A partir del Modelo Holístico Configuracional de la Didáctica se reconocen como funciones del proceso de formación gerontológica de los profesionales de la salud: las que anteriormente fueron devaladas (en epígrafe y capítulo anterior) para lo cual los eslabones constituyen estadios de un proceso único y totalizador que tienen una misma naturaleza dada por su carácter de proceso consciente, en el que además de la apropiación de un contenido, con un mayor o menor grado de sistematización, se requiere el desarrollo de capacidades de transformación y creación, lo cual sólo es posible si el contenido, más que asimilarlo, el estudiante lo construye (H. Fuentes 1997, 1999). Los eslabones son identificados como:
Diseño del Proceso de Formación del Profesional.
Macrodiseño de la formación gerontológica del profesional de la salud.
Microdiseño de la formación gerontológica del profesional de la salud
Dinámica del proceso de Formación del Profesional.
El modelo presupone la  distinción entre los eslabones como eventos por los que transita el proceso y  las funciones de dirección conocidas como: planificación, organización,  ejecución, control e innovación. Las funciones atraviesan todos los eslabones  como manifestaciones externas del proceso y los eslabones son el proceso mismo.  Por otra parte, si bien en cada eslabón se manifiestan todas las funciones de  dirección, en determinado eslabón pueden tener mayor peso determinadas  funciones más que otras. 
  Diseño del Proceso de Formación gerontológica  de los Profesionales de la salud.
  El proceso para poder ser desarrollado requiere de su diseño, tanto en los niveles de la sociedad, de  la profesión, de la carrera, como de los subsistemas inferiores (disciplina o  área, asignatura, unidad y tema) que van hasta la actividad en la comunicación.  El diseño curricular comprende a su vez los eslabones de Macrodiseño Curricular  que se desarrolla al nivel de la profesión   seguido y en relación con la   carrera (Meso-diseño), en el modelo del profesional que comprende además  los niveles de área o disciplina, asignatura, semestre hasta el Micro-diseño  para los temas concreto en contextos concreto.
  En el eslabón de Diseño del Proceso  referido, las funciones de dirección con mayor significación son la  planificación y organización que devienen en gestión, dadas las características del propio eslabón. Estas  funciones siguen teniendo importancia en la dinámica del proceso, cuándo se  planifica y organiza, el método que se prevea desarrollar y dónde el profesor  de manera individual, o el colectivo de profesores y hasta con los propios  estudiantes, realizan la preparación previa del proceso como parte de la  proyección, pero también se manifiestan durante el desarrollo del mismo, en el  que éste se reajusta y donde los estudiantes han de tener su espacio de participación,  con lo que se identifican y lo hacen propio.
  Dado que en el modelo se resalta el  papel del estudiante como artífice del proceso, y de su propio desarrollo y  crecimiento, éste no le puede ser ajeno e impuesto. Deben tener un espacio en  el que pueda desarrollar su método, tomar decisiones y buscar caminos, en la  medida en que se van proponiendo objetivos y propósitos cada vez más elevados,  aunque sea sólo en variantes que conducen al cumplimiento de los objetivos  previstos, todo lo cual reclama de determinada planificación y organización por  parte del estudiante.
  Dentro del diseño del proceso, el  Macrodiseño constituye el momento más externo, donde en esencia lo que se  configura es la concepción de la profesión y el profesional que se aspira  formar (un salubrista con competencia profesionales y también humanas que  enfrente la problemática del envejecimiento poblacional inevitable y satisfagas  sus  demandas), comprendido en el modelo  del profesional, así como la organización y planificación de la formación de  los profesionales expresada en el plan de estudio, lo que se realiza en  consecuencia con la relación dialéctica entre las configuraciones 

  problema–objeto–objetivo, expresadas en la figura 2.3.1 para el Macrodiseño.
