Leticia Macedo Martínez*
Introducción
  Han transcurrido  aproximadamente doscientos años desde que se comenzó a emplear de manera  oficial el concepto de turismo para designar los viajes de placer que en ese  momento se llevaban a cabo. En la actualidad, la conceptualización del turismo  sigue aún generando controversias debido a las múltiples y variadas  interpretaciones que se le ha dado a este fenómeno, brindado por diferentes  disciplinas y corrientes de pensamiento. Como lo cita Hall (2009:20), hay pocas actividades humanas que pueden  atraer simultáneamente la atención de economistas, geógrafos, científicos  especializados en el medio ambiente, psicólogos y sociólogos, así como quienes  investigan sobre cuestiones relacionadas con el diseño de políticas y la  gestión. El turismo es una de ellas. 
  Las aportaciones de las  distintas disciplinas ofrecen nuevas y variadas formas de mirar al mismo objeto  de estudio, proponiendo desde una conceptualización del turismo hasta el empleo  de una metodología para abordar dicho tema. El uso del mejor enfoque dependerá  del contexto en el que esté teniendo la investigación.
  La geografía es una de  las disciplinas que ha contribuido al estudio del turismo bajo el enfoque del  análisis territorial. El empleo de los criterios geográficos en el estudio del  turismo,  han permitido conocer otros  aspectos relevantes de esta actividad que van más allá de los puramente  económicos. Sus aportaciones se orientan principalmente hacia la comprensión de  las relaciones entre territorio y las actividades turísticas, orientándose en  conocer los atributos de los lugares donde se desarrolla la actividad, los  movimientos y flujos de personas, los patrones de distribución espacial de la  oferta y demanda, así como el manejo de diferentes escalas de análisis. 
  Siguiendo las  tendencias actuales del turismo, los geógrafos comienzan a interesarse por  realizar investigaciones en el área de turismo religioso, especialmente en países  con larga tradición histórica en peregrinaciones y presencia de santuarios que  congregan a una multitud de fieles procedentes de distintas regiones del mundo,  como es el caso España, donde se localiza uno de los lugares sagrados del mundo  cristiano: el Santuario de Santiago de Compostela, o en Francia, que se ubica  el Santuario de la Virgen de Lourdes. En el caso de México, el trayecto  recorrido en esta línea de investigación aún es corto, son pocos los trabajos  que se han realizado sobre turismo religioso,  a pesar de ser un campo fértil para el  desarrollo de este tipo de investigaciones, tanto por la tradición católica que  profesa la mayor parte de población como por el número de santuarios  distribuidos a lo largo del territorio nacional. Vale la pena mencionar algunos  de ellos: el trabajo desarrollado por Propín y Sánchez en 2007, quienes investigaron  el alcance turístico regional del Santuario Cristo de las Noas en la Comarca  Lagunera de México; un año después los mismos autores estudiaron la importancia  regional del Santuario Santo Niño de Atocha, en Plateros, Zacatecas, en 2008 Puebla  se enfocó en analizar el impacto económico del turismo religioso relacionado  con el culto a Virgen de San Juan de los Lagos, en Jalisco y Miranda (et al) en 2009 realizaron un estudio  orientado al camino de la Virgen del Rosario de Talpa de Allende, Jalisco con  el fin de mejorar las condiciones del peregrinaje teniendo en cuenta las  características geográficas del lugar.
  Con este afán, resulta  de interés dar a conocer algunos ejemplos de la mirada geográfica en los  estudios de turismo religioso, y la importancia que adquieren las cualidades  territorio para conocer la dinámica de la actividad y la utilidad para la  planeación y desarrollo de proyectos turísticos.
  Objetivo  del trabajo
  El desarrollo del  presente artículo pretende exponer algunas de las aportaciones de la ciencia  geográfica aplicada a los estudios de turismo de carácter religioso. Para ello,  la exposición queda dividida en tres apartados. En la primera parte se hace mención  de los enfoques disciplinares del turismo para destacar la visión de la  geografía a partir de una breve exposición de las vertientes de estudio de la  geografía del turismo. En la segunda parte se aborda la conceptualización del  turismo religioso y se describen las diferentes formas en las que se manifiesta  esta actividad a partir de ejemplos concretos; en el último apartado se  conjuntan ambas temáticas para develar la importancia de los conocimientos que  aporta la geografía en el estudio de los lugares que son reconocidos como  destinos de atractivo turístico religioso.
Enfoques  disciplinares del turismo
  El turismo como objeto de estudio ha sido abordado desde diferentes áreas  del conocimiento. Su relación con distintos elementos tanto de la esfera  económica, social, política, medioambiental, entre otras, subrayan la  complejidad de su análisis y la necesidad de emplear un enfoque  multidisciplinario para mayor comprensión de este fenómeno. Algunos autores han  puesto de manifiesto que el estudio del turismo es un campo de investigación  que presenta una multitud de vertientes en cuyo desarrollo pueden contribuir  numerosas disciplinas.  Jafar  Jafari en el año de 1990 (citado en Jimenez,  2005) elaboró un modelo donde representó el conjunto de disciplinas que se  encuentran involucradas con el estudio del turismo y el enfoque que cada una  ofrece para el análisis de éste fenómeno (figura 1 y 2). En este esquema se  distinguen 16  disciplinas que se  involucran con el análisis del turismo, entre las que se encuentra la  geografía, cuya ciencia se relaciona bajo el enfoque de la geografía del  turismo. 
         Figura  2: Enfoque de las disciplinas que han contribuido al estudio del turismo 
Disciplina  | 
    
