Contribuciones a las Ciencias Sociales
Abril 2009

 

LENGUAJE Y PENSAMIENTO
 


Ana Pilar Gutiérrez Gutiérrez
jmariohv@yahoo.es 

 

La primera definición de lenguaje que nos da el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española es: “Conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente”. Sólo con leer esta definición vemos que entre el lenguaje y el pensamiento existe una importante relación.

El problema de las relaciones entre lenguaje y pensamiento existe desde la antigüedad clásica. De hecho, los seguidores de Aristóteles no distinguían entre lógica y gramática. Hoy en día, en las relaciones de estos términos, se nos ofrecen dos puntos de vistas distintos: uno teórico y otro empírico. En el aspecto teórico, una postura afirma que el lenguaje y el pensamiento constituyen una sola realidad, un proceso único. Otra, defiende que son dos realidades diferentes, de forma que el lenguaje viene a ser la materialización del pensamiento. El aspecto empírico se basa, en cambio, en los datos de la Psicología del desarrollo.

Jesús Antonio Collado, en Fundamentos de Lingüística general, señala que “por lenguaje se entiende, ya la facultad de hablar, ya más estrictamente el sistema de signos fónico-acústicos en que consiste la lengua, instrumento al servicio de la comunicación creado por la comunidad hablante”. En cambio, para el citado autor “precisar la noción de pensamiento” es más difícil. Argumenta que “es un modo especial de captación de la realidad, propio y exclusivo del hombre, al que ya los griegos dieron el nombre de nóesis”. De la capacidad del hombre de conocer el mundo de los objetos externos se deriva el poseer idea de las cosas, es decir, sabemos lo que son las cosas.
 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Gutiérrez Gutiérrez, A.P.: Lenguaje y pensamiento, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, abril 2009, www.eumed.net/rev/cccss/04/apgg.htm



Existen diversos planteamientos en lo que se refiere a las relaciones entre lenguaje y pensamiento:

El Monismo lenguaje-pensamiento es defendido por Humboldt, Marx y los filósofos materialistas, Saussure y Malmberg. Afirman la estricta dependencia del pensamiento respecto del lenguaje, sobre todo en su desarrollo y elaboración. Los filósofos materialistas señalan que pensar es siempre pensar en una lengua determinada. Este asunto ha sido estudiado por la Psicología del desarrollo, en la que se basan los monistas para argumentar que la humanización es un proceso social mediante el cual recibimos los medios para autoafirmarnos; el principal de los medios es el lenguaje. Así pues, el desarrollo del pensamiento humano se debe a las influencias culturales cuyo medio de transmisión es el lenguaje. Por lo que, ya que es la condición del pensamiento, es la barrera radical entre el animal y el hombre.

EL Dualismo lenguaje-pensamiento es defendido por Platón, Aristóteles y los representantes de la Ilustración y el Idealismo. Señalan que el lenguaje y el pensamiento son procesos independientes. Algunos lingüistas, como Buyssens, señalan que el pensamiento tiene primacía sobre el lenguaje, que el pensamiento es el que toma la iniciativa en el empleo de la lengua como medio de comunicación. Buyssens argumenta que la lengua impone límites a la comunicación, por lo que hay conocimientos individuales inexpresables, y que el pensamiento influye sobre la lengua modificándola.

Otra postura, en lo que se refiere a las relaciones entre lenguaje y pensamiento, es la de Sapir, antropólogo y lingüista norteamericano, que estudió el comportamiento lingüístico de varias tribus indígenas americanas. Para Sapir, el mundo real se construye sobre las costumbres lingüísticas de un grupo, por ello no existen dos lenguas que representen la misma realidad social. Whorf, que dio su contenido concreto a los principios formulados por Sapir tras compararlos empíricamente en la lengua de los hopi de Arizona- quienes desconocen las categorías de tiempo y espacio, empleando en su lugar las de subjetivo y objetivo, en las que lo subjetivo es lo futuro y lo objetivo es lo realizado, es decir, el presente y el pasado- llega a la conclusión de que el lenguaje es un producto social, señalando que, como hay diversos sistemas lingüísticos, forzosamente deben existir distintas formas de pensar y de concebir el mundo.

