudades europeas las  mismas  se realizan en tiendas por  departamentos o grandes almacenes: “El Corte Inglés” (España), “Galerías  Lafayette”, “Printemps”(Francia),“Stockman” (Finlandia), “Hennes & Mauritz”  -“H y M”- (en toda Escandinavia), “Pub”, “Ahiens”, en Estocolmo, “Ka De  We”-“KDW”- en Berlín... ; o en otras con departamentos más circunscriptos al  guardarropa femenino “pret a pôrter”: “Max Mara”, “Max and Spencer”, Gerberd  Harder”, “Zara”... , cuyas sucursales distribuidas por ciudades de varios  países contribuyen también al proceso de “globalización”.
                Hoy, el turista inserto en dicha “globalización”, más allá que su  presupuesto personal le permita o no materializar la compra, tiene  conocimiento de cuáles son las calles o  avenidas en las diferentes ciudades del mundo donde puede comprar su  indumentaria más exclusiva, como por ejemplo: avenida Montaigne en París,  Bahnhofstrasse en Zurich, Bond  Street en  Londres, Quinta Avenida en Nueva York, Ginza en Tokio, Diagonal Avinguda en  Barcelona, Stroget(la peatonal más larga de Europa) en Copenhague, Laugavegur  en Reykjavik... 
                La íntima concordancia entre  la  tipología de la motivación turística y las características del espacio  turístico receptor generan valorizaciones de “topofilia”. A su vez, ésta se  acentúa en tanto y en cuanto más características aleatorias propias de cada  espacio se correspondan con las preferencias de cada turista para su  valorización.   
Estudios de casos:
El caso de Oslo (Noruega)
Al aplicar la observación directa en el espacio turístico central y significativo de la ciudad de Oslo (Noruega), se pueden verificar sus usos del suelo urbano y los <sentidos de los lugares> de sus habitantes locales y de los turistas. De esta manera, en dicho espacio urbano-turístico se distinguen:
- el área céntrica atravesada por la peatonal Karl Johans Gate. La misma, es la arteria principal que se extiende desde el boulevar Ostbanetasjonen (Estación del Este) hasta el Palacio Real y energiza a toda la ciudad, puesto que en torno a ella (en toda su longitud, en sus dos calles contiguas paralelas, en los tramos próximos de sus transversales -algunas también peatonales- y en la Plaza del Mercado) se nuclean gran parte de los comercios y los servicios de mayor jerarquía y especialización.
El turista también comparte estos espacios durante el horario de  apertura comercial y de servicios, especialmente en verano. Hace compras en las  tiendas por departamentos, como por ejemplo “H y M”, y goza de sus cafés y  otros servicios gastronómicos. Allí, también se encuentran afamadas joyerías,  “boutiques”, casas de venta de artesanías noruegas(de cristal, porcelana,  peltre, tejidos de  lana de la región, alfombras, vestimentas  típicas, piel de foca, objetos y muebles de madera), de elementos para  embarcaciones... , así como de diseños noruegos de última generación en  diferentes materiales, con predominio del vidrio, el cristal y la porcelana, en  cuyo caso se destaca la tienda Landsverk en al calle Grensen.
                En torno al Palacio Real y a la Alameda de los Estudiantes (próxima a  la Universidad de Oslo), tanto en  la  senda  Karl Johans Gate como en sus  transversales, así como en torno a la Plaza del Mercado y los jardines de la  Catedral, en los cafés y en los sectores peatonales cercados por los “pubs”, la  población local lleva a cabo sus tertulias. Pero, durante el verano la masa  turística en parte las interfiere, es más, provoca molestias en toda esta área  central de máxima “territorialidad” para todo habitante local de Oslo.
                Este último observa por esta área urbana  - que se constituye en espacio de trabajo y  para realizar trámites diversos-, “territorialidad” y <sentidos de los  lugares sociales> y <sentidos de los lugares de compras>, mas la  población turística también genera <sentidos de los lugares de compras> y  <sentidos de los lugares para disfrutar de la gastronomía, los “pubs” y los  cafés>
                Durante la estación estival, la zona de la Universidad de Oslo y del  aledaño Museo Histórico se muestra temporalmente casi abandonada por la  población local, mientras que los contingentes turísticos estacionan sus  ómnibus en sus arterias para visitar la Galería Nacional. Sólo algunos  estudiantes suelen merendar, al mismo tiempo que aprovechan para disfrutar de  los rayos solares y descansar de la lectura con luz artificial a la que se  encuentran obligados casi  todo el año,  en las escalinatas de  la Biblioteca de  la Facultad de Derecho. En el resto de los jardines e instalaciones  universitarias se efectúan las reparaciones de rigor, y en          las calles deambulan japoneses,  norteamericanos, europeos y latinos en busca en la Galería Nacional, y ya  dentro de ella, de las obras de Edvard Munch, Jonhan Christian Dahl y otros  afamados artistas. Este centro artístico, tanto para el habitante local como  para el turista, da lugar a un <sentido del lugar cultural>, aunque para  el primero integra ante todo parte de su “espacio vivido”.
                En Oslo, casi no tienen lugar los robos, ni la delincuencia en general;  por lo tanto, es una ciudad muy poco custodiada.  No se dan delitos ni contra propiedad, ni  contra las personas. No obstante ello, intereses                       económicos  internacionales y la “globalización” hicieron entrar a esta capital en el  circuito del negocio clandestino del arte, tal como lo demuestra el robo en  agosto de 2004 al Museo Edvard  Munch, de  donde se llevaron dos de las obras más valiosas del expresionismo: “El Grito” y  “Madonna”(conjuntamente valuadas en alrededor de cien millones de dólares)
                A pesar de ello, los administradores estatales representando fielmente  a la cultura y a la idiosincrasia noruega, no piensan exterminar la experiencia  estética impidiendo el contacto con las obras de arte. Por eso, las mismas no  están aseguradas contra robo, dado que en el caso de estarlo no podrían ser  exhibidas sin protecciones. A diferencia de otros importantes museos de arte  internacionales, no se obstaculiza la comunicación entre la obra y el  observador. El local y la Humanidad(los turistas) pueden y deben acceder y  vivenciar el patrimonio.                          