  | 
    Enfoque  | 
  
1. Antropología  | 
    →  | 
    Relación turista-anfitrión  | 
  
2. Ciencia Política  | 
    →  | 
    Mundo sin fronteras  | 
  
3. Geografía  | 
    →  | 
    Geografía del turismo  | 
  
4. Ecología  | 
    →  | 
    Diseño con naturaleza  | 
  
5. Agricultura  | 
    →  | 
    Turismo rural  | 
  
6. Recreación y parques  | 
    →  | 
    Administración de recreación  | 
  
7. Planeación urbana y regional  | 
    →  | 
    Desarrollo y planeación turística  | 
  
8. Marketing  | 
    →  | 
    Marketing turístico  | 
  
9. Leyes  | 
    →  | 
    Leyes turísticas  | 
  
10. Administración y negocios  | 
    →  | 
    Administración de organizaciones turísticas  | 
  
11. Transporte  | 
    →  | 
    Fundamentos de transporte  | 
  
12. Administración de hoteles y restaurantes  | 
    →  | 
    Papel de la hospitalidad en el turismo  | 
  
13. Educación  | 
    →  | 
    Educación turística  | 
  
14. Sociología  | 
    →  | 
    Sociología del turismo  | 
  
15. Economía  | 
    →  | 
    Implicaciones económicas del turismo  | 
  
16. Psicología  | 
    →  | 
    Motivación turística  | 
  
Fuente: Elaboración propia con datos de Jiménez, 2005.
Vertientes de estudio  en geografía del turismo
  La geografía del turismo se  desarrolló formalmente en el siglo XIX como parte del interés general que  tuvieron las disciplinas sociales por estudiar un fenómeno que en ese momento  adquiría gran relevancia en Europa, debido al crecimiento acelerado que  mostraba esta actividad como consecuencia del avance en los medios de  transporte, los cuales reducían de forma considerable el tiempo entre el lugar  de residencia y el de destino. La ciencia geográfica mostró interés por el  estudio del turismo al ser considerada una actividad que nace con una vocación  espacial, debido a los desplazamientos o movilidad que realizan las personas  para conducirse al lugar de destino turístico; es una actividad apoyada en los  espacios recorridos, sin los cuales no existiría como actividad singular (López,  2001).
  Es así que al turismo  se le ha reconocido como una actividad con un carácter eminentemente espacial. Por  ejemplo, Bertoncello (2001) menciona que las prácticas turísticas tienen una  dimensión espacial que le es intrínseca y específica, que esta dada por el  carácter fijo en el espacio de los atractivos turísticos: este es el origen de  los destinos turísticos. Es precisamente el carácter fijo el que obliga al  consumidor turista a desplazarse para disfrutar de él, dando lugar a la  práctica turística. Por su parte, Hiernaux (1996) menciona que “el turismo es  espacio-movimiento, la práctica turística implica un desplazamiento en el  espacio, que la hace, a nuestro entender, una de las acciones humanas mas  genuinamente territoriales, si se les compara con otras actividades sociales o  económicas. 
  Esta dimensión  territorial de la actividad turística es propia del campo de estudio de la  geografía, como lo refiere Garza (2006:21):
  “el  turismo es un fenómeno que, englobado en el contexto espacial, precisa de un  territorio junto con los elementos físicos y sociales que éste implica para  llevarse a cabo. Se entiende congruente, por lo tanto, puntualizar que los  sitios sobre los que se mueven los turistas y se ubican los atractivos  turísticos son parte del espacio geográfico, objeto de estudio de la geografía,  y cuyo concepto alude a todo lo que existe en la superficie terrestre resultado  de la actividad humana y la herencia de la historia natural, y que está formado  por el complejo de los fenómenos naturales y socioculturales (….) el espacio,  como las múltiples relaciones que establecen los turistas con su medio son  susceptibles ser investigadas desde una óptica geográfica”. 
  Las precisiones sobre la dimensión  territorial de la actividad turística han sido el punto de partida para el  desarrollo teórico y conceptual de la geografía del turismo. La evolución  teórica de esta disciplina ha sido producto de la trayectoria que han seguido al  mismo tiempo dos eventos en el tiempo. Por un lado, la producción académica de  los estudios sobre geografía del turismo se intensificó a partir del  crecimiento acelerado que mostró el turismo en el periodo posterior a la  segunda guerra mundial, hecho que detonó el interés por parte de los estudiosos  de las ciencias sociales quienes estaban atentos de las tendencias que se iban  perfilando. Por otro lado, las diferentes formas de mirar al objeto de estudio  generaron una producción importante de material bibliográfico desde diferentes corrientes  epistemológicas, desde la geografía clásica, la neopositivista hasta la  geografía cultural.
