Contribuciones a las Ciencias Sociales
Mayo 2011

LOS PROGRAMAS DE DESARROLLO CULTURAL. ANÁLISIS CRÍTICO DESDE LA MAESTRÍA EN DESARROLLO CULTURAL COMUNITARIO (2004-2010)



Rafaela Macías Reyes (CV)
rafaela@ult.edu.cu




RESUMEN

Los programas como materialización de las políticas sociales, se elaboran para satisfacer necesidades de la población. Estos son la traducción operacional de las políticas sociales, por tener mayor racionalidad y dos ejes estratégicos: la gestión social y la evaluación. El imperativo de esta forma de gestión es aumentar los impactos sociales y la eficiencia de las políticas sociales. En la experiencia cubana, la gestión por programas de desarrollo ha tenido resultados positivos para el desarrollo cultural, tanto en los diferentes territorios como en las instituciones de carácter nacional y a nivel global. La maestría en Desarrollo Cultural Comunitario tiene entre sus objetivos: formar a un especialista que sea capaz de estudiar, evaluar, proyectar y transformar a las comunidades desde la perspectiva de la cultura, lo cual se relaciona directamente con conducir a la obtención de novedosos resultados científicos, tanto en el plano teórico, como en el de los instrumentos metodológicos para sucesivos estudios de los procesos culturales, entre ellos: revelar regularidades que están presentes y determinan el curso de los procesos culturales, la esencialidad de los programas de desarrollo para el trabajo cultural hace que sea esta un área importante de reflexión por lo que el presente trabajo tiene por intención, exponer los resultados obtenidos de las indagaciones realizadas relacionadas con la implementación de los programas en el territorio en un nivel de acercamiento realizado desde el año 2004 hasta el 2010.

Palabras clave: Programa de desarrollo cultural, política cultural, gestión cultural, trabajo cultural, gestión por programas
 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Macías Reyes, R.: Los Programas de Desarrollo Cultural. Análisis crítico desde la maestría en Desarrollo Cultural Comunitario (2004-2010), en Contribuciones a las Ciencias Sociales, mayo 2011, www.eumed.net/rev/cccss/12/

INTRODUCCIÓN

La obra cultural realizada en Cuba desde 1959 hasta hoy, es uno de las más altas expresiones del sentido humanista y democrático de la Revolución Cubana. La fundación, tras la Campaña Nacional de Alfabetización, de todo un sistema editorial nacional que ha promovido el libro y la lectura a una escala de masas; de un sistema de enseñanza artística único en el mundo, de altísimo rigor, y con una amplia base popular; de instituciones culturales de base, que se extienden a todos los municipios del país con un decisivo papel en la defensa de la identidad local, en la formación de un público para las distintas manifestaciones del arte y en el enriquecimiento de la vida espiritual de la población; de instituciones nacionales encargadas de la promoción de las distintas manifestaciones del arte, son solo algunos aspectos de esta obra, que enriquece hoy la vida de nuestro pueblo y es reconocida internacionalmente. (Informe del Ministerio de Cultura ala Asamblea Nacional del Poder Popular 25 de octubre de 2003)

Ante la situación planteada vale significar que después de enero de 1959 se experimentaron profundos cambios en todas las estructuras de la sociedad cubana, particularmente en todas aquellas vinculadas al trabajo cultural, especial atención se le bridó al diseño y posteriormente a la implementación de la política cultural, la que se ha orientado como se plantea en el informe de 25 de octubre de 2003 “… por una parte, a propiciar la participación de nuestro pueblo en los procesos culturales y su acceso a lo mejor del arte cubano y universal y, por otra, a garantizar la activa intervención de los escritores y artistas en el diseño y la práctica de esa política”. (Almazán y Torres; 2006:7)

En 1961 se crea la Imprenta Nacional que inicia con la publicación de una de las obras de la literatura universal: El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha de Miguel Cervantes Saavedra, con una tirada masiva de cien mil ejemplares. Se crean instituciones emblemáticas para la cultura del país: el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfia (1959), la Casa de las Américas (1959), La Escuela Nacional de Arte (1962). Surgen también en estos primeros años otras instituciones como el Consejo Nacional de Cultura, el Conjunto Folklórico Nacional, el Coro Nacional y la Orquesta Sinfónica entre otras.

