GUÍA DE DISEÑO DE PROYECTOS SOCIALES COMUNITARIOS BAJO EL ENFOQUE DEL MARCO LÓGICO

GUÍA DE DISEÑO DE PROYECTOS SOCIALES COMUNITARIOS BAJO EL ENFOQUE DEL MARCO LÓGICO

Marco A. Crespo Alambarrio

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CAPÍTULO 6

CICLO DE VIDA DEL PROYECTO COMUNITARIO

ETAPA: EVALUACIÒN DEL PROYECTO

Han sido intentadas diferentes metodologías de evaluación de proyectos sociales, la mayor parte de ellas provenientes de organismos internacionales de ayuda y financiamiento a este tipo de intervenciones. Prácticamente, cada una de estas organizaciones ha formulado, explícita o implícitamente, la manera que considera correcta de evaluar este tipo de iniciativas. En este capítulo expondremos, en sus términos esenciales, el tipo de evaluación asociada al Ciclo del Proyecto, los criterios de evaluación de los proyectos sociales, y los elementos básicos de un Plan de Evaluación Ex-post.

CONCEPTO DE EVALUACIÓN.
A los efectos prácticos, la evaluación se considera la etapa final del Ciclo del Proyecto Comunitario, aun cuando en realidad se trata de un análisis trasversal que ocurre, básicamente, durante todo el ciclo, e incluso, después de varios años de completada la ejecución. Normalmente, la evaluación es un proceso que atañe a los responsables del proyecto; pero, igualmente, puede ser realizada por personas no involucradas o no ligadas directamente con la intervención. En todo caso, la evaluación no tendría sentido, si los responsables del proyecto o quienes tienen capacidad de decisión, no cuentan con los procedimientos operativos para introducir eventuales cambios en el diseño y en la ejecución de la intervención, ni para asimilar las enseñanzas que la evaluación recomiende.
Para la PLATAFORMA ONG DE ACCIÓN SOCIAL, la evaluación es una herramienta sistemática, que con base en unos criterios y a través de unas técnicas, mide, analiza y valora unos diseños, procesos y resultados, con el fin de generar conocimiento útil para la toma de decisiones, la retroalimentación, la mejora de la gestión y el cumplimiento de unos objetivos.1

El elemento básico de la definición gira en torno a la valoración de una intervención, comparando lo realizado (situación real) con lo programado (situación prevista), cuantificando la diferencia y analizando su causa. Se trata, en concreto, de un proceso de comparación como se muestra en la Figura 21. Este proceso debe ser objeto de una planificación, al igual que el Monitoreo, cuyas acciones se concretan en el Plan de Monitoreo y Evaluación.

UTILIDADES DE LA EVALUACIÓN.

EADE, D. y WILLIAMS, S. (1995) considera  los siguientes beneficios de una evaluación: 

  • Ayudar a aconsejar a los que toman decisiones y a mostrar el camino.
  • Ayudar a entender lo que funciona mejor de modo de usar recursos del modo más efectivo.
  • Reconsidera, a la luz de la experiencia, la validez de los supuestos de la Matriz de Planificación.
  • Indica qué puntos de vista internos pueden ser ofrecidos para mejorar una práctica y una política de desarrollo más amplia.

Es de observar, que en los proyectos comunitarios la evaluación debe ser participativa, en la medida que la responsabilidad no recae tanto o solamente en los responsables del proyecto, sino que es compartida con los propios beneficiarios, quienes constituyen el agente principal en la recolección de datos y su interpretación, y en la proyección de las recomendaciones para el futuro. De esta forma, se pretende reducir a un mínimo la distancia existente entre el evaluador y los beneficiarios.

DIFERENCIAS ENTRE MONITOREO O SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN.

