LOS COMPONENTES ÉTICO-POLÍTICOS EN LA IDEOLOGÍA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA: FORTALEZAS Y DEBILIDADES (SEGUNDA PARTE)

LOS COMPONENTES ÉTICO-POLÍTICOS EN LA IDEOLOGÍA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA: FORTALEZAS Y DEBILIDADES (SEGUNDA PARTE)

Raúl Quintana Suárez (CV)
Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona

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Referencias bibliográficas.

(1)  Caballero, José Agustín. "Exposición a las Cortes Españolas. Bases para una Constitución de la Monarquía y sus colonias"). Tomado de: Electivismo e Independentismo en el pensamiento cubano del siglo XIX.  Rita Mª Buch Sánchez. Conferencia dictada en el Aula Magna de la Universidad de la Habana el 18 de noviembre de 2010.
(2) Fernando Ortiz. Los factores humanos de la cubanidad, en Etnia y Sociedad. La Habana. Editorial Ciencias Sociales, 1983.
(3) Consultar la obra de José Luciano Franco. Ensayos históricos. Esquema de los movimientos populares de liberación nacional (1511-1868). Páginas 18 y 19.
(4)   Fuente: EcuRed.cu
(5) Inspirada ideológicamente en la revolución haitiana a la misma se adhirieron negros y mestizos radicados en Cuba, que inmigraron de Haití, países latinoamericanos y  Estados Unidos  sobre la mayoría de los cuales pesaban, por sus ideas,  órdenes de expulsión. El movimiento logró atraer a algunos criollos blancos a través del catalán Pedro Huguet, quien al igual que Aponte, había tomado parte en la conspiración de Román de la Luz. Era su propósito desatar la revolución el 6 de enero de 1812 que  debía coincidir con la llegada de un buque haitiano contratado por Herrera, con 300 fusiles y municiones, a cierto punto de la costa norte de Camagüey. Por diversas razones, el levantamiento general fue pospuesto, pero el 15 de marzo de 1812, la dotación del ingenio Peñas Altas, en Guanabo, liderada por Juan Barbier se sublevó anticipadamente y prontamente es sofocada. Sus principales líderes, producto de una delación, son encarcelados, sometidos a juicio y ejecutados. En La Habana, Aponte y ocho de sus seguidores son  ahorcados el 9 de junio de 1812.
(6) Corría el año 1823 bajo el mando del general Vives, cuando la logia francmasónica de los Soles y Rayos de Bolívar de acuerdo con otras sociedades secretas de la isla organizó una conspiración. Orientada a crear en Cuba la República de Cubanacán con la ayuda de Venezuela y Colombia, tuvo entre sus principales dirigentes al colombiano José Fernández la Madrid, último presidente de la primera república de Colombia; el ecuatoriano Vicente Rocafuerte, quien sería en 1835 presidente de su país; el escritor peruano Manuel Lorenzo Vidaurre, y el argentino José A. Miralla, muerto en México mientras preparaba una expedición a Cuba, quienes en el momento de ser descubierta la misma se encontraban fuera de la Isla, por lo que se ha señalado como su jefe, al habanero José Francisco Lemus, coronel del ejército colombiano. En 1817, Lemus había entrado en contacto, en Filadelfia, con los representantes colombianos ante el gobierno de Estados Unidos, Gual y Torres, quienes lo comisionaron para preparar en Cuba una insurrección en apoyo a la invasión que debía llevar a cabo un ejército bolivariano de 3 000 hombres al mando del general Manrique. Lemus comenzó a conspirar en Cuba en 1822 con la colaboración del oficial colombiano Barrientos, utilizando como subterfugio las reuniones de la logia masónica, “Los Soles” creada por él, y como procedimientos los toques, señales, rituales y jerarquías de la masonería. Cada afiliado –Sol-, antes de convertirse en Rayo debía reclutar a no menos de siete nuevos adeptos con quienes mantenía vínculos, lo que compartimentaba en cierta medida la conspiración. La conspiración “Rayos y soles de Bolívar” fue uno de los intentos prematuros de lograr la independencia de Cuba. Durante la segunda mitad de 1822 y los primeros meses de 1823, el movimiento se extendió desde La Habana a Matanzas, las Villas y Camagüey, vinculándose con otras logias y organizaciones secretas, como los Caballeros Racionales de Matanzas y la Cadena Triangular de Puerto Príncipe. Su plataforma política logró atraer a sus filas a numerosos criollos ilustres, como Miguel Teurbe Tolón; José María Heredia; el abogado Martín de Nueces; José M. Oro, propietario de la imprenta Filantrópica o Tormentaria; Mariano Seguí y otros, entre los cuales figuraban jueces, sacerdotes, oficiales de la milicia y pequeños propietarios. A lo largo de casi cuatro años de trajines conspirativos, acopiaron armas y municiones, diseñaron su bandera y publicaron varias proclamas firmadas por Lemus como generalísimo, jefe de las primeras tropas republicanas de Cubanacán, en las que explicaban los objetivos políticos del movimiento.