En 1967 se crea el Instituto Cubano del Libro como institución gubernamental encargada de la política de desarrollo y promoción del libro y la literatura. El Ministerio de Cultura se creó el 30 de noviembre de 1976 al dictar la ley 1323: dentro del proceso de institucionalización de los Órganos de la Administración Central del Estado, con el encargo de dirigir, orientar, controlar y ejecutar en el ámbito de su competencia, la aplicación de la política cultural del Estado y el Gobierno, así como garantizar la defensa, preservación y conservación del Patrimonio Cultural de la nación cubana.

Para cumplir con esta misión y sus funciones se apoya en un conjunto de instituciones y entidades que desarrollan la labor esencial de gestión en todos los niveles. Inicia así una nueva etapa con proyecciones definidas. Se crean órganos e instituciones que facilitan la investigación científica en el campo cultural tales como el Centro de Estudios Martianos, el Centro de Promoción Cultural Alejo Carpentier y el Centro Cultural Juan Marinello.

El Ministerio de Cultura desde su creación, al igual que los demás organismos, quedó insertado dentro del Sistema de Dirección y Planificación de la Economía aprobado en el 1er Congreso del Partido, en 1975. Dadas las características de los procesos culturales, que poseen un carácter eminentemente cualitativo, simbólico, autónomo y participativo, como se plantea en “Acerca de los Programas Culturales”, de la Dirección de Programas Culturales septiembre de 2001. Esta situación se modifica después del Tercer Congreso del Partido generó un proceso de análisis crítico y una mayor exigencia en el control de los resultados del trabajo cultural.

A finales de la década de los 80 se desarrolló un proceso de reflexión social profundo acerca de diferentes problemáticas, en particular sobre “las reales limitaciones” que había tenido el cumplimiento del programa de trabajo del Ministerio de Cultura en “su aspiración máxima de colocar el arte y la cultura en el espacio social que le corresponde dentro de la sociedad... de procurar los más amplios vínculos entre el movimiento artístico e intelectual y el desarrollo político, social y moral del país” (Hart,1989)

El Tercer Congreso del Partido generó un proceso de análisis crítico y una mayor exigencia en el control de los resultados del trabajo, en el caso del Ministerio de Cultura provocó un profundo proceso de reflexión en el que Armando Hart enfatizaba acerca de cómo concebir que “La calidad del arte..., no es solo una consecuencia de la creación artística, sino de las condiciones del desarrollo organizativo e institucional que facilitan esa calidad”. (1986:21)

De la misma manera, en la reunión con Directores Nacionales y Jefes de Empresas del Ministerio celebrada en febrero de 1986, se planteó la necesidad de que cada una de las cinco líneas de producción o creación artística elaborara un Programa y proyección de su trabajo sobre fundamentos culturales, económicos, tecnológicos, de base material; de hacer un Programa de Desarrollo Cultural por municipios y provincias, de índole territorial, y que del análisis integral de todos ellos saldría el Programa de Desarrollo Cultural del país. (www.min.cult.cu)

Importantes cambios se iniciaron en 1989 en este Ministerio que implicaron transformaciones en la concepción de la gestión de los procesos culturales, dirigidos a la creación de condiciones necesarias para propiciar su pleno desarrollo. La planificación en este sector tiene sus especificidades porque su labor está determinada por procesos y transformaciones eminentemente cualitativos.

Las Tunas no estuvo ajena a este proceso de transformación, para ello preparó a especialistas, organizó talleres y con el aporte de directivos, y la presencia de artistas se elabora el primer Programa de Desarrollo Cultural de la provincia del cual se derivó el de cada municipio, en correspondencia con los lineamientos y resultados de los diagnósticos de cada territorio. Se inicia así en la provincia los cambios imprescindibles para la transformación en la concepción de la gestión de los procesos culturales, orientadas a la creación de condiciones necesarias para propiciar su desarrollo.

El objetivo del presente trabajo es: exponer los resultados obtenidos de las indagaciones realizadas, desde la maestría en Desarrollo Cultural Comunitario, relacionadas con la implementación de los programas en el territorio en un nivel de acercamiento realizado desde el año 2005 hasta el 2010.