Estos fenómenos se han estudiado desde las Etnolingüística, que se ocupa de la influencia que las costumbres de los pueblos tienen en la lengua y viceversa. De hecho, en todas las lenguas hay ejemplos claros de cómo concebimos la realidad de forma distinta; por ejemplo, en español poseemos distintas palabras para designar lo que cortamos con un cuchillo: raja, rodaja, rueda, rebanada, filete, tajada, loncha…, mientras que en otras lenguas no tienen esta variedad de resultados. Otro ejemplo muy significativo es la variedad de palabras con que nombran los esquimales la nieve, para la que tienen cuarenta nombres diferentes, o su capacidad para nombrar el blanco de treinta formas distintas. También tenemos en cuenta la distinta manera de organizar las palabras en francés y en español en lo que se refiere a madera, leña, bosque y selva. Mientras que en español utilizamos estas cuatro, en francés, bois se traduce por madera, leña y bosque y forêt, se refiere a lo que entendemos por bosque y selva.

Peter Gordon, psicólogo de la Universidad de Columbia, en relación con el determinismo lingüístico, ha realizado un trabajo- publicado en Science en el año 2004- sobre la tribu amazónica Pirahã de Brasil, cuyos miembros utilizan un lenguaje muy peculiar, ya que es el que menos sonidos tiene de todos los conocidos (sólo tres vocales y ocho consonantes para los hombres y una consonante menos para las mujeres). Lo curioso es que esta tribu sólo tiene tres términos para referirse a los números: hói “uno”, hoí “dos” y aibai “muchos”, y, como consecuencia, los hablantes tienen dificultades para manejar cantidades superiores a tres. Además, no disponen de palabras para los colores, ni usan oraciones de relativo.

En relación con los colores, un caso curioso es el de los miembros de la tribu Dani de Nueva Guinea-Papua, que disponen sólo de dos nombres para ellos: mili para el blanco y los colores claros y mola para el negro y los colores oscuros.

En lo que se refiere al origen de las palabras, hemos de puntualizar que no se derivan de las cosas, sino que son una materialización del pensamiento. De hecho, sin ideas no hay palabras. Ahí está la verdadera relación entre el lenguaje y el pensamiento, precisamente el lenguaje es la expresión articulada de aquél. El pensamiento, por su parte, es inmaterial, el lenguaje es material; el pensamiento es individual, el lenguaje es social.

En lo que a la adquisición del lenguaje se refiere, hay diversas teorías. Noam Chomsky -lingüista, filósofo, activista y analista político estadounidense, fundador de la gramática generativo-transformacional- se centra en el papel que desempeñan la mente y la experiencia de los sentidos en el proceso de adquisición del conocimiento. Según él, los principios por los cuales la mente adquiere el conocimiento son innatos. Para Chomsky, los seres humanos estamos dotados de una forma innata de una capacidad para formar ciertos conceptos. Los niños poseen de modo innato una gramática universal. La adquisición del lenguaje se produce, en opinión de este autor, cuando la gramática universal entra en contacto con la experiencia lingüística y evoluciona hacia una gramática particular. Así pues, señala que somos capaces de comprender y de expresar un número infinito de enunciados nuevos, por lo que el lenguaje es una actividad creadora.

Por su parte, Jean Piaget -psicólogo, filósofo y biólogo suizo que estudió con particular atención la inteligencia de los niños- concibe la construcción de la inteligencia como un proceso que sigue las mismas leyes de funcionamiento que permiten a los seres vivos mantenerse en equilibrio con su medio. Para él, el conocimiento es el resultado de la interacción entre la dotación inicial con la que nacen los seres humanos y su actividad transformadora del entorno, es decir, se trata de un proceso de creación y no de repetición. De ello se deduce que Piaget no acepta la posibilidad de un desarrollo lingüístico independiente del cognitivo.

