Contribuciones a las Ciencias Sociales
Julio 2011

APUNTES SOBRE DESARROLLO TECNOCIENTÍFICO DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO



Briseis Godinez Valdés (CV)
briseis@uci.cu
Mónica Cortina Castellanos (CV)
mcortina@uci.cu




RESUMEN

Desde un enfoque de género, podría advertirse que de manera particular los análisis de la situación de la mujer en la tecnociencia, revelan las numerosas barreras que han mantenido a la mujer alejada del desarrollo científico-tecnológico, luchando sin más por el acceso a las instituciones y prácticas. El hecho del fracaso de muchos de los planes de integración de mujeres en la ciencia y la tecnología, develan como esta últimas, se revelan a menudo como instrumentos para la perpetuación de problemas sociales, en vez de colaborar a su resolución. Ya no se trata únicamente de lograr un aumento cuantitativo de la presencia de la mujer en la tecnociencia, sino de desvelar sesgos en los contenidos y presupuestos de la tecnociencia. Ello implica un claro compromiso con la transformación de la educación, la práctica y la gestión de la ciencia y la tecnología.

Antes y hoy, aunque menos, un panorama se vislumbra en torno a los estudios de ciencia y tecnología desde un enfoque de género: Este corresponde a una literatura que se ha empeñado en ilustrar la inferioridad numérica de las mujeres en ciencia y tecnología en los diversos niveles educativos y profesionales. Además de constatar la dificultad de este tipo de estudios, debido a la insuficiencia o inaccesibilidad de los datos disponibles. Diferentes conclusiones apuntan a un crecimiento lento, en algunos casos a un estancamiento, y, en general, a la existencia de un “techo de cristal” que mantiene a las mujeres alejadas de los puestos de mayor poder, prestigio y responsabilidad en ciencia y tecnología. Nuestro trabajo pretende analizar desde un enfoque de género, el papel de la mujer, en el desarrollo tecnocientífico, poniendo de manifiesto el reto que constituye el tema para la practica social y tecnocientífica del mundo y Cuba en especifico.

Palabras claves. Empoderamiento, Género, Ciencia, Tecnología, Práctica Tecnocientífica.

Abstract

From a gender perspective, could be particularly noted that the analysis of the situation of women in techno-science, reveal the many barriers that have kept women away from scientific and technological development, fighting for having access to institutions and practices. The fact of the failure of many plans for the integration of women in science and technology, often reveal itself as instruments for the perpetuation of social problems, rather than assist in its resolution. It is not just about achieving an increase quantitative of the presence of women in the techno-science, but to reveal biases in the content and budgets of techno-science. It implies a clear commitment with the transformation of education, practice and management of science and technology.

Before and today, a different point of view is seen around the study of science and technology from a gender perspective: It corresponds to a literature that has endeavored to illustrate the numerical inferiority of women in science and technology and in the diverse educational and professionals levels, besides of corroborate the difficulty of such studies, due to the inaccessibility of the available data. Different conclusions aim to a slow growth, in some cases to an interruption, and in general, the existence of a "glass ceiling" that keeps women away from positions of greater power, prestige and responsibility in science and technology. Our investigation aims to analyze from a gender perspective, the role of women in scientific developments, highlighting the challenge that is the theme for the social and techno-scientific practice in the world and specifically in Cuba.

Key words: Gender, Science, Technology, Practice.
 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Godinez Valdés y Cortina Castellanos: Apuntes sobre desarrollo tecnocientífico desde una perspectiva de género, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, julio 2011, www.eumed.net/rev/cccss/13/

INTRODUCCIÓN

La desigualdad de género existente se pone de manifiesto en el acceso y las posibilidades que tienen las mujeres en la sociedad. Por eso, asumimos que es imposible que esa tendencia no esté presente en el sector de ciencia y tecnología. En consecuencia, para reclamar una equidad entre hombres y mujeres es necesario que exista un proyecto económico y social de emancipación de la mujer.

La situación económica y social heredada cuando se produce en Cuba el triunfo de la Revolución en 1959, obligó al gobierno cubano a ubicar entre los objetivos del proyecto revolucionario, la creación de un modelo de desarrollo económico, encaminado a la sostenibilidad, con un carácter inclusivo y de impacto social. Este modelo de desarrollo se encaminó sobre la base de la justicia y la equidad, que responda a los intereses del ser humano como centro y beneficiario principal.