  Microdiseño
  Con el Microdiseño se identifica el  diseño que va desde las áreas hasta los temas. En éste se delimita el contenido  en aras de lograr los objetivos y se lleva a cada nivel de sistematicidad de  proceso, la disciplina y la asignatura. En ello, a través de las relaciones  dialécticas entre las configuraciones del proceso: objeto–problema–contenido, objeto–objetivo–contenido y objeto–método–contenido, que se  muestran como las dimensiones gnoseológica, profesional y metodológica o de  comprensión del contenido.
  
  La relación entre el objeto de  la rama de la cultura que se delimita en el contenido en aras de resolver el  problema, configura la dimensión gnoseológica del proceso, que se expresa en el  contenido. (Figura 2.3.2.a). 
  En la relación entre el objeto y el  objetivo que expresa el profesional que se aspira, el contenido adquiere la  dimensión profesional como expresión del proceso, dado que el contenido no es  independiente de la profesión, o sea, de la formación para una profesión que  tiene que desarrollarse en el estudiante. 
Además de las dimensiones gnoseológica y profesional, el contenido tiene que ser factible de ser comprendido y eso se expresa en la relación entre el objeto de la rama de la cultura y el método del proceso expresa la secuencia, la lógica del proceso, que lleva implícito la comprensión y sistematización del contenido. (Figura 2.3.2.c).
 
  
  En todo el  microdiseño se tiene como rasgo esencial la determinación, planificación y  organización del contenido, sin que ello niegue que las restantes funciones de  dirección estén también presentes como la ejecución del diseño lo que  indudablemente tiene un mayor componente de planificación y de organización, la  innovación en el diseño y el control del proceso de diseño curricular.
  En el Microdiseño al nivel de los  temas, cuando los programas de las áreas y asignaturas o módulos están  delimitados y determinados, se requiere la precisión de los contenidos en el  tema y ello se lleva a cabo a partir de la relación objetivo–contenido–problema. 
  En aras del objetivo derivado del  tema, se precisan los problemas que aseguran la apropiación del contenido a lo  largo del tema. El problema ahora es contenido en tanto que es la síntesis en  la contradicción entre el objetivo, como tesis a partir de la cual se diseña el  tema, y el contenido que debe ser apropiado en el desarrollo del tema. Por otra  parte, es claro que los problemas profesionales, al ser derivados del proceso  de formación de los profesionales, se convierten en problemas docentes que se  configuran como contenido del proceso. (Figura 2.3.3).

  Dinámica del proceso de formación del  profesional desde la teoría que se asume en el centro de estudio “Manuel F.  Gran”
  La dinámica de la formación de los profesionales en la educación  superior como sustento teórico que se asume desde los estudios del centro  referido se de desarrolla a través de la:
Del contenido, los cuales constituyen los eslabones a través de los cuales se desarrolla la dinámica del mismo. Estos eslabones se desarrollan de manera muy vinculada y, como fue analizado anteriormente, se reiteran en el tiempo, a la vez que se producen al unísono.
  Mediante la categoría motivación del contenido  según los estudios el CeeS, se identifica aquel eslabón del proceso en el cual  se les presenta el objeto a los estudiantes, promoviendo con ello su  acercamiento e interés por el contenido a partir del objeto. En ese eslabón la  acción del profesor es fundamental; es él quien presenta al estudiante el objeto  y el contenido preferentemente como un problema que crea una necesidad de  búsqueda de información donde, partiendo del objeto de la cultura, se promueve  la motivación en los estudiantes. En este evento del proceso se da la  dialéctica entre objetivo–objeto–método.  El proceso a través del método adquiere la dimensión de promover la motivación,  como síntesis de la relación dialéctica entre en el objetivo y el objeto.  (Figura 2.3.4). 
