Revista: Atlante. Cuadernos de Educación y Desarrollo
ISSN: 1989-4155


EL MODO DE ACTUACIÓN PROFESIONAL PEDAGÓGICA DEL PROFESOR DE HISTORIA EN LA REPÚBLICA DE ANGOLA

Autores e infomación del artículo

Tchisseque Petaxi Fernanda Baptista*

María Victoria Chirino Ramos**

Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”, La Habana Cuba

petaxibaptista16@gmail.com

Resumen:
La formación del modo de actuación profesional pedagógica del profesor de Historia es una necesidad impostergable en la educación secundaria en Angola para dar la respuesta que espera la sociedad actual acerca de la formación integral de estudiantes con conocimientos, habilidades, valores, sentimientos y actitudes acordes a los principios que rigen la educación en el país. Sobre esta base se asume una posición científica a partir del análisis teórico de la problemática.
Palabras clave: Modo de actuación, profesional pedagógica, enseñanza aprendizaje de la Historia.



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Tchisseque Petaxi Fernanda Baptista y María Victoria Chirino Ramos (2017): “El modo de actuación profesional pedagógica del profesor de Historia en la República de Angola”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (enero 2017). En línea:
http://www.eumed.net/rev/atlante/2017/01/actuacion.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1701actuacion


Introducción
Perfeccionar la calidad de la educación resulta hoy un importante desafío en el ámbito mundial. La sociedad moderna cada vez más globalizada, se caracteriza por una revolución científico-técnica, lo que impone a las políticas educacionales y a la dirección escolar altas exigencias, en aras de elevar la calidad del proceso de educación desde una perspectiva más integradora.
El sistema educativo angoleño está comprometido con este reto, dadas las circunstancias de transformación y de las políticas de Estado en busca de una mejor educación en todos los niveles, como se concreta en la Ley de Base del Sistema de Educación, (2001, p.2). “La educación constituye un proceso que permite preparar al individuo para las exigencias de la vida política, económica y social del país, y que se desarrolla en la convivencia humana, en el círculo familiar, en las relaciones de trabajo, en las instituciones de enseñanza y de investigación científico – técnica, en los órganos de comunicación social, en las organizaciones comunitarias, en las organizaciones filantrópicas y religiosas, y a través de manifestaciones culturales y deportivas.”
En Angola el legado del pensamiento de personalidades de la historia del país como, Agostinho Neto, José Eduardo Dos Santos y otros, enfatizaron en la necesidad de la formación integral de las nuevas generaciones, lo que tiene vigencia en las circunstancias actuales del país, por ello es oportuno recordar que, “|…| este hombre debe caracterizarse por un alto espíritu de independencia en la búsqueda activa de nuevos conocimientos y su aplicación, por un pensamiento creativo que le permitan orientarse de modo independiente y según los principios de nuestra moral, en los principales problemas que enfrente, poniendo estas cualidades al servicio de la sociedad.” (Neto, 1978, p.2).
Considerando lo anterior, el profesor de Historia es llamado a superarse para formar al estudiante con el fin de prepararlo para un mejor análisis y comprensión de los problemas a nivel internacional, regional y nacional.  Además debe saber que “cuanto más el estudiante sienta la historia como próxima a él, más voluntad tendrá de interacción con ella, no como una cosa externa, alejada, sino como una práctica que él se sentirá cualificado e inclinado a ejercer.” (Karnal, 2008, p.12).
Para esto es necesario que su actividad sea reflexiva y creativa para que le permita acometer el perfeccionamiento de la actividad docente-educativa en el aula, que se manifestará en su modo de actuación profesional pedagógica, facilitando a los estudiantes una variedad de experiencias que les da oportunidades y ocasiones para comprobar sus ideas, por sus aplicaciones dentro del trabajo conjunto tendiente al desarrollo de su personalidad, mirando al mundo con nuevas perspectivas y con un compromiso a la integración del futuro trabajo en la sociedad y su promoción de la actividad intelectual.
De ahí la importancia de que el profesor de Historia en la República de Angola, desarrolle un modo de actuación profesional pedagógica que le permita cumplir con las exigencias de las políticas establecidas para la educación, en función de que sus acciones se manifiesten tanto en el proceso como en su resultado, orientado a contribuir a la formación integral de la personalidad de sus estudiantes, al favorecer su desarrollo intelectual, su orientación vocacional, el desarrollo de valores morales, éticos, estéticos, entre otros rasgos, orientado como dijera José Martí a “|…| preparar al hombre para la vida.”
Desarrollo
Las exigencias del Ministerio de Educación de la República de Angola al profesor de Historia es el desarrollo de un modo de actuación profesional pedagógica que permita elevar la calidad de la educación, contribuyendo a la formación integral del estudiante. Sin embargo, en la actualidad, el profesor de Historia de la escuela de enseñanza Secundaria Dom Daniel Gomes Junqueira-Huambo presenta un bajo nivel de preparación pedagógica lo que se manifiesta en su actuación profesional e incide en la calidad del egresado.