  Desde la escuela clásica, el  turismo ha sido considerado como un factor de transformación del paisaje  cultural cuyo objeto debe afrontar una doble tarea, el análisis de las causas  geográficas del turismo y la explicación de los impactos provocados por el  mismo. El ingrediente geográfico del turismo se articulaba a la estrecha  relación entre determinados componentes del medio natural como recursos y  atractivos y el desarrollo turístico en sí; y por otro lado, el impacto  morfológico originado por el turismo en los paisajes preexistentes  (Vera,1997:27).
  Los primeros trabajos relacionados  con el turismo en el campo de la geografía comenzaron en la escuela francesa a  finales del siglo XIX, donde el objeto de estudio se fundamentó principalmente  en el análisis del paisaje que aportaba una significación, aunque descriptiva,  con tintes más sociales que permitían una mejor comprensión de los fenómenos geográficos,  (Luis, 1983). 
  A principios del siglo XX se  introducen en la geografía del turismo conceptos de las ciencias sociales,  principalmente en materia de estudio de la organización social al análisis  físico, imponiendo como pauta que el principal elemento modificador del paisaje  es la sociedad (Luis 1987). Posteriormente, en la tercera década del siglo XX,  surge un nuevo enfoque en los estudios de geografía del turismo, donde se  precisan conceptos en como turismo, lugar turístico y el de espacios turísticos  que hacen un mayor hincapié en los aspectos económicos del turismo. Esta  corriente propone la explicación de las actividades espaciales como resultado  de la necesidad de ejercicio de los seres humanos para ejercer funciones  vitales en el espacio, satisfacer sus necesidades y organizar el mismo para alcanzar  estos objetivos. De esta forma surge la aproximación teorético-locacional, que  se fundamenta en la construcción de una metodología basada en la doctrina  economicista de la geografía, también llamada “nueva geografía” de corte neopositivista  (Hiernaux ,2006).
  Los diversos estudios de la  geografía del turismo conllevan un análisis tanto estructuralista, descriptivo  y neopositivista en su mayoría, por lo que surgen en la escena nuevos tópicos  de discusión, basados fuertemente en la geografía crítica, en donde se abordan  temas como la crítica ambientalista y los efectos negativos del turismo,  (Hiernaux 2006).  
  Otra faceta dentro de los estudios  abordados en el tema del turismo en geografía han sido las investigaciones con  tinte humanístico relacionadas con cuestiones de percepción y las culturales,  cifrando atención en otros tópicos menos cuantitativos y más antropológicos o  psicológicos. Esta de línea de investigación aborda temas de giro cultural,  puesto que esta actividad no se concibe fuera de las sociedades emisoras y  receptoras del fenómeno turístico, y comienza a interesarse por las prácticas  socioespaciales ejercidas por los actores del proceso. Como lo refiere Hiernaux  (2006:421): 
  “la nueva orientación de la  geografía del turismo vuelve a colocar al turista en el centro del estudio, en  vez de privilegiar, como se hizo en el pasado, las estructuras diversas que  convocaban el acto turístico”.
   En esta nueva concepción, el turismo es  concebido como:
  “un sistema de actores, de  prácticas y de lugares que tiene como objetivo permitir a los individuos  desplazarse para su esparcimiento fuera de su lugar de vida habitual, yendo a  habitar temporalmente en otros lugares” (Hiernaux, 2006:423). 
  El mismo autor señala que la  geografía del turismo debe ser analizada a partir de la “encarnación” del  turismo en el individuo, quien practica la “mirada turística” y ejercen  prácticas turísticas que marcan el material y simbólicamente el espacio que se  “turistifica” de esta manera. Se adopta una escala de estudio micro a  diferencia de otras como la neopositivista que elige la escala macro, y centra  la atención en el estudio de lo cotidiano.
  En épocas recientes, la geografía  del turismo se considera una disciplina emergente que no ha terminado de  consolidarse y cuyo desarrollo se vincula a las nuevas tendencias que marca el  estudio del turismo; sin embargo ha buscado delimitar su campo de conocimiento  dirigido hacia diversos temas que de acuerdo con Vera (1997) se resume en los  puntos siguientes: los patrones de distribución espacial de la oferta, los  patrones de distribución espacial de la demanda, la geografía de los centros  vacacionales, los movimientos y los flujos turísticos, el impacto del turismo y  los modelos de desarrollo del espacio turístico. 
  Por su parte, López (2001) identificó  cuatro puntos que es oportuno abordar desde el ámbito de la geografía del  turismo. El primero es la localización de la actividad turística; el segundo,  la infraestructura, particularmente las vías de comunicación que restringen o  facilitan la vía de turistas; en tercer lugar, el análisis temporal de los  espacios receptores de turistas, así como de las corrientes que se establecen,  y por último, la escala de investigación. 
