Los objetivos constituyen una síntesis dinámica de las exigencias sociales (el envejecimiento saludable y la longevidad satisfactoria) y personales de los sujetos y de la naturaleza de los contenidos que se aprenden, los que se configuran en el sujeto en dependencia del comprometimiento de éste con el proceso. De modo que el objetivo de los profesores que diseñan el programa académico, los programas de las áreas y asignaturas, así como la propia dinámica en la que éste se desarrollará, tienen que conjugarse con los objetivos que los estudiantes van configurando en la medida que el proceso se desarrolla. Por lo que a juicio de estos investigadores los objetivo han de cumplir fines, integrados para todos los sujetos implicados en el proceso de formación gerontológica del profesional de la salud.
Al hacer el análisis histórico pedagógico de las tendencias vinculadas a este concepto de objetivo, desde las diferentes concepciones pedagógicas y psicológicas, se puede apreciar que desde la década de los años sesenta del pasado siglo se comienzan a emplear y llevar a un primer plano desde una concepción sistémica, en la que se considera el objetivo didáctico de manera general, como la categoría fundamental o rectora en el proceso(es aquí que profesores del siglo XIX empiezan en contradicción con los estudiantes del siglo XX). Esto a pesar de ser, en cuanto a formación gerontológica se refiere, los inicios del desarrollo de este proceso fundamentalmente en los países de Europa y tratar de asumirse en los momentos actuales donde se requiere solucionar problemas del siglo XXI, ya no en el viejo continente, sino en todo el orbe, no explicita lo suficiente este ni ningún otro proceso formativo cuando a los objetivos se le sigan dando tal prioridad, eso no es negándole su importancia y su carácter teleológico, sino elevándolo a un plano superior en vinculo con las demás categorías didácticas.
Sin embargo, hay algunos que estiman que es el contenido, en cuanto este último es el que refleja fundamentalmente a la ciencia objeto de “enseñanza” como la categoría fundamental. Otros piensan que los objetivos sólo tienen significación en los planos más generales y el tema o unidad y no desempeñan ningún papel, cuestiones que en el caso que se ocupa tampoco ha de ser asumida si se tiene en cuenta el carácter holístico y dialectico de cualquier proceso social, siendo la formación gerontológica del profesional de la salud uno de ellos.
  La escuela pedagógica conductista aunque sí le confiere  importancia a este concepto, lo comprende limitadamente y sólo en un plano  externo (funcional), pues se apoya en concepciones psicológicas que presentan  limitaciones en tanto que, al desconocer los aspectos internos, psicológicos  del sujeto, ignora las competencias y en particular las habilidades que se  pueden formar en el estudiante, de generalizar y sistematizar los contenidos.  Esta concepción, esencialmente incorrecta, no permite la aplicación de  derivación de los objetivos en la elaboración de los programas académicos.
  Dichas corrientes tuvieron como resultado positivo el hecho  de que enseñaron algunos aspectos de la técnica de la elaboración de objetivos  y como negativo las limitaciones filosóficas consustanciales a esta escuela  psicológica.
  La tendencia a destacar: el papel de los  objetivos, como elemento fundamental o rector, es uno de los rasgos que ha  caracterizado la interpretación lineal del proceso de formación de los  profesionales en sentido general, lo que constituye una limitante del enfoque  sistémico estructural, en tal sentido tampoco es asumido por los autores de  esta monografía quienes tratan de explicitar y modelar la formación  gerontológica del profesional de la salud desde un enfoque más hologramático y  dialógico.
  El análisis sistémico estructural de este concepto ha  obligado a mucho a estudiarlo en sus distintos niveles de sistematicidad y,  además, a precisar en el mismo los aspectos que lo caracterizan, que desde este  enfoque se identifican como componentes de su estructura y funciones, así como  el papel que desempeña en el proceso de formación de los profesionales, pero  los que han aplicado la teoría general de sistema desde esta mirada no ha  permitido a estos investigadores, explicitarse la formación gerontológica de  los profesionales de la salud, y sin negar la utilidad de lo sistémico,  estructural funcional se asume una visión más hologramática y dialógica que no  niega lo anterior sino que lo complementa.
