Contribuciones a las Ciencias Sociales
mayo 2011

ELEMENTOS COMPOSITIVOS DEL BOLERO



Dainelkis Madrazo Elizarde
dmelizarde@ucf.edu.cu



RESUMEN

Tal vez la universalidad del bolero provenga de su temática y de la sencillez con que es abordada no solo en el aspecto musical sino también en las letras, en las cuales se puede descubrir un desarrollo lineal del texto, sencillo, directo, de una poesía que no requiere de grandes metáforas ni imágenes que remitan a experiencias especiales de la vida y que no requieran de sofisticados bagajes culturales para su comprensión. Carecen también de gran profundidad y de juegos verbales complicados, lo cual explica en cierta forma la permanencia de una popularidad que no ha disminuido con el transcurso del tiempo.

La integración de música y texto resulta de gran importancia para el éxito final de la obra. En este sentido también se deben tener en cuenta los beneficios que esta relación interdisciplinaria músicaـtexto aporta a la comprensión de la pieza musical en general. Todas estas razones son suficientes para comprender la necesidad del estudio de los principales elementos que se pueden utilizar en la composición de este tipo de texto.

En este sentido serán abordados los principales elementos que presentan los textos del bolero, los cuales son analizados tanto desde el plano ideotemático como desde el puramente formal. Este análisis permite una mayor comprensión del texto del bolero cubano, de sus autores y es una muestra de lo que se puede hacer con los estudios interdisciplinarios.
 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Madrazo Elizarde, D.: Elementos compositivos del bolero, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, mayo 2011, www.eumed.net/rev/cccss/12/

INTRODUCCIÓN

Tal vez la universalidad del bolero provenga de su temática y de la sencillez con que es abordada no solo en el aspecto musical sino también en las letras, en las cuales se puede descubrir un desarrollo lineal del texto, sencillo, directo, de una poesía que no requiere de grandes metáforas ni imágenes que remitan a experiencias especiales de la vida y que no requieran de sofisticados bagajes culturales para su comprensión. Carecen también de gran profundidad y de juegos verbales que deslumbren, lo cual explica en cierta forma la permanencia de una popularidad que no ha disminuido con el transcurso del tiempo.

La dependencia del bolero de la tradición del género no es total ni definitiva, pues no es simplemente un repetidor de esquemas, sino que al componer y organizar la estructura musical y verbal de un bolero en particular, hace uso muy personal de todos los elementos que forman parte del legado tradicional del género.

El mensaje del bolero es eminentemente lingüístico y es transmitido por textos que recrean el amor de una forma muy íntima, personal y vivencial, con un estilo coloquial y sencillo en el que no abundan las metáforas complicadas y rebuscadas, sino que fluye como el murmullo de una confesión de amor. Este es siempre un amor de tú a tú, donde la tercera persona no tiene cabida, un canto a la pareja, la esperanza, la felicidad o el sufrimiento; por eso su estilo es siempre apelativo, conversacional y con un destinatario único.

La integración de música y texto resulta de gran importancia para el éxito final de la obra. En este sentido también se deben tener en cuenta los beneficios que esta relación interdisciplinaria músicaـtexto aporta a la comprensión de la pieza musical en general. Todas estas razones son suficientes para comprender la necesidad del estudio de los principales elementos que se pueden utilizar en la composición de este tipo de texto. Estos aspectos contribuyen además a facilitar el estudio de obras de autores pertenecientes a este género musical.

DESARROLLO

En el bolero deben tenerse en cuenta tres elementos muy importantes: música, gesto y texto, este último constituye el soporte fundamental para unir al emisor y el receptor. El funcionamiento de este complejo realiza objetivos de sugestión e influye en las representaciones imaginarias de quienes lo escuchan.

El discurso del bolero presenta una estructura dialógica aparente que encubre una acción puramente monologal; no existe un verdadero diálogo, aunque hay abundantes apelaciones e interrogaciones dirigidas a interlocutores presentes o no, que no poseen voz en la enunciación. En la mayoría de estos casos se aprecia un emisor activo y receptor pasivo, ausente o no actuante en el acto de comunicación.

Es común el uso del vocativo que vuelve sobre el objeto de referencia (lo retoma), y es signo de la coherencia del texto. Uno de los procedimientos de expansión en los textos es la adición de fragmentos (reiteración) de las expresiones de los verbos finales. El elemento reiterado con fines expresivos afectivos y enfáticos puede ser una expresión completa o partes de ella, como frases nominales en función de término preposicional. Otro caso es la dicción (duplicación) de una frase proposicional. También puede verse el fenómeno de extensión textual con base en medios sintácticos y es cuando se adiciona al cuarteto un quinto verso de mayor extensión que funciona como síntesis afirmativa del planteamiento realizado por los anteriores.

Puede verse el predominio de complejos oracionales que se articulan superficialmente por subordinación y yuxtaposición, pero están ligados como cusa y consecuencia. También hay procesos de expansión por reiteración de elementos morfológicamente idénticos y por acumulación de elementos diferentes en el aspecto morfológico aunque siempre en relación de paralelismo semántico.

Son muy frecuentes la referencias al ‘decir’ en diversas fórmulas, bien sean introductoras de la conversación, o bien alusiones y citas de las palabras del otro. Esto se manifiesta a través de verbos como ‘decir’, ‘atender’, ‘hablar’, ‘pensar’ y ‘escuchar’ entre otros.