La evaluación en los términos y forma que se explica en este capítulo, se diferencia del monitoreo -también denominado seguimiento-, según apuntan ORTEGÒN, PACHECO y PRIETO (ILPÊS, 2005), en el Recuadro 3:

A manera de complemento de las diferencias entre monitoreo y evaluación descritas en el recuadro, habría que añadir, por una pate, que el monitoreo no debe considerarse simplemente como la revisión de los avances de la implementación de acciones y actividades, sino que, necesariamente, ha de relacionarse con el logro de los objetivos. No se trata, entonces, de preguntarnos si estamos emprendiendo las acciones previstas; sino cuánto estamos avanzando para lograr esas acciones. Por otra parte, el monitoreo interviene en los niveles de Componentes y Actividades de la Matriz de Planificación, mientras que la evaluación interviene en los niveles de Fin y Propósito. 

Otra forma de diferenciar el monitoreo de la evaluación consiste en el significado de ambos términos, con relación a elementos como: objetivo, indicadores, aspectos a considerar, frecuencia, fuentes y responsables, tal como lo muestra el Cuadro 15.
  
    No obstante las diferencias entre monitoreo y evaluación antes explicadas, los objetivos de ambos procesos son muy similares, en cuanto  proporcionan información útil para la toma de decisiones acertadas, mejorar el desempeño y alcanzar los resultados planeados. Es por ello, que el monitoreo y la evaluación se consideran procesos interrelacionados, aun cuando en la práctica se separen.

A lo expuesto se agrega, que si bien el monitoreo o seguimiento permite describir y calificar el cumplimiento del programa o proyecto, en los términos contenidos en el Plan Operativo, durante la Ejecución, la evaluación determina si dicho cumplimiento ha conducido al logro de los efectos, o ha producido el impacto deseado por la intervención.

TIPOS DE EVALUACIÓN.

Según se ha indicado, la evaluación es un proceso que ocurre durante todas las etapas del Ciclo del Proyecto; no obstante, su significado difiere según la etapa en la que se realice: si es durante el Diseño-formulación, proporciona los criterios de decisión para justificar la realización de un proyecto específico; si se aplica durante la Ejecución e inclusive habiendo ésta concluido, permite determinar el grado de alcance de los objetivos perseguidos, y sus correspondientes costos. Sin embargo, expertos en la materia no han podido llegar a elaborar una tipología común de evaluación aplicable a las diferentes clases de proyectos, incluyendo los proyectos sociales. Ello se confirma en la opinión de la PLATAFORMA ONG de ACCIÓN SOCIAL (2003): “el proceso de definición del modelo de evaluación más adecuado, para cada organización, constituye un proceso original que no puede ser mecánicamente replicado”. A pesar de ello, se ha creado una tipología de uso generalizado que se basa en tres criterios: propósito de la evaluación, temporalidad (momento en que se lleva  a cabo) y procedencia de los evaluadores.

  • Evaluación según el propósito.

Según el propósito que se establezca, existen dos tipos de evaluación:

  • Formativa: la que tiene por objeto mejorar el desempeño y evaluar el cumplimiento del proyecto, como base para realizar modificaciones durante el ciclo de la intervención. Se realiza durante la etapa de Diseño-formulación o en la Ejecución.
  • Sumativa: se utiliza para emitir juicios sumarios y llegar a conclusiones sobre un proyecto y/o mejorar futuros proyectos, en relación con la efectividad. Se lleva a cabo, en general, al concluir la ejecución del proyecto o varios años después, si es una evaluación ex-post o de impacto, a fin de apreciar su eficacia y repercusiones.

Cabe destacar, que ambos tipos de evaluación no se consideran enfrentados u opuestos; se trata, conceptualmente, de un único proceso que, a partir del momento o necesidad de aplicación, adopta funciones diferentes; no obstante, se podría resumir la diferencia entre una y otra forma de evaluación, diciendo que la evaluación formativa se aplica sobre el proyecto mismo que se estudia, mientras que la sumativa intenta ser útil para todas las intervenciones que posean metas similares.

  • Evaluación según la temporalidad.

De acuerdo con la temporalidad o momento en que se realiza la evaluación, pueden distinguirse cuatro momentos evaluativos: antes de comenzar la ejecución, durante la ejecución, en el momento de conclusión de los trabajos o transcurrido un período después de la ejecución, los cuales dan origen a otros tantos tipos de evaluaciones, como son:

  • Evaluación ex-ante o previa: es la evaluación de las necesidades y potencialidades de la comunidad que se realiza durante la etapa de Identificación, unida a una estimación de los efectos del proyecto antes de que aparezcan o se materialicen. Incluye, además, la valoración de los problemas identificados, la población objetivo y otros elementos presentes en el diagnóstico comunitario participativo. Su objetivo básico es constituir elemento guía para establecer prioridades, establecer objetivos y tomar decisiones sobre la conveniencia técnica, económica y social de llevar adelante el proyecto, en especial, cuando éste podría competir con otros por financiamiento.