Con la presión del sistema político, Dos Santos (1970, pp.176, 611-621), plantea que las reclamaciones de movimientos políticos fueron tomando fuerza y el principio del derecho a la educación para todos se difundió, por lo que la educación comienza a extenderse a las zonas rurales, lo que ha tenido como consecuencia una expansión del sistema escolar. En ese momento, el ingreso de profesores fue masivo, no siempre permitió la selección de aquellos con conocimientos y cualidades indispensables para cumplir con calidad esta función pública. Bastaba tener como habilitación el 4º grado, para trabajar como profesor (monitor escolar) en la enseñanza primaria en la zona rural. Se trata de una época en que hubo necesidad de aprovechar todos los elementos disponibles para ocupar el cuadro docente, predominando de esta forma en el sistema escolar, profesores pocos habilitados para el ejercicio de la docencia, situación que prevaleció después de la independencia de Angola. (Ibídem).
Hoy con el avance de la ciencia y la técnica, se necesita de una nueva visión del profesor en todo su accionar, por ello en la actualidad su formación continua debe constituir una premisa indiscutible, en el contexto nacional.
Importancia del estudio de la Historia y su especificidad en la enseñanza en Angola
El estudio de la Historia explica los hechos y eventos del pasado, lo cual es importante no sólo por el conocimiento mismo, sino porque ayuda a comprender el presente y plantear posibilidades para el futuro, con el interés de conocer y comprender los principales sucesos acontecidos en el decursar del tiempo hasta nuestros días, lo que favorece el desarrollo de la identidad nacional.
Siempre que se estudia la historia, hay que fijarse en los hechos acontecidos en el pasado, la vida de los pueblos, sus costumbres, sus cambios, así como los principales protagonistas en cada momento histórico. Esta reflexión ayuda a entender el pasado, valorar el presente y proyectar el futuro. De esta forma se coincide con Jorge Santayana cuando advierte que “los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla”. Santayana (De Wikipedia, la enciclopedia libre).
Es de extrema importancia conocer la historia universal, qué ha pasado, para comprender lo que pasa en la actualidad, los cambios que se han operado en el decursar del tiempo, las estructuras económicas, sociales, políticas, religiosas, ideológicas y jurídicas de la sociedad en que se vive y de las civilizaciones que vivieron los antepasados, con el sentido de comprender quienes somos y como hemos llegado hasta aquí.
Es a través del estudio de la historia que se puede comprender cuáles fueron los motivos que llevaron la Inglaterra a colonizar la América del norte, (Fig.1), los españoles a colonizar la América Latina, (Fig.2), los europeos a colonizar una parte de la América, (Fig.3) y el continente africano, (Fig.4) y por qué África es un continente subdesarrollado independientemente de tener recursos naturales, y entender que las luchas de los pueblos africanos para la defensa de sus territorios llevaron a grandes guerras hasta lograr la independización de estas colonias, que a lo largo del tiempo fueron cambiando.
La llegada al continente africano de las grandes potencias colonizadoras favoreció la explotación sin límites de sus riquezas naturales, lo cual tuvo un gran costo para la población de los pueblos originarios, al morir muchos de sus habitantes en la defensa de su territorio, y posteriormente durante la época de las colonias, al ser utilizados los hombres, las mujeres y niños para los trabajos forzados, en beneficio de los intereses de los colonizadores. (Fig.5)
En estas condiciones deplorables pasó Angola aproximadamente 493 años, esto es, desde 1482 hasta 1975 fecha en que alcanza su independencia. En este periodo el pueblo tenía una educación basada en la cultura orientada al respeto de sus creencias y valores, pero fue sometido a la cultura portuguesa, que llevó al cambio y en algunos casos a olvidarse de su cultura. El régimen de esclavitud, no permitió desarrollar la identidad angoleña. (Fig.6)
  Es por todo lo anterior que se necesita que el profesorado en general, y en particular el profesor de Historia, transmita este conocimiento para el rescate de lo autóctono como parte de la historia, para que él estudiante, además del conocimiento de la historia universal y continental, sepa a profundidad la historia de Angola, lo que debe sentar bases que le permitan respetar su identidad, su origen e interpretar la realidad actual desde el sentir orgullo de ser angoleño.
El análisis de la historia permite desde el pasado, comprender el presente, ya que todo hecho histórico tiene una causa, un antecedente, que incluye situaciones específicas que lo condicionan, pero a la vez, el propio hecho favorece determinados cambios en la forma de pensar y apreciar la realidad social, de ahí el valor gnoseológico y también predictivo, pues sobre la base de los hechos en un momento histórico puede proyectar el futuro. Lo anterior le confiere valor a la historia y confirma la necesidad de su estudio.
Para encauzar a estos fines, a partir de la visión de la política educativa, es necesario que el profesor de Historia además de su formación, profesional o no, sepa que él en cuanto agente social de la formación, puede enseñar al estudiante a adquirir: el saber (conocimiento), saber hacer (habilidades) y deber ser (valores, sentimientos, actitudes) que le permitan interpretar, explicar y valorar adecuadamente el hecho histórico. En esta perspectiva, él es el responsable de enseñar al estudiante a captar y valorar la diversidad de los puntos de vista. Al profesor cabe enseñar al estudiante a identificar problemas e insertarlos en un conjunto más vasto de otros problemas, como afirma Schmidt y Marlene (2004, p.57). “Entender que el conocimiento histórico no es adquirido como un don” y sí a través de pesquisas, de descubrimientos, despertar el sentido crítico en condiciones para que el estudiante aprenda.”
A lo antes expuesto se añade, que la enseñanza de la historia local se presenta como punto de partida para el aprendizaje histórico, continental y del mundo por el hecho de que a partir de su tiempo y espacio, va estableciendo relaciones y reflexiones críticas acerca de la realidad social en que actúa, posibilitando al estudiante interpretar el pasado y el presente, comprendiendo que los hechos históricos acontecen de formas diferentes o iguales en diversos espacios de convivencia.