  Como se defiende el Modelo Holístico, complejo,  Configuracional y dialectico, el proceso de formación gerontológica  de los profesionales de la salud cuando es  interpretado desde un enfoque sistémico estructural comprendemos sus funciones  y sistematicidad, pero ello no agota su interpretación dado que su dinámica  sólo es posible explicarla con el enfoque holístico por medio de las relaciones  dialécticas entre las categorías, que en este caso las comprendemos como  configuraciones del proceso. 
  Hay que aclarar que desde el enfoque sistémico también hay  que tener en cuenta la relación dialéctica que se establece entre todas las  categorías didáctica; lo que ha ocurrido a nuestro juicio es, un mal enfoque  sistémico al darles esta prioridad a los objetivos y entrar con esto en  contradicciones epistémicas y por tanto interpretativas.  
  La elaboración de los objetivos tendrá que ser consecuente  con los enfoques, sistémico y holístico para que sean la expresión didáctica de  la aspiración que se tiene en el proceso y acabar con la dicotomía que muchos  investigadores y autores intenta establecer
  Los resultados del proceso de formación gerontológica  de los profesionales de la salud  adquieren la connotación de configuración en  tanto que expresan el estado final del proceso y cómo se han alcanzado los  objetivos. Por lo que el resultado como categoría queda enlazado con el  objetivo, al ser de hecho el objetivo alcanzado. 
  Dada la esencia social del proceso de formación  gerontológica de los profesionales de la salud en la Educación Medica Superior,  el mismo se realiza con el fin de egresar un profesional que tenga las  competencias profesionales y humanas que le permitan cumplir las funciones  requeridas en el ámbito laboral y social relacionada con el envejecimiento  poblacional, lo que ha de constituir el encargo social de esta especificidad a  las instituciones de educación médica   superior. 
  Este egresado debe ser capaz de enfrentarse a los problemas  generales y básicos de la profesión en relación con el envejecimiento  poblacional y sus demandas en la sociedad, resolverlos exitosamente,  demostrando con ello independencia y creatividad.
  Los objetivos son la expresión de los propósitos y  aspiraciones que, durante el proceso de formación gerontológica del profesional  de la salud, se van conformando en el modo de pensar, actuar, sentir y ser del  estudiante; es la precisión del futuro resultado del proceso.
  Los objetivos constituyen aquel aspecto del proceso que  mejor refleja el carácter social del mismo y expresa la necesidad de la  sociedad con un lenguaje didáctico y pedagógico, la imagen del profesional  salubrista que se pretende formar para satisfacer las demandas referidas.
  En la sociedad se requiere de profesionales de la salud que  posean determinadas competencias profesionales, sociales y humanas para el  desempeño de las funciones profesionales y como ciudadano. De ahí que se  establezca la imagen del profesional como modelo, y se precisen los propósitos  y aspiraciones a que hacemos referencia. 
  El objetivo, como configuración  de la didáctica, tiene un carácter subjetivo en tanto es aspiración, idea,  propósito y objetivo, en tanto implica una concreción en la transformación y  solución de un problema que también es objetivo y subjetivo. La dialéctica  entre lo subjetivo y lo objetivo, en los objetivos se manifiesta de manera  significativa en los siguientes momentos: 
  Primero: cuando se expresan, es decir, cuando los que  diseñan el proceso de formación gerontológica de los profesionales de la salud  se hacen conscientes del propósito por alcanzar en los estudiantes y lo  expresan como la imagen del resultado que esperan alcanzar. 
  Segundo: cuando éstos determinan el contenido de la cultura  en salud gerontológica (habilidades, conocimiento, valores y valoraciones) del  proceso de formación referido y lo plasman en el programa académico, en el  programa del área y asignatura, en el texto, en la preparación de la asignatura  y en el plan de clase. 
  Tercero: en la dinámica misma del proceso, cuando el  profesor y el estudiante actúan en función de lograr el fin propuesto. 
  Los objetivos como configuración del  proceso se van relacionando dialécticamente con las restantes configuraciones,  con lo que se explica la dinámica del proceso. 