  
  Para  que un nuevo contenido cree necesidades, motivaciones, tiene que estar  identificado con la cultura, vivencia e interés del estudiante, y sólo así  creará las motivaciones y valores que le permitan constituir un instrumento de  educación. Promover la motivación en el estudiante es significar la importancia  que tiene para él la apropiación del objeto de la cultura para la solución de  los problemas y establecer nexos afectivos entre el estudiante y el objeto de  la cultura, para lo cual, el profesor ha de referirse y recurrir a la cultura  que el estudiante ya tiene.
  Lo anterior requiere que previamente  se logren nexos afectivos entre el profesor y los estudiantes y transferir  estos al contenido, pues en definitiva el estudiante con lo que trabaja es con  el contenido. 
  La motivación del contenido como  eslabón se caracteriza por lo fenoménico, lo descriptivo, lo externo con que se  muestran los objetos, buscando sus relaciones externas con los intereses de los  estudiantes.
  Para la formación gerontológica del  profesional de la salud se considera que lo anteriormente planteado no es  suficiente ya que todos los implicados en el proceso han de ser efectivamente  motivados, no solo el estudiante, sino todos los implicados. 
  Conjuntamente con la motivación, se  tiene que desarrollar la comprensión del contenido, pues para que un contenido  sea sistematizado se requiere comprenderlo y comprender las vías para ello.  Mediante el eslabón de la comprensión del contenido se le muestra al estudiante  el modo de pensar y actuar propio de la ciencia, arte o tecnología que conforman  el objeto de la cultura siguiendo el camino del conocimiento, esto es, del  problema a las formulaciones más generales y esenciales (núcleo de la teoría) y  de éstas a otras particulares y así finalmente a la aplicación de dichas  formulaciones, o sea, siguiendo una vía, una lógica, que en dependencia de la  ciencia, puede ser inductivo-deductiva, de análisis-  síntesis, hipotético-deductiva.
  Si bien en la motivación se plantea  el peso del profesor en el proceso, en la comprensión hay un mayor equilibrio  entre ambos, profesor y estudiantes. En la comprensión del contenido se  desarrolla la dialéctica entre objeto–contenido–método (Figura 2.3.5). 
  
  Desarrollando el análisis del  objeto se estructura el contenido, procurando cumplir con:
El método adquiere una dimensión  más, la que lo vincula al sujeto, a su comprensión. Pero al mismo tiempo, esta  dimensión le confiere al contenido su vínculo con el sujeto, del cual es  inseparable. Por ello, el contenido como configuración no se agota en el diseño  sino que requiere ser llevado a la dinámica del proceso. 
  La necesidad (el problema) encuentra  su realización en el ejercicio, en la explicación, en el diálogo, en la  conversación, como tarea específica a desarrollar conjuntamente por el docente  y los estudiantes.
  El estudiante mediante su  participación, que es aún limitada, hace suya la necesidad y comprende,  primeramente, en un plano muy general, pero continúa en un proceso de  sistematización que, como una espiral ascendente se va produciendo.
  La comprensión como proceso se  dirige al detalle, a la esencia de los objetos y fenómenos, buscando su  explicación. En este sentido, la comprensión sigue un camino opuesto al de la  motivación aunque ambos se complementan.
  Todo lo anterior no es suficiente en  el proceso de formación gerontológica del profesional de la salud ya que la  comprensión, no puede ser vista si no se integra a una explicación y a una  interpretación desde una observación, para ser consecuente entonces con el  proceso hermenéutico propio del pensamiento humano, donde se integra lo  empírico y lo teórico, lo abstracto y lo concreto en fin la construcción del  conocimiento.
  Se identifica el eslabón del proceso  en que el estudiante se apropia del contenido. En este eslabón consideramos un  complejo proceso en el que el estudiante desarrolla el dominio del contenido  que le fue inicialmente mostrado y que comprendió en un carácter primario,  pero además el proceso ha de ocurrir de forma tal que ese contenido se va  enriqueciendo. Dicho en otras palabras, en el proceso de formación de los  profesionales el contenido, a la vez que se asimila, se enriquece, lo cual  significa que su caracterización no puede ser dada solamente por la asimilación  como indicador de la marcha del proceso.