Después de 1959, el papel de la mujer dentro del proceso revolucionario fue determinante. Desde los primeros momentos se propició la participación de este importante sector poblacional en la sociedad y se dirigió el trabajo a la defensa de sus derechos humanos y al ejercicio de la igualdad.

Aún cuando el enfoque de género era inexistente, las políticas sociales trazadas por la Revolución Cubana, establecieron las bases para la materialización de leyes promulgadas en beneficio de las mujeres y el logro de la participación social femenina. Tal posición tributó a la emancipación de las féminas y constituyó un elemento clave en el ámbito nacional que trajo implícito importantes cambios ideopolíticos, socioeconómicos y ético-morales.

La Revolución significó un cambio tanto cuantitativo, como cualitativo, en la situación de las mujeres cubanas, reflejando una cosmovisión diferente del papel que juega un proceso revolucionario y transformador en cuanto a integración de las féminas a la sociedad, en todos los ámbitos: laboral, educacional, político y cultural.

En este trabajo nos aproximaremos a analizar la situación actual de la mujer en la sociedad cubana, a través de determinados indicadores que evidencian la posición privilegiada de las cubanas con relación a otras del mundo, donde la situación de las féminas, no ha variado sustancialmente, por lo que reduce las posibilidades de inserción de las mismas en la sociedad, manifiesto en el acceso al poder y su participación en diferentes ámbitos de la vida social y privada, así como su desarrollo, académico-científico.

Aunque la mayoría de los gobiernos e instituciones internacionales son conscientes del papel que juegan las mujeres en el área de ciencia y tecnología, su participación es aún limitada. La incorporación plena de las mujeres a las actividades sociales y tecnocientíficas, entre otras, no es simplemente una lucha contra reproducción de roles de género, no es una simple lucha de reivindicación igualitaria, sino que es una necesidad económica y social. De manera que equidad de géneros ante la ley, en el futuro, también equivalga a una verdadera equidad en todos los terrenos.

1. REVOLUCIÓN CUBANA. SIGNIFICADO DEL ROL DE LA MUJER EN LA SOCIEDAD.

A partir del triunfo de la Revolución la situación de las mujeres cubanas cambió significativamente, de manera que se comienzan a crear condiciones de equidad entre las mismas y los hombres. La mujer fue receptora de las políticas sociales aplicadas a toda la población, y de las diseñadas especialmente para ella, como beneficiaria especial.

El Estado cubano, a tenor de sus compromisos internacionales, trabaja por el cumplimiento y avance de los principales tratados internacionales en materia de género, ha firmado y ratificado importantes convenios, siendo el más significativo la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW). Cuba fue el primer país en firmarlo y el segundo en ratificarlo y ha cumplido puntualmente, con alta responsabilidad, en todo el territorio nacional, lo que establece este tratado de derechos humanos de las Naciones Unidas.

El accionar gubernamental pone de manifiesto desde el propio triunfo de la Revolución, la importancia y significado de la incorporación del enfoque de género y de la perspectiva feminista al análisis económico, político y social, partiendo de la desigualdad heredada y presente en nuestra sociedad. De ahí, que la perspectiva de género, sea tanto desde un enfoque de derechos como de participación social en igualdad de condiciones, teniendo en cuenta la diversidad de situaciones que enfrentan las mujeres en el ámbito económico y la fuerza dinámica que ellas representan.

Los roles de género indican a aquel conjunto de comportamientos previstos y asignados a uno u otro sexo desde la cultura, en una sociedad y momento histórico específico. A través del rol de género, se prescribe como debe comportarse un hombre y una mujer en la sociedad, en la familia, con respecto a su propio sexo, al sexo contrario, ante los hijos, incluido en ello determinadas particularidades psicológicas atribuidas y aceptadas, así como los límites en cuanto al modo de desarrollar, comprender y ejercer la sexualidad, emanando de aquí lo que resulta valioso para definir la feminidad o la masculinidad. Estos valores hacia lo masculino y hacia lo femenino se trasmiten generacionalmente a través de las diversas influencias comunicativas existentes en la sociedad. (Fernández, 2001).

Las posiciones del Gobierno cubano en materia de género han sido corroboradas con la emisión de un conjunto de legislaciones. A partir de la década del 70, fueron aprobadas importantes leyes que favorecieron la participación social de las mujeres, entre ellas: la Ley de Maternidad (1974), la cual fue modificada y actualmente introdujo el novedoso concepto de “licencia por paternidad”, debido a que promueve y garantiza que ambos miembros de la pareja puedan compartir la licencia retribuida, y disfrutar del cuidado de su hijo/a con los mismos derechos.