  Los objetivos se pueden clasificar de acuerdo con la  aspiración de transformar la personalidad del estudiante, es decir, con la  función del proceso de formación gerontológica del profesional de la salud como  un todo. En este sentido, existen los objetivos instructivos vinculados con la sistematización por los estudiantes  del contenido de la asignatura y, por tanto, las competencias profesionales y  específicas, desarrollando su pensamiento y en consecuencia sus recursos  cognitivos, pues la instrucción desarrolla las capacidades cognitivas en el  estudiante. Existen otros de mayor trascendencia, los educativos, que son los dirigidos a lograr transformaciones en la  personalidad de los estudiantes tales como sentimientos, valores, convicciones,  entre otros, desarrollando en los estudiantes su capacidad de compromiso social  y profesional, así como el desarrollo sus las capacidades creativas a través de la instrucción y la educación, además de ser transformadores y revolucionadores.
  En relación con la clasificación de los objetivos, se tienen  que comprender como expresiones de un proceso único e inseparable donde la  instrucción, la educación, la creación, la transformación y la revolución se  logran de manera integrada. Lo que explica que  en su formulación o redacción no necesariamente, tangan que separarse sino que  se pueden redactar integrado, ósea en uno que cumpla con todas las funciones y  denominarse entonces de una manera más holística como formativos
  Durante la organización del proceso de formación gerontológica  de los profesionales de la salud es necesario, en primer lugar, establecer los  rasgos más generales y esenciales que deben caracterizar a los egresados del  nivel o tipo de educación, aquellos dirigidos a conformar los aspectos más  trascendentes de la personalidad del estudiante en el plano filosófico,  político, ético, estético, entre otros, los que denominamos objetivos generales  educativos y que le dan respuesta al problema planteado a la educación por la  sociedad. En estos objetivos generales educativos se concretan las aspiraciones  que la sociedad le plantea a sus futuros egresados.
  Las particularidades de la época en que vivimos, a la  entrada del Siglo XXI, en el marco de la globalización y el vertiginoso auge de  los adelantos científicos y técnicos, determina ciertas características del  egresado en las que se pueden destacar; ser capaz de transitar de un campo  profesional a otro; desarrollar competencias profesionales y sociales,  capacidades de autosuperación y de liderazgo; trabajar en medio de una  explosión cada día creciente de la información; desarrollarse en equipos de  trabajo en los que debe orientar y ser orientado, así como utilizar  eficientemente los más modernos métodos y técnicas de la informática y las  denominadas nuevas tecnologías. Todo lo cual se debe precisar en los objetivos  trascendentes o educativos del egresado.
  La formación de los rasgos de la personalidad que establecen  los objetivos educativos se alcanza, fundamentalmente, a través de la  apropiación por el estudiante de los contenidos de las distintas asignaturas,  es decir, a través del cumplimiento de los objetivos instructivos.
  El modo en que se asimilan los conceptos y se forman las  habilidades crea las condiciones necesarias para formar y desarrollar las  capacidades, convicciones, sentimientos, etcétera. Sin embargo, esto no es una  condición suficiente. No obligatoriamente la apropiación de un contenido  implica el logro del objetivo educativo.
  Se puede alcanzar el objetivo instructivo, por ejemplo, si  el estudiante puede obtener la calificación máxima en la asignatura de  formación humanística, filosófica o ética, y en la práctica tener una actitud  inconsecuente con los valores éticos y humanos que la sociedad espera de sus  profesionales, es decir, no alcanzar el objetivo educativo de formar la  concepción humanística en el estudiante. 
  Una reflexión similar la podemos hacer con el carácter  trascendente y creativo que debe tener un egresado de la educación médica  superior. El desarrollo de las capacidades creativas se tiene que lograr junto  a la instrucción, del modo en que esta se realiza, y ello debe estar plasmado  en los objetivos del proceso de formación gerontológica de dichos profesionales. 
  Este análisis nos hace llegar a la conclusión de que los  objetivos: instructivos, educativos y de desarrollo de capacidades creativas,  tienen características propias que los identifican, pero el logro de los mismos  sólo es posible en un proceso en que se den en unidad dialéctica, unido además  a las capacidades transformadoras y revolucionadoras
  La unidad no excluye la posibilidad de que en el plano  analítico y formal se puedan separar para su mejor precisión y caracterización,  como se hace con cualquiera de las categorías de cualquier ciencia.
  En conclusión, la tendencia que revelamos consiste en  significar la vinculación dialéctica entre lo instructivo, lo educativo, lo desarrollador,  lo creativo, lo transformador y lo revolucionador destacando la relativa  independencia entre estos aspectos de los objetivos y su mutua subordinación.
