ANÁLISIS TEÓRICO E HISTÓRICO DEL DESARROLLO DEL CAPITALISMO EN AMÉRICA LATINA 
EN EL SIGLO XX

ANÁLISIS TEÓRICO E HISTÓRICO DEL DESARROLLO DEL CAPITALISMO EN AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XX

Lucina Aguilar Orejel (CV)
Universidad Autónoma de Nayarit

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CAPÍTULO 2.
ANÁLISIS HISTÓRICO DEL DESARROLLO DEL CAPITALISMO EN AMÉRICA LATINA.

  1. PERIODIZACIÓN HISTÓRICA DE LOS MODOS DE         CRECIMIENTO BAJO EL DESARROLLO      ECONÓMICO CAPITALISTA LATINOAMERICANO.

Un modo de desarrollo se conforma de un régimen de acumulación y un modo de regulación. “Por régimen de acumulación se entiende el modo de transformación conjunta y compatible de las normas de producción y de uso. Es decir, un régimen de acumulación permite, durante un período largo, una adecuación entre las transformaciones de las condiciones de producción y los cambios en las condiciones de consumo. Un régimen de acumulación descansa, a su vez, sobre un modelo de organización del trabajo (o paradigma tecnológico) que es el conjunto de los principios generales de organización del trabajo y de uso de las técnicas”1 . De manera que, el régimen de acumulación articula producción y consumo basado en las condiciones de posibilidad de una base de organización sociotécnica del trabajo.

El modo de regulación se corresponde con las normas institucionales promovidas por los actores sociales, capaces de contrarrestar las contradicciones internas del régimen de acumulación. Por modo de regulación se entendería “el conjunto de normas, implícitas o explícitas, de mecanismos de compensación, de dispositivos de información,..., que ajustan permanentemente las expectativas y los comportamientos individuales a la lógica de conjunto del régimen de acumulación. Esas normas se refieren fundamentalmente a la forma de determinación de los salarios, al tipo de competencia entre empresas y al modo de gestión monetaria, aunque también a la manera en que se insertan las empresas nacionales en la economía mundial y a las modalidades de intervención del Estado en la economía”2 .

2. ANÁLISIS HISTÓRICO DEL MODELO          DE            CRECIMIENTO HACIA ADENTRO: MODELO      DE INDUSTRIALIZACIÓN SUSTITUTIVA DE                 IMPORTACIONES, DE LOS ‘30S A LOS ‘80S            DEL SIGLO XX, SEGÚN LA CEPAL.

PRIMERA PARTE: CONTRIBUCIONES TEÓRICAS FUNDAMENTALES DE LA CEPAL.
2.1.1.1 La concepción del sistema centro-periferia.
Se denomina concepción “centro periferia” a las ideas generales sobre el subdesarrollo que se encuentran primeramente en documentos claves elaborados por la CEPAL, entre el segundo semestre de 1949 y el primero de 1950.

  1. La noción de desarrollo económico.

El desarrollo económico se expresa en el aumento del bienestar material, normalmente reflejado en el alza del ingreso real por habitante, y condicionado por el incremento de la productividad media del trabajo.

Más allá, el concepto trata de dilucidar que características asume tal proceso, al propagarse las técnicas capitalistas de producción en el ámbito de un sistema económico mundial compuesto por centros y periferias.

  1. Conformación y características de centros y periferia.

Centros se consideran las economías donde primero penetran las técnicas capitalistas de producción; la periferia, en cambio, está constituida por las economías cuya producción permanece inicialmente rezagada, desde el punto de vista tecnológico y organizativo.

En los centros, los métodos indirectos de producción que el progreso técnico genera, se difunden en un lapso breve, a la totalidad del aparato productivo. En la periferia, se parte de un atraso inicial, y al transcurrir el periodo de “desarrollo  hacia afuera”, las nuevas técnicas sólo se implantan en los sectores exportadores de productos primarios y en algunas actividades económicas relacionadas directamente con la exportación.

Impulsada por la expansión de los centros, en la fase de desarrollo  hacia afuera, la estructura productiva de la periferia adquiere dos rasgos: 1) de carácter especializado, o unilateralmente desarrollado, ya que una parte sustancial de los recursos productivos se destina a sucesivas ampliaciones del sector exportador de productos primarios, mientras la demanda de bienes y servicios, que aumenta y se diversifica, se satisface en gran parte mediante importaciones; y 2) de estructura heterogénea, o parcialmente rezagada, en el sentido de que coexisten sectores donde la productividad alcanza los niveles más altos del mundo, y actividades que utilizan tecnologías anticuadas.

En contraste la estructura productiva de los centros, es diversificada3 y homogénea 4.

Sobre esta diferenciación estructural, en el sistema económico mundial, el polo periférico produce y exporta materias primas y alimentos, y el centro, produce y exporta bienes industriales para el sistema en su conjunto.

  1. Términos del intercambio y frutos del progreso técnico.

El progreso técnico se considera más acelerado en los centros que en la periferia, por lo tanto, los incrementos de la productividad del trabajo son más intensos en la industria del centro, que en los sectores primario-exportadores de la periferia. Al igual, el ingreso real medio crece a mayores tasas en los países centrales, que en las economías de menor desarrollo.

Los incrementos de productividad derivados de la incorporación del progreso técnico, no se tradujeron en reducciones proporcionales de los precios monetarios, sino que éstos subieron en vez de bajar, y los aumentos fueron mayores en la producción industrial del centro, que en la producción primaria de la periferia. Como la productividad sube más en el centro, el deterioro de la relación de precios trae consigo una disparidad en la evolución de los ingresos por unidad de trabajo favorable al mismo. Por lo que la disparidad entre productividades y la diferenciación creciente de los ingresos medios, se vinculan entre sí, a través del deterioro de la relación de precios de intercambio, que concentra los frutos del progreso técnico en los centros industriales.

A partir de las consideraciones anteriores: la merma de la relación de intercambio  implica que en las economías periféricas el ingreso medio aumenta menos que la productividad del trabajo, o que dichas economías “transfieren” parte del fruto de su progreso técnico, a los grandes centros.

  1. Causas del deterioro de la relación de intercambio.

En última instancia, el desarrollo económico es un proceso de acumulación y progreso técnico, del cual resulta una elevación persistente del producto por hombre ocupado. Sin embargo, para alcanzar niveles más altos de productividad e ingreso, la estructura sectorial de la producción y del empleo sufre una transformación que no es arbitraria; a medida que aumentan dichos niveles, la demanda crece y se diversifica, modificándose al mismo tiempo su composición: se incrementa con mayor intensidad la de bienes industriales y de servicios, que la de bienes primarios. La mayor productividad permite satisfacer estos aumentos en las demandas, mediante un cambio en la composición sectorial de la producción.

El progreso técnico del sector primario, permite el mayor crecimiento de la ocupación en los otros sectores más dinámicos. Sin embargo el crecimiento de la industria del centro, relativamente lento, la escasa movilidad internacional de fuerza de trabajo, y las innovaciones técnicas, tienden a generar un exceso de mano de obra en la producción primaria periférica, que constituye la causa fundamental del deterioro; debido a que tal excedente presiona sobre los salarios pagados en la producción primaria de exportación, y sobre los precios de dicha producción.