                Con este robo y  la posterior aparición, tampoco hay que descartar una “estrategia de marketing”  destinada a posicionar turísticamente a Edvard Munch, al  museo que lleva su nombre y contiene gran  parte de su obra y a Oslo; en cuyo caso, con dicha acción también se corrobora  nuestra apreciación acerca de la cultura local.
- los museos de  los Barcos Vikingos, de la Kon-Tiki y del  Folklore Noruego, que si bien para los noruegos son espacios con  “territorialidad” y <sentidos de los lugares culturales>, se convierten  en escenarios para el turismo internacional.
                - la Torre  panorámica más alta de escandinavia Tryvannstarnet, el Salto de esquí  Holmenkollen, el Museo del esquí y la confitería-restaurante Frognerseteren  Hovedrestaurant, cuyo edificio nórdico de madera se comporta como un verdadero  balcón al fiordo de Oslo, son exhibidos con orgullo y ofrecidos al turista,  obteniéndose un significativo ingreso. 
                Sin embargo,  para la población local estos espacios observan <sentidos de los lugares  deportivos> y <sentidos de los lugares recreativos> En ellos, se puede  practicar esquí de fondo, disfrutar de una tarde soleada de verano o de una  noche romántica mirando el fiordo de Oslo desde las ventanas o la terraza del  Frognerseteren Hovedrestaurant, servicio gastronómico que también da lugar a un  <sentido del lugar social y gastronómico>, y dado el patrimonio antiguo  genuino que custodia y que se suma a su   gastronomía típica, al mismo tiempo genera un <sentido del lugar  cultural>
                - el Parque  Frogner, obra de toda su vida del escultor noruego Gustav Vigeland. La  población local goza de una alta “territorialidad” sobre él y genera  <sentidos de los lugares culturales>, y especialmente durante el verano  <sentidos de los lugares deportivos y para el ocio y el descanso>.  Aunque, durante la estación estival sus puertas también se abren a los grupos  de turistas que llegan desde todo el mundo. Los mismos, en los cuales genera  <sentidos de los lugares culturales>, lo recorren por su eje central de  alta densidad escultórica, incluso siguiendo los mandatos de la mitología  popular local urbana a instancia de los guías locales.
                - la zona  portuaria, con todos sus sectores: los espacios   netamente portuarios, el del Palacio del Ayuntamiento de la Comuna de  Oslo(donde se entrega el Premio Nobel de la Paz), el histórico con el Castillo  de Akershus(fortaleza del 1300 y residencia real durante 150 años), y el  gastronómico, (también dedicado a la recreación). Además de aquellos  <sentidos de los lugares> derivados de sus funciones específicas, goza de  <sentidos de los lugares para la recreación de diverso tipo> generados  tanto en habitantes locales como en turistas.   
                - detrás de la  Estación Ferroviaria Central y del hotel con mayor capacidad y categoría de la  ciudad, se encuentra el barrio donde vive la comunidad musulmana, casi un  “guetto”, donde para sus habitantes, más allá de cuestiones culturales, tanto  en los hombres como en las mujeres, se dan <sentidos de los lugares sociales  o de reunión> gracias a  servicios  gastronómicos dedicados a sus comidas típicas, en los cuales suelen aglutinarse  en torno a humeantes “narguilles” hasta  altas horas de  la noche. Se observan  grandes comercios mayoristas (provistos por los barcos de ultramar que llegan  al puerto de la ciudad), otros de venta de oro y alhajas, así  como pequeños mercados y  autoservicios(algunos de cadenas internacionales) para el consumo en el barrio,  todos manejados por el mismo grupo étnico.        
                Los noruegos  muestran  identidad, “territorialidad” y  pertenencia por estos espacios, pero no imponen “barreras” al que llega de  “extramuros”; por ello, no hay valorizaciones “topofóbicas” hacia el turismo.  Las causas pueden buscarse en su origen vikingo, cultura navegante que iba en  busca de otras culturas. A éstas, hoy las acepta complaciente dentro de su  propio territorio, si bien hay que señalar que todavía no se dan flujos  turísticos tales que se aproximen o superen el umbral del límite de carga.
El caso de  Buenos Aires (Argentina)
   
                Al aplicar la  misma herramienta de investigación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se  puede verificar que si bien toda ella admite receptar turistas, su espacio  netamente turístico está constituido por los siguientes sectores: la  Plaza de Mayo y sus alrededores, los denominados Microcentro y Macrocentro,  desde Puerto Madero hasta la avenida Callao, y desde la avenida Belgrano hasta  la avenida Santa Fe y la Plaza San Martín, funcionando la peatonal Florida como  arteria-eje de circulación que imprime centralidad, además de Retiro, La  Recoleta, el Parque Thais, Palermo Soho, Palermo Hollywood, Las Cañitas, los  bosques de Palermo, el Rosedal, el Jardín Zoológico, el Jardín Botánico, Barrio  ParqueLa  Boca, San Telmo, las avenida Costanera Norte y la avenida Costanera Sur, la  Reserva Ecológica y el propio aeroparque “Jorge Newbery” en asociación con su  funcionalidad de trasporte “extramuros”; además, incluye los alrededores de la  Plaza de los  dos Congresos con el  edificio del Congreso Nacional, y la necrosada área del ex-Mercado de Abasto.
