Contribuciones a las Ciencias Sociales
junio 2011

BOURDIEU Y CANCLINI: SUS ENFOQUES FRENTE A LA GLOBALIZACIÓN CULTURAL



Lisbet López Saavedra (CV)
llopezs@ucf.edu.cu



RESUMEN

El querer realizar un análisis sobre los fenómenos contemporáneos, y sobre todo de los culturales, resulta, sin lugar a dudas, todo un reto. Para lograr iniciarnos eficazmente en nuestra empresa, debemos recurrir a la Sociología de la Cultura, que como campo de investigación, se centra esencialmente en la importancia de los procesos culturales, como parte constituyente e inseparable del todo social.

Como es sabido, a lo largo del desarrollo de esta rama del quehacer sociológico, se han distinguido diversas posiciones que se han insertado dentro del marco de los estudios culturales. Nuestro interés estará centrado fundamentalmente, por un lado en la vertiente de la teoría cultural europea, representada en la figura de Pierre Bourdieu, quién realizó valiosos aportes a esta disciplina en cuanto elementos teóricos y cualitativos. Bourdieu, como importante pensador europeo, perteneciente a esta vertiente de pensamiento ha logrado brindar una visión clara de múltiples fenómenos que resultan claves para comprender como se instrumentan los elementos de dominación, por medio de la cultura, lo que visualiza en sus estudios sobre la temática educativa; ofreciendo desde la Sociología de la Cultura elementos que operan cambios significativos en la mente de los lectores de sus obras a la hora de enfrentarse a los fenómenos que describe en los mismos y que forman parte de nuestra vida cotidiana. Otra figura que, como Bourdieu, se interesa por fenómenos culturales que tienen presencia notable en el nivel macrosocial y que es válido resaltar, es la de Néstor García Canclini, quién al sistematizar muchas de las ideas de Bourdieu, partiendo muchas veces de puntos de vistas novedosos, analiza disímiles temas contemporáneos, centrándose en los nuevos papeles que desempeñan los medios de comunicación masiva en las audiencias del mundo. Desde una posición u otra se realizan importantes aportes para comprender como se dan la globalización y la reproducción de la cultura. El interés principal de nuestro ensayo es, entonces, ver como son desentrañados los fenómenos que ya se han mencionado por parte de estos autores, partiendo cada uno de ellos de sus especificidades teórico-metodológicas; que no pueden ser consideradas como reliquias del pasado, sino como herramientas sumamente útiles para la comprensión de procesos tan altamente complejos como los culturales y de otras índoles.
 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
López Saavedra, L.: Bourdieu y Canclini: sus enfoques frente a la globalización cultural, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, junio 2011, www.eumed.net/rev/cccss/12/

INTRODUCCIÓN

Tanto Bourdieu como Canclini comparten puntos de vistas comunes, sobre todo al concebir la realidad social como un ente que no está condicionado por un solo factor, unidimensionalmente, sino que existen múltiples factores que se conjugan, dando como resultado final una realidad que requiere ser estudiada, -como lo hacen estos autores – desde varias aristas, vinculando entonces, tanto elementos económicos, políticos, sociales, entre otros.

La compleja realidad en que vivimos, ha traído al debate actual fenómenos como la globalización, que se desdobla en una amplia gama de variedades, sobre todo globalización de la cultura, que, al igual que el resto de los tipos, es sumamente complejo. Este modo de globalización está directamente relacionado con la velocidad en que ocurren los cambios culturales, exigiendo miradas que tomen integralmente en cuenta, la magnitud de este fenómeno.

Uno de los más relevantes sociólogos del siglo XXI, que con su obra ha ejercido importantes influencias en varios autores – como Canclini – es, sin temor a equivocarnos, el francés Pierre Bourdieu, quien en su producción teórica buscaba construir una teoría social, que le permitiera explicar y comprender la dinámica de la sociedad, que a su entender está revestida de una doble existencia, realizando un análisis que vincula elementos económicos y culturales; focalizando sus estudios en las cuestiones simbólicas y de la cultura, que plantea como indispensables para comprender como el poder económico se reproduce y perpetúa, al mismo ritmo que el poder simbólico, que ha resultado ser en muchas ocasiones mucho más efectivo que el primero.

