Contribuciones a las Ciencias Sociales
Agosto 2009

 

EL DISCURSO RACIALIZADOR: DISCRIMINACIÓN Y AUTOCTONÍA EN LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO
 

Maximiliano Korstanje
Universidad de Palermo, Argentina
maxikorstanje@hotmail.com


 

Resumen

La dinámica del prejuicio y el racismo son fenómenos que no necesariamente deben ser estudiados con grandes y complejas escalas tomando grandes muestras de población o en experimentos de laboratorio controlados. Una perspectiva micro-social y etnográfica precisa de 30 minutos y “no intrusiva” no sólo puede ser suficiente metodológicamente en el estudio de estos problemas sino a veces esclarecedora. El prejuicio al igual que el discurso discriminador obedece a dinámicas complejas y profundas enraizadas en construcciones cuya génesis es puramente cultural y social. El siguiente trabajo versa sobre el discurso anglófilo que ha caracterizado a la generación del 37 y continúa presente en lugares tan recónditos e ignotos como la cola de un banco.

Palabras claves: Prejuicio – Racismo – Discurso – Inmigración limítrofe.

Abstract

The nature of the prejudice and racism are phenomena that should not be studied following sophisticated and large scales or close-ended questionnaires taking extensive samples or experiments carried out in laboratories. A qualitative, ethnographic and non-intrusive perspective no longer than 30 minutes not only may be illustrative but also suffice as a scientific method in the research of this kind of matters. The prejudice as well as racist discourse is enrooted in a belief of cultural superiority. The present paper is aimed at studying how the anglophile discourse in the generation of 37 has cyclically been replicated nowadays and can be found in remote places such as a Bank or other site.

Key Words: Prejudice – Racism – Discourse – Neighbor Migration.

Résumé

La nature du préjugé et du racisme est des phénomènes qui ne devraient pas être étudiés suite à la balance sophistiquée et grande ou aux questionnaires mis fin de la fin prenant des échantillons étendus ou des expériences réalisées dans les laboratoires. Un qualitatif, ethnographic et une perspective non-indiscrète plus que 30 minutes ne peuvent être explicatifs seulement, mais suffire aussi comme une méthode scientifique dans la recherche de cette sorte d'affaires. Le préjugé aussi bien que le discours raciste est enrooted dans une conviction de supériorité culturelle. Ce travail est visé à l'étude comment le discours d'anglophile dans la génération de 37 a été cycliquement copié de nos jours et peut être trouvé dans les endroits lointains tels qu'une Banque ou d'autre site.

Mots Clé: le Préjugé – le Racisme – le Discours – la Migration Voisine



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Korstanje, M.: El discurso racializador: discriminación y autoctonía en la Argentina del bicentenario, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, agosto 2009, www.eumed.net/rev/cccss/05/mk.htm



Introducción

A diferencia de otras épocas, el prejuicio y el discurso discriminatorio se han mantenido fuera del alcance público. Eso no implica que haya disminuido sino que por el contrario se hace reservado a aquella esfera de personas que forman un círculo de pertenencia común. A esta clase de prejuicio, se la conoce como encubierto; debido a las sanciones que caen sobre aquellos que se hacen eco de discursos discriminatorios, en la mayoría de los casos se requiere de métodos no intrusivos para estudiar esta clase de problemas. No hace falta aclarar que el prejuicio al igual que el discurso discriminador obedece a dinámicas complejas y profundas enraizadas en construcciones cuya génesis es puramente cultural y social. Metodológicamente, se ha trabajado con el análisis de discurso oral según el subtipo análisis de conversación respaldada por la etnometodología y la etnolingüística interactiva de Goffman con rol encubierto .

El siguiente artículo se deriva de una conversación entre tres mujeres “jubiladas o pensionadas” de unos 60 años discutían sobre diferentes temas políticos y de actualidad. De esos interesantes 30 minutos que duró la conversación, se han extraído las ideas más interesantes que responden a que es y como opera el prejuicio en las sociedades modernas así también como se transforma un prejuicio en discriminación. La dinámica del prejuicio y el racismo son fenómenos que no necesariamente deben ser estudiados con grandes y complejas escalas tomando grandes muestras de población o en experimentos de laboratorio controlados. La historiografía, en estos casos, se presenta como una metodología que junto al análisis de discurso puede brindar interesantes conclusiones.