  Todo lo anterior esta en correspondencia con las funciones  del proceso de formación gerontológica que se develaron en el capitulo  anterior.
  Análisis con un enfoque sistémico de los objetivos instructivos.
  Los objetivos generales instructivos expresan las características  que debe alcanzar la apropiación de las competencias profesionales que les  permitan resolver los problemas profesionales presentes en la población que  inevitablemente envejece y los servicios que se le puedan prestar para  satisfacer sus demandas.
  Pasemos a continuación a analizar los aspectos que se deben  tener en cuenta en la elaboración de los objetivos instructivos y las técnicas  para ello.
  Los objetivos tienen que estar expresados en términos de los  logros o competencias que el estudiante debe alcanzar, del resultado que  esperamos del proceso en cualquiera de sus estadios. 
  El objetivo instructivo tiene que expresar la habilidad y el  conocimiento, es decir, el objetivo no está concretamente formulado cuando se  declara que el estudiante sepa una ley sino cuando se dice qué va a ser capaz  de hacer con esa ley: definirla, deducirla, utilizarla, entre otras.
  Hay que precisar, por tanto, al elaborar los objetivos  instructivos para la formación gerontológica del profesional de la salud las  habilidades que se vinculan con un conocimiento de la cultura en salud  gerontológica. De este modo, se manifiesta, que en la elaboración dichos  objetivos la determinación de la habilidad a formar en el estudiante, es su  núcleo.
  Por otro lado, sabemos que la habilidad es inseparable del  conocimiento que el hombre posee del objeto de su trabajo y que es reflejado en  su conciencia. Desde un punto de vista didáctico la habilidad, como aspecto del  contenido del proceso, está estrechamente ligada al conocimiento, el otro elemento  del contenido de la enseñanza. De ahí que al formular los objetivos instructivo  y expresar en ellos los modos de actuación del estudiante, se deben reconocer  no solo las habilidades sino también los conocimientos, que interrelacionados  nos permiten llegar a dicho objetivo.
  En resumen, tenemos hasta ahora dos elementos que deben  aparecer en el objetivo: la habilidad y el conocimiento. Pasamos ahora a  precisar las características con que se deben alcanzar las habilidades y los  conocimientos, esto es, el nivel de asimilación con que el estudiante se  apropia del contenido y profundidad de ese contenido, así como aspectos tales  como la sistematicidad, el alcance y la temporalidad.
  Por la relevancia de estos aspectos en la precisión de los  objetivos, los analizaremos de forma detallada a continuación.
  El aprendizaje es un proceso en el que el  estudiante se apropia de parte de la realidad objetiva seleccionada de acuerdo  con criterios sociales y preparados de un modo determinado; es un proceso de  sistematización de la nueva experiencia con las que anteriormente poseía. El  reflejo subjetivo de esa realidad objetiva en forma de criterios, conceptos,  propiedades, magnitudes, relaciones, leyes, teorías, métodos, técnicas y  opiniones, reciben el nombre de conocimientos. La habilidad, como ya se dijo,  es el sistema de acciones y operaciones que se desarrollan para alcanzar un  objetivo.
  Cada objetivo instructivo tiene que dejar explícito el nivel  de asimilación de los contenidos de la cultura en salud gerontológica (conocimientos  y habilidades) que se pretende lograr, es decir, el grado de dominio de esos  contenidos, entendiéndose por dominio la apropiación del conocimiento y de las  habilidades vinculadas a dicho conocimiento, en determinadas  condiciones.
  Los niveles de asimilación son seis:
El análisis de la actividad y la manifestación externa o  social de los estudiantes, permite apreciar los distintos grados de dominio o  de asimilación.
  En el primer nivel o  de familiarización, se pretende que los estudiantes reconozcan los  conocimientos o habilidades presentadas a ellos, aunque no los puedan  reproducir.
  El segundo nivel o  reproductivo, implica la repetición del conocimiento asimilado o de la  habilidad. Cuando el estudiante repite prácticamente lo dicho o lo hecho por el  docente, se dice que ha asimilado a un nivel reproductivo. Hay autores que a  este nivel de asimilación le asignan gradaciones, en correspondencia a si la  acción se desarrolla con o sin modelos previamente establecidos, o si se llevan  a cabo pequeñas variantes del algoritmo que se toma como contenido a asimilar.