Es por todo ello que la enseñanza de la historia no se puede reducir a una memorización de acontecimientos, de fechas, de informaciones de eventos, ella no es solamente narración, ella debe originar reflexión, debate y conflictos para su comprensión en el aula, de manera que favorezca la investigación y producción del saber, para que a través de la veracidad de los acontecimientos se llegue al consenso. Como se refirió Machado (1999, p.216) “Para transformar las clases de historia en un espacio de producción del conocimiento histórico, se debe proporcionar a los alumnos el acceso a la práctica de pesquisa, motivándolos a buscar informaciones en diversas fuentes (documentos, textos, obras de artes y literarias, objetos del cotidiano, valoraciones orales y escritos, fotografías, cuentos,) superando la tradicional concepción de pesquisa, transcripción de informaciones contenidas en las bibliografías; obras ya elaboradas.”
Estos señalamientos apuntan a una actividad cooperativa e investigativa tanto del profesor así como de los estudiantes, por la importancia de los cambios ocurridos en la sociedad del pasado que definen el modelo del mundo actual, y el pasado de cada individuo, influencia en la construcción de su identidad. Boschi (2007, p.12), afirma que “|…| La historia sirve para que el hombre se conozca a sí mismo, así como sus afinidades y diferencias con relación a los otros.” Por lo tanto se hace necesario el conocimiento de la historia para que se pueda comprender y valorar la enseñanza y el estudio de la misma.
El profesor de Historia en Angola, no siempre está formado pedagógicamente, lo que en alguna medida tiene incidencia en que los estudiantes alcancen o no los objetivos propuestos, desarrollen sentimientos de pertenencia a su país, desarrollen valores patrióticos al apropiarse de la historia de su patria, lo que contribuye a la formación de identidades individuales, sociales y colectivas, como ciudadanos culturales de su país, aspiración que hoy se privilegia.
Por ello la necesidad de que el profesor desarrolle un modo de actuación que le permita perfeccionar el proceso de enseñanza-aprendizaje para que pueda desempeñar un papel relevante en la formación de un ciudadano, cuya actuación se refleja en las relaciones sociales al sentirse agente productivo de las actividades colectivas.
José Martí ya presintió esa cuestión e insistió en la educación como proceso de formación de la consciencia histórica: “Para estudiar las posibilidades de la vida futura de los hombres, es necesario dominar el conocimiento de las realidades de su vida pasada. Del progreso humano se habla tanto, que a poco más va a parecer vulgaridad hablar de él. No se puede predecir cómo progresará el hombre sin conocer cómo ha progresado…” (Martí, J.  En: Obras completas, marzo de 1883, t. 8:347, “Exposición de electricidad”, La América, Nueva York).
El modo de actuación profesional pedagógica: rasgos esenciales.
La actuación del profesor en el marco del proceso de enseñanza-aprendizaje es fundamental por el hecho de que este juega un papel decisivo para la formación de los estudiantes en interrelación con los problemas contemporáneos del hombre. En el caso del profesor de Historia es de vital importancia, por el hecho de su práctica estar encaminada a la vivencia de la vida del hombre desde el pasado, presente y de la perspectiva futura para que el estudiante se prepare para la inserción a las tareas ciudadanas. Además de que su tarea debe asegurar el cumplimiento exitoso de su rol como educador profesional.  
En la sociedad cubana y en otros autores del mundo se han tratado del modo de actuación profesional pedagógica sobre la base de los procesos conscientes, en medio de ella se han emitido diferentes criterios avalados por el trabajo de investigación entre los cuales se encuentran: Álvarez, C. (1989), García, L. (1996), Valiente, G.(1999), Castillo, M.E. (2001), Chirino, M.V. (2002), Remedios, J. (2002), Capote, B. (2004), Pla R. (2005), Fuxá, M. (2006), Páez. B. et al (2010), Miranda, T. (2011), Paulo A.M (2014).
Todos ellos teniendo en cuenta su objeto de investigación han definido el modo de actuación profesional que responde a las necesidades de su contexto, en las que aparecen propuestas científicas de contenidos específicos para diferentes profesionales y que de manera general, estos autores presentan el modo de actuación del profesor en la actividad laboral, así como de su impacto en los estudiantes. Pero en el contexto angoleño aún no aflora con claridad el modo de actuación profesional pedagógica del profesor en general y, en particular, el profesor de Historia, no solo por las peculiaridades antes descritas, sino a partir de considerar el modo de actuación desde una percepción positiva de la profesión que se dirige al proceso pedagógico y que permite interactuar en la realidad educativa.
García (1996, p.19), al definir modos de actuación profesional expresó “son las formas históricamente condicionadas de desempeñarse el docente, constituido por el conjunto de métodos y estados para la comunicación y la actividad pedagógica, los cuales revelan un determinado nivel de desarrollo de sus habilidades y capacidades, así como de constructos, rutinas y esquemas y modelos de actuación profesional”.
En esta dirección, este autor afirma que el lugar importante entre esos modos de actuación lo deben ocupar los procedimientos y métodos para el análisis y la modificación del quehacer, que constituyen obviamente un elemento clave para el autoperfeccionamiento docente.
Gala (1999, p.17), definió el modo de actuación como " sistema de acciones de una actividad generalizadora, que modela una ejecución humana competente y creativa, comprometida consigo mismo y con la sociedad, por lo tanto autotransformadora, que le permite al alumno revelar su propia identidad y que le sirve como medio para educar su personalidad.”