La organización había sido penetrada desde 1821 por los servicios de inteligencia del capitán general Nicolás Mahy. Los arrestos comenzaron el 14 de agosto de 1824 y cinco días más tarde, Lemus fue apresado en Guanabacoa. La causa involucró a 602 acusados, pero el capitán general, actuando con gran tacto, decidió evitar efusiones de sangre que trajeran males mayores. Lemus y Peoli fueron remitidos a España a disposición del gobierno, otros conspiradores fueron condenados a gruesas multas y no pocos, como Heredia, Francisco Agüero, Andrés Manuel Sánchez, José A. Iznaga, Gaspar Betancourt Cisneros, José A. Arango y otros, lograron escapar al extranjero. 
(7) Organización político-militar constituida el 30 de mayo de 1823 en Veracruz, México,  por el patriota y  presidente de esa nación Guadalupe Victoria, bajo la forma de logia masónica, con el propósito de coadyuvar a la liberación de América y de preservar su independencia frente a los intentos españoles de reconquista. En México, contó con el apoyo de numerosos exiliados criollos, tales como Antonio Abad Iznaga, Miguel Teurbe Tolón, Roque de Lara, Pedro Lemus y otros, muchos de los cuales habían escapado de Cuba a raíz del fracaso de la Conspiración de Soles y Rayos de Bolívar y creado, el 4 de julio de 1825, la Junta Promotora de la Libertad de Cuba. La fundación de la Gran Legión del Águila Negra en Cuba se atribuye al ex sacerdote betlemita habanero Simón Chávez y también al prestigioso abogado capitalino Manuel Rojas. Aunque por el secreto de su organización no dejó abundantes evidencias materiales, se sabe que ganó prosélitos entre criollos de valor, inteligencia y elevada posición social de toda la Isla. En sus planes figuró provocar un levantamiento armado en coordinación con diferentes expediciones procedentes del exterior, como la que tuvo lista, cuando era gobernador del estado libre de Yucatán, el general mexicano Santa Ana quien pretendía asaltar sorpresivamente el castillo de la Cabaña, para dar inicio a una revolución separatista que abriera la posibilidad de fundar en Cuba una república independiente o anexada a México, ninguna de cuyas opciones convenía al gobierno de losEstados Unidos.
En diciembre de 1829, el ministro español en Washington el informó a Dionisio Vives la participación en el movimiento del carpintero nativo de Nueva Orleans y radicado en La Habana, José Julián Solís, quien al ser arrestado, confesó todo lo que sabía, inculpando así a sus iniciadores y a numerosos complotados de La Habana, Matanzas, Puerto Príncipe y Santiago de Cuba. 
(8)   (Félix Varela.  Tranquilidad de la Isla de Cuba. El Habanero. 1824. Obras. Biblioteca de Clásicos Cubanos. Volumen II. Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz. Universidad de La Habana. 2001. Editorial Imágenes. Páginas 175 y 176.
 (9) Supuesta conjura abolicionista, usada como pretexto por las autoridades coloniales españolas de Cuba, para reprimir en 1844 a los esclavos y a los elementos abolicionistas. Los inicios de la década del 40 del siglo XIX continúan la época de auge de la plantación esclavista azucarera, sostenida por el acrecentamiento numérico de las entradas de esclavos en Cuba, junto con las presiones internacionales sobre la dominación española y el mantenimiento de la trata y de la propia servidumbre. Desde antes, el gobierno británico impulsaba el abolicionismo para tratar de lograr el renacimiento de sus posesiones antillanas frente a la competencia cubana, mientras que en Estados Unidos, atenazado por el conflicto entre el sur esclavista y el norte abolicionista, aumentaba el interés por anexar la Isla e inclinar la balanza en favor de los estados sureños. En 1840 aumentaron las presiones de los británicos sobre Madrid hasta obtener el nombramiento del general Gerónimo Valdés, considerado un simpatizante de la abolición, como capitán general, mientras que David Turnbull, a propuesta de la Sociedad Abolicionista Inglesa, era designado cónsul y superintendente de libertos en La Habana. Valdés modificó su punto de vista y se alineó a los plantadores cubanos, ante sus protestas por las acciones del cónsul y sus amenazas anexionistas. Turnbull fue expulsado de la Isla en 1842, tras la detención de varios abolicionistas blancos y negros libres, acusados de promover insurrecciones de esclavos. Desembarcó ese mismo año por Gibara acompañado de varios negros, luego fusilados, fue detenido y deportado desde La Habana. Se estima que aquella fue la más terrible represión de la vida colonial cubana, pues varios miles de personas fueron encausadas y condenadas, muchas de ellas sometidas a crueles suplicios y varios cientos resultaron ejecutados o murieron en la cárcel o por las torturas. Los objetivos represivos se alcanzaron plenamente. Se trataba, por un lado, de detener el auge de las insurrecciones de esclavos, caracterizadas cada vez más por su organización y masividad. Por otro lado, se pretendía cortar la presencia social y la influencia de la numerosa clase de negros y mulatos libres del occidente de la Isla, una especie de pequeña burguesía con negocios propios y personalidades reconocidas por su cultura e influencia, defensores en muchos casos del abolicionismo, las ideas liberales, hasta de la independencia, y portadores de un fuerte sentido de identidad cubana. Y, finalmente, se quería atemorizar a la intelectualidad blanca liberal, abolicionista y que pedía reformas del sistema colonial, y se deseaba, además, hacer confluir a la población blanca en el miedo al negro y en el apoyo al sistema plantador y a la aristocracia que lo detentaba […]. Fuente: La Conspiración de la Escalera: el precio de una traición. Por María del Carmen Barcia Zequeira y  Manuel Barcia Paz. La Jiribilla.com.)
