ESTÉTICAS DEL MEDIA ART

ESTÉTICAS DEL MEDIA ART

José Luis Crespo Fajardo. Coordinado (CV)
Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca (Ecuador) Grupo de investigación Artana (HUM 55), Universidad de Sevilla (España)

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Notas sobre Dog in the cave. El arte del Paisaje Sonoro

José Luis Crespo Fajardo

Resumen:
Este capítulo trata sobre el proyecto de arte de grabación sonora titulado Dog in the Cave, publicado por el creador Atilio Doreste. En él se registran sonidos procedentes de distintos lugares de Canarias, recogidos especialmente en los antiguos y tradicionales caminos reales, muchos de ellos abandonados actualmente. De algún modo, este proyecto busca reivindicar el valor patrimonial de estos lugares, que son víctima de la indolencia institucional. Por otro lado, es una reflexión sobre la propia dificultad de la captura sonora en un entorno lleno de límites y fronteras impuestas por la propiedad privada.
 
Palabras clave: Arte, fonografía, soundwalking, paisaje sonoro, Canarias.

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1. Introducción

En estas líneas queremos referirnos al proyecto de grabación fonográfica titulado Dog in the cave, obra de Atilio Doreste, profesor titular de la Facultad de Bellas Artes de La Laguna (España). Doreste es un artista plástico interdisciplinar, especialmente interesado en la naturaleza y el paisaje, temática en la que se centra el grupo de investigación universitario que él mismo dirige: TAC. Taller de Acciones Creativas. Desde hace algunos años se ocupa con especial atención de cuestiones relativas al paisaje sonoro, desatancando en este sentido la puesta en marcha del proyecto de investigación SONAR:CC, y del congreso NODOS:ON, sobre Paisaje Sonoro, Creatividad y Patrimonio.

Dog in the Cave se encuadra en la serie de acciones de grabación de campo bautizada Límites y derivas, y en la actualidad se encuentra disponible en línea a través de la plataforma Greenfield Records. Su descarga es libre, y se adjunta un libro de fotografías efectuadas con cámaras analógicas que sirven como complemento visual a la escucha a la vez que suponen una suerte de making-of del proyecto.

2. El proyecto y la deriva

Nos encontramos ante una recopilación de escenas sonoras ocurridas en diferentes emplazamientos de la isla de Tenerife, en el archipiélago de Canarias. El foco de atención se dirige a los antiguos caminos reales, antaño vías principales que actualmente han devenido en rutas abandonadas, en ocasiones de difícil accesibilidad e invadidas por la maleza.

Además de los caminos, escuchamos en esta obra sonidos de remotos acantilados en la costa e inaccesibles montañas. Ruidos que acaecen en aquellos sitios que por lo general nadie tiene la fortuna de pisar. La deriva que ha llevado a Atilio a capturar sonidos en estos parajes extraordinarios nos hace recapacitar en lo que significa realmente conocer el lugar donde vivimos.

El arte de la grabación sonora es un género artístico de vanguardia. Aprehender el sonido en la naturaleza es una práctica con un gran sentido lírico, tanto que el arte de la deriva sonora podría considerarse un tipo de poesía geográfica. La deriva consiste en crear trazados e itinerarios en un mapa regido por la intuición y el devenir de los sonidos. Los caminos se surcan desde la percepción personal, incorporando la imaginación a la realidad objetiva. Las excursiones dadaístas, que eran paseos artísticos azarosos, fueron precursoras en la creación de este tipo de acciones. No obstante, serían los situacionistas quienes vendrían a acuñar el término dèrive, considerado éste como un acto artístico para  aprehender el territorio mediante el movimiento. Para la Internacional Situacionista la deriva era antes que un paseo casual, una búsqueda experimental: caminar como experiencia artística. Ellos fueron los primeros  en esbozar cartografías y diagramas de su deambular, creando psicomapas y estableciendo toda una psicogeografía. Los situacionistas creaban  ambientes singulares a los que daban rango artístico. Su idea era desarrollar una reflexión sobre los estímulos de la ciudad y la naturaleza, por lo que apostaban por incidir en la importancia de ser perceptivamente conscientes del entorno.

La deriva plantea una nueva situación del ser humano en el entorno natural. En este juego cartográfico, la reinvención de nuestras percepciones ante un territorio es la raíz de la acción artística. Averiguar la identidad de cada lugar puede lograrse a través de actos de interpretación y observación analítica. Es posible vislumbrar el espíritu del entorno, detectar las particularidades y transformaciones sonoras de la naturaleza, y crear un espacio para incorporar otra realidad

Para crear una cartografía sonora se recoge material documental: sonido, fotografía y video. Atilio Doreste subraya que en Canarias resulta complicado encontrar durante las derivas situaciones donde el sonido de capte con claridad y pureza. Todo se encuentra envuelto en una gran polución sonora y cada ruta se convierte en un ejercicio de asunción de la caótica realidad, llena de interrupciones. En los caminos reales, por ejemplo, es constante la presencia de ladridos de perros de vigilancia. Asomados a la vía, estos mastines se amarran a los muros y cercados de las propiedades como medida disuasoria.

3. Límites

Sin duda lo más complicado es seguir el movimiento del sonido sin invadir espacios privados. Captarlo con continuidad supone infringir límites y fronteras.

La delimitación del territorio durante la deriva, cuando nos movemos en base a nuestra percepción sensorial, se difumina a la hora de formular cartografías y mapas sonoros, los cuales dan a conocer principalmente sensaciones audibles presentes en determinadas áreas. La idea de Atilio Doreste es dejarse guiar por correlaciones acústicas, captar el sonido a modo de burbujas, independientemente de las demarcaciones del territorio establecidas por la propiedad privada.