  En el tercer nivel o  productivo, los estudiantes son capaces de utilizar los conocimientos o  habilidades en situaciones nuevas. En este caso, el estudiante dispone de los  contenidos que son necesarios para la solución del problema planteado aunque no  conozca el problema y su solución. 
  El cuarto nivel o de  creación, se refiere a la creación propiamente dicha y supone la capacidad  de resolver situaciones nuevas para lo que no son suficientes los conocimientos  adquiridos. En este caso, no sólo no se conoce el método para resolver el  problema, sino que tampoco se dispone de todos los conocimientos  imprescindibles para resolverlo, por lo que es necesario presuponer un elemento  cualitativamente nuevo, al menos para el estudiante.
  El quinto nivel de  transformación; el estudiante ha de tener la habilidad de transformar una  problemática determinada, en su propia solución.
  El sexto nivel de  revolución, el estudiante ha de tener las herramientas cognoscitivas y las  habilidades para hacer o influir en cambios o transformaciones trascendentales  y esenciales que solucione las demandas de una sociedad que está cada vez más  envejecida, en relación a un contexto histórico social determinado. 
  Los niveles de asimilación del contenido  de la cultura en salud gerontológica deben ser interpretados como diferentes  estadios cualitativos de un proceso único: la asimilación. Como consecuencia de  esta caracterización, al formularse los objetivos se debe dejar claro no sólo  qué conocimiento debe asimilar, sino qué acciones se van a ejecutar con dicho  conocimiento, es decir, qué nivel de asimilación le corresponde. La tendencia  se manifiesta aquí en el hecho de que el verbo presente en la oración en que se  declaran los objetivos, desempeña un papel fundamental porque, justamente,  determina las posibilidades que puede tener el estudiante para aplicar sus  conocimientos y habilidades como resultado de su proceso de formación  gerontológica. 
  La precisión del nivel de asimilación no  siempre se garantiza con la inclusión de un verbo o un adjetivo dado; es  necesario redactarlo utilizando todas las palabras que garanticen  explícitamente dicho nivel. Esta clasificación no implica que todos los  contenidos serán dominados al menos a un nivel productivo.
  Desde el punto de vista didáctico, C. Álvarez (1996)  introduce como indicador la profundidad, que permite caracterizar la riqueza,  multilateralidad y complejidad con que se aborda el contenido. 
  El nivel de profundidad es una de las características fundamentales  en la determinación de los objetivos instructivos. Este concreta el nivel de  esencia con que se aborda el objeto o sujeto de estudio, lo que se expresa en  la riqueza del concepto, ley, teoría o cuadro del mundo, en el conocimiento; el  grado de complejidad, multilateralidad o riqueza en que se desarrolla la  habilidad así como la profundidad y convicción en el valor.
  Un mismo concepto puede ser apropiado en un mayor o menor  grado de complejidad, en la medida que se tengan en consideración diferentes  aspectos del mismo, del nivel de esencia, con un mayor o menor grado de abstracción.  Todo esto es lo que se ha llamado nivel de profundidad.
  El contenido del programa de una asignatura puede variar en  extensión, es decir, la existencia de un mayor número de conceptos, leyes,  teorías a estudiar. Sin embargo, eso no significa mayor profundidad, sólo una  mayor extensión del contenido del programa.
  El nivel de profundidad de los contenidos  determina el nivel de esencia en función del grado de desarrollo científico y  técnico alcanzado, lo multilateral del análisis.
  Debemos ver la sistematización en dos niveles aunque en  esencia es una: por una parte de manera ascendente y continua integrando la  asimilación y la profundidad, y la que se produce a saltos cuando se integran a  los nuevos contenidos otros anteriores, formándose en los diferentes niveles de  sistematicidad más generales.
  En el desarrollo del proceso de formación gerontológica de  los profesionales de la salud, considerar la asimilación como indicador tiene  un enfoque fundamentalmente psicológico. Esto, sin embargo, no caracteriza el  proceso, al sólo verlo desde la asimilación del sujeto, obviando lo referente  al enriquecimiento del objeto o sujeto de estudio y a la connotación que este  propio proceso tiene para el estudiante. 