La tendencia al deterioro se manifiesta a través de las fluctuaciones cíclicas del capitalismo. Durante las fases de auge los precios primarios aumentan más que los industriales, pero bajan más en la declinación; y esta baja es a tal punto mayor que los precios de los productos de exportación de la periferia pierden durante las fases de contracción más de lo que habían ganado en las de auge, de donde resulta la tendencia a largo plazo al deterioro de los términos de intercambio.

  1. La dinámica del sistema: el desarrollo desigual.

Los conceptos centro y periferia, señalan la desigualdad de las estructuras productivas entre países avanzados y rezagados.

En los diferentes ritmos de aumento de la productividad media del trabajo, subyace la desigualdad entre las estructuras productivas, pues el rezago relativo de su propia estructura impide a la periferia generar progreso técnico e incorporarlo al proceso de producción en medida similar a la de los centros.

La desigualdad estructural es la que explica, en última instancia, el deterioro de los términos de intercambio, y esto unido a la diferenciación de productividades, implica que los ingresos medios también se diferencian. Lo cual no permite alcanzar a la periferia niveles de ahorro y tasas de acumulación tan elevados como en los centros, y esto, a su vez, impide reducir el rezago estructural que está en la base de la diferenciación de los ingresos y de las productividades.

Por lo que la desigualdad estructural, y la diferenciación entre productividades e ingresos medios, interactúan y se refuerzan recíprocamente.

  1. El desarrollo hacia adentro.

La industrialización se considera un hecho real y un fenómeno espontáneo, e indica la existencia de un cambio en el modelo o pauta del crecimiento periférico; del desarrollo  hacia afuera, basado en la expansión de las exportaciones, al desarrollo hacia adentro, basado en la ampliación de la producción industrial.

Cuando el sistema económico mundial adquiere cierto grado de desarrollo, es decir, cuando sus dos polos alcanzan determinados niveles de productividad e ingreso medios, el libre juego de las fuerzas económicas impulsa espontáneamente la expansión de la industria periférica. La industrialización se convierte en la forma obligada de crecimiento de las economías que constituyen el polo periférico de dicho sistema.

  1. Contradicciones de la industrialización en la periferia.

La industrialización se concibe como una etapa más en el fenómeno de propagación universal de las nuevas formas de la técnica productiva, o si se quiere, en el proceso orgánico de la economía del mundo.

Sin embargo en el proceso aparecen 2 problemas: 1) las tendencias al desequilibrio externo, y 2) al deterioro de los términos de intercambio.

Otro problema surge, cuando la periferia atraviesa la fase de desarrollo por la vía de la industrialización, se torna necesario adoptar esas mismas técnicas de gran escala y elevada densidad de capital, en condiciones de rezago en lo que respecta a los niveles de ingreso y capacidad de ahorro, atraso que se traduce en problemas de utilización y acumulación de capital.

Las principales dificultades que enfrenta el proceso de industrialización se relacionan con la inadecuación de la tecnología. Las técnicas se vierten a gran escala, en tanto los bajos ingresos aparejan insuficiencias de mercado, con la consiguiente subutilización de dicho recurso. Esas dificultades se consideran además vinculadas a la estructura de la propiedad y tenencia del suelo de la agricultura periférica, donde coexisten latifundio y minifundio, y proliferan formas precarias de tenencia, lo cual lleva a la desocupación y a limitar la oferta agrícola.

La excesiva concentración de la tierra dificulta su plena utilización, debido a la gran magnitud de capital requerido para explotarla; pero el mantenimiento de tierras improductivas resulta deseable para propietarios que disponen de grandes rentas, por cuanto es defensa contra la inflación, y contribuye a su prestigio social.

Como desde el punto de vista privado, la mano de obra tiene un costo que incita a sustituirla por capital, el latifundio tiende a mecanizar las faenas agrícolas. A su vez, la incapacidad del minifundio para capitalizarse y aumentar los patrones de productividad, también dificultan la expansión de la oferta y la retención de la fuerza de trabajo. Finalmente, el régimen de tenencia de la tierra bajo arriendo o en otras formas precarias de relación, conduce a que se opte por inversiones cuyo valor no se agrega al de la propiedad, como máquinas y equipos, que ahorran mano de obra.

Las contradicciones resultan de la forma como la estructura productiva se va transformando durante la fase de desarrollo hacia adentro, sin que se logren eliminar las diferencias de estructura respecto del centro, que se reiteran a nuevos niveles.

2.1.1.2 la teoría del deterioro de los términos del intercambio.
2.1.1.2.1. Versión contable.
El deterioro implica una perdida de los frutos del progreso técnico de la periferia y/o un traslado de los frutos del progreso técnico desde la periferia hacia el centro, debido a que el ingreso real por habitante, en la periferia, crece menos que su productividad.

2.1.1.2.2. Versión ciclos.
Se sostiene que las fluctuaciones cíclicas de la actividad económica se caracterizan por la discrepancia entre demanda y oferta global de productos terminados –bienes de consumo e inversión- y son provocadas por ese desajuste.

Durante la creciente aumentan los precios monetarios de las exportaciones periféricas,  y la magnitud de su alza depende de diversos factores, entre ellos el vigor de la competencia de los centros, las rigideces de oferta eventualmente existentes, el tiempo necesario para completar la producción de insumos primarios, en comparación con el necesario para la producción industrial, y el volumen de las existencias acumuladas antes de cada auge. Asimismo, se concibe que estos factores hacen que el aumento de los precios monetarios de las exportaciones periféricas, sea mayor que el de las céntricas, de tal modo que la relación de términos de intercambio mejora para la periferia en los períodos de auge.

Durante las fases de declinación de la actividad económica, los salarios se contraen más en la periferia que en los centros; debido a la mayor capacidad de las masas en los centros para conseguir aumentos de salarios en la creciente y defender su nivel en la menguante.

De los movimientos de expansión-contracción de la actividad económica resulta que los ingresos para la periferia mejoran en la creciente, pero el empeoramiento en las menguantes excede las alzas anteriores, de modo que a través de tales oscilaciones se produce una tendencia de largo plazo a su deterioro.

Por lo tanto, la tendencia al deterioro de los términos de intercambio constituye un mecanismo mediante el cual se realiza la tendencia a la concentración de los frutos del progreso técnico (es decir, a la diferenciación de ingresos). Estas dos tendencias paralelas, tienen las mismas causas: las condiciones estructurales que otorgan a los centros y a la periferia distintas capacidades para lograr alzas de ingresos en las crecientes cíclicas, y para evitar su contracción en las menguantes.

2.1.1.2.3. Versión industrialización
La versión industrialización (del deterioro de los términos de intercambio), aun cuando utiliza y adapta instrumentos de análisis muy sencillos, extraídos de la teoría neoclásica de los precios, logra incorporar casi todas las ideas que integran la concepción del sistema centro-periferia.