Por su vez Castillo (2001, p.55) "Se puede hablar de modo de actuación  profesional,  cuando  se demuestra por parte del estudiante el dominio pleno de los conocimientos, habilidades, valores y capacidades más generales del objeto de la profesión, que permiten al mismo la aprehensión del método para su actuación profesional, imbricándose en un sistema de acciones generalizadoras de su actividad, adaptables a variadas formas y contextos, tributando la interacción de las mismas a la conformación de cualidades, y rasgos distintivos de la personalidad, lo que nos permite identificar la especificidad del objeto y el encargo social de una profesión, y poder discernir entre ese profesional y otro."
Pla (2005, p.10) define modo de actuación profesional pedagógico como: "La manera de dirigir el proceso pedagógico, determinada por las particularidades de la actividad pedagógica. Se forma y se estructura, a partir de la secuencia de acciones generalizadas, que debe seguir el docente en su actividad para realizar su misión de educar, entre las que se distinguen el estudio, el diseño, la conducción, la interacción social y el perfeccionamiento del Proceso Pedagógico”. Este autor argumenta el modo de actuación “como configuración estable y regular necesita de la formación y el desarrollo de competencias profesionales, expresadas en capacidades, motivaciones, actitudes y cualidades de la personalidad, que le dan su carácter individual. En la práctica el modo de actuación se revela en el desempeño del docente en diferentes situaciones y contextos. En su formación debe lograrse la suficiente flexibilidad para transformarse en relación con el desarrollo de la ciencia y la sociedad”.
Páez, González, Marín y Echevarría (2010, p.4), definen el modo de actuación profesional pedagógico interdisciplinario, como el “sistema de acciones para la dirección del proceso de solución de problemas encontrados en el objeto de trabajo, desde el dominio de la integración teórico- práctica de los contenidos disciplinares del currículo, como vía que revela y perfecciona el nivel de desarrollo de habilidades profesionales pedagógicas, valores y sentimientos que conforman la identidad profesional”.
Miranda (2011, p.25), al respecto, afirma que el modo de actuación profesional pedagógico se entiende que es “la educación de los niños, los adolescentes y los jóvenes, por medio del proceso de enseñanza-aprendizaje dirigido a la formación de la personalidad y a la coordinación de las influencias educativas de la comunidad escolar, la familia y la comunidad. Este modo de actuación se concreta en un sistema de acciones para la dirección del proceso pedagógico”.
Paulo (2014, p.7) definió como modo de actuación profesional pedagógica el “sistema de acciones pedagógicas que permiten el cumplimiento del encargo social de la formación de la personalidad, mediante un sistema de influencias educativas, a partir de la problematización, teorización y comprobación de la realidad educativa, donde la investigación como función profesional es el eje articulador con las funciones docente-metodológica y de orientación educacional, lo que revela una actuación comprometida y creativa”.
Los criterios abordados en esas definiciones plantean rasgos esenciales para la comprensión del modo de actuación profesional pedagógica, y considerando el contexto de la enseñanza Secundaria en Angola, se asume como tal “sistema de acciones pedagógicas profesionales, sustentadas en conocimientos, habilidades y valores profesionales pedagógicos, que permiten interactuar en la realidad educativa, percibir sus contradicciones, interpretarla y explicarla científicamente, así como transformarla creadoramente. Se expresa en su percepción positiva de la profesión y de sí como profesional de la educación, así como en el pensamiento científico pedagógico que caracteriza su actuación comprometida y eficiente en el contexto profesional, donde la investigación educativa es la vía para la transformación de la misma.” (Chirino, 2002, p.43).
A demás de las características peculiares que presenta esta definición, se hace necesario agregar los procesos comunicativos y motivacionales teniendo en cuenta la realidad del contexto angoleño, por ello es de gran importancia para el perfeccionamiento profesional del profesor de Historia en la enseñanza secundaria en Angola, por la importancia que tiene la comunicación en servir de vía para transcurrir la información entre profesor- estudiante, profesor-grupo, estudiante-estudiante y estudiante-grupo, en función de elevar el aprendizaje a partir del intercambio de ideas, que facilita la comprensión en un clima dialógico y productivo.
En este modo de actuación profesional, desempeña un papel fundamental la metacognición, pues permite a los sujetos de este proceso educativo, reflexionar acerca de sus procesos de pensamiento, de la calidad de los mismos, de las estrategias para hacer más eficiente el aprendizaje, que identifiquen sus fortalezas y sus debilidades en el actuar pedagógico, así como para el logro de sus metas y aspiraciones profesionales, como aspectos esenciales para la autorregulación mediante la elaboración de estrategias de aprendizaje que los/as conduzcan proyectivamente hacia su autoperfeccionamiento (Castellanos D. 2001) asume que la madurez metacognitiva se relaciona con el desarrollo del pensamiento creador, reflexivo y crítico, aspectos de gran importancia en la formación investigativa.
Puede plantearse que el modo de actuación profesional pedagógica que hoy precisa desarrollar el profesional de la educación, lleva implícito la formación investigativa, por ser la investigación educativa la vía legítima para la solución de los problemas que surgen en el desempeño profesional pedagógico.

