Contribuciones a las Ciencias Sociales
Mayo 2010

SOBRE EL CONCEPTO DE CIVILIDAD
 

 

Luana Lacramioara Chirila
luanach@hotmail.com

 

Introducción

La ciudad es nuestro entorno cotidiano donde contactamos con la familia, los amigos, los vecinos, los colegas, la escuela, las autoridades, etc. Es nuestro sitio de inmediatas relaciones sociales.

En la cultura urbana la civilidad es el elemento más significativo, dado que los seres humanos interactúan en cierto territorio cultural limitado, apareciendo conflictos y discusiones que se deben arreglar según unas reglas comunes.

Cada integrante de la comunidad tiene sus necesidades que son el corazón del orden social. Para ser ciudadano no basta con pertenecer a una comunidad, participar e interactuar con los demás, sino que hace falta asumir las responsabilidades que esto supone.

Aunque tenemos una vida pública y una privada, esto no debe suponer que estos ámbitos son opuestos y diferentes, sino más bien deben interaccionar y ahí es donde aparece el concepto de civilidad.
 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Chirila, L.L.: Sobre el concepto de civilidad, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, mayo 2010, www.eumed.net/rev/cccss/08/llc2.htm 


Sin embargo, el concepto de civilidad ha tenido distintas definiciones según un variado numero de pensadores.

En este documento presentaré las principales definiciones y conceptos relativos a la civilidad de Hobbes, Locke y Rousseau. He elegido estos tres principales autores debido a su importancia en la concepción política y cultural occidental y he excluido a otros autores para controlar la extensión del ensayo.

Voy a terminar este ensayo con una breve valoración de estas corrientes en el actual marco de globalización que viven nuestras sociedades.

La civilidad según Hobbes

Según este autor…

En la sociedad del mediado del siglo XVII, en cuál las guerras y las disputas religiosas eran comunes, aparece Hobbes, un hombre tranquilo, que amaba la paz y que odiaba las discusiones sobre los derechos de la conciencia individual y temas relacionados con la Biblia.

Situándonos en la época de Hobbes nos encontramos con dos corrientes políticos: por un lado los monárquicos, que defendían la monarquía absoluta aduciendo que la legitimidad de ésta venía directamente de Dios y por otro lado, los parlamentarios, que afirmaban que la soberanía debía estar compartida entre el rey y el pueblo.

Hobbes era partidario de la segunda corriente, entendiendo que el derecho tenía que ser la base de Estado sobre cuál éste va modificando su estructura. Él decía que los hombres son iguales tanto fisicamente como espiritualmente y que el objetivo final de la humanidad era la busqueda sin fin del poder.

Según él, la sociedad civil no era posible sin la fundación del Estado. El rey era la máxima autoridad, que negociaba con el pueblo dándole poder legislativo a una tercera parte. En caso de que el soberano cogiese el poder por la fuerza, Hobbes lo reconocía mientras que el rey garantizase la libertad, la paz, la igualdad y la seguridad a sus subditos.

El pacto por cuál se instituye el poder público al Estado no le obliga a éste de nada. Todas las obligaciones caen sobre los hombros de los subditos.

Aunque no le gustaban las conversaciones religiosas, Hobbes dedicó la mitad de su libro de cabecera; El Leviathan, a buscar las bases teológicas para su teoría.

Yo pienso que intentó cambiar algo en la teoría tradicional, que hasta entónces dominaba las corrientes políticas, de que el rey tenía derechos divinos y era casi un Dios. Más bien fue como un temprano predicador de que había algo más allá. Empezó a sugerir ideas para que el pueblo piense y no sólo se quede conforme con lo que se le venía imponiendo.

La civilidad según Locke

Un poco más joven que Hobbes, Locke se opone a la existencia de ideas nuevas y espontáneas. Sus creencias se basan en la racionalidad y en los mecanicismos. Para el la religión es un asunto personal, de cada uno con Dios, no tiene nada que ver con las relaciones entre las personas. Los mandamientos religiosos deben ser muy naturales y comprendidos por cada individuo (a veces por miedo), llevándolos a la práctica como algo normal, de por si. Esto “obligaría”, de alguna manera, hacía la civilidad ciudadana.

Locke es el que ha fundado el liberalismo. Para él la felicidad y la libertad son inseparables. En la concepción de Locke, el objetivo de la política es la felicidad que se puede conseguir a través de la paz, la armonía y la seguridad. Las garantías políticas llevan a la felicidad. La libertad es un derecho originario, pero no tanto para los humanos sino que también para los animales y para las tierras. Tal derecho contiene unas responsabilidades iguales para todos.

Su teoría sobre la propiedad contempla la idea de que es beneficiosa para el conjunto de la humanidad, no sólo para el propietario en cuestión. El derecho a la propiedad está considerado en su doctrina a un nivel igual como derecho natural que el derecho a la libertad, a la integridad, a la vida y a la salud. Esta propiedad necesita estar garantizada y para tal fin se crea la sociedad civil. Según Locke, el gobierno debe más gestionar y legislar, que gobernar. La sociedad se organiza de manera armoniosa, sin que haya necesidad de usar el orden político.