Desde la Escuela Rusa, Lev Semiónovich Vygotsky, psicólogo bielorruso y destacado teórico de la Psicología del desarrollo, destaca el papel del adulto en la construcción individual del conocimiento en el niño. Parte de lo que el niño es capaz de hacer -lo llama zona de desarrollo actual- y explica cómo con ayuda de otro avanza hacia una zona de desarrollo potencial. Los límites de lo que el niño consigue realizar con la mediación del adulto demarcan la zona de desarrollo próximo. Para Vygotsky el desarrollo del lenguaje parte de lo social, para progresivamente hacerse interno y convertirse en pensamiento.

En el desarrollo del habla en el niño podemos establecer una etapa preintelectual y en su desarrollo del pensamiento, una etapa prelingüística. Hasta un determinado momento, las dos líneas siguen caminos diferentes e independientes la una de la otra. En un momento determinado, estas dos líneas se encuentran, momento en el cual el pensamiento se hace verbal y el habla, racional.

Como vemos, mientras que la Escuela Rusa sostiene que el desarrollo del pensamiento se consigue por el uso del lenguaje para estructurar el comportamiento, Piaget y la Escuela de Ginebra creen que el lenguaje es secundario en importancia en el aprendizaje. Una postura conciliadora, en este sentido, es la de Jerome Bruner –psicólogo estadounidense fundador del Centro de Estudios Cognitivos de la Universidad de Harvard e impulsor de la Psicología cognitiva-. Para él, el hombre en el curso de la evolución desarrolla tres habilidades de representación:

1.- Representación enactiva, que consiste en representar cosas mediante la reacción inmediata de la persona. Este tipo de representación ocurre sobre todo en los primeros años de vida. Bruner la ha relacionado con la etapa preoperativa de Piaget.

2.- Representación icónica: consiste en representar cosas mediante una imagen o esquema espacial independiente de la acción. La elección de la imagen no es arbitraria. Equivale a la etapa de operaciones concretas de Piaget.

3.- Representación simbólica: consiste en representar una cosa mediante un símbolo arbitrario que en su forma no guarda relación con la cosa representada. Equivale a la etapa de operaciones formales de Piaget.

Estas etapas o representaciones, aunque no son sucesivas, pueden superponerse en parte y, poco a poco, suministran más modos abstractos y poderosos de hacer frente al medio en que se desenvuelven. Lo fundamental es que considera lenguaje y pensamiento como dos formas de comportamiento interrelacionadas, pero distintas en su origen y diferentes en su desarrollo. Hemos de decir que el enfoque que da al desarrollo cognitivo es predominantemente psicológico, pero además se ha interesado por el papel que juegan en el desarrollo las experiencias educativas y la familia.

En todo lo anteriormente dicho, podemos ver que nuestro lenguaje revela nuestro pensamiento a los demás, aunque no lo pretendamos. Además revela numerosos datos sobre nuestro origen personal y nuestra identidad social.

BIBLIOGRAFÍA

- COLLADO, Jesús Antonio; Fundamentos de Lingüística general, Madrid, Gredos, 1978.

- CRYSTAL, David; Enciclopedia del lenguaje de la Universidad de Cambridge, Madrid, Taurus, 1994.

- LURIA, Alexander Romanovich; Lenguaje y pensamiento, Barcelona, Martínez Roca, 1985.

- PIAGET, Jean; El lenguaje y el pensamiento del niño, Buenos Aires, Guadalupe, 1983.

- ROTAETXE, Karmele; Sociolingüística, Madrid, Síntesis, 1988.

- SAPIR, Edward; El lenguaje, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1984.

- VYGOTSKY, Lev Semiónovich; Pensamiento y lenguaje; Buenos Aires, La Pléyade, 1987.

 


Editor:
Juan Carlos M. Coll (CV)
ISSN: 1988-7833
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