 (10) Los liberales cubanos, en su mayoría grandes propietarios y terratenientes criollos, que esperaban ciertas reformas en el sistema colonial, vieron defraudadas sus esperanzas cuando en España los sectores progresistas y moderados que llegaron al poder en las décadas del 30 y 40 del siglo XIX, no modificaron significativamente este sistema  y mantuvieron todas las prerrogativas dadas al gobierno colonial. Ante este fracaso un amplio sector de los terratenientes criollos se agrupó en la tendencia anexionista, pero no fue solo esta tendencia la que influyó en la difícil situación colonial. Inglaterra que había abolido la esclavitud en sus posiciones antillanas, proceso que culmino en 1839, presionaba para que España hiciera lo mismo, los ingleses propagaban por toda la Isla criterios abolicionistas. Un papel importante en esta tarea lo jugó el cónsul inglés en Cuba, David Turnbull,   quien se dio a la tarea de incentivar el descontento existente entre algunos sectores. Los propietarios criollos que se identificaban con la idea anexionista, trataron de asegurarse el apoyo de otros sectores y en sus propagandas utilizaban con frecuencias frases como independencia y separación de la tiránica España, pero para ellos la independencia era un paso previo a la anexión. Bellido de Luna de ideas anexionistas pide la colaboración a Facciolo para editar un periódico clandestino. Estos logran reunir el equipamiento y operadores de total confianza para su edición que se origina en un  cuarto interior, marcado con el número 18 de la calle Mercaderes. El 13 de junio de 1852 dos mil ejemplares de La Voz del Pueblo Cubano veían la luz de forma clandestina. Es de destacar que el periódico apareció con el subtítulo “Órgano de la Independencia” y a manera de editorial salió un artículo donde se expresaba “nuestra causa es justa, sagrada y noble y esperamos de nuestros hermanos, prudencia, valor, reserva y desprecio a los cobardes delatores, precaución con los sospechosos y espías, y de este modo La Voz del Pueblo Cubano será oída desde el confín americano hasta el antiguo continente donde residen los tiranos”. La imprenta clandestina tuvo que trasladarse posteriormente a la calle Teniente Rey número 4, donde se editó la segunda entrega de  La Voz del Pueblo, con fecha 4 de julio de 1852, se suprimía de su título la palabra cubano y con la firma de Guaicanamar, seudónimo de Juan Bellido de Luna, aprecia un suelto incitando a los cubanos a la lucha por la independencia, el tercer número salió el día 26 de julio. Posteriormente Facciolo compra una imprenta ubicada en la calle Obispo, donde se editaba el periódico El Almendares fundado por Ildefonso Estrada y Zenea en compañía de su primo Juan Clemente Zenea. Allí se estaba componiendo el cuarto número cuando fue sorprendida la imprenta por las autoridades españolas el día 23 de agosto de 1852. Este número no quedó terminado y fueron sorprendidas junto a Facciolo cinco personas, Juan Bellido de Luna, quien por sus actividades conspirativas tuvo que embarcarse el 6 de agosto para Boston, Estados Unidos, evitó ser apresado por las autoridades.
Podemos plantear que Facciolo mantuvo relaciones con varias figuras del anexionismo, dado que muchos cubanos vieron en esta tendencia la posibilidad para separarse de España, elemento que fue usado por los grandes terratenientes criollos, que serían los grandes beneficiados si llegaran a concretarse sus aspiraciones El 13 de septiembre de 1852 se le aplica a Facciolo la pena de muerte en acto público realizado en la explanada de La Punta. De esta manera las autoridades españolas en la Isla creían dar un escarmiento. No podían imaginar que pocos años después, como heredera de esta etapa y del amasijo de ideas de la que saldría victorioso el independentismo, estallaría en Cuba la gesta libertadora de 1868 y Facciolo sería recordado como el primer mártir del periodismo cubano Fuente: “Facciolo, la Voz del Pueblo Cubano y el anexionismo”. Por Olvis Carlos Monterrey.  La Jiribilla.cu). Colectivo de autores. Historial Militar en Cuba (1510-1868) Centro de Información para la Defensa MINFAR.
(11)   Colectivo de autores. Las luchas por la independencia nacional y las transformaciones estructurales (1868-1898). Capítulo I. La Revolución del 68. Fundamentos e inicio. La Habana, Cuba: Instituto de Historia. Editorial Pueblo y Educación-Editora Política; 2002. Página 1.
(12)   Fidel Castro. Discurso pronunciado en La Demajagua en la antigua provincia de Oriente el 10 de octubre de 1968. www.gobierno.cuba.discursos.
(13)  Tomado de Hortensia Pichardo: Documentos para la historia de Cuba, tomo I, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2001. Página 370.
(14)  Ibídem  Página 372.
 (15) Ibídem. Página 381.
(16)  Ibídem. Página 384.
(17)  Ibídem. Página 386.
(18)   Ibídem., Páginas  401-492.
(19) Consultar: Carlos Manuel de Céspedes. Escritos. Compilación de Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1982, pp. 65-81.
(20)      Ibídem.