Locke opina que el poder ejecutivo le debe pertenecer al soberano y el legislativo, no indefinido, delimitado por derechos naturales, debe ser para personas diferentes. Los dos poderes no pueden atribuirse al mismo individuo. Los ciudadanos son los que deciden a quién se le da tal poder.

A pesar de ser el padre del liberalismo, Locke aceptaba la idea de la esclavitud. Una persona, que ha cometido un delito, en lugar de ser ejecutado, puede servirle a la víctima como esclavo. Esta decisión le pertenece al “culpable”, su alternativa por si no quiere obedecer a su amo siendo la muerte.

La civilidad según Rousseau

Cien años después, Jean-Jacques Rousseau influye con sus ideas políticas sobre la Revolución Francesa. Él comparte en su libro, “El contrato social” (por cual publicación ha sido desterrado de Francia), la idea de libertad de Locke, pero con cierta especificación: «El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado». Según él, renunciar a la libertad implica renunciar a los derechos y a las responsabilidades.

Rousseau afirma que el ser humano puede ser libre sólo en un Estado democrático, siendo este último el resultado de la voluntad general del pueblo. Para que se cumpla la voluntad del pueblo debe haber un gobierno que la ponga en práctica. Él dice que en función de la situación geográfica, a cada lugar le corresponde un tipo distinto de régimen: para regiones pequeños un gobierno, para medianos una aristocracia y para espacios grande es conveniente una monarquía.

Él piensa que el pueblo se debe gobernar por si mismo y por tanto no pueden haber regiones muy grandes, entonces propone volver a las Ciudades-Estados.

Este pensador sostiene que el hombre es bueno por naturaleza, que esa bondad y sociabilidad se mantienen a lo largo del tiempo mientras no tome contacto con la civilización.

Aunque fue una persona de ideas liberales, con respecto a las mujeres, Rousseau se muestra bastante machista, ya que considera que las representantes del “sexo débil” deben servir al hombre, hacerle la vida fácil y agradable y estar educadas toda su infancia hacía dicho fin.

Conclusiones

La importancia del concepto de civilidad en medio de la globalización radica en una coyuntura que se basa en las confrontaciones de lo público y lo privado. En mi opinión, los modelos socialmente premiados (en occidente, pero gradualmente también en oriente), fomentan los comportamientos individuales, a la vez que el modelo económico de mercado asegura que el mayor bienestar se alcanza maximizando los intereses individuales.

La importancia, por lo tanto de realzar lo público, base de la civilidad, se pueden ver ya en el libro La democracia en América (Alexis de Tocqueville):

"... puede ocurrir en efecto, que los individuos, absorbidos por sus asuntos particulares, debido al exceso del deseo de bienestar, descuiden lo público. Llegará el momento entonces en que, con tal de que se les deje ocuparse de sus pequeños asuntos cotidianos se desentiendan de todos los demás. Abrase realizado aparentemente el ideal de corte: orden y progreso. Pero la libertad habrá desaparecido, puesto que la libertad privada no es tal. La libertad es indivisible y no puede hablarse de libertad privada sin libertad pública."

Asimismo, Hannah Arendt, en su libro La condición humana, describe el bien común como "El concepto medieval de bien común, lejos de señalar la existencia de una esfera política, sólo reconoce que los individuos particulares tienen intereses en común, tanto materiales como espirituales y que sólo pueden conservar su identidad y atender a su propio negocio si uno de ellos toma sobre sí la tarea de cuidar el interés común".

Para explicar al hombre tanto Hobbes como Locke parten del estado de naturaleza, que para Hobbes está formado por conflictos y guerras continuas, mientras que para Locke es de libertad e igualdad. Rousseau distingue entre una desigualdad física y otra moral.

La civilidad tiene que ser un concepto continuamente presente desde la más temprana infancia y que esté alimentado tanto por la familia como por la escuela, también supone un autocontrol y un entendimiento y asimilación de los comportamientos. El papel más importante lo tiene la familia, porque los niños pasan más tiempo en casa que en la escuela. Pero no por eso la escuela debe seguir una senda de continua “alimentación” con información, sino que también debería educar a través de asignaturas, como para la cuál estoy escribiendo este ensayo. Una economía fuerte y vigorosa no puede existir sin un buen sistema educativo, sin personas bien formadas, capaces de competir en el mercado.

Bibliografía

1. ARENDT, Hannah. La condición humana. Paidós. Barcelona. 1996. p.46

2. TOCQUEVILLE DE, Alexis. La democracia en América. México. p 40.

3. http://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Hobbes

4. http://www.filosofia.net/materiales/tem/locke.htm

5. http://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Jacques_Rousseau

 


Editor:
Juan Carlos M. Coll (CV)
ISSN: 1988-7833
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