Cuando se trata de proyectos económicos como los socioproductivos, llevados adelante por las Comunas, la evaluación ex-ante incluye el costo-beneficio, el cual consiste, fundamentalmente, en analizar, en cada momento o fase del proyecto, el nivel de costes y beneficios económicos, comparando uno y otro nivel, a los efectos de determinar la oportunidad y la rentabilidad del proyecto.

  • Evaluación intermedia, concurrente o simultánea: se desarrolla durante la Ejecución del proyecto, apoyándose en los datos que proporciona el Monitoreo, para evaluar resultados parciales y su avance, en términos de eficacia y eficiencia, es decir, se ejecuta el proyecto de manera eficaz (logrando los resultados esperados) y valorando los recursos utilizados. Ello permite, de ser necesario, reprogramar e ir corrigiendo, sobre la marcha, los posibles errores y dificultades que se vayan detectando en la ejecución de las actividades. Básicamente, la evaluación intermedia consiste en un análisis de los indicadores y supuestos de la Matriz de Planificación del Proyecto, para identificar fallas en el Diseño-formulación y en el Plan Operativo.
  • Evaluación Post:corresponde con la finalización inmediata de la ejecución del proyecto, detectando, registrando y analizando los resultados inmediatos esperados (en caso negativo: ¿por qué?).
  • Evaluación Ex-post: se realiza una vez terminada la ejecución del proyecto, sobre la base de datos reales, para medir el nivel de logro del Propósito definido en la Matriz de Planificación del Proyecto, o tiempo después (meses, años) de haber concluido la ejecución para medir el Fin descrito en dicha matriz, respecto a los resultados, tanto mediatos, como alejados, consolidados en el tiempo2 , por lo que también se le conoce como evaluación de resultado o de producto. La evaluación ex-post se basa en el hecho de que la valoración de los efectos del proyecto, el cumplimiento efectivo de sus objetivos, así como la capacidad de la comunidad para mantener los beneficios en el tiempo, sólo podrán ser analizados con rigor, en un momento posterior a su finalización. Es por ello que en este tipo de evaluación se determina, sistemática y objetivamente, la pertinencia de sus objetivos y su grado de realización, la eficiencia en cuanto al desarrollo, la eficacia, el impacto y la viabilidad, así como todas las actividades  desarrolladas a la luz de los objetivos planteados en el proyecto. Ello resulta aún más cierto en el caso de los proyectos de carácter social, y en aquellos que comportan un elevado grado de transferencia de conocimientos.
  • Evaluación según procedencia de los evaluadores.

Según la procedencia de los evaluadores, la evaluación puede ser:

  • Externa: cuando los responsables de efectuar la evaluación son extraños a la institución que ha planificado y ejecutado el proyecto. Cuando se trata de proyectos comunitarios la evaluación podría ser hecha por la institución que ha financiado el proyecto.
  • Interna: es la que realiza personal perteneciente a la propia institución, que no ha intervenido directamente en el proyecto. En los proyectos comunitarios, este tipo de evaluación podría ser hecha por un equipo designado por la Asamblea de Ciudadanos y Ciudadanas o por la Contraloría Social, siempre que los integrantes del equipo tengan conocimientos de este tipo de actividad.
  • Mixta: también denominada coevaluación, pretende ser una combinación entre los dos tipos antes descritos. Se trataría de efectuar tanto la evaluación interna como la externa para, posteriormente, contrastar los datos procedentes de ambas y dar cuenta de las divergencias y concordancias. De este modo, quedarían superados los problemas de ambos tipos de evaluación; subyace, sin embargo, la desventaja de los altos costos, por lo que se reserva  únicamente para casos especiales.