     En La Boca interesan al turista, entre  otros: las  vistas del  Río   de  la      Plata, la Vuelta de Rocha, el  contaminadísimo  Riachuelo, la típica  calle peatonalizada Caminito (que se encuentra plasmada en las letras de tango)  y sus coloridas construcciones, muchas de las cuales todavía constituyen  “conventillos”.  Toda ella y su entorno se tiñó de la cultura italiana de la “Gran Inmigración”,  aunque en la actualidad se encuentra muy “porteñizada”, y su  vida cotidiana se mezcla con las  artes:  pinturas y esculturas auténticamente identificadas con la cultura porteña, y  especialmente con este barrio de  La  Boca, de autores contemporáneos o del siglo XX, entre quienes se destaca quien  hizo que su paisaje trascendiera las fronteras al inmortalizar en sus óleos y  carbonillas imágenes del puerto y sus barcos, cuando el movimiento de cargas  gozaba de su esplendor como consecuencia de una   floreciente actividad económica, especialmente industrial (que hoy ha  decaído): Benito Quinquela Martín. Su obra permite al observador sensible hasta  “percibir” los olores y los ruidos de antaño de La Boca y de una próspera Isla  Maciel detrás, la cual en nuestros días está convertida en un gran “bolsón de  pobreza y del delito”. 
                Por otra parte, San  Telmo cobijó a la aristocracia porteña hasta bien entrado el siglo XIX,  momento en el cual a partir de una epidemia  de fiebre amarilla se valorizó el Norte de la ciudad y sus suburbios. Durante  el siglo XX- especialmente en sus últimas décadas-, comenzó su reconversión,  reciclaje y revalorización con preservación arquitectónica y urbanística  (planificada  en algunos casos, y en  otros no). En el “conventillo” el uso habitacional fue reemplazado por los estudios  de artistas plásticos, escaparates donde se venden antigüedades, objetos de  arte..., aunque también revivió el uso habitacional, siempre en construcciones  recicladas y envueltas en la bohemia. Asimismo, en este barrio se ofrecen  espectáculos   de vanguardia, intimistas,  “underground”, teatrales y/o  musicales,  muchos de los cuales también interesan al turista.
                Tanto La Boca  como San Telmo generan en los habitantes locales, y mucho más en turistas  extranjeros, <sentidos de los lugares históricos, culturales, de compras (de  objetos y “souvernirs” relacionados con la cultura porteña, o bien de  valiosas antigüedades en el caso de San  Telmo), de recreación y de gastronomía>
                La avenida de  Mayo cumple la función de eje político-gubernamental, aunque a su  vera se encuentran diferentes elementos de  interés histórico-cultural, tal como lo es el Café Tortoni, centro de reunión y  de la cultura “porteña”, sobre cuyas mesas circulares y de rocas pulidas  nacieron muchas obras literarias y numerosos tangos. De la manera cómo que se  muestran las fachadas de sus edificios, al transeúnte que la recorre le parece  estar caminando a lo largo  de  alguna avenida madrileña. Conecta la  histórica Plaza de Mayo, alrededor de la cual se localizan: el colonial  Cabildo, la Casa Rosada (sede del Poder Ejecutivo), la Catedral Metropolitana,  la sede del Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, casas  centrales bancarias públicas y privadas..., con la Plaza de los Dos Congresos,  antesala del Congreso de la Nación y donde se ubica el kilómetro 0 de las  radiocéntricas rutas nacionales. Esta avenida de Mayo y ambas plazas han sido,  y siguen siendo, de tránsito obligado de manifestaciones y marchas políticas,  sindicales, de reclamos varios..., como así también integran el derrotero de  los “piqueteros”.  Para el porteño o para el habitante del Conurbano Bonaerense, este espacio en  muchos casos forma parte de su lugar de trabajo, pero también observa por ellos  <sentidos de los lugares culturales, históricos, gubernamentales, políticos,  del poder, del reclamo sindical, de la protesta, de la participación  ciudadana...>, los cuales no mitigan otros que integran la complejidad de la  pertenencia y la “territorialidad”. A su vez, el turista encuentra  condiciones para dar motivo a <sentidos de  los lugares históricos y culturales>, así como para tomar contacto con  elementos emblemáticos de nuestro quehacer cotidiano en relación con nuestro  devenir histórico-político, algunos de los cuales trascendieron ampliamente  nuestras fronteras y se muestran o se han mostrado por el mundo, ya sea en  forma real o a través          de los  medios masivos -hoy “globalizados”- de comunicación social: “Madres de Plaza de  Mayo”, “Abuelas  de Plaza de Mayo”, “piqueteros”...   