En síntesis, los elementos claves para explicar las causas y el significado de dicho fenómeno son los siguientes:
Primero. La disparidad de las elasticidades-ingreso de la demanda de importaciones de centro y periferia determina el modo de funcionamiento de la economía periférica, al impulsar sucesivos desequilibrios externos y devaluaciones.

Segundo. En cuanto a la estructura productividad, la economía periférica se caracteriza por el rezago tecnológico. Tal condición de atraso se manifiesta de dos modos: por un lado, por el menor ritmo de aumento de la productividad de la industria periférica respecto al de su sector exportador, y de éste respecto a la economía central; y por el otro lado, por la generación continua de un excedente de mano de obra.

Tercero. La manera de funcionar de la economía periférica, y el marco estructural en que se produce su funcionamiento, explican en conjunto el deterioro de los términos del intercambio. Éste se considera como un fenómeno necesario, una tendencia propia del proceso espontáneo de industrialización de la periferia.

Cuarto. Dicho fenómeno constituye un mecanismo mediante el cual se realiza una pérdida de ingreso potencial y/o una transferencia hacia el centro de parte de los frutos del progreso técnico incorporado a la producción de la periferia.
La tendencia al deterioro de los términos del intercambio, en el proceso de crecimiento de la periferia librado al juego irrestricto de las fuerza del mercado, es resultado de las disparidades en la elasticidad-ingreso de la demanda y de la forma desigual en que el progreso técnico se ha propagado en la economía mundial, trayendo consigo muy grandes disparidades de densidad tecnológica.

El juego irrestricto de las fuerzas de mercado lleva a un nivel de producto social inferior al máximo posible. En otras palabras, de la teoría se concluye legítimamente que la industrialización espontánea conduce a una asignación de los recursos distinta a la óptima: excesiva en el sector exportador e insuficiente en el sector industrial. Lo que incorpora la idea de la necesidad de incidir sobre dicho proceso mediante una política deliberada de desarrollo, requisito ineludible para corregir, o al menos atenuar, la tendencia a la perpetuación del rezago periférico.

2.1.1.3 La interpretación de la industrialización periférica.

  1. El carácter necesario y espontáneo de la industrialización.

Las particularidades económicas del nuevo centro cíclico –de Inglaterra con un alto nivel de importaciones, a EU con su bajo nivel de importaciones y su reducción a lo largo del tiempo- imprimen nuevas características al funcionamiento de la economía mundial.

Estas características se ponen de manifiesto en la tendencia a la concentración de las reservas monetarias internacionales en el nuevo centro, o sea en la tendencia pertinaz al déficit externo de las restantes economías.

Para la superación de tal tendencia se produce, como reacción espontánea, la reducción del coeficiente de importaciones del resto del mundo; por lo que se contrae el coeficiente de la periferia, lo cual significa que su desarrollo pasa a basarse, también de modo espontáneo, en el crecimiento de la producción industrial.

En otras palabras: a partir de los años 30, los cambios de la economía mundial fuerzan a las áreas periféricas a mantener un bajo coeficiente de importaciones, o aun a reducirlo gradualmente para asegurar su desarrollo. Lo que significa un cambio en el patrón de crecimiento de la periferia, el cual de apoyarse en la expansión de las exportaciones, pasa a una nueva pauta basada en la producción destinada al mercado interno, en la instalación y ampliación de un sector industrial.

  1. La sustitución de importaciones y el cambio de su composición.

La elasticidad-ingreso de la demanda de importaciones primarias de los centros es menor a la unidad, porque en los centros el ritmo de aumento de la demanda de importaciones de productos primarios tiende a ser lento, en relación con el ritmo de crecimiento de su ingreso real. Dicha tendencia resulta de los efectos del progreso técnico sobre la utilización de insumos y sobre el consumo. En torno al consumo, el crecimiento del ingreso produce un incremento en la demanda de alimentos usuales relativamente lento, en comparación con el incremento de la demanda de una variada gama de bienes, en los cuales el contenido de productos primarios es más bajo.

Contrariamente, la elasticidad-ingreso de la demanda de importaciones de la periferia tiende a ser mayor a uno. Esta tendencia depende de los cambios en la composición de la demanda que acompaña al aumento del ingreso –cambios acentuados por la imitación de las pautas de consumo prevalecientes en los centros- y de los altos requerimientos de importación de insumos intermedios y de bienes de capital, resultantes de la especialización del aparato productivo periférico.

El valor de la elasticidad de los centros, inferior a la unidad, supone que sus importaciones crecerán a un ritmo inferior al del ingreso, en cambio la periferia, con elasticidad mayor a uno, tendrá una tasa de importación mayor al incremento de su tasa de ingresos. De lo que se desprende que habrá tendencia al déficit en la balanza comercial de la periferia en caso de que el ingreso de esta aumente a mayor tasa que la del centro. La razón es que en la periferia las importaciones crecen más que el ingreso, y por lo tanto también crecerán más que el ingreso de la economía central, el cual a su vez crece más que las importaciones del centro, o sea más que las exportaciones periféricas. Se concluye, que para mantener el equilibrio externo la periferia deberá crecer a una tasa menor que el centro.
La industrialización es necesaria para crecer a una tasa superior al límite impuesto por el crecimiento del centro, y por la disparidad de elasticidades. Pero debido a la elevada elasticidad, las importaciones de la periferia tenderán a crecer más que su ingreso, y a sobrepasar espontáneamente su capacidad para importar. Para impedir el consiguiente desequilibrio externo, se hace necesario limitar la importación de algunos bienes, pasando a producirlos internamente, y evitar la importación de ciertos bienes prescindibles, a fin de atender la ingente demanda de importaciones industriales originada por el crecimiento del ingreso y por la producción interna de bienes que antes se importaban. Por lo que la industrialización de la periferia deberá realizarse necesariamente, por la vía de la sustitución de importaciones, que va acompañada por un cambio en la composición de las importaciones.

Mediante la industrialización sustitutiva se logra (aunque no sin tensiones en la balanza comercial) que la producción y el ingreso crezcan a ritmos superiores al de las importaciones y exportaciones globales, asimismo, trae consigo una baja en los coeficientes de importaciones y exportaciones de la economías periféricas.

  1. La tendencia al desequilibrio externo.

Puede pensarse que es posible evitar el desequilibrio, si se va transformando la composición de las importaciones y desarrollando la producción sustitutiva interna, a fin de que otras importaciones puedan crecer intensamente. La adecuación y concomitancia de tales transformaciones, en tanto se logre con ellas preservar el equilibrio externo, son las que hacen posible la continuidad del crecimiento impulsado por la ampliación de la industria.

En los documentos de la CEPAL se llama “reajuste de las importaciones” a estos cambios en la estructura de las importaciones y de la producción interna.

La tendencia al desequilibrio proviene de la falta de un mecanismo económico que asegure que el reajuste de las importaciones se vaya realizando de acuerdo a la proporcionalidad necesaria entre la necesidad y la capacidad de importación requerida para mantener el equilibrio externo.