1. Precisiones teóricas y metodológicas acerca de los Programas de Desarrollo Cultural.

La dirección en la esfera de la cultura tiene que partir de la premisa de que la cultura, que siempre ha tenido y tendrá un carácter estratégico para los destinos de cualquier país, no se planifica, lo que se planifica es la gestión en función del desarrollo cultural, el trabajo cultural, las actividades y acciones culturales. Es por ello que la planificación en este sector tiene sus especificidades, porque su labor está determinada por procesos y transformaciones eminentemente cualitativos.

En el año 1982, se delimitaba el contenido básico de política cultural cubana de la siguiente forma:

En Cuba, cuando hablamos de política cultural, no nos referimos exclusivamente la tratamiento de los creadores individuales (…) sino esencialmente a la promoción y difusión en la población; es decir (…) la participación activa y creadora del pueblo, tanto en la elaboración de la política cultural como en el desarrollo de la creatividad artística. (Hart; 1986:148)

En medio de un provechoso análisis colectivo para subsanar errores, la situación del país se vio afectada por el inicio del período especial y el incremento del bloqueo. De ahí que el perfeccionamiento de nuestro desarrollo interno tuvo que considerar la urgente coyuntura internacional para encarar importantes modificaciones estructurales en nuestro proyecto nacional, que de hecho tuvieron su reflejo en la vida cotidiana de la población y en la necesaria refuncionalización que se debía acometer en el ámbito cultural.

Se considera la institución cultural como célula fundamental, por ser el espacio donde, además de propiciar un conjunto de condiciones materiales, de comunicación y atención a los creadores que los estimularan en su labor creativa, constituyen un espacio ideal para la promoción del talento y su vínculo con la población, que es lo que le permite, la realización plena de ambos, del creador y de su público.

En Panorama de la Cultura Cubana. Antología Almazán y Torres exponen los propósitos que mueven la gestión de la cultura en la década de 1990 los que se concretan de la siguiente forma:

 Crear las condiciones para lograr una mayor descentralización de las acciones culturales con el fin de favorecer la gestión de las localidades, confiriéndoles a las instituciones autonomía jurídica y financiera y propiciar un funcionamiento basado en las necesidades detectadas en cada territorio y no sugeridas desde instancias superiores, debiendo evaluarse sus resultados por los impactos sociales en su entorno inmediato.

 Lograr una modificación en la dirección y conducción de los procesos culturales introduciendo programas y proyectos que expresen las políticas de desarrollo de las diversas áreas de trabajo cultural y de los territorios. Estos deben estimular la participación de los colectivos y comunidades en el análisis de su realidad sociocultural, en la planificación y ejecución de estrategias y acciones, así como en la evaluación social de sus resultados.

 Revitalizar las asociaciones civiles y el fomento de agrupaciones surgidas de las necesidades actuales, perfeccionando los Consejos Populares de la Cultura como órganos idóneos para el debate social.

 Promover el diálogo e intercambio sistemático entre representantes de las entidades y gobiernos nivel territorial y sectorial para lograr la integración social en programas conjuntos con una perspectiva de compromiso integral.

 Formar técnicamente los recursos humanos para el nuevo estilo de gestión en la cultura e involucrar en esto no solo a aquellas personas vinculadas directamente al sector cultural, sino a todos los que contribuyen a este empeño desde diversos escenarios y esferas de desarrollo. (2006:73)

A la luz de las concepciones abordadas para el trabajo cultural, se observa en diferentes instancias un perfeccionamiento de los nexos con organismos, organizaciones, grupos poblacionales y personalidades a través de su incorporación a los Consejos Populares de la Cultura para el análisis y toma de decisiones sobre aspectos que les conciernen, alejándose de trabas organizativas que perneaban su actividad anteriormente.

El proceso de descentralización que se realiza con la creación de Institutos, Consejos y Centros, tenían la misión de proyectar y controlar la aplicación de la política en cada rama del arte y la cultura y con el propósito de otorgar una mayor autonomía en la gestión.

Los tres elementos que han contribuido a lograr la cohesión del sistema son:

• Los programas como instrumentos de gestión y expresión de la política cultural del país

• El financiamiento para el desarrollo cultural

• El diseño y aplicación de la política de cuadros y las relaciones internacionales, que se realizarían a partir del Organismo Central.