Para lograr captar como estructura y visualiza Bourdieu la relación que se establece entre la cultura dominante y la reproducción cultural que esta fomenta y que termina desembocando en globalización de la cultura a gran escala, el autor se basa, fundamentalmente en los conceptos de habitus y campo que formula.

DESARROLLO

Es importante resaltar que para Bourdieu la distinción entre las clases está dada por la posición que ocupan sus miembros en la estructura productiva, además de que la forma en que se distribuyen los bienes materiales simbólicos está íntimamente vinculada a la circulación y acceso a los bienes antes mencionados. Así, la cultura dominante se define como hegemónica, cuando se reconoce arbitrariamente su valor en el campo de lo simbólico, donde la cultura y la educación juegan importantes papeles en la reproducción de las diferencias de clases. De esta manera, la posesión o carencia de capital cultural, puede existir como disposiciones duraderas de instituciones como la escuela o también bajo la forma de de bienes culturales como libros, diccionarios, instrumentos, máquinas, etc. El poseer o no un capital cultural ”favorable”, adquirido básicamente en el ámbito familiar, arma las distinciones que día a día hacen notables las diferencias de clases. Por tanto, en la medida en que existe una relación estrecha entre la posición de clase y la cultura, realidades que parecieran tener relativa autonomía, en realidad guardan una profunda interrelación, las relaciones de poder, y por tanto la configuración de las mismas se somete a procesos constantes de confirmación, producción y renovación.

Es innegable que Bourdieu, desde el prisma de la Sociología de la Educación que desarrolla, erige una nueva visión de Sociología de la Cultura, que considera al sistema educativo como un elemento determinante, y que resulta muy eficaz para el estudio que pretendemos realizar, pues se manifiestan claramente todas las complejas relaciones que plantea como la violencia simbólica, ejercida por la autoridad pedagógica, al servicio de la clase dominante, que produce la reproducción sobre la que investiga. Por esto, es lógico pensar, que los miembros de clase alta están en ventaja al insertarse no sólo en sistema educacional, sino en muchos otros ámbitos del todo social, pues todos estos funcionan con los códigos lingüísticos, estéticos, y de otra índole de la cultura dominante en detrimento de la clase desfavorecida la que para insertarse en estos ámbitos debe dejar a un lado su propia cultura y reproducir constantemente la que se impone en los mismos, sufriendo una especie de aculturación con respecto a modelos culturales que difieren de los suyos; exigiendo un esfuerzo de adaptación y asimilación, que si bien no suele darse como un proceso al que no se ofrece resistencia, logra que al fin se imponga el compás de la cultura en el poder. De ahí que el fenómeno de la globalización de la cultura, encuentre sus raíces en este proceso de la reproducción, en tanto las potencias mundiales en materia de cultura, cuentan con todos los medios financieros y de comunicación, para lograr que la clase dominada acate las imposiciones culturales que estos promueven, tomando esta arbitrariedad cultural como algo natural, sin percatarse de la violencia simbólica al a que están siendo sometidos. Bourdieu afirma que: “La cultura de la élite está tan cerca de la cultura de la escuela que el alumno que procede de un medio pequeño – burgués (y a fortiori si procede de un medio campesino u obrero) no puede adquirirla sino a base de un de un esfuerzo continuado, mientras que a un alumno de clase alta… le vienen dados por su posición social. De modo que para unos, el aprendizaje de la cultura de la élite es una verdadera conquista que se pega a un precio muy alto, mientras que para otros, constituye una herencia que comparta, al mismo tiempo, la facilidad y las tentaciones de la facilidad.” (Bourdieu y Passeron, 1973,51)