Prejuicio, discriminación y racismo

En primera instancia, se entiende por prejuicio al “mantenimiento de posturas sociales despectivas o de creencias cognitivas, la expresión de sentimientos negativos, o la exhibición de conducta hostil o discriminatoria hacia miembros de un grupo en tanto que miembros de ese grupo” . Sin embargo no todos los autores concuerdan con dicha definición; para Bettelheim y Janowitz todo prejuicio debe ser comprendido como una clase de intolerancia étnica hacia ciertos grupos minoritarios; para estos autores, el prejuicio surge como parte reaccionaria a todo cambio repentino como por ejemplo las crisis económicas; es así que Bettelheim y Janowitz observan que a mayor nivel de movilidad social descendente, mayor grado de prejuicio. Sin embargo, se demuestra que también existen casos en donde la movilidad ascendente tiene correlación con el prejuicio . No obstante, esta definición trae algunos problemas cuando se intenta distinguir entre prejuicio, agresión racial, antisemitismos o racismos; más aún es complicado definir que es un grupo étnico y que criterios intervienen en su formación.

Por su parte, T. Adorno esbozó una teoría basada en el arquetipo autoritario y presentó su escala F para medir tendencias autoritarias en la población. Obsesionado con sus propias experiencias como refugiado de la segunda guerra, Adorno no estaba orientado crear una teoría del prejuicio (en sí) sino más bien en explicar el antisemitismo en Estados Unidos. Analíticamente, el autor desarrolla su trabajo en tres puntos: a) el antisemitismo, b) el etnocentrismo y c) el fascismo potencial. Una crítica a su trabajo sugiere que en realidad el estudio se basa en el autoritarismo y no en el prejuicio; por otro lado, la escala creada por Adorno se encuentra sesgadas por ideas a priori que intentan vincular exclusivamente el autoritarismo con la “derecha política” . El autor sostiene la idea que las actitudes sociales son parte de las tendencias de la personalidad individual. La represión que implica el desarrollo del niño y su constante redirección de los impulsos deben ser modelados por los agentes socializadores. Aquellos niños que fueron criados en hogares con reglas de disciplina estricta y estrictamente severas desplazan sobre objetos sustitutos esa agresividad en su edad adulta .

Por el contrario, la teoría estructural introduce una distinción conceptual operativa clara entre prejuicio y discriminación. La teoría estructural no desarrolla una noción de prejuicio y en ocasiones la confunde con la discriminación. Para esta corriente teórica, la discriminación es un mecanismo social (ideológico) cuya función es reproducir en forma sistemática las pautas culturales y económicas de la sociedad . Wallerstein sostiene que la discriminación no implica solamente el rechazo al otro diferente, sino que debe ser entendido dentro de la práctica de la “economía-mundo”. Es a través del prejuicio y la discriminación que la sociedad alcanza la eficiencia económica al menor esfuerzo y costo posible .

En parte, el prejuicio comienza cuando el tipo de categorización basado en el estereotipo es irracional, emocional e injustificado y por otro lado excesivamente generalizado; los estereotipos permiten un orden coherente al mundo que percibimos, sin ellos los eventos carecerían de comprensión; si bien el prejuicio opera con el estereotipo sólo lo hace en forma ideológica. Por el contrario, cuando ese conglomerado de ideas se transforma en una práctica, se está en presencia de la discriminación la cual a su vez puede ir desde un insulto hasta el aislamiento y consecuencia exterminio. Sin embargo, el autor es sumamente cauto al respecto y aclara “he aquí precisamente el criterio que nos ayudará a distinguir entre el error común de juicio y el prejuicio. Si una persona es capaz de rectificar sus juicios erróneos a la luz de nuevos datos, no alienta prejuicios. Los prejuicios se hacen prejuicios solamente cuando no son reversibles bajo la acción de conocimientos nuevos” .