En la práctica pedagógica cotidiana de los profesores se presentan diferentes situaciones, a las cuales se deben enfrentar para dar soluciones adecuadas que favorezcan el desarrollo del estudiante en su formación, llevarlo a la reflexión sobre la realidad, evaluando acciones y proyectando el futuro para que propicie el conocimiento de si y de los demás, contribuyendo a la construcción de identidades, el patriotismo y la convivencia mutua. En este aspecto, el estudio de la historia es fundamental.
“El hombre es la más alta, la más absoluta y la más excelente de las criaturas.” (Comenio, 2006, pp.81, 306). A ella debe su atención para el desarrollo de su personalidad y su profesionalización, dándole las herramientas que le ayuden a resolver los problemas de la sociedad. Este autor a continuación plantea que en la enseñanza de las ciencias en general, el profesor debe ser capaz de lograr en el estudiante:

  • “Que tenga puros ojos de la inteligencia.
  • Que los objetos le estén próximos
  • Que preste atención; y entonces
  • Que le ofrezcan las cosas que están relacionadas con otras cosas con el debido método. Así comprenderá todo, bien y rápido”.

Respaldando la importancia de la educación en la vida del hombre, expresó Martí (1883, p.120), “Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida”. Este autor enfatiza aún más “La educación empieza con la vida y no acaba sino con la muerte”, (Martí, J. 1889. t. 18:390, “Músicos, poetas y pintores”, La Edad de Oro, Nueva York).
Por lo tanto, cabe al profesor de Historia la tentativa de desarrollar en los estudiantes la comprensión crítica de la dinámica de la historia, contribuyendo a formarlos como sujetos productivos, reflexivos en entorno a los acontecimientos, para que actúen en la diversidad de los tiempos y no caracterizarse sólo por transmitir conocimientos sin vivenciar, perdiendo su carácter transcendental para la vida, como señaló Freire, (1996, p.3) “enseñar no es transferir conocimientos, es crear las habilidades para su producción o su construcción.”
Dando énfasis a esta idea de que educar al hombre nuevo implica valorar no sólo las posibilidades de la inserción social, además tiene la misión y la responsabilidad de que los estudiantes se apropien de la cultura acumulada a lo largo del tiempo, influyendo positivamente para que ellos sean protagonistas de su aprendizaje, orientados al desarrollo de los avances actuales. De ello, el modo de actuación del profesional de la educación tipifica o caracteriza su accionar en el proceso como un todo.
En la Pedagogía del oprimido, Paulo Freire exhortaría en que “la verdadera educación es la que concientiza al educando sobre las contradicciones del mundo humano, sean estructurales, superestructurales o interestructurales. Esas contradicciones una vez concientizadas, inquietan al educando y lo impulsan a convertirse en agente o protagonista de la transformación de la realidad” (Freire, 1974, p.33).
En este caso, el profesor de Historia debe enseñar a sus estudiantes a comprender la historia, ya sea la universal, o la del país, para ello debe:

  • Emplear el método histórico lógico para que el estudiante pueda comprender los factores causales del hecho o fenómeno que se estudia, como exigencia para analizarlo y poder valorar con juicio certero los efectos o consecuencias de este.
  • Destacar las figuras más importantes y favorecer que el estudiante analice los hechos en los que participaron cada una de ellas, como base para que valore la participación de estos sujetos.
  • Proponerle a los estudiantes valorar las consecuencias tanto en el ámbito internacional como en el nacional del hecho que se estudia y de sus participantes, según sea el caso.

Lo anterior tiene como exigencia didáctico metodológica, crear hábitos de lectura en el estudiantado, desarrollar habilidades tales como: analizar, comparar, explicar, valorar, entre otras, todo lo cual sienta las bases para que el estudiante fundamente sus criterios. La clase de Historia no debe ser una repetición de lo que dicen los libros, debe ser un espacio de aprendizaje marcado por la comunicación, la búsqueda de información, la lectura reflexiva, el análisis y la valoración justa. Todo ello debe caracterizar el modo de actuación profesional del profesor de Historia.
Se asume la comunicación como proceso formativo, por lo cual debe acompañarse de la lógica que emerge las formas del pensamiento, para que en el acto comunicativo e interactivo se pueda apropiar del conocimiento de manera objetiva o subjetiva, ya que es a través del uso de leguaje que el ser humano puede expresar su pensamiento por medio de signos, que permiten establecer interacción entre los sujetos.
González (1995, p.2), sostiene la importancia de la necesidad de “educar la capacidad consciente y volitiva del sujeto así como la comunicativa, es indispensable para el desarrollo de la personalidad, que constituye un sistema facilitador de la individualización.”
A su vez Reinoso (2015, p.88), referirse que “Una condición importante para el logro de la interacción en el proceso de enseñanza-aprendizaje…, está en el establecimiento de una adecuada comunicación interpersonal.”
Ante esta lógica, el profesor necesita tener amplios conocimientos para conducir a los estudiantes hacia tareas cada vez más complejas, preparándolos e impulsándolos hacia metas superiores teniendo en cuenta sus particularidades individuales, por ello debe crear condiciones para el desarrollo de habilidades expresivas, comunicativas en su accionar, en función de propiciar el desarrollo del pensamiento lógico, considerando que el pensamiento es un “Proceso activo del reflejo de la realidad objetiva en las representaciones, los conceptos, los juicios, etc.” (Rosental & Iudin, 1961, p.402).
La fuerza motriz del profesor se considera que es su “conocimiento y estado de preparación a través de la marcha del proceso docente…” (Danilov & Skatkin, 1980, p.98), pues ello constituye la base sobre la cual proyecta, dirige y evalúa el proceso de enseñanza-aprendizaje.
A partir de esta visión, el profesor de Historia debe desarrollar un proceso de enseñanza aprendizaje productivo, creativo, que permita elevar el aprendizaje del estudiante, orientado a la  interpretación de los hechos históricos desde el punto de vista político, económico, social, ideológico y cultural, que desarrolle un pensamiento crítico, valorativo, justo y exprese sus puntos de vista y valoraciones en el marco de las actividades tanto escolares como extraescolares, para ello es necesario promover una cultura de la indagación, del intercambio (entre: profesor-estudiante, profesor-grupo, estudiante-estudiante y estudiante-grupo), dándole posibilidades a todos de comprender el curso del desarrollo de los acontecimientos en su relación con el progreso humano, sin obviar el vínculo con lo nacional y lo local que les va aportando a su identidad.
En este sentido, autores como: Chibás (2015), García, L. et al (1996), Sternberg y Hara (2005), en sus investigaciones entienden la creatividad como el proceso de la producción o de dar algo nuevo y útil a la vez. De ahí la necesidad del profesor de Historia en su modo de actuar profesionalmente, tenga alta preparación y motivación que lo impulse a enfrentar nuevos retos, adoptar metodologías que mejoren su actuación profesional, como expresó McClelland (1953, p.530), “|…|una expectativa de cambio de condición afectiva.” En este caso sería despertar y estimular a los estudiantes para que desarrollen los recursos necesarios para un aprendizaje productivo, valorativo y demostrativo de sus planteamientos.
Desde este punto de vista, es imprescindible que en la actividad pedagógica se manifieste la necesidad de que el profesor investigue, en función de profundizar y buscar elementos para fundamentar el conocimiento, por ello la indagación, la búsqueda de evidencias, se convierte en una tarea cotidiana para dar respuesta a su encargo social, como refiere Blanco (2001, p.58), “el maestro debe convertirse en un orientador del desarrollo de sus educandos, contribuyendo a que en cada uno de ellos se manifiesten todas las potencialidades positivas de su personalidad.”