De esta manera, los diversos usos que poseen los bienes culturales, según este autor no se explica solamente por la forma de distribución de las ofertas y alternativas culturales o, por otro lado por la posibilidad económica para acceder a ellos, sino que además el poseer un capital cultural y educativo que brinda la posibilidad a los individuos de acceder a los productos culturales, que se ponen a su disposición en lo que hoy podemos considerar el mercado cultural de escala mundial. Resulta entonces factible retomar algunos de los términos propuestos por el propio Bourdieu, que facilitarán en gran medida comprender el fenómeno de la globalización desde la óptica del autor y para ello, el concepto que nos permite relacionar la posición en la estructura social (como elemento objetivo) y la interiorización del propio mundo objetivo, es, entonces el de habitus; las condiciones de vida de los sujetos, y por lo tanto en los diversos habitus donde se inserten, le imponen a cada clase maneras particulares de apreciar, sentir y clasificar los mismos acontecimientos. El habitus se constituye como el origen de las prácticas y su eficacia puede percibirse “…cuando ingresos iguales se encuentran asociados a consumos muy diferentes, que solo pueden entenderse si se supone la intervención de principios de selección diferentes” (Bourdieu, 1988:383)

También el concepto de de campo de Bourdieu aporta valiosos elementos a nuestro análisis, si tomamos a este como el espacio en el cual se manifiestan las posiciones de relativas que ocupan los distintos grupos o clases sociales y las relaciones que se establecen entre los mismos, y a la vez, comprender las formas en que se construyen las subjetividades, como manera de constitución del habitus. El campo, llega a convertirse así en un conjunto de disposiciones duraderas que determinan y condicionan nuestras formas de pensar y percibir la realidad. Así, ambas conceptualizaciones teóricas nos permiten captar dos modos de la existencia de lo social: el campo como lo social hecho cosa (lo objetivo) y el habitus como lo social inscrito en el cuerpo (lo subjetivo).

La exposición que realiza Bourdieu sobre las mediaciones que se dan entre o económico y lo cultural, nos lleva a profundizar en la dinámica de los fenómenos culturales Después de esclarecer algunos de los puntos algunos de los puntos relevantes de la teoría del autor, que resultan esenciales para entender cómo se mezclan los elementos que se involucran en nuestro estudio, notamos que esta reproducción a la que hace referencia da al traste con cierto tipo de homogeneización cultural, afín a la globalización por incluir en sì, una totalidad que en realidad no es hecha para otros, no teniendo en cuenta las peculiaridades de cada uno de los receptores. La pretensión de lograr concebir una cultura universal, con lenguaje propio, entendible a escala planetaria, resulta una posición que puede catalogarse como etnocèntrica, que subsume las diferencias existentes, que no deben ser prescindidas del escenario mundial – por formar parte de la diversidad cultural de nuestro mundo – por el modelo de modernidad occidental, que se ha erigido como el ideal, que se reafirma y reproduce constantemente, ganando adeptos en todas las latitudes a pesar de las resistencias culturales, implantando modas, vocabulario, gustos , etc. Asì, la cultura dominante vuelve a imprimir su sello, ejerciendo, por luchas mediáticas la violencia simbólica, que perpetúa su poder; así que, al valorar lo provechoso e interesante que resulta la propuesta de Bourdieu para comprender como se articula el fenómeno de la globalización de la cultura a través de la terminología que utiliza.

De esta manera, al explicar cómo se construyen las relaciones de poder desde la cultura, abre el camino al cuestionamiento de los efectos de la publicidad, promovida principalmente por las altas esferas de la sociedad y la influencia de los medios de comunicación, en manos de las mismas, en las audiencias de todos los estratos sociales, no sólo en relación con los mensajes que son trasmitidos, sino, esencialmente en los modos en que son consumidos estos productos. La violencia simbólica, con que operan estas clases poderosas en aras de conseguir la reproducción social y cultural a escala macro, resulta sumamente eficaz al lograr la asimilación de estas arbitrariedades culturales, “que hacen necesarias producir por medio de las instituciones y las condiciones institucionales, cuya existencia y persistencia (autoreproducción de la institución) son necesarias tanto para el ejercicio de su función propia de inculcación, como para la realización de sus funciones de reproducción de una arbitrariedad cultural de la que no es el productor ( reproducción cultural) y cuya reproducción contribuye a la reproducción de las relaciones entre los grupos ó las clases ( reproducción social ) ” ( Bourdieu y Passeron, 1977; 95).