TIPOS DE EVALUACIÓN ASOCIADA AL CICLO DEL PROYECTO.

La evaluación según su propósito y temporalidad, se puede asociar al  Ciclo del Proyecto, en sus diferentes etapas, como se muestra en la Figura 22.
 
CRITERIOS DE EVALUACIÓN DE LOS PROYECTOS SOCIALES.

Se dijo al inicio del capítulo, que la evaluación es un proceso de análisis y valoración de una intervención, mediante la cual se realiza una comparación entre lo realizado y lo programado. Para ello, la evaluación utiliza criterios y técnicas, que permitan obtener resultados fiables y suficientes para la toma de decisiones, por parte de los responsables del proyecto. Esto, sin embargo, no sería posible, si previamente el proceso evaluativo no es objeto de un diseño o de un plan en el cual se defina, de manera precisa, lo que se está evaluando y se tomen decisiones sobre elementos clave, entre ellos: 
El contexto donde opera la evaluación: escenarios políticos, cultural e institucional, lo cual puede ofrecer pistas esenciales sobre cómo diseñar y realizar mejor la evaluación para asegurar la imparcialidad, credibilidad y utilidad de resultados.

El propósito de la evaluación: se refiere a la necesidad que satisfará la evaluación. Al enunciar el propósito se dejará claro: ¿Por qué se realiza? ¿Quién usará la información? ¿Qué información se necesita? y ¿Cómo será utilizada la información? El propósito y el momento en que se realiza la evaluación deberán ser establecidos al desarrollar el Plan de Evaluación. Un ejemplo de propósito sería el siguiente: la evaluación se realizará a petición del órgano de financiamiento del proyecto social, para proporcionar información sobre la marcha de la implementación de la intervención, a fin de asegurar la rendición de cuentas respecto a los gastos realizados hasta la fecha, y la entrega de los productos, de forma que la gerencia pueda hacer las correcciones que considere oportunas a medio curso.

Objetivo de la evaluación: es la enunciación de lo que se hará a través de la evaluación para lograr el propósito definido. Puede ser un objetivo o varios, pero provenientes siempre del propósito y centrados en las decisiones que se necesitan tomar. Serían ejemplos de objetivos: lograr la eficiencia con que se están logrando los bienes y servicios que integran los Componentes del proyecto.

Criterios transversales de evaluación: toda evaluación debe estar basada en criterios transversales, conocidos como “criterios de valor”,  principios, normas o ideas de valoración en relación a los cuales se emite un juicio valorativo sobre el objeto evaluado. Estos principios deben estar  adaptados a la naturaleza relativa de cada evaluación, y a las particularidades del programa o proyecto de que se trate.

Cuando se pretende establecer o construir criterios de valor de una evaluación de programas o proyectos sociales, apunta MARCE MASA CARREÑO (2011), se tomará en cuenta, no sólo que estos criterios dependen, en buena medida, de los objetivos de la evaluación establecidos por el equipo responsable del proyecto o por las agencias o entes de financiamiento, según el caso, sino también el hecho de que no todas las evaluaciones contemplan todos y cada uno de los criterios de valor; en otras palabras, no en todas las evaluaciones se pueden aplicar, en la misma profundidad, los criterios de valor estándar, pues habrá que tener presente la fase de desarrollo en la que se encuentre el  programa o proyecto a evaluar. Por eso, será diferente la aplicación del conjunto de los criterios de valor establecidos, durante las evaluaciones ex-post, intermedia o ex-ante.

Los criterios de evaluación de proyectos sociales, que se describen a continuación, son los propuestos por la OCDE/CAD, por ser aquellos sobre los cuales existe mayor consenso. Para ello partimos del concepto de evaluación dada por la citada OCDE/CAD, en su glosario:

La evaluación es la apreciación sistemática y objetiva de un proyecto en curso o concluido, de un programa o una política, su diseño, implementación y resultados. El objetivo es determinar la pertinencia y el cumplimiento de los objetivos, la eficiencia, eficacia, el impacto y la sostenibilidad del desarrollo.