Ahora bien, Allport reconoce que si bien hay prejuicios de “odio” de los cuales vemos en las noticias y en la vida diaria, también existen prejuicios de “amor” relacionado con los estereotipos positivos que gozan ciertos grupos. Un Ejemplo de G. Sorman, ayudará a comprender que se entiende por prejuicio positivo. Un joven “negro” fue seleccionado para entrar a una prestigiosa universidad estadounidense, cuando se le pregunto al comité de admisión sobre las bajas calificaciones que tenía este estudiante para ingresar a la carrera, el presidente de la comisión respondió que cubría la cuota “racial” del establecimiento. En este hecho, advierte Sorman, se observa un prejuicio invertido el cual no discrimina al solicitante pero lo acepta por el sólo hecho de pertenecer a un grupo determinado sin exigirle los créditos correspondientes. Paralelamente, los prejuicios positivos hacia ciertos colectivos se oponen en diálogo con los negativos e incluso coexisten en la vida del sujeto. Sin ir más lejos, en Argentina los brasileros son considerados positivamente en temas relacionados a la “sensualidad” o la “danza” pero en el trabajo son catalogados como “vagos”, “holgazanes” y “perezosos” .

Prejuicio moderno y aversivo

Algunos teóricos sostienen que en la actualidad existe una cierta tendencia a la disminución del prejuicio en comparación a la mitad del siglo XX. No obstante, no queda claro si el prejuicio ha cambiado o se está reduciendo. El prejuicio del hoy difiere del prejuicio del ayer. La discriminación abierta y descarada ya corre contraria a las normas institucionales y sociales. En este sentido, Dovidio y Gaertner no dudan en advertir que la forma del prejuicio ha cambiado; los autores creen que el prejuicio abierto está en disminución, mientras que surgen en una nueva forma “el prejuicio aversivo”. Los autores, sostienen que muchas personas blancas pueden sugerir cierta tolerancia y sincerarse con los principios básicos de igualdad étnica verbalmente, pero cohabitan con una ansiedad, una tendencia a las imágenes negativas hacia las minorías que fueron y son socializadas a través de la cultura. Para ellos, es insuficiente medir el prejuicio mediante encuestas o entrevistas como soporte. El fenómeno, es en esencia situacional y está vinculado a las expectativas normativas y roles del grupo .

Para Kleinpennig y Haagendorn el prejuicio obedece a una lógica acumulativa. Puede comenzar evitando discretamente a la persona estigmatizada (prejuicio aversivo), continua con la convicción de superioridad del propio grupo y la idea de que la minoría en cuestión merece más de lo que tiene (Prejuicio moderno), y finalmente termina con la declaración abierta de la inferioridad genética de la minoría y la demanda de su inmediata repatriación o discriminación (prejuicio anticuado) . Uno de los errores más comunes a la hora de estudiar el prejuicio y la discriminación radica en confeccionar entrevistas o cuestionarios que resalten exclusivamente la percepción que tiene el sujeto que es discriminado sobre el fenómeno. Esto lleva a que muchas veces, por un tema de defensa, el entrevistado niegue absolutamente haber sido victima de prejuicio o discriminación. En otras ocasiones, el intentar medir el prejuicio con grabaciones u otros métodos intrusivos producen que los entrevistados respondan por lo que es socialmente correcto. Según Bogdan y Tylor, en su carrera como investigadores hubo casos de entrevistados que se abstuvieron de manifestar comentarios racistas durante la entrevista, pero una vez terminada y apagada la grabadora se suscitaban una cantidad considerable de manifestaciones prejuiciosas.

En una de sus investigaciones de campo, T. Van Dijk descubrió que en la mayoría de los discursos narrados por quienes eran prejuiciosos existían dos patrones que se daban en casi todas las historias: la primera era la existencia de un malentendido, conflicto o discusión que exagerado llevaba al narrador a ponerse en el papel de víctima, la segunda era que en la mitad de los relatos carecían de una solución al problema . El discurso racista o discriminatorio, en este sentido, sugiere un recurso ideológico meta-pragmático y jerárquico que legitima ciertos grupos en detrimento de otros; por el otro, presupone que el grupo privilegiado forma parte de una cosmología sagrada basada en el sacrificio y el orgullo. ¿Porque lo autóctono ha sido considerado en América como algo despreciativo?, ¿Por qué la claridad es preferida a la oscuridad?, ¿se puede hablar de un orden pigmentocrático en América Latina?.