  La producción bibliográfica en  materia de geografía del turismo se ha orientado principalmente  sobre cuatro rutas de investigación. 
  La primera ruta de  investigación  se enfoca en examinar los  patrones espaciales entre la oferta y demanda de la actividad turística para  revelar estructura territorial que surge a partir del desarrollo de un espacio  turístico; la segunda vertiente son las investigaciones que aluden a los  impactos que ha ocasionado el turismo, que pueden ser desde impactos  ambientales, económicos y sociales; el siguiente grupo corresponde a los  estudios sobre la planeación espacial de las áreas turísticas teniendo en  cuenta los elementos que las componen, como la población, los recursos, los  servicios y la infraestructura; y por último, las investigaciones que elaboran  modelos espaciales sobre la evolución y cambio de los patrones turísticos a  través del tiempo y en diferentes escalas geográficas, la difusión espacial del  turismo a escala nacional e internacional y los efectos de la distancia en los  patrones de movimiento de los turistas.
  Cabe señalar que la línea  de investigación más fortalecida en geografía del turismo corresponde al análisis  espacial de las actividades turísticas donde se emplean mapas y modelos para  describir los patrones de turismo en distintas escalas análisis (nacional o  internacional) y  modelizar los flujos  domésticos, la estructura territorial del turismo, entre otras líneas de  trabajo (Hiernaux, 2006). 
  No obstante, el  desarrollo de la geografía del turismo no se ha agotado en la delimitación de  los temas propios a investigar dentro de su campo, su evolución ha estado  sujeta a constantes desafíos para enriquecer su contenido teórico y práctico,  tal como lo plantea Vera (1997), la geografía turística requiere impregnar de  relevancia social sus investigaciones, tanto si son básicas como aplicadas y  deberá participar en equipos interdisciplinarios en la búsqueda de respuestas a  los nuevos problemas del turismo. Además, es preciso que emplee adecuadamente  las escalas de análisis espacial a los fenómenos que estudie. Una escala  regional para los estudios de áreas turísticas, como son el análisis de localizaciones  de los recursos, de las infraestructuras turísticas y de la movilidad del flujo  turístico; y una escala local para observar y explicar las prácticas de los  agentes sociales y los protagonistas del proceso de construcción del espacio  turístico, los aspectos paisajísticos y morfológicos, la estructura interna del  poblamiento o la evaluación del impacto ambiental. 
El turismo religioso
  De acuerdo al objetivo del viaje, se pueden distinguir diferentes tipos  de turismo cuya variedad resulta de los distintos deseos, motivaciones o  intenciones que tiene el propio turista respecto a lo que espera encontrar  durante su viaje. Uno de los propósitos que ha originado el desplazamiento de  personas hacia los lugares de destino turístico es la motivación religiosa. Autores  como Barrado (2001) y Alonso (2002) consideran los factores religiosos como  elementos que intervienen en el desarrollo del turismo. Mencionan que la visita  a lugares sagrados genera flujos de turistas muy importantes en el mundo actual,  y estos son considerados como turísticos porque suponen un viaje, un  desplazamiento y residencia a los destinos finales. Se estima que cada año los  centros de culto religioso reciben entre unos 220 a 250 millones de visitantes,  en lugares como Roma con el Vaticano reciben aproximadamente 8 millones,  Lourdes 6 millones, Claromontana entre 4 a 5 millones,  Fátima 4 millones y la Basílica de Guadalupe  2 millones; también en Europa, alrededor de 30 millones de personas, sobretodo  católicos, dedican sus vacaciones a realizar un viaje religioso (http://sincronia.cucsh.udg.mx/salgado04.htm).
  Los desplazamientos hacia lugares sagrados son  una manifestación cultural muy antigua que ha pervivido hasta nuestros días  desde distintos lugares del mundo. Pueden referirse como ejemplo las que se  realizaban en el ámbito de civilizaciones antiguas como la griega, de tendencia  politeísta, en donde se realizaban las fiestas de los Juegos Olímpicos en honor a Zeus; los Juegos Píticos, consagrados a Apolo  (Bonilla, 1965). No obstante, el turismo religioso es un término de nueva  creación que se emplea comúnmente para designar los viajes turísticos cuyo  destino representan los lugares de culto religioso. Desde la década de los 50  del siglo pasado el término comenzó a utilizarse dentro de la comunidad  científica del turismo, así como en instituciones eclesiásticas para dar nombre  a un fenómeno social que desde aquel momento se estaba manifestando en los  centros religiosos mas visitados del mundo. Desde su aparición, el término  “turismo religioso” careció de una reflexión profunda sobre su contenido y aún no hay un acuerdo generalizado sobre su  definición.