Eficacia: es una medición del grado en el que se han logrado los objetivos establecidos o previstos en el proyecto. La valoración de la eficacia está relacionada con la temporalidad de la evaluación. En la evaluación ex-ante, el criterio de evaluación eficacia se realiza de manera potencial o prospectiva. Por el contrario, en el caso de la evaluación de proyectos en desarrollo (intermedia) o ex post, la medición o comprobación del grado de eficacia, como criterio de valor establecido en la evaluación es un hecho que ya se realiza sobre actuaciones concretas, tangibles, fundamentadas sobre indicadores cuantitativos y/o cualitativos que posibilitan estimar el grado de consecución de los objetivos establecidos.

Eficiencia: es la relación existente entre los resultados obtenidos y los costes y/o recursos económicos consumidos o desarrollados. Es un criterio estándar o transversal de valoración de los proyectos sociales, si se toma en cuenta que se aplica con independencia si se trata de una evaluación ex-ante, intermedia o ex-post. Incluye diversos elementos de la dimensión económica, motivo por el cual no resulta sencilla su aplicación a las intervenciones de  tipo social.

Pertinencia: Se entiende por pertinencia el grado de adecuación del proyecto o programa social evaluado a la naturaleza, características o elementos  centrales del hecho, fenómeno o ámbito de lo social sobre el que se pretende intervenir, se encuentra interviniendo o ya se ha intervenido. La valoración de la pertinencia del proyecto se pregunta si se han cubierto las necesidades de los beneficiarios después haber éste finalizado. Es decir, si existe una relación congruente entre la percepción de los que se necesita, según lo han previsto los responsables del proyecto, y la realidad de lo que se necesita desde la perspectiva de los beneficiarios a los que está destinada.

Sostenibilidad o viabilidad: mide el grado en el que los beneficios de las iniciativas continúan, una vez que ha terminado el proyecto, y ha concluido el apoyo institucional y financiero de la agencia de financiamiento. Por eso se dice que un proyecto es sostenible si sus efectos son capaces de mantenerse por sí mismos en el tiempo. La sostenibilidad es un criterio de vital importancia en la evaluación ex post, dado que el objetivo de la intervención debe ser siempre trasladar capacidades a la población beneficiaria y sus organizaciones.

Impacto: Este criterio apunta a la valoración de todos los efectos directos y/o indirectos, positivos o negativos, esperados o no, que el programa o proyecto tendría (ex-ante), viene teniendo (intermedia) o ha tendido (ex post), sobre la población beneficiaria. Se trata de una medición más amplia que la eficacia, dado que trata de observar además de los resultados o efectos conseguidos positivos y esperados, los no esperados y los negativos.

PLAN DE EVALUACIÓN.

El presente diseño de Plan de Evaluación se refiere a la evaluación ex-post, que como se ha dicho se realiza inmediatamente o tiempo después de haber concluido la ejecución del proyecto social. Cuando se inicia la elaboración de este plan existen ciertas preguntas que deben ser respondidas. La primera de ellas es: ¿Cuándo se realiza la evaluación? Una vez que se ha obtenido una respuesta, se formulan otras como las siguientes: ¿Por qué se realiza? ¿Quién va a ponerla en marcha y a quién interesa sus resultados? ¿Desde qué modelo la aplicamos y con qué herramientas? ¿Cómo se recoge la información y con qué medios? ¿Cuánto va a costar? Las respuestas que se obtienen dan origen a lo que se denomina Términos de Referencia, que constituye la primera fase del Plan de Evaluación, seguida de otras fases como la recogida de la información como trabajo de campo, el análisis y procesamiento de la información, y la elaboración del informe final. 

¿Cuándo evaluar?