Este ha sido un elemento importante para favorecer la responsabilidad de la pareja y contribuir a la inserción y ampliación de la participación de la mujer en el empleo y en todas las esferas de la vida.

A lo anterior se le suman las prerrogativas con enfoque de género que le brindan otras leyes como: el Código de la Familia (1975), Constitución de la República, proclamada mediante referendo en 1976 y perfeccionada por la Reforma Constitucional en 1992, Ley de Protección e Higiene del Trabajo (1977), Ley de Seguridad Social (1979) y el Código Penal (1979).

Durante los años 80, se promulgaron otras leyes que beneficiaron a las mujeres tales como: el Código del Trabajo y el Reglamento para la Política de Empleo. En materia de empleo, las mujeres han sido protegidas. Las leyes promulgadas han estado dirigidas a propiciar una participación justa y equitativa de la mujer en la sociedad.

Esas leyes también favorecieron a los jóvenes, donde las mujeres constituyeron una prioridad. Tal política permitió mostrar una tasa de desempleo juvenil baja, a diferencia de los indicadores internacionales donde este sector poblacional, es de los más afectados en cuanto acceso a empleos.

La política educacional aplicada bajo la concepción de promover el estudio y la capacitación, permitió que muchos jóvenes, desvinculados del estudio y el trabajo, abandonaran la condición de desempleados e incrementaran su preparación para acceder a puestos de trabajo o continuar estudios de nivel superior. En el 2008, los jóvenes desempleados comprendidos entre 15 y 24 años fue de sólo 3.6%, de los cuales las mujeres representaron el 4% los hombres el 3.3%.

La activa participación de la mujer en la vida de la sociedad constituye un componente esencial de la política de empleo. La tasa de actividad económica femenina se incrementó de 53.3% en el 2000 a 60.2% en el 2008.

En la década del 90, se llevaron a cabo modificaciones a la Constitución (1992) las que reflejaron con mayor claridad la equidad entre hombres y mujeres que propugna la sociedad cubana.

Con un acertado enfoque de género, la Revolución abrió iguales oportunidades a hombres y mujeres, lo que ha permitido transitar hacia una mayor justicia social. En consecuencia, la mujer cubana ha sabido aprovechar muy bien las posibilidades que le dio el proceso revolucionario, con las leyes contenidas en la Constitución de la República de Cuba.

Ejemplos de artículos refrendados en la Constitución de la República de Cuba, en beneficio a la mujer aparecen los siguientes:

Artículo 41.- Todos los ciudadanos gozan de iguales derechos y están sujetos a iguales deberes.

Artículo 42.- La discriminación por motivo de raza, color de la piel, sexo, origen nacional, creencias religiosas y cualquiera otra lesiva a la dignidad humana está proscrita y es sancionada por la ley. Las instituciones del Estado educan a todos, desde la más temprana edad, en el principio de la igualdad de los seres humanos.

Artículo 43.- El Estado consagra el derecho conquistado por la Revolución de que los ciudadanos, sin distinción de raza, color de la piel, sexo, creencias religiosas, origen nacional y cualquier otra lesiva a la dignidad humana:

-tienen acceso, según méritos y capacidades, a todos los cargos y empleos del Estado, de la Administración Pública y de la producción y prestación de servicios;

-ascienden a todas las jerarquías de las fuerzas armadas revolucionarias y de la seguridad y orden interior, según méritos y capacidades;

-perciben salario igual por trabajo igual;

-disfrutan de la enseñanza en todas las instituciones docentes del país, desde la escuela primaria hasta las universidades, que son las mismas para todos;

-reciben asistencia en todas las instituciones de salud;

-se domicilian en cualquier sector, zona o barrio de las ciudades y se alojan en cualquier hotel;

-son atendidos en todos los restaurantes y demás establecimientos de servicio publico;

-usan, sin separaciones, los transportes marítimos, ferroviarios, aéreos y automotores;

-disfrutan de los mismos balnearios, playas, parques, círculos sociales y demás centros de cultura, deportes, recreación y descanso.

Artículo 44.- La mujer y el hombre gozan de iguales derechos en lo económico, político, cultural, social y familiar.

El Estado garantiza que se ofrezcan a la mujer las mismas oportunidades y posibilidades que al hombre, a fin de lograr su plena participación en el desarrollo del país.

El Estado organiza instituciones tales como círculos infantiles, seminternados e internados escolares, casas de atención a ancianos y servicios que facilitan a la familia trabajadora el desempeño de sus responsabilidades.