  El  término turismo religioso a menudo se emplea como analogía o substitución del  concepto de peregrinación.  Autores como Vokonic (1997) no distingue diferencias  entre el significado de ambos términos porque argumenta que es similar el  comportamiento que muestran tanto turistas como peregrinos durante el viaje, al  realizar actividades no solo de naturaleza religiosa, sino también de carácter  turístico, especialmente en los lugares de destino.
  La fusión que existe entre el turismo religioso y el fenómeno de las  peregrinaciones ha sido la principal dificultad para definir los límites  conceptuales de este término. La búsqueda para diferenciar ambos conceptos se ha  encontrado en la motivación del viaje. La peregrinación consiste en un viaje o  desplazamiento que realizan las personas por motivos religiosos para visitar un  lugar considerado como sagrado. Las razones que mueven la salida de los  peregrinos de su lugar habitual tienen que ver con la necesidad  o el cumplimiento, pueden ser petición de  curación de gracia, petición de perdón, o bien, cumplimiento de un voto o  participación en una fiesta patronal (Parellada, 2009). El turismo religioso,  por su parte, tiene una motivación religiosa, pero complementa el interés  dominante con otras actividades en el destino, por ejemplo, la visita a una iglesia  por su arquitectura o el  interés de  participar en una festividad religiosa. Como lo refiere Cánoves (2006), el  turismo religioso se considera un viaje turístico donde el elemento religioso  constituye uno de los objetivos principales. A los motivos tradicionales para  hacer turismo, como el deseo de moverse, el descanso, la curiosidad por conocer  a nuevas personas y disfrutar del patrimonio cultural, se le añaden  cualitativamente nuevos elementos.
  Las controversias en cuanto a la delimitación  conceptual de turismo religioso aún continúan, no obstante se pueden  identificar algunos elementos comunes que están presentes en las diferentes  acepciones del término, como el  viaje o  desplazamiento, la motivación religiosa, la estancia o visita en el lugar  sagrado y el desarrollo de actividades turísticas. El turismo religioso, según Parellada  (2009):
  “comprende aquel tipo de turismo que tiene como motivación la visita de  lugares sagrados (santuarios, conventos, monasterios, iglesias, ermitas,  catedrales,…) o participación en celebraciones religiosas (Semana Santa por  ejemplo,…) para descubrir el “genius loci”,  es decir, la esencia religiosa, el mensaje que transmiten, el valor histórico y  la belleza artística. Esto no excluye, sino comprende en muchas ocasiones, la  oración, la celebración de los sacramentos”.
  De acuerdo con esta definición, una de las formas en que se manifiesta el  turismo religioso es a partir de la visita a santuarios o espacios religiosos  emblemáticos, donde se conjuga tanto el valor religioso, como el artístico y  monumental. Como ejemplo, lugares como Roma, Jerusalén y  Santiago de Compostela, representan para el cristianismo los centros religiosos  de mayor afluencia de visitantes. Por su parte, Roma es considerada la capital  de la cristianidad y resulta atractiva como destino religioso por la presencia  numerosos santuarios, entre  los que  destaca la Basílica del apóstol San Pedro y la Capilla Sixtina, además de la  existencia de varias tumbas apostólicas, la exhibición de reliquias y la  presencia de catacumbas. También se considera como un lugar de peregrinación  penitencial, de obtención de indulgencias y de absolución, razón por la que en  determinados periodos se incrementa notablemente la llegada de visitantes al  lugar.   
  Tierra Santa es otro  espacio sagrado considerado como un importante destino religioso marcado por  los acontecimientos históricos que allí sucedieron en relación con la obra de  Jesús, desde su nacimiento, ministerio, muerte y resurrección. Por ello, adquieren  gran significado lugares como el templo de Jerusalén, Belén, el río Jordán, la  iglesia de la Asunción, etc., porque representan algún episodio importante en  la vida de Jesús, lo que los convierte en espacios de atracción para el turismo  religioso.
  Por último,  Santiago de Compostela es otro de los sitios  religiosos más visitados en el mundo cristiano, cuyo interés se deriva por hallase  en el lugar la iglesia donde se conserva la tumba del apóstol Santiago el  Mayor, hecho que ha motivado la llegada de visitantes desde distintas partes de  Europa y del mundo.