Se propone de esta forma un cambio en el estilo de trabajo y de dirección, un estilo menos administrativo y más cultural. Se concibió que el Programa Cultural permitiría integrar a todos los elementos del sistema de la cultura, es decir al conjunto de instituciones, en función de la política cultural del Estado, logrando así un mayor nivel de adecuación a las realidades, necesidades, características y potencialidades del desarrollo cultural. Los recursos financieros se otorgarían a los institutos e instituciones sobre el fundamento de su Programa.

En la literatura consultada aparecen diferentes ideas relacionadas con Programa de Desarrollo Cultural, así en “Acerca de los Programas Culturales”, de la Dirección de Programas Culturales septiembre de 2001 se plantea:

El Programa de Desarrollo Cultural es la expresión de los lineamientos de política cultural en un nivel de concreción que, a partir de las características específicas de la situación cultural y del entorno socioeconómico y político - ideológico reflejadas en un diagnóstico científico investigativo riguroso, incluye un sistema de objetivos estratégicos, de indicadores de evaluación y el análisis de los recursos para su ejecución. Este debe integrar los intereses y las necesidades de todos los actores sociales que participan desde su diseño hasta su evaluación. (2001:7)

El programa se convierte en un importante documento orientador y esclarecedor pues contiene qué es lo que se quiere hacer y con qué. Como instrumento de la cultura el programa permite asumir las principales tesis de la política cultural del estado cubano, y reflejar como lo hace hoy día, las principales tendencia en el desarrollo de la cultura en los marcos de las comunidades y barrios.

Asimismo Ezequiel Ander-Egg señala: “Un programa, en sentido amplio, hace referencia a un conjunto organizado, coherente e integrado de actividades, servicios o procesos expresados en un conjunto de proyectos relacionados o coordinados entre sí y que son de similar naturaleza”. (1974:15-16)

A los efectos de la idea de Ander-Egg, los programas operacionalizan un plan mediante la realización de acciones orientadas a alcanzar las metas y aspiraciones propuestas en el tiempo establecido. Los programas de desarrollo cultural que se llevan a cabo en nuestro país constituyen expresión de la política cultural cubana y de los principios que la sustentan. Ellos son los instrumentos fundamentales de gestión en el campo del trabajo cultural, que definen estrategias a partir de estudios diagnósticos de cada realidad en que actúan y los instrumentos necesarios para evaluar sus resultados.

Otra autora Landaburo considera que:

El Programa Cultural es una plataforma teórico conceptual y diseño práctico de la estrategia para el desarrollo cultural territorial e institucional, partiendo de los resultados de un diagnóstico, de los lineamientos de la política cultural y de las características y especificidades propias del perfil de la institución o del territorio. (2004:11)

Por su parte la Dirección de Programas Culturales del Ministerio de Cultura define que:

El Programa de desarrollo cultural es la expresión de los lineamientos de política cultural en un nivel de concreción que, a partir de las características específicas de la situación cultural y del entorno socioeconómico y político - ideológico reflejadas en un diagnóstico científico investigativo riguroso, incluye un sistema de objetivos estratégicos, de indicadores de evaluación y el análisis de los recursos para su ejecución. (MINCULT; 2000)

Los programas como materialización de las políticas sociales, se elaboran para satisfacer necesidades de la población. Estos son la traducción operacional de las políticas sociales, por tener mayor racionalidad y dos ejes estratégicos: la gestión social y la evaluación. El imperativo de esta forma de gestión es aumentar los impactos sociales y la eficiencia de las políticas sociales.

El modelo de gestión y organización de Programas, que más se adecua a los procesos culturales y al trabajo cultural, tiene entre sus principales requisitos la existencia de una población heterogénea que recibe productos no estandarizados; forma flexible de organización del trabajo para adaptarse a los cambios; gestión descentralizada como expresión típica; favorece el trabajo en equipo y el ajuste mutuo como mecanismo de coordinación, ya que los procesos de trabajo exigen información y colaboración continua de todos los miembros de la organización involucrados en el proceso, la utilización de técnicas que se orientan a la satisfacción del destinatario y las de gestión participativa.

En su aplicación las instituciones culturales tienen un papel determinante, por ser el espacio donde, además de propiciar un conjunto de condiciones materiales, de comunicación y atención a los creadores que los estimularan en su labor creativa, constituyen un espacio ideal para la promoción del talento y su vínculo con la población, que es lo que le permite, en última instancia, la realización plena de ambos, del creador y de su público.