  1. La tendencia al desempleo estructural.

En los centros, las oscilaciones del nivel de empleo obedecen principalmente a imperfecciones en el funcionamiento del sistema económico, es decir, son por naturaleza de carácter coyuntural. En cambio, la tendencia al desempleo en la periferia es de carácter estructural: en última instancia, depende de cómo penetran las técnicas productivas generadas en los centros y de cómo se transforma la estructura productiva durante la fase de industrialización.

La acumulación de la periferia es de suyo exigua, debido a los bajos niveles de productividad e ingreso; al traducirse en inversiones de elevada densidad de capital y gran escala, resulta insuficiente para absorber productivamente la fuerza de trabajo que, por una parte, proviene del crecimiento vegetativo de la población, y por otra, del desplazamiento de mano de obra desde sectores de baja productividad, a consecuencia del desempleo tecnológico provocado por esas mismas inversiones.

La conformación heterogénea de la estructura productiva también incide en forma directa en la explicación de la tendencia al desempleo.

Además, hay que considerar la influencia desfavorable de la inadecuación de la escala, pues la productividad del capital se reduce en la misma medida en que dicho recurso queda ocioso.

El uso de técnicas atrasadas y obsoletas, aunque podría favorecer el empleo, originaría un menor nivel de producto. Asimismo, se concluye que la maximización simultánea de empleo y producto a lo largo del proceso de desarrollo no se ha de lograr incidiendo sobre la densidad de capital, sino distribuyendo adecuadamente las inversiones realizadas en el sector moderno, entre actividades competitivas y no competitivas con producción preexistente. Esto es, distribuyéndolas de manera de minimizar los problemas de escala, y de lograr que la expulsión neta de mano de obra, provocada por las inversiones competitivas, sumada al crecimiento de la población activa, sea compatible con la absorción alcanzada mediante las inversiones no competitivas.

  1. Los desajustes intersectoriales de la producción.

La tendencia al desempleo, esta ligada a la de heterogeneidad de la estructura productiva periférica; es decir, al modo en como dicha estructura se va transformando.

Para erradicar la tendencia al desempleo, es necesario transformar la estructura productiva, convirtiéndola de heterogénea a homogénea o integrada.

Para evitar el desequilibrio externo, asimismo es necesario superar la especialización y lograr la diversificación de la estructura productiva, a través de un patrón de transformación estructural productivo adecuado: ciertos ritmos de expansión de las distintas ramas y actividades que impidan el surgimiento de estrangulamientos sectoriales, o sea, para que permitan preserva la compatibilidad de la producción de los distintos sectores.

La heterogeneidad implica la existencia de bajos niveles de productividad de los recursos en los sectores rezagados, con la consiguiente limitación de las posibilidades de ahorro y de la capacidad de alcanzar simultáneamente ritmos adecuados de acumulación en los diversos sectores y ramas de actividad.

Influye en igual sentido la inadecuación de la escala, que obliga a dejar capital ocioso, y por lo tanto disminuye el ritmo de la acumulación comparativamente al que podría lograrse a igualdad de la tasa de ahorro. Así pues, a raíz de la heterogeneidad, las indivisibilidades de escala exigen la sobrecapitalización de ciertas ramas y, al mismo tiempo, la escasez de capital impide la expansión de otras ramas o actividades requeridas por la instalación o ampliación de las primeras.
                                                                                                           

  1. Los desequilibrios generados en la agricultura.

Para la producción agropecuaria existen diversos tipos de técnicas, y en principio es posible lograr a la vez dos objetivos: aplicar técnicas para elevar la oferta agrícola de acuerdo con el crecimiento del conjunto del sistema económico, y desplazar mano de obra desde el agro en forma compatible con la demanda de trabajo en el resto del sistema.
El sistema de propiedad se caracteriza por la coexistencia de latifundio y minifundio; ambos conspiran contra la expansión de la oferta agrícola y contra la absorción de fuerza de trabajo.

En el latifundio, la excesiva concentración de la tierra dificulta su plena utilización, debido a la gran cantidad de capital que se requeriría para explotarla. Al mismo tiempo, para propietarios que disponen de grandes rentas resulta viable mantener tierras improductivas, como defensa contra la inflación y por consideraciones de prestigio social.

Además de debilitar la acumulación por la subutilización de la tierra, el latifundio tiende a mecanizar las faenas agrícolas, con consecuencias negativas sobre el uso de la fuerza de trabajo. Esta opción tecnológica depende primordialmente de razones económicas, pues aunque la mano de obra es abundante, desde el punto de vista privado, su contratación implica un costo que incita a sustituirla por capital.

La dispersión de la propiedad del suelo en minifundios tiene efectos semejantes. Las pequeñas explotaciones carecen de capacidad para acumular y para modificar los rudimentarios procedimientos de cultivo, lo que les impide elevar la productividad de la tierra y expandir la oferta agrícola.

La falta de capital además implica que la productividad de la mano de obra se mantiene baja. Junto con la escasa disponibilidad de tierra por unidad familiar, hace al minifundio incapaz de retener el crecimiento vegetativo de la población que habita y labora en él.

El arriendo del suelo, así como otras formas precarias de tenencia, contribuye a la realización de inversiones cuyo valor no se adhiere al de la propiedad. Así, las maquinarias y equipos se vuelven preferibles a otras alternativas tecnológicas que ahorran menos mano de obra y aumentan más la productividad de la tierra.

Durante el desarrollo hacia adentro tiende a producirse escasez de alimentos y de materias primas de origen agropecuario, así como un excedente de mano de obra agrícola que no logra ser absorbido por la industria y por otros sectores dinámicos.

La coexistencia de latifundio y minifundio, y la proliferación de formas precarias de tenencia, impiden retener el crecimiento vegetativo de la población ocupada en actividades de baja productividad y entorpecen la acumulación; tales condiciones de estructura deprimen pues el aumento de la demanda de empleo y de la oferta agrícola, y llevan además a adoptar tecnologías de elevada densidad de capital, que ahorran mano de obra e inciden poco en el aumento de la productividad de la tierra.

  1. Base del argumento.

Parte de la argumentación se desarrolla a base de instrumentos extraídos de la teoría de los ciclos, y parte a base de conceptos de cuño neoclásico, como los de inadecuación de la tecnología y disparidad de elasticidades.

SEGUNDA PARTE: OTROS APORTES TEÓRICOS.
Hay un cambio de actitud en los documentos de la CEPAL respecto a las perspectivas de la industrialización y del desarrollo latinoamericano. En los primeros años de la década de 1950 presentaban una visión optimista en cuanto a dichas perspectivas: en general suponían que el propio dinamismo del proceso, ligado a ciertas medidas de política económica concebidas para atenuar sus notorios desequilibrios, sería suficiente para lograr la gradual transformación de la estructura productiva y la marcha ascendente de los niveles de productividad del trabajo. Y se confiaba que estas modificaciones económicas serían capaces de inducir alteraciones en la estructura social y política, favorables a la continuidad del proceso de desarrollo y a la distribución de sus beneficios entre amplios grupos sociales. Hacia fines de la década de los 50, va tomando cuerpo la idea de que los obstáculos estructurales subyacentes en tales desequilibrios pueden determinar la paralización del desarrollo, o bien distorsionar sus resultados, en cuanto a la amplitud y a la equidad con que se distribuyen sus frutos.