Al velar por su salud y por una sana descendencia, el Estado concede a la mujer trabajadora licencia retribuida por maternidad, antes y después del parto, y opciones laborales temporales compatibles con su función materna.

El Estado se esfuerza por crear todas las condiciones que propicien la realización del principio de igualdad.

2. PARTICIPACIÓN DE LA MUJER CUBANA EN LA ACTIVIDAD CIENTÍFICO TECNOLÓGICA.

El mundo de la ciencia, la investigación y la tecnología contemporáneas, han constituido un terreno históricamente vedado a las mujeres, ya que se continúan realizando diferencias de género, en cuanto a las posibilidades de desarrollo de habilidades cognitivas entre hombres y mujeres que explican y justifican la desigual presencia de género en ciertos ámbitos de la actividad científicos. Este fenómeno se potencia a partir de las obligaciones que se le atribuyen socialmente a las féminas, como son entre otras: la carga doméstica y el cuidado de los hijos.

Aunque en la actualidad no se puede hablar de exclusión explícita de las mujeres de las universidades y los centros de investigación, ni siquiera del peso ideológico de la convicción de que la mujer sea intelectualmente inferior que el hombre, en términos generales, existen otros mecanismos más sutiles, implícitos, que contribuyen a mantener y legitimar la segregación de la mujer, aún en el campo de las ciencias.

En esa dirección, Cuba vislumbra una situación diferente, en la cual muestra un liderazgo científico indiscutible, evidenciado en la masa crítica de científicos y tecnólogos, centros de investigación y desarrollo, así como de universidades. A ello puede añadirse que a los años venideros se le ha concedido una importancia magistral, en cuanto a priorizar las llamadas ciencias básicas, ingenieriles o técnicas, por su importancia estratégica y cultural, en el desarrollo y la exportación de productos. El Polo Científico del Oeste de la capital, así como los centros de I+D+I, son un magnífico ejemplo de materialización de todo el conocimiento tecnocientífico alcanzado a nivel social.

Por otro lado, el desarrollo y modernización del país pasa también por la informatización de la sociedad, de ahí que una buena parte de la actividad económica se ha ido automatizando progresivamente, desde las operaciones bancarias, las comunicaciones, el establecimiento de redes científicas y de información , sitios de medio ambiente, de información política, digitalización de importantes publicaciones, foros de discusión, la red de datos existentes en las bibliotecas de ciencia y técnica, así como los resultados del Fórum Nacional de Ciencia y Técnica, entre muchas otras capacidades creadas en escuelas y en la red de los Joven Club..

Cuba ocupa un papel relevante en varios indicadores al registrar 1,1 investigadores y 1,8 doctores por cada mil ciudadanos económicamente activos, muy por encima de la media de América Latina, según una red de indicadores iberoamericanos de ciencia y tecnología, donde participan España y Portugal, y más de 21 países de América Latina. Pero, además, supera a todos las demás naciones de la región en cuanto al número de centros científicos y universidades por millón de habitantes.

Existen en la sociedad cubana, sectores con una elevada presencia de la mujer como son: la judicatura, la medicina y la educación. Sobresalen los altos porcientos de mujeres juezas y fiscales, 71,3% y 73,7%, respectivamente. Otros como el sistema de las Ciencias, la innovación y la tecnológica también son mayoría las mujeres, con un 53,3% de participación, siendo ellas el 48,8% de los investigadores. Además, representan el 24% de los directivos de importantes centros científicos del país, con alto reconocimiento social.

En los campos de la Ciencia y la Tecnología en Cuba, hemos avanzado mucho y las desigualdades actuales no son por concepto de género. El acceso a carreras científicas es por igual para hombres y mujeres, sin embargo, al ingresar a su vida profesional las muchachas sufren un retraso en su formación académica, durante su período de maternidad, lactancia, criar hijos pequeños, el resto de la carga familiar, etcétera. (Anónimo, 2004).

A los niveles alcanzados por Cuba en materia de desarrollo tecnocientífico desde un enfoque género, han contribuido un grupo de conquistas en el terreno de la educación, la salud y principalmente el acceso al trabajo. Además, del proceso de creación de Cátedras de la Mujer en los Centros de Educación Superior, que reúne a especialistas de las más diversas esferas de la ciencia alrededor de la labor de investigación y difusión de la perspectiva de género. Por supuesto, que muchas de las cátedras creadas, declaran su objeto de investigación vinculado a otros temas como por ejemplo la familia y que incluso la de la Universidad de la Habana asume el calificativo exclusivo de mujer (Muñoz, 2002).