El Programa de Desarrollo Cultural es la expresión de los lineamientos de política cultural en un nivel de concreción que, a partir de las características específicas de la situación cultural y del entorno socioeconómico y político - ideológico reflejadas en un diagnóstico científico investigativo riguroso, incluye un sistema de objetivos estratégicos, de indicadores de evaluación y el análisis de los recursos para su ejecución. Este debe integrar los intereses y las necesidades de todos los actores sociales, que implicados en su ejecución, participan desde su diseño hasta su evaluación.

Precisando es evidente entonces que, el programa se convierte en un importante documento orientador y esclarecedor, en un instrumento de la cultura, pues contiene qué es lo que se quiere hacer y con qué y al mismo tiempo permite asumir las principales tesis de la política cultural del estado cubano, y reflejar las principales tendencia en el desarrollo de la cultura en los marcos de las comunidades y barrios.

El programa para que sea realmente un instrumento de trabajo, debe ser concebido didácticamente y debe caracterizarlo los siguientes elementos:

 Expresar una lógica interna a partir del establecimiento de la relación entre insuficiencias culturales detectadas en el diagnóstico, objetivos, temas y resultados.

 Contener las principales tesis de la política cultural del estado cubano, así como contemplar las demás políticas de desarrollo.

 Expresar la dialéctica entre lo universal, lo nacional y lo local en materia de cultura.

Cabe agregar, en el Programa de Desarrollo Cultural no puede faltar el diagnóstico sociocultural. (Contexto o realidad en el que se va a desarrollar el Programa) muy importante es tener en cuenta los aspectos demográficos para poder dirigir acciones teniendo en cuenta los distintos sectores de la población. Conocer los recursos financieros, materiales y humanos con que se cuenta para su ejecución. El sistema de evaluación, es fundamental para conocer como marchan los objetivos propuestos y tomar las medidas para cumplir con la estrategia trazada.

A manera de colofón vale significar la dirección del país está empeñada en un amplio Programa para el desarrollo de una cultura general e integral que involucra a varios sectores de la sociedad y para el que se destinan importantes recursos. El desarrollo y acceso a las nuevas tecnologías, la introducción de la computación en el sistema de enseñanza desde tempranas edades, la donación a todos los centro docentes del país de televisores y vídeos para el desarrollo de un programa audiovisual; la utilización de los medios de comunicación y en particular la televisión para la difusión de importantes temas culturales.

2. Reflexiones desde la maestría en Desarrollo Cultural Comunitario

Una de las actividades académicas del programa de la maestría es: problematizar los nuevos programas de desarrollo cultural, como expresión de las estrategias de cambio. Evaluación de las mismas, así como darle tratamiento a la relación entre el programa cultural y la dimensión cultural del desarrollo. Uni¬dad de lo cuantitativo y cualitativo del desarrollo desde la pers¬pectiva de la cultura.

Los maestrantes matriculados en la edición realizada en colaboración con la Universidad de Oriente (2004-2006) desarrollaron un proceso de investigación y de análisis crítico de los programas de desarrollo particularmente los del Consejo Provincial de las Artes Plásticas, Centro Provincial de la Música, Centro de Casas de Cultura, Dirección Provincial de Cultura:

1. La revisión bibliográfica permitió corroborar que. La dirección de los procesos culturales a partir de programas y proyectos de desarrollo no es privativo de la experiencia del Ministerio de Cultura de Cuba, sino que se han venido utilizando y perfeccionando por la UNESCO desde su fundación hasta nuestros días. Los estudios realizados en los últimos años por la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL, 1998) han demostrado que la gestión de las políticas sociales depende de factores tales como: las características de las organizaciones que participan en su formulación, ejecución y evaluación; de la naturaleza del proceso objeto de gestión y de las condiciones en que se debe prestar el servicio.

2. Los Programas de Desarrollo Cultural analizados en general cumplen con la estructura:

 Introducción.

 Diagnóstico sociocultural. ( Contexto o realidad en el que se va a desarrollar el programa)

 Objetivos estratégicos o generales a alcanzar.

 Entradas o recursos financieros, materiales y humanos con que se cuenta para su ejecución.

 Sistema de Evaluación.