Este cambio de óptica se encuentra vinculado a una serie de hechos que se hacen de más en más notorios en los últimos años del decenio de 1950 y en los primeros del siguiente.

De ahí que se considere necesario elaborar un nuevo sistema de ideas capaces de inspirar la acción práctica, es decir, una nueva interpretación que amplíe y enriquezca las anteriores y que sirva de base a una política de desarrollo destinada a superar dichos obstáculos.

2.1.1.4. El enfoque estructuralista de la inflación.

  1. La oposición al enfoque monetarista.

Los procesos inflacionarios latinoamericanos tienen sus raíces en desequilibrios generados en la esfera real del sistema económico, y en ciertas características y rigideces de los sectores externo y agrícola.

Este análisis de la inflación se le denominó estructuralista porque coloca en primer plano algunas de las peculiaridades de la estructura productiva de economías como las latinoamericanas.

El enfoque estructuralista de la inflación fue muchas veces presentado por contraste con la posición “monetarista”, atribuida al Fondo Monetario Internacional. Esta última se expresaba mediante propuestas de políticas de estabilización, posteriormente concertadas con varios países del área bajo la forma de cartas de intención. Desde el ángulo estructuralista, tales políticas fueron visualizadas como un conjunto de medidas tendientes a liberalizar el sistema económico y a contraer el gasto nacional; y se basaban en cierto tipo de diagnóstico que permanecía implícito y que destacaba la ineficiente conducción de la política de corto plazo.

Desde la óptica estructuralista se aduce que las políticas de estabilización inspiradas en la posición monetarista condujeron a la desaceleración del crecimiento y al aumento del desempleo, y sólo lograron éxitos temporales y poco significativos en cuanto a las metas que explícitamente perseguían. Esta crítica a los resultados supone una crítica al diagnóstico implícito: el mismo habría dado una importancia excesiva a las deficiencias de la gestión económica del gobierno, y en especial en su incontinencia monetaria, dejando de lado las características y problemas de estructura que enmarcan y condicionan dicha gestión.

  1. Las categorías de análisis.

Los puntos de vista estructuralistas acerca de la inflación se insertan en el conjunto de enfoques que no la perciben como un simple fenómeno monetario, sino como resultado de desequilibrios de carácter real, que se manifiestan en un aumento pertinaz del nivel general de precios.

En cuanto a las categorías de análisis, se distinguen por una parte los factores estructurales, a su vez subdivididos en presiones básicas y elementos sociopolíticos e institucionales; y por otra, se hace referencia a los mecanismos de propagación.

Las presiones básicas constituyen desequilibrios de crecimiento que se producen principalmente en los sectores externo y agrícola.

Los elementos de tipo sociopolítico e institucional tienen que ver con la organización misma del aparato de gobierno, en sus distintos niveles y ámbitos, y con el marco jurídico e institucional que regula e informa dicha organización. Pero, además entre estos elementos, se cuentan la base de sustentación de los distintos grupos sociales, el grado de desarrollo de sus organizaciones, y su capacidad de inducción de las decisiones gubernamentales o de ingerencia misma.

Respecto a los mecanismos de propagación, se destaca el de tipo fiscal, el mecanismo crediticio, y el mecanismo de reajuste de precios e ingresos, que expresa las presiones de distintos grupos sociales por afectar en su favor la distribución de la renta.

  1. El proceso inflacionario.

La inflación depende primordialmente de la magnitud de las presiones básicas y de la operación de los elementos sociopolíticos e institucionales, y sólo secundariamente de los mecanismos de propagación, cuya acción se limita a frenar o a impulsar la de los factores estructurales.

La tendencia al desequilibrio externo, constituye una base de tensiones inflacionarias, pues a la larga trae consigo modificaciones en el tipo de cambio, que a su vez aparejan aumentos en los precios.

La preservación de la estructura agraria  y de la estructura del comercio exterior, explica que las presiones inflacionarias básicas subsisten y que, asociadas a los demás factores estructurales, siguen traduciéndose en alzas de precios –aunque de menor densidad- a pesar de la acción de las políticas estabilizadoras sobre los mecanismos de propagación. Lo que es más, tales políticas al bloquear los mecanismos mediante los cuales se van obviando los desequilibrios de la industrialización sustitutiva, tienden a impedir la expansión de la economía. Según se aduce, el combate a la inflación no puede hacerse desvinculado de una política general de desarrollo que libere al sistema económico de las condiciones de estructura que impiden su transformación y entorpecen su crecimiento, sin desmedro de la necesidad de racionalizar también las políticas de corto plazo.

2.1.1.5. Análisis de los obstáculos estructurales al desarrollo.
Este capítulo es acerca de los aportes teóricos elaborados durante el decenio de 1960, relativos al largo plazo.

  1. El estrangulamiento externo.

La argumentación relativa al estrangulamiento externo altera y enriquece el anterior análisis del desequilibrio.

La industrialización sustitutiva produce un doble efecto: tiende a compensar y a la vez a reproducir el déficit externo. Dicha interpretación lleva a preguntarse si la sustitución de importaciones puede seguir compensando el desequilibrio de manera indefinida, o si por el contrario se llega a un punto de entorpecimiento del proceso mismo.
Las tasas de variación de los distintos rubros de importaciones, han de combinarse en tal forma que aseguren la compatibilidad entre los cambios en la estructura productiva y los cambios en la gama de importaciones a lo largo del tiempo. Para aproximarse a tal patrón, es necesario que la estructura productiva se transforme de manera más o menos simultánea en los rubros de bienes de consumo, intermedios y de capital. Esto es, la sustitución debe de llevarse a cabo en varios eslabones de la cadena productiva a la vez, a fin de que la integración vertical y la complementación intersectorial de las distintas ramas impidan la acumulación aluvial de un conjunto de demandas de medios de producción importados. Paralelamente, se postula que los cambios en las importaciones deberían producirse de manera más o menos simultánea en sus distintos componentes, y no iniciarse con una drástica reducción porcentual de los bienes de consumo.

La industrialización sustitutiva se debe de realizar mediante un tipo de transformación productiva que procede de lo simple a lo complejo; en dicha estructura, por lo tanto, el grado de integración vertical y de complementariedad intersectorial sigue siendo incipiente si se compara con el de los centros. De suyo, este tipo de transformación crea fuertes necesidades de importación que tienden a exceder la capacidad para importar. Los cambios que se van produciendo al mismo tiempo en la composición de las importaciones compensan dicha tendencia en otros periodos de ingreso, y permiten así la continuidad del proceso sustitutivo.