Los indicadores de ciencia y tecnología desde una perspectiva de género, que mostramos en el siguiente apartado, reflejan la abrumadora presencia de la mujer entre los administrativos y, sobre todo, entre los técnicos y profesionales, de la actividad de ciencia y técnica, convirtiéndose en una fuerza laboral a considerar en dicho sector. Lo anteriormente expresado las coloca entre las personas con más alta calificación, dentro del territorio nacional. Las mujeres científicas, han ganado también un terreno, en la promoción a cargos de dirección, lo cual devela un plan de formación y superación de mujeres, con capacidades demostradas para ascender a altos niveles de decisión, en Ciencia y Tecnología.

3. INDICADORES DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO.

En la selección de estos indicadores nos hemos regido por los nuevos criterios de Género en Ciencia y tecnología según el PNUD.

 Dimensión: Empoderamiento. Indicador. Nivel de Instrucción y de Educación. Cargos que ocupan las mujeres cubanas en el poder.

 Dimensión: Mercado Laboral. Indicador. Trabajadores físicos en la actividad de ciencia y tecnología según su categoría ocupacional. Indicador Demografía. Participación de la mujer en la fuerza laboral.

 Dimensión: Salud Reproductiva. Indicador. Fecundidad adolescente y mortalidad materna.

Indicador. Género y Empoderamiento.

Cuba ostenta porcientos elevados, respecto a la relación entre las niñas y los niños en la enseñanza primaria secundaria y terciaria Por ejemplo cifras del año 1990 revelan un comportamiento en la enseñanza primaria de un 92.5 % de niñas en relación a niños, mientras que para el 2008 esta relación alcanza un 95.2 % En la enseñanza secundaria para el año 1990 esta relación entre niñas y niños alcanzaba un 109.8 % y manifestó un decrecimiento en el año 2008 alcanzando el 90.7%. La enseñanza universitaria en los marcos de esta relación reveló que de 134.2% en el año 1990, experimentó un incremento hasta 172.1% en el año 2008.

El aspecto educacional, se convierte en factor fundamental para el acceso de la mujer a diferentes ocupaciones en cualquiera de las esferas que componen la sociedad, especialmente la política.

Por estas razones hacemos referencia a empoderamiento desde la concepción de acceso de la mujer a escaños dentro del poder político, no siendo objeto de nuestro análisis el empoderamiento productivo.

Proporción de escaños ocupados por las mujeres en el parlamento nacional (%).

Desde 1990 el 34.3% de mujeres, ocuparon escaños en el parlamento nacional, cifra esta incrementada hacia el año 2008, donde las mujeres representan el 43.3% de los puestos a ocupados en el parlamento.

Los datos mostrados con anterioridad, explican no sólo el acceso de la mujer a la educación, sino el tránsito por los diferentes niveles de enseñanza hasta alcanzar el nivel superior y reflejan el avance a favor de las mismas.

La inserción de la mujer cubana en el proceso de desarrollo del país, es un reflejo de la política educacional, como beneficiaria de la mujer y como uno de los fenómenos sociales de la Revolución, por medio del cual las féminas, han tenido la posibilidad de acceder a los principales ámbitos de la sociedad.

Por otra parte, las estadísticas según la Unión Interparlamentaria (UIP) confirman que el grado de representación de la mujer en los órganos legislativos de un país no es directamente proporcional al desarrollo social o económico y revela que el machismo que se atribuye a muchos países latinos no se refleja en la composición de sus parlamentos.

Si bien las mujeres han avanzado en la participación social en diferentes esferas, aún es baja la participación de las féminas en los poderes legislativos del mundo, pues apenas alcanzan el 18,7% de los puestos parlamentarios, ya que de los 44 mil 214 legisladores contabilizados en los parlamentos estudiados, solo ocho mil 267 son mujeres.

Los escaños en los poderes legislativos, constituyen uno de los indicadores de empoderamiento donde Cuba muestra mejores avances, al ocupar el cuarto lugar mundial y el primero en América, en la cifra de mujeres representadas en su Parlamento. Lo anterior está respaldado por un estudio efectuado por la Unión Interparlamentaria (UIP) que demuestra que las mujeres cubanas en el Parlamento representan el 43,2% de los miembros de la Asamblea Nacional del Poder Popular, es decir, ellas ocupan 265 de los 614 escaños.