                Hacia el Norte  de la Plaza de Mayo se halla la denominada “city porteña”, es decir, el centro  bancario y financiero de la ciudad. Detrás de la Casa Rosada, ya se encuentra el  Río de la Plata, alejado en el último siglo y medio con  rellenos varios e  instalaciones portuarias, hoy recicladas e integrantes junto a otros edificios  del nuevo barrio Puerto Madero. Éste, se comporta como un polo gastronómico  utilizado por el turista y por el habitante local, aunque también se han  instalado en torno a él rascacielos con oficinas,  hoteles cinco estrellas, espacios para  espectáculos, y un puente de la  autoría  del arquitecto Calatrava, que le imprime personalidad a su paisaje. Los  antiguos “docks”, actualmente están convertidos en viviendas o en sedes de  muchas empresas (y hasta de una universidad privada). Los restaurantes son  utilizados por la clase media-alta y alta de los habitantes locales, ya  sea  de noche o durante los fines de  semana, pues en los mediodías los visitan empleados calificados, ejecutivos y  empresarios. En estos y en los turistas genera <sentidos de los lugares para  la recreación urbana en asociación con la gastronomía>. También, en sus  proximidades se pueden encontrar “pubs”, o el mismo estadio “Luna Park”,  donde tienen lugar espectáculos y recitales de asistencia masiva o de amplia  convocatoria, y un amplio espacio cultural de amplio espectro generado en el  Edificio de Correo y Telecomunicaciones a partir de los Festejos del  Bicentenario de la República Argentina en 2011    
                Hacia el Sur, se  localiza la avenida Costanera Sur con la Reserva Ecológica y la denominada  Ciudad Deportiva del Club Boca Juniors. El turista llega muy poco a esta zona,  generando sólo en los habitantes locales <sentidos de los lugares para la  recreación al aire libre> 
                Las  instalaciones portuarias continúan hacia el Norte de Puerto Madero,  destacándose las terminales de los ferrys o transbordadores a Colonia del  Sacramento (R.O.U)., y la terminal-por ahora provisoria-  para cruceros marítimos,  la cual funciona como soporte de un  “turismo de masas”, que por algunas horas, “a  manera de hormigas”, se introduce por el Microcentro y el Macrocentro, pudiendo  superar límites de umbrales de capacidades de carga.  
                A lo largo de la  avenida Paseo Colón (paralela al Río de la   Plata), se encuentran diversas sedes bancarias, de ministerios, de  reparticiones públicas, hotelería cinco estrellas... hasta llegar a Retiro,  zona dominada por la Plaza San Martín con sus pintorescas barrancas. Allí,  termina la peatonal y comercial calle Florida, y están emplazados varios  edificios y hoteles de categoría emblemáticos en la ciudad, así como la sede  central de la Administración de Parques Nacionales (que ocupa una pequeña  manzana triangular,  y su diseño es de la  autoría del ecléctico arquitecto Alejandro Bustillo). Más adelante, hacia el  lado del río se encuentran tres terminales ferroviarias, la Terminal de  Ómnibus, el acceso a otras zonas portuarias y un extenso espacio ocupado por  “villas de emergencia” o “bolsones de pobreza”. De  este enclave también parte hacia el Nord-Este la avenida del Libertador General  San Martín, que bordea primero los espacios ferroviarios y luego el Parque  Thais(en el predio que hasta hace unos años ocupó un emblemático parque de  diversiones) para permitir el acceso a la también barrancosa Plaza Francia y La  Recoleta, donde se emplaza el Palais de Glace (centro de exposiciones  artísticas), el Cementerio de La Recoleta, el Centro Cultural Recoleta, las  sedes de la O.E.A. y de la O.N.U., la iglesia de Nuestra Señora del Pilar...  También, entre otros, se pueden observar: una feria artesanal con otros  aditamentos (artistas plásticos, músicos callejeros,  tarotistas...), un “shopping” dedicado al  diseño y al hogar “Buenos Aires Design”, la Facultad de Derecho de la  Universidad de Buenos Aires, y diferentes enclaves gastronómicos y de  cafetería, entre los que se destacan: las Terrazas del Pilar, la calle Junín y  la calle Ortiz(en la cual en uno de sus extremos, frente a la iglesia del  Pilar y en el nacimiento de la afrancesada  avenida Alvear, se encuentran los cafés La Biela y de la Paix).  A  la  vera de la avenida Alvear, se localizan afamadas joyerías y casas de modas  internacionales y otro emblemático hotel cinco estrellas de la ciudad, mientras  que la avenida del Libertador General San Martín y la avenida Figueroa  Alcorta,  hacia el Norte nuclean a la  Biblioteca Nacional, el  Museo Nacional  de Bellas Artes, el Museo Nacional de Arte Decorativo, el MALBA (museo privado  de arte latinoamericano), el “shopping” “Alcorta”, sedes de embajadas, la réplica  de la casa del General San Martín en Grand Bourg (Francia)... También, frente  al Cementerio de La Recoleta, se localiza un ex-complejo cinematográfico (y  futuro “shoppiong”). En los turistas este sector de la ciudad da lugar a  <sentidos de los lugares de gastronomía, para la  recreación, de compras, culturales e  históricos>               
                La peatonal  Florida, la primer calle empedrada de Buenos Aires, paralela al Río de la  Plata, nace a una cuadra de la Plaza de Mayo, y -como ya se señaló- llega a la  Plaza San Martín. Atraviesa la “city porteña”, y luego aglutina comercios  destinados tanto a la vestimenta femenina como masculina, incluso en galerías y  en un “shopping”: “Galerías Pacífico”, que en un histórico edificio cobija una  Cúpula de 450 m2 donde dejaron sus huellas pictóricas: Spilimbergo con “El  dominio de las fuerzas naturales”, Urruchúa con “La Fraternidad”,  Colmeiro con “La Pareja Humana”, Berni con  “El amor” y Castagnino con “La Vida Doméstica”; y, sirve alsegmento de turistas  provenientes de otros continentes. Todos estos espacios gozan de <sentidos  de los lugares de compras> tanto para turistas como para habitantes locales,  aunque en proporción son más utilizados por los primeros, y especialmente por  aquellos de mayor poder adquisitivo. Al respecto, compite con el “Patio  Bullrich” que observa una mayor concentración de marcas de lujo, encontrándose emplazado  sobre la avenida del Libertador General San Martín (frente al Parque Thais), y  sobre la calle Posadas, a lo largo de la cual también se localiza hotelería de  lujo en edificios emblemáticos de la ciudad reciclados.  