  Como en el proceso el contenido a la vez que se asimila se  enriquece, significa que la caracterización del proceso no es sólo por la  asimilación ni por la profundidad por separado, sino que ambos indicadores se  integran en un proceso que debe ser capaz de desarrollar capacidades que es  posible, si se logra que el enriquecimiento en el objeto se produzca, a medida  que el estudiante se enfrente a nuevos problemas que permitan no sólo asimilar  un esquema generalizado o guía para la acción sino que los construya cuando se  enfrente a nuevos problemas, cada vez con más riqueza, con más complejidad, a  la vez que los va asimilando.
  Luego el proceso de formación gerontológica del profesional  de la salud, se tiene que producir siguiendo unas etapas cada vez más complejas  y que ese incremento en la profundidad se lleve junto con la asimilación del  contenido. Esto hay que comprenderlo como un proceso, en el cual se da una  relación dialéctica entre la asimilación del contenido por el sujeto y el  enriquecimiento en el objeto o sujeto de estudio, con lo que se va  desarrollando la capacidad de aplicar sus conocimientos y habilidades.
  Para caracterizar la apropiación del contenido en salud  gerontológica, el logro del objetivo, el proceso requiere de una  caracterización más integral que la que da la asimilación o la profundidad por  sí solas.
  La consideración de la sistematización discreta se refleja  en los objetivos del proceso de formación  gerontológica y exige determinar correctamente  los objetivos en los diferentes niveles estructurales del proceso como son el  de carrera, área, año o semestre, asignatura, tema y clase.
  Esta característica del proceso y en consecuencia de los  objetivos, se apoya en el concepto de sistema, es decir, en la integración del  conjunto de elementos, cuyo resultado es cualitativamente superior a la suma de  dichos elementos.
  En la práctica de la Educación se ha ido denominando a los  sistemas de orden mayor, generales, y a los de orden menor, particulares o  específicos. De tal modo, a los de la clase se les suele llamar objetivos  específicos; a los del tema o unidad, particulares, y a los de la asignatura y  área, generales.
  Sin embargo, lo general significa lo que es común a todo un  conjunto y aquí de lo que se trata es de integrar en un sistema de orden mayor  todo el contenido que resulta de la unión de los subsistemas subordinados. De  ahí que la tendencia que se manifiesta es la de aplicar consecuentemente el  principio de la sistematicidad del proceso más que la determinación de los  aspectos generales del contenido estudiado.
  La definición de los objetivos para la formación de un  egresado tiene que partir necesariamente de los objetivos generales a formar en  el mismo. Resulta necesario, además, el estudio minucioso de las funciones que  debe desempeñar el egresado con el fin de resolver los problemas generales y  básicos que se le presenten en la sociedad que está envejeciendo. Ambos  aspectos se reflejarán en el modelo del egresado en término de tareas a  desarrollar en el que se concreta el encargo social que se le plantea a dicho  egresado y contiene la concepción general de su formación gerontológica.
  En la determinación del modelo se tiene que reflejar la  lógica propia de la profesión que expresa, en alguna medida, las lógicas de las  ciencias, artes o tecnologías que le sirven de base para su desempeño como  egresado.
  De acuerdo con el principio de la derivación gradual de los  objetivos, los objetivos generales de la formación del egresado (modelo del  profesional en el programa académico) deben precisarse paulatinamente en el  área, el semestre, la asignatura, el tema y la clase, esto es, se derivan  desde los generales hasta llegar a los específicos.
  La derivación gradual de los objetivos no puede considerarse  como la descomposición de éstos en acciones aisladas. Por el contrario, cada  uno de los subsistemas que surgen como resultado de esta derivación, tiene que  ser considerado como un nivel del sistema (rigurosamente articulado) que  constituyen los objetivos de la formación del futuro profesional. 
  Esta derivación implica que los objetivos más específicos se  subordinan de los generales, pero de tal manera que el conjunto de objetivos  derivados interactúa también como un sistema.
  Los objetivos del área, en su propia estructura, expresan en  alguna medida la lógica de la ciencia, arte o tecnología, y reflejan también,  en sus aspectos más generales, la lógica del proceso que prevé la asequibilidad  de dichos contenidos durante su sistematización por el estudiante.
  Los objetivos en que se declara un mayor nivel de sistematicidad  (asimilación y profundidad) se van obteniendo, en buena medida, como resultado  de alcanzar sistemas de orden mayor. Es decir, los objetivos generales de la  asignatura reflejan la posibilidad, al integrar todos los contenidos de la  misma, de obtener resultados más ambiciosos. 