Historia de la conquista de América

La herencia hispánica ha jugado un rol fundamental en el condicionamiento de nuestra “idiosincrasia”, por ende en nuestra forma de ver el mundo. A diferencia del inglés; el español que vino a América, entendía “al otro” a través de un código honorífico-estamental absoluto. Su principal característica no radicaba en el ensayo y error, como los anglosajones, sino en la escolástica religiosa. Sus objetivos eran también diferentes; mientras los anglosajones, llegaron a América con el fin de comercializar, los españoles nunca tuvieron esa intención, sus asentamientos (de estirpe netamente militar) nunca intentaron comprender la dinámica de la América india que estaba frente a sus ojos. El siglo XIX encuentra a España empobrecida en lo económico y financiero y debilitada en el orden político interno. Sus posesiones en América no representaban uno de sus intereses más prioritarios. Fue así, que los nuevos Estados latinoamericanos se vieron en una situación inusual; por un lado no tuvieron un marco de referencia que pudiera regular sus relaciones, por el otro heredaron las fronteras territoriales que se habían establecido tras el dominio ibérico .

Una España ausente para poder resolver los conflictos fronterizos en América; una formula de convivencia de pluralidad étnica no definida; una situación de partidocracia y militarismos en la región ; y finalmente la herencia de un código bipolar absoluto para concebir “el mundo” han provocado a lo largo de la historia una falta de cohesión para consolidar una identidad colectiva entre las naciones latinoamericanas . Ello dio como resultado un proceso de racialización u orden pigmentocrácito orientado a “lo europeo” tanto en la función política, la literatura y la ciencia. El papel de los intelectuales en la primera mitad del siglo XX y los nacionalismos han jugado un rol preponderante con respecto a la aversión hacia lo indígena, invisibilizando años de tradición. A la figura “del indio” despojado de sus tierras y espoleado en lo económico se contrapuso la figura del “inmigrante europeo, católico y blanco” que arribara a la Argentina a fines de siglo XIX. El imaginario colectivo se concentró en una cultura del trabajo, de la racionalidad y de lo europeo como símbolo de civilización . A la idea de pujante progreso civilizador se le opuso “lo autóctono” como sinónimo de anomia, de “atraso cultural” y de resistencia al trabajo. Estas bases, que fueron ampliamente difundidas en todo el sistema educativo argentino y enraizados en sus valores culturales promovió lo que años más tarde se conocería como el discurso racializador de clase.

La Racialización de clase.

Es cierto, que el término racialización trae consigo cierta polémica. El término fue acuñado inicialmente por Margullis y Urresti quienes estudiaron la discriminación en la ciudad de Buenos Aires y alrededores; una suerte de discriminación de la urbanidad. Por un lado, observaron que los entrevistados demostraban un “etnocentrismo” mayor hacia los inmigrantes de nacionalidad chilena (2.31) en comparación con un etnocentrismo leve hacia aquellos de nacionalidad brasilera (1.7) . En este contexto, también peruanos y bolivianos adquirían puntajes de etnocentrismo mayor a otros grupos como uruguayos. Los autores, desagregan la muestra por profesiones y afirman que los profesionales, empleados y estudiantes poseen un “etnocentrismo encubierto”, más acentuado en comparación con obreros, amas de casa y comerciantes en quienes el “etnocentrismo” toma un carácter “frontal” . Asimismo, los motivos que manifiestan los entrevistados con respecto a los chilenos están ligados a los litigios históricos entre Argentina y Chile. En forma general los datos muestran que el principal criterio discriminatorio es la “nacionalidad”, seguida por la “clase”. Los sujetos que mayor discriminación reciben son “los extranjeros“, y le siguen “villeros y provincianos”.

Para el caso de los inmigrantes peruanos y bolivianos, los investigadores entienden que se explica por su teoría de la racialización clasista. La explicación que encuentran Margullis y Urresti, se basa en “la racialización de clase” transmitida culturalmente a través del sistema educativo. Este mensaje reivindica la cultura Europea, preferentemente angloparlante, en detrimento de lo autóctono. Para ello y como fuente histórica, se analizan las obras que escribieran en el siglo XIX pensadores como Sarmiento, Alberdi e Ingenieros. Los discursos de la generación del 37 contenían cierta admiración hacia lo europeo, mayoritariamente nórdico y una denostativa mirada hacia lo autóctono cuya figura máxima ha sido el mestizo o indígena. Mientras el inmigrante europeo era considerado un paladín de la civilización, laborioso, racional, ordenado e industrioso, el trabajador nativo tomaba características totalmente opuestas, holgazán, irracional, incivilizado, y predispuesto al conflicto.