  En México, país donde  la religión católica se encuentra fuertemente arraigada, existen también  numerosos santuarios distribuidos a lo largo del territorio nacional y  representan puntos de encuentro para multitudes de personas que se desplazan  desde diferentes lugares motivados por un espíritu religioso. Entre los  santuarios más visitados se encuentran las Basílica de Guadalupe ubicado en la  capital del país, el Santuario de la Virgen de San Juan de los Lagos en el  occidental estado de Jalisco, el Santuario del “Santo Niño de Atocha” en el  estado de Zacatecas y, en la región sureste del territorio mexicano, el  Santuario de la Virgen de Juquila en el estado de Oaxaca.
  Otra dimensión del  turismo religioso consiste en los encuentros y celebraciones religiosas que  atraen a miles de visitantes para ser espectadores de festividades que se  organizan en determinados lugares para celebrar un aniversario, acontecimiento,  la llegada de una personalidad religiosa o un jubileo (Lanquar, 2007). Las  festividades relacionadas con la Semana Santa o representaciones de la pasión  de Cristo, son en el mundo cristiano, ejemplos de acontecimientos que atraen a  un importante flujo de turistas de diversas partes del mundo. Estas  celebraciones resultan atractivas porque además de representar actos de  devoción y fe religiosa, se combinan con elementos naturales y culturales  propias del lugar, lo que le imprimen características únicas. Por ejemplo, la  representación real de la pasión y muerte de Jesús que se lleva a cabo en  Filipinas, donde el actor que representa a Jesucristo es clavado sobre la cruz  de madera,  o bien, en Pernambuco, Brasil  donde se construyó una ciudad entera para representar a Jerusalén y escenificar  todo lo que pasó Jesús hasta su muerte.  
  Los jubileos o años  santos también representan hechos que promueven el desarrollo del turismo  religioso al fomentar la llegada de visitantes en determinados periodos de  tiempo, momento en que los fieles pueden obtener gracias o indulgencias  especiales. Por ejemplo, el año 2000 en Papa Juan Pablo II lo declaró como Año  Santo para celebrar los dos mil años del nacimiento de Cristo, dicho jubileo se  celebró contemporáneamente en Roma, Tierra Santa y en diversas diócesis de todo  el mundo.
  En cuanto a México, el  escenario cultural que lo caracteriza permite brindar numerosos ejemplos  relacionados con acontecimientos o celebraciones de carácter religioso que son  de interés para los turistas. Por mencionar algunos se encuentra la veneración  del Niñopa  en  Xochimilco, celebrada en la capital del país  durante el mes de enero; la fiesta de la Candelaria celebrada en el mes de  febrero en Tlacotalpan Veracruz para honrar a la virgen que lleva el mismo  nombre; la procesión del silencio en San Luis Potosí que se lleva a cabo  durante la noche del viernes santo en honor a la Virgen de la Soledad; la  celebración de la Virgen del Carmen en el estado de Campeche en el mes de  julio; la fiesta de Corpus Cristi en el Distrito Federal; la festividad de San Francisco  de Asís en Cuetzalán, Puebla en octubre; en diciembre la fiesta de la Virgen de  Juquila en Santa Catarina Juquila, Oaxaca para venerar a la Inmaculada  Concepción y en la capital mexicana, el festejo dedicado a la virgen de  Guadalupe.
  Por último, otra de las  manifestaciones del turismo religioso se expresa en los caminos, itinerarios o  rutas de peregrinación hacia lugares sagrados, donde el tránsito constante de  personas que se desplazan a pie, en bicicleta, a caballo o en cualquier medio  de transporte incide significativamente por las comunidades por las que pasan y  los convierte en importantes productos turísticos. La más popular son las rutas  del Camino de Santiago que corresponde a los diferentes emplazamientos físicos que  conducen hasta Santiago de Compostela  dotados de una red de infraestructura y  servicios para los turistas, lo que en los últimos años lo ha convertido en uno  de los productos turísticos de más éxito en España.
  La dimensión  territorial del turismo religioso 
  En los puntos anteriores se hizo mención del enfoque que aporta la  geografía para los estudios de turismo, así como una breve exposición sobre el  significado de turismo religioso y de las formas en que se manifiesta. En este  apartado se conjugan ambos aspectos para destacar la relevancia del enfoque de  la geografía del turismo aplicado a los estudios de turismo religioso.
  Rasgos geográficos de la actividad turística  religiosa
  La localización es uno de los  principios básicos de la geografía la cual da respuesta a la pregunta ¿dónde?,  y consiste en definir o precisar la ubicación del área de estudio dentro del  territorio, lo que le confiere particularidad al fenómeno o proceso que se  analiza. La localización del lugar sagrado o santuario permite identificar los  elementos geográficos que resultan significativos para explicar la dinámica de  la actividad turística que ahí se desarrolla, y que además le otorga al  territorio una singularidad única en relación con otros sitios de interés  religioso. Por ejemplo, si el lugar sagrado está localizado en una zona de  montaña, en un contexto rural o urbano, etcétera.