                La avenida 9 de  Julio, según los “porteños” la más ancha del mundo con sus dos “boulevares”,  paralela también al Río de la Plata, y a tres cuadras de la peatonal Florida, se  extiende desde la terminal ferroviaria de Plaza Constitución hasta la avenida  del Libertador General San Martín. En su intersección con la avenida Corrientes  se encuentra el emblemático Obelisco, y a su vera se destacan: el Teatro Colón,  un edificio dentro de su propio trazado, un hotel cinco estrellas -en un predio  histórico con un sector antiguo preservado- que altera su trazado lineal,  hotelería de menor categoría, agencias de viajes... , y al mismo tiempo  concentra gran parte de la publicidad urbana de la “globalización”. En los  habitantes locales y en los turistas este sector de la ciudad da lugar a  <sentidos de los lugares culturales e históricos>, así como a  <sentidos de los lugares de gastronomía> dada la presencia de la variedad  cuali-cuantitativa en ese tipo de servicios. 
                Paralela a la  avenida de Mayo  e  intersectando a la avenida  9  de  Julio en el Obelisco se encuentra la avenida Corrientes, caracterizada por sus  cines, teatros, librerías, disquerías, restaurantes y confiterías. Es la avenida  de la cual se decía “que nunca duerme” hasta hace aproximadamente una década,  cuando los usos y las costumbres, la mayor seguridad y una economía más  reluciente, permitían que sus luces y las de    sus comercios y servicios no se apagaran durante toda la noche, cuando  el “porteño” la “vivía” con sentido de pertenencia. Hoy,  su “vida cotidiana” es mucho más reducida en  horas, al igual que la de su paralela calle peatonal Lavalle, donde se  encuentran servicios semejantes, aunque no teatros. El turista comparte con el  habitante local en este sector <sentidos de los lugares culturales y para la  recreación (en asociación con los distintos espectáculos artísticos) y de  gastronomía>  
                La avenida  Corrientes también atraviesa    la  zona   de  Once -con función comercial  mayorista en los rubros: textil,   marroquinería, de bazar... - con <sentidos de los lugares de  compras> para los habitantes de todo Conurbano Bonaerense como del interior  del país (quienes en algunos casos cumplen el rol de turistas nacionales o internos,  y en otros, realizan compras que integran parte de su propia actividad  comercial). Luego, la misma avenida se introduce en el barrio del Abasto, el  cual se encuentra  en proceso de revitalización  urbana gracias al reciclado del Mercado que le diera el nombre (hoy, convertido  en un “shopping”), a la radicación de servicios gastronómicos y hoteleros, y a  la puesta en  valor del recurso histórico  y cultural: tango-Carlos Gardel. La delincuencia y la marginalidad aún vive en la  zona, a pesar que se derribaron muchas viviendas que se encontraban en  calamitoso estado y ocupadas ilegalmente. La zona todavía motiva <sentidos  de los lugares inseguros y hasta colmatados de delincuencia>, los cuales  sólo desaparecen en torno al “shopping” para generar un <sentido del lugar  de compras>, que suele compartir con el turismo. Por otra parte, en este  sector también se ofrecen en forma diseminada diferentes espectáculos  “underground”, que atrae al turismo receptivo. 
                Sobre la ribera  del Río de la Plata, hacia el Nord-Oeste se destaca la avenida Costanera Norte,  a cuya vera en tierras ganadas al río se encuentran: el Club de Pescadores,  complejos recreativos y deportivos, servicios gastronómicos, la Ciudad  Universitaria (con pabellones donde funcionan las carreras de Arquitectura y de  Ciencias Naturales de la Universidad de Buenos Aires), el Parque Temático  “Tierra Santa”, más el Estadio de River Plate, el Complejo Parque Norte, el -ya  citado- aeroparque “Jorge Newbery”... Toda esta parte del espacio turístico está  en contacto con los parques de Palermo-el mayor pulmón verde de la ciudad- al  cual se encuentran asociados en su interior o en su periferia: el Zoológico, el  Jardín Botánico,  el Predio Ferial de La  Rural,  el Planetario Municipal, el  Jardín Japonés, instalaciones deportivas varias... Se dan en ellos,  especialmente para los habitantes locales (ya que el turismo los recorre con  baja frecuencia), <sentidos de los lugares para la recreación y de  gastronomía>
                Los barrios de  Palermo Soho (donde predominan los comercios con diseños locales exclusivos o  bien artesanías de diversos tipos), y Palermo Hollywood (con predominio de usos  del suelo gastronómicos y culturales, incluso donde se han asentado algunos  canales de televisión y emisoras de radio), que nacieron de parte del  desmembramiento de Palermo Viejo, muestran tanto para habitantes locales como  para  el turista <sentidos de los  lugares de compras y para disfrutar de la gastronomía>
                La avenida Santa  Fe, eje comercial jerarquizado de indumentaria a lo largo de todo su recorrido -desde  el centro hasta Barrio Norte-, tiene emplazado en su intersección con la  avenida Coronel Díaz al “shopping “Alto Palermo”, con alta generación de  <sentidos de los lugares de compras> para los porteños, que sin embargo  se torna más baja en el caso de los turistas. El turismo receptivo en  particular, utiliza para ello mucho más la calle Florida, La Recoleta y los  “shoppings” “Galerías Pacífico”y “Patio Bullrich”, y por ende, genera en sus  espacios dichos <sentidos de los lugares>
                Buenos Aires,  estructuralmente ha ofrecido y ofrece en indumentaria de cuero muy buena  calidad y diseños europeos a bajo costo.   Gracias a ello, se constituye gran parte de su producto turístico  referido a las compras, más allá de cualquier coyuntura cambiaria.    