Utilizando la fenomenología de Schutz y Luckmann, Carlos Belvedere señala que en muchas ocasiones la discriminación no reconoce la familiaridad con las personas que pertenecen a grupos discriminados. En toda relación social existe una “orientación ellos” abstracta e impersonal y una “orientación tú” ligada a la interacción personal y concreta. Muchas veces, el prejuicio puede alojarse en la orientación ellos sin ser modificado por el contacto personal que se desarrolla en la “orientación tú”. De esta forma, el contacto y la cercanía exacerban los mecanismos discriminatorios . Las contribuciones de Belvedere al estudio del problema radican en comprender como las ideologías y los discursos se mantienen intactos durante un largo tiempo y son reaplicados a lo largo de todo el tejido social.

En localidades del sur de Argentina se han hecho estudios comparativos sobre la integración chileno-argentina. En concordancia con Mirtha Lischetti (2005), la antropóloga Verónica Trpin encontró que en el barrio Perón en Río Negro, los hombres chilenos reclamaban ser objetos de discriminación apelando a la construcción étnica nacional mientras que las mujeres reivindicaban su pertenencia nacional a través del contacto y la interacción con mujeres argentinas del mismo barrio. En este punto, la integración, señala el autor, está también sujeta a una cuestión de género y de contexto social . En un interesante trabajo sobre la racialización de los grupos “indígenas”, C. Briones afirma que ni raza ni etnicidad corresponden a atributos biológicos propios de la individualidad humana sino que por el contrario son procesos de “marcación” de construcción de “alteridad”; para ser más exactos, ambos conceptos se ubican dentro de la “indexicalización metaprágmatica “de las grupidades con arreglo a ordenamientos jurídico-políticos específicos. Como ejemplo, la autora cita al caso “catalán” como forma de construcción frente al Estado Español. La identidad catalana se observa operante en cuanto a una dialéctica con la identidad hispana. Las diferencias aún dentro del grupo catalán se funden en mismidad frente a un “otro” que los indaga e interpela en su alterización. En primer lugar, este desarrollo teórico, le permite a la autora llegar a la última sección del libro en donde su objetivo principal es analizar la construcción “del cuarto mundo” de los pueblos “indígenas o tribales” como forma de apropiación por parte de los estados postcoloniales. Fiel a su principio de “marcación” socio-históricamente construida, la autora sostiene “procesos coloniales y postcoloniales han creado la noción de indio como condición estructural más o menos permanente que instala profundas asimetrías. En la medida en que la categorización social del indio o aborigen ha sido producida en y por sociedades coloniales que así han llamado a los descendientes de poblaciones pre-existentes” .

Las semejanzas tanto como las diferencias que los propios y otros grupos se otorgan o proclaman son sólo elementos socio-históricos producto de procesos estructurales de mayor complejidad. El hecho de que X sea diferente a Y, es el problema de que Y es no X, en consecuencia se habla de una “disociación étnica”. Como individuo parte de un grupo con determinadas características me conformo acorde a las diferencias de un “alter” percibido. Pero en las semejanzas, también existen “similitudes silenciadas” que parten de dinámicas de demarcación y naturalización tal que todo X es igual a Y entonces XY se constituye como identitario frente a un otro constituyente. Los diferentes grupos indígenas han sido (a lo largo de los años) un caso ejemplar en cuanto a lo expuesto: en primer lugar, debido a que en su diversidad han sido agrupados e interpelados como un todo “orgánico” resumido y estereotipado en lo “indio”; segundo, a la demarcación que presupone lo “europeo” frente a lo “indio”. En pocas palabras, los diferentes grupos “migratorios” europeos (aún cuando en Europa constituyeran grupos antagónicos precisamente por sus diferencias) en América se conformaron como homogeneizados en una misma grupidad frente a lo “indígena” y a lo “africano”. Así diferentes grupos europeos se constituyeron en oposición a un-otro-no-europeo al cual subordinaron. De esta dinámica, se crearon discursos meta-pragmáticos de marcación “étnica” que los visibiliza frente al imaginario colectivo. Precisamente, ello supone que quienes marcan sean desmarcados de toda estigmatización. Hoy a un año del bicentenario de la revolución de 1810, los discursos europeizantes vuelven a tomar presencia en el tejido social argentino.