(21)      Ibídem. 
(22) En carta al senador norteamericano  C. Summer. Las Tunas, 10 de agosto de 1871, Fuente: Carlos Manuel de Céspedes. Escritos. [Compilación de Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo]. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1982, pp. 241-265.
(23)  Uno de los hechos de mayor trascendencia y consecuencias negativas para el mantenimiento de la unidad revolucionaria en la lucha por la independencia, resultó el acuerdo tomado  por la Cámara de Representantes de la República en Armas el 27 de octubre de 1873 en Bijagual, Jiguaní, Departamento Oriental. Mediante este acto, la Cámara de Representantes depuso a Carlos Manuel de Céspedes, presidente de la República en Armas e iniciador de la Revolución en La Demajagua, para lo cual se valió de las facultades y prerrogativas otorgadas a la misma por la Constitución de Guáimaro. La destitución de Céspedes se produjo como resultado de las contradicciones iniciales, que aparentemente habían sido resueltas por la Asamblea de Guáimaro, pero que seguían latentes, habían estado presentes en la destitución de Manuel de Quesada, fueron agudizadas por su designación como agente especial de Cuba en los Estados Unidos, y fueron favorecidas por la caída del mayor general Ignacio Agramonte y Loynaz, el 11 de mayo de 1873, lo que dejó las manos libres a la Cámara para actuar contra el presidente Céspedes, para lo cual esta contó con la conformidad de los mayores generales Calixto García, Vicente García, Modesto Díaz y Manuel Calvar, así como de personalidades civiles como Salvador Cisneros Betancourt, Tomás Estrada Palma y otros, y con la presencia de 1 500 hombres armados concentrados en Bijarú, lo que evidenció que la Cámara no tenía fuerza propia para adoptar acuerdo tan significativo. Para llegar a  la Asamblea de Guáimaro el movimiento revolucionario debió correr un escabroso trayecto. Fueron necesarias tres entrevistas entre Carlos Manuel de Céspedes e Ignacio Agramonte, este último como representante de la Asamblea del Centro, para limar discrepancias que en materia de concepciones y procedimientos manifestaban las tres direcciones revolucionarias regionales actuantes en el país, no podían ser borradas de un plumazo. La unidad sin embargo, se presentaba ya como una necesidad impostergable. El gobierno oriental de Céspedes había perdido su capital, Bayamo, en los días iniciales del año, así como las principales villas y poblados que ocuparan sus fuerzas durante los primeros meses de la guerra. Los villareños obligados a abandonar su territorio, dependían de la cooperación de Oriente y Camaguey para regresar y recuperar la ofensiva. Por su parte, los camagüeyanos comprendían lo peligroso de su posición si la revolución no se consolidaba en las regiones limítrofes. A Guáimaro se arribaba pues, más por la fuerza de las circunstancias que como resultados de la propia cohesión del movimiento independentista. En abril de 1869, la revolución se propuso crear una estructura única de gobierno y concertar la acción anticolonialista, pero persistían en su seno importantes contradicciones originadas, entre otros factores, por la especificidad de los intereses regionales y la influencia de corrientes políticas anteriores. Estas se expresarían en la Asamblea de Guáimaro como diferencias conceptuales en cuanto a las formas y métodos para conseguir la unidad y conquistar la independencia. Las discrepancias que emergerían en el curso de las discusiones, más que resultado de la presencia de personalidades contrastantes, que las había, sería el reflejo de la diversidad de matices sociales e ideológicos de las fuerzas allí representadas y de su disímil y limitada experiencia, tanto en lo político como en lo militar.  Fuente: (EcuRed- Historia Militar de Cuba (1510-1868), Centro de Información para la defensa, MINFAR)
(24)  Cartas de Carlos Manuel de Céspedes a su esposa Ana de Quesada. Instituto de Historia. Comisión Nacional de la Academia de la República de Cuba. La Habana, 1964. Páginas 205 y 213.
(25) (José Martí en su escrito “Céspedes y Agramonte” OC  tomo 4. Editorial. C. Sociales, 1975. Páginas 358-362)
(26)   Escrito del Apóstol publicado el 10 de octubre de 1888  en El Avisador Cubano, que se publicaba en Nueva York.

(27) José Martí. En su escrito Antonio Maceo. OC tomo 4. Páginas 451-454.
(28)    Sedición  de Lagunas de Varona-.