                Las Cañitas,  entre el barrio de Palermo y el barrio de Belgrano, y en contacto con el  Hipódromo de la ciudad, nuclea servicios y <sentidos de los lugares para la  degustación gastronómica>, que en algunos casos también comparte el turista.  
                Los habitantes  locales como en otros tantos centros turísticos, también en este caso, salvo  excepciones, cuando no obtienen un beneficio económico   -o de algún otro tipo- de la actividad  turística suelen generar hacia el espacio descripto  valorizaciones “topofóbicas”, las cuales  junto a   la “territorialidad”  suelen retroalimentarse en forma permanente.  Se verifica todavía una falta de hospitalidad hacia el turista, en la cual poco  incide la  “topofobia”(como consecuencia  de molestias en el tránsito, en   la  escasez de lugares libres  en los  diferentes servicios gastronómicos...), la cual por el contrario en muchos  casos acrecienta flujos y genera nuevas motivaciones, sobre todo en los turistas  europeos (demanda que siempre se muestra más reducida que la  latinoamericana)  
                Todavía se  denotan bajos grados de concientización turística en el habitante local.
                En el “porteño”  o en el habitante del Conurbano Bonaerense, los grados de “topofobia” sobre  todo este espacio turístico no son muy altos, dado que forma parte de su  “espacio vivido”. Al albergar generalmente sus lugares de trabajo, de provisión  de servicios... , no manifiestan hacia ellos alta “territorialidad”. Sin  embargo, no ocurre lo propio con sus lugares de residencia habitual, dado  que se encuentran en espacios barriales con  los cuales se correlaciona la pertenencia.
                Aún en días  hábiles, a pesar de la jornada laboral, en este espacio turístico casi no se  producen fricciones. En ello colabora el hecho que por el momento las  capacidades de carga turística por diferentes motivos no hayan sobrepasado el  umbral de su límite. 
                Asimismo, en  este espacio turístico se encuentran muchos de los lugares emblemáticos para el  habitante local, los cuales integrando su “espacio vivido” observan diferentes  valorizaciones que dan lugar a la “topoidolatría”.
                La inseguridad  da paso a <sentidos de los lugares peligrosos o inseguros> no sólo en  habitantes locales sino también en turistas. En realidad, para ambos son  lugares en los cuales <sienten miedo>.   Si bien hay registros de delitos contra la propiedad, la integridad, el  honor y la vida del turista en todo el espacio turístico descripto, se observa  una concentración en torno a ciertos sectores: San Telmo, La Boca, Abasto... En  ellos aún la inseguridad no ha podido ser mitigada, a pesar de la  implementación de diferentes estrategias, tal como lo fue la creación de una  Comisaría del Turista.
                En el resto del  Conurbano Bonaerense, sólo eventualmente arriba el turista, pudiendo ser sus  causas: visita a familiares o amigos, apreciar algún elemento arquitectónico,  cultural o artístico (del cual se trae conocimiento desde el país de origen),  compras de objetos determinados, visita a algún templo u oratorio en  particular..., entre otros. En todos los casos, el espacio receptor urbano está  constituido por barrios con características propias y únicas, que son objeto de  una “cotidianidad” y de una “territorialidad”, que a la vez están imbuidas de  características semejantes a los intereses turísticos.    
Oslo y Buenos Aires en las antípodas
La Ciudad  Autónoma de Buenos  Aires cuenta con prácticamente la misma población que toda Noruega, alrededor de  4.000.000 de habitantes. Oslo y Buenos Aires son dos ciudades con  características propias, insertas en un marcos culturales y económicos muy  diferentes, y por ende, generan <sentidos de los lugares> muy distintos  tanto en los turistas como en los habitantes locales. Ambas son capitales  nacionales y poseen funciones   administrativasy gubernamentales, pero Oslo es una ciudad humana y  sustentable, mientras que Buenos Aires es la cabeza de un conurbano que crece  día a día, acentuándose una macrocefalia cada vez más alejada de la  sustentabilidad y las necesidades humanas.
                En Oslo, el  turista comparte con el habitante local los lugares y la calidad de vida que se  “vive” en ellos. En el Conurbano Bonaerense, que ya en el escenario actual  tiende a convertirse en megalópolis (mientras en la Argentina hay regiones que  poseen menos de 0,01 ha./km2), el espacio turístico de la Ciudad Autónoma de  Buenos Aires-como se ya se señaló- para la mayoría de los habitantes locales  constituye su espacio de trabajo y de trámites de diferente índole, y para muy  pocos su “lugar vivido y cotidiano”. 
                Casi sólo los  habitantes locales que residen en La Recoleta, Barrio Norte, Palermo, Abasto,  San Telmo y La Boca  comparten con los  turistas <sentidos de los lugares>, aunque en los tres últimos están  construidos desde la “topofobia”, con baja calidad de vida urbana: inseguridad,  basura en las calles…, observándose en todos los casos: polución ambiental,  contaminación auditiva, presencia de “piqueteros”, de “cartoneros”,  congestionamientos en el tránsito, largos tiempos de viaje en el espacio  urbano, bajo nivel tecnológico y deficiencias varias en el transporte  público(si bien sólo lo usan los segmentos turísticos jóvenes o el de escasos  recursos)... Todos estos aspectos en Oslo están mitigados o directamente no se  observan. La calidad de vida en ambas ciudades a la hora de su comparación guardan  casi la misma relación que sus climas, prácticamente se encuentran en las  antípodas.          