La repetición de términos, incluso los del título, implica una intensificación del sentimiento que se requiere transmitir y acentúa dicha idea; para ello se usa también la polípote, la anáfora, los rejuegos temporales y de palabras hasta alcanzar a veces rasgo de paradoja. Los matices pueden darse además estrofa tras estrofa mediante adjetivos e imágenes verbales, lo cual imprime dinamismo al texto, afianzado por la subordinación y la coordinación. El factor sinestésico hace que las ideas penetren en los sentidos del receptor porque constantemente en los textos se apela a ellos y la belleza del hipérbaton, la adjetivación y la enumeración posibilitan, con la economía del lenguaje, lograr un alto nivel de sugerencia y plasticidad. La enumeración puede aparecer lo mismo al situar los elementos consecutivamente o de estrofa a estrofa.

Algunos boleros se caracterizan por un estilo cortado, asindético (escaso de conjunciones), que comunica brevedad, rapidez y energía a la expresión de las ideas. Aunque use la subordinación, por lo general las cláusulas son breves, precisas, con alternancia de versos cortos y largos. En ocasiones el lenguaje se hace más flexible, por la presencia de cláusulas de mayor extensión que se apoyan en el uso de subordinadas y coordinadas, así como en el encabalgamiento de un verso a otro, manteniendo la continuidad de la línea melódica.

Considerando que la reiteración es un aspecto muy importante y constante en estos textos, la filóloga Liliana Casanellas Cué ofrece una propuesta de análisis para la estructura del bolero. Plantea que «hay una presencia constante de elementos reiterativos. Por lo general, la idea que se expresa se elabora con una estructura cíclica ─ cuando el texto se abre y cierra con una frase expresada de igual manera─ y a modo de espiral ─cuando esa idea inicial se utiliza en el cierre con añadidura de un nuevo rasgo significativo de mayor intensidad. En la introducción se encuentra una estrofa que introduce una frase clave, por lo general ya anticipada en el título. El desarrollo está compuesto por una o dos estrofas que amplían y matizan el núcleo temático reiterando o no la frase clave. En las conclusiones se aprecia la reiteración de la frase clave introductoria, de forma literal (estructura cíclica), o con modificaciones semánticas no esenciales (estructura en espiral).»

Hay otros textos que se estructuran en solo dos estrofas: comienzan directamente en la idea central y en ellos la organización dramática no tiene límites exactos o, al menos, coincidentes con las estrofas de la composición. En estos también se mantiene el mismo sistema reiterativo de ideas claves.

La utilización de la pregunta retórica es típica también del tipo de composición, porque se le canta a la mujer como destinataria de quejas, súplicas, lamentos e interrogantes de amor, se le canta al ausente o al que, aun presente físicamente, no puede responder.

En sentido general el léxico empleado en los textos del bolero abarca términos del lenguaje poético y del coloquial, aunque predomina este último a causa del carácter popular del género musical, en el que se eluden los motivos o elementos de la materialidad, sino que prácticamente todos ellos se mueven en el campo de los sentimientos: la frustración, la invocación religiosa, la pasión, etc. Poseen un sencillo estilo coloquial sin marcadas complejidades tropológicas, imágenes sugerentes, léxico contemporáneo y de gran afectividad, un hermoso apoyo melódico y una lograda correspondencia entre los versos y las frases musicales; todo ello conforma unos textos cuyo fin esencial se dirige a la exposición y desarrollo de ideas claves reforzadas y matizadas ,mediante elementos tropológicos, eufónicos y, fundamentalmente, reiterativos.

José Balza plantea que «puede haber canciones inolvidables por su melodía o por sus frases. En el bolero ambas están fusionadas tan profundamente que ningún oyente verdadero podría separar una de otra. Ritmo, melodía, sentido: claves de asunto. Claves que también proceden de las palabras y la manera como se dicen las cosas de amor entre nosotros. No son versos las letras del bolero, aunque muchos bellos versos se cuelan allí; los autores no han buscado la creación metafórica sino la intensidad expresa, comunicante. Por eso, el bolero está cerca del sentido inmediato, es decir, del habla o del susurro. Sin embargo, en su totalidad, el mensaje está versificado; a veces por obra de la rima y del ritmo; a veces porque sus temas, su único tema, para ser exactos, se desarrolla como en un poema. »

La forma en que se presentan los textos del bolero es tan general y tan apegada a la vez a las circunstancias de quien los adopta que responde a lo que le sucede a cada persona en particular y provoca también la conmoción espontánea de todos los que se identifican con sus mensajes y que casi siempre recrean al enamorado. Estos textos están respaldados además por la tradición oral hispanoamericana y los elementos de la cultura de masas en expansión.

CONCLUSIONES

Luego de realizar el análisis anterior se puede plantear que en la composición de textos del bolero se utilizan dos tipos de elementos fundamentales: los relacionados con la disposición de las ideas y los de carácter puramente formal, es decir, que su influencia la ejercen sobre todo en el plano estructural del texto.

En el primer grupo se encuentran las principales temáticas abordadas por los autores, la orientación expresiva, las reiteraciones, ya sean de palabras, versos o estrofas, la estructura que puede ser cíclica o en espiral en dependencia del final del texto, y otros recursos expresivos como son la anáfora, la polípote y los rejuegos temporales entre otros.

En el segundo grupo están los de carácter puramente estructural y que ayudan a una mejor comprensión del plano ideotemático. En este caso se encuentra el uso de oraciones interrogativas, ya sean parciales o totales, el uso del vocativo y de los pronombres personales como uno de los elementos más importantes para reforzar las diferentes orientaciones expresivas

Según la doctora Gladis Elvia Lara Romero este género «debe ser considerado como una forma especializada en poetizar tipos de relación social. Entre la amplia producción de boleros perviven textos que más allá de estereotipos, resultan síntesis de la expresión artística de modos de creer, de sentir y vivir, propios de su contexto cultural.»

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