Acto significativo de indisciplina de jefes, ocurrido durante la Guerra de los Diez Años en el ingenio demolido que llevaba el mismo nombre en la jurisdicción de Las Tunas. Se trató de un pronunciamiento directo en contra del presidente de la República en Armas, Salvador Cisneros Betancourt, protagonizado el26 de abril de 1875 por un grupo de militares de alta graduación al frente de los cuales aparecía el Mayor General Vicente García González. Entre los sediciosos se encontraban jefes, oficiales y tropas partidarias del depuesto presidente Carlos Manuel de Céspedes – cuyos principales miembros formaban parte de la sociedad secreta Hermanos del Silencio - además de tropas orientales renuentes a abandonar su territorio y trasladarse a Las Villas para apoyar al Mayor General Máximo Gómez en su campaña de Invasión. Entre las figuras más importantes del movimiento político – militar de Lagunas de Varona se encontraban los mayores generales Vicente García, Francisco Javier de Céspedes, José Miguel Barreto, los coroneles Ricardo Céspedes, Ismael Céspedes, Jaime Santiesteban, Francisco Guevara, Antonio Bello, entre otros, así como los diputados de la Cámara de Representantes Jesús Rodríguez (por Holguín), Lucas Castillo, Joaquín Acosta y Miguel Bravo Sentíes (por Bayamo). (Tomado de EcuRed)
(29)  (Documentos de Historia de Cuba. Tomo 1. La sedición de Lagunas de Varona: sus causas y consecuencias. Carta de Antonio Maceo a Vicente García. Páginas 410 a 412)
(30)  El Convenio o Pacto del Zanjón es el documento integrado por siete acuerdos o proposiciones de paz firmados el 10 de febrero de 1878, por el Comité del Centro, que en composición de siete miembros había sustituido a la Cámara de Representantes disuelta durante la Junta de San Agustín y que asumiendo ilegítimamente funciones del gobierno de la República en Armas, firmó dicho pacto con el general Arsenio Martínez Campos, capitán general de la isla de Cuba, en el cuartel español de San Agustín del Zanjón, Puerto Príncipe, actual Camaguey, del cual adoptó su denominación.
(31) Discurso de Fidel Castro, en Santiago de Cuba, el 15 de marzo de 1978 en conmemoración del Centenario de la Protesta de Baraguá”. www.gobierno.cu.discursos
(32)   La desunión, la dispersión y el caudillismo arrinconaron la Guerra del 68 hasta el callejón del Pacto del Zanjón, donde el colonialismo español pretendió una injusta paz en los precisos instantes en que los mambises reasumían la iniciativa en Oriente y Las Villas. Aún así se demostró que todavía en muchos hombres de este país el decoro permanecía inalterable. y que el Pacto del Zanjón era una simple tregua, una breve interrupción de la guerra y no una salida y que se volvería a combatir hasta lograr la verdadera libertad. La falta de unidad había llegado en algunos casos al resquebrajamiento de la disciplina y  se erigía como un factor funesto que atentaba contra el alcance de la añorada libertad. Algunos, (no todos) asumieron el Zanjón como salida y muchos continuaron empeñados en la lucha en la parte oriental de la Isla…El 15 de marzo se realizó la entrevista entre los generales Antonio Maceo y Arsenio Martínez Campos y allí, entre halagos de su homólogo español, Antonio Maceo concretó su posición en pocas, pero precisas palabras, rechazando tal humillante acuerdo.. Martínez Campos, quien había ido a Baraguá confiado en la facilidad de un arreglo pronosticado por sus confidentes, se retiró moralmente derrotado ante la actitud resuelta y serena de Maceo, líder del pueblo y de la Revolución, dispuesto a seguir luchando hasta vencer o morir.  Fuente: Diccionario Enciclopédico de historia Militar de Cuba .Primera Parte (1510-1898).Tomo III. Ediciones Verde Olivo
(33) José Miró Argenter en sus Crónicas de la Guerra.  Eduardo Torres – Cuevas. Antonio Maceo. Las ideas que sostienen el arma. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1995.
(34)  Miró Argenter. Crónicas de la guerra. Tomado de: Pernsamiento de Antonio Maceo. Soporte digital. Revista Bohemia.
(35)    José Antonio Escalona Delfino. Antonio Maceo: dimensión de un pensamiento. Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1996.
 (36) José Martí.  Carta al General Máximo Gómez. Nueva York, 20 de octubre de 1884. Tomo 1. Páginas 177 a 180). Probablemente OC  o  soporte digital. El cubano intransigente. José Martí. Epistolario. De acuerdo a Gonzalo de Quesada y Miranda en el Tomo 8 de sus “Obras Completas de Martí”, 1937, página 24.
(37)   El 5 de marzo de 1898, el Capitán General de Cuba, Ramón Blanco envía una proposición de alianza a Máximo Gómez. http://www.cubacultura.or
38) El Generalísimo le respondió el 20 de abril rechazando su oferta con una misiva.. Máximo Gómez. “Carta al General Ramón Blanco, Comandante en Jefe del Ejército Español en Cuba, 20 de abril de 1898. Tomado de: El pensamiento social de Máximo Gómez Emilio Cordero Michel. Discurso de ingreso ante Junta Directiva de la Academia Dominicana de la Historia. Soporte digital. Revista Clío.
(39)   Comunicación fechada el 6 de enero de 1899 dirigida a la Comisión Ejecutiva  de la Asamblea de Representantes. Documentos. Historia de Cuba T-1. Página 539.  “El General Gómez ante la intervención norteamericana”.
(40). Máximo Gómez. Carta al coronel Andrés Moreno. Tomado de: El pensamiento social de Máximo Gómez.  Emilio Cordero Michel. Discurso de ingreso ante Junta Directiva de la Academia Dominicana de la Historia. Soporte digital. Revista Clío. Página 30.
(41) (Máximo Gómez. Diario de Campaña. Instituto Cubano del Libro. L.H. 1968. Enero 8 de 1899. Páginas 870-871. Páginas 371-372).