La mujer cubana está representada en otros escaños de poder como son: el Consejo de Ministros, donde 7 de sus 32 miembros son ministras, para un 25,9% de representación, las cuales son secundadas por 49 viceministras para un 39,2%, mientras que 12 mujeres forman parte del Consejo de Estado representando el 40 % y una es vicepresidenta del país (la Contraloría General de la República). Atrás parecen haber quedado las razones que impedían una mayor representatividad de las mujeres cubanas en esos puestos.

En América Latina el promedio de representación de mujeres en el parlamento es del 22%; en Europa 21,4%; en Asia 18,5%; en África Subsahariana 18%; en el Pacífico 15,3% y en los Estados Árabes 9,6%. A nivel mundial, Suecia tiene un 46,4% de mujeres en su única cámara legislativa; Sudáfrica 44,5% en la Cámara de Diputados y 29,6% en el Senado. Le sigue Cuba en la cuarta posición y el 43,2% de féminas miembros de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Cuba ha logrado superar su propio récord de participación femenina en las asambleas municipales, provinciales y en la Asamblea Nacional del Poder Popular, que sobrepasa las aspiraciones expresadas en la Cumbre de Beijing, de incluir un 30% de mujeres en los parlamentos. Este posicionamiento lo alcanzó sin necesidad de establecer cuotas fijadas en leyes, a las que han debido recurrir varios países.

Sería muy difícil pensar en la economía y en la sociedad cubana en su conjunto sin la activa presencia de las mujeres, pues la propia política llevada a cabo desde el mismo triunfo revolucionario en cuanto a la protección y desarrollo de la mujer, ha posibilitado mostrar las siguiente cifras en porcientos que hablan en buena medida del desarrollo de las femeninas y el lugar importante que ocupan en la sociedad.

La mujeres cubanas constituyen el 46,7% de la fuerza laboral estatal civil; 25,4% de los trabajadores por cuenta propia; 65,6 por ciento de los técnicos y profesionales, más del 70% de los técnicos y profesionales de la salud y la educación; 63,8% de los médicos generales integrales y 51,6% de los investigadores del sistema de ciencia y tecnología.

Del total de la fuerza laboral, ellas representan el 66,5% de la fuerza técnica y profesional del país, lo cual contrasta con un mundo en el que hoy se habla de la feminización de la pobreza; y ya el 45% de la fuerza laboral en el sector estatal civil. La presencia de las mujeres en el empleo a partir de los datos censales permite apreciar las variaciones ocurridas desde1953, donde las trabajadoras representaban el 17.1%, en 1970 el 18.3%, y ya en 1981 ésta ascendía al 31.5%.

A nivel mundial, el sector de los servicios constituye el principal proveedor de empleo para mujeres por cuanto un 36,7 % de las mujeres trabajaban en la agricultura, un 46,3% en los servicios. En promedio a escala mundial, los ingresos brutos por hora de las mujeres representan alrededor del 75% de los hombres. En Cuba, según los datos mostrados, esta situación se comporta de una manera diferente.

En la actividad científico-tecnológica actualmente, las mujeres representan el 54% de la fuerza laboral de un total de 71 699 trabajadores. Analizando la composición en cuanto a calificación, encontramos que el 64% son graduados de nivel superior y el 20% de nivel medio. De este total, el 60% de las mujeres está vinculado directamente a la actividad de investigación e innovación.

Si retomamos el indicador empoderamiento y género, en la actividad científico-tecnológica, se demuestra que la promoción de mujeres a cargos directivos, representan el 66% de la fuerza técnica total, donde solamente algo más del 20% desempeñan labores de dirección. Lo anterior, pone a relieve que la pirámide no crece proporcionalmente.

Con la participación femenina en la ciencia, se subraya que en los Institutos Superiores Politécnicos la mitad de los alumnos son muchachas que estudian carreras de Ingeniería, en menor cuantía cursan Ciencias Exactas, y en Matemática y Cibernética matriculan más muchachas que en Física. De manera que, una explicación al fenómeno podemos encontrarla en que las mujeres en el desarrollo de su carrera sufren un retardo lógico en su formación profesional debido al matrimonio, a la familia y los hijos, a lo que se suma el cuidado de otros familiares por ejemplo los abuelos, situación que prevalece también en Latinoamérica y en el mundo.

Indicador. Demografía.

Del total de Población residente al 31 de diciembre de 2010(U).11 240 841cubanos y cubanas, son las mujeres cerca de la mitad de la población del país, 5 611 483 constituyen más del 50% de la fuerza laboralmente activa y alrededor de un 60% de los profesionales del país.