Sin embargo, la experimentación obliga a ajustarse a todo tipo de delimitaciones y obstáculos. Los propietarios impiden con vallas y cercas el acceso terrestre, y por doquier encontramos signos de demarcación y alerta. En el campo descubrimos una naturaleza fragmentada en infinitas parcelas. A medida que las tierras se convierten en herencias, se despedazan y reparten sistemáticamente entre los familiares, que aspiran quizá a un terreno para una casa con jardín y huerto. Cada vez hay menos agricultores que valoran la posesión de tierras, y en general el campo se está abandonando paulatinamente.

Las primeras delimitaciones de terrenos, además de las surgidas por la geografía natural, se crearon de acuerdo a los llamados Caminos Reales. Estas rutas fueron establecidas por los pastores, que necesitaban que el ganado trashumara en otras tierras. En el siglo XVII la corona les concedió el reconocimiento real, con el fin de garantizar el transporte de población y mercancías.

Hoy en día la mayor parte de estas carreteras están olvidadas. Son lugares pintorescos y decadentes, cargados de un valor de antigüedad y un contenido de recuerdos que suscitan la reflexión del paseante. Desde un punto de vista político, es fácil apreciar que el descuido por parte del estado y las instituciones responde a la falta de interés, funcionalidad y beneficio de su mantenimiento. Los que fueran los antiguos vínculos de ligazón entre comunidades, ahora son corredores habitados por fantasmas y perros abandonados. Realmente el fonografista que captura sonidos en estos escenarios percibe la manifestación del pasado más vigente que cualquier otra presencia contemporánea de la sociedad.

Resulta desalentador pesar que la carga histórica de los caminos reales esté tan olvidada. Las viejas vías se encuentran engullidas por la vegetación y por toscos cercados que albergan aves domésticas o perros, en tanto las instituciones políticas ni siquiera se plantean renovar el desgastado pavimento.

Uno de los caminos recorridos por Atilio Doreste, y que da precisamente nombre a una de las pistas del álbum titulada El Camino de el Rey, contiene una historia de realidades superpuestas. En un recodo de la vía se encuentra una cueva que solía ser morada del último mencey, el rey de los guanches de Tenerife, antes de que los conquistadores de Castilla tomaran posesión definitiva de la isla. Hoy, este lugar es un redil olvidado y lleno de escombros. Su único habitante es un perro que no para de ladrar.

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Portada del álbum Dog in the Cave

En este emplazamiento se entremezcla la fría realidad de la indolencia humana con sentimientos de leyendas ancestrales. La sociedad se sume en un insaciable capitalismo que desestima la recuperación del pasado si no da réditos. Simplemente no se tiene consciencia del valor del recuerdo, que quizá es equiparado a la ingenuidad de un sueño o una fantasía. Y sin embargo el paisaje está lleno de memorias.

4. Naturaleza y tecnología

El proyecto se complementa con una serie de fotografías en blanco y negro que presentan algunos enclaves y paisajes recorridos. De algún modo son un una suerte de making-of, donde vemos a los miembros del grupo TAC recogiendo audio con micrófonos y otros dispositivos. Estas fotografías son digitales, pero también analógicas. En este sentido, la captura fotográfica pasa por una recuperación de la tradición, haciendo uso de cámaras antiguas: Lomo, Polaroid, Yashica Mat, Mamiya… Utilizar estos medios es una decisión personal, y encaja bien es todo este proyecto donde la razón práctica queda desplazada por la razón poética.

Aún así, el uso de dispositivos de grabación y de fotografía para acercarnos al entorno natural nos lleva a pensar que el ser humano es ya una especie ajena e independiente de la naturaleza. En realidad la sociedad se ha cultivado y ha ido avanzando a costa de abandonar la existencia silvestre. Ahora nos aproximamos a la naturaleza pertrechados de aparatos sofisticados como visitantes del futuro para decodificar sus secretos, los mensajes de un mundo al que ya no sabemos mirar a los ojos al mismo nivel, que no comprendemos del todo y que por eso necesitamos grabar y tratar de percibir con grabadoras, cámaras y medios ortopédicos, para terminar difundiendo esta información a través de internet y otros soportes digitales.

Visto desde esta óptica, el arte de la grabación sonora sería una magnifica declaración de lo totalmente ajenos y extraños que somos a la vida natural. Somos hijos de una sociedad tecnificada, inmersos en la complejidad de las ciudades.

Bibliografía:

A. DORESTE ALONSO. Dog in the Cave. Greenfield Recordings, 2012. En línea: http://gfrnetlabel.tumblr.com/post/39591348179/gfr-057-atilio-doreste-dog-in-the-cave (Última consulta 06/07/2013)
J. CERDÁ. “Observatorio de la transformación urbana. La ciudad como texto, derivas, mapas y cartografía sonora.” Arte y políticas de identidad. vol 7 (2012) pp. 143-161.
M. ANDUEZA OLMEDO. “A las ciudades se las conoce, como a las personas, en el andar. Orígenes de la instalación sonora en el espacio público en el marco del urbanismo y la sociología de los años 60.” Arte y políticas de identidad. vol 7 (2012) pp. 127-142.
M. MOLINA ALARCÓN. “El Arte Sonoro”. ITAMAR. Revista de Investigación Musical: territorios para el Arte, (2012) PUB & Rivera. Ed., Valencia.