(42) Máximo Gómez. Proclama del Narcisa. 29 de diciembre de 1898 Documentos Historia de Cuba. Ya citada. Tomo 1. Páginas 540-554
(43)  Escrita a inicios de 1899 recién iniciada la intervención norteamericana desde su campamento establecido en Yaguajay, en la antigua provincia de Las Villas. Tomada del libro, Por los Caminos de Yaguajay, Itinerario de la Memoria, de Marcos A. Iglesias.
(44) Máximo Gómez. “Carta a María Escobar, Central Narcisa, Yaguajay, 4 de septiembre de 1898”. En Benigno Souza, Máximo Gómez. El Generalísimo, 1ª edición.. La Habana, Editorial Trópico, 1936 (Edición del Centenario de su Natalicio). Página. 310.
(45)  Máximo Gómez. “Carta de despedida a su familia.  Cabo Haitiano, 8 de abril de 1895”. En Revoluciones…Cuba y hogar. Soporte digital.
(46)  Su nombre oficial fue el de Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana, la cual comenzó en Santa Cruz del Sur, Camagüey sus sesiones de trabajo el 24 de octubre de 1898. La sesión inaugural fue abierta por el mayor general Bartolomé Masó, quien entregó la dirección al representante de mayor edad que resultó ser el mayor general Calixto García, asistido por Enrique Núñez y José Nicolás Ferrer. De allí se trasladó a la playa de Marianao, La Habana, el 26 de noviembre. Después pasó a la finca El Carmen, en Marianao, el 30 de noviembre; continuó su trabajo en El Cano, el 14 de febrero de 1899 y finalmente se estableció en Calzada del Cerro No. 819, donde sesionó desde el 3 de marzo hasta su disolución el 4 de abril de 1899. (Fuente: EcuRed).
(47) Promulgada el  29 de octubre de 1897, aún en plena contienda independentista, plantea respecto a la llamada Asamblea de Representantes:
Título IV. De la Asamblea de Representantes.
Artículo 38.-
La Asamblea de Representantes deberá reunirse a los dos años de promulgada esta Ley y tendrá facultades para hacer una nueva Constitución o modificar ésta, censurar la gestión del Gobierno y proveer a todas las necesidades de la República. El Consejo de Gobierno con la debida anticipación y bajo su más estrecha responsabilidad, adoptará las medidas oportunas para que se cumpla este precepto constitucional.
Artículo39.-
Deberá también reunirse la Asamblea de Representantes cuando resulten vacantes los cargos de Presidente y Vicepresidente o cuando dos Secretarías de Estado no tengan para su desempeño personas nombradas por la asamblea al efecto, o éstas se encuentren impedidas para el ejercicio del cargo. Esta Asamblea tendrá por objeto exclusivo proveer los cargos vacantes o servidos por personas nombradas con arreglo al inciso 4 artículo 22 de la Constitución.
Artículo40.-
Si el Gobierno, de acuerdo con el inciso 15 del mismo Art. 22 pactase la paz con España, convocará la Asamblea que deba ratificar el tratado. Esta Asamblea proveerá interinamente al régimen y Gobierno de la República hasta que se reúna la Asamblea Constituyente definitiva.
Artículo41.-
Si España, sin acuerdo previo con el Consejo de Gobierno, evacuase todo el territorio, se convocará una Asamblea que tendrá las mismas facultades que se especifican en el segundo párrafo del artículo anterior. Se entenderá llegado este caso cuando los Ejércitos Cubanos ocupen de un modo permanente todo el territorio de la Isla, aunque el enemigo conserve en su poder algunas fortalezas.
Artículo42.-
La Asamblea se compondrá de cuatro Representantes por cada uno de los territorios en que actualmente opere un Cuerpo de Ejército. En los casos determinados por los artículos anteriores serán ocho los Representantes que debe elegir cada territorio.
Artículo 43.-
La Asamblea de Representantes, mientras no acuerde otra cosa, se ajustará para su constitución y funcionamiento al Reglamento Interior vigente.
Artículo 44.-
Los Representantes son inmunes por las opiniones y votos que emitan en el ejercicio de su cargo y no podrán ser detenidos, ni procesados por ningún motivo sin previa autorización de la Asamblea. Podrán sin embargo, ser detenidos, dándose cuenta inmediatamente a la Asamblea, en los casos de flagrante delito.
Artículo45.-
El cargo de Representante es incompatible con el ejercicio de cualquier otro. Una vez disuelta la Asamblea, volverá cada uno de sus individuos a ocupar, si no lo hubiese renunciado, el empleo que desempeñaba en el momento de la elección.
(48)  El Generalísimo. Periódico Granma. Edición del 17 de junio del 2013. Página 1.
(49)   Ibídem. 
(50) Consultar: Le Riverend, Julio y otros. Historia de Cuba tomo 1. La Habana, Cuba. : Editorial Pueblo y Educación, 1974. Página. 223. 
 (51)  Entre tales acontecimientos de amplia significación socio-política y económica podemos mencionar: a) la conocida como Guerra Chiquita (agosto del 79 a diciembre del 80); b)  la continuidad, aunque con escaso éxito, de otros intentos independentistas; c) la trascendente obra martiana en pos de la organización de la Guerra Necesaria; El desarrollo  de la producción azucarera a partir de su tecnificación y nuevas inversiones, fundamentalmente de capital norteamericano, que logra su primacía en la economía cubana; ch)  la abolición de la esclavitud en 1886 y el  surgimiento del proletariado y de las organizaciones obreras, entre otras.
