Armando Ernesto Cruz García*
Universidad de Las Tunas, Cuba
armandocg@ult.edu.cuRESUMEN  
  La  educación constituye una herramienta para la socialización y en consecuencia  posee trascendencia cuando se abordan cuestiones relacionadas con la cultura,  la ideología y la participación políticas. Sus vínculos con la reproducción del  poder, especialmente ideológico, resultan incuestionables. 
  Lo  anterior ha motivado que se haya orientado dar tratamiento a la vida y obra de  José Martí (1853-1895). La práctica pedagógica desarrollada ha determinado la  existencia de logros significativos, sin embargo aún persisten retos, desafíos  e incomprensiones. 
  Dada  la naturaleza del personal que se forma en las carreras de ciencias pedagógicas  y el impacto de su futuro desempeño se impone la necesidad de reflexionar sobre  la naturaleza de la formación martiana, su coherencia con la formación integral  y algunas insuficiencias que aún persisten en la práctica educativa cubana. El  mencionado objetivo no debe limitarse a un subsistema de enseñanza ni a un  nivel educacional en particular, es una obligación de los organismos formadores  en general y de cada sujeto que asuma la educación como un encargo social  signado por una ideología determinada. 
PALABRAS CLAVE: Cultura, formación, ética.
ABSTRACT:
Education is a tool for socialization and therefore has significance when  issues of culture, ideology and political participation are addressed. Their  links with the reproduction of power, especially ideological, are  unquestionable.
  This has led to treatment has been oriented to the life and work of José  Martí. Developed pedagogical practice has determined the existence of  significant achievements, however there are still challenges, challenges and  misunderstandings.
  Given the nature of the staff that forms in racing pedagogical sciences and  the impact of its future performance imposes the need to reflect on the nature  of Marti's formation, its consistency with comprehensive training and some  shortcomings that still exist in practice Cuban educational. That aim should  not be limited to a subsystem of education or an educational level in  particular, is an obligation of forming organisms in general and of each  individual to assume education as a social order marked by a particular  ideology. 
  KEY WORDS:  Culture-formation-ethics.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Armando Ernesto Cruz García (2017): “La formación martiana de los estudiantes de la licenciatura en educación”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (marzo 2017). En línea: 
http://www.eumed.net/rev/atlante/2017/03/formacion.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1703formacion
Educación  y formación martiana.   
  
La  educación como proceso social, se ha concentrado a lo largo de la historia de  la humanidad en poner al individuo, convertido luego en ciudadano, en  condiciones de enfrentar la vida en sociedad. La división de la sociedad en  clases impuso a la educación, cada vez más institucionalizada, ante el dilema  de reproducir la ideología dominante o una contestaria. En Cuba se ha construido  un consenso sobre la necesidad de concebir el pensamiento y la obra de José  Martí como contenido de la educación. Se ha podido determinar que estas  prácticas se remontan a la escuela pública cubana durante el periodo  neocolonial. 
  Tras  la caída en combate de José Martí inicia un proceso de recepción de su vida y  obra por las diferentes generaciones de cubanos. La escuela pública constituyó  el agente socializador por excelencia centrando su atención en los valores que  lo caracterizaron. La política  educacional puesta en práctica tras el primero de enero de 1959 mostró un  importante nivel de coincidencia con las prácticas pedagógicas cubanas del  periodo 1902-1958. La asunción del pensamiento martiano como elemento formativo  se asumió por el nuevo sistema de educación. 
  El reconocimiento social de la figura de José Martí  y su asunción como fundamento ideológico de la acción del gobierno posibilitó  su reconocimiento como contenido de la enseñanza. Lo anterior constituye,  conjuntamente con la necesidad de reproducir ideológicamente la sociedad  socialista, la causa de pensar la formación martiana de los estudiantes de la  licenciatura en educación. 
  Estas  líneas constituyen una reflexión sobre la naturaleza de la formación martiana,  su coherencia con la formación integral y algunas insuficiencias que aún  persisten en la práctica educativa cubana. 
La  formación martiana en la escuela cubana  
  La escuela pública entre 1902 y 1958 constituyó  un bastión en defensa de la identidad nacional, su labor de socialización del  pensamiento y la obra de José Martí hizo posible que su legado no se olvidara. “En  este periodo se hacía énfasis en las facetas literarias, artísticas y cívicas,  que estaban marcadas por un carácter empírico tanto el contenido como la forma  en que se abordaba”. (Arteaga, 2002:40).   No obstante, Blanche Zcharie de Barat consideró, en alusión a la  situación que presentaba el conocimiento de la vida y obra de José Martí antes  de 1959 que: “(…) durante un cuarto de siglo la figura de Martí fue poco estudiada  en Cuba. Todos lo admiraban como patriota, forjador de la independencia, pero  en la mente popular no estaban muy claros los perfiles de su personalidad. (…)  Hay una verdadera sed por enterarse de los detalles de su vida y del alcance de  su pensamiento. Hay, quizás, también un anhelo de renovación moral, de virtud,  que nos hace volver ansiosos los ojos hacia él para que su espíritu nos guíe y  nos ilumine” (Zcharie, 1980:22) 
  Tras el primero de enero de 1959 se produce un  proceso en el que dada la coincidencia entre los intereses sociales y los  estatales, determinó que las instituciones educativas, nacionalizadas en 1960,  redefinieran su misión. Uno de los elementos que se consideró pertinente  profundizar fue la enseñanza de la vida y obra de José Martí. El objetivo de  que se fortaleciera la presencia del legado martiano en las instituciones  educacionales, exigía la formación martiana de los diferentes agentes  involucrados en el proceso de enseñanza aprendizaje. 
  La formación martiana durante las décadas de  1960 a 1980 se caracterizó por la falta de sistematicidad y la parcelación por  esferas de la obra martiana. En 1988 el Ministerio de Educación (MINED) indicó  la creación de las Cátedras Martianas en todos los centros de enseñanza con el  objetivo de avanzar en el logro de una visión integral de la obra martiana.  Esta decisión impactó la formación de los profesionales del magisterio cubano  positivamente. En 1992 el Ministerio de Educación Superior orientó la creación  de las Cátedras Martianas en todos los centros de su subordinación. En el curso  1994-1995 se crean las Aulas Martianas, sustentando su funcionamiento en la  Guía para los maestros de Aulas Martianas y los Cuadernos Martianos por  educaciones, en los que su compilador, Cintio Vitier (1921-2009), precisa la  necesidad de estudiar a José Martí con métodos martianos, lo que implica  conocer a Martí por Martí fundamentalmente. 
  Posteriormente  se publicaron una serie de documentos por parte del Ministerio de Educación a  fin de esclarecer las vías y procedimientos para abordar su estudio y  divulgación en la escuela entre ellos resaltan: “José Martí en la fragua de  nuestro espíritu. Acerca de la presencia de su legado en las tareas y  propósitos del Ministerio de Educación” de Luis Toledo Sande, y “Acercamiento  necesario al pensamiento de José Martí” de Justo Chávez.  
  Durante las décadas de  1980 y 1990 se producen acontecimientos que deben ser tomados en consideración  por su significación para la formación martiana de estos profesionales. El II  Congreso de la Federación  de Estudiantes Universitarios (FEU) (1982), se pronunció por un mayor estudio  de la Historia  de Cuba y el pensamiento cubano. Las discusiones y acuerdos del Tercer Congreso  del Partido Comunista de Cuba (1986) relacionadas con el proceso de Rectificación  de Errores y Tendencias Negativas influyeron en que el Ministerio de Educación  creara las Cátedras Martianas (1988) mediante la resolución ministerial 604. Lo  anterior influyó en la realización de importantes investigaciones sobre la vida  y obra de José Martí así como un incremento en las publicaciones al respecto.
  Según Arteaga (2002) persistieron  insuficiencias en la necesaria integración, que desde la didáctica debía  propiciarse, entre el contenido de la obra martiana y los contenidos de las asignaturas  que formaban parte del plan de estudio. Era aún insuficiente el protagonismo de  los estudiantes así como la contribución de los contenidos relacionados con la  vida y obra de José Martí a la formación de modos de actuación desde la  formación inicial de los profesionales de la Educación. 
  Condicionantes de diversa naturaleza signan la  labor realizada dirigida a perfeccionar la formación martiana de los  profesionales en formación inicial entre ellas: limitaciones materiales y la  insuficiente formación martiana de los docentes según A, Velázquez (1998), lo  que condicionó la insuficiente formación martiana durante la formación inicial  continuara siendo una regularidad expresada en la limitada utilización de la obra martiana, el escaso  dominio de las concepciones martianas y los valores presentes en su obra y poca  profundidad en la reflexión y valoración sobre la obra martiana y su  trascendencia. 
  Para transformar esa realidad se desarrollan  múltiples esfuerzos desde diversas esferas destacando la fundación del  Movimiento Juvenil Martiano (1989).  En relación con las asignaturas  de mayor potencialidad para la formación martiana se destacan las asignaturas  de tipo filosófico.  En el  curso 1994–1995 se crean las Aulas Martianas concebidas como “Una actividad que  colegian alumnos y profesores, es un espacio para la reflexión, el debate  histórico, ético y la creación cultural (…)” (Arteaga, 2002:45) Estas se  orientaron metodológicamente por la   Guía para el Maestro de las Aulas Martianas. 
  En la  segunda mitad de la década de 1990 se concreta la idea propuesta por Cintio  Vitier de compilar las obras de José Martí teniendo en cuenta criterios como el  contenido, el nivel educacional y el grado a que se dirigían, dando lugar a los  Cuadernos Martianos para los diferentes niveles educacionales en 1995. En 1999,  como parte de la preparación del curso escolar 1999–2000, se orienta por el  MINED el programa martiano, como uno de los componentes de la formación en el  contexto educacional. En 2002 surge la asignatura Ética e Ideario Martianos que  ha contribuido a perfeccionar la formación del profesorado cubano. 
  Se ha podido constatar, a través del estudio de  la formación martiana de los estudiantes de la Licenciatura en Educación, que:
¿Por  qué formar a las jóvenes generaciones en el estudio de la vida y obra de José  Martí? “¿Qué significa Martí para los cubanos? En un documento denominado El  Presidio Político en Cuba, Martí cuando apenas tenía 18 años, después de sufrir  cruel prisión a los 16 con grillete de hierro atados a sus pies, afirmó: Dios  existe, sin embargo, en la idea del bien, que vela el nacimiento de cada ser, y  deja en el alma que se encarna en él una lágrima pura. El bien es Dios. La  lágrima es la fuente de sentimiento eterno para los cubanos, Martí es la idea  del bien que él describió” (Castro, 2003:1) 
  Esa  aspiración de educar a las jóvenes generaciones bajo el influjo de un paradigma,  con uno u otro nombre, es una aspiración humana. En el caso cubano la Carta  Magna afirma que “El Estado orienta, fomenta y promueve la educación, la  cultura y las ciencias en todas sus manifestaciones. En su política educativa y  cultural se atiene a los postulados siguientes fundamenta su política  educacional y cultural en los avances de la ciencia y la técnica, el ideario  marxista y martiano, la tradición pedagógica progresista cubana y la universal”  (Asamblea Nacional del Poder Popular, 2010:50-51) 
  La  mencionada posición fue ratificada por la Primera Conferencia Nacional del  Partido Comunista de Cuba en los siguientes términos: “Profundizar en el legado  ético, humanista y antimperialista del pensamiento y la obra de José Martí,  como fundamento esencial de la práctica revolucionaria, incrementar su  aplicación en todo el sistema de enseñanza y su divulgación en los medios de  comunicación masiva”. (Comité Central del Partido Comunista de Cuba, 2014: 29) 
  Tomando  en consideración lo antes dicho puede afirmarse que el pensamiento martiano se  ratifica como contenido de la educación cubana en general y de la Educación  Superior en particular. Ello hace necesario plantearse la formación martiana  como aspiración del sistema educacional cubano. Importantes investigadores  cubanos han dedicado parte de su labor a profundizar y sistematizar diferentes  aristas de la vida y obra de José Martí, entre ellos deben destacarse: Vitier,  C (1995); Mendoza, L (2008); Pacheco, M (2012) y Chacón, N (2008). Resulta en  consecuencia imprescindible reflexionar sobre cómo se concibe la formación  martiana y su naturaleza. A continuación, algunas definiciones: 
Este  autor la concibe como el proceso de  aprehensión, fundamentalmente desde lo áulico, de las ideas y valores martianos  que adquieren una significación sui generis para los diferentes sujetos,  convirtiéndose en recursos personológicos que le permiten orientar su  interacción con los restantes miembros de la sociedad y el medioambiente  fomentando la cultura y la identidad nacional. 
  En Cuba,  las instituciones educacionales son las principales responsables de promover el  conocimiento de la vida y obra de José Martí, sin embargo, a pesar de la labor  realizada aún persisten insuficiencias. En el contexto de la Educación Superior  se pueden constatar las siguientes manifestaciones: limitada utilización de la  obra martiana, escaso dominio de las concepciones martianas y los valores  presentes en su obra, tendencia a reproducir y fijar mecánicamente algunos  contenidos y poca profundidad en la reflexión y valoración sobre la obra  martiana y su trascendencia. 
  Ello  ha motivado que se enfrente una contradicción entre la aspiración social de  formar a los futuros profesionales de la educación en el conocimiento de la  vida y obra de José Martí y la práctica pedagógica actual. En consecuencia se  impone investigar cómo contribuir a la formación martiana en cumplimiento del  mandato estatal y las aspiraciones sociales. El autor considera ineludible  considerar los siguientes puntos de partida para la planificación de la  formación martiana: constituye un objetivo solo alcanzable desde la  horizontalidad real, es consustancial a la formación integral, sistemática y  continua, se forma en Martí desde Martí primero y luego desde el estudio de lo  escrito sobre él, debe concebirse la vida y obra de José Martí como contenido  de la educación cubana en general y de la Educación Superior en particular. 
  Formar  en Martí es un objetivo solo alcanzable desde la contribución que realicen los  diferentes actores implicados. Se consideró oportuno a los fines de la  investigación que nutre estas líneas realizar las siguientes tareas que aseguraran  los puntos de partida para la transformación de las insuficiencias en las  prácticas pedagógicas actuales: 1) sistematizar los referentes teóricos que  fundamentan la formación martiana de los estudiantes de la Licenciatura en  Educación, 2) caracterizar la formación martiana de los estudiantes de la  Licenciatura en Educación, 3) elaborar las acciones didácticas para el  tratamiento a la obra martiana y 4) validar el resultado de la aplicación de  las acciones didácticas para favorecer la formación martiana. 
  Pensar  la formación martiana de los estudiantes como objetivo exige prestar especial  atención a las siguientes aristas: 
Dada las características del pensamiento martiano este no puede comprenderse cabalmente sin conocimientos sobre el texto fundacional de la religión cristiana y sin tener nociones generales de los estudios sobre la realidad precolombina. Puede afirmarse que existen algunos elementos, o indicadores, a considerar en relación con la formación martiana, en los que de forma general se comparte el criterio de Nancy Chacón. (Chacón, 2008:5-6)
Síntesis del estudio sobre la formación martiana de los estudiantes de la Licenciatura en educación
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