  El trabajo de Arriegui (2009) considera un elemento geográfico como factor  de peso para explicar la dinámica de la actividad turística religiosa. Teniendo  como lugar de estudio en el Santuario dedicado a la Virgen de Torrecuidad en  España, este autor  realizó una reflexión  sobre el papel que juega el turismo religioso en las zonas de montaña en relación  con el planteamiento sostenible de turismo en general. La ubicación del  santuario de Torrecuidad en una zona de montaña fue el elemento clave para la  planeación y desarrollo del proyecto turístico. El diseño arquitectónico del  nuevo santuario se planeó en función a las características del espacio  circundante guardando armonía y respeto por la naturaleza y cuya arquitectura estuviera  en sintonía con las costumbres y cultura de población lugareña, así como el uso  de técnicas y materiales tradicionales que armonizaran con el paisaje. Para la  construcción del santuario se priorizó el respeto por el entorno natural,  fomentando en los visitantes el cuidado por la  naturaleza mediante la difusión de actividades de sensibilización ambiental,  por ejemplo, disponer de espacios destinados para que los visitantes contemplen  la diversidad de la flora y fauna endémica de la zona. Las características  geográficas del lugar también fueron prioritarias al momento de planificar  aspectos dinamizadores del desarrollo local, por ejemplo, la construcción de una  presa que abasteciera de riego a las poblaciones cercanas y la generación de  energía eléctrica.
  Los rasgos geográficos del Santuario de Torreciudad  fijado por su ubicación en una zona de  montaña ha sido un elemento clave para el diseño exitoso de un proyecto  turístico, que con el tiempo lo ha llevado a colocarse como uno de los destinos  religiosos más visitados de la región.
  Los rasgos geográficos fijados por la ubicación de los lugares sagrados  no únicamente han sido relevantes desde el punto de vista de la planeación,  también son considerados como elementos explicativos del poder de atracción que  tienen los lugares sagrados. En una clasificación elaborada por Preston (1992),  el autor reconoce que la dificultad de acceso a los lugares sagrados es una de  las razones por las que se presenta “magnetismo espiritual”.  Las características de inaccesibilidad del  lugar sagrado determinado por los rasgos geográficos (relieve de montaña,  climas extremosos, ausencia de recursos hídricos, etcétera) simbólicamente le  imprimen al viaje el factor de riesgo y de penitencia que lleva a las personas  a salvar todos los obstáculos hasta llegar al lugar sagrado.
  Contexto rural-urbano 
  Otro elemento de carácter geográfico que ha sido considerado en los  estudios de turismo religioso es el contexto rural o urbano en el que se desarrolla  la actividad turística. Esta noción del territorio permite establecer  diferencias cualitativas relacionadas con la naturaleza del turismo. Por  ejemplo, si el destino religioso se localiza en una zona urbana,  la actividad turística se apoya de la  infraestructura y equipamiento físico que brinda la ciudad, existe una mayor  accesibilidad para que los visitantes se conduzcan al destino turístico por la  presencia de vías de comunicación terrestre y aérea, servicios de hospedaje y  de alimentos, así como la oferta de otros recursos turísticos como museos,  edificios históricos, instalaciones deportivas, actividades nocturnas, etc.,  que complementan la  oferta turística. Teniendo  como escenario geográfico el contexto rural para el desarrollo del turismo  religioso, se conjugan, además de las características y condiciones del  equipamiento físico, otros elementos que le imprimen a la actividad un sello  particular. Las rutas de tránsito que conducen  al sitio sagrado se realizan por caminos, veredas, ríos o cañadas y la  naturaleza adquiere mayor significado como recurso turístico; la oferta  turística gira en torno al santuario como el principal o único atractivo del  lugar. Los aspectos culturales y las expresiones religiosas de la población rural  juegan también un papel importante en las características de los lugares  sagrados, que además de los santuarios, el poder de atracción lo ejerce el  carácter lúdico que se expresa a partir de las fiestas y celebraciones  religiosas.  