  El considerar la asimilación como  indicador tiene un enfoque fundamentalmente psicológico. Esto ha sido tratado  por renombrados autores como N. F. Talízina (1984, 1986), quien, sin embargo,  no caracteriza el proceso aprendizaje de manera completa al sólo verlo desde la  asimilación del sujeto obviando lo referente al enriquecimiento del objeto y a  la connotación que este propio proceso tiene para el estudiante. 
  Desde el punto de vista didáctico,  C. Álvarez (1996) introduce como indicador la profundidad, que permite  caracterizar la riqueza, multilateralidad y complejidad con que se aborda el  contenido. 
  Como en el proceso de formación de  los profesionales, el contenido a la vez que se asimila se enriquece,  significa que la caracterización del proceso no es sólo por la asimilación ni  por la profundidad por separado sino que ambos indicadores se integran, en un  proceso que debe ser capaz de desarrollar capacidades, el cual es posible si  logra que el enriquecimiento en el objeto se produzca, a medida que el estudiante  se enfrente a nuevos problemas que permitan no sólo asimilar un esquema  generalizado o guía para la acción sino que los construya cuando se enfrente a  nuevos problemas, cada vez con más riqueza, con más complejidad, a la vez que  los va asimilando.
  Luego, el proceso se tiene que  producir siguiendo unas etapas tales como: planteamiento del problema,  ejercitación y aplicación - transferencia en objetos cada vez  más complejos y que ese incremento en la profundidad se lleve junto con la  asimilación del contenido.
  En los inicios del eslabón, el  estudiante ha de contar con el apoyo externo dado por el profesor, quien le  aporta información a la vez que le crea interrogantes. Se promueve la búsqueda  gradual como continuación del eslabón anterior, ya que ningún eslabón tiene  frontera rígida, sino que se superpone.
  Aquí se tienen en consideración los  enfoques psicológicos de la asimilación, que han tenido repercusión en la  didáctica a partir de los trabajos de N. F. Talízina (1984), donde se plantea  que en una primera etapa, material o materializada, el estudiante dispone del  apoyo externo real o modelado del objeto para aplicar el contenido en la  solución del problema. En este caso, entendemos que ha de ser en objetos muy  simples y que a medida que se asimilan se van enriqueciendo, a la vez que se  pasa a la etapa del lenguaje donde el estudiante, sin el apoyo externo, pueda  enfrentar situaciones conocidas o ligeramente diferentes hasta llegar a la  etapa en que pueda enfrentar situaciones nuevas con sus conocimientos y  habilidades. 
  Esto hay que comprenderlo como un  proceso en el cual se da una relación dialéctica entre la asimilación del  contenido por el sujeto y el enriquecimiento en el objeto de la cultura, con lo  que se va desarrollando la capacidad de aplicar los conocimientos y  habilidades.
  El dominio se da en el estudiante  cuando asimila un determinado contenido que es expresión del objeto de la  cultura, pero que si no tenemos en cuenta cuál es ese objeto, y cuanto el  contenido como modelo, se acerca al mismo no es posible precisar la profundidad  con que el estudiante se apropia del contenido. La profundidad del contenido  expresa la riqueza con que se aborda el objeto de la cultura.
  Si bien, la asimilación es un  proceso continuo que se puede dirigir, el hombre de manera espontánea en su  aprendizaje, asimila. No ocurre igual en el proceso de profundización y  enriquecimiento en el objeto; este proceso es más a saltos y requiere alcanzar  gradualmente determinado dominio en un determinado nivel de profundidad. 
  Para caracterizar la apropiación del  contenido, el logro del objetivo, el proceso requiere de una caracterización  más integral que la que da la asimilación o la profundidad por sí solas.