    Mientras que las encuestas y los estudios  internacionales en cuanto a calidad de vida colocan a Noruega en los primeros  puestos mundiales, la Argentina se posiciona en los últimos. De esta manera, el  número de orden 34 que se le asignó a la Argentina hacia el año 2005, fue  producto del comportamiento de diferentes variables y factores, muchos de los  cuales trascienden los espacios urbanizados. Así, se puede hacer referencia,  entre otros, a:
- altísimos  índices de corrupción extendidos en todos los niveles de gestión gubernamental,  nacional, provincial y municipal, más allá de cualquier signo político, y en  asociación con el sector privado 
                - altos porcentajes  estructurales de desocupación
                - ayuda social  estatal sin inserción laboral real, y falta de creación de empleo genuino
                - el tamaño de  la deuda externa y una valorización gubernamental que privilegia su falta de  pago, política que roza condiciones delictivas comerciales, que de continuar  tarde o temprano dejaría a la Nación sin prestigio y fuera del contexto  internacional
                -déficit de  viviendas, e inaccesibidad del ciudadano a ella con o sin ayuda estatal
                - falta de  inversión
                - tecnología  obsoleta
                - desarrollo  regional heterogéneo, e incluso, heterogeneidad en el crecimiento y desarrollo  intraregional e intraurbano
                - diseños  radiocéntricos del transporte que colaboran en el Ítems. anterior
                - falta de  criterios basados en la sustentabilidad en la normativa nacional, provincial y  municipal
                -  improvisación,  espontaneidad, con  falta de planificación estratégica y espacial 
                - ineficiencia o  falta de gestión y control en muchos ámbitos públicos y privados  
                -falta de  prevención de catástrofes naturales y/o de origen antrópico
                - ineficiente  manejo de los recursos de salud, educacionales, policiales y judiciales
                - altos índices  de drogadicción instalados y en crecimiento, con agravantes: Argentina ha  dejado de ser un país de tránsito, utilización de drogas de mala calidad por  los escasos recursos, descenso de la edad del comienzo del consumo... 
                - achicamiento  de la clase media, cuyo ritmo se ha acelerado desde la crisis del 2002
                - la falta de  radarización en los cielos que da vía libre al contrabando, a la evasión, al  tráfico de estupefacientes, al turismo sexual infantil... Todo ello, desde  pistas de aterrizaje clandestinas, y a veces improvisadas, instaladas en el  ámbito rural
                - presencia de  la burocracia en la administración pública en correlación con otros de estos  Ítems.
                -“amiguismo”  político y  “clientelismo” a la hora de  designar funcionarios públicos, otorgar subsidios y ayudas sociales de  diferente tipo, préstamos para viviendas...
                - heridas aún  abiertas, por lo menos en el recuerdo, del “corralito” y del  “corralón”,  e inseguridad bancaria y patrimonial
                - generalización  de agresiones, mal humor, falta de solidaridad y falta de comunicación
                - irresponsabilidad  y falta de valores 
                - realización de  los quehaceres en el “apuro” y la liviandad
                - suba de los impuestos  por la alta evasión, la cual en el sentir ciudadano según algunas encuestas es  producto de la corrupción
                - problemas  energéticos en días y horarios “pico”, a  pesar de la desaceleración y desaliento de la actividad industrial
                - falta de  limpieza en la vía pública
                - grandes  distancias a recorrer dentro de los conurbanos, que  dada la tecnología del transporte representa hasta cuatro horas diarias-en  promedio- para el movimiento pendular “casa-trabajo” 
                - falta de uso y  existencia de medios de transporte no contaminantes
                - trastornos en  el tránsito 
                - transporte  público automotor de pasajeros obsoleto y sin adaptación a la estructura  urbana, así como un escaso desarrollo del metro o subterráneo
                - la falta de  acceso al servicio de agua potable domiciliaria, así como también cloacal, por  parte de alto porcentaje de la población
                - inseguridad y  delitos de todo tipo
                - presencia de  desechos sólidos y efluentes líquidos en la vía pública(a veces incrementados  gracias al accionar de los “cartoneros”), los cuales se comportan como focos de  infección
                -contaminación  con manifestaciones  de diferentes tipos,  grado y extensión
                -accionar de los  “paseadores” de perros que no incluye levantar las defecaciones de rigor
   -condiciones de insalubridad física y psíquica  alimentadas en muchos de los Ítems. anteriores 
Este orden es  aleatorio, puesto que todos ellos se manifiestan en forma holística y compleja.
                Finalmente, hay  que destacar que mientras que Oslo recibe mayoritariamente turistas  internacionales, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es visitada tanto por  turistas internacionales como nacionales.
Ciudades y espacios turísticos “globalizados”
La “globalización” influye sobremanera en los usos del suelo urbano  configurándose la tipología de “metrópoli globalizada”, dentro de la cual en  manos de empresas multinacionales se destacan ciertos servicios: cadenas de  locales comidas rápidas (Mac Donalds, Burguer King, Pizza Hut...), compañías  telefónicas, bancos... Los mismos, son utilizados no sólo por el habitante local  sino también por el turista. Éste se acerca a ellos y los utiliza por su  “familiaridad”, la cual le permite satisfacer necesidades, pero al mismo tiempo  le generan un <sentido del lugar conocido y habitual>, aunque algunos lo  consideran “ no lugar”, en el cual  no  tiene identidad el espacio de Buenos Aires o de Oslo, sino los colores, el  logotipo, las mesas y las sillas de las sucursales de Mac Donalds, en las  cuales a veces ni siquiera su decoración es acorde al espacio geográfico en el  cual están insertas.