 Anexos (Si se consideran necesarios)

3. Se constatan limitaciones en el establecimiento de instrumentos de evaluación o verificación para cada etapa, lo que no permite establecer los criterios de éxito de la etapa siguiente o la corrección y perfeccionamiento del proceso sobre la marcha.

4. No es fácilmente identificable la articulación entre la investigación y la acción como medio de implementación del programa.

5. Todas las instituciones y municipios tienen diseñados y están implementando sus programas desde sus características específicas y a partir de los diagnósticos de su situación concreta. Los programas son discutidos y aprobados por las Asambleas del Poder Popular a cada nivel.

Los resultados de la Edición I de la maestría en Desarrollo Cultural Comunitario con claustro propio (20006-2008) fue el siguiente: El proceso de investigación y de análisis crítico de los programas de desarrollo se concretó particularmente en: Consejo Provincial de las Artes Plásticas, Centro provincial de la música, Centro de Casas de Cultura, Dirección Provincial de Cultura, dirección municipal de cultura en: Majibacoa, Amancio, Jobabo, Menéndez, Puerto Padre, Manatí, Las Tunas, Colombia, los investigadores llegaron a las siguientes consideraciones:

 Persisten dificultades en el proceso de capacitación que afectó los cambios y agilidad en los procesos de diseño, implementación y evaluación de los programas.

 Hobo inestabilidad de los especialistas y los cuadros que afectó el dominio y toma de conciencia de la importancia del trabajo por programas.

 Existencia de proyectos que en realidad no reúnen las características para este tipo de instrumento de gestión cultural en lo siguiente: el problema que se proponen resolver no requiere de un proyecto; problemas en el ni diseño metodológico, fundamentalmente lo relacionado con la correspondencia entre las necesidades culturales y el sistema de acciones propuestos.

 Debilidad en el desarrollo de los procesos de evaluación, la mayoría tiene una carga excesiva de lo cuantitativo.

 Dificultades en el diagnóstico para expresar la realidad sociocultural específica en la que se implementará el programa de desarrollo.

 Limitaciones en el tratamiento teórico desde la demostración de las relaciones causales en los fenómenos expuestos hasta el diseño de indicadores.

 Insuficiente participación de los diferentes grupos implicados en el diseño de los programas de manera tal que sus necesidades, intereses y potencialidades estén explicitadas.

 Deficiencias en la interacción dialéctica entre los diferentes niveles del sistema de la cultura, tanto vertical como horizontalmente, que permita fortalecer el carácter sistémico de los programas culturales.

Resultados de la segunda edición de la maestría (2008-2010): se evaluaron por parte de los maestrantes los programas de desarrollo de: Dirección Provincial de Cultura, Centro provincial del cine, Consejo Provincial de las Artes Plásticas, Consejo provincial de las Artes Escénicas, dirección municipal de cultura en: Majibacoa, Amancio, Jobabo, Menéndez, Puerto Padre, Manatí, Las Tunas, se obtuvo lo siguiente resultado:

1. Todas las instancias provinciales y municipios tienen diseñados y están implementando sus programas teniendo en cuenta las características específicas a partir de los diagnósticos de su situación concreta. Estos fueron discutidos y aprobados por las Asambleas del Poder Popular a cada nivel. No obstante aún no se han convertido en los Programas de Desarrollo Cultural, de las Direcciones de Cultura y del territorio en su conjunto, pues el movimiento en ese aspecto no alcanza el nivel deseado, se observa que han comenzado a involucrarse intelectuales y personalidades reconocidas por su incidencia en el desarrollo de los territorios.

2. La provincia, los centros provinciales y municipios tienen diseñados y están implementando sus programas. La concepción teórica y metodológica que se aplica se aviene más a las características de los procesos culturales y a la formación profesional de los especialistas de las disímiles ramas que trabajan en este sector: historiadores, historiadores del arte, sociólogos, psicólogos, maestros, escritores, artistas, musicólogos, teatrólogos, entre otros, no obstante se observa en los documentos ausencia de argumentos que permitan identificar el programa.

2. Los diagnósticos de los programas y proyectos se actualizan a partir de las evaluaciones de éstos y cada vez reflejan más las realidades territoriales, por lo que son considerados diagnósticos en movimiento.