Sacrificio y pureza

En un trabajo publicado en español en 1998, N. Elías examina ciertas cuestiones que hacen a la vida política en sí misma. Centrado en la vida social de un pueblo llamado Winston Parva, Elías se cuestiona cuales son los medios por los cuales un grupo se cree superior a otro y cómo fundamenta y sostiene esa creencia. Según el caso del autor, existen en el pueblo dos grupos antagónicos que se marginaban mutuamente. Las “viejas familias” y los nuevos establecía de esa forma una especie de apatía que los nuevos a lo largo del tiempo parecían aceptar con resignación. De esta forma, el grupo establecido se asignaba asimismo atribuciones superiores y prohibía el contacto con los externos al grupo. La legitimidad de su hegemonía se basaba en mecanismos sociales como el chisme cuya función era regular el tabú establecido de acuerdo a ciertos valores meritocráticos .

El rasgo distintivo de este caso, radica que en ambos grupos no existen diferencias de nacionalidad, educación, étnica o de clase, sino solamente el apego al lugar (el tiempo de permanencia en la zona). Asimismo, los cargos jerárquicos dentro de la misma comunidad estaban reservados para las viejas familias (quienes demostraban mayor cohesión y pertenencia de grupo). El parámetro evaluativo de auto percepción del grupo (dominante) se basa en los casos de “los mejores miembros” del grupo, es usado como evidencia de una supuesta “superioridad” sobre el otro colectivo. Según Elías la pieza central de la configuración política está anclada en una estigmatización de un grupo dominante sobre uno marginal. Para la visión de Elías, la pieza central de la configuración política está anclada en una estigmatización de un grupo dominante sobre uno marginal. En este misma línea, el carisma de grupo se encuentra estrechamente ligado con la aceptación del individuo a las normas que se requieren para formar parte de ese grupo, y de esta manera se refuerza su pertenencia. Esta exclusividad sólo puede mantenerse en el no contacto con miembros de otros grupos. Posiblemente, el rol de anárquicos, desorganizados y anómicos son los principales estereotipos que reciben aquellos que no pueden ingresar al grupo exclusivo.

La imagen del sacrificio como criterio distintivo de la afiliación de grupo se transforma en Elías en un aspecto esencial de toda su obra. Un tema que análogamente ha retomado M. Douglas en su trabajo sobre Pureza y Peligro. Así, la antropóloga estadounidense crítica la posición relativa del “materialismo médico” con respecto a la higiene. Es evidente que Occidente ha conocido por medio de los microbios patógenos ciertas enfermedades que otros grupos humanos no reconocen aún; sin embargo, su noción de higiene y pureza es harto más antigua a ese descubrimiento. Acertadamente, Douglas considera que la idea de suciedad (nuestras y de otros) expresan sistemas simbólicos (de origen taxonómico) que demarcan una línea, muestra una forma en que las cosas deben hacerse para evitar la desintegración .

En efecto, a medida que el tiempo transcurre las experiencias comienzan a acumularse por medio de un sistema previo de clasificaciones a la vez que cada sociedad o grupo humano construye sus propias ideas conservadoras acerca del mundo. En cuanto más se acercan en similitud al pasado, mayor es la aceptación por estos nuevos sucesos y en consecuencia crece la confianza sobre el sistema simbólico. En este contexto, la ambigüedad que surge de los actos los cuales no han sido debidamente clasificados por el grupo, sugiere la noción de suciedad y peligro. En este punto, la anomalía desafía el sistema simbólico de taxonomías y por ende la forma de comprender las “cosas”. Claro que, Douglas explica que al imponer un sistema de símbolos articulados en una dirección determinada, existe la posibilidad de que otros acontecimientos desafíen ese sistema. Por ese motivo, todas las culturas no sólo poseen su simbología sino también su ambigüedad. Más específicamente, luego de una trasgresión (a un tabú previo) y la emergencia del peligro, es el ritual expiatorio aquel que devuelve al grupo la certeza en su sistema de clasificaciones. La dicotomía entre la pureza y la suciedad se encuentra investida por un esquema cultural cuyo discurso fue asentándose a través del tiempo mediante la articulación de procesos de mito-poiesis.