¿Es posible que el proceso de industrialización sustitutiva pueda continuar indefinidamente en las condiciones de rezago estructural con que se realiza?, es decir ¿pueden los cambios en la composición de las importaciones seguir compensando indefinidamente la tendencia al desequilibrio externo? La respuesta es negativa.

A la larga, el desequilibrio externo da lugar al estrangulamiento externo, el cual detiene el proceso de industrialización sustitutiva; o más propiamente, deja al crecimiento periférico supeditado al lento ritmo de aumento de la capacidad para importar.
El estrangulamiento externo se vincula al agotamiento del margen comprimible de las importaciones, y a las dificultades crecientes de la sustitución.

Para mantener un ritmo elevado de crecimiento del producto social se requiere seguir transformando la estructura productiva en sentido vertical, mediante la sustitución de bienes de elaboración muy compleja que imprimen rigidez a la gama de importaciones. Esto se hace cada vez más difícil, debido a la ineficiencia en el uso de los recursos productivos que se asocia a la asimilación de técnicas foráneas y a las limitaciones impuestas por el tamaño del mercado a la industrialización periférica.

La tendencia al déficit comercial se hace más intensa y notoria cuanto más ha avanzado el proceso de industrialización. En fases avanzadas, la dificultad de emprender nuevas sustituciones y la rigidez de la gama han aumentado considerablemente, la imposibilidad de contraer las importaciones o de sustituirlas por producción interna, obliga a recurrir a un déficit de magnitud similar a la contracción de las exportaciones. El arrastre, del anterior endeudamiento, sumado a su brusco aumento, pasa a limitar más aún la capacidad para importar, exigiendo la contratación de mayores créditos, en una espiral de endeudamiento difícil de compensar en auges ulteriores. Lo cual termina por entorpecer la continuidad del proceso sustitutivo y por reducir el ritmo de crecimiento de la producción periférica.

  1. Obstáculos internos al desarrollo.

Así como el análisis del estrangulamiento externo amplía y profundiza el del desequilibrio, el análisis de los obstáculos internos al desarrollo, retoma y extiende las interpretaciones sobre la estructura agraria  e industrial de la periferia.

Durante el desarrollo  hacia afuera, se configura una estructura económica especializada y heterogénea, y se va también consolidando una estructura social peculiar de la “condición periférica”. Se parte de una situación previa de gran concentración de la riqueza y de la propiedad agraria. A medida que la producción agrícola se reorienta hacia el mercado, la penetración de nuevas técnicas, a pesar de su carácter muy extensivo, tiende a generar continuos excesos de mano de obra que permiten mantener bajos los niveles de salarios. De ese modo, los incrementos de productividad se reflejan en aumentos más que proporcionales de ganancias y rentas, gracias a los cuales los grupos de altos ingresos no sólo adoptan patrones de consumo suntuario, propios de sociedades de mayor desarrollo, sino que logran la ulterior concentración de la riqueza.

Durante el desarrollo  hacia afuera se afianza, pues, una situación de extrema desigualdad en cuanto a la distribución de la riqueza y del ingreso y una estructura social dicotómica, constituida esencialmente por propietarios y desposeídos; esta incide sobre la conformación de una estructura de poder que dificulta la movilidad social y tiende a perpetuar aquella dicotomía básica.

Durante la fase de industrialización sustitutiva –sin desmedro de la existencia de problemas generados por la inadecuación de la tecnología a las condiciones de atraso propias de la periferia- la estructura social y la distribución del ingreso tienen una influencia decisiva, pues condicionan la composición de la demanda y la dimensión del mercado y el tipo de bienes producidos y el carácter monopólico que adquiere su producción.

La industria se va ampliando a partir de la elaboración de los bienes más simples, pero utilizando técnicas de alta densidad de capital. Mientras tanto, las nuevas transformaciones en la agricultura, también a base de técnicas de elevada densidad, tienden a generar continuos excesos de mano de obra. Los salarios no crecen en proporción con los incrementos de la productividad del trabajo. Esto se refleja en un aumento considerable de los beneficios y las rentas de la propiedad, que permite extender la concentración de la riqueza a las actividades industriales y mantener una elevada propensión al consumo.

La estructura social se transforma durante la fase de industrialización sustitutiva, pero no sustancialmente. Se amplían la dimensión y los intereses de los grupos propietarios; no disminuye, sin embargo, la concentración de la riqueza y del ingreso, ni su incidencia decisiva en la estructura de poder. En consonancia con el surgimiento de nuevas actividades y la diversificación de la estructura económica, aumentan los grupos medios, cuyos niveles de ingreso los hacen participar en alguna medida de los beneficios del progreso técnico. Subsisten, no obstante, vastos sectores de muy escasos ingresos, por los bajos niveles del salario real y la proliferación de servicios de escasísima productividad. Estos son la forma de ocupación de la fuerza de trabajo que la estructura económica y social del sistema no permite absorber de manera productiva.

Los cambios en la estructura económica y social que son característicos del proceso de desarrollo hacia adentro (y que definen ese tipo de modelo) impiden que las funciones de acumulación y gestión se cumplan de manera eficiente, y comprometen la continuidad del propio proceso, que a la larga tiende a perder dinamismo.

TERCERA PARTE: EL ÁMBITO DE LA POLÍTICA ECONÓMICA.
2.1.1.6. Recomendaciones de política económica:

  1. Política de desarrollo: la industrialización deliberada.

Tomadas en conjunto, las tres teorías del deterioro, se concluye que con las condiciones propias de la periferia (sobreabundancia e inmovilidad internacional de la fuerza de trabajo; rezago en su nivel de productividad), la especialización conduce al empeoramiento de la relación de intercambio, con la consiguiente transferencia de ingreso hacia los centros. Lo cual difiere de la teoría tradicional de la división internacional del trabajo, que procura demostrar las ventajas de la especialización, mientras que las tres teorías aludidas plantean la necesidad del desarrollo industrial, única forma de reducir el exceso de mano de obra y el rezago de su productividad, y de contrarrestar las causas profundas de la tendencia al deterioro y la concentración de los frutos del progreso técnico en las economías centrales.

La industrialización espontánea va acompañada por tendencias al desempleo y desajustes intersectoriales de la producción. Éstas se consideran vinculadas a la inadecuación de la tecnología, a la heterogeneidad estructural propia de la periferia, y a ciertas características de su estructura agraria, y a su asociación a la libre operación del sistema económico.

Por lo que la industrialización espontánea no arroja un resultado óptimo, pues solo la conducción deliberada del sistema económico permite distribuir eficientemente los recursos productivos entre industria y sector exportador, y alcanzar con ello la producción máxima factible.

  1. Criterios de asignación de recursos.

Los objetivos de la política de industrialización y de desarrollo se reflejan en criterios de asignación de los factores productivos, destinados a asegurar la maximización del ingreso social, indicador corriente del bienestar de la comunidad.