Se entiende que, para que el profesor oriente, guie y tenga éxitos, hay que explorar, buscar toda la información posible, interpretarla a la luz del momento histórico que se trate y recrearla atendiendo a las características del grupo considerando el diagnóstico de sus estudiantes,  todo lo cual le permite entender mejor la gama de problemas que afectan el proceso de enseñanza aprendizaje, en función de contribuir a la transformación de los estudiantes y de sí mismo como sujeto de la actividad, por lo que la metodología que se emplee debe atender a las exigencias no sólo de la asignatura, sino también del grupo para contribuir a la apropiación del saber histórico.
Freire (1996, p.29) se refirió: “|…| Enseño porque busco, porque indagué, pesquiso para intervenir, educo y me educo. Pesquiso para conocer lo que aún no conozco y comunicar o anunciar la novedad.” Desde esta perspectiva, el profesor de Historia debe actualizarse constantemente para su profesionalización y perfeccionamiento de su labor, preocuparse con su práctica educacional y desarrollar los recursos y métodos para la indagación, la búsqueda del conocimiento y la manera de llevarla al aula en función de contribuir a la formación de la nueva generación que la sociedad demanda.
Considerando que los recursos de la investigación llevan al cambio del trabajo del profesor dentro de una institución educativa y por tanto, contribuyen a su perfeccionamiento, el profesor de Historia debe afirmarse a este compromiso y entender la dinámica de la historia. Se considera que (Chirino, 2002, p.11) “para lograr el cambio, no sólo deseado, sino necesario y urgente, se hace imprescindible cambiar las mentes de los profesionales de la educación, sus concepciones pedagógicas de base que, de una manera explícita o implícita, marcan su accionar profesional y el del estudiantado durante el proceso de enseñanza aprendizaje, e influyen en su modo de actuación.” En la misma línea de pensamiento aún afirma: “Este cambio educativo se fundamenta en la necesidad de formar seres humanos con posibilidades de desarrollar su independencia y autonomía, con compromiso social e individual para consigo mismo, con valores éticos y recursos para desempañarse exitosamente en la práctica, y contribuir en la medida de sus posibilidades a su transformación.” Ibídem.
Algunos profesores aun hoy en el contexto angoleño, consideran que la experiencia de la práctica adquirida a lo largo de los años, es suficiente para dar respuestas a las necesidades educativas, olvidándose de los cambios que hoy se ven en la educación. Desde este enlace Pimenta (2005, p.24) entiende que “el saber docente no es formado apenas de la práctica, siendo también nutrido por las teorías de la educación. De esta forma, la teoría tiene importancia fundamental en la formación de los docentes, pues dota a los sujetos de variados puntos de vista para una acción contextualizada, ofreciendo perspectivas de análisis para que los profesores comprendan los contextos históricos, sociales, culturales, organizacionales y de sí propios como profesionales.”
La teoría debe estar aliada a la práctica y vice versa, formando así una relación biunívoca que debe estar presente en todo el proceso educativo, donde el profesor de Historia desarrolla su modo de actuación, mientras que va estableciendo una compleja red de relaciones interpersonales: con los estudiantes y sus familias, los directivos y colegas, en un contexto social determinado, que diferencia a la escuela del hogar y del contexto social general, sin que esto signifique que ambos no constituyen un factor de relevancia en el proceso educativo en el contexto escolar.
A la vez, Freire (2006, p.39) añade en esta línea “Pues es a través de la teoría que él tendrá una práctica reflexiva. Por lo tanto, poco ayudará dotarlo de concepciones teórico–instrumentales si él no posee las concepciones teóricas que irán a orientar, fundamentar y sistematizar su reflexión sobre su praxis pedagógica.” En esta frase no se niega el valor de la teoría, sino que se distingue su papel como transformadora de la práctica, se reafirma la unidad y relación teoría-práctica.
La idea central que se ha querido desarrollar en este texto ha sido magistralmente planteada por Paulo Freire al decir que No hay enseñanza sin investigación ni investigación sin enseñanza. Hoy se habla, con insistencia, del profesor investigador. A mi entender lo que hay de investigador en el profesor no es una cualidad o una forma de ser o de actuar que se adiciona a la de enseñar. Hace parte de la naturaleza de la práctica docente la indagación, la búsqueda, la investigación. De lo que se precisa es que, en su formación permanente, el profesor se perciba y se asuma, porque profesor, como investigador” (1998, 32).