Presentación del caso

En lo personal y tras haber sido padre por segunda vez y con motivo de la asignación por hijo que paga el Estado argentino, me decidí –el 09 de Junio de 2009- por negligencia personal a acercarme al Banco de la Nación Argentina con domicilio en Corrientes 3302, frente al Abasto a las 09:20 de la mañana con mi documento en mano. Inicialmente la conversación comienza con una queja puntual ; Mirta reclama mayor seguridad y ataca a quienes ocupan casas deshabitadas en la ciudad de Buenos Aires. Según su punto de vista, por experiencia de una amiga a quienes les entraron 5 personas de nacionalidad peruana, le costó mucho sacarlos por vía legal, para ser exactos casi 5 años. Los extranjeros parecen tener cierta fascinación por ocupar casas que pertenecen a otras personas y que en apariencia se encuentran deshabitadas. Pero estos extranjeros no son los inversores anglosajones que compran costosas mansiones o departamento en las zonas exclusivas, estos extranjeros son migrantes de países limítrofes ubicados en barrios porteños periféricos –como el mío-. En este sentido, se observa una lógica de la “marcación” sobre los inmigrantes limítrofes pero una indiferencia hacia otro tipo de extranjeros con mayor poder adquisitivo quienes por vía legal compran terrenos, y propiedades a precios irrisorios.

Continúa la conversación con Mirta furiosa. La culpa de la situación es del estado quien no solo promueve la inmigración ilegal de “peruanos, bolivianos y paraguayos” sino que no los deporta una vez que la policía los aprende en un hecho delictivo. En consecuencia, las otras dos participantes en la conversación sugieren que el problema se debe al carácter “blando del gobierno”. Rosa trae a discusión el tema de los “desaparecidos” término utilizado para los desaparecidos durante el gobierno de facto de 1976-1982; por un rumor que había escuchado en la radio se le va a pagar $ 600.000 a cada madre o familia de “desaparecidos”; este hecho “inaudito y vergonzoso” se debe a la afiliación política del matrimonio Kirchner con la política de los años 70 y de los subversivos. Al respecto dice Alicia “es una vergüenza, las madres de plaza de mayo tienen una flota de autos exorbitantes, de donde sacan la plata?, laburando (trabajando) seguro que no… es por afiliación política; además yo recuerdo que Perón los echó a los Kirchner de un acto público porque son unos cobardes, si que me van a venir a contar se fueron a la Patagonia por miedo; si se escondieron!!!”. Las tres coincidían en que el gobierno no atiende a las demandas sociales de todos los ciudadanos por igual. “como puede ser que nosotros tenemos que hacer una cola tan larga cobrar una miseria y estos cobran tanta plata”.. Por otro lado, se toma a Perón (Juan Domingo Perón) ex presidente argentino como un personaje mítico, el cual en tiempos antiguos negó su apoyo a grupos de poder disidentes entre los cuales hipotéticamente formarían parte Néstor y Cristina Kirchner.

Entonces, responde Mirta quien hasta ese entonces sólo escuchaba, “en Estados Unidos eso no pasa la gente es trabajadora y educada, hay una cultura del trabajo”. Por ejemplo, “yo me atendí en un hospital y me cobraron todo!!!, acá cualquier extranjero se atiende gratis a costa nuestra, bolivianos y peruanos viven a expensas nuestras, nos sacan las camas”. Cuenta Mirta que una vez de paseo por Estados Unidos, se accidentó la llevaron al hospital más cercano en donde sólo le hicieron un vendaje que le cobraron $ 500; como ella no lo pagó le mandaron las facturas a la casa una vez que regresó a Argentina. Es por demás interesante su comentario posterior: “tenía miedo que no me renovaran la visa por la deuda, pero gracias a Dios la pude renovar por diez años; ahora puedo entrar a Estados Unidos”. Replica entonces Alicia “yo tengo una amiga que vive en Israel y me contó que no existen mendigos ni gente que no trabaja, el gobierno los manda a los kibutz, así debería ser aquí”. Expresa Mirta nuevamente, “mi marido es de Dinamarca, allá vos tenés todo cobertura social, atención gratuita, todo; ese sí es un país en serio, allí tienen una cultura de trabajo”.

Luego de unos minutos hablando sobre el mismo tema y donde se achaca al gobierno nacional ser demasiado “tolerante con los inmigrantes extranjeros” a quienes se les atribuyen delitos y robos de diversa índole, las tres señoras conversan sobre temas de estética; teñidas las tres de rubio -como la mayoría también de las jubiladas mujeres que conformaban esa cola en el banco- Alicia pregunta a Mirta como es que tiene esa piel “tan blanca y suave”; el secreto dice Mirta “es no tomar sol y lavarse con cremas”, cuidarse del sol es lo esencial. Nuevamente, tema obligado de Rosa, “ahh viste la boca de la Cristina, eso sale de nuestros impuestos no tienen cara estos tipos”. Finalmente, las puertas del banco abrieron y las tres señoras sacaron sus documentos y se callaron; la cola del banco hasta la ventanilla se hizo en el más mínimo silencio hasta que una de ellas me advirtió que yo tenía los cordones de mis zapatillas desabrochados a lo cual agradecí con una sonrisa; luego cobraron y se alejaron juntas del banco con rumbo desconocido.