Los recursos se pueden destinar a las exportaciones primarias, o a la producción de mercado interno. Se plantea un criterio único para la asignación de recursos en todas y cada una de las ramas de actividad económica, para su distribución simultánea entre las distintas actividades de exportación y de producción para el mercado interno: se trata del criterio denominado del “rendimiento o productividad marginal social del capital”; en el contexto en que se plantea este principio, se considera que el sistema de precios externos es una adecuada base de estimación de la productividad del capital y de su distribución óptima entre las varias alternativas de inversión. Por lo tanto, en materia de asignación intersectorial de recursos las recomendaciones de la CEPAL destacan la necesidad de expandir la industria periférica por razones de estricta economicidad relativa.

En la periferia, la asignación óptima de la inversión se obtiene distribuyendo el capital adicional de modo que su productividad marginal se iguale en todos los usos; además, se deben emprender aquellas actividades en las cuales la productividad física del capital difiera menos de los niveles existentes en la economía central.

La asignación óptima no sólo exige igualar la productividad marginal del capital en todos los usos, sino también invertir en aquellas actividades con menor capacidad ociosa y por lo tanto con un nivel de productividad más semejante al del centro. Así ciertas ramas de la industria liviana donde los problemas de escala son escasos o nulos, resultaran preferibles a otras de tecnología más compleja que requieren un tamaño mínimo de planta excesivo, en relación con las dimensiones de las economías de menor desarrollo.

La solución óptima exige asegurar el más alto producto por unidad de capital, lo que requiere considerar los márgenes de subutilización del recurso tecnológico y su nivel efectivo de productividad.

Para maximizar simultáneamente el ingreso y el empleo, no basta tener en cuenta las condiciones de productividad del capital con que se realiza la inversión, ya que se debe considerar la forma en que ésta se reparte entre ramas que no compiten con producción preexistente, y actividades que desplazan producción de sectores internos de baja productividad.

La absorción de la fuerza de trabajo es un problema dinámico por su naturaleza misma, y exige tener en cuenta no solo los efectos de la inversión en un periodo de ingreso, sino también los efectos intertemporales de la acumulación de capital sobre la demanda y la oferta de trabajo, lo que no esta contemplado en el criterio de asignación de recursos.

Grosso modo, el criterio de asignación de recursos carece de aptitud para reflejar aquellos aspectos de la elaboración teórica que abordan las características del desarrollo periférico desde un punto de vista dinámico.

  1. Relaciones económicas internacionales.
  2. Protección del mercado interno.

Se destaca la necesidad de: 1) amplitud, 2) dimensión de la protección, y 3) criterio de no reciprocidad entre periferia y centro, también llamado asimetría de la producción.

La protección se hace imprescindible para compensar las diferencias de productividades entre centros y periferia, y debe mantenerse mientras existan dichas diferencias y no se compensen por diferencias de salarios. Además para compensar el desequilibro de la balanza de pagos la industrialización deberá ser mediante la sustitución de importaciones; es decir, es necesario emprender la producción interna de algunos de los bienes previamente importados, seleccionándolos de modo que se permita un intenso crecimiento de otras importaciones a pesar del lento aumento de las exportaciones.

En cuanto a la amplitud los argumentos se basan en los criterios de asignación de recursos. Convendrá expandir el sector exportador hasta el punto en que el ingreso real generado en el mismo iguale al que proviene del aporte de recursos productivos adicionales a las actividades industriales. Aún si sólo se extiende a las ramas cuya instalación es necesaria para lograr esa equiparidad de los rendimientos marginales, la protección se justifica plenamente pues constituye un instrumento para optimizar el uso de dichos recursos.

Por lo que: la protección debe extenderse sólo al grupo de ramas industriales que conviene instalar o expandir, y su nivel ha de ser el mínimo requerido para compensar las diferencias de productividades; el instrumento para aplicar a cada rama es el arancel y no la política cambiaria, que obligaría al uso de un complicado sistema de cambios múltiples, muy difícil de administrar; la protección demasiado alta impide someter a la industria al acicate de la competencia internacional en desmedro de su eficiencia; finalmente, la protección indiferenciada y extendida al conjunto de la manufactura puede conducir a un aumento excesivo en la actividad interna y a una expansión del sector exportador inferior a la óptima, con el consiguiente perjuicio para el nivel de producto global y para el volumen del comercio internacional.

En la periferia un margen adecuado de protección logra mantener la correspondencia entre importaciones y exportaciones, limitando la importación de algunos bienes en beneficio de la de otros, adentro de lo que permite la capacidad de pagos exteriores y sin afectar al volumen global del comercio.

La aplicación de medidas similares en los centros produce efectos de signo contrario sobre su intercambio con la periferia. Ya que en dado caso la protección significa un factor adicional de debilitamiento de las exportaciones de la periferia.

En otras palabras, el objetivo básico de la industrialización, es preservar para la periferia los frutos del progreso técnico y no puede ser logrado en condiciones de libre cambio, por lo que exige la protección del mercado interno durante el tiempo y en la medida requerida para ir reduciendo las diferencias de productividad y salarios.

  1.   Integración latinoamericana.

La integración más que un medio para optimizar la asignación de recursos se considera un instrumento idóneo para aminorar las tensiones y desequilibrios propios del desarrollo hacia adentro.

La inadecuación de la escala respecto al tamaño de cada uno de los mercados periféricos da lugar a un alto grado de subutilización de capital. La integración y la especialización industrial de las diversas economías del área representan, en cambio, una posibilidad de reducir esos grandes márgenes de capacidad ociosa de la periferia.

La integración contribuye a aliviar la tensión del balance de pagos, pues trae consigo un mejor aprovechamiento de las divisas destinadas a la adquisición de equipos importados, además produce más crecimiento y por ende un mayor volumen de comercio con el resto del mundo. Es decir, se piensa que el aumento del comercio dentro del área no se produciría a expensas del comercio con el resto del mundo, por el contrario, vendría a favorecerlo.

El aumento de la eficiencia industrial que la integración trae consigo, abre otra posibilidad de atenuar las dificultades externas: la de exportar manufactura hacia el resto del mundo.

La reducción de los márgenes de capacidad ociosa tiene resultados directos sobre la productividad del capital, el mejor uso del capital incide sobre el crecimiento debido a sus efectos sobre la tasa de acumulación, reduce los desequilibrios intersectoriales de la producción al liberar comparativamente más capital para las necesidades de infraestructura.

Los argumentos basados en la economía convencional suelen afirmar que la integración brinda una alternativa más eficiente que varios mercados aislados para la asignación de un monto dado de factores productivos, debido al aprovechamiento de las economías de escala y de otras ventajas de la especialización. La argumentación cepalina difiere de esta: no toma en cuenta los efectos de la integración sobre el empleo de los recursos estáticamente considerados, sino que se refiere a sus efectos sobre la dinámica del desarrollo periférico. Dicho de otro modo, la integración más que un medio para optimizar la asignación de recursos se considera un instrumento idóneo para aminorar las tensiones y desequilibrios propios del desarrollo hacia adentro.

La integración regional y la exportación de manufacturas se cuentan entre los medios necesarios para asegurar a la periferia un papel nuevo y más dinámico tanto en el comercio mundial como en el crecimiento del sistema en su conjunto. Esto no perjudica a los centros industriales sino que contribuye, por el contrario, a aumentar también el dinamismo de dichas economías y de su comercio exterior.