  El profesor, en el desarrollo el proceso, debe propiciar que  los estudiantes integren y sistematicen los contenidos al finalizar las clases,  el tema y la asignatura, de modo tal que se vayan produciendo saltos de calidad  en la comprensión de la esencia de dichos contenidos.
  La derivación sistémica de los objetivos generales instructivos  que aparecen en el modelo del profesional, a los objetivos generales de las  áreas no garantiza, necesariamente, el logro de los mismos. Puede suceder que  determinados objetivos que se alcanzan en un área o en una asignatura, si no se  retoman posteriormente en otras subsiguientes de manera explícita, puede  conducir a que no se formen al nivel de la carrera.
  Se hace necesario, por tanto, como una regularidad, elaborar  un programa de seguimiento, que precise los objetivos semestrales, que se deben  alcanzar por los estudiantes, aunque en dicho semestre no se desarrollen las  asignaturas a que se refieren esos contenidos. Estos objetivos del programa de  seguimiento determinan mayores niveles de asimilación y profundidad a los  alcanzados por el área, dadas las posibilidades que tiene el estudiante de  integrar y sistematizar estos contenidos en los subsiguientes semestres.
  La necesidad de elaboración y aplicación de programas de  seguimiento se hace evidente para todos aquellos contenidos que  tradicionalmente no son utilizados de manera consciente por el resto de las  asignaturas, lo que implica que no se alcanzan los objetivos que estipula el  modelo del profesional. Esto se manifiesta nítidamente en todos los lenguajes  que utiliza el egresado, como son la lengua materna y la extranjera, el dibujo,  la computación, la matemática, en fin, los modos de pensar lógico, dialéctico y  formal, cibernético e informático.
  En el proceso de formación gerontológica de los  profesionales de la salud se han considerar niveles de sistematización que  tienen un carácter temporal, como son el semestre y el año, el ciclo básico o  el ciclo clínico, el pregrado y el postgrado, entre otros. En cada uno de ellos  se debe establecer el resultado integral que se espera lograr en el estudiante  como consecuencia del desarrollo de las diferentes asignaturas, la práctica  laboral y el trabajo investigativo estudiantil.
  Entendemos por situación del objeto de estudio al estado que  manifiesta dicho objeto como consecuencia de sus relaciones con el medio. El  objeto, expresado didácticamente en conocimientos, habilidades y valores, se ve  modificado en correspondencia con la situación temporal y espacial del mismo.
  Para la solución de un problema con la aplicación de la  habilidad, en determinados casos y profesiones se requiere de un tiempo en que  se requiere actuar, esto es, el objetivo tiene que precisar el tiempo en que se  debe cumplir la acción, mostrando la habilidad.
  El objetivo también hay que precisarlo en ciertos marcos de  tiempo. El desarrollo de las capacidades en los estudiantes hay que lograrla en  un lapso finito, por lo que es necesario que el objetivo instructivo pueda  tener, como un rasgo, el tiempo en que el estudiante cumpla la acción.
  Puede existir que, en la formulación de los objetivos, se  precisen otros aspectos sobre las condiciones en que el estudiante manifieste  el logro del objetivo como la extensión del objeto, dado que en determinadas  condiciones del contenido este cambia cualitativamente con la extensión del  objeto de estudio.
  También se requiere precisar, en ocasiones, los recursos que  el estudiante deberá emplear en la solución del problema o en el cumplimiento  de la tarea prevista en el objetivo, tal es el caso del empleo de tablas,  programas de cómputo, entre otros. 
  En resumen, el estudio de la categoría objetivo nos permite  concluir que para que el proceso de formación gerontológica de los  profesionales de la salud sea eficiente y consciente, es necesario dirigirlo  sobre la base de la determinación precisa y científica de los objetivos, como  configuración que expresa la imagen ideal del resultado esperado en el proceso.
  Los objetivos se expresan enunciando el valor o la capacidad  que se pretende alcanzar y precisando a través de qué aspectos del contenido  instructivo se propicia su apropiación y por otra parte, teniendo en cuenta los  problemas que el futuro egresado debe resolver, expresarán las competencias  precisando en ellas los rasgos siguientes:
Esto no impide que se incluyan otros aspectos que permitan precisar el objetivo.
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