Cuando se decide elaborar un plan de evaluación, lo primero en considerar en el Ciclo del Proyecto, es el momento apropiado para realizar la evaluación ex-post. A este respecto, apunta LARA GONZÀLEZ (2005), se presentan tres posibilidades:

  1. Que la necesidad de efectuar una evaluación posterior al proyecto y de realizar un monitoreo permanente, se establezca al inicio del proyecto. En el caso de los proyectos comunitarios, el momento apropiado sería en las etapas de Identificación y Diseño-formulación del Ciclo del Proyecto. De ser así, la evaluación le corresponde a los responsables del proyecto (Consejo Comunal respectivo).
  1. Que la decisión de realizar una evaluación ex-post se haga al final del proyecto, esto es, una vez que la intervención ha terminado. Suele ocurrir así cuando la intervención ha resultado exitosa, lo que justifica compartir la experiencia y los éxitos de la misma. En este caso, la evaluación podría ser hecha por el órgano o ente que financió el proyecto.
  1. Que la decisión de evaluar no está ligada al proyecto y su ciclo de gestión, sino más bien a un interés particular de los  involucrados, tanto directamente ligados al proyecto, como a los órganos o entes de financiamiento, cuando lo que desea no es valorar el cumplimiento de los objetivos al final o inmediatamente posterior a la ejecución de la intervención, sino extraer aprendizajes que puedan ser generalizados a situaciones similares, o servir de fuente de información, para definir un cambio de estrategia de los donantes o de los mismos responsables del proyecto.  En este caso, se trata de una evaluación de corte transversal o de impacto.

TÉRMINOS DE REFERENCIA.

Los términos de referencia son una descripción de lo que se desea con la evaluación. Ellos establecen una definición clara de hacia dónde deber ir dirigida la evaluación.

Siguiendo al CAD (Comité de Ayuda al Desarrollo), los elementos más importantes de los Términos de Referencia son:

  1. Definir los antecedentesdel proyecto y, en consecuencia, los objetivosde la evaluación.

Ante todo es necesario tener conocimiento de los antecedentes del proyecto a ser evaluado, su contexto, objetivos, población beneficiaria, cobertura geográfica, metas, logros esperados y Plan Operativo, este último, a los efectos de su ejecución. Sobre la base de esta información, se responde a las preguntas ¿Por qué realizamos la evaluación? y ¿Para qué nos servirá? Las respuestas a estas preguntas nos guiarán en la definición del objetivo de la evaluación, sin el cual será difícil determinar la dirección de los esfuerzos, recursos y metodologías para poder realizar todo el proceso de medición, y la determinación del número de indicadores a ser utilizados.

  1. Determinar las personas o entidades interesadas en la evaluación.

Los resultados de la evaluación ex-post interesa a diferentes personas y entidades, desde la comunidad donde se ejecuta el proyecto hasta los órganos y entes de financiamiento. En el caso de los proyectos comunitarios, la evaluación es particularmente importante para el consejo comunal responsable del proyecto, en especial para los miembros de la Contraloría Social, por ser la instancia a quien le corresponde ejercer el seguimiento, vigilancia, supervisión y control de la ejecución de este tipo de proyectos.  

  1. Nombrar los responsables de la evaluación.

Se debe establecer con precisión las personas que van a estar a cargo de la evaluación, en su puesta en marcha, ejecución y presentación de resultados. La selección de estas personas depende del tipo de evaluación: interna, externa, mixta o participativa.

Cuando el proyecto se diseña bajo el enfoque del Marco Lógico, habría que seguir las pautas de esta metodología para todas las etapas del Ciclo del Proyecto.

  1. Seleccionar el modelo de evaluación.

Debe elegirse un modelo de evaluación por parte de los responsables del proyecto, preferiblemente el mismo que se ha implementado durante la ejecución y el seguimiento de la intervención. En el caso de los proyectos comunitarios, se aconseja seguir las pautas del enfoque del Marco Lógico, en todas las etapas del Ciclo del Proyecto.

  1.  Definir la información necesaria para la evaluación.

Para LARA GONZÀLEZ (2005), realizar evaluaciones implica disponer de información en torno a diversos aspectos del programa o proyecto finalizado. Es necesario concretar qué información se requiere y qué variables serán analizadas y a qué nivel. La tarea de seleccionar la mejor información debe estar guiada por tres cuestiones prácticas: 1)Si existen algunos datos relevantes ya recogidos; 2)Si existen fuentes de información fidedignas y, 3)Si están disponibles.

La información puede provenir de diferentes fuentes, entre las cuales, las más comunes son las primarias y las secundarias. Las primeras son aquellas que proporcionan datos generados por el propio equipo evaluador y recolectado por medio de instrumentos diseñados para ese propósito, según el tipo de proyecto de que se trate.