                Tanto el puerto de Oslo como el de Buenos Aires, más allá de sus  “telones de fondo”escenográficos, en el primero, el Castillo de Arkershus, el  Ayuntamiento de la Comuna de Oslo, donde se entrega el Premio Nobel de la Paz,  y todo el desarrollo del fiordo homónimo, y en el segundo, el Río de la Plata y  muchos de sus edificios más altos y modernos, así como otros emblemáticos(el  Palacio de Correos y Telecomunicaciones, la Casa Rosada, la Torre de los  Ingleses...), se pueden observar los mismos contenedores (tal como lo  demuestran sus inscripciones y los logotipos que marcan su procedencia), que  junto al resto del equipamiento generan un espacio “globalizado”. 
                A dicho espacio portuario “globalizado”, hoy el turista lo encuentra en  toda ciudad portuaria más o menos importante del mundo, e incluso puede llegar  a confundir a su propia “psiquis” con respecto a su localización  temporal-espacial.
                Además, en ambos hay zonas de revitalización urbana dedicadas a la  gastronomía, como en otros tantos puertos del mundo, donde se generan en los  habitantes locales (que los destinan al tiempo diario de ocio reparador) y en  los turistas <sentidos de los lugares gastronómicos, sociales y  recreativos>.  Al igual que en Londres  o Cape Town, entre otras, tal es el caso de Akerbrygge en Oslo y de Puerto  Madero en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
                No obstante, hay una gran diferencia entre estas dos ciudades que nos  ocupan, la cual está dada en el grado de inseguridad que reina en ellas, puesto  que el puerto de Buenos Aires(como la ciudad toda) requiere de una mayor carga de  seguridad (policial, de prefectura…) que el puerto de Oslo. En este último, el  personal de seguridad sólo cumple con una función preventiva.       
                La “globalización” también ofrece usos del suelo fijos y ambulantes en  la vía pública, sobre todo en calles o sendas peatonales: estatuas vivientes  cubiertas de pintura, parejas de bailarines, músicos y cantantes (de países más  o menos lejanos), vendedores de artesanías (también “globalizadas”)..., que  suelen confundir al turista en cuanto a la identidad de la ciudad.
CONCLUSIONES
Los <sentidos de los lugares> en espacios turísticos-urbanos gozan de una generación con un alto grado de complejidad, en la cual intervienen en forma holística además de aspectos, factores y/o variables físico-naturales, humanos, económicos, culturales, políticos... de los sistemas nacionales y del mundo “globalizado”, el comportamiento, las percepciones y las valorizaciones de la población local y de la población turística, las cuales están sustentadas en sus propias culturas, en sus vidas, en sus experiencias personales y en procesos comunicacionales. En este trabajo se ha realizado un estudio de casos sobre dos modelos turísticos-urbanos, los cuales como los sistemas nacionales en los cuales están insertos con la misma jerarquía de capital se ubican en las antípodas: el de la ciudad de Oslo y el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
FUENTES
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                -Vasconi, Mónica; Togni, Alberto -“Aproximación a la eficiencia del  sistema turístico”-  C.I.C.E., Buenos Aires, 1996  
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                -Vasconi, Mónica  -“El impacto  geográfico del excursionismo religioso en Luján. Conclusiones de la tesis  doctoral”- Diario El Civismo. Luján. (Opinión. 11  de mayo de 2002 Pág.10-11)
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  -Vasconi, Mónica. -“Le Génération et les caractéristiques de l´excursionisme religieux  (catholique/dévot de Marie) (ERECAM) à Luján-Province de BuenosAires,  Argentine”-  St. Gallen. Switzerland.   AIEST. International Association of  Scientific Experts in Tourism.(Tourism Review- Revue de Turisme. Zeitschrift für tourismus. Vol. 59. N°2/2004  Pág. 28-32)
  - Vasconi, Mónica, y otro. -“Escenario argentino 2005”- Buenos  Aires, C.I.C.E. 2005 (Cuaderno N°7)
  - Vasconi, Mónica  -“Los <sentidos de los lugares> y  el turismo”-, en GEOUSAL(Revista  Científica de Geografía de la Universidad del Salvador-virtual-) Buenos Aires (  Año 1 N° 1  2007) 
  - Vasconi,  Mónica -“El turismo y otras problemáticas en el escenarioargentino actual”-Buenos Aires, C.I.C.E. 2008 (Cuaderno N°10)
                - Vasconi, Mónica  -“Análisis de algunas problemáticas uruguayas yargentinas al final de la primera década del Siglo XXI”-Buenos Aires.  C.I.C.E.2010 (Cuaderno Nº 13)
                -Zamorano, Mariano -“La percepción como  pauta geográfica: identidad, estructura y  significado de la ciudad de Mendoza”-  Universidad Nacional de  Cuyo. Mendoza(Boletín de Estudios Geográficos. Vol.XXI  Nº81 Julio-Diciembre de 1982 Pág.123-186) 
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OTRAS FUENTES
Observaciones y  relevamientos realizados por cuenta propia.
    
  Actualización: 
Ciudad de Oslo. Julio de 2011
Los atentados que han tenido lugar en Oslo el viernes 22 de julio de 2011, no modifican los resultados de esta investigación, dado que sus autores, más allá de su origen, ideología o tipos pertenencia a diversos grupos fundamentalistas globales, han realizado una manifestación tácita de la reafirmación del mantenimiento del modelo. Éste, acepta al extranjero como turista, pero no como habitante local que ocupa puestos de trabajo y que se apodera precisamente de <sentidos de los lugares>, los cuales, aunque por caminos evidentemente equivocados, se han pretendido defender.
NOTA:
Para la localización de todos los lugares señalados, tanto en la ciudad  de Oslo como en la de Buenos Aires, se sugiere recurrir a:
                - google.maps