(52)    “Es conocido que en la historia de Cuba durante la dominación española, en el marco de disímiles situaciones políticas, económicas y sociales, se crearon programas de corte autonómico, entendidos estos como aspiración a una cierta independencia, pero sin conseguirla plenamente. Durante el siglo XIX, se manifestó claramente un movimiento político con tendencias autonómicas dentro del espectro político creado en Cuba. En los inicios del programa autonómico, hacia los primeros años de la centuria decimonónica, el pensamiento cubano carecía de un basamento práctico en el orden de un radicalismo independentista y el sentimiento de nacionalidad era incipiente. No obstante, una nueva etapa de esta corriente ideológica puede percibirse en la segunda mitad de esa centuria, condicionada por el dominio casi mayoritario de una clase económica fuerte, pero sin poder político. El Partido Liberal se constituyó en La Habana el 1 de agosto de 1878 con el objetivo de asegurar el cumplimiento de las bases del Pacto del Zanjón. Este dio a conocer sus aspiraciones políticas, jurídicas, sociales, etc., por medio de un nuevo programa autonómico, cuyas bases fueron ampliadas y suscitó que el partido conformado adoptara el nombre de Partido Liberal Autonomista. Es preciso tener en consideración que estos proyectos autonómicos solo sirvieron de adecuación para arribar a un “arreglo” según los intereses y conveniencia de la burguesía criolla, lo cual devenía antítesis del ideario independentista. El estudio de dicho contexto histórico implica dilucidar una problemática medular que se erige sobre el análisis y significación del Autonomismo perteneciente al período entre guerras, con sus postulados predicantes todavía de una atadura a la metrópoli… Una etapa cualitativamente superior, experimentó el proyecto autonómico en lo que pudiera denominarse como un segundo momento que transcurrió al concluir la Guerra de los Diez Años. Esta fue una organización política que se articuló por la pequeña, mediana y gran burguesía que radicaba en la Isla. Su objetivo esencial estaba en correspondencia con las pretensiones del proyecto de 1811, pues rechazó, como parte fundamental de su razón de ser, la creación de un Estado Nacional”. Fuente: Pager Aguilar Avilés, Marcos Antonio Hernández Fernández y  María José Portuondo Barbán en su trabajo El proyecto autonómico cubano de 1882 y sus implicaciones en la identidad nacional”. Soporte digital. Eumed.net
(53)  Resulta aconsejable consultar la primera parte de esta obra donde se abordan tales problemáticas, de fecunda conflictividad, en los representantes más destacados del reformismo ilustrado cubano.
 (54)  Cintio Vitier. Ese Sol del mundo moral. La Habana, Cuba: Editorial UNEAC; 2008. Páginas 78.
(55)   Cintio Vitier. Obra ya citada. Página 79.
(56)   Consultar: Pichardo, Hortensia. Documentos para la historia de Cuba. Tomo 1. La Habana, Cuba: Editorial Ciencias Sociales, 2001. Páginas 422.
(57)   Colectivo de autores. Las luchas por la independencia nacional y las transformaciones estructurales (1868-1898). Capítulo X. La Revolución del 95. Desde la conclusión de la Campaña de Invasión hasta el fin de la dominación española. La Habana, Cuba: Instituto de Historia. Editorial Pueblo y Educación-Editora Política; 2002. Páginas 514.
(58)   Ibídem. Página 515.
(59)  Escrito publicado en el periódico Cuba en su primera edición con fecha 13 de noviembre de 1897. Ibídem. Página 517.   
(60) Saturnino Martínez. Artículo Profesión de fe. Periódico La Aurora. En: Movimiento obrero cubano. Documentos y artículos. Tomo 1 (1865-1925). Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. 1977. Página 32.
 (61) Saturnino Martínez. Artículo Escaseces. Periódico La Aurora. En: Movimiento obrero cubano. Documentos y artículos. Tomo 1 (1865-1925). Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. 1977. Página 37.
(62) Movimiento obrero cubano. Documentos y artículos. Tomo 1 (1865-1925). Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. 1977. Página 37..
(63)  Convocatoria a celebrar el Primero de Mayo fechda el 20 de abril de 1890. En: Movimiento obrero cubano. Documentos y artículos. Tomo 1 (1865-1925). Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. 1977. Página 72.
 (64) Consultar: Movimiento obrero cubano. Documentos y artículos. Tomo 1 (1865-1925). Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. 1977. Página 59.
(65)   Ibídem.
 (66) Emilio Roig de San Martín. Artículo “En nuestro puesto”. Periódico El Productor.  En: Movimiento obrero cubano. Documentos y artículos. Tomo 1 (1865-1925). Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. 1977. Página 60.
(67) Enrique Roig de San Martín. Artículo “Democracia y socialismo”. Periódico El Productor. Ibídem. Página 66.
(68)  En: Movimiento obrero cubano. Documentos y artículos. Tomo 1 (1865-1925). Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. 1977. Páginas 74 a 83.
(69) A los trabajadores de la región cubana. Periódico El Trabajo,  edición del 27 de marzo de 1892  Órgano oficial de la Junta Central de Trabajadores de la Región Cubana. Año II, N0 12.