Se construye entonces una especie de círculo vicioso interminable, que lleva en consecuencia a la constante reproducción de modelos culturales y lingüísticos, que pretenden implantar las clases dominantes y por tanto la cultura que ostentan como la más completa, provocando la reproducción por parte de las clases y cultura desfavorecidas, estos modelos que no le resultan a fines, que por medio de esa arbitrariedad cultural, termina convirtiéndose en un fenómeno internacional bajo la configuración de un modelo globalizador de la cultura que día a día alcanza nuevas dimensiones.

Otra mirada interesante a esta temática es, sin temor a equivocarnos la de Néstor García Canclini, que si bien no basa sus estudios sobre la cultura, desde el prisma educativo, si realiza un análisis muy acertado centrándose en las interioridades de los medios de comunicación masivos y toda la gama de peculiaridades que desencadenan, además de los complejos fenómenos que entrañan. Resulta necesario aclarar que los estudios de este autor coinciden con muchas de la ideas planteadas por Bourdieu, a quien recurre para dar explicación a muchos de los fenómenos que estudia.

Canclini habla, en alguno de sus textos de una especie de de vocación intervencionista de los países del centro, en las dinámicas culturales de los países periféricos que de algún modo han renunciado en cierta medida a sus maneras de hacer cultura autónomamente, para traspalarse a modelos culturales impuestos, poco relacionados con las realidades que les toca vivir,

Canclini apunta que de cierta manera las prácticas culturales de las clases altas están justificadas por algo más que la acumulación material. Así se coloca el resorte de la diferenciación entre las clases fuera de lo cotidiano y lo centra en lo simbólico y no en lo económico, en el consumo y no en la producción; creándose lo que para él se asemeja a la ilusión de que las desigualdades de clases no se deben a lo que se tiene, sino a lo que se es. La cultura, el arte y la capacidad de gozarlos aparecen como dones o cualidades naturales y no como resultado de un aprendizaje desigual entre las clases, estructurándose de esta manera una red de relaciones culturales que se complejizan cada vez más creando un escenario mundial favorable para la globalización de la cultura.

El autor propone “generar otro modo de concebir la modernización latinoamericana: más que como una fuerza ajena y dominante, que operará por sustitución de lo tradicional y lo propio, como los intentos de renovación con que diversos sectores se hacen cargo de la heterogeneidad multitemporal de cada nación.” (Canclini, 1989; 15). Es decir, que si la cultura no es un todo integrado tampoco debe encontrarse del todo desintegrada; no es conveniente

Pensar que las culturas autóctonas, populares y de bajos recursos están en vías de extinción por los intentos de homogeneización que ha tratado de imponer la consabida mundialización o globalización cultural, por el contrario, se mezcla en su dinámica con lo moderno, no como algo ajeno y totalmente erróneo, sino como el proceso que está dado por la movilidad y la no estaticidad de estos fenómenos que se construyen y reconstruyen en el propio movimiento que generan.

De esta manera, “la globalización unifica e interconecta, pero también se estaciona de maneras diferentes en cada cultura. Quienes reducen la globalización al globalismo, a su lógica mercantil, solo perciben la agenda integradora y comunicadora y apenas comienzan a hacerse visibles en los estudios sociológicos de la globalización su agenda segregadora y dispersiva, la complejidad multidireccional que se forma en los choque o hibridaciones de quienes permanecen indiferentes. Poco reconocidas por la lógica hegemónica, las diferencias derivan en desigualdades que llegan en muchos casos hasta la exclusión. ( Canclini, 1999: 4 ).