A modo de conclusión

Hasta aquí se ha intentado describir los hechos tal cual fueron relevados –lo más objetivamente posible en la medida en que el método de estudio lo permite-. En primer lugar, tanto Alicia, como Rosa y Mirta se encuentran insertas en una meta-discurso relacionada a la indexiación o racialización de clase. En este contexto, su mirada se encontraba ubicada en dos polos; por un lado, hacia arriba se ubicaba “como ideal de cultura” países como Estados Unidos, Israel, o Dinamarca mientras como signo de discriminación se ubicaban Bolivia, Paraguay y Perú. Como ha señalado Allport, lo autóctono como estereotipo negativo queda vedado a ciertas prácticas que discursivamente se presentan como peligrosas para la comunidad pero en ese supuesta peligro subyacen intereses hegemónicos; “todos los inmigrantes de países limítrofes roban y delinquen”. La frase vinculada “a la amiga” implica una imagen reprimida del propio ser, es una forma legitimante que intenta convencer al otro sobre los propios pensamientos. Como han afirmado Elías, Belvedere y Margullis y Urresti, el grupo que se reivindica como privilegiado debe demostrar ser merecedor de tal honor; la figura del sacrificio se ve vinculada a “el mísero” sueldo que cobran como jubiladas y a todo lo que deben soportar. Sin embargo, ellas tienen claro “que la cultura del trabajo” binariamente en oposición con la cultura del inmigrante de frontera boliviano o peruano, que no trabaja, es merecedora de la gracia divina. Cabe aclarar que hoy el trabajo y la posición clasista han reemplazado a la afiliación étnica o la raza del siglo XIX. Por lo menos, en expresiones que vinculan lo sagrado a la renovación de una visa.

Por otro lado, existe una fuerte resistencia al sol; esta actitud sólo puede comprenderse dentro de un marco más profundo y amplio en donde su acción deslegitima la acción del orden pigmentocrático; lo que subyace a la exposición solar tiene relación directa con el descenso social con el miedo a ser excluidas aún dentro de sus propios miedos y prejuicios. El no pertenecer o lo que es peor, el pertenecer al grupo que se discrimina es un temor muy presente en esta clase de discursos. Por demás interesante, es también la relación que existen entre el prejuicio de clase y género. Cristina Kirchner en su cargo de mandataria nunca ha sido mencionada como figura autónoma a la subordinación de su marido o dentro de la figura del matrimonio. Sólo cuando Alicia, Mira y Rosa se refieren burlonamente a los costos de su vestidor o a las cirugías estéticas que se ha hecho, la mencionan ajena “al matrimonio Kirchner”. Tampoco se la llama Fernández solamente sino “Fernández de Kirchner” en donde el prefijo “de” denota un sentido de propiedad.

La idea de pureza, hoy inextricablemente ligada al de cultura y trabajo también es un aspecto a considerar en el siguiente análisis. No obstante, estos criterios son estrictamente culturales, creados y legitimados socialmente con arreglo a dinámicas de origen económico. La anglofilia propia de la generación del 37, y la idea de progreso y civilización no sólo aún continúa presente en gran parte de la población sino que crea discursos en donde entran en dialogo diferentes perspectivas. Los desaparecidos del 70 con la democracia, “lo negro con lo blanco”, lo puro con lo impuro y lo civilizado con lo bárbaro”. La “cola” como momento de espera invita a la resistencia, al diálogo a repensar ciertas circunstancias en las cuales está inserto el sujeto mientras que una vez entrado al banco, el silencio se apodera de manera discursiva e interpeladora del Estado frente a quienes en forma ambigua, por un lado lo increpan mientras por el otro viven subordinados a él. Es precisamente, el discurso del racismo el cual se de-construye en hegemonía y subordinación económica. Quedaría como pendiente de abordar en futuras investigaciones el papel que jugará “lo indígena” en el imaginario europeo que se construirá en 2010 con motivo del segundo Centenario de la revolución de 1810.

 


Editor:
Juan Carlos M. Coll (CV)
ISSN: 1988-7833
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