En particular en el sector de la salud la mayor cantidad de trabajadores del Sistema Nacional de Salud son mujeres (72.9%) y la mayoría también del personal de enfermería (90,4%) y de los técnicos medios (81%). De 36733 médicos especializados, 19098 son mujeres (51,9%).

Desde la percepción social de la mujer como gestora de la salud para la familia y teniendo como referente los cambios de la calidad de la vida de la sociedad cubana, el nivel de instrucción alcanzado por la mujer, el acceso a la salud en general y atención primaria a la embarazada, así como alcance de los derechos sexuales y reproductivos han incidido en la disminución sostenida de la mortalidad materna en el país.

A estos resultados ha contribuido el hecho de que desde 1986 el 99 % de los partos, se realizan en instituciones de salud, cifra que en la actualidad alcanza entre el 99.9 y el 100%, lo cual disminuye el riesgo de muerte de la madre y del niño. (Informe MINSAP, 2000).

La maternidad se convirtió en Cuba en un asunto de interés social, en función de ello se garantizan todas las condiciones para que esta se desarrolle de la mejor manera posible, incluidos los aspectos de protección legal como la licencia de maternidad a la mujer trabajadora.

La Tasa de mortalidad materna de Cuba se encuentra entre las más bajas de América Latina. En el 2008, la razón de muertes maternas fue de 46,5 por 100 000 nacidos vivos.; por causas directas (MMD) fue 29.4 y por causas indirectas fue de 17,1 por 100 000 mil.

4. CUMPLIMIENTO DE LOS OBJETIVOS DEL MILENIO. INCIDENCIA EN LAS MUJERES CUBANAS.

En el siglo XXI, lograr la equidad entre los sexos sigue siendo un objetivo a alcanzar por la ONU en los próximos cinco años. No obstante, se considera improbable que en el 2015, se cumplan los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), a los que se comprometieron los 189 Jefes de Estado y Gobierno en Naciones Unidas en el año 2000. Hay que apuntar, que entre los más comprometidos se encuentran los referidos a promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.

Como se ha demostrado a lo largo del trabajo, Cuba a pesar de su condición de país bloqueado y subdesarrollado, ha dado pasos importantes en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). En esa dirección, exhibe resultados envidiables, ya que nuestra nación es uno de los países del Tercer Mundo con mejor hoja de servicio ante el monitoreo internacional de los llamados (ODM).

Si hacemos un análisis del cuadro general en Cuba en cuanto al cumplimiento de los ocho (ODM), se puede apreciar que tres de ellos ya fueron alcanzados.

 lograr la educación primaria universal (Objetivo 2),

 promover la igualdad de género y un mayor poderío de la mujer (Objetivo 3)

 y reducir la mortalidad infantil (Objetivo 4).

Otros tres Objetivos de Desarrollo del Milenio, se consideran de cumplimiento probable:

 erradicar la pobreza extrema y el hambre (Objetivo 1),

 mejorar la salud materna (Objetivo 5)

 y combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades (Objetivo 6).

Si relacionamos estos seis objetivos con un análisis de género, podemos afirmar que todos, benefician a la mujer teniendo en cuenta el (%) que representan dentro del total de la población.

El libre acceso a la educación en todos los niveles, las bajas tasas de mortalidad infantil y materna alcanzadas en nuestro país, las cuales son comparables e incluso superan, los índices que muestran los países del primer mundo, nos dicen el por qué estos objetivos en nuestro país están cumplidos.

Además, tenemos que apuntar que la igualdad de género en Cuba tiene un reconocimiento constitucional y en la práctica la mujer cubana juega un papel decisivo en la economía y la sociedad. Su participación e igualdad de derecho se pone de manifiesto en el elevado nivel de empoderamiento que ubica a Cuba en la cuarta posición mundial de mujeres representadas en el Parlamento y el primero en América Latina.

La esperanza de vida de al nacer de la mujer en Cuba es elevada, se ubica alrededor de los ochenta años. Todo ello está respaldado por un sistema de atención primario que garantiza en el territorio nacional una creciente salud reproductiva de las féminas. Indudablemente, las mujeres se benefician de un conjunto de programas de salud, los cuales tributan al incremento de la calidad de vida, en particular, la salud materna (Objetivo 5).