En: Movimiento obrero cubano. Documentos y artículos. Tomo 1. (1865-1925). Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. 1977. Páginas 74 y 75).
(70)  Ibídem. Páginas 85 a 89.
(71) José Martí. Crónica en el diario argentino La Nación, en edición de  marzo de 1883 acerca de la muerte de Karl Marx.  OC, Tomo 9.
(72) Organización política fundada por José Martí debido a la necesidad de crear un órgano o agrupación que le proporcionara una línea programática a la nueva guerra en preparación, y a la vez fungiera de dirección partiendo del análisis del proceso emancipador latinoamericano y el propio caso cubano, además de lo útil e impostergable que resultaba dar coherencia y unidad a los esfuerzos independentistas. En el logro de ese empeño resultaba esencial incluir los intereses y características de los diferentes grupos de emigrados, así como de los diversos elementos integrantes de la sociedad cubana, a fin de crear, en un futuro, una república sin predominio de clase social alguna y de carácter popular. Constituía una necesidad lograr la superación de las principales causas que mantenían desunidos a los patriotas. Era impostergable la creación de un espacio político en el que se juntaran cuantos estuvieran dispuestos a la acción revolucionaria, sin limitación alguna por el color de la piel, el sexo, la nacionalidad, la posición social, el grado de desarrollo de sus criterios sobre el ordenamiento social, la ubicación dentro o fuera de la patria, la participación o no en las anteriores contiendas. Sólo podría triunfar una organización capaz de obtener el consenso y el apoyo de las grandes mayorías y vencer los temores que inmovilizaban y las prevenciones que desviaban los esfuerzos. A la vez, debían transformarse los métodos de dirección y superar las contradicciones principales entre: militares y civiles, cubanos radicados en la Isla y en el exilio, patriotas veteranos y de la nueva generación, ricos y pobres, patronos y obreros, habitantes de las provincias occidentales y orientales, cubanos y españoles, negros y blancos.
(73)  “El primer número del periódico apareció el 14 de marzo del referido año 1892. En él se insertó un artículo con carácter programático, de la autoría del propio Martí, titulado “Nuestras ideas”, en el que se expresaba, entre otras consideraciones:
“Nace este periódico por la voluntad y con los recursos de los cubanos y puertorriqueños independientes de Nueva York, para continuar, sin premura y sin descanso, a la organización de los hombres libres de Cuba y Puerto Rico, en acuerdo con las condiciones y necesidades actuales de las Islas, y su constitución republicana venidera; para mantener la amistad entrañable que une, y debe unir, a las agrupaciones independientes entre sí, y a los hombres buenos y útiles de todas las procedencias, que persisten en el sacrificio de la emancipación, o se inicien sinceramente en él [...] La guerra es un procedimiento político, y este procedimiento de la guerra es conveniente en Cuba, porque en ella se resolverá definitivamente  una situación que mantiene y continuará manteniendo perturbada el temor en ella, porque por la guerra, en el conflicto de los propietarios del país, ya pobres y desacreditados entre los suyos, con los hijos del país, amigos naturales de la libertad, triunfará la libertad indispensable al logro y disfrute del bienestar legítimo [...] Este periódico viene a mantener la guerra que anhelan juntos los héroes de mañana que sacaron ilesa de la lección de los diez años su fe en el triunfo; la guerra única que el cubano, libre y reflexivo por naturaleza, pide y apoya”  (Tomado del escrito “Patria, el periódico fundado por José Martí” de Cira Romero. Soporte digital. La jiribilla.com.cu.).
(74)   Periódico Patria, en su edición del 14 de mayo de 1892.
(75)  José Martí.  Obras Completas, tomo 1. "Cuba y los Estados Unidos". Página 231.
(76)  Carta a Gonzalo de Quesada y Aróstegui. Tomado del libro de Emilio Roig de Leuchsenring Martí antiimperialista. La Habana, Cuba. Ministerio de Relaciones Exteriores. 1961. Página 18.
(77)   José Martí. Nuestra América.  La Habana, Cuba. Casa de las Américas. 1972.
(78)  Ibídem.
(79)   Colección de Estudios Martianos. Siete Ensayos marxista sobre Martí. Centro de Estudios Martianos. Página 129.
(80)   José Martí. Obras completas, La Habana, Cuba. Editorial Ciencias Sociales. 1975
(81)   Ibídem. Tomo 6. Páginas 310-311.
(82)   Ibídem. Obras Completas. Tomo 9. Página 488.
((83)   Ibídem. Obras Completas. Tomo 3. Página 105
(84)  “Documento oficial del Partido Revolucionario Cubano, firmado por José Martí y Máximo Gómez el 25 de marzo de 1895 en la localidad de Montecristi, República Dominicana, expone las ideas para organizar la guerra de independencia cubana de 1895. Este documento constituye una fehaciente muestra de la unidad y solidez de la revolución cubana, tal el propio texto recogiera. Al mismo tiempo, expone la comunidad de criterios y los estrechos lazos de las dos generaciones participantes en la guerra del 95, mientras evidencia la profunda amistad y el sentimiento patrio que hermanaban a Gómez y a Martí”.  Fuente: EcuRed
(85)  Hortensia Pichardo. Documentos para la historia de Cuba. Tomo I. Obra ya citada. Páginas 486 a 493.
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