  1.  Financiamiento externo.

El financiamiento externo es necesario para complementar la escasa capacidad de ahorro propia de los bajos niveles de productividad e ingreso de la economía periférica. Resulta ser un modo de elevar la tasa de inversión de la periferia sin sacrificar el consumo presente, y además genera condiciones favorables al aumento del coeficiente de ahorro propio a través de una paulatina reducción de la propensión media a consumir.

Cuando la capacidad para importar esta ya colmada por importaciones imposibles de disminuir la mayor inversión potencial no podrá traducirse en la adquisición exterior de bienes de capital, sino es mediante el concurso del financiamiento externo.

Al aumentar la inversión las necesidades adicionales de importación superan temporalmente la reducción de importaciones provocada por la misma inversión, ya que existe un desfase entre el lapso durante el cual aumentan las importaciones de equipos y el lapso requerido para que la sustitución de bienes importados genere una economía de divisas equivalente.

Las funciones del financiamiento de 1) incrementar el ahorro, sin sacrificio del nivel de consumo, y 2) paliar la escasez de divisas, inducida por la sustitución de importaciones hasta que ésta produzca el efecto de reducir la demanda externa de los bienes sustituidos, se conciben transitorias, ya que en el largo plazo los aportes tendrán que cesar o disminuir. Esto se debe a que con el tiempo las amortizaciones y servicios sobrepasan los nuevos ingresos de capital, de tal modo que a la larga la corriente financiera se hace crecientemente negativa y el saldo neto de la misma pasa a constituir un porcentaje cada vez mayor de las exportaciones.

Por lo que, en el largo plazo, el coeficiente de ahorro externo y la cuota-parte ideal de la propiedad extranjera sobre el total de los activos de la periferia deberán reducirse; inversamente, los porcentajes de ahorro propio y de la propiedad nacional deberán aumentar.

El financiamiento externo debe de ser más de capital público que privado. Ya que los préstamos públicos son de menor costo y se adecuan mejor a la necesidad de paliar las insuficiencias de capital social básico. Preferentemente el financiamiento público debe de realizarse mediante institutos de crédito internacionales, administrados con criterios técnicos, pero organizados sobre bases multilaterales, en lo que respecta al ejercicio del poder de decisión.

Se debe de dar importancia a la necesidad de una nueva orientación de la tecnología en países de escaso capital, y en la cooperación internacional para la investigación científica y tecnológica que sirva de base a dicha reorientación.

  1. Política agraria.

Los desequilibrios generados en el sector agropecuario no se consideran vinculados a la inadecuación de la tecnología, sino a peculiares condiciones de estructura de dicho sector, especialmente los relacionados con el sistema de propiedad y el régimen de tenencia del suelo.

Por lo que la tributación en algunos casos o la reforma de la estructura de propiedad y tenencia, y su combinación, son los instrumentos que se recomiendan.

  1. Planificación del desarrollo.

El desarrollo del polo periférico ha de basarse en una política deliberada destinada a obviar los desequilibrios y desajustes que le son inherentes; y tal política ha de ser elaborada y racionalizada mediante el uso de la planificación, ya que la compatibilidad de todas las recomendaciones y objetivos parciales exige instrumentos y métodos que permitan integrarlos coherentemente como parte de una política única de desarrollo a largo plazo.

Se requiere elevar al máximo la productividad del trabajo; pero para que esta alza se refleje en el gradual aumento de los salarios, es necesario lograr que toda la mano de obra empleada en sectores rezagados de muy baja productividad sea reabsorbida por actividades de productividad normal. La teoría indica que los aumentos y cambios de composición de la producción, deben ser compatibles con el aumento de las importaciones y el cambio en la composición de las mismas, en cuanto al equilibro a largo plazo de la balanza de pagos. Así pues, el equilibrio externo aparece como un objetivo que va unido y supeditado al objetivo principal, la elevación de productividad y salarios. Es este último, y no el equilibrio externo, lo que constituye condición suficiente, además de necesaria, para superar la desigualdad estructural y de niveles de ingreso medio peculiar de las economías periféricas.

  1. Intervención estatal.

La planificación se considera un requisito de la política de desarrollo, y ésta una condición necesaria para el desarrollo mismo.

El desarrollo exige una acción consiente y sostenida por parte del estado a fin de que la política de desarrollo, expresada en programas, pueda traducirse en medidas concretas de política económica que impulsen la ejecución del plan.

Las formas más necesarias de intervención estatal en un régimen de iniciativa privada son: las acciones tendientes a elevar el coeficiente de ahorro nacional, particularmente a través de la política fiscal; la participación directa y la orientación del crédito; la captación de recursos financieros internacionales; la canalización de dichos recursos, así como los de origen interno hacia la inversión real; el diseño de un programa de inversiones, que combine la inversión pública en infraestructura y en producción directa, con la que deba realizar el sector privado; las acciones tendientes a disminuir la vulnerabilidad de las economías periféricas frente a las fluctuaciones y contingentes exteriores; el diseño y continuo ajuste de una política de protección que oriente la industrialización sustitutiva a base de criterios de economicidad y prevea las necesidades de sustitución que el desarrollo trae consigo; la transformación de las condiciones de productividad existentes en los sectores rezagados de la agricultura y la paulatina traslación de los excedentes de mano de obra agrícola a las actividades modernas; y la acción profunda y persisten en el campo tecnológico.

Al Estado se le concibe como un agente de política económica, encargado de corregir con su acción consciente las distorsiones propias de la evolución y funcionamiento del sistema económico periférico.

La intervención estatal no es incompatible con la operación de la economía de mercado, sino por el contrario, cumple el papel fundamental de dar curso y eficacia a su funcionamiento. Es decir, la posición de la CEPAL es contraria al laissez-faire, pero al mismo tiempo parte de reconocer la existencia de un régimen de iniciativa privada, cuya eficacia y adecuación a los grandes objetivos del desarrollo, dependerá de distintos grados de intervención.

  1. Aspecto de conjunto.

Los aspectos de teoría y de política económica del pensamiento de la CEPAL se fueron construyendo en conjunto y con estrecha relación, por lo que guardan coherencia entre sí.

La posición de la CEPAL se halla relacionada con el intenso proceso de desarrollo industrial que se venia produciendo en diversos países del área desde la gran depresión, y especialmente durante la segunda guerra mundial y la inmediata posguerra.

1 Bustelo, Pablo. “Teorías contemporáneas del desarrollo económico”. Síntesis. 1998. Pág. 156.

2 Bustelo, Pablo. “El enfoque de la regulación en Economía: una propuesta renovadora”, escogido en Cuadernos de Relaciones Laborales, 1994. pp. 149-163.

3 Se refiere a que la estructura productiva produce tanto bienes primarios como industriales.

4 Indica que la productividad del trabajo de las distintas actividades económicas no se encuentran rezagadas unas respecto de otras.

5 Crecimiento material de bienes y servicios.