Actualmente se diseñan nuevas y diferentes estrategias para la reducción de este indicador en el país, con vista a acercar el indicador al compromiso contraído de reducción de la mortalidad materna en la ODM, lo que puede valorarse como probable ya que lo manifiesta el análisis de la tendencia de su evolución desde el año 1990. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) plantean en su primer indicador oficial básico disminuir en tres cuartas partes la razón de muerte materna (directa + indirecta), lo que supone que tengamos que alcanzar una tasa de 10,5 x10000 N.V. de MM al arribar al año 2015.

Otros indicadores asociados a la Estrategia de Desarrollo Económico y social llevada a cabo desde el triunfo de la Revolución, contribuye a que la política social en estrecha relación con la Política Científico Tecnológica, permita que Cuba considere como casi cumplido, la erradicación de la pobreza extrema y el hambre (Objetivo 1) y el objetivo seis, relacionado con la lucha contra el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades.

La política de la Revolución y su amplio proyecto social, nos permite aseverar que no se presenta pobreza extrema, entendida como privaciones que afectan el desarrollo de las capacidades y el bienestar básico de los nacionales, incluidos entre ellos la mujer. Un elemento esencial que contribuye a que no exista pobreza extrema y hambre en el país, es la política de la Revolución encaminada a alcanzar la seguridad alimentaria y la protección del acceso a los alimentos disponibles.

Mucho menos se puede hablar de desprotección social, ni de falta de participación en las esferas de la vida social, política y cultural, la inseguridad ciudadana, o la presencia de procesos discriminatorios que erosionan la inclusión y la cohesión social. La mujer cubana es beneficiaria de la seguridad social ya que el Estado destina más del 11% de su Producto Interno Bruto para el funcionamiento de esta partida del presupuesto, sin incluir los gastos de salud, educación, atención a damnificados por afectaciones climatológicas, entre otras. Todas ellas constituyen derechos ciudadanos y como tales se garantizan para todos, con énfasis en la mujer.

Esta protección se materializa en la puesta en marcha medidas especiales, planes y programas nacionales para el trabajo de prevención y atención social, el apoyo a las madres solteras, a las embarazadas, a los niños y niñas con dificultades en el aprendizaje o de conducta, la atención a la tercera edad, a la prostitución, a la violencia intrafamiliar, entre otras.

CONCLUSIONES

La nación cubana, es reflejo de los notables avances en cuanto a igualdad de la mujer, manifiestas en las oportunidades y posibilidades que la Revolución les ha garantizado a las féminas. No obstante, aún existe la necesidad de continuar trabajando por eliminar estereotipos sexistas a nivel de sociedad y familiar y elevar a planos superiores la implementación de una efectiva perspectiva de género.

Cuba muestra adelantos incuestionables en la promoción de la igualdad de género, resultado de la elevada calidad de los servicios educacionales, de salud, asistencia social, entre otros. Todos ellos inciden en la participación activa de la mujer en todos los ámbitos o esferas de la sociedad cubana, con especial énfasis de la actividad tecnocientífica, validado en el favorable comportamiento de los indicadores analizados en el trabajo.

El libre acceso a la educación ha promovido que un porciento considerable de las mujeres en Cuba, hayan tenido un libre acceso a las universidades y tributen de manera significativa a las actividades científico-tecnológicas. Ellas constituyen una importante fuerza productiva directa, manifiesto en el papel y lugar que desempeñan en el desarrollo económico, político y social.

La igualdad de género, el empoderamiento de las mujeres, así su participación sostenida en las actividades científico tecnológicas, son el resultado de las políticas públicas cubanas, de los programas y proyectos, encaminados a favorecer de manera creciente su incorporación en los procesos económicos, políticos y sociales.

Los programas del gobierno cubano, están dirigidos a elevar la calidad de los servicios educacionales, los tratamientos médicos y la asistencia social; a acentuar la equidad efectiva de la política social con medidas dirigidas a compensar desventajas que aún existen en algunos sectores, a eliminar la desocupación, y a fomentar el desarrollo del capital humano. Todos ellos inciden en la participación activa de la mujer en todos los ámbitos o esferas de la sociedad cubana.

La creación y fortalecimiento del marco legal de protección a la mujer, la creación de bases objetivas para que ellas participen en igualdad de condiciones y posibilidades que los hombres en la sociedad, por el logro de un desarrollo sostenible en todas las esferas de la vida, se suman al incuestionable avance en materia de educación, empleo, salud y seguridad social, que constituyen sin lugar a dudas importantes beneficios y aportes del proyecto social cubano, que hacen que los niveles alcanzados en la condición de la mujer, tributen al fortalecimiento de la sociedad y la familia.

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