3. No siempre se concibe y diseña el sistema de evaluación de los programas y proyectos en los territorios que tiene una periodicidad sistemática, parcial y al final de cada año y del período de duración del mismo, es decir que se contemplen tanto evaluaciones de diseño, de proceso y de resultados.

4. Algunos de los programas analizados carecen del sistema de evaluación: Consejo Provincial de Artes Escénicas. Centro Provincial del Cine, Consejo Provincial de Artes Plásticas, Dirección municipal de Puerto Padre, Dirección municipal de cultura del municipio de Las Tunas, Dirección municipal de Jobabo. y en los que aparece tienen insuficiencias.

5. Dificultades en el proceso de capacitación que no permitió cambios o agilidad en los procesos de diseño, implementación y evaluación de los programas.

6. En la mayoría las instancias provinciales y municipios los programas se han convertido en reales instrumentos de gestión, en el documento rector para el desarrollo del trabajo, pues las instituciones y la dirección provincial o municipal gestionan a partir de los objetivos que se proponen y constantemente están actualizándose, con los resultados, para la toma de decisiones oportunas.

El carácter revolucionario de la política cultural ha favorecido un conjunto de principios modificados en el tiempo partiendo de las necesidades de la sociedad en cada etapa, por lo tanto, de acuerdo con los cambios que ha requerido el proyecto nacional, el trabajo cultural ha ido readecuando sus formas de realización, tomando como base para su ejecución la participación social de los creadores y del resto de la sociedad en acciones conjuntas.

CONSIDERACIONES FINALES

Las difíciles condiciones económicas por las que ha transitado nuestro país en estos años no han impedido un amplio quehacer cultural, pero es necesario seguir avanzando a una escala superior y con más dinamismo, teniendo como base la experiencia adquirida en la gestión a partir de los programas de desarrollo, sin desvirtuar los procesos culturales.

Del mismo modo que experimentamos, en medio de una situación internacional tan convulsa, la seguridad de que los programas emprendidos para el desarrollo de nuestro territorio se mantendrán, aunque su ritmo sea más lento; observamos un mayor grado de conciencia sobre el lugar y papel de la cultura en la sociedad actual en la batalla de ideas que protagoniza nuestro pueblo, como única alternativa verdadera para salvar el futuro de la patria; nos insertamos de una forma cada vez más coherente, decidida y alternativa en el mundo contemporáneo y territorialmente eso se expresa en que hay una mayor coherencia en el trabajo cultural, que se han consolidado las relaciones entre la Universidad y las instituciones que tienen la responsabilidad de orientar, desarrollar y evaluar ese trabajo en el territorio tunero.

Para lograr que la dirección por programas y proyectos se convierta realmente en el instrumento de gestión de la política cultural, a partir de la propia cultura organizacional del sector es necesario que se tenga en cuenta que:

 La falta de integración e integralidad en el trabajo por programas afecta la implementación de los programas.

 El carácter tan general de algunos programas, a veces, parecen una declaración de aspiraciones y no concretan los resultados a que se aspira, lo que motiva que, en ocasiones, se consideren utópicos.

 La falta de sensibilidad, de comprensión conceptual y del adecuado nivel de jerarquización en algunos lugares, para dar el tratamiento adecuado que el sector de la cultura requiere.

 La insuficiente preparación de los recursos humanos para enfrentar esta forma de dirigir los procesos culturales.

 Dificultades en el proceso de capacitación que no permite cambios o agilidad en los procesos de diseño, implementación y evaluación de los programas.

 La inestabilidad de los especialistas y los cuadros que no permiten un dominio y toma de conciencia de la importancia del trabajo por programas.

 La existencia de proyectos que en realidad no reúnen las características propias de ellos, ni por el problema que se proponen resolver ni por su diseño metodológico.

 La debilidad en el desarrollo de los procesos de evaluación.

Las dificultades y contradicciones propias del proceso de desarrollo que experimentamos podrán ser atenuadas y/o resueltas en la medida en que el pensamiento, la toma de conciencia y la claridad de que éstas existen crezca en los profesionales responsabilizados en su solución, así como aplicacando consecuentemente la dirección por programas en cada una de las instancias y eslabones del sistema de la cultura, con la real y efectiva participación de los creadores y la población en las diferentes fases del proceso.

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Editor:
Juan Carlos M. Coll (CV)
ISSN: 1988-7833
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