  La ubicación de sitios turísticos religiosos en zonas rurales adquiere  relevancia en términos económicos y laborales. Puesto que en muchas regiones  rurales falta una base económica para fomentar el desarrollo, con el turismo se  presenta la oportunidad de iniciar un crecimiento económico, dado que estas  zonas muchas veces disponen de un enorme patrimonio cultural y natural. Estas  formas de turismo pueden jugar un papel importante en la promoción del  desarrollo económico en zonas menos desarrolladas. Uno de los beneficios del  turismo en las economías rurales es la creación de fuentes de ingresos  adicionales y puestos de trabajo para la población local, de infraestructuras,  expansión de los servicios locales, desarrollo regional y mejora de calidad de  vida.
  Los contextos rural o urbano continúan siendo importantes para las  personas que visitan un territorio turístico, también para los responsables de  la planificación y para los encargados de diseñar políticas. 
  Rutas de transito
  Otra aproximación de la dimensión geográfica del turismo religioso  consiste en el estudio de los espacios de movilidad o las rutas de tránsito que  conducen a las personas hacia los lugares sagrados. A diferencia de otros tipos  de turismo, donde la atención se centra en analizar los lugares donde se  desarrolla la actividad, el turismo con motivación religiosa amplia su estudio  hacia los espacios de movilidad que conectan las áreas de origen con las de  destino turístico, por ser espacios de transito frecuente de peregrinos y  turistas que se desplazan hacia los lugares de interés religioso. Es importante  considerar el análisis del territorio marcado por las rutas de tránsito porque son  zonas donde también se consumen diferentes elementos de la industria turística  y supone un impacto económico por las localidades donde pasa el recorrido de los  viajeros. Desde la perspectiva del turismo estos espacios son susceptibles a  ser aprovechados para planear itinerarios que permitan a los viajeros disfrutar  de varios elementos como cultura, historia, naturaleza, espiritualidad. Como lo  menciona Maak (2009), las rutas pueden incluir varios temas que abarcan tanto  religiosidad como rutas históricas, gastronómicas o con motivos geográficos y  además existe la posibilidad de promocionar un turismo sostenible, de canalizar  los flujos turísticos y contribuir a la conservación de los monumentos. Junto a  la protección del patrimonio cultural y natural, las rutas contribuyen al  incremento de los ingresos, el desarrollo de las infraestructuras y por  consiguiente al incremento de la calidad de vida de las personas por las  localidades por donde pasan.
Conclusiones
  La multidiscplinariedad que caracteriza los estudios del turismo permite  realizar investigaciones bajo distintos enfoques y metodologías cuyos  resultados contribuyen a enriquecer tanto el campo teórico y conceptual como el  aplicado de esta disciplina. La geografía del turismo aporta a esta área de  investigación la visión territorial teniendo en cuenta diversos elementos de  carácter geográfico para explicar la dinámica de las actividades turísticas,  reconociendo que cada actividad tiene una singularidad fijada por las  características del lugar donde se desarrolla. Bajo esta mirada, la geografía  resulta una disciplina de gran importancia para investigaciones sobre turismo  religioso porque permite un acercamiento al análisis del territorio del lugar  sagrado, al identificar los elementos que están interviniendo en la dinámica de  la actividad turística, además de que reconoce vínculos territoriales que se  establecen con otros espacios significativos para el desarrollo de esta  actividad, como son las rutas de tránsito donde que conducen a los lugares de  destino turístico, así como los sitios de procedencia de los turistas. 
  Las investigaciones sobre turismo religioso desde la perspectiva  geográfica han servido no solo para enriquecer el propio campo de estudio de  esta disciplina, también brinda a otras áreas del conocimiento elementos que  contribuyen al estudio de este fenómeno, por ejemplo, a la economía, el transporte,  la planificación y desarrollo de proyectos. 
  Finalmente, en el escenario tan diverso de México  tanto natural, social, económico y cultural resulta necesario incluir el  análisis geográfico en los estudios de turismo religioso, que permita conocer  las expresiones particulares de cada destino religioso donde se combinan  elementos diversos elementos de carácter geográfico. 
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![]() 1647 - Investigaciones socioambientales, educativas y humanísticas para el medio rural Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores)  Este  libro  es  producto del  trabajo desarrollado por un grupo interdisciplinario de investigadores integrantes del Instituto de Investigaciones Socioambientales, Educativas y Humanísticas para el Medio Rural (IISEHMER).  Libro gratis  | 
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