Con esto, se está tratando de poner sobre el tapete las verdaderas características de la globalización, con lo que se hace imprescindible profundizar en el estudio de sus determinantes, no como fenómeno que está atravesado por elementos aislados, sino por muchos otros que se concatenan para darle una nueva configuración. Canclini, al abordar el fenómeno de la globalización repara en el comportamiento de los medios de comunicación, lo que a diferencia de Bourdieu, por ejemplo, para desembocar en este tema se apoya en sus conceptos de hábitus, campo, cultura dominante y violencia simbólica, que culminan en el fenómeno de la reproducción cultural a gran escala.

Para este autor, resulta de gran importancia analizar los contextos sociohistóricos por los que han atravesado los medios de comunicación y que han repercutido en la acción de estos sobre la sociedad. Precisa Canclini que se han operado cambios en estos medios que en una primera etapa habían apuntado a mostrar lo auténtico y propio, ya posteriormente con la apertura económica en las postrimerías del siglo XX a mercados internacionales y empresas trasnacionales que comienzan a reducir el papel de las culturas populares por una especie de cultura global.

Los grandes flujos de información, mercancías, personas y capital han matizado el nuevo escenario mundial que cambia la visión de una cultura identitaria basada en los cánones de los lugares de procedencia, sino que se hace cosmopolita, proveniente de varias latitudes lográndose de este modo cierto tipo de mestizaje cultural, haciendo necesario cambiar las concepciones arcaicas y unidimensionales por una mirada más integradora, amplia y multifacética.

Las grandes empresas trasnacionales ejercen hoy una notable influencia en la conformación de las identidades culturales de cada nación buscando utilizar cada vez más el potencial de las nuevas tecnologías que atraen a multitudinarias audiencias. Así, la televisión, radio, cine, se erigen como medios que manipulan estas audiencias e imponen sus modelos y gustos que coinciden sin lugar a dudas con los de las altas esferas de la sociedad

La dinámica de las industrias culturales en la actualidad ha traído consigo que no sean tomadas en cuenta las culturas de las “minorías étnicas”, las que han dejado de ser tales minorías a las que han tratado incesantemente de eliminar su capacidad como entes culturales activos.Con todos los elementos que analiza sobre los medios, Canclini de cierto modo continúa el análisis realizado por Bourdieu, quién aunque parte de puntos de vistas y situaciones diferentes para el análisis, podría decirse que concluyen, entre otras cosas en elementos similares. Por estos motivos, se hace difícil no reconocer que ambos aportan valiosos datos para el correcto entendimiento de las novedosas formas de hacer cultura, no vista ya desde el ángulo de la perspectiva educativa o de las campañas mediáticas. Así, ambas teorizaciones ayudan a comprender como en el mundo de hoy la clase poderosa impone sus modelos culturales, creando nuevos fenómenos, como la globalización de la cultura que han sido sumamente analizados por las mismas.

CONCLUSIONES

Las perspectivas abordadas por estos representantes del quehacer en la Sociología de la Cultura en las últimas décadas, sin lugar a dudas representa un paso de avance para las formulaciones sociológicas sobre fenómenos sociales en pleno mundo globalizado, Bourdieu y Canclini representan desde cada uno de sus contextos los elementos esenciales de la cultura como un ente que recoge en sí elementos constitutivos de la realidad social, especialmente de los últimos años. Quedan recogidos en este ensayo algunos de los conceptos fundamentales de cada uno de estos autores , que enriquecen la miradas que desde la ciencia sociológica se realiza a los acontecimientos cotidianos.

BIBLIOGRAFIA.

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Bourdieu, Pierre. (1983). Campo de poder y campo intelectual. Folios Ediciones; Buenos Aires.

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García Canclini, Néstor (1986) Desigualdad cultural y poder simbólico. México: enah.

García Canclini, Néstor (1989).Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad. Editorial Grijalbo , México.

Hannerz, Ulf. (1998). Conexiones transnacionales: cultura, gente, lugares. Universidad de Valencia, Ediciones Cátedra, España.

 


Editor:
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ISSN: 1988-7833
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