Las fuentes secundarias son las constituidas por toda la documentación existente en el entorno del proyecto, y que pueden aportar datos relevantes, sin necesidad de instrumentos especiales de recolección. Por ello es necesario tener claro qué es lo que se va a evaluar y a qué fuentes se va a recurrir para obtener dicha información. En el caso de evaluar desde la metodología del Marco Lógico, el punto de partida para el análisis puede ser las variables de la Matriz de Planificación, es decir, los resultados y objetivos de la misma.

  1.  Elegir la metodología para recoger la información.

La metodología para la recolección de la información durante el trabajo de campo, se elige con base en los propósitos de la evaluación, los recursos y el tiempo disponibles. A veces resulta útil la triangulación, es decir, confirmar los datos o la información suministrada por un método con otro.

Hay que determinar cómo se recogerá la información necesaria y qué instrumentos se van a utilizar. En ello influye el indicador a ser utilizado, sea cualitativo, cuantitativo o ambos. El método cuantitativo aporta información objetiva y fiable, que permite generalizar los resultados a una población mayor, siendo el más utilizado el cuestionario estandarizado, que se administra a una muestra aleatoria de individuos o familias, de una población objetivo. Los métodos cualitativos se centran en la interacción directa y profunda con los beneficiarios y proveen datos abundantes y detallados. Entre los métodos cualitativos de mayor aplicación se encuentran los grupos focales, las entrevistas con la comunidad o con informadores clave y la observación.

  1. Diseñar el Cronograma.

Las acciones a realizar en la evaluación se organizan con base en la temporalidad, por medio de un cronograma que contiene la planificación de las actividades día a día, y muestra qué hay que hacer, por qué y cuándo.
El cronograma puede presentarse en un cuadro de doble entrada, en el cual se señalen, en el eje de las columnas, las actividades a realizar y, en el eje de las filas, la temporalidad que haya sido seleccionada: días de la semana, semanas u otra que se estime conveniente,

  1. Elaborar el Presupuesto.

Por último, una vez definidas las actividades de la evaluación, se estiman los costos, que se integran en el presupuesto y la forma o logística cómo se va a ejecutar dicho presupuesto (permisos, espacio disponible para trabajar y realizar entrevistas individuales y grupales, equipo técnico, medios de transporte, entre otros).

INFORME DE EVALUACIÓN.

Una vez concluida la evaluación, debe redactarse un informe organizado, en el cual se presenten los resultados, las lecciones aprendidas y las recomendaciones principales, de tal modo que los responsables del proyecto puedan discutirlo para la toma de decisiones a que hubiere lugar.
La forma de estructurar y presentar el informe es diferente, según el destinatario y el uso del cual será objeto. Existirán informes más extensos o más formales que otros, en respuesta a diferentes intereses.  En todo caso, el informe evaluativo no debe ser demasiado extenso, estar escrito en lenguaje sencillo y comprensible, evitando palabras técnicas y frases demasiado largas. Se resaltarán las ideas principales acompañadas de gráficos, tablas y otros apoyos visuales, tratando de presentar el documento a tiempo real, de manera que los datos sean recientes. Si existieren formatos propios de los órganos y entes financieros, para la presentación del informe, deberán utilizarse de manera obligatoria, de lo contrario, el equipo responsable del proyecto –o el equipo evaluador, según el caso- elaborará su propio formato 3.

1 A manera de referencia, la Ley Orgánica de Planificación Pública y Popular de Venezuela, define así evaluación de proyectos (Art. 5): “proceso por el cual se determina el establecimiento de cambios generados por un proyecto, a partir de la comparación entre la situación actual y el estado previsto en su planificación”. De esta manera, apunta la Ley, “se intenta conocer si un proyecto ha logrado cumplir sus objetivos y metas, o determina el grado de capacidad para cumplirlos”.

2 El BID recomienda que esta evaluación se haga 1 a 3 años después de la terminación del proyecto

3 El lector interesado en un esquema para la presentación de un informe evaluativo, puede consultar los distintos modelos que presenta Lara González (2005), en la tercera y última parte de su libro (ver bibliografía).