  El parámetro que caracteriza de  manera más completa la apropiación del contenido no es la asimilación, se  requiere de la profundidad gradual del contenido, la que podemos representar en  dos ejes, quedando como resultado la sistematización. De un lado, la mayor  independencia en el dominio que se va alcanzando y, de otra la profundidad.  Solo la conjunción de ambas conduce a una sistematización como proceso continuo  determinado fundamentalmente por la asimilación.
  Debemos ver la sistematización en  dos niveles, aunque en esencia es una. Por una parte, de manera ascendente y  continua integrando la asimilación y la profundidad, y la que se produce a  saltos cuando se integran a los nuevos contenidos otros anteriores, formándose  sistemas más generales.
  En esencia, en ambos casos se  produce un acercamiento a la realidad, el objeto real, que se debe producir a  lo largo del proceso. El primero es en el tema, con los contenidos propios del  tema; en el segundo es de tema a tema, de asignatura a asignatura, es la  integración en el semestre, en el área, en lo académico, lo laboral, lo  investigativo. Aquí se tiene una influencia decisiva del profesor cuando de  manera directa o inducida logra que el estudiante retome contenidos anteriores,  integrándolos, revelando nexos y relaciones esenciales, estableciendo  comparaciones y abstracciones, buscando otros nuevos que permitan generalizar. 
  La sistematización se determina por  el grado de generalidad de los problemas que puede enfrentar el estudiante,  donde aplica los contenidos correspondientes a una determinada rama del saber,  los métodos científicos de investigación, los métodos lógicos del pensamiento  en la utilización creadora de las técnicas relacionadas con la producción, los  servicios, en correspondencia con los modos de actuación del profesional. 
  En la sistematización del contenido  se desarrolla la dialéctica entre objetivo–contenido–método,  como se analizó anteriormente. Constituye la esencia de la dinámica del  proceso, luego el proceso se tiene que producir siguiendo unas etapas tales  como: planteamiento del problema, ejercitación, aplicación, transferencia en  objetos cada vez más complejos y que ese incremento en la profundidad se lleve  junto con la asimilación del contenido. Figura 2.3.6.
  
  Lo  anterior a juicio de los  investigadores de esta monografía, no  explicita lo suficiente la formación gerontológica del profesional de la salud,  en tanto es necesaria además una generalización del contenido donde se tenga en  cuenta una intencionalidad formativa.  
  La categoría evaluación se  identifica con aquel eslabón del proceso en que se compara el resultado con  respecto a sus restantes configuraciones, esto es, el resultado valorado  respecto a los objetivos, al problema, al método, al objeto y al contenido, y  éste presente a todo lo largo del proceso.
  La evaluación, si es vista de manera  estrecha, se interpreta como la constatación del grado de cumplimiento o  acercamiento al objetivo, y se puede identificar como un aspecto dentro del  proceso. Pero la evaluación, en su sentido más amplio debe comprender el grado  de respuesta ya que el resultado va en correspondencia con el problema, el  objeto, el contenido y el método; entonces sí se evalúa el proceso en todas sus  dimensiones.
  En resumen, la  evaluación expresa la relación entre el proceso y su resultado (lo real  alcanzado), el acercamiento al objetivo en las diferentes dimensiones que  caracterizan su complejidad, como fue analizado. 
  Los eslabones del proceso se dan en  unidad como un todo. Si bien tienen etapas en las que prevalece uno u otro  según la lógica del propio proceso, siempre hay alguna manifestación de ellos  en los diferentes momentos a lo largo del proceso.
  Es en el tema o unidad de estudio donde se  complementan los eslabones con el logro del objetivo de carácter trascendente  que se establece para el tema, con el correspondiente dominio de la habilidad.  Tal consideración nos lleva a la afirmación de que en el tema o unidad es donde  se da la célula del proceso, si éste es considerado como un todo, en toda su  riqueza, donde se dan todos los eslabones. 
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