Conclusiones

  1. La necesidad del gobierno de la República de Angola de elevar el nivel profesional es una prioridad imprescindible en el país. En este caso, se subraya al profesor implicado directamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje, para que actúe, cambie su modo de actuación profesional y se transforme en sujeto productivo, en función de formar nuevos ciudadanos con alto nivel intelectual, poseedores no sólo de la cultura del país, sino también conocedores de la realidad social general y capaces de formar al estudiantado como hombres y mujeres con identidad nacional y una vasta cultura general, todo lo cual exige un cambio en el modo de actuación profesional pedagógica.
  2. El proceso de enseñanza-aprendizaje de la historia debe transformarse de un modelo reproductivo a otro productivo, participativo, dialógico, de búsqueda de información, de reflexión, intercambio de ideas, desde metodologías más flexibles, interactivas y productivas. En ello desempeña un papel fundamental el profesor con su ejemplo, pues a partir de emplear adecuadamente los recursos de la investigación y las metodologías de enseñanza, puede lograr el interés de sus estudiantes por las temáticas, implicándolos en un proceso de búsqueda y procesamiento de información, participando de análisis críticos, valorativos, que les permitan tomar partido y fundamentar sus posiciones desde los fundamentos de las ciencias.

Bibliografía
Álvarez, C. (1989). Fundamentos teóricos de la dirección de proceso docente-educativo en la Educación Superior Cubana. La Habana, Cuba: Ministerio de Educación.
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* Licenciado en Ciencias de la Educación, opción Pedagogía. Estudiante del Programa de Maestría en Ciencias de la Educación. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”, La Habana Cuba.

** Lic. en Profesoral Secundaria Superior en Biología, M. Sc. En Educación, Dr. C. Pedagógicas, Profesora Consultante, profesora Titular de la Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”, La Habana, Cuba


Recibido: 06/10/2016 Aceptado: 26/01/2